Messina 1851-1927

Cartas del Santo Sacerdote Canónigo Anibal María Di Francia a la Sierva de Dios Luisa Piccarreta


Messina 20-5-1924

Carta a Luisa Piccarreta (…)

Estoy releyendo en mi meditación de la mañana el volumen 12. El 13 ya lo había leído antes. Las revelaciones sobre la Divina Voluntad son sublimes. (…) la doctrina me parece sublime y divina ! (…)

Canónigo Anibal María De Francia 

   

Messina 20-6-1924

Carta a Luisa Piccarreta Estimadísima en el Señor, (…).

Actualmente en la meditación de la mañana, además de la Pasión adorable de Nuestro Señor Jesús amado de nuestros corazones, medito, es decir, leo despacio y con atención, dos o tres capítulos de vuestros escritos sobre la Divina Voluntad, y las impresiones que obtengo ¡son íntimas y profundas! Yo veo una ciencia sublime y divina, si bien aun no la logro penetrar completamente por la escasez de mi inteligencia. Son escritos que ahora ya es necesario hacer conocer al mundo. Creo que producirán grandes bienes. Por cuanto sublime es esta ciencia de la Divina Voluntad, tanto más estos escritos de un dictado celestial, la presentan clara y limpia. (…)

Canónigo Anibal María De Francia 

Messina 12-7-1926

Carta a Luisa Piccarreta (…)

Estoy leyendo vuestros escritos: son siempre revelaciones sublimes, imágenes dignas del Creador Divino, como por ejemplo aquella del pálpito del corazón comparado con el acto único del Creador. (…)

Canónigo Anibal María De Francia  

Trani 28-8-1926

Carta a Luisa Piccarreta (…)

Pide que el Señor inspire el cómo hacer la publicación, y hacerla en todo según sus Divinos Deseos. Amén. Lo que tengo pensado es que la primera impresión se haga en Oria, y después toda la impresión pase a Messina, en donde yo vivo, bajo mi propio cuidado. Mientras tanto continúa aquel escrito en donde haz comenzado a escribir cuanto sucedió en la infancia, niñez y juventud. Escriba todo. Escriba también una fiel y completa narración de la enfermedad,  es decir, de su estarse en cama, cuándo, cómo sucedió, en qué año, las oposiciones de los Vicarios, de los confesores, etc. etc. Escriba también en el volumen 19 todo, todo lo que revela Nuestro Señor, aun las pequeñas cosas insignificantes. Todo por la Santa Obediencia gran Señora, para la Gloria de Dios, para su mortificación y para el bien de las almas. ¡Tenga cuidado de no pasar o esconder nada!

Canónigo Anibal María De Francia


Altamura  5-10-1926 
Carta a Luisa Piccarreta (…)

Monseñor Arzobispo de Trani ha puesto su Imprimatur in otros siete volúmenes de los escritos. Yo mientras tanto he terminado de leer el quinto y el sexto, y las cosas admirables del segundo volumencito. Verdaderamente el Señor la ha conducido con grande e inmensa bondad y caridad. El Sábado, queriendo Dios, partiré para Oria para comenzar la impresión del primer volumen, dividido en dos partes.  (…) Por mi parte, siento una gran asistencia divina en cuanto a penetrar el espíritu de estos escritos y coordinarlos a los fines de la Divina Voluntad. Es cierto que Nuestro Señor puede infundir este intelecto a quien quiere, ¡no siendo yo digno de una Misión tan santa! ¡Fiat Voluntad Tua, Domine!

Canónigo Anibal María De FranciA

Oria  15-10-1926

Carta a Luisa Piccarreta

Hija bendita en Jesucristo nuestro sumo Bien, Su Excelencia Mons. Arzobispo de Trani, al cual usted pertenece, me ha dado jurisdicción sobre usted en relación a vuestros escritos y a la publicación de los mismos, de manejarlos, esto es, de disponer de dicha publicación, como crea conveniente (sus palabras).Esta facultad comprende todo cuanto ha escrito hasta ahora, y todo cuanto escriba en adelante. El arriba mencionado Mons. Arzobispo, se ha benignado depositar tanta confianza en mí para esta misión -disponiendo así Jesús bendito- que me nominó, como sabe, Revisor Eclesiástico para la estampa de sus tres Diócesis, y llegó a comprometerse de dar su Imprimatur a mi Nula Osta; y esto ha empezado a hacer sin siquiera examinar un solo volumen! (…)

Canónico Anibal María Di Francia

 


Messina 19-11-1926
Carta a Luisa Piccarreta (…) Acabada de escribir el día 23-11-26

Vuestro en Jesucristo Padre M. Annibale. La Escritora de esta carta dictada por el Rvo. Padre, Hermana M. Gesuele del SSmo. Redentor implora vuestras oraciones y conservará el secreto. PS. La publicación de toda la obra con la estampa será de 25 mil copias. Y como la obra será suficientemente voluminosa porque es el Verbo Divino el que habla y es la Palabra sustancial del Padre Eterno, así comprenderá bien a cuánto deberá ascender el gasto. Pero no faltan ciertamente medios al Gran Tesorero Divino, así sea que costara un millón. Por otra parte los libros se venderán rápidamente, quizá más que las Horas de la Pasión y se ganará el dinero que se gasta y tal vez hasta más. ¡Viva Jesús y María!


Messina 24-1-1927

Carta a Luisa Piccarreta

Queridísima en el Señor, Recibí vuestra carta, y le digo que todavía no tiene la obediencia de irse de este mundo. La obediencia la tendrá en la Divina Voluntad cuando el Verbo Divino Encarnado, el dulcísimo Jesús, haya terminado sus Revelaciones, que no sabemos todavía cuánto durarán. Hágame saber si durante este periodo de vuestra fiebre las Revelaciones continúan, o fueron suspendidas, si usted escribe como de costumbre o no. Para vuestra fiebre tome por algunas noches un te de flores de manzanilla, si quiere y le parece, puede llamar incluso al médico. Para esto haga como le diga el Padre Calvi. En cuanto a mí le hago saber que no estoy bien de salud. Me siento acabar las fuerzas, y algunas noches me la paso con insomnio. (…)

Canónico Annibale María De Francia


Messina 14-2-1927

Carta a Luisa Piccarreta + Carta necesaria (…)

Sepa que yo ya no me ocupo casi para nada de mis institutos desde que me he dedicado totalmente a la grande obra de la Divina Voluntad. Hablo de ella con personas espirituales, me entretengo sobre este asunto con quien mejor puedo, hago la mayor propaganda que puedo, incluso en mis institutos. Cuanto antes con la ayuda divina, estableceremos la Pía Unión Universal para los Hijos de la Divina Voluntad, anexando la coronilla de la que le hablé en otra carta.  (…) Esta empresa no solamente es grande por todo aquello que te he dicho, sino que debes tener en cuenta que se trata de 25 mil Copias de toda la Obra, de todos los volúmenes presentes y futuros, y por tanto una empresa de millones de liras. Aquellos mis amados jóvenes de Oria, tipógrafos, trabajan con grande afecto y grande premura, y le aseguro que la Edición se presenta muy bella, y espero en breve mandarle el ensayo. (…)

Canónigo Aníbal María De FranciA

Messina, 5-5-927

Carta a Luisa Piccarreta

Fiat !

Amadísima en el Señor Todos mis males parten de un punto: gran falta de respiro de día y de noche. Esta falta proviene de la pleuritis con la cual me viene el resquebrajamiento del pulmón izquierdo. Si así no fuera, yo sanaría en pocos días. Los médicos non pueden curar este mal. Por eso le rogaba que le pidiera a Nuestro Señor el milagro. Una vez hiciste uno con la resurrección de un joven muerto. Si Jesús quiere, hazte dar el poder de sanarme, y podré de inmediato llegar a Corato. Recuerda aquello que está escrito(…) me he reducido a los extremos. La carta que me mandaste llegó algunas horas después de que yo le había escrito a Jesús, y me la tomé como la respuesta. Me confortó inmensamente, pero fue el preludio de nuevos «¡ay!». Pero tu hablar es santo, justo y perfecto. Solamente me serviría (lo digo en la ignorancia) si tú fueras más santamente resuelta con Nuestro Señor. Perdóname y te bendigo como de costumbre. Esta noche dormí poco y sufrí mucho con la respiración. Me lo pero, tal vez, ya pasó. Me abandono en Jesús, en cuyas manos no se puede perecer.

Vuestro en Jesús C. Servo M. Aníbal (María De Francia) (1)

Ultima carta del Padre Aníbal María De Francia, quien murió 26 días después, el 1ro de junio de 1927. 

SU RELACIÓN CON LUISA P

 

El Padre San Aníbal María De Francia

Fundador de los Padres Rogacionistas del Corazón de Jesús y de las Hijas del Divino Celo; obtuvo de Dios la gracia de tratar íntimamente con Luisa Piccarreta durante los últimos 17 años de su vida, de 1910 a 1927 (el Padre de Francia murió el 1ro de Junio). El conocimiento de Luisa Piccarreta fue para él un acontecimiento trascendental en su vida, y la manifestación de la Divina Voluntad fue decisiva para su espiritualidad, la cual llegó a ser el centro y el culmen. Muy frecuentemente se le podía encontrar visitando a Luisa, de la cual fue confesor extraordinario, y en los últimos tiempos fue designado por S.E el Arzobispo de Trani como Director de los asuntos relacionados con los escritos de Luisa Piccarreta, en vista a una publicación, y fue nombrado censor eclesiástico en la Arquidiócesis de Trani, Barletta y Bisceglie.

De inmediato comenzó la impresión de « Las Horas de la Pasión », escrito por Luisa Piccarreta entre 1913 y 1914. El fue quien le dio el título. Hizo cuatro ediciones (1915, 1916, 1917 y 1921), las cuatro con el Nulla Osta y el Imprimatur. Diversos testimonios narran que un día llegó el Padre a la casa de Luisa, particularmente contento, y contó cómo le había llevado este libro a S.S. San Pío X (por el cual había sido recibido muchas veces en audiencia privada); estaba leyéndole al Santo Padre una Hora de la Pasión (la de la crucifixión), cuando este lo interrumpió diciendo: « Así no, Padre, de rodillas se debe leer; es Jesucristo quien habla. »

El Padre quería iniciar la publicación de los volúmenes de Luisa Piccarreta, para los que obtuvo del Arzobispo la promesa del Imprimatur; y por su parte se dispuso a preparar la impresión. La Divina Providencia detuvo la publicación, primero con la muerte del Padre, al que se le agotó el tiempo para publicar los volúmenes; y años después, cuando el confesor de Luisa preparaba nuevas publicaciones, con el decreto de prohibición y puesta en el «Indice» (de libros prohibidos por la Iglesia) de los tres libros de Luisa Piccarreta que habían sido publicados. Del Padre de Francia existen, además de sus cartas a Luisa, el prefacio que escribió para « Las Horas de la Pasión », y otro inédito, para los volúmenes que no llegó a imprimir; son un testimonio de primerísimo orden y de los más bellos.

Aun una última noticia de su relación con Luisa Piccarreta. Deseaba que entrara en una de sus casas (los Orfanatos de San Antonio), para ser maestra y modelo para las religiosas y de las huérfanas; su intención era llevarla al orfanato femenino de Trani, pero Luisa le dijo que no podía, porque el señor la había destinado a Corato… Y he aquí que por ese entonces le fue dada una donación al Padre de un terreno en Corato, en donde poder fundar una nueva casa, y un año después de su muerte, Luisa fue llevada allí, bajo la obediencia de su confesor D. Benedetto Calvi, quien daba así cumplimiento al deseo expreso del Padre de Francia.

 

Maravilloso intercambio espiritual (fuente: www.difracia.net)

Además de ser su confesor extraordinario en 1926, el Padre Aníbal fue encargado directamente por el arzobispo Mons. Giuseppe M.Leo a través de decreto regular, como Censor Eclesiástico para las publicaciones de sus tres diócesis tre diocesi Trani, Barletta e Bisceglie, y por tanto, de manera particular para la revisión de todos los escritos que hasta el momento Luisa había escrito y que el mismo Padre Di Francia comenzó a publicar después de haber obtenido el Imprimatur del Arzobispo.

En una carta, San Aníbal le recuerda a Luisa «haber obtenido jurisdicción sobre usted, en relación con sus escritos y con la publicación de los mismos; de administrarlos, es decir, de disponer sobre dicha publicación, como considere justo» (Palabras suyas). El Padre Aníbal gozó de una confianza ilimitada por parte de Mons. Leo, como se evidencia en la abundante documentación. Esta actividad lo ocupó de manera continua hasta casi distraerlo de sus compromisos de fundador: «Sepa que yo ya no me ocupo casi para nada de otras cosas de mis institutos, desde que me he dedicado a la gran obra de la Divina Voluntad. Hablo de ella con personas espirituales, me entretengo sobre este asunto con quien mejor puedo, hago la mayor propaganda que puedo, incluso en mis institutos».

También la confianza de Luisa en el Padre Aníbal fue ciega. Su amistad e intensas relaciones de espiritualidad y de santa imitación están documentadas en la abundante correspondencia que mantuvieron por más de 17 años. «Virgen del Señor y paloma herida que busca a su Señor», la definía así San Aníbal. «Padre de inmensa prole», lo llamaba Luisa, aludiendo a su rol de fundador y padre de una multitud de pobres y huérfanos. No es posible dudar que ambas almas de Dios se hayan influenciado mutuamente comunicánose tesoros de gracia e intuiciones que el señor había fecundado en sus almas.

El Padre Aníbal posteriormente se consolidó en el celo por el misterio de la pasión de Jesús y en el ejercicio de la Divina Voluntad. Esto, hasta el punto de poner por obra, en 1926, una iniciativa de la Divina Voluntad: la Pía Unión universal espiritual, titulada Hijos de la Divina Voluntad.

El fruto y la memoria de esta significativo sodalicio es el instituto antoniano femenino de las Hijas del Divino Celo en Corato. La casa, inaugurada el 7 de octubre de 1928 por Mons. Giuseppe Leo, fue consagrada por el padre Rogazionista Pantaleone Palma a la Divina Voluntad, según la voluntad del Padre Aníbal que le había pedido al mismo Padre Palma que se interesara por dicha casa. El día mismo de la inauguración, la madre general de las Hijas del Divino Celo, Sor Cristina Figura, quiso que Luisa Piccarreta hiciera su ingreso al instituto. Llevada por la Superiora General junto con algunas hermanas del consejo y Sor Cecila, superiora de la naciente casa, Luisa hizo su ingreso el 7 de octubre de 1928 acompañada también por Don Benedetto Calvi y fue puesta en una habitación contigua a la capilla sacramental. Desde allí podía participar en la Santa Misa y ver muy bien el altar y la sagrada custodia del Santísimo Sacramento.

El más reciente encuentro entre estas dos santas almas se tuvo el 19 de mayo de 1998 con el paso de la insigne reliquia del corazón incorrupto de San Aníbal por la sede de la Asociación de Luisa en Corato.


(Fuente: 
www.difrancia.net, postulador general).

APOSTOL DE LA DIVINA VOLUNTAD

San Aníbal María de Francia    Apóstol de la Divina Voluntad

 

“Cuando todo lo haya completado confiaré a mis ministros mi reino, a fin de que como segundos apóstoles del reino de mi Voluntad hagan de anunciadores. ¿Crees tú que sea casualidad la venida del Padre Di Francia, que muestra tanto interés y que ha tomado en serio la publicación de lo que se refiere a mi Voluntad? No, no, lo he dispuesto yo, es un acto providencial de la Suprema Voluntad que lo quiere como primer apóstol del Fiat Divino y anunciador de él, y como es fundador de una obra es más fácil que se acerque a obispos, sacerdotes y personas, y también en su mismo instituto para anunciar el reino de mi Voluntad, y por eso lo asisto tanto y le doy luz especial, porque para entender mi Voluntad se necesitan gracias grandes y no pequeñas luces, sino un sol, para comprender una Voluntad Divina, Santa y Eterna, y gran disposición por parte de a quien le viene confiado este oficio.” (Jesús a la Sierva de Dios Luisa Piccarreta. Volumen 20, Noviembre 6 de 1926).



Las enseñanzas que Nuestro Señor le dio a la Sierva de Dios Luisa Piccarreta sobre la Divina Voluntad, lucieron que en el P. Aníbal su espiritualidad fuera asumiendo una nueva característica, que llegó a transformar toda su vida interior, por lo que bien podemos decir que fue uno de los primeros Hijos de la Divina Voluntad y por lo tanto uno de los primeros apóstoles de la Divina Voluntad.

El P. Aníbal conoció a Luisa por el año de 1910, y por 17 años esta amistad espiritual se fue intensificando siempre más, como veremos, hasta el día de su nacimiento al cielo el 1 de junio de 1927.

Se le encontraba muy frecuentemente en casa de Luisa, de quien era confesor extraordinario, y en sus últimos años, fue designado por el Arzobispo de Trani director en todo lo que se refería a sus escritos, en vista a su publicación, y por tanto fue nominado Censor Eclesiástico de la Arquidiócesis de Trani-Barletta-Bisceglie.

Así mismo fue el primero que dio inicio a la publicación de los escritos de Luisa, siendo el primero de estos el libro de «Las Horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo », escrito por Luisa hacía los años de 1913-1914, y del cual el Beato Aníbal hizo cuatro ediciones (1915, 1916, 1917, 1921) todas con el nihil Obstat y el Imprimátur.Las horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo

A la izquierda, portada del libro « Orologio de la Passione di Nostro Signore Gesú Cristo», del que fuera la primera edición publicada en 1915, por San Aníbal María de Francia, traducido al español como «Las Horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo».

Entre los testimonios que conservamos de su relación con Luisa se encuentran sobre todo varias cartas escritas por san Aníbal a Luisa durante los dos últimos años de su vida (1925-1927), de donde tomaremos algunos párrafos para mostrarles cómo la Divina Voluntad se fue haciendo camino en su alma.

En todas sus cartas el P. Aníbal refleja claramente cómo la Divina Voluntad pasó a ser el centro de su vida, de su espiritualidad y su única razón de existir; he aquí algunos párrafos que lo evidencian:

« Actualmente en mi meditación de la mañana—escribe—, además de las “Horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo”, leo con mucha calma y reflexión dos o tres capítulos de sus escritos sobre la Divina Voluntad y las impresiones que recibo son intimas y profundas. Yo veo en ellos una ciencia sublime y divina, aunque aún no la he podido penetrar totalmente por mi falta de inteligencia. Son escritos que es necesario que ya se den a conocer al mundo. Creo que harán muchísimo bien. Por cuanto sublime es esta ciencia de la Divina Voluntad, tanto más estos escritos dictados por el cielo, presentan más clara y pura esta doctrina. Y según mi parecer ninguna inteligencia humana habría podido formularlos ».

« Sigo leyendo sus escritos: son siempre revelaciones sublimes, comparaciones dignas del Divino Creador; como por ejemplo la del latido del corazón comparado al acto único del Fiat Divino ».

Y cuando decimos que la Divina Voluntad llegó a polarizar del todo su espiritualidad y toda su vida tanto interna como externa, no es que sea nuestro modo de ver sino que son palabras suyas. Y esto podemos verlo en el siguiente párrafo, de donde también se puede deducir claramente hasta donde quiere llegar la Divina Voluntad en las almas en las cuales quiere reinar:

« Sepa que yo ya no me ocupo casi para nada de mis institutos desde que me he dedicado totalmente a la grande obra de la Divina Voluntad. Hablo de ella con personas espirituales, me entretengo sobre este asunto con quien mejor puedo, hago la mayor propaganda que puedo, incluso en mis institutos … »

El Padre Aníbal, conforme iba penetrando en la espiritualidad de Luisa, se iba dando cuenta de la necesidad de dar a conocer al mundo todos los escritos que Nuestro Señor le había hecho escribir a Luisa sobre la Divina Voluntad, para que el Reino de Dios apresurara su venida sobre la tierra y que la Divina Voluntad se hiciera como en el cielo así en la tierra; por lo que la Divina Providencia quiso que fuera nombrado no solamente director espiritual en todo lo referente a los escritos de Luisa y a su publicación, sino también Censor eclesiástico de éstos:

« Su Excelencia Mons. Arzobispo me ha dado autoridad sobre ud. en lo que respecta a sus escritos y a su publicación, es decir, de dirigirla a ud. y de ocuparme de la publicación de sus escritos. «Pues lo creo justo» me dijo el señor Arzobispo.

Estas facultades abrazan todo lo que ha escrito ud. hasta ahora y lo que escribirá en el futuro.

El Señor Arzobispo se ha complacido en poner en mí tanta confianza para este trabajo—habiéndolo así dispuesto Jesús bendito—, que me nombró Revisor Eclesiástico para las publicaciones de sus tres Diócesis, y llegó hasta comprometerse a poner con su autoridad el Imprimátur a mi Nihil Obstat.

Por todo esto puede ud. concluir muy bien que todo ha sido Voluntad de Dios, y que ud. en todo lo que respecta a sus escritos, sean presentes que futuros, está perfectamente bajo mi exclusiva obediencia. »

Y así dándose cuenta de toda la importancia de dichos escritos de cielo, le impone a Luisa una dura obediencia que ya hasta aquel entonces Luisa había cumplido fielmente por orden de sus confesores, pero que desde ahora se haría más dura para ella:

« Desde hace algunos días leyendo sus escritos me llamaba la atención la notable distancia que pasaba entre un capítulo y otro. A veces ud. pasa 10 o 15 días sin escribir. Y me preguntaba: ¿pero es posible que en estos grandes intervalos no haya pasado nada entre el alma y Jesús? ¿Es que cesan por tanto tiempo las comunicaciones? ¿Que no hay nada que referir en esos períodos? ¡Quién sabe cuántas cosas calla el alma!
Y mientras estaba pensando esto, me sucede que me encuentro en el capítulo del 4 de Mayo de 1906 del volumen VII y leo estas palabras que Jesús le dice:

“Hija mía, quiero que seas más precisa, más exacta, que manifiestes todo cuando escribes, porque muchas cosas las sobrepasas, a ti te sirven aunque no las escribes, pero muchas cosas que tú descuidas deberán servirles a los demás.” »

« Así pues—escribe el Padre—, en vista de la Divina Voluntad que aquí se manifiesta y que tantas veces se ha manifestado de igual modo, yo, a nombre de Jesús y por la autoridad que me ha sido conferida por vuestro superior eclesiástico, le doy la absoluta y enérgica obediencia de que día por día, noche por noche, vez por vez, escriba con precisión totalmente todo lo que sucede entre ud. y Jesús, aunque sean las cosas más íntimas. Fíjese bien que no sólo las palabras que Jesús le dice debe escribir exactamente, sino que también las luces infusas, incluso lo que le hace comprender sin hablarle… »

« Quiero decirle para tranquilizar su conciencia, que la obediencia de escribir todo no es bajo pecado grave, sino sólo para complacer mayormente a Jesús adorable y para su mayor gloria, para su santificación y para el bien de las almas. Pero cuando descuide totalmente de escribir, la culpa será grave».

En vista de esta nueva obediencia, si hasta entonces ya Luisa escribía tantísimo, de ahora en adelante sus escritos se multiplicarán mayormente, pues con toda fidelidad Luisa nunca descuidó esta obediencia; aunque en muchas ocasiones le costó tanto, sobre todo por tener que escribir cosas muy íntimas de sí misma, como varias veces se lee en sus escritos. Escribe el Padre:

« La señora obediencia le impone a ud. que escriba todo, todo cuanto el Señor le revela, nada se le debe escapar. Es palabra de la sabiduría increada y una sola palabra vale más que todo el universo. Así pues, no le es lícito descuidar ni siquiera una sola sílaba. Si no es ud. exacta en esta obediencia haré que le sea dada mayor autorización de parte de su Arzobispo ».

Siendo ya Censor Eclesiástico de la Arquidiócesis de Trani, escribe el Santo:

« Ayer viernes primero del mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, le doy la noticia de que le presenté a Nuestro Señor el Volumen 3 que terminé de revisar totalmente. Después entré a la sacristía y lo firmé con mi “Nihil Obstat” con la autoridad que me ha dado el Señor Arzobispo de Trani, nombrándome Censor Eclesiástico de sus tres diócesis.

De este modo se abre la autorización para publicar al mundo entero estos libros dictados por Nuestro Señor sobre la Divina Voluntad. Una vez que termine de revisar los demás volúmenes que no he leído les pondré mi “Nihil Obstat” y se los presentaré al Señor Arzobispo, para que, como me lo prometió, les ponga su “Imprimatur” a cada uno, como también a los que ya había yo revisado y que ud. los tiene. De este modo todo estará listo para el futuro, quien sabe de quien se quiera servir Nuestro Señor.

¿Se da ud. cuenta cómo aparece bien delineado el plan del cielo con la aprobación eclesiástica de estos escritos? ¿Quién puede ponerle resistencia al Querer Divino? »

« El Señor Arzobispo les ha puesto ya su “Imprimatur” a otros 7 volúmenes de sus escritos; yo en tanto estoy terminando el volumen 2, el 6 y el 5. Verdaderamente el Señor la ha conducido a ud. con inmensa bondad y caridad ».

« Estoy terminando el volumen 11 que está lleno de Divina Voluntad y con éste estarán listos los otros 7 volúmenes que me faltaban terminar para que el Señor Arzobispo les pusiera su Imprimátur. Apenas estén listos les pondré mi Nihil Obstat, y mandaré a un hermano laico a Trani a ver al Arzobispo, para que les ponga el Imprimátur. Así se habrá proveido este hecho importantísimo de obtener la aprobación eclesiástica para cualquier evento futuro. Será un punto superado por el cual debemos darle gracias a Nuestro Señor con inmensa gratitud.»

Pero ahora veamos cual era la intención del P. Aníbal. Como veremos tenía en mente publicar todos los volúmenes que Luisa había escrito hasta entonces (diecinueve) y para esto puso a trabajar a sus mismos hijos de las dos congregaciones fundadas por él.

Casi inmediatamente después de haber conocido a Luisa, y mucho antes de conocer sus demás escritos, llegó a publicar uno de sus libros: «Las horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo» ya mencionado anteriormente.

Cuatro ediciones llegó a hacer de este libro, siempre más numerosas. Le llegaban pedidos de toda Italia y hasta de varias partes del extranjero, de 50 y hasta de 100 copias, como lo hizo “una de las más renombradas librerías editoras del Vaticano, ¿cómo lo han llegado a saber?—decía—Es el buen Dios que trabaja”.

Uno de los hechos que más recordamos fue el de aquella ocasión, lo cuentan varios testigos, en que habiéndole el P. Aníbal, llevado el libro de las Horas de la Pasión al Santo Padre San Pío X —quien en varias ocasiones lo recibió privadamente, como también los Papas Benedicto XV y Pío XI—, mientras se lo enseñaba le leyó algunas páginas, cuando a un cierto momento el Papa lo interrumpió diciendo: “Así no, Padre; es de rodillas que se debe leer este libro, es Jesucristo quien habla.”

De este litro más tarde se hicieron otras dos ediciones en italiano, y dos más en alemán (¡de 25,000 ejemplares cada una!), y se prepararían ya las ediciones en francés, portugués, español, inglés y polaco.

Y así, cuando empezó a conocer los demás escritos de Luisa, conforme iba penetrando su espiritualidad, su profundidad, su importancia capital y la necesidad absoluta de dar a conocer al mundo entero sus volúmenes sobre la Divina Voluntad—se trataba nada menos que del Reino de Dios sobre la tierra, del reino de su Santísima Voluntad—. El mismo, entonces, se puso a la cabeza de la obra de la publicación de todos los volúmenes de Luisa y aunque la empresa era gigantesca, como lo decía él mismo, con generosidad y pleno abandono en manos de la providencia puso manos a la obra; primero revisándolos para obtener el «Nihil Obstat» y el «Imprimatur» como ya vimos y luego emprendiendo la obra de la publicación.

De los siguientes párrafos podemos concluir hasta qué punto y hasta qué grado de interés llegó el Beato. Sobra decir que sus intenciones eran verdaderamente grandes.

« La publicación de toda la obra será de 25,000 ejemplares, y puesto que la obra será bastante voluminosa por ser el Verbo Divino quien habla y es la Palabra Substancial del Padre Eterno, así podrá ud. comprender cuanto llegará a ser el San Aníbal María de Franciagasto. Pero ciertamente no le faltan medios al gran tesorero celestial, aunque llegue a costar un millón de liras (una cantidad enorme de dinero para aquellos tiempos) ».

« Este trabajo no solamente es grande por todo lo que le he dicho, sino que también tenga ud. presente que se trata de 25,000 ejemplares de toda la obra, de todos los volúmenes presentes y futuros, y por lo tanto costará millones de liras.

Le aseguro que la edición tendrá una presentación muy bonita; espero mandarle dentro de poco las primeras hojas para que las vea ».

« Ayer, escribiéndoles a mis tipógrafos de Oria, habiéndome escrito ellos para decirme que para poder ir más aprisa tendrían necesidad de comprar en la fábrica nuevos caracteres tipográficos, yo les respondí que los compraran. ¡Oh, si yo me encontrara en pleno vigor como en mi juventud, volaría a Oria para dedicarme yo mismo a hacer este divino trabajo! »

Pero la rabia del demonio no podía dejar de hacerse sentir queriendo meter su pezuña para hacer todo lo posible por no dejar que se publicaran estos escritos que tanto bien harán.

Así escribía el Padre Aníbal unos meses antes de morir:

« He entrado en un estado moral y espiritual en el que me parece como que veo o siento la obra demoníaca del enemigo infernal. De noche y de día me asaltan haciéndome sentir desanimado y oprimido; siento en mí abandonos y desolaciones profundas, en fin, un estado interior tan lleno de angustia y penoso, que jamás he sentido una cosa igual.
A mi me parece que se está cumpliendo lo que ud. me escribió, es decir, que los demonios estaban llenos de rabia al verme ocupado en esta obra de la publicación de sus escritos. Y puesto que no pueden hacer nada contra mí externamente, ya que no camino por esos caminos, obran en mi interior para abatirme y hacer que mi salud ceda.
En todo esto me parece ver también que Dios lo está permitiendo todo para purificar mi alma de un modo muy singular, tal vez precisamente para la gran obra de la publicación de sus escritos ».

« Esta noche la he pasado malísimo física y espiritualmente; fue una hora penosísima: ¡no encontraba descanso alguno! El enemigo infernal me metía un pensamiento: “deja esta publicación; ojalá y nunca hubiera empezado”; pero yo le decía al enemigo: “¡No, no, no!” y bendecía a Jesús ».

« No le digo cómo es que siento temblar al demonio; es más, a muchos demonios, por eso hago continuos exorcismos en el nombre de Jesús ».

« Otra señal de que es de Dios, es la guerra tremenda que el enemigo me ha hecho para abatirme, permitiéndolo Dios, para que no iniciara mis oraciones en la Divina Voluntad ».

Y en este párrafo que sigue podemos ver hasta que punto llegó el demonio para tratar de evitar que se publicaran los sublimes escritos de la Divina Voluntad:

« Le digo en el máximo secreto, que el demonio para abatirme, tomó la forma de una persona que conocemos para traerme noticias muy impresionantes y por las cuales me vinieron una especie de palpitaciones que estuvieron por matarme, pero después se descubrió el engaño.

El enemigo me sugiere: “¿No ves que esta publicación te está llevando a la tumba? ¿Porqué te metiste en esto?” »

Pero el Padre Aníbal fue siempre fiel a la Divina Voluntad y nunca desistió, su vida se había transformado; y aunque se encontraba en medio de una guerra con el demonio, él seguía perseverando, especialmente en su interior; así escribe poco antes de morir:

« Puesto que hasta ahora casi todas las noches duermo poquísimo a causa del insomnio y de aflicciones morales, opresiones, aprensiones, etc., un hermano laico, pacientísimo, ha estado velando todas las noches junto a mi cama y me reza las oraciones de la Divina Voluntad ».

La estima y el aprecio que tenía de Luisa era altísimo; bien se daba cuenta de la “gran obra de la Divina Voluntad” (como él decía) que Dios estaba haciendo en Luisa para bien de toda la humanidad:

« He tenido presente que todas mis aflicciones son amor de Jesús que está obrando en mí. Sus consejos y sugerencias me llenan de consuelo, pero yo todavía soy un niño en esta grande ciencia de la Divina Voluntad. Le agradezco muchísimo el ánimo que me infunde ».

« Ud. me confió una vez que Jesús en cierta ocasión le ofreció el don de hacer milagros y que ud. lo rechazó; ahora bien, pídale a Nuestro Señor con fe y amor, que al menos pueda ud. obrar el milagro de devolverme la salud. Esto se lo pido por esos 19 volúmenes que quiero publicar; ¡Oh, cómo será aniquilado el infierno! »

En fin, la obra del Padre Aníbal terminó con su muerte. No sin dejarnos otro signo profético que tomado de los escritos de Luisa quiso él haberle dado cumplimiento; aunque los planes del Señor eran otros. Pero seguramente, sabiendo él que todo era obra de Dios, ahora, desde el cielo ha de estar gozando de su realización: es decir, “Los Hijos de la Divina Voluntad.”

« En la tipografía de la casa madre de Messina (Sicilia, su ciudad natal y en donde nacieron todas sus obras), se está imprimiendo un trabajito sobre la Divina Voluntad que yo creo tendrá un gran efecto y le será muy grato a Nuestro Señor: es la Pía Unión Universal Espiritual que tendrá el título de Hijos de la Divina Voluntad. Será instituida en modo simplísimo; no se tendrán registros, reglas, ni pagos u obligaciones de conciencia. Impri¬miremos con la ayuda del Señor cientos de miles de inscripciones; y si el Señor se digna devolverme la salud las traduciremos en muchos idiomas y las difundiremos en muchas naciones ».

« No sé si se acuerda usted que en una ocasión vio como que de Nuestro Señor salió un quejido lleno de angustia que penetró cielos y tierra a causa de los pecados del hombre; y poco después mandó un gritó de alegría que penetró también cielos y tierra, y Jesús le dijo que él estaba tan contento porque veía aparecer en el mundo a los hijos de la Divina Voluntad ».

« No teniendo esta Pía Unión ninguna regla, pueden pertenecer a ella toda clase de personas: hombres, mujeres, religiosos, laicos u obispos, etc. »…

En conclusión podemos decir que el Padre Aníbal sembró una semilla que tomó de Luisa «La pequeña hija de la Divina Voluntad» e hizo todo lo que estaba de su parte y que entraba dentro del plan de Dios, para esparcirla por todo el mundo. Desgraciadamente en aquel entonces, después de muerto, los miembros de las dos comunidades religiosas que fundó no se tomaron ningún cuidado de continuar la obra que el mismo Padre Aníbal les encomendó que terminaran, como lo testimonia el siguiente párrafo:

« Al canónico V., un queridísimo sacerdote mío, y a mis jóvenes sacerdotes les he ido explicando cual es mi idea para la publicación de esta grande obra; y puesto que son muy inteligentes y de buen espíritu, ellos podrían ser mis sucesores en esta grande obra si el Señor me llegara a llamar; y proseguirían mi trabajo con mis mismos métodos y con el mismo sistema que yo he estado siguiendo ».

No obstante, como ya dijimos, ellos no siguieron haciendo lo que les encargó.

Claramente se ve que el Padre Aníbal debía ser como el iniciador, el pionero de la Divina Voluntad, que habría de preparar el camino para el reconocimiento de parte de la autoridad eclesiástica con el “Nihil Obstat” y el “Imprimátur” de los volúmenes y por lo tanto de todo su contenido. Es decir de todo aquello que Nuestro Señor le había comunicado a Luisa, haciéndole vivir plenamente lo que le enseñaba: el Reino de la Divina Voluntad como en el cielo así en la tierra; el gran deseo de Nuestro Señor de darles a todos sus hijos el Don más grande que existe sea en el cielo que en la tierra: el Don de la Divina Voluntad; la posibilidad de que la criatura regresara « al orden, a su puesto y a la finalidad para la que fue creada por Dios ».

Por todo esto la canonización del Padre Aníbal María di Francia ha tenido un significado más que profético; es como el inicio de la manifestación gloriosa del Reino de la Divina Voluntad en un modo visible, por cuanto a criatura es posible, y evidentemente conforme a la disposición de cada uno de nosotros, de querer morir totalmente a nuestra voluntad humana para vivir siempre y solo de Voluntad Divina.

Y con toda firmeza esperamos que pronto Luisa sea glorificada también aquí en la tierra, plenamente conscientes de que la verdadera glorificación de Luisa será que la Divina Voluntad reine y domine como en su trono real en nuestras almas.

 

 

CARTAS DE LA SIERVA DE DIOS, LUISA PICARRETA 1865-1947

 

——

  1.  
  2.  
  3. A los superiores generales de los Padres Rogacionistas y de las hijas del D. Celo.

Fiat

Reverendos Padres y Madres Generales,

 el Divino Consolador Jesús os consuele y os ponga el bálsamo sobre la profunda herida abierta en vuestros corazones por la pérdida de la querida M. Gesuina. Pero no, no la habéis perdido, ella ha partido para el Cielo y vosotros habéis adquirido ante Dios una protectora y pacificadora, come lo era en la tierra. Ella continuará haciendo, desde allá, el oficio de pacificadora, mucho más que ha partido en un momento en el cual vosotros, queridos superiores, gemís y toda la obra gime porque queréis la suspirada paz. Su bella alma, cándida y pacífica, habiendo terminado su carrera no tenía más qué hacer en la tierra; el Cielo la reclamaba al ver que había cumplido su misión como criatura, porque no la podía tener más lejana.

Así que a nosotros sólo nos queda decir Gracias a Dios por la afortunada M. Genuina, y Fiat por nosotros que la hemos perdido, y este Fiat remediará a todo. Así que no nos descorazonen el dolor y las pérdidas; son siempre anunciadores de gracias, de luz, de ayudas más sorprendentes. Tenemos un Querer omnipotente con nosotros, por eso no hay nada que temer. Este Querer Divino cambiará los corazones, para formar los sujetos que se necesitan; Jesús bendito y nuestra Mamá Celestial estarán junto con ustedes para guiaros y disponer las cosas según su adorable Voluntad.

Mi buena Madre, Reverendo Padre, yo os compadezco mucho; sé que ha sido un desgarro para vuestro corazón materno y paterno, por eso ruego a Jesús que os dé la fuerza, que se ponga Él en el lugar de vuestro corazón, a fin de que cure el dolor y provea a todo.

Me encomiendo a vuestras oraciones, y dejándoos en la paz del Querer Supremo os beso la mano Reverenda Madre; y besando la mano al Padre, imploro su paterna bendición.

Vuestra sierva devotísima

Luisa Piccarreta

Corato, 24/2/1932

+ + + +

  1. A Sor Giovannina.

Fiat

A mi querida Sor M. Giovannina en recuerdo de sus votos, siempre con Jesús.

La mente al Cielo, la mirada al Crucifijo, el corazón a amarlo, los brazos siempre en acto de abrazarlo, los pasos a llamarlo, la palabra a decir siempre Fiat. En cada cosa no desperdiciéis jamás la adquisición de un grado de santidad. Hazte santa, Jesús lo quiere, conténtalo.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 14/5/1932

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  1. A la Madre General de las Hijas del Divino Celo.
  2. M. I.

Fiat

Mi buena y Reverenda Madre,

 yo no sé qué deciros, porque mi pequeñez es tanta, que no soy buena a nada; por eso ruego a Jesús que haga Él lo que debería hacer yo. Y por augurio os dé su corazón, su palabra animada por su Voluntad, la cual, tomando su dominio en usted reine con toda su plenitud, de modo que no usted desempeñará el oficio de Madre general, sino Jesús mismo, y usted será sólo la vestidura que cubrirá a Jesús. Y Él hará todo el bien, pondrá en su lugar todas las cosas, y os dará la paz que tanto deseáis.

Este es mi deseo en vuestro onomástico, deseo de paz interna y externa. Tenéis gran necesidad de que Jesús haga todo, que tome Él las riendas, a fin de que ponga a todos en los puestos donde quiere su Querer. Por eso, ánimo, confianza, haga hacer todo a Jesús y quedará por eso contenta.

Junto con mi hermana os reitero las felicitaciones. Ruegue por mí y yo de corazón lo haré por usted; y besándoos con estima la mano, quedo de usted vuestra devotísima.

Luisa Piccarreta.

Corato, 22/7/32

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  1. Para la buena Sor Giovannina.
  2. M. I.

Fiat

Hija bendita, gracias por tus deseos; y yo por augurio te mando el Crucifijo, a fin de que lo mires y lo copies, lo ames y lo encierres en tu corazón; y para consolarlo le des tu voluntad en sus manos a fin de que reine en ti, y ahí forme su cielo de amor, de paz perenne.

Ruega por mí.

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5.

  1. M. I.

Fiat

Mi buena hija en el Querer Divino,

 os envío el saludo del Fiat, el cual os pondrá su Vida en la mente para formar en ella la Trinidad Divina, su Amor en el corazón, su movimiento en el dolor que sufrís, su virtud creadora, de modo que lo sentiréis correr en la sangre, en el respiro; os lo sentiréis palpitante en todo vuestro ser, sentiréis su compañía; no os dejará jamás sola, y usted frecuentemente lo besareis, lo estrechareis fuerte entre vuestros brazos, lo amareis siempre más y le diréis: “Dame el alimento de tu Querer, hazme crecer en tus brazos, vísteme con tu luz, sáname con tu virtud creadora.

Vea qué buen regalo os manda la Divina Voluntad obrante que quiere haceros santa. No os desaniméis; son trabajos que quiere hacer en vos, y cuando se obstina, no hay razones; si no termina el trabajo no se contenta.

Por eso hija mía, estate tranquila, repósate en sus brazos como una pequeña niña. Repito el saludo del Fiat

Vuestra afectuosísima.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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6.

  1. M. I.

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Divino Querer,

 le correspondo el deseo de año nuevo; pero mi deseo es siempre el mismo, que en todas las cosas haga siempre la Divina Voluntad. Ella será su respiro, su latido, vuestro refugio; en Ella encontrareis la verdadera paz y la daréis a los demás; mucho más que, haciendo la Divina Voluntad descenderá en vuestras venas una sangre dulce que os pondrá en fuga todos los males del alma y del cuerpo.

Mi hermana, las Cimadomo, Rosaria, os corresponden el saludo, y yo, dejándoos en el mar del Querer Divino me despido, quedando como vuestra aff.ma

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

  1. Correspóndale los saludos a la Superiora y bese su mano por mí.

+ + + +

 

7.

  1. M. I.

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Mi buena hija,

 perdóname el retardo, pero lo que te recomiendo, si quieres la paz y amar al Señor, es hacerte santa: “Haz siempre la Divina Voluntad.” Con esto todos te querrán bien, serás la bienquerida de todos, también de Jesús y de la Madre Celestial. Todo lo que harás en la Divina Voluntad volará al Cielo para anticiparte la posesión. Por eso sé atenta.

Saludos de mi hermana y de Rosaria. Ruega por mí. Te saludo en el amor del Fiat, tu aff.ma

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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8.

Fiat.

Muy reverendo Señor Vicario,

 por medio de la buena maestra Ángela La Stella, me fue enviada una hoja en la cual se pedía haceros un pequeño don de oraciones, comuniones, etc., por vuestra paternidad. Por eso, desde el 20 de Octubre hasta hoy, en todo lo que pobremente he podido hacer de bien: Misas, comuniones y otras cosas, he puesto la intención de hacerlo por usted; y para hacer que tuviesen más valor y os llevasen efectos de verdadera santidad, de gracias sorprendentes, he rogado a Jesús que hiciera todo junto conmigo, a fin de que junto a los míos, le pudiese ofrecer los dones de Jesús bendito, y esto para hacer que vuestra paternidad los pudiese agradecer más.

Tomando ocasión de esto, os mando mis felicitaciones por vuestro onomástico, y ruego al amado Jesús que las lleve Él mismo, llevándoos por felicitación un Fiat en el corazón, un Fiat a las palabras, un Fiat en la inteligencia, a fin de que todo vuestro ser lo convierta, lo transforme en un acto solo de Divina Voluntad, y así sea el portador del Querer Divino a todos, el cual sabe infundir paz, unión y santidad.

Se siente la extrema necesidad de la verdadera santidad, especialmente en el sacerdote, y sólo el Fiat Omnipotente de Dios tiene esta potencia, con su fuerza creadora, de poner en nosotros el verdadero orden de la santidad.

Me encomiendo a vuestras santas oraciones, y besándoos con respeto la mano, de rodillas imploro vuestra paterna bendición.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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9.

  1. M. I.

El Fiat te dará la fuerza

Mi buena hija,

 heme aquí contigo. Compadezco tu estado doloroso, respecto a la naturaleza, pero respecto al alma eres digna de envidia a los mismos ángeles. Mira, por cuantas penas sufras, por cuantas lágrimas viertas, tantos ángeles están en torno a ti para recoger a manos llenas las perlas que tú formas con tu sufrir, y llevarlas a Jesús como prendas de tu amor; pero te suplico que no ensucies estas perlas con tus lamentos, o con el no estar perfectamente resignada a la Santísima Voluntad de Dios. Por eso mantente tranquila; esperemos que todo vaya bien para el alma y el cuerpo.

Con todo el corazón ruego y rogaré por ti; y tú sé buena, digna, ruega siempre a Jesús que te asista, ya que estás lejana de los tuyos, de todos nosotros. Aprende a estar sola con Jesús y Él estará contigo. Puedes estar segura que yo no te olvido.

Tu familia está bien, tu madre vendrá el domingo; pobrecita, sufre tanto por ti. Así que está alegre, unos pocos días más y terminará tu purgatorio. Las señoritas Cimadomo y las alumnas se acuerdan de ti y te mandan saludos, y yo ruego a Jesús y a la Celestial Mamá, que te bendigan siempre y te tengan escondida, Jesús en su corazón y la Mamá bajo su manto, y quedo como tu aff.ma.

Luisa.

  1. Con tu madre te mando el ¿Letto? y 15 incrustaciones a L. 5. Saludos a Rosina Netta.

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  1. A Sor Remigia, sua nipote

¡In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 el Querer Divino te dé la paz tan querida por Jesús, y también por mí. Tu carta dice claramente que no gozas paz. Hija mía, ¿qué haces? La paz hace ver las cosas como son delante a Dios, no como las ven las criaturas; y como la paz nos da la vista divina, nosotros miramos en las circunstancias, en las humillaciones, lo que ve Dios. Nosotros quedamos con una paz que ninguno nos puede quitar, único tesoro que podemos poseer en esta tierra de exilio, y ella es la portadora de la Divina Voluntad como vida en nosotros.

Por eso hija mía, no te turbes jamás, son borrascas que pasan. Las criaturas hoy nos dicen santas, mañana nos dirán malvadas, demonios, ni lo uno ni lo otro nos debe importar, porque sólo Dios sabe lo que somos. Más bien busca ser buena de veras, de no hacer nada sin depender de la Superiora, no confiarte de ninguno, y en el hablar no digas jamás cosa que no pertenezca a la santidad y a la Divina Voluntad. En tu labio no despunte jamás el nombre de ninguno, piensa que Jesús te dice continuamente: “Hija mía, olvida todo y solo recuerda que tu Jesús quiere amor para darte amor; si me amas formarás cadenas de amor, con las cuales, atándome, me tendrás estrechado entre tus brazos, y Yo seré tu defensa, tu ayuda, tu compañía, tu vida.” Así que contenta a Jesús y no pierdas la simplicidad, ni pierdas el tiempo. Todo pensamiento de ti misma es un vacío de amor, niegas un acto de amor a Jesús y haces quedar a Jesús suspirando tu pequeño amor. Piénsalo y sé atenta.

Ahora hija mía, mi disgusto por ti terminó desde que vino la buena Madre P., que me aseguró que el doctor había dicho que no había necesidad de operación. Mi disgusto era un disgusto de madre que quería saber las condiciones de salud de su hija. Pero ahora todo ha terminado, piensa en estar siempre tranquila, agradece al Señor que no sufres tanto. Yo me alegro de que ahora estarás mejor, y que podrás hacer mejor tu oficio y estar atenta en hacer de las muchachas tantos tabernáculos, en los cuales cada una tendrá a su Jesús, y les enseñarás a hacerlo crecer y a volverlo feliz.

Y yo, dejándote en el Querer Divino como en un lugar seguro, a fin de que con ánimo y paz navegues su mar, me digo

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A la señora Mazari, Bari

¡In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 el Cielo te recompense de los sacrificios que haces por propagar el libro de la Reina del Cielo. Me parece que la Mamá Celestial no termina jamás de decirte: “Gracias, gracias hija mía”, y te prepara otras gracias, especialmente la gran gracia de hacerte hacer siempre la Voluntad de su amado Hijo, la cual es portadora de paz, de gracias, de unión familiar, y también de ayudas temporales.

Hija mía, con hacer la Divina Voluntad nosotros nos volvemos los verdaderos hijos de la gran Señora, y nos cambiamos en tabernáculos donde Jesús forma su morada, y entonces todo lo que hacemos es sagrado, todo es oración, aun las cosas más indiferentes. Las mismas cosas naturales, necesarias de la vida, con el hacer la Divina Voluntad se transforman en oración, en adoración, en amor hacia nuestro dulce Jesús, porque con hacer su Voluntad todo lo que hacemos es santo, todo es amor, y tal se vuelve nuestro ser.

Ahora, de todo lo que me dices acerca de tu hijo, según mi débil parecer, me parece que es demasiado joven aún, déjalo madurar y tomará más práctica de la vida. El matrimonio es cruz, y ponerlo en la cruz tan joven no me parece justo. Tú sabes que todo está escrito en el Cielo, por lo tanto, si ha sido establecido por Dios, a su tiempo N. Señor conservará la joven para tu hijo. Y además, lo que debes tener en mira es si son familias pacíficas, porque es la paz la que constituye la felicidad de la familia, no es el dinero; cuántos ricos son infelices porque no reina la paz en la familia. Por eso sé atenta a esto, y además, cuando la mujer aporta mucho más que el hombre, se quiere volver superior a él y hacerlo un pobre esclavo.

Te aseguro que haré oraciones por tu buena madre, verdadera mártir. Tal vez el Señor le hará hacer el purgatorio en vida. Oh, si pudieras llevarla contigo, qué bendiciones no te atraerías. Haz saber a aquellos, que hay maldiciones del Señor para quien no estima y ama a los progenitores.

Me encomiendo a tus oraciones, y yo de todo corazón lo haré por ti. No me olvidaré jamás de lo que haces por la amada Mamá Celestial. Y dejándote en el Querer Divino, a fin de que te proteja, te ayude y te asista, con mil saludos me despido.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A la Sra. Antonieta Savoranni, viuda de Faenza

Fiat

Mi buena hija en el Querer Divino,

 gracias de que te ocupas en propagar el libro de la Reina del Cielo y el de la Pasión. Esto no es otra cosa que volver a llamar a la Mamá Celestial y al Rey de los dolores en medio a las criaturas, para hacernos aprender a vivir más de Cielo que de tierra; esto sería para nosotros la más grande fortuna, para poder vivir de Voluntad Divina. Por eso Jesús y su Mamá parece que no terminen jamás de repetir: “Gracias, gracias hija mía, y en correspondencia formaremos nuestro cielo en tu alma, estaremos siempre contigo, tu vida y la nuestra se harán una sola.” Por eso lo que te recomiendo es de corresponder a tanto bien, está atenta a escuchar al dulce Jesús que habla a tu corazón. Él quiere hacerte santa, pero quiere tu voluntad en sus manos para hacer de ella un prodigio de santidad.

Tres cosas te recomiendo: Firmeza en el bien, paz perenne, confianza filial. La confianza te hará vivir como una pequeña niña en los brazos de su mamá, y Jesús y la Madre Celestial pensarán en las cosas que se necesiten. Te dirán con los hechos: “Tú piensa en vivir en nuestra Voluntad, y Nosotros pensaremos en todo, aun en la salvación de tus hermanos.” ¿No estás contenta por ello?

Me preguntas si tus amigas me pueden escribir; hija mía, me es difícil responder, por eso es mejor que pongan atención a leer el libro de la Virgen. ¡Oh! Cuántas cosas les dirá la gran Señora, mucho más de lo que quisieran oír de mí. Y además, está el libro de la Pasión, donde Jesús habla de corazón a corazón. En esta quinta edición que te mando encontrarás cosas nuevas, aumentado al doble el tratado sobre la Divina Voluntad, léelo y ya me dirás el gran bien que te hará.

Recomiendo que todas ustedes rueguen al Señor, que todas reconozcan un bien tan grande, y la faz de la tierra se cambiará. Por parte mía quisiera poner mi vida para que todos conozcan la Divina Voluntad.

Me encomiendo a tus oraciones y a las de tus buenas amigas, y dejándoos en el puesto de honor de la Divina Voluntad, les mando su beso de luz y de amor.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A Fra. Bernardo de los SS. Corazones, Asís.

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Estimado en el Señor,

 lo que le recomiendo es mirar en todas las cosas a la Divina Voluntad, tanto en las cosas propias cuanto en las adversas, penosas, dolorosas, y en los problemas de la vida, que no le faltan a ninguno, más bien el bendito Jesús los permite para hacernos formar las piedrecillas con las cuales edificar en nosotros el edificio de la santidad, porque sin cruz nos faltaría el primer elemento para hacernos santos. Decir “no digo hacerme santo” significa que apoya demasiado sobre usted mismo, mirar a usted mismo en vez de abandonaros en los brazos de Jesús; apóyese sobre de Él y sentirá que todas las cosas, las penas, las cruces, las miserias, las debilidades, los mismos defectos, la enfermedad, perderán su aspecto y se convertirán todas en mensajeros y portadores de santidad. Por eso el dulce Jesús todo os ha dado para haceros santo: Llamada a la religión, cruces, alimentos. Y si pecáis y no sois santo, ¿queréis saber cuál es la causa? La falta de unión con Jesús. Estar unido con Jesús y pecar, y no amarlo, es casi imposible. La unión con Jesús arroja por tierra cualquier culpa, el amor mata todas las pasiones, y el abandono en Él y la confianza son el alimento para crecer en la santidad. He aquí el medio para no pecar más, estar unido a Jesús, amarlo y hacer siempre su Voluntad.

No se debe pensar en el pasado, esto os haría mucho mal, más bien, hoy mismo comience la vida con Jesús y tocará con la mano cómo todas las cosas se cambian para usted, se sentirá como otro hombre, y renacido en todo lo que es santo.

Por último le digo, si Jesús me ha hecho escribir por dos veces (lo que no hago casi con ninguno), es porque os ama y os quiere santo. Por lo tanto os ruego de ponerlo a la práctica. Os dejo en el Querer Divino, estrechado en los brazos de Jesús.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato 9/10/34

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  1. A la Sra. Costanza Benedetta Pettinelli, Siena

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Estimada en el Señor,

 siento la necesidad de agradeceros porque os ocupáis en propagar el mes de la Reina del Cielo en la Divina Voluntad; ¿pero sabéis quién os lo agradece? El dulce Jesús y la Mamá Celestial. Son propiamente ellos que os agradecen y os miran con tanto amor, y conforme lo propagáis os van repitiendo: “Gracias, gracias.” Es tanto el deseo que tienen de que el reino de la Divina Voluntad venga sobre la tierra, que nuestra Mamá Celestial quiere descender Ella misma del Cielo, quiere entrar en las familias y en el mundo entero para hacerse conductora, maestra, ejemplo de un reino tan santo. Por eso a aquellos que se ocupan de esto los ama en modo especial, y dará a ellos el primer puesto y los tendrá como primeros hijos de esta Voluntad Suprema. Os dará la paz tan deseada por ustedes, porque el primer fruto, el primer acto de Vida Divina, el respiro que produce el reino del Fiat Divino en el alma, es la paz, y esta paz en todas las cosas, aun en las cosas más santas.

¿Cuántas veces no queda inquieta en sus deseos, en las obras santas, en el mal que quisiera impedir? Pero Jesús bendito os susurra al oído del corazón: “Paz, paz hija mía, no quiero que te turbes.” Jesús, a pesar de que lo ofendan, que huyan de Él y lo pongan fuera de sus corazones, no pierde jamás la paz; así quiero de usted, la quiero pacífica. La paz será la bandera que irá adelante para impedir el mal y para hacer el bien que quiere.”

Por eso mi buena señora, no se turbe jamás. Tenga la paz como el más grande de los tesoros. Vuestra paz hará su victoria en el corazón de vuestro hijo, y la paz preparará vuestra alma a vivir de Voluntad Divina; y, ¡oh! Cómo seréis afortunada, sentiréis el Cielo en vuestra alma, tendréis un Querer Divino en vuestro poder, y, ¡oh! Cuánto bien haréis, y cómo amaréis poner la vida a fin de que todos conozcan y hagan la Voluntad Divina. Por eso siempre adelante en el bien que habéis comenzado. Nuestra Mamá Celestial os prepara una cadena de gracias, y tendrá distendido su manto azul sobre vuestra persona para protegeros y custodiaros. ¡Oh! Cómo es dulce poder decir: “Quiero poner mi vida a disposición de todos, para que hagan la Voluntad Divina.” Entonces el pecado, los males terminarán sobre la tierra, y ¡oh! Cómo todos seremos felices.

Me encomiendo a vuestras oraciones, de las cuales tengo tanta necesidad, y yo de corazón rezaré por usted. Os dejo en la Divina Voluntad.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A la Sra. Copparo La Scola, di termini imerese, Palermo

¡In Voluntate Dei!

Estimada hija bendita del Querer Divino,

 aquí está mi contestación. Yo creo que la Reina del Cielo y el gran Rey de los dolores le pagarán por tanta bondad y caridad, y serán magnánimos en celestiales favores, porque tanto os ocupáis de propagar su Pasión y lo que respecta al Querer Divino. Amor más grande no se puede dar al Señor.

Usted dice que tiene muchas cruces. Buena señal hija mía, las cruces son celos divinos y moneditas que nos da el Señor. Su celo es el amor grande que tiene de hacernos santos; nos aleja a todos y Él, el Artífice y Mártir Dios, con las pequeñas cruces y con sus mismas manos trabaja nuestra alma, y en ella hace sus facsímiles. Qué amor por nosotros, que por pequeñas y grandes cruces podamos decir: “Soy similar a mi amado Jesús.”

Pero, ¿queréis saber el por qué sentís el peso de vuestras miserias? Porque muchas veces no buscáis estar junto con Jesús, y de estar convencida de que Él ya está con usted, y no unís las penas de Jesús con las vuestras. Delante a las penas de Jesús las vuestras pierden la dureza, se vacían de peso, se vuelven pequeñas y casi sonríen, porque aman adornar nuestra alma con los mismos adornos con los cuales vemos adornado a Jesús. Qué placer, qué alegría poder decir: “Tú has sufrido por mí, y yo por ti.” Junto con Jesús las penas cambian aspecto, las miserias desaparecen, y de las penas, de las miserias, de las debilidades, surgen las más bellas conquistas, las riquezas celestiales, la fuerza de Dios, y los mismos ángeles y santos envidian nuestra suerte.

Por eso hija mía, he aquí el secreto para haceros santa: Estar junto con Jesús, no negarle jamás nada y en toda cosa que hacéis, aun en las cosas necesarias de la vida, en las penas que sufrís, en las oraciones que hacéis, en el trabajo, en el alimento, en el sueño, decidle de corazón: “Jesús, quiero hacer siempre tu Voluntad.” Así que el Fiat lo tendréis siempre sobre vuestro labio, en la mente y en el corazón.

Si esto hacéis, formaréis la alegría del corazón de Jesús, y Él no os sabrá negar jamás nada, ni siquiera la santidad de vuestros hijos. Parece que estáis muy preocupada por ellos; no temáis, póngalos en las manos de Jesús y en el regazo de la Mamá Celestial, aconséjeles leer frecuentemente el libro de la Reina del Cielo en el reino de la Divina Voluntad, y veréis qué cosas grandes hará de ellos el Señor.

Termino con el recomendaros que no perdáis jamás la paz. Lo más importante es que no os turbéis jamás, ni siquiera por vuestras miserias, ni siquiera por la enfermedad de vuestro esposo. Adoremos los juicios de Dios, justos y santos, que todo dispone para nuestro bien y para hacernos santos.

Me encomiendo a vuestras oraciones, y yo de corazón lo haré por usted y por aquellos que adquieran el libro, a fin de que todos se hagan santos. Os dejo en el mar del Divino Querer, y con mil saludos me digo vuestra aff.ma.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 25/11/34

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16.

¡In Voluntate Dei!

Mi buena y Reverenda Madre general,

 gracias por vuestros buenos deseos, se los correspondo de corazón. Espero me perdone si he tardado en responderle, pues me convenía primero hacer la jugadita con mi Niño Jesús y después pensar en mi deber de responder a vuestra maternidad, y usted sabe que muchas veces en el juego se pierde y se queda enfadado, y se intenta repetir el juego para vencer, por lo que se requiere tiempo y paciencia (broma)

Ahora Madre mía queridísima, le hago mis cordiales augurios: Navidad ha pasado, Jesús ha nacido, y por augurio le mando al pequeño Jesús aterido por el frío, bañado su rostro por llanto, que le lleva su regalo de Navidad en sus pequeñas manitas. Madre mía, es pequeño y quiere tener alguna cosa para jugar, por eso quiere su voluntad como regalo, y así encontrará con qué entretenerse, ¿no está contenta? Por lo que mi augurio es grande, le mando un trabajo delicadísimo, no de hacer nacer, sino de hacer crecer al pequeño infante con su amor, calmarle el llanto y hacerlo sonreír con decirle que de buena gana acepta el regalo de su Voluntad, dándole la vuestra. En suma, lo hará crecer tanto, de quedar de usted sólo el velo que cubre a Jesús.

Madre mía, es verdad que mi augurio le viene de una pequeña ignorante, pero debe saber que es el delirio, la fiebre que me devora, porque ansío que la Divina Voluntad reine en los corazones y seamos las repetidoras de la Vida del pequeño niño.

Paso ahora a felicitar a toda la comunidad y huérfanas, con el mandar a todas el saludo, el beso, el regalo que el pequeño Rey Jesús quiere dar a todas, y ruego a todas que no lo rechacen, de otra manera me lo harán llorar, y cuánto se necesitará para calmarle el llanto.

En modo especial hago mis más sentidos augurios a mi buena M. Nazarena, dígale que yo la recuerdo siempre, jamás la olvido y le auguro que el amado pequeño Jesús le haga compañía, la haga santa, y gran santa, que ruegue por mí.

Termino, porque el amado niñito tiene prisa de ir a usted para darle su regalo de Navidad y recibir el suyo, por eso la dejo en el puesto de honor de la Divina Voluntad, donde Jesús la quiere. Le beso con respeto la mano, y le ruego bendecidme.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 27/12/1934

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17.

Fiat

Mi buena hija en el Querer Divino,

 gracias, gracias de todas vuestras atenciones. Debes saber que cada libro de más que propagas, es un derecho de más que os dan el Rey de los dolores y la Reina del Cielo, de ser la hija fiel de la Divina Voluntad. Escucha hija mía, es una madre que te habla, escúchame, tal vez pudieran ser mis últimas palabras. Escucha a la Mamá Celestial y al dulce Jesús, Ellos quieren que no piense en el pasado, que ponga una piedra sepulcral encima a fin de que olvide todo y diga: “Hoy comenzará mi vida, renazco de nuevo junto con mi Mamá Reina, con Jesús y con la Divina Voluntad.” Y vuestras penas, vuestras cruces, por cuan graves, servirán al mendicante divino que busca nuestras penas para formar y continuar su Vida en nosotros. ¡Oh! Cómo se sentirá feliz si en cada pena dice: “Esta pena sirve a Jesús.” Entonces sentirá su paciencia invicta, la confianza filial, el coraje de los héroes. La paciencia, la confianza, el coraje, es el pan de los fuertes, el heroísmo de los mártires. Por eso, ánimo. Quien piensa en el pasado pierde el presente. Todo lo ha dispuesto el Señor: Cruces, la enfermedad, el estado de matrimonio; en una palabra, todo. El Señor debía preparar los materiales para hacerte santa y los ha preparado suficientes, por eso no os queda otra cosa que decir y que hacer que: “¡El corazón de Jesús me quiere santa, debo hacerme santa!” ¿Nos hemos entendido?

Ahora, os aseguro las oraciones por vuestros niños; el Señor terminará de consolaros. Os dejo en el Querer Divino a haceros santa, y en todas las cosas no os turbéis jamás, dé todo a Jesús a fin de que os lo cambie en llamas de amor. Ruegue por mí.

La pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 5/1/35

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  1. A la Sra. Costanza Benedetta Pettinelli, Siena

¡In Voluntate Dei!

Mi queridísima hija en el Querer Divino,

 cuántas bendiciones recibirá vuestra buena hija que se ocupa de la propagación de la Divina Voluntad. Ahora vayamos a nosotros. Os reitero mis gracias a nombre de la Celestial Señora y del Rey de los dolores por todo lo que estáis haciendo por la Divina Voluntad. Lo veréis en el Cielo y lo sentiréis aun desde aquí abajo en el fondo de vuestro corazón, el bien que os quieren y la gloria que allá arriba os espera. Debéis saber que es Él quien os mueve y la Mamá Celestial que, estrechándoos a su materno corazón os empuja a propagarlos. Se sirven de usted como mensajero para hacer conocer la Divina Voluntad, y cuando ven que os movéis a hablar de esto, ¡oh, cómo se alegran, cómo hacen fiesta y os aman de más! Pero usted me dice: “Para nosotros el mar y el cielo están siempre en tempestad.” Vuestros enemigos os escarnecen, peor para ellos. También Jesús fue escarnecido en sus penas, pero era propiamente entonces que triunfaba y a vía de penas vencía nuestras almas; ¿no queréis semejarse a Él? Debéis saber que vuestras penas están escritas en las penas de Jesús, como triunfo de su amor hacia usted, y que a cada pena que sufrís el dulce Jesús os agrega un grado de santidad y una pincelada de su semejanza, ¿no está contenta? Sin embargo algunas veces lo habéis dicho al amado Jesús, que querías sufrir junto con Él, y Él os ha tomado la palabra y ha hecho los hechos. Pero con todo esto, esté segura de que el amado Jesús será celoso de no haceros faltar lo necesario, y también las tempestades se calmarán. Usted ponga todo en el Querer Divino, penas, amarguras, afanes, dígale de corazón que no queréis otra cosa que su Voluntad, y mire todas las cosas como portadoras de un Querer tan santo, y verá que el Fiat tomará vuestra defensa. No os desaniméis, no tema, no pierda la paz, abandónese más que nunca en los brazos de la Divina Voluntad, y estese tranquila esperando con plena confianza las ayudas y los medios que os son necesarios.

Mi buena hija, cómo me sonó mal vuestra palabra “tengo miedo de perderme”, ¿no sabe usted que las penas son la seguridad, el sello de vuestra salvación? Las penas forman la carroza para llevaros al Cielo y, cuantas más penas, más veloz corre. Así que cada pena de más es una carrera mayor para llevarla rápidamente y derecho al Cielo.

Por eso, ánimo, ánimo, todas las otras cosas se dejan, las penas se llevan al Cielo y formarán nuestro trono más bello y la gloria que jamás termina.

Ahora continúo con mi estribillo: Continúe a propagar la Divina Voluntad. De usted espero mucho y lo espera también Jesús y la Mamá Celestial. Me encomiendo a vuestras oraciones y yo no olvidaré el teneros encerrada en la Divina Voluntad como la más querida de mis hijas.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A la Sra. Antonieta Savorani, viuda de Faenza

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 su carta me ha dado un gran contento, especialmente al oír que queréis despojaros de los vestidos de luto del humano querer; y yo respondo en breve a vuestras dificultades.

Vivir en el Querer Divino no es tan difícil como usted y otros creen, ni el dulce Jesús quiere cosas imposibles, ni sabe enseñar cosas difíciles, más bien en lo que enseña es tanto su amor, que no sólo facilita sus enseñanzas, sino que para volver fácil lo que quiere y nos enseña, se pone a nuestra disposición, haciendo junto con nosotros lo que Él quiere y enseña. Todo está hija mía en una fuerte resolución, firme y constante de hacer entrega de nuestra voluntad en las manos de Jesús, para hacer que en todos nuestros actos entre la suya. Así que en todo nuestro ser, en los actos más naturales de la vida, en el alimento, en el sueño, en las penas, en la oración, y aun en los lícitos placeres, el Querer Divino debe tener su puesto regio, su campo de acción, y nuestra voluntad debe ser el terreno donde recibir estos actos divinos, y el escabel donde el Querer Divino debe apoyar estos sus actos; y estos actos unidos juntos forman su Vida. La vida no se forma con un solo acto, sino con muchos actos repetidos e incesantes.

Y además, es tanto el amor de Jesús, sus suspiros y aun sus lágrimas, por querer que su Querer reine en nosotros como vida, que no nos deja solos, desciende Él mismo en el fondo de nuestro Querer, lo plasma, lo fortifica, lo purifica, lo prepara, y hace junto con nosotros lo que nosotros hacemos. Así que si queremos, todo está hecho; pero a pesar de todo esto, no debemos no sentir más nuestra voluntad, no sería victoria nuestra ni de Jesús obrar sobre una voluntad muerta; los muertos se sepultan, por eso Jesús la quiere viva, a fin de que sienta todo el bien de que su Voluntad obrante extienda en ellos sus actos. La voluntad humana se vuelve como habitación de la Divina, y le da toda la libertad de poder dominar, y la hace hacer lo que Ella quiere.

¿Ves entonces cómo es fácil? No se debe ser religiosa para hacer esto. La santidad del vivir en el Querer Divino es de todos, pero a decir verdad, es de aquellos que la quieren. Por eso ponte a la obra, di a Jesús de corazón: “¡La quiero firmemente, la quiero repetidamente, la quiero!” Y Jesús hará prodigios; y de todo lo que haga y sufra se servirá como materia para pedir su Voluntad y hacerla obrar con su virtud creadora.

Respecto al voto, hágalo el día de la Ascensión, a fin de que el dulce Jesús se lleve al Cielo vuestra voluntad como la más bella victoria que ha hecho sobre usted.

Termino porque no puedo más. Ruegue por mí y hágase santa porque Jesús lo quiere. Os dejo en el puesto de honor de la Divina Voluntad.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 7/5/35

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  1. A Federico Abresch, Bologna

¡In Voluntate Dei! – Fiat

Estimado en el Señor,

 no podéis imaginar el contento que siento cuando escucho que se quiere vivir en la Divina Voluntad, porque es una victoria que hace Jesús; y mientras Él vence nuestra voluntad, nosotros vencemos la suya. En el reino del Divino Querer ninguno pierde, todos somos vencedores, Dios y la criatura.

Me sorprenden vuestras dudas, ¿cómo, no sabéis que la Redención es preparación al reino de la Divina Voluntad? Y el sagrado corazón de Jesús no es otra cosa que el inmenso reino de su Voluntad? No es el corazón que domina, es la Voluntad Divina que domina su corazón divino. Pobre corazón si no tuviera una Voluntad que lo dominase, no sería bueno para nada. Si la voluntad es buena, el corazón es bueno; si la voluntad es santa, el corazón es santo; si nuestra voluntad da lugar a la Divina, haciéndola erigir su trono en la nuestra, el corazón adquiere por gracia las prerrogativas divinas. Por eso, tanto en el orden divino cuanto en el humano, es siempre la voluntad que tiene el primer puesto, el acto primero, su régimen. El corazón y todo el resto son en el orden secundario. Por eso, decir que reina el corazón si no reina la Divina Voluntad, es absurdo. Pueden llamarse devociones, pías prácticas, si no reina el Querer Divino el reino no existe; existe en el Cielo, pero en la tierra no tiene lugar. Sin embargo la Iglesia Santa, órgano, portavoz del Fiat Supremo, implora por medio del sagrado corazón, por medio de la Madre Celestial, el reino de la Divina Voluntad. No lo dice con las palabras, pero lo dice con los hechos.

El Querer Divino es el Rey, su corazón, sus llagas, su preciosa sangre, la cruz, la dulce Reina, forman los ministros que circundan al Rey e imploran por medio de ellos el reino de la Divina Voluntad en las almas.

Ahora, ¿cómo se hace conocer? Todas las cosas necesarias son para nosotros Voluntad de Dios, las diversas circunstancias con las cuales nos podemos encontrar. Si verdaderamente estamos decididos a vivir en Ella, es tanta la complacencia de Dios, que si se necesitan milagros los hará para no dejarnos hacer nuestra voluntad. A nosotros nos toca la decisión verdadera, dispuestos a poner aun la vida para vivir en Ella; y el amado Jesús, la Soberana Reina, tomarán el empeño, nos harán la centinela, nos circundarán de tales gracias para no hacernos traicionar por nuestra voluntad. Mucho más que Nuestro Señor no enseña cosas difíciles, ni las ordena, ni las quiere, sino facilita en modo admirable lo que quiere de nosotros, es más, se pone en nuestro puesto para facilitárnoslo y hace junto con nosotros lo que quiere que hagamos.

Me encomiendo a vuestras oraciones y también a mi buena hija Amelia. Háganse santos. El Divino Querer os extienda los brazos para hacerlos crecer en su seno. Miren todas las cosas como portadoras de Él, para daros su vida, su santidad. Al pequeño háganlo crecer santo, como don del Fiat, quién sabe y sean apagadas vuestras ansias de verlo religioso y santo.

Os dejo a todos en el Querer Divino, háganse encontrar siempre en Él, y con mil saludos al padre, a la madre y al hijo, me digo vuestra aff.ma

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A Sor Remigia

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 gracias por tus augurios, y yo te los correspondo de corazón. Es propiamente la noche de Navidad que te escribo, por lo que el celestial niño ha nacido, mucho más que Él nace a cada instante: En cada acto bueno que hacemos, cada vez que nos abandonamos en sus brazos y cada vez que gritamos desde el fondo del corazón: “Señor, quiero hacer tu Voluntad”, el querido niño repite su nacimiento. Por lo que, no te deseo el nacimiento, ya que ha nacido, sino más bien el hacerlo crecer, amarlo y después calentarlo, porque tiembla de frío, tiene sus labios lívidos, tan helado es el aire, por eso quiere tus besos ardientes, el aire de tu amor que lo caliente; sus miembros están ateridos y quiere tus obras, tus movimientos hechos por amor suyo, como vestidos para cubrirse, y por alimento quiere su Voluntad reinante en ti.

Así que este es mi augurio, que hagas crecer al infante divino, que lo vuelvas feliz y que, como juego, le des tu voluntad en sus manitas, a fin de que a las tantas lágrimas que vierte, te encuentre a ti que lo hagas sonreír.

Y además, otro trabajo quiere confiarte el querido pequeño, que a las muchachas que te circundan les hagas conocer que todas poseen a Jesús en sus corazones, y debes enseñarles el modo parta hacerlo crecer. Si haces esto, puedes estar tranquila, porque formarás tantos tabernáculos al pequeño Jesús. Yo no quiero, ni Jesús quiere, que pierdas la paz; busca en cada cosa la Voluntad Divina, y tu ser se volverá plegaria continua en cada cosa. No son las palabras que forman la oración, sino nuestra unión con la Divina Voluntad, y entonces todo es sagrado, santo,   en nosotros, y además, la paz es el ojo de nuestros actos, por lo que os indicará cómo amar a Jesús y hacerlo amar.

Don Benedetto te corresponde los saludos y te bendice. Ruega por mí, que tengo tanta necesidad. Te dejo encerrada en el Fiat, cuida de no salir jamás, y ruego al amado niño que te bendiga.

La pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 25/12/19

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  1. A la Sra. Rosita Muccia

Fiat

Estimada en el Señor,

 gracias por su cartita. Os hago saber que la cotta no puedo comenzarla sino hasta el principio de noviembre; por lo tanto, por el anticipo usted decide cuando me lo quiera mandar, a vuestro parecer.

Le aseguro mis pobres plegarias, y usted rece por mí, estemos unidas en el Querer Divino y hagámonos santas. Saludos de corazón.

Luisa Piccarreta

Corato, 24/9/36

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  1. A la Sra. B. Cattivelle

¡in Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 he leído vuestra carta doliente y os compadezco de corazón; ánimo, no se abandone a usted misma, sino abandónese en Dios y en los brazos de nuestra Mamá Reina. En vuestro estado de dolor os esperan en sus brazos como predilecta, porque es hija del dolor, pero os quieren más pacífica y menos pensativa de vuestro estado, porque la aprensión agrava el mal, lo hace ver más negro, y tal vez más que el mismo mal. Y además hija mía, debo decirle la verdad, si se resigna, vuestro estado es el estado más grande de santidad, es el celo de Dios que os aleja a las criaturas, es el amor grande que os da, que queriendo ser amado y amándoos mucho, celoso os aleja a todos. Por lo tanto agradezca al Señor que ha puesto sus ojos divinos sobre usted para hacerla santa, y si está resignada, paciente, convertirá a aquel que usted dice que la desprecia, tendréis la victoria sobre su ánimo frío y lo conquistará para Jesús.

Por eso le recomiendo que no deje jamás la oración, tenga gran confianza en Dios. Quien tiene confianza se hace raptora del corazón de Dios, de sus gracias, de su amor y hace de sí copia fiel del dulce Jesús, y Él la lleva siempre entre sus brazos como triunfo de la confianza de la criatura y de su amor. Por eso le recomiendo, hágase santa; si Jesús le da los medios, las materias primas de la santidad, cuales son las cruces, los abandonos, las humillaciones, todas materias primas para hacerla santa, aprovéchalas, no rechace tanto bien.

Yo le aseguro mis pobres oraciones, esté cierta que no me olvido. Me encomiendo a sus oraciones y, esperando que el Querer Divino le dé la paz, la fuerza, la santidad, con sentidos saludos me despido.

La pequeña hija de la Divina Voluntad

Pd.- Le mando a Jesús para que le haga compañía, y usted tenga la mirada fija en Él para imitarlo, el corazón para amarlo, las manos para abrazarlo, la boca para repetir siempre Fiat, Fiat.

Corato, 6/10/36

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  1. A la Madre Cecilia.

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Mi buena y queridísima Madre,

 heme aquí después de tanto tiempo a escribir dos líneas. Sentía la necesidad de hacerlo, pero he esperado el feliz día de vuestro onomástico para cumplir el deber de hija hacia una Madre tan buena. Pero, ¿que augurarle? Siento que no podría seguir adelante si no tomase el Sol majestuoso del Fiat para hacerlo mío y darlo a usted. Pero escuche Madre mía, que bello augurio quiero haceros y qué cosa quiere daros el Fiat por augurio, quiere vuestro corazón para ser usted el corazón y Él el latido; quiere vuestro cuerpo, para ser usted el cuerpo y Él el respiro; quiere vuestra voz, para ser usted la voz y el Querer Divino la palabra. En suma, quiere las partes más íntimas y vitales de vuestro ser para formar la inseparabilidad entre usted y la Divina Voluntad; ¿no está contenta Madre mía? Creo que augurio más bello no podría haceros, y vuestra Santa os sonreirá desde el Cielo al ver que, quien lleva su nombre está toda transformada en la Divina Voluntad, y se sentirá más honrada y glorificada.

Del resto, ¿qué cosa más bella nos queda de la vida, sino hacerla reinar y dominar en nuestras almas? Todas las demás cosas las podemos llamar visitas que pasan, mientras que el Fiat Divino queda con nosotros y con un amor y una paciencia invencibles hace el camino, la carroza para llevarnos al Cielo. Por eso encerremos todo en el Fiat, a fin de que también esto sirva para ampliar el reino de su Voluntad en nosotros.

Yo ciertamente iré, no lo dude, en las alas del Querer Divino; iré para llevaros mis augurios y ser espectadora, y ver cómo hace para formar en usted su latido, su respiro, su palabra; no quiero quedar privada de una escena tan conmovedora. Y usted me mandará tantas bellas cosas por agradecimiento de mi augurio (broma)

Y ahora Madre mía la dejo en vuestra fiesta, a festejarla en el Querer Divino, a fin de que Madre e hija cumplan un acto solo de Él, como preludio de la fiesta que se hace en el Cielo.

Cordiales saludos a N. y, renovando mis augurios, me digo vuestra aff.ma

La pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 18/11/36

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  1. A la Sra. Mazari, Bari
  2. M. I.

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Mi queridísima y buena hija en el Divino Querer,

 antes que todo le agradezco sus atenciones. Yo no sé cómo agradecerle, pero el amado Jesús tomará Él el empeño de recompensarla por tanta bondad haciéndola santa y con el llamarla a vivir en su Fiat. Gracia más grande no puede hacerle, porque en cuanto nosotros nos decidimos a hacer siempre su Voluntad y a vivir en Ella, el dulce Jesús cubre todas nuestras miserias pasadas para hacernos comenzar la vida nueva, toda santa y toda de Cielo; nos hace sentir el latido; el respiro del Fiat forma su palabra en nuestra voz, nos da el aliento con él; nos estrecha tan fuerte en sus brazos, que no podemos hacer menos de sentir en nosotros la Vida de la Divina Voluntad. Hija mía, para quien vive en Ella, el Cielo está siempre abierto y las gracias descienden a torrentes sobre nuestra cabeza. El amado Jesús en el secreto de nuestro corazón nos dice: “Hija mía, si tú haces lo que quiero, Yo tomaré el empeño de todas tus cosas, Yo sé hacer mejor que tú, no te preocupes por nada, déjame hacer a Mí y verás. Tú en cambio piensa en no perder la paz y en gozarte la Vida de mi Querer; haz que en todos tus actos extienda mi reino, de modo que tú no oigas, no veas, no toques, sino mi Voluntad.” Cómo será feliz por un bien tan grande, y yo, vuestra pobre madre, estaré contenta de su suerte y gozaré de su felicidad.

Le suplico que siempre se encuentre en la morada de la Divina Voluntad. Con mi hermana y la Superiora le mando el saludo del Fiat

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A la Madre Paulina.
  2. M. I.

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Mi buena y Reverenda Madre Paulina.

(…) Ahora vengamos a nosotras, buena Madre mía. He tardado en escribirle para permitir que se acerque la Navidad y así haceros mis pobres augurios; ¿pero qué podría auguraros yo, pobre ignorante? Por eso ruego al amado niño Jesús que os lleve Él mis sinceros augurios. Usted en estos días preparará su corazón, en modo de formarlo como una hostia donde el infante divino vendrá a renacer en usted, y os traerá por augurio y don el latido y la palabra del Fiat, os traerá sus lágrimas infantiles, sus tiernos gemidos y sollozos para ser consolado, y tener de usted la correspondencia de su tierno amor. Madre mía, acójalo súbito, tranquilícele el llanto, caliéntelo y apresúrelo a quedarse siempre con usted. Esto quiere el celeste niño, viene para quedarse con usted. Estoy segura que no lo rechazará, y Él hará de usted su morada, su pequeño paraíso. Este es mi augurio que os hago, creo que estará contenta con él.

Este mi augurio lo hago extensible a mi querida hija Sor Remigia; le recomiendo atención para formar el pequeño paraíso al pequeño Dios; y a Sor Salette, a Sor Amelia, y a toda la comunidad ruego, suplico que cada una forme, no una estrella, sino la morada al querido niño, que le hagan un poco de fuego y la Vida de su Voluntad. ¡Oh! Cómo se sentirá feliz al encontrar tantas moradas reales que sirven a su nacimiento

Mando el saludo del Fiat Divino a todas, a fin de que os invista con su luz, cubra vuestras miserias con su amor, y si alguna está en pena, os lleve el bálsamo y la fuerza para convertir todo en Voluntad de Dios.

Ahora, espero vuestros augurios y vuestras oraciones. Madre os dejo en el Querer Divino para haceros santa y para gozar las fiestas de Navidad.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 10/12/36

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  1. A Madre Cecilia

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Mi buena Madre Cecilia,

 gracias por todo, yo no sé cómo corresponderle, pero creo que lo hará Jesús por mí. Me disgusta vuestro mal, siendo que la vista es tan necesaria, pero el Fiat Divino es lo que nos debe abrazar, encerrarnos en Sí, en modo de consumarnos todas en la Divina Voluntad; porque debéis saber que cuando nosotros nos decidimos en verdad a hacer siempre la Voluntad Divina, es tanto su amor, que cubre todas nuestras miserias pasadas, defectos y pasiones, como si en ese momento renaciéramos, y habiéndonos como rehecho de nuevo, no quiere ver en nosotros otra cosa que su Voluntad.

Ahora os anticipo los augurios de Navidad; os confío al niño Jesús. Usted en estos día hacéis de vuestro corazón la pequeña hostia, y el amado Jesús pequeño os llevará por augurio su amor, sus lágrimas infantiles, sus sollozos, toda su Vida, e infundirá en vuestro corazón su tierno y compasivo amor por sus penas infantiles, este es mi augurio, como también auguro a toda la comunidad el renacimiento del niño Jesús en sus corazones, especialmente a aquellas que se acuerdan de mí.

Me encomiendo a sus oraciones, como de corazón lo haré yo por ustedes; y dejándolas en los brazos del Querer Divino, como dándoos el aliento para respirar con un solo respiro, con un solo latido, con una sola voluntad, os beso la mano con profundo respeto.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A la Sra. Antonieta Savorani, Faenza

¡In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 gracias de todo, y de las peticiones y de las SS misas; estén seguras todas de mis pobres oraciones. Sin embargo digo a las señoras que quieren gracias, que el medio más potente para obtenerlas es el hacer la Divina Voluntad, que pongan en las manos de la Reina su voluntad, a fin de que la cambie con la Divina, y le den el primer puesto de Reina y de Madre en sus familias, y, ¡oh! Cómo se sentirá raptada la Celestial Señora. Como primer milagro les dará a su propio Hijo como don, lo encerrará en sus corazones para que vivan junto, y Ella se quedará para custodiar a su amado Hijo; y a nosotros, hijos suyos, dará la paz y pondrá el orden entre Creador y criatura. Cuando haya hecho esto, el resto vendrá por sí, siempre si es para el bien de sus almas.

Pero yo recomiendo la perfecta resignación. Este es el camino más corto y más seguro, porque con ella tenemos una potencia divina en nuestras manos, y no somos nosotros que queremos y rogamos, sino es el mismo Fiat que quiere y ruega en nosotros.

Cuánto me gustaría que todos entendieran este gran secreto, que si queremos gracias, debemos hacer reinar al Querer Divino en nosotros. Cuántas gracias no se obtienen, cuántas santidades frustradas, cuántos infelices y sin paz, porque falta el primer alimento del Fiat, falta la Vida de Jesús en nosotros; he aquí todo el mal.

Hija mía bendita, estemos unidas en el Querer Divino, hagámoslo reinar y tendremos las sorpresas más bellas. Ruegue por mí y dejándoos en el Querer Divino me digo vuestra aff.ma

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A la Madre general de las Hijas del Divino Celo.
  2. M. I.

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Mi buena y Reverenda Madre general, es el día sagrado de la Ascensión, del cual usted lleva el nombre, y yo siento el deber, si bien la última entre todos, de mandaros mis sentidos y afectuosos augurios. ¿Pero qué augurio haceros? No sabría que otro augurio, sino que el amado Jesús, al nombre que os ha dado, haga corresponder los hechos, esto es, que todo acto vuestro lo tome en Sí y lo lleva al Cielo, haciendo así de toda vuestra vida una ascensión continua, como tantas conquistas que el dulce Jesús lleve de la tierra al Cielo, como triunfo y victoria de su amor, en el cual debe consumarse vuestra vida. Vivir para consumarse en el amor es el acto más bello, que, poniéndonos sobre la hoguera del amor, nos consuma junto con Jesús y haga surgir su Vida en nosotros.

Pero esto no basta Madre querida, si no hago obrar a mi Fiat Divino. Por eso con todo el corazón se lo mando y le pido que pronuncie en el centro de vuestra alma su Fiat omnipotente y ahí creé su Vida, la haga crecer, la alimente, y os lleve siempre en sus brazos de luz, y en toda acción vuestra pronuncie su Fiat y ahí forme su cielo, las estrellas más bellas, el sol más refulgente, para formar la estancia más adornada donde reinar y formarse su primer reino.

Madre mía, a quien vive en su Divino Querer da siempre qué hacer; no deja huir ningún acto nuestro que no anime, lo plasme, lo invista, lo acaricie con su virtud creadora. Este es el más bello augurio que puedo mandaros y quiero que lo aceptéis, para hacer que el Querer Divino pueda cumplir el augurio que con todo el corazón os mando. Me encomiendo a vuestras oraciones.

Luisa Piccarreta.

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  1. A una religiosa.

Reverenda Superiora,

 le aseguro mis pobres oraciones, pero lo que más debe importarle es el hacer la Divina Voluntad y conocerla en todas las circunstancias de la vida, que viene a nosotros como portadora de santidad. La santidad no se forma jugando, sino obrando, sufriendo, amando; pero el primer acto debe ser el querer hacer y vivir de Voluntad Divina. Ella nos dará la fuerza, la paz tan necesaria para cumplir bien el oficio en el cual Dios nos ha puesto. Las mortificaciones, las contradicciones, las cruces, vienen veladas y no nos hacen conocer el bien que hay dentro; pero la paz quita el velo y nos hace conocer el dedo de Dios en las penas, las bellas conquistas que podemos hacer, la santidad que podemos adquirir; en una palabra, el Querer Divino que viene a nosotros para decirnos: “Con esta pena quiero hacerte santa.”

A esta finalidad, aprovecho la ocasión para mandaros las pruebas del reloj de la Pasión.

Me encomiendo a vuestras oraciones y, dejándoos en el mar del Querer Divino, donde encontraréis todas las ayudas que necesitáis, con cordiales saludos me despido.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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31.

  1. M. I

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 agradezcamos de corazón al Señor y a la Celestial Reina, porque os han consolado. Por eso no debe desanimarse jamás, ni perder la paz cuando no nos vemos súbito oídos favorablemente. Cuando está la oración vendrá la hora del Señor y nos dará más de lo que queremos; nuestra parte debe ser siempre la de estar en nuestro puesto, de hacer siempre la Divina Voluntad, porque esto es el más grande de los milagros, y Nuestro Señor pensará en todo y tomará cuidado más de lo que tomamos nosotros mismos. Si hacemos siempre la Divina Voluntad, nuestro nombre será escrito en el Cielo y será puesta al seguro nuestra salvación, nuestra santidad. Jesús será todo nuestro, ¿y qué cosa no nos dará? Todo. Por tanto piense en hacerse santa, el resto vendrá por sí solo.

Gracias por vuestras atenciones, salúdenme a las Tantalo, que yo recuerdo con afecto y gratitud, si puede díganles que se recuerden de recordar a la hermana que está en Barletta lo que le dije de voz. Me encomiendo a vuestras oraciones y os dejo en el Querer Divino a haceros santa, donde espero encontraros siempre. Me saluda a Angelina, la coratina.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

Pd. Haré cuanto antes las 4 aplicaciones.

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32.

  1. M. I.

Mi buena hija en el Querer Divino,

 paz, confianza, ánimo, resignación y oración, y el Señor no le faltará. Todo lo que el Señor permite para usted no es otra cosa que medios para haceros santa; por lo tanto no ponga atención a lo que os dice el pensamiento, sino bese el Querer Divino que todo dispone para nuestro bien.

Ahora, debéis saber que estas religiosas no toman personas a pensión, está prohibido por su regla. Respecto a venir a hablar conmigo, no deberías decirlo a nadie, porque no puedo recibir, se haría una excepción, me disgustaría haceros gastar en el viaje, mientras que con un poco de Voluntad de Dios remediarías a todo, por eso únete a Ella. Es cierto que a quien hace la SS Voluntad de Dios, Dios no lo abandona jamás. Quedarías sola con Jesús a haceros santa, y Él pensará en usted. Por eso repito: confianza, no pierda la paz, de otra manera os arruinaréis.

Ruegue por mí, y dejándoos en el mar del Querer Divino, con toda estima me digo vuestra aff.ma.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 19/7/37

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  1. A la Madre Cecilia.
  2. M. I.

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Mi buena y Reverenda Madre,

 siento la esperanza cierta de encontraros en el Querer Divino, el cual posee la plenitud de todos los bienes, por eso no hay bien que yo no pueda auguraros por el bello día de vuestra S. Cecilia. Así que os auguro la paz del Fiat, que haga surgir en usted el pleno día, siempre sereno, a fin de que las tinieblas de la noche, de las turbaciones y de las opresiones no tengan lugar. La paz se puede llamar día de Dios, en el cual el Querer Divino forma su jornada de santidad siempre creciente, de gracias siempre nuevas. Madre querida, un solo acto hecho por nosotros en el Querer Divino es tan grande, que supera Cielo y tierra en grandeza; por eso encierra inmensidad, potencia, y todos los bienes. Así que os deseo que toda vuestra vida sea un continuo acto de Voluntad Divina, y entonces tendréis un amor por todos, una santidad que suple a todos, encierra al mismo Dios; y con Dios en nosotros, ¿qué cosa no podemos recibir y hacer de bello y de bueno? No podría haceros augurio más bello que la paz del Querer Divino. Ella os servirá de guía, será sostén y consuelo en las circunstancias de la vida, y también en las amarguras que jamás faltan.

La dejo en el Querer Divino, a fin de que la fiesta de S. Cecilia sea más bella y sea el eco de la fiesta del Cielo. Mi hermana os besa la mano y os manda sus afectuosos y sentidos saludos, y yo, repitiéndole los augurios beso su mano. Vuestra aff.ma

La pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 20/11/37

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  1. A la Sra. María Torre.
  2. M. I.

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Estimada María en el Querer Divino,

(…) Ahora os recomiendo y a la Sra. Alemana, el que vivan en el Querer Divino. Si esto hacemos ponemos al seguro nuestra santidad, nuestro nombre será escrito en el Cielo, lo que es de Dios será nuestro, el Querer Divino pondrá en nuestras manos Cielo y tierra, y por lo tanto nos será fácil convertir al más obstinado pecador, pondrá la paz dondequiera, su potencia conquistará a todos. Por lo tanto, un poco de paciencia, mi buena María; el Señor regulará todo. Hagamos nosotros lo más, cual es la Divina Voluntad, y todo lo demás vendrá por sí, es más, pensará en ello más Nuestro Señor que nosotros mismos. …

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  1. Al Sr. Vicenzo Messina, recluso en la casa penal de Favignana, Trapani.

Fiat

Querido hermano en Jesucristo,

 sumamente agradable me ha sido vuestra petición del libro de la Reina del Cielo, pensando que también en la cárcel la Mamá Celestial viene a hacer su visita, para haceros de Madre, de maestra, de confortadora, y también a daros su dulce compañía para enseñaros a vivir de Voluntad Divina y a formar también en la cárcel el reino del Querer Divino.

Por eso hermano mío, ánimo, confianza, porque tenéis una Mamá Celestial que os ama mucho, que no os dejará jamás, y si la escucháis, hará de la prisión un santuario. Y si la debilidad humana os ha conducido a prisión, la Soberana Reina viene con la fuerza de la Divina Voluntad para conduciros al Cielo y volveros menos tristes los días; más bien, las penas, las privaciones, la soledad os las cambiará en reescritos y conquistas eternas; os hará sentir la paz que ni siquiera en el mundo se goza. La Divina Voluntad os transformará y sentiréis la vida nueva que os traerá la Celestial Señora.

Sepa que yo soy una hermana suya de prisión. Desde hace más de cincuenta años el Fiat Supremo me ha aprisionado dentro de un lecho. No obstante estoy contenta, estoy feliz; pero ¿quién me vuelve feliz? La Divina Voluntad que yo busco hacer siempre. También usted puede ser feliz si hace la Divina Voluntad. ¡Oh, cómo cambiará vuestras amarguras! Sentiréis una verdadera fuerza divina que facilitará vuestro penoso estado.

No dejéis jamás el rosario a la Madre Celestial, y si podéis, haga de misionero con los encarcelados, haciéndoles conocer que la Reina del Cielo quiere hacer su visita a todos los prisioneros, para darles el don de la Divina Voluntad. Y si tenéis necesidad de alguna otra copia y no podéis pagarla, estoy dispuesta a mandársela gratis.

Os dejo bajo el manto de la Madre Celestial a escuchar sus lecciones de Cielo, y con mil saludos me digo vuestra hermana aff.ma

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A la Madre Cecilia, Oria

¡In Voluntate Dei!

Mi buena y Reverenda Madre,

 respondo a vuestra carta. Qué bella sorpresa al oíros decir que en la comunidad reina la paz, la sumisión. Si hay paz ahí está Dios; sus hijos están como mezclados en la paz; por eso son pacificadores, portadores de paz. Sus palabras, sus modos no son jamás violentos, ofensivos, sino embalsamados con el bálsamo de la paz, de endulzar los corazones más amargados; tanto, que los intranquilos se sienten humillados y confundidos delante a un alma pacífica. Y la paz, Madre mía, es la señal de que ahí reina la Divina Voluntad, o como vida, o al menos como virtud. Cuando el Querer Divino quiere reinar en el alma, manda primero su mensaje de la paz. Por eso muchas veces es necesario cerrar los ojos a pequeñas bagatelas, a pequeñas inercias y naderías, para no perder la paz ni el tiempo, y así el Fiat Divino se forma las vías en nuestra alma, y ahí forma su trono y su Vida y extiende su dominio. ¡Oh! Cómo me agradaría que mi Madre lejana me diese este contento, que fuese un acto solo de Divina Voluntad y la portadora de Ella a todas sus hijas. Así el sacrificio de teneros lejana y de estar privada de usted me sería menos amargo, pensando que mi Madre está en misión para hacer conocer la Divina Voluntad; y yo desde aquí ruego, la acompaño, y estoy casi a la espía para ver los frutos de esta celestial misión. Por eso, cuando vuestras cartas me tocan la tecla del Fiat, siento un sobresalto de alegría en mi corazón y digo: “La tengo lejana, pero al menos me servirá a la Divina Voluntad.”

Ahora vengamos a nosotras, os mandé las 23 direcciones; creo que las recibió y también las habéis mandado. Os mandé también las últimas copias para hacer propaganda; si queréis otras os las mandaré.

Escuche Madre mía, quiero enseñaros una travesura santa: Por cada llamada de la Reina del Cielo, y por cada libro que envíe, diga a la Señora que la empeñáis a daros el gran don de la Voluntad Divina. Así que cada llamado, cada libro, será una prenda de más que pondréis en sus manos maternas, no sólo por usted, sino también por aquel al cual está dirigido el libro y el llamado. Y la Soberana Reina se sentirá atada y como obligada al ver tantas prendas en sus manos, y os dará lo que Ella misma quiere daros: La Divina Voluntad como vida.

La comunidad toda os saluda, D. Benedetto os bendice de corazón, y yo, dejándoos unida en el Querer Divino, os beso la mano y me digo vuestra aff.ma

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A Sor Mattia.

Mi buena hija Sor Mattia,

 respondo a su larga carta. Por el contenido se ve que la paz no sonríe en su alma, y que está muy preocupada por usted misma. Pobre hija, se ahoga en una gota de agua y se enreda y se pierde en pequeñas pajitas. Se ve que habéis olvidado mis pobres sugerencias, esto es, cómo cada pensamiento de usted misma es una escapadita de los brazos de Jesús. Qué maravilla que os sintáis incapaz al bien si escapáis de sus brazos. Mientras que, aun en medio a miles de enemigos y a incesantes ocupaciones, oh cómo seríais feliz estando en sus brazos junto con Jesús. No son las ocupaciones las que nos alejan de Él, sino nuestra voluntad, el pensamiento de nosotros mismos lo que nos hace hacer a un lado a Jesús, aun en el bien. Por eso, deje que piense Jesús, y convertirá las miserias, los temores, en tantos sorbos de amor por Él y por usted. Para quien está con Él, las cosas más indiferentes, los trabajos, los sacrificios, son oraciones, adoraciones, amor; siente que el tabernáculo es su corazón, siente en sí a Jesús viviente; por lo que no encuentra casi diferencia entre el Jesús del altar y el Jesús de su corazón.

Por eso ánimo, confianza y paz; póngase a un lado usted misma, y dé en cambio el puesto a Jesús. Nosotros somos pequeños, si pensamos en nosotros mismos, Jesús no encontrará lugar dónde ponerse Él y hacernos sentir su pensamiento, su amor, su vida palpitante en nosotros; si hacemos lo contrario sentiremos que las acciones de la vida nos hacen encontrar a Jesús y nos llevan a Él. Así que asegúreme que estará en paz, a fin de que pueda decir a la Mamá Celestial: “Esta es hija nuestra, a cualquier costo debemos ayudarla para hacerla santa, ¿no está contenta?

Ya salió la segunda edición de la Reina del Cielo, le mando dos copias, una para la Reverenda Madre Vicaria, y la otra para usted, gratis. Si quieren más mándeme decir cuántas quiere y yo se las envío.

Me encomiendo a vuestra oraciones. Mi hermana os dice tantas cosas. No dejo de recomendarle que haga propaganda de la nueva edición, quiero ver qué cosa sabéis hacer por la Mamá Celestial y por el triunfo de la Divina Voluntad.

Os dejo en el Querer Divino, y usted piense en no escapar más; y mandándoos el beso del Fiat, me digo vuestra aff.ma.

La pequeña hija de la Divina Voluntad

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  1. A una religiosa.

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Reverenda Madre,

 deseo que esté mejor. Así como el amado Jesús le llevó las penas para poder continuar un poco su Vida en usted, así ahora me auguro que el celestial niño, con sus sonrisas infantiles os lleve la santidad, para poder continuar la vida de sus obras en vuestra Maternidad; y como las penas están en la mano de Jesús, son limas que nos afinan de más en la santidad, pinceles que nos embellecen, amor que nos consume. El amado niño vendrá todo en fiesta para corresponderle por las penas que habéis sufrido, y permanecerá en usted para morar ahí por siempre, y por don os llevará su Divina Voluntad. Este es mi más bello augurio que os hago; creo que le será grato.

En esta noche de la S. Navidad, digámosle de corazón un grande y repetido Fiat, así haremos encontrar la fiesta al pequeñito divino, y Él nos llevará la suya y festejaremos juntos su nacimiento adorable.

Ahora junto a la Madre entrelazo las hijas todas y hago mis augurios a todas, con el rogar al divino párvulo que lleve su Fiat a todas las religiosas, dándole el beso del Fiat (…)

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  1. A Sor Remigia.

Fiat

Mi buena hija,

 recibí tu carta y con desagrado comprendo tu estado de salud. Paciencia hija mía, el amado Jesús quiere hacerte madurar de más en la santidad, y su Querer Divino quiere apresurar su Vida en tu alma. Las cruces son la leña al fuego; por cuanta más leña, tanto más crece el fuego; o bien como el sol a las plantas, el cual con su luz y calor acaricia las plantas, las madura, les comunica la dulzura, el sabor. Sin cruz somos como aquellos frutos amargo, como aquellas plantas estériles, que hacen más mal que bien. Por eso hija mía, quita la tristeza de tu alma, no te desanimes ni te turbes, ten la paz como el más grande tesoro. Jesús es bueno, no te hará mal, más bien dispondrá todo para tu bien.

Ahora quiero saber cómo te sientes… Te dejo en el Querer Divino, y todo lo que sufres y hagas ponlo en sus manos, a fin de que le prestes lo necesario para darle el trabajo; si nada le das estará ocioso en ti, y tú te sentirás vacía del trabajo de la Divina Voluntad. Por eso sé atenta y haz en modo de poder decir: “Yo no conozco otra cosa que la Divina Voluntad, Ella me es madre, me es hermana, me es vida, me es todo, es mi cielo y mi paraíso en la tierra.” (…)

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40.

Fiat

Estimada en el Señor,

 en el nombre de la Mamá Celestial os doy las gracias por las atenciones en propagar su libro. Ciertamente os recompensará con sus bendiciones maternas, os mirará con amor especial y se sentirá comprometida con tantas prendas de más, por cuantas más atenciones usáis. Son deseos, suspiros de la gran Señora, que quiere ir haciendo sus visitas maternas, porque quiere formar el pueblo a la Divina Voluntad, y a quien se interesa la tendrá en cuenta como hija y secretaria. ¿No quisiera usted ser una de éstas?

Ahora mi buena señora, os recomiendo no perder jamás la paz aun en las debilidades; es más, cuanto más nos sintamos defectuosos, tanto más debemos estar estrechados con Jesús; debemos servirnos de los mismos defectos como de tantos escalones para subir a los brazos de Jesús y con toda la confianza arrojarlos en sus llamas amorosas, a fin de que queden quemados, y su amor y su Voluntad adorable tomen el puesto que tenían nuestros defectos.

Y además, las mortificaciones, las contrariedades, los disgustos, son los mensajeros que nos manda Jesús, sus cartitas de aviso, los telegramas inesperados que nos traen las bellas noticias de cuánto nos ama Jesús, y a qué grado de santidad quiere elevarnos. Así que sin cruz estaremos como si no tuviéramos correspondencia con nuestro amado Jesús, y como si nada hubiese diseñado sobre nosotros. ¡Ah no! El Cielo nos guarde de esta desventura; más bien se requiere propósito firme de vencer nuestros defectos y de servirnos de las circunstancias de la vida como moneditas, como dones que nos hace el dulce Jesús, para darnos el derecho de adquirir la patria celestial.

También debo deciros que no hacéis bien en amargaros tanto por la desaparición de vuestro adorado hijo. Ciertamente que está más feliz de cuanto estaba con usted; y si usted lo amaba en verdad, en lugar de llorar gozarías de su felicidad. Usted, en su dolor, no amáis a vuestro hijo, sino a usted misma. Y además, no estamos lejanos de nuestros amados difuntos más que un solo paso, cuando menos lo creamos, nos encontraremos junto con ellos. Por eso os recomiendo paz, ánimo y verdadera resignación, y veréis qué cosa hará de usted el Señor.

No deje de leer el libro de “La Reina del Cielo”, para aprender mejor a vivir del Querer Divino. Tal vez para Agosto saldrá la 5° edición del “Reloj de la Pasión.” Si lo quiere, haga el pedido, y ambos libros os servirán de luz, de gozo y de guía.

Me encomiendo a vuestras oraciones, y dejándoos en el Querer Divino, me digo vuestra aff.ma

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 14/08/34

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  1. A la Señora Mazari, Bari

Fiat

Mi buena hija en el Querer Divino,

 por medio del confesor he recibido vuestra carta. Antes que todo debo agradeceros de todas vuestras atenciones que habéis usado hacia mí, la más pobre de todas las criaturas. Ciertamente yo no lo merecía, por eso ruego a Jesús que os recompense Él. Pero ¿sabéis cuál es la recompensa que ruego que el dulce Jesús os dé? Es que os dé el gran don de la Vida de la Divina Voluntad, de modo que de usted no debería quedar otra cosa que el velo que la cubra, y entonces sentirá en usted su santidad en vuestro poder, su luz que os guiará en todo, su paz, que sabe poner en fuga todos los temores, las dudas, las turbaciones; en suma, sentiréis el Cielo en vuestra alma, la patria celestial en vuestra posesión.

Por eso, ánimo. En todo lo que no es Querer Divino, en todo lo que os oprime, diga: “No son cosas nuestras, no nos pertenecen, para nosotros la Divina Voluntad es todo, es la amada heredad, y es justo que vivamos en nuestro campo, en nuestra amada habitación.” Oh, cómo desearía que Jesús me dijera: “Estas mis dos hijas son todas de mi Voluntad, son los ángeles terrestres que tengo sobre la tierra, mis escondites donde me refugio cuando las criaturas me ofenden.” Esta es la recompensa que quiero para ustedes, y ruego al dulce Jesús que os la dé; ¿no estáis contenta por eso?

Luisa

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  1. A la Sra. A. Savorani, Faenza

¡In Voluntate Dei!

Hija bendita en el Querer Divino,

 ánimo, confianza y abandono en los brazos de nuestro amable Jesús en vuestras penas. Yo creo que ellas no son otra cosa que materias primas en sus manos para repetir su Vida en usted, y si supiera con cuanto amor está dentro y fuera de usted para modelarla con Él. Jesús siente la necesidad de hacer a las criaturas las repetidoras de su Vida, y las hace sobre la hoguera del dolor y del amor. Las penas son la leña y el amor la enciende, y Jesús nos da la forma que quiere, toda similar a Él, y ¡ay! del mundo si no hubieran estas hogueras.

Por eso hija mía, deje hacer a Jesús, hágalo hacer el médico celestial, y haciéndolo Él, vuestra vida se alternará, ahora sufriendo y ahora con el dulce reposo que os dará el mismo Jesús. No ponga atención a tantas historias de médicos, contrarias en tantos pareceres el uno del otro. Es justo que no se crea a ninguno. Estése en paz, y hasta en tanto que no encontréis médicos que estén de acuerdo en sus pareceres, no hagáis nada, y Jesús, que os ha ayudado hasta ahora continuará a ayudaros. Además, Él tiene en su mano el dolor, cuando quiere os lo hace sentir, y cuando no quiere pone el opio de su Voluntad y lo adormece.

Por lo tanto, piense en hacerse santa. En cada pena dé un beso a Jesús, abrácelo fuerte, fuerte, y oblíguelo a hacer venir el reino del Fiat sobre la tierra (…)

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43.

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 ¡oh! Cómo me gustaría que todo en usted fuese Voluntad de Dios. Como madre se lo digo, que ese preocuparse porque os sentís fría, que no tenéis una lágrima por las penas de Jesús y otras cosas, casi sin quererlo impide la plenitud de la Vida de la Divina Voluntad en usted, mientras que todo debería ser Voluntad de Dios en nosotros: El frío, el calor, el sueño y la vigilia, el llorar y el no llorar. Hay las lágrimas del corazón, las lágrimas del alma que son más amargas y nos transforman en el amado Jesús. Las lágrimas de los ojos nos alivian, nos satisfacen, son un desahogo, mientras que las lágrimas del corazón nos petrifican y nos dan una pena tan dura, que no hay esperanza de alivio. ¡Oh! Cómo somos fáciles en poner atención al sentir, el sentir no es nuestro, no está en nuestro poder, mientras el dulce Jesús, porque nos ama mucho, nos ha dado el querer en nuestro poder, a fin de que poniéndolo en el banco de la Voluntad Divina se vuelva actos divinos, que contienen tal inmensidad y potencia, que nosotros mismos no podemos contenerlos, y el amado Jesús, para hacer que los poseamos, hace el gran prodigio de vivir en nosotros para darnos la posesión; y entonces ¿qué sucede? Que nuestra vida y nuestros actos tienen por principio la Vida y los actos de Jesús; aun el respiro tiene por principio su respiro… por lo tanto nuestro frío, las lágrimas no derramadas, las penas, las distracciones involuntarias, pueden pedir el reino de la Divina Voluntad sobre la tierra. Serán tantas dulces prendas en las manos de Jesús, para empeñarlo a hacer venir el reino de la Divina Voluntad sobre la tierra.

Por eso estemos atentas, vivamos como si no tuviésemos otra vida, otra palabra, que sólo la Divina Voluntad (…)

La pequeña hija de la Divina Voluntad

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  1. a la Sra. Mazari, Bari

¡In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 gracias por vuestro cariño y atención que no merezco. El Cielo, el querido Jesús, la Reina y Madre os recompensen de todo; es más, en correspondencia rogaré a ellos que os den la vestidura real de la Divina Voluntad y os cubran y calienten con el manto del amor. Pero usted se debe prestar a recibirla y a vestirse con esta vestidura real que os hará distinguir como hija predilecta del Querer Divino, y Jesús y la Mamá os cubrirán con sus manos divinas con el manto refulgente del amor. No os parezca difícil el obtener este gran bien, más bien es facilísimo, con tal que lo queráis con decisión firme de vivir del Querer Divino, convirtiendo todo lo que hace en Voluntad Divina.

El amado Jesús, la Reina SS., se pondrán a vuestra disposición, estarán dentro y fuera de usted para haceros de guía, de luz y de fuerza, y si ven vuestra debilidad suplirán a donde usted no podéis llegar.

¿Queréis saber? La Reina se ha comprometido con su Hijo Divino, para quien quiere vivir de Voluntad Divina, de asistirnos y crecernos con aquel amor con el cual creció y asistió a su Hijo Jesús. Por eso se requiere voluntad, el resto vendrá por sí mismo.

Ánimo, no se desanime por las dificultades y las circunstancias de la vida; ellas son los pasos que nos hacen subir más en alto en el Querer Divino. Especialmente en las circunstancias dolorosas, el amado Jesús nos da la mano para hacernos subir más en alto, y nos hace hacer las bellas conquistas, no humanas sino divinas y de valor infinito. ¡Oh, cómo me gustaría oír que estáis siempre en el Querer Divino!

(…) He rogado por vuestras necesidades, especialmente por la buena Carmela. ¿Quién sabe cuántos abrazos y besos dará el Señor a quien sufre y a quien ve sufrir, porque es mejor sufrir que ver sufrir, por eso, correspóndanle estos abrazos y besos con los vuestros y díganle de corazón: “Jesús, toma nuestra voluntad y danos la tuya.” Él la quiere dar y ama que sea buscada (…)

La pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 3/12/37

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  1. A la Madre Cecilia.

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Mi buena y Reverenda Madre,

 os agradezco tanto por vuestra querida carta y por las bellas noticias que me dais, especialmente por los ojos. Yo, verdaderamente estaba preocupada, pero ahora agradezco a Dios. Estamos haciendo la 3° edición (1937) de “La Reina del Cielo”, con un bello apéndice. Hubiera querido daros una copia. La tipografía va muy lenta y por eso no ha salido aún, pero está por terminarse. En cuanto salga, la primera copia será para usted y oiréis nuevas sorpresas de la Reina, lo que ha hecho, lo que hace y lo que quiere hacer por nosotros. Cuando os lo mande, me mandaréis decir vuestras impresiones, y creo que amaréis más a la Celestial Reina.

Ahora, Madre mía querida, os hago mis augurios por el nacimiento del pequeño Rey Jesús. Los pequeños son más fáciles a darnos lo que queremos, porque son desinteresados, a veces basta hacerles una caricia, darles un beso, enjugar sus lágrimas, para darnos lo que queremos. Creo que vuestra Maternidad dará todo esto al pequeño Jesús, y Él os dará por regalo de su nacimiento su Santísima Voluntad. Don más grande no podría haceros, porque con Ella tendrá a vuestra disposición la santidad, la paz; sentiréis en usted la virtud creadora, la cual tendrá virtud de transformar vuestros actos, aun un pequeño te amo, en tantas vidas de amor, las cuales tendrán el acto incesante de amar a Aquél que tanto nos ama.

Madre mía, cómo es bello el vivir en el Querer Divino, todo es nuestro; Dios mismo siente la necesidad de darse en poder de las criaturas para amarlas y hacerse amar. Por eso no sabría hacer otro augurio más bello, más útil, que el Querer Divino os envuelva tanto, de no haceros sentir, ver y tocar, que la sola Divina Voluntad.

Os dejo en el Querer Divino

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46.

In Voluntate Dei

Estimada en el Señor,

 os aseguro mis pobres oraciones. Tenga gran confianza, la cual vence a Dios, que cede a vuestras necesidades. Haga decir alguna misa para conseguir lo que queréis; después ponga todo con filial abandono en las manos de Dios y de la Reina, Ellos, que nos aman tanto y quieren ser amados. Todo lo que sucederá será siempre lo mejor para usted y para el pobre Jesús. Las cruces nos hacen renacer a nueva vida de santidad y de Gracia; así que las cruces soportadas con verdadera resignación nos hacen semejar a Jesús y son nuestros renacimientos en el bien, en el amor, en el Querer Divino, que quiere ser nuestra vida. Por eso hagamos correr todo en el Querer Santo si queremos que haga sus prodigios de amor en nuestra alma.

Me encomiendo a vuestras oraciones, y yo de corazón lo haré por usted. Y mandándoos el saludo del Querer Divino, a fin de que os lleve la paz, el bálsamo a vuestras penas, me digo vuestra aff.ma

La pequeña hija de la Divina Voluntad

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  1. A Federico Abresch, Bologna

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Querido hijo en el Querer Divino,

 el único consuelo que puede encontrar una madre al tener a sus hijos lejanos, es que quieran vivir en el Querer Divino, si pienso en cuánto el amado Jesús lo suspira y cómo el clavo que más lo traspasa es que sus hijos no viven en su Voluntad. Y la Celestial Reina, ¿qué cosa no haría si nos viese vivir junto con Ellos, con una sola Voluntad? Cierto que pondrían su Vida a nuestra disposición. Es propiamente esto el vivir en el Querer Divino.

Dios mismo toma a pecho todas nuestras cosas y pone a nuestra disposición su santidad, su amor, todo su Ser, siempre y cuando tenga el contento de vernos vivir en aquel Querer que es el portador de todos sus bienes.

Amadísimo en el Querer Divino, para vivir en Él no se trata de cambiar acciones, sino sólo voluntad, en vez de hacer correr la nuestra en todo lo que hacemos, hacemos correr la de Dios. ¿Y queréis saber qué sucede en nuestro acto? Es tanto su amor, su bondad, que conforme formamos el acto y hacemos correr su Voluntad, así viene formada la Vida Divina en nuestro acto, y tantas veces repetida esta Vida Divina en nuestros actos por cuantos actos hacemos; ¿y os parece poco decir que, con tal que haga correr su Voluntad me da el poder de formar tantas Vidas Divinas por cuantos actos hago? Aunque sean actos naturales o pequeños, con tal que esté su Voluntad, el gran prodigio es cumplido.

Respecto a las debilidades, miserias y otro, no os deis pensamiento, siempre y cuando no esté nuestra voluntad, porque ella es nuestra ruina. Pueden servir como escabel sobre el cual el Querer Divino forma su trono para dominarnos y reinar, o bien como sirven las piedras y el cascajo a quien quiere hacerse una habitación, o bien como tierra en mano a nuestro agricultor celestial, que de las miserias de nuestra voluntad hace las bellas floraciones para extender su reino. Todo sirve a su gloria y a nuestro bien en las manos divinas del Fiat. Pero, os recomiendo, no penséis en las miserias, en las debilidades; por cuanto más se piensan más se sienten. En cambio, con no pensarlas se desvanecen y se sienten menos. Mucho más que el dulce Jesús no mira a lo que sentimos, sino a lo que queremos, es más, muchas veces nos compadece y aumenta su Gracia, su fuerza, para hacer que las miserias estén en su puesto. Del resto, el amado Jesús, con querer que vivamos en su Voluntad, no quiere tener qué hacer con los muertos, sino con los vivos; así que nuestras miserias dicen que estamos vivos, no muertos, y Él, queriendo hacer de vencedor, las vence y hace de ellas el más bello adorno para su reino.

Por eso, ánimo y confianza; son las armas que vencen a Dios. Si no hacemos los primeros pasos, no podemos hacer los segundos, los terceros y todos los demás. Si no entramos en el mar, no podemos bañarnos ni nadar dentro; por eso lo esencial es comenzar en verdad, el resto vendrá por sí.

Me encomiendo a vuestras oraciones. Di al pequeño Pio que en cada cosa que haga, diga: “Jesús, toma mi voluntad y dame la tuya.” Hazlo crecer santo, a fin de que sea un verdadero hijo del Querer Divino. Dejo a toda la familia en el Querer Divino. Busquen cuanto más podáis, el hacer conocer a todos la Divina Voluntad; así obtendréis la gracia de conocerla ustedes de más. Mando el saludo del Fiat a todos.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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[Siguen algunas cartas escritas una veintena de años antes]

  1. A D. Michele Samarelli, Bari
  2. M. I.

El Santo Querer de Dios sea nuestro beso continuo, que nos transforme todo en Jesús.

Muy reverendo Señor Teólogo,

 el buen Señor Jesús nos ate tanto en su Querer, de no hacernos recordar más del nuestro. ¡Oh! Cómo seremos felices, porque sentiremos en todo nuestro obrar la marca divina, sentiremos en nuestra voz el aliento de Jesús, el poder y el amor del mismo Jesús; y entonces sí, podemos decir a Jesús: “Te amo, pero en verdad, porque en tu Querer tengo también tu amor en mi poder; por eso, no en el mi “te amo”, sino en tu amor, el único digno de ti.”

Jesús no se dejará vencer en amor por su criatura; nos amará tanto, tanto, de confundirnos de amor; en cada latido del corazón, en cada respiro y pensamiento nos vendrá un “te amo” del dulce Jesús; y tantos nos vendrán de estos “te amo”, que nosotros no podremos llegar a contarlos todos.

He aquí la respuesta. Jesús parece que os diga: “¿Quieres que te ame mucho, mucho, demasiado? ¿Quieres que arroje en ti los inmensos océanos de mi amor, que llegue a volverme loco por tu amor?”

Vive siempre en mi Querer, olvídate de ti mismo, hazme vivir en ti, y mi amor por ti llegará al non plus ultra; así que, según hagas mi Querer, Yo te amaré de más, porque mi Querer merece todo mi amor, así que pondré a tu disposición, también mi amor.”

¡Oh! Cómo es bueno Jesús. Si nosotros lo conociéramos, moriríamos raptados por el amor; y el raptor Jesús, para no hacernos morir, con amor nos esconde en el Amor. Poner sólo en duda que Jesús no nos ama mucho, es contristar a Jesús y amargarlo.

El amor llama otro amor. Cuanto más creamos que Él nos ama, tanto más sentimos amarlo; y Jesús, viéndose amado, más nos ama.

Ahora vengo a agradecerle por la bella imagen del S. Sudario. La tenía, pero me fue quitada por otro sacerdote; y Jesús, que es tan bueno, por otro sacerdote me la ha hecho llegar. Gracias.

Me encomiendo a vuestras santas oraciones.

Corato, 14/10/17

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  1. A la Superiora, Sor Magdalena del Moro, Santa Chiara, Ravello
  2. M. I.

El Santo Querer de Dios os ate tanto, tanto, de no daros tempo de pensar en usted misma.

Mi hermana en Jesucristo,

 respondo con pocas líneas a vuestra carta. La causa, creo, de todo lo que me dices, es la falta de unión con Jesús en todas vuestras cosas. El enemigo os encuentra sola, sin Jesús, y os hace su trabajo, os turba, quitándoos la paz del corazón, tan necesaria para hacer reposar al afligido Jesús. Si el enemigo os encontrase siempre con Jesús, para no sufrir su adorable presencia huiría. He aquí el remedio a todos los males, estar siempre con Jesús, sea en las cosas espirituales cuanto en las materiales, y Jesús pensará en daros la paz y en desempeñar vuestro oficio; es más, Jesús lo hará en usted. Todo lo que sufra délo a Jesús para aliviarlo y repararlo, también las frialdades, y así tendréis más campo para hacerle compañía al traspasado Jesús. Si estáis con Jesús os olvidaréis de usted misma, y sólo a Jesús recordaréis, y Él pensará en todos vuestros males. ¡Ah, sí, ámelo mucho! Pero la sola unión con Jesús hará surgir nueva fuente de creciente amor, así que si estáis con Jesús lo amaréis, si no, amaréis a usted misma y a vuestros males. Que fea figura haréis ante Jesús, ¿no es verdad?

Diga a la buena Superiora que esté en todo a la obediencia, porque quien obedece no se equivoca, y el bendito Jesús suplirá a lo que parece que le falte. Y además, cuando Jesús se siente amado, olvida nuestras culpas, y no queramos perder la cabeza por recordarlas. Jesús quiere la armonía y la concordia entre ustedes, y Él estará en medio a ustedes.

Me encomiendo a vuestras oraciones.

La pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 20/11/17

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  1. Al Sacerdote D. Antonio, da V.
  2. M. I.

El Santo Querer de Dios sea el latido continuo de nuestro corazón.

Rev.do D. Antonio,

 sólo Jesús puede confortarnos en nuestras penas, por eso sólo a Él volvámonos, arrojémonos en sus brazos como tiernos niños y, si el dolor nos hace llorar, bañemos sus manos paternas con nuestras lágrimas, y el dulce Jesús viéndose adornadas las manos, nos enjugará las lágrimas y nos dirá: “Hijo, ¿has venido a Mí a llorar? Y Yo quiero cambiar tus lágrimas en alegrías, tus amarguras en dulzuras, y derramaré en tu corazón el mar de mis gracias.” Por eso, confiemos todo a Jesús, aun la suerte de nuestra amada patria, Él dispondrá todo para bien de nuestras almas.

Yo espero que ya hayáis tenido noticias de vuestros hermanos; encomiéndelos a las almas purgantes, porque ellas pensarán en ponerlos a salvo, prométales algún septenario de misas si quedan salvos.

Me encomiendo a vuestras oraciones, roguemos mucho en estos tiempos tan dolorosos; la oración nos defenderá de la sombra del enemigo y nos cubrirá con la sombra divina, y la sombra divina nos hará desaparecer de la mirada del enemigo.

La pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 12/11/17

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  1. A la Sra. Concettina Camoniero, S. Giovanni a Peduccio, Napoli

Fiat

El Santo Querer de Dios nos ate tanto, de poner en fuga todo pensamiento.

Buena hija,

 con el bendito Jesús se requiere confianza y amor, por cuanto más osados seamos, tanto más nos quiere. Vuestro temor de comulgar viene del enemigo; él tendría placer que nosotros hiciésemos más leña para el infierno, de otra manera no os lo hubiera dicho ni suscitado en usted tantos temores. Más bien yo os digo que cuando por temor os abstenéis, formáis leña para el purgatorio, las comuniones que no hacéis en vida, las haréis de fuego en el purgatorio, porque Jesús en el S.S. Sacramento se quema de amor y quiere venir a nuestros corazones para dar desahogo a sus llamas; y con el abstenernos, Jesús se quema de más, delira y con justicia nos hará quemar de más en el purgatorio.

Por eso piense solamente en amar a Jesús, en cómo hacerlo más contento, y el amor destruirá todas las leñas y como rocío celestial os cubrirá, os purgará de todo. Los temores, las dudas, las agitaciones son cuerdas que nos encadenan, nos quitan la frescura del amor, es más, lo hacen marchitar y nos desvinculan de los brazos de Jesús.

Os recomiendo las “Horas de la Pasión.” Forme continuas cadenas de reparación en torno a Jesús, una a ellas todas vuestras acciones, a fin de que jamás se rompa esta dulce cadena de reparaciones. Son los tiempos que lo requieren; si no queremos ser espectadores de males mayores, propáguelas cuanto más pueda. Y encomendándome a vuestras oraciones, ruego a Jesús que os bendiga y os dé la paz.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. Sólo y siempre Jesús

Mi buena hija,

 si quieres ser santa busca sólo a Jesús y toma de Jesús todo lo que Él dispone, privaciones y falta de ayudas, aun espirituales. Hija mía, hasta en tanto que no te despojes de todo, aun de los gustos santos, Jesús, el raptor de los corazones, no te dará sus gustos divinos, y por lo tanto estarás siempre agitada y sacudida, ahora por una ola, ahora por otra.

Concluyo, encerrándote en la herida del corazón SS. de Jesús, a fin de que te bendiga, te consuele y te tenga estrechada en sus brazos. Ruega por mí.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A Sor Agnese, de las religiosas Benedictinas de clausura de Lecce.
  2. M. I. A.

In Voluntate Dei, D. G.

Estimada hermana e hija en Jesucristo,

 recibí tu carta por medio de tu santa hermana que vino a buscarme. Buscaré contentarte por cuanto pueda, de rogar por ti. Sólo te pido que hagas desaparecer todo para hacer resurgir en todas tus cosas solamente a la Divina Voluntad. No la dejéis más huir, tómala como acto primero de vida, en todas tus acciones, en las penas y en las consolaciones, en todo, y Ella te dará la paz tan necesaria para tu alma. De todo lo que no es paz, estate en guardia, porque los temores, las agitaciones, aun bajo aspecto de bien, son siempre alientos infernales y harapos del infierno, cosas que no nos pertenecen, y nosotros debemos estar en guardia de no hacer entrar en nuestra alma cosas extrañas y nocivas, que nos hacen mal. Por eso, si amas a Jesús, estate en paz, cualquiera que sean las circunstancias no te turbes jamás y con toda confianza estate como una pequeña niña en los brazos de Jesús.

La paz será tu herencia, la Divina Voluntad tu vida, la confianza el imán potente que raptará a Jesús bendito a morar en tu corazón; y ¡oh! Cómo estará contento de estar en tu corazón, porque encontrará su cielo, las cosas de la patria celestial, cuales son su Voluntad, la paz, la confianza. En el Cielo se está con toda confianza, más que hijo y padre, se goza la paz y se vive de Voluntad Divina. Por eso aprendamos de este exilio a vivir como se vive en el Cielo.

Me encomiendo tanto a tus oraciones, porque tengo mucha necesidad, y dejando a las dos, las hermanas en el mar de luz del Querer Divino, donde me auguro que te harás santa, me digo vuestra dev.ma y aff.ma

Luisa Piccarreta

Corato, 24/01/29

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  1. A la Madre Elisabetta.
  2. M. I.

Fiat – In Voluntate Dei, D. G.

Mi buena y Reverenda Madre,

 mientras estaba por mandaros una carta para vuestra querida hermana, me ha llegado la vuestra. Madre mía, no se aflija de lo que sentís en el fondo de vuestra alma, son trabajos que hace Jesús para cumplir sus grandes designios. Y Jesús para trabajar se sirve ahora de la materia de la luz, ahora de la oscuridad, ahora del aislamiento en el cual vuestra alma se siente sola y tal vez sin Aquél que amáis y que tanto os ama. Pero Jesús no os deja jamás; se esconde, y en su escondimiento es tanta la hoguera de su amor, que os da sus besos escondidos, sus tiernos abrazos; pero os los da poco a poquito para no hacerse sentir. Pero con todo esto no sabe durarla a largo, cuando menos se cree se hace sentir en el fondo del alma para sosteneros y gozar de sus trabajos. Madre mía, con Jesús se requiere paciencia, fidelidad y paz, para hacerlo continuar su trabajo de formar el reino del Fiat Divino. Él quiere estar libre, no quiere que nos preocupemos de lo que sentimos. ¿Qué se puede hacer? Es el eclipse del Sol del Querer Divino, que con sus refulgentes rayos llega hasta eclipsar a Jesús. Por eso usted ruegue por mí, porque tengo mucha necesidad.

Mando el saludo del Fiat a su buena hermana Elisa, a mi hija Sor Gioacchina y a toda la comunidad. Lina ha escrito diciendo que está contentísima.

Le recomiendo que no se le olvide rogar por mí, como yo de todo corazón lo haré por usted. Y dejándoos en camino en la luz interminable del Fiat Supremo, donde todo es paz, armonía, fortaleza, me digo, besándoos la mano, vuestra sierva dev.ma y aff.ma.

Luisa Piccarreta.

Corato, 28/01/29

Pd. Gracias de los rosarios, mi hermana Angela os besa la mano y os saluda de corazón. La Madre Superiora de Oria requiere consuelos.

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  1. A una religiosa.
  2. M. I.

Fiat – In Voluntate Dei

Mi buena y Reverenda Madre,

 el Reverendo padre P. me hizo leer su carta mandada a él, y me rogó que le escribiera alguna palabrita para confortarla. ¿Pero qué debería deciros? Mi acostumbrado estribillo, perdámonos en el Fiat Divino y en Él encontraremos la fuerza, la luz, que invistiendo nuestra lengua hará enmudecer a aquellos que nos escuchan, y sintiendo en ella la fuerza de la verdad se pondrán a escucharos y a poner fin a una tempestad que dura desde hace tanto tiempo.

Madre mía, no debéis preocuparos de un carácter tan cambiable, ni poner mucha atención; pobrecito, qué debilidad, se cambia a cada sonido que le llega al oído. Estando en Roma estaba con usted, yendo a Messina, con aquellos; así fácilmente se cambiará de nuevo, y si no se cambia, N. Señor se podrá servir de otros caminos. Por eso no pierda jamás la paz en estas circunstancias, porque la tempestad pasará, todo termina acá abajo, pero la paz no termina, más bien es la carroza que nos lleva al Cielo y ahí se queda con nosotros, como herencia de los hijos de nuestro Padre Celestial. Mucho más que la paz es la campana que suena continuamente para llamar en nosotros la Vida del Fiat Divino.

Me gustan mucho los tres consejos del P di Costa; ponga atención en seguirlos, quién sabe qué dispondrá N. Señor. Por eso roguemos, esperemos y abandonemos todo en el Querer Divino.

Me encomiendo tanto a vuestras oraciones, y dejándoos en el Querer Divino os beso la mano.

Vuestra sierva dev.ma, Luisa Piccarreta

Corato, 9/02/29

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  1. A una señorita.
  2. M. I.

Fiat – In Voluntate Dei

Estimada en el Señor,

 sea siempre bendito el S. Querer Divino que todo dispone para nuestro bien; la tempestad es siempre preludio del cielo sereno. Por eso no se abata, espere con paciencia invicta la hora de Dios. Cuando ella suene, su imperio pondrá todo en su lugar y tal vez los mismos enemigos se volverán amigos. Por eso, ánimo, no omita nada, dé ejemplo de firmeza de carácter, siempre igual a usted misma, no haga reír al demonio, porque si no está firme y siempre igual, el enemigo os dirá: “Querías hacer el bien a los demás y no lo has sabido hacer a ti misma.”

Hija mía, debéis saber que bajo los golpes el fierro centellea, se reblandece y se dispone a formar el objeto que el artífice le quiere dar. Así hace Nuestro Señor, artífice divino, golpea el fierro de nuestra alma para quitarnos lo oxidado, para ablandarnos y darnos la forma del objeto que quiere hacer de nosotros, y la luz que centelleamos bajo sus golpes, sirve para disponernos a sus grandes designios. Por eso de las tempestades debéis tomar la luz, el ánimo, la paz, no os turbéis jamás, porque la turbación es la verdadera granizada del alma, destructora de los verdaderos bienes.

Me encomiendo a vuestras oraciones, y dejándoos en la Luz del Fiat Divino, me digo

Vuestra sierva dev.ma, Luisa Piccarreta

Corato, 11/02/29

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  1. A una Superiora Religiosa
  2. M. I.

Fiat – In Voluntate Dei

Muy Reverenda Madre,

 gracias por vuestros santos augurios y por vuestros amados recuerdos, yo no sé como agradecerle, el buen Jesús os lo agradece por mí y con todo el corazón os correspondo los augurios, pero ¿quiere saber cuál es mi augurio? Que el Fiat Divino os quite vuestra voluntad y os dé la suya, de modo de formar en usted su Vida, su reino, su cielo en vuestra alma. ¡Oh, cómo seréis feliz, vivir no más de voluntad humana, sino de voluntad divina! Ella os dará paz perenne, la cual es tan necesaria para formar el día de luz en nuestra alma. Las turbaciones, los temores, las pequeñas desconfianzas son las notas del alma, las cuales hacen ver todas las cosas al contrario de lo que son. La noche nos esconde el calor del Sol Divino y tal vez nos esconde al mismo Jesús. En cambio la paz es la sonrisa del alma y la primavera que hace florecer el pequeño terreno de nuestra alma, y nos quita el velo de las turbaciones y nos devela a Aquél que tanto nos ama. Pero si queréis paz debéis vivir de Voluntad Divina. Ella sola nos dará la verdadera paz y encierra la patria celestial en nuestro corazón.

Es más, os ruego de formar de vuestra comunidad, el pequeño reino del Fiat Voluntas Tua, como en el Cielo así en la tierra. Si esto hacéis tendréis una comunidad floreciente, la voluntad de la una será la de todas, tendréis una fuerza única, formaréis el pequeño cielo sobre la tierra. Por eso os pido, ya que habéis querido una palabra mía, que todas hagan la Divina Voluntad; pongan el Fiat al principio y al fin de cada acto vuestro, y todo lo que queráis, déjenlo todo en el Querer Divino, no os preocupéis, y Él tomará el empeño de todas vuestras cosas.

Mando un saludo del Fiat Divino a mi amada prima y le pido que se haga santa y que no salga jamás del mar infinito del Divino Querer. Dígale que pida por mí, como le aseguro que yo lo hago por ella.

Me encomiendo tanto a vuestras oraciones y dejándoos a navegar el mar interminable del Fiat, me digo vuestra sierva dev.ma

Luisa Piccarreta

Corato, 16/4/29

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  1. A una Superiora Religiosa
  2. V. D. D. G.

Mi buena y Reverenda Madre,

 recibí vuestra carta, y al leerla sentí en mi pobre corazón las notas de su dolor, de vuestras amarguras y del aislamiento en el cual os encontráis. Madre mía, ánimo, no se abata, porque el abatimiento agota el ánimo, la fuerza, y nos vuelve inhábiles al bien. Si todas estas notas de dolor y de aislamiento las arrojarais en el mar del eterno Querer, ellas os darían un mayor derecho, de que el Fiat Divino no sólo haga de vida vuestra, sino guía, apoyo y compañero inseparable, de modo de formar con Él lo que a usted como Superiora conviene que haga y mande. ¿No siente en usted misma esta ayuda divina? ¿No siente en su corazón que hay una mano potente que os guía? Por eso, Madre mía, abandónese como una pequeña niña en el Querer Divino, y sentiréis surgir nueva fuerza, nueva luz, que abrazándoos os dirá: Estoy Yo junto contigo; el aislamiento en el cual te dejan los tuyos te será recompensado por mi fiel compañía.

Yo de corazón pediré, si bien soy indigna, que Jesús os consuele y os dé tanta gracia de gozar usted la paz en medio a tantas tempestades, y que todas sus hijas quieran oír vuestra palabra materna, que por su bien les ordena.

Ahora vengamos a nosotras, y os lo digo porque usted lo quiere saber, de otra manera lo hubiera callado. Con todo y que vino la Martucci a Trani, la publicación de la V. D. duerme; no hay ninguna premura, me parece que todos son paliativos y burlas que hacen, pero deberían pensar que no me burlan a mí, sino a un Querer Divino. Madre mía, para hacer un bien se requiere quien sienta la vida de ese bien, y si no se siente la vida, se hará forzado y aun mal, y a un bien forzado la criatura se siente faltar el terreno bajo sus pies, le falta el tiempo, la fuerza. Del resto, Fiat, Fiat. Dispone como el Fiat quiere y quien quiere; yo no quiero otra cosa, sino que el Querer Divino se haga.

Me encomiendo al Señor, y me perdone estos pequeños desahogos. D. Benedetto la bendice y mi hermana os saluda, y yo, dejándoos siempre en el Divino Querer os beso la mano y me digo vuestra sierva dev.ma

Luisa Piccarreta

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  1. A una religiosa
  2. M. I. A.

Fiat

Mi buena hija en el Querer Divino,

 vuestra carta me ha dado tristeza al oír vuestro estado, ni podría olvidarme de una hija de nuestro venerable Padre y mía, que fue tan generosa conmigo en los últimos meses de su vida en este mundo; y tan pobre como soy, no podría olvidarme de vuestros sacrificios para escribirme en un momento tan doloroso para todos nosotros; mucho menos podría olvidarse nuestro amable Jesús de vuestros sacrificios hechos por Él, de dejar todo para daros toda a Jesús. No puedes negar que de todo corazón deseabas daros toda a Jesús, es verdad que te has escapado de sus brazos, te has ocupado de otras cosas, no has sido estable y constante a aquello que tú misma en ciertos arrebatos de vuestro corazón prometías a Jesús, pero Jesús vigilaba y vigila aún su don, don que le diste tú. Además los dones se aman, se cuidan como cosas propias, así que Jesús no dejará escapar su don. Está cierta hija mía, Jesús te ama y te quiere buena y santa; no prestes atención al enemigo, que quisiera arrebatar el don de las manos de Jesús; no prestes atención a las dudas y a todo aquello que no es paz. Estas son cosas del enemigo, son trozos de infierno, no de Jesús; sus cosas son paz, los trozos del Cielo son certidumbre. Por ello, como madre que ama a su hija, le ruego de no dejar entrar más en su corazón estos harapos infernales, y si el enemigo la atormenta dígale decidida: no son cosas que me pertenezcan, no quiero robar a nadie, ni siquiera al infierno. Y después le repito mi acostumbrado estribillo: firmeza irremovible en el bien, no os ocupéis de otra cosa sino de Jesús y de aquello que pertenece a vuestro oficio, y con esto cerrareis la puerta al enemigo y no encontrará el camino para agitaros. Por eso os repito: Paz, paz hija mía, y la paz la encontraréis, cierto, si miráis en todo a la Voluntad Divina. Ella es la pacificadora de las almas y la portadora de la santidad y de la felicidad aun acá abajo. Por eso olvide todo y solamente recuérdese de aquel Querer que más que tierna y piadosa madre quiere hacer santa y bella a su hija, y yo junto con Ella, más que madre, quiero regeneraros en aquel Fiat Divino y poner la vida para teneros como hija suya y mía. Creo que escucharéis mis peticiones y, dejándola no más en su voluntad turbulenta, sino en la de Jesús, donde os veré frecuentemente, me digo en el Querer Divino, vuestra madre aff.ma

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A una religiosa (probablemente)

(…) ¡El no querer obedecer significa no querer hacer la Voluntad de Dios! ¿Y te parece una cosa de nada? Más que duda, es el pecado de los pecados. Los mismos santos, los ángeles, la corte celestial dirían: ¿Quién es esta loca, esta muchacha que quiere hacer el acto contra la Voluntad de Dios, que quiere poner el desorden? Porque el querer desobedecer es oponerse a la Voluntad de Dios, decirle que: “yo no quiero reconocerte”; mientras que con el obedecer, si esta virtud se hace para contentar al padre, es cosa buena y santa, pero si se hace porque se reconoce en ello la autoridad, la Voluntad de Dios, es la cosa más preciosa. Esta es la Voluntad de Dios y basta; mejor al infierno con la Voluntad de Dios, (que el mismo se cambiaría en paraíso, porque nosotros con querer hacer su Voluntad es signo de que lo amamos), que no en paraíso con nuestra voluntad, que lo mismo, después se cambiaría en infierno.

Acerca de querer recordar el pasado, no, porque lo pasado es pasado en Dios, y sería un usurpar sus derechos, sus cosas. Si no hay mal en lo pasado, el Señor puede con calma hacerlo conocer. Acerca del futuro, ni siquiera vale la pena preocuparnos, porque no es cosa nuestra, sino es cosa de Dios. Nosotros debemos obedecer y hacernos santos, no por nuestro interés, sino por la gloria de Dios. Por lo tanto, hacer a un lado toda duda, porque la duda, el temor, la agitación, no vienen de Dios, sino del demonio, y pensar más bien en amar y hacer la Voluntad de Dios, porque el Señor con las dudas se disgusta mucho más que si cometiésemos el pecado.

Hija mía, tú jamás has conocido un reproche de Nuestro Señor Jesucristo, y si lo hubieses conocido habrías visto a Él, que es todo bondad, con qué amargura reprocha, y necesitarías probarlo. Por lo que jura, o haz la promesa solemne de jamás pensar en las dudas, para no desobedecer y consecuentemente para no disgustar a Jesucristo.

¿Crees tú que el estar destinada a escribir haya sido una cosa sucedida al azar? No, sino una cosa establecida por Dios desde la eternidad, porque tenía sus fines. Por lo tanto, debes saber apreciar y aprovechar tanta preferencia…

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  1. A Madre Cecilia
  2. M. I. – Fiat
  3. V. D. D. G

Mi buena y Rev.da Madre,

 me perdonará el no haberle escrito, pero esté segura que jamás la olvido junto a N. Señor, a fin de que os dé fuerza y gracia en el delicadísimo oficio que Él os ha confiado. Yo espero que vuestro primer acto sea el de dar el pan de la Divina Voluntad a vuestras novicias, pero al darlo debéis condimentarlo con dosis fuerte de amor, con una amabilidad toda celestial, con la dulzura de Jesús sobre el labio, de modo que ellas encuentren tal gusto, que les basten pocas palabras para hacerse santas. No irán en busca de largas conferencias, las cuales, mientras halagan el oído, dejan las almas, tal vez en ayunas.

Querida Madre, dígales de parte mía que no pongan atención a rumores y a bagatelas, sino al pan celestial que el dulce Jesús quiere darles por medio vuestro, o sea, el del Fiat Supremo, ni Jesús les pedirá otra cosa sino aquello: que en todo sea cumplida su Voluntad.

Mi buena Madre, todo lo grande, como usted sabe mejor que yo, está en el no negar jamás nada a la Divina Voluntad. Negarle alguna cosa, no hacerse dominar por Ella, significa romper la santidad, hacerla pedazos; de modo que si nosotros mismos nos conduciremos para hacernos verdaderamente santas, seremos como un cuerpo al cual le vienen arrancados los brazos, los pies, el corazón, y, ¡oh! Pobre santidad sin la Vida entera de la D. Voluntad.

Por eso Madre mía, amémosla mucho, hagámosla siempre, aunque nos cueste la vida, nos será dada una vida más bella, e interesémonos en hacerla amar por los demás.

Ahora vengamos a nuestro caso; yo no creo, entre nosotros no ha habido ni habrá sombra de disgusto o de (?), habéis querido hacer una broma, la cual os ha ayudado para hacernos reír y tal vez para darme un empujoncito para hacerme escribir. Si no os he escrito antes ha sido porque no veía la necesidad, y esperaba la ocasión para escribiros. No sabía nada acerca de que la Madre Sor M. Concetta vino a Oria; os habría escrito si lo hubiera sabido; sólo lo supe cuando se regresó, por lo tanto perdóneme y quedemos siempre amigas y unidas en el D. Querer.

Mi hermana os besa la mano y os dice tantas y tantas cosas. Toda la comunidad os saluda de corazón. D. Benedetto os bendice.

Termino con preguntaros: ¿Y usted está bien? Dé la confianza de Madre a vuestras hijas, muéstrese abierta con ellas, pero tanto de atraerlas con confianza filial a abrirse con usted, de modo que pueda meter los remedios necesarios a sus debilidades, dudas, temores, etc. Madre, tome todo del dulce Jesús y Él será magnánimo, no se angustie por nada, no tema, porque Jesús pensará en todo. Y yo os dejo en sus brazos, encerrada en su corazón divino, y besándoos con toda estima la mano, me encomiendo a vuestras oraciones. Vuestra dev.ma y aff.ma

Luisa Piccarreta

Corato, 25/02/33

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  1. A Sor M. Emiliana
  2. M. I. – Fiat

(…) En todo lo que haces, besa y respira el Querer Divino. Él os hará respirar el cielo, el aire balsámico de la paz, y pondrá fuera de vuestro corazón todos los temores, los miedos, las dudas. La Voluntad Divina será para ti el verdadero Sol que hará desaparecer la noche de los males, y formará la primavera sonriente de las flores más bellas.

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  1. A Sor M. Longina
  2. M. I. – Fiat

Oh, cómo el Querer Divino os quiere santa. Pero quiere que lo llaméis siempre, para hacer surgir en vuestra alma el día de la paz, y como por encanto hacer desaparecer de vuestro corazón todas las miserias que impiden la verdadera santidad. Por eso el Fiat Divino os espera para deciros: “Dame la vida en tus actos, y Yo te haré santa y todo se convertirá en felicidad.”

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[Siguen cartas posteriores a la condena]

  1. A Madre Cecilia

In Voluntate Dei

Mi buena y Reverenda Madre, recibí vuestra carta que mucho me confortó; os agradezco de corazón. Mi estado en estos tiempos es muy doloroso, a causa de los libros y otras cosas, pero yo tengo la esperanza cierta en mi pobre corazón que serán las últimas gemas que mi amado Jesús pondrá a mi pequeña corona. Y cuando mi corazón me lo siento sofocar de pena, me escondo en el Querer Divino y ahí encuentro la fuerza necesaria. ¡Qué fuerza mágica, que imán potente posee la Divina Voluntad! En las penas más duras sabe dar el reposo y arroja el bálsamo sobre las llagas más graves. Por eso Madre mía querida, no nos separemos de dentro del Fiat. Él nos formará su estancia divina, en la cual encontraremos a Jesús que nos tomará entre sus brazos, nos alimentará con el precioso alimento de su Querer, nos cubrirá con su amor, esconderá nuestras penas en las suyas para hacernos más similares a Él, y en el énfasis de amor nos dirá: “Hija mía, no temas, Yo seré tu vida, tu fuerza, tu todo; viviremos juntos y formaremos una sola vida. Cómo seremos felices.”

Ahora, este es mi deseo para S. Cecilia: Que el Fiat os dé su morada divina, en la que viviréis con una sola vida con el amado Jesús. Yo no sé decirles otra cosa: Que el Querer Divino las cubra y las esconda en Sí, pero tanto, que no sientan en ustedes sino la Voluntad de Dios…

Gracias, gracias por todo; que el Cielo se los pague con bendiciones, las esconda aun más en su Querer, a fin de que la tierra se cambie en cielo para ustedes, y todas las cosas os sean portadoras de Voluntad Divina.

Junto con mi hermana os renuevo las felicitaciones. Creo que este año soy yo quien inicio las felicitaciones para S. Cecilia, felicitaciones de paz y de unión. Rueguen por mí; y dejándolas en el Querer Divino y besándoles la mano, unida a mi hermana me digo su aff.ma,

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 10/11/38

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  1. A Federico Abresch

In Voluntate Dei!

Mi queridísimo hijo en el Querer Divino,

perdóneme el retraso. Os hago notar que estoy siempre en el Querer Divino, donde quiero yo y Jesús que estén todos mis hijos lejanos y cercanos, esto es aquellos que quieren vivir en el Querer Santo. El Cielo nos guarde de una desventura tan grande, de salir de dentro de Él.

Hijo queridísimo, debéis saber que esto es una tarea dada a nosotros por Dios en la Creación. Al principio de nuestra existencia fue formado en el centro del FIAT Supremo. Dios creaba nuestra voluntad humana como su estancia divina, como gabinete secreto, donde debía vivir junto con nosotros, donde debía tener su cátedra para enseñarnos la doctrina celestial de su Querer. Así que ninguna ley nos puede imponer el no vivir en Él, ni la santa Iglesia, por cuanto nos inclinamos y adoramos sus disposiciones, ni Dios mismo puede decirnos: “No quiero que tú vivas en mi Voluntad”, porque Él con suma Sabiduría nos dio este derecho por creación. Nosotros, con vivir en Ella, debemos ser la habitación de Dios, los portadores de nuestro Creador, en los cuales, para desahogar sus delirios de amor debía hacerse narrador de su Ser Divino en el gabinete secreto de nuestra voluntad humana. Y por eso quiere que sepamos cuánto nos ama y que nos quiere para vivir en su Querer con aquel amor con el que se vive entre hijos y Padre… Oh, cómo se amarga si no se vive junto con Él, si no nos tiene estrechados sobre sus rodillas paternas, si no nos da continuamente sus dones, su vida, su santidad. Las desemejanzas no Le agradan, nos quiere similares a Él. Y para hacer esto, escuchaos una estratagema suya: da amor en cada cosa que hacemos, quiere que Le demos en don nuestra voluntad para darnos la Suya; y en este intercambio hace crecer la Vida de la Divina Voluntad en nosotros, así que en cuanto damos la nuestra, así crece la Suya y, cada vez que damos la nuestra, se deleita de obrar en nosotros sus maravillas divinas.

Por eso, queridísimo en el Querer Divino, estemos atentos, estemos en nuestro puesto, no nos preocupemos por los truenos y tempestades, aunque me hayan amargado hasta la médula de mis huesos. Yo espero que se cambiarán en Cielo sereno y en truenos de luz y de amor por el mundo entero y por el triunfo de un Reino tan santo… Podemos decir que queman bajo la hoguera de las penas en que nos han puesto, pero espero que esta hoguera me sirva para quemar la cárcel de mi cuerpo; así podré tomar el vuelo hacia el Cielo, para poder obtener el Reino de la Divina Voluntad sobre la tierra.

Os agradezco por vuestra acogida ofrecida a mí; por otra parte ruego a Jesús que os dé su acogida continua en el Fiat Divino. Ruegue por mí, que tengo tanta necesidad: y dejándoos encerrado en el Querer Santo, unido con la buena Amelia y mi pequeño Piuccio, me confirmo como vuestra afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 30-11-1938

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  1. A Suor Remigia
  2. M. I.

Fiat! – In Voluntate Dei!

Mi buena hermana Sor Remigia,

gracias por tu cartita; la agradezco tanto. El querido Jesús te recompense formando su Vida en ti; pero se requiere mucha atención: primero que todo debes tratar de tener los alimentos necesarios para alimentar y hacer crecer al querido Jesús; el primer alimento necesario es la paz. La turbación no es alimento hecho por Jesús. La paz forma el día y hace convertir todo lo que hacemos en paz. Con esto formamos materia abundante y divina para formar, alimentar y hacer crecer a Jesús. Formadas las materias necesarias, el Querer Divino inviste y forma la Vida de su Voluntad. Oh, ¡cómo está contento entonces¡ Jesús encuentra en nosotros su Voluntad que lo ama, Lo corteja y lo tiene en fiesta; y entonces, ¿qué cosa sucede, hija mía? Nuestro respiro, nuestro latido y movimiento es el respiro, el latido y movimiento de Jesús, y nosotros sufrimos su Vida, hacemos el modelo de ella, y todos nuestros actos son modelados por la Vida de Jesús.

Por eso, sé atenta; ama la paz y todo te sonreirá, incluso el mismo Jesús. Este es mi deseo para la Santa Navidad: sé buena, hazte santa, haz que todas las cosas sean para ti Voluntad de Dios. Con esto, teniendo en tu poder un Querer Divino, ¿qué cosa no podrás hacer de bello y de bueno? Todo. Ruega por mí; y dejándote en las olas eternas del Querer Divino, me confirmo

tu afectísima tía,

Luisa, la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, diciembre 1938

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  1. A Sor Clara

In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

(…) Pero yo, como madre que ama a su hija, quiero ver a mi hija crecer en la Divina Voluntad. ¡Cómo sería feliz y cómo estará contento el querido Jesús! Serías su benjamina.

Y ¿quieres saber cómo se crece en el FIAT? Con llamarlo en todo lo que haces, sea cosa natural sea espiritual. Porque todo es de la Divina Voluntad; por eso quiere amar siempre junto contigo y, si la llamas, te da su Amor en tu poder para hacerse amar, te da su santidad para hacerte santa, la luz para hacerte conocer y para eclipsar las debilidades, las miserias, las pasiones, a fin de que no tengas más vida en ti, sino sólo su Voluntad, que extienda y forme su vida en tu pequeño acto… Si esto haces, se sentirá Reina en mi hija lejana, pero Reina actuante; Le darás mucho qué hacer y lo que haces tú lo hará Ella. No te dejará un instante, más bien, formará tu respiro, tu latido, el movimiento, el paso e incluso durmiendo, formará tu reposo y se reposará junto. Pero todo su contento es que se sentirá reina y Madre de su hija y mía…

Por eso, hija mía queridísima, sé atenta, escucha al querido Jesús, que te habla en el corazón. ¿Cuántas llamadas no te hace? ¿Cuánta gracia y dulzura no te hace sentir?

Pero ¿sabes por qué quiere confiarse de ti? Quiere darte la tarea más grande, de hacer de ti una verdadera hija de su Voluntad; y cuando sientas en ti su Vida, sentirás la necesidad de hacerla conocer a los demás… Por tanto, di al querido Jesús, con todo el corazón, que quieres vivir en su Querer, que no quieres conocer otra cosa que únicamente su Voluntad. El te tomará la palabra y actuará, y oh, ¡qué transformación sentirás en ti! Sentirás paz perenne, amor que jamás cesa, fuerza divina; en una palabra, te sentirás unida con Jesús, que hará de actor y espectador, para gozarse lo que harás junto con Él.

Hija mía buena, te he escrito para contentarte y para contentar a Jesús, a fin de que crezcas y te quedes en el Querer Divino; y, si bien lejana, formarás mi gloria, mi alegría, de tener una hija que vive y crece en el Querer Santo.

Ahora, estoy contenta que dejaste mi trabajo por el altar del Padre Pío. ¡Cómo es bello pensar que nuestras labores sirven a Dios!

Me encomiendo a tus oraciones y te dejo en el centro del Fiat Divino, para recibir su Vida continua, sus besos amorosos, sus abrazos, tan fuertes, que no te será dado descender de sus rodillas paternas; estarán en sus brazos, como una pequeña niña, para recibir el alimento de su Voluntad y de su Amor.

Hazte pronto santa; y, mandándote el saludo del Fiat, me confirmo tu afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 2-1-1939

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  1. A la Señora De Regibus, Torino

In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

perdóname por el retraso en responderte; verdaderamente estaba pensando y siento todavía la necesidad de oír la noticia del P. Beda, pero ¡Fiat!… Sucede casi siempre así, en este mundo que huye a los pobres humillados. Fiat. Nosotros estamos sobre la hoguera y quemamos en holocausto a aquel Fiat, al cual estamos obligados de dar vida; por eso forma mi escondite, mi refugio, mi fuerza. ¿Cómo se puede hacer y vivir sin un Querer tan santo? Sería vivir sin respiro, sin movimiento, sin el principio por el cual fuimos creados, sería querer caminar sin tierra bajo los pies. ¡Jesús mío, Mamá mía líbrenme de una desventura tan grande!

Por eso, ¡estemos atentas! No demos este dolor a nuestro querido Jesús, de vivir sin la vida del Fiat Supremo. Es vida nuestra, toda y siempre nuestra; no la hagamos a un lado, vivamos juntos, hagámosla respirar y moverse en nosotros; no perdamos la semilla que hemos adquirido al leer las pequeñas gotitas apenas de un Querer tan santo, pero con nuestros actos repetidos reguémoslo, a fin de que crezca su Vida bella y lozana en nuestra alma.

Para nosotros es un deber sagrado vivir en el Querer Divino. Ninguno nos lo puede impedir; y si no hiciéramos esto, nos arrastraríamos en el bien y de nosotros estará lejana la verdadera santidad.

Te correspondo los deseos, que el Querer Divino nos haga un acto solo de su Voluntad; entonces comprenderás cuál es nuestro dolor y el del Fiat, de no poderse hacer camino para hacerse conocer. ¡Cómo amaría una carta del P. Beda! Cuánto consuelo no llevaría a nuestras almas, dejadas sobre la prensa de un dolor que no parece terminar.

Ruega y haz rogar a todos: se trata de poner a salvo la Vida de la Divina Voluntad en nuestras almas. Te dejo en el Querer Divino, si quieres ser gran santa. Don Benedetto no esta muy bien; ruega. Os bendice.

En el centro del Querer Divino me confirmo tu afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 7-1-1939

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  1. A la Madre Cecilia

In Voluntate Dei!

Mi buena y reverenda Madre,

perdóneme si no os he escrito rápido, así como no hay bien más grande que podamos querer, que querer que en nosotros no reine sino sólo la Voluntad Divina. Tendremos en nuestro poder a Dios mismo, su Amor, todo será nuestro; no hay bien que se hará en el Cielo y en la tierra, que no será nuestro. Seremos la ayuda de todos; junto con Jesús tendremos un solo respiro, un solo latido, un solo movimiento junto con Él. En cada acto que haremos correrán mares de santidad y de belleza, tantos, que Dios mismo quedará raptado por ello.

Por eso, Madre mía, al bien que le quiero no hay bien mayor que pueda querer, que verla encerrada en la Divina Voluntad. Jesús no nos sacará jamás; nos hará hacer aquello que Él hace y estará con nosotras todo atento, para hacer de nosotras sus copias. Quiere que lo asemejemos en todo y, como nosotras no podemos porque somos muy pequeñas, nos da de lo suyo para tener si intento de darnos; pero, quiere encontrarnos siempre en su Querer, de otra manera Le faltaría la materia divina para darnos su semejanza (…)

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70.

In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

heme aquí contestándoos; yo no os he abandonado, ni vuestra misión se ha perdido. Lo que se hace por Dios no se pierde jamás, más bien se forma la semilla que, germinando hace renacer la Vida, más lozana, más robusta y bella. Todo lo que habéis hecho, tanto por vos como por los demás, son semillas que habéis formado, semillas que hacen renacer la Vida de la Voluntad Divina; pero se requiere nuestra cooperación. Nuestros actos repetidos en el FIAT, que como agua benéfica riegan la semilla para formar la vida; y, formada la vida, se requiere nuestra voluntad unida a la Suya para hacerla crecer, se requiere nuestro amor continuo para alimentarla. Por tanto, para nosotros nada se pierde, si verdaderamente queremos vivir de Voluntad Divina. Esta vida existe en nosotros, no huye; pero necesita no abandonarla, sino crecerla y alimentarla. El mal es más bien de quien no la ha conocido todavía, porque para poseer es necesario conocer.

Por eso, ánimo, hija mía, no retroceda. La Voluntad de Dios es nuestra y Vida nuestra; Dios nos la ha dado cuando creándonos nos sacaba a la luz, como principio de vida. Ninguno nos la puede quitar, ni la santa Iglesia, ni Dios mismo. Sería como querernos obligar a vivir sin respirar, sin movernos, lo que es imposible. Pueden quitarnos los libros, pero la Divina Voluntad ninguno tiene derecho de quitárnosla. Es la cosa más consoladora al corazón humano poder decir: “Lo que quiere Dios lo quiero yo, lo que hace Dios lo hago yo”.

Los Cielos se abren ante estas exclamaciones para unir al Creador y a la criatura, siga vuestra misión y ofrézcala por el triunfo del Querer Divino. Además, yo os recuerdo siempre y os pongo en el Querer Divino, donde quiero encontraros siempre. Por caridad, no salga jamás, no me dé este dolor; alguna cosa he hecho por usted, por tanto quiero ser pagada, y ¿sabe qué paga quiero? Que no salga jamás de adentro de la Voluntad Divina.

Agradezco tanto al Rev. D. B. Por sus augurios y de corazón correspondo sus deseos; que haga por mí un instante en la S. Misa. Nosotros estamos aquí bajo humillaciones profundas. Sólo el Señor sabe lo que está pasando; por eso tenemos necesidad de muchas oraciones, para que el Señor nos dé la fuerza. Le beso la mano y bendígame.

Respecto a los volúmenes, no están más en mi poder. ¡Fiat, Fiat! Por eso, tratemos de convertir todas las cosas, las amarguras, estos encuentros dolorosos que me cuestan la vida; suframos todo en la Voluntad de Dios, estémonos en paz, a fin de que crezca más bella su Vida en nosotros.

Os mando los augurios de nuevo año, todo de Voluntad Divina.

Os dejo en Ella para haceros santa. (…)

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

1939.

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  1. A un Sacerdote
  2. M. I.

¡In Voluntate Dei!

Muy Reverendo Padre,

el Querer Divino os porta mi augurio, si bien amargada hasta la médula de mis huesos. Os manda su lluvia de luz y de amor, que eclipsa todos vuestros males y embalsama vuestras penas, desafortunadamente dolorosas, y convertirlas en santidad y todas en actos de Voluntad Divina. Oh, cómo estaría contenta, si mis augurios fueran para usted portadores para transformaros todo en Voluntad de Dios.

Os beso la mano y de rodillas imploro vuestra paterna bendición, rogándoos no se olvide de rogar por mí, que soy la más abandonada.

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 24-3-1939

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  1. A la Madre Cecilia

¡In Voluntate Dei!

Mia buona y reverenda Madre,

(…) Ahora siento el deseo de haceros los augurios de Pascua. Madre mía, ¿qué augurios haceros? Sé que las cruces os circundan; cuántas veces os conviene pasar tragos amargos, que os hacen sangrar el corazón. Me parece que el querido Jesús os circunda de estas penas para daros la fuerza, y con voz tierna y amorosa os dice: “Hija mía, estas penas dámelas a Mí, para que me forme los brazos, el corazón o los pasos, toda mi Vida, para poder vivir en ti”. Madre mía, son las cruces, las penas, unidas al Querer Divino, las que forman la materia prima para poder dar en nosotros la vida a Jesús, el cual llama nuestra pequeñez a vivir en Él y a resurgir en Él.

He aquí mi augurio, Madre mía: resurgir no sólo a la Pascua, sino continuamente en Jesús; así que cada pena, cada acto nuestro sea para nosotros un medio para resurgir en Aquel que tanto nos ama. Creo que augurio más bello no podría haceros; creo que os será agradable, mucho más bajo la lluvia de cruces inauditas y de humillaciones profundas. Las tempestades no parecen terminar. Ruegue que haga resurgir de las tempestades la paz, de otra manera no se puede vivir.

Mi hermana os dice tantas cosas y os manda sus augurios afectuosos. En modo especial mando mis augurios a Sor Remigia, que forme su perfecta resurrección en el Querer Divino; que de cada acto que hace se sirva para crecer en la santidad. Debemos estar convencidas que no son las cosas grandes que nos dan la santidad, sino las pequeñas, que las tenemos en nuestro poder y que sirven como alimento de la santidad. Me encomiendo a vuestras oraciones y, dejándoos junto con Jesús para resucitar, os beso la mano y con mil obsequios, unida a mi hermana me confirmo,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 5-4-1939

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  1. A la Duquesa M. Pignatelli, Pisa

¡In Voluntate Dei!

Estimadísima en el Querer Divino,

Gracias por su preciosa carta y del artículo de la Madre Landa que me mandó. El Cielo os recompense en el Querer Divino, a fin de que toda su vida no sea otra cosa que un acto continuo de Voluntad de Dios. Mi buena Duquesa es muy importante vivir de Querer Divino; todas las otras cosas, por cuan grandes, quedarían como tantas gotitas de agua ante el mar; mucho más que nuestro querido Jesús, con vivir en su Querer, encontraría en nosotros sus pasos divinos, su movimiento, su Amor, todo nuestro ser convertido en materia divina del cual el dulce Jesús se serviría para formar, crecer y alimentar su Vida en nosotros.

Todas las otras cosas por cuan bellas, pueden servir para formar sus obras, pero sólo el vivir en el Querer Divino sirve para formar su Vida. ¡Que diferencia entre las obras y la vida! En cuanto queremos hacer nuestro acto en su Querer, el Cielo se abaja sobre nuestra cabeza, el Amor Divino toma su primer puesto y no somos más nosotros que amamos, que obramos, sino el Amor Divino que ama, que obra en nosotros; así que somos los portadores del Fiat, el Cual obra en nosotros sus maravillas, de asombrar a los mismos Ángeles. Por eso, también vuestro castillo dedíqueselo a la Divina Voluntad, a fin de que en las personas que puedan entrar pueda reinar la Divina Voluntad.

Mi buena Duquesa, es desafortunadamente verdad que sólo con el querer hacer conocer algunas gotitas del vivir en la Divina Voluntad hemos sido castigados, golpeados inexorablemente con penas tan duras que, si no fuera por la ayuda del Fiat, por las grandes penas que nos hacen sufrir moriríamos. El único consuelo que queda es que no nos pueden quitar la Divina Voluntad. Por eso ruegue, que al menos nos dejen en paz y que todo sirva al triunfo de Ella. Sea sólo la Divina Voluntad nuestro refugio, el bálsamo en nuestras penas, el refugio cuando nos persigan, a fin de que no nos encuentren.

  1. Benedetto os bendice, y yo, dejándoos en el centro del Querer Divino, me confirmo,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 25-4-1939

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  1. A la Señora Caterina Valentino, S. Giovanni Rotondo, Foggia

Estimadísima en el Señor,

gracias por su carta. El querido Jesús, para compensarla, (la tenga) tanto en el orden del Querer Divino, que no mire ni quiera otra cosa que la vida del Fiat Supremo. Oh, cómo es bello poder decir “yo no quiero ni conozco otra cosa que la Divina Voluntad”. Sea Ella nuestro refugio, a fin de que, si nos quieren encontrar, nos encuentren sólo en sus recintos divinos. Por eso, no dejemos escapar nada, incluso nuestras pequeñas insignificancias, las pequeñas acciones de la vida, sin hacerlas entrar en su mar divino, y en todo lo que podamos hacer y sufrir, nuestro único objetivo, para el triunfo del Querer Divino, que viva y reine como triunfador en nuestras almas y de todos… Cómo seremos felices; cada acto nuestro será una conquista divina. Se verá su dedo, que ha señalado nuestro acto y con su fuerza creadora ha encerrado en él Soles más fúlgidos y Cielos más bellos de los que se ven en la Creación.

Por tanto, estemos atentos; no se requiere otra cosa que decisión firme de querer vivir en el Querer Santo; es Jesús que lo quiere, nos cubrirá con su Amor, nos esconderá en su Luz y llegará hasta a suplirnos en lo que nosotros no sabemos hacer.

Me encomiendo a vuestras oraciones. Diga al Padre Pío que ruegue mucho por nosotros, que la tempestad no parece terminar: estamos siempre bajo los rayos y truenos, que parece que nos quieren quemar. ¡Fiat! Estemos siempre en el Querer Divino. Con sentido respeto me confirmo,

la pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 27-4-1939

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  1. Al Padre L. Beda, O.S.B.

¡In Voluntate Dei

Reverendísimo Padre, Jesús le da las gracias por vuestra bondad de haberme escrito. ¡Qué consuelo ha llevado a mi pobre alma y a mi confesor Don Benedetto! Todos nosotros hemos pasado tiempos tristes. Jesús mismo llora amargamente y a mí me rompió el corazón, al verlo llorar. Era una gran demostración de amor, revelándonos lo que la Celestial Reina estaba por hacer, cómo nos ama y cómo le importaba mucho el enseñarnos cómo se vive en la Divina Voluntad, cómo se crece en Ella y cómo quería nutrirnos con el alimento del divino Fiat. Cuando en Italia salió el libro “La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad”, esta buena Madre dio el primer paso para hacernos comprender cómo nos ama, tanto de tomarnos como en su regazo, para darnos este bien del cual es la portadora. Pero las maquinaciones de los enemigos de su libro frenaron su gestión y Ella misma lo regresó a las regiones celestiales. Allí, con invencible paciencia, está esperando el cambio de los tiempos, de las personas y de las condiciones, para retomar su camino y dar aquello que ahora se desprecia.

Reverendo Padre, es Voluntad de Dios que su reino venga sobre la tierra, por tanto es segurísimo que vendrá, por vía de amor o por vía de castigos. De otra manera la creación sería una obra privada de su coronación. Dios parecería como impotente ante las otras criaturas que poseen la fecundidad, que solamente la Voluntad Divina no podría provocar su Vida divina en nuestras almas. No, esto no. Estamos convencidos que el Reino de su Querer vendrá.

Permítame, Padre, que le abra mi corazón como un niño. Inclusive el Cielo se ha puesto de luto por la prohibición de los libros. Los espíritus malignos de la tierra y del infierno hacen fiesta, porque la Divina Voluntad tiene tal fuerza, que un solo conocimiento de Ella, una palabra sobre Ella, una acción hecha con Ella (hace que) los espíritus de las tinieblas sientan tal tortura, que su potencia se siente como paralizada y sientan aumentados los tormentos del infierno. Por eso nos debe importar mucho el hacer conocer este Reino del Divino Querer y de vivir en Él.

Usted debe saber también que, en cuanto hacemos la intención de hacer un acto, el supremo Fiat, por así decir, nos está espiando si lo llamamos en nuestros actos. Si sí, se alegra y nos abraza, nos acaricia y embellece, santifica y purifica nuestros actos, y después el Señor pronuncia sobre ellos su Fiat y hace con ellos sus milagros. Nuestras acciones forman entonces como el vestido que cubre la divina colaboración, que llena Cielo y tierra… Padre, si supiéramos cuántos milagros y prodigios están encerrados en la Vida de la Divina Voluntad, nosotros daríamos la vida por recibir tantos bienes.

Sí, Padre, es verdad, Jesús me ha hablado a mí del Índice, pero también de su grande dolor, y dice que se sentía nuevamente condenado a muerte, no por sus enemigos, sino por sus amigos; y agrega sin embargo que por esta condena de los libros Él habría hecho resucitar el Reino en medio a los pueblos.

¿Quiere saber quién ha sido el que ha hecho poner los libros en el Índice? Han sido ciertos religiosas de Liguria. Que el Señor los santifique; pero Él ha dicho que se burla y esperará pacientemente el tiempo en que quién está en un puesto seguro será precipitado, y si hoy ven negro mañana verán blanco.

Oremos y busquemos nuestra estadía en la Divina Voluntad. Hagamos de nuestra voluntad la celda secreta donde Jesús nos habla y nos revela sus secretos, pero donde nos revela también sus dolores, porque por ahora su Divino Querer no puede llegar al dominio. Así haremos despuntar la aurora que llamará al mediodía del Fiat entre los pueblos.

Me encomiendo tanto a vuestras oraciones, como también mi confesor Don Benedetto. Yo rezaré con todo el corazón por usted, para que la vida del Divino Querer se establezca siempre más en usted. Ella nos hará sentir la necesidad de comunicar el bien que posee.

Besándoos la santa mano y pidiendo su bendición,

soy devotísima sierva de Dios,

La Pequeña hija del Divino Querer.

Corato 30-4-1939

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  1. Para la Madre Elisabetta
  2. M. I. – Fiat!!!

Jesús te estrecha entre sus brazos y encerrándose en tu corazón te da sus bellas lecciones, y además, ocultándose, quiere ver si las sabes impartir a tus hijas y está atento a oírnos, para ver si todo sale de la fuente de su Querer, para formar un bello jardín de almas que vivan sólo de Voluntad de Dios. Así que serás la portadora de la Voluntad Divina en medio de tus hijas.

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  1. Para Elisa

Fiat – I. M. I.

No estás jamás sola. El aislamiento oprime y hace amargos los actos más bellos de la vida. Por eso llama siempre en tu compañía a la Divina Voluntad, no la hagas jamás a un lado, y Ella te dará el alimento para nutrirte, el latido para amarla, y dándote la mano te dirá: Déjame hacer, para que todos tomen mi Luz, que porta mi Fiat.

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  1. A la Madre Elisabetta
  2. M. I. A – Fiat

Mi buena y Reverenda Madre,

le mando la carta con su hermana. Creo que estará contenta y esperamos que Jesús la consuele. Y consuele también a usted, Madre mía, y le dé la fuerza, y la Divina Voluntad le sea de guía para hacerla guiar a todas sus hijas por el camino del Fiat Divino. Le beso la mano y me encomiendo a sus oraciones, y me confirmo

su devotísima sierva,

Luisa Piccarreta

Un saludo de corazón a su hermana Elisa.

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  1. A Sor Clara
  2. M. I.
    ¡In Voluntate Dei! – Fiat!

Mi buena hija Sor Clara,

te encomiendo hacer en todo la D. Voluntad, porque estando con Ella tenemos nuestro refugio, donde ninguno puede penetrar para hacernos mal, nuestra fuerza de soportar todo. Esperamos que quiera curarte y que todo vaya bien.

Te mando 3 dulcecitos. Te dejo en el Querer D. Para hacerte santa y mandándote el beso de Jesús me confirmo tu afectísima.

Luisa Piccarreta

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  1. A Sor Remigia

Mi buena hija, Sor Remigia,

gracias por tus augurios de Pascua y de San Luís; pero lo que te recomiendo es no perder jamás la paz y no pensar en tus miserias y debilidades. Cuanto más pienses más las sentirás y en verdad harás llorar a Jesús, mientras que con no pensar en ellas, el querido Jesús las cubrirá con su Amor y la Luz de su Querer las cambiará en fortaleza y riqueza divina. Oh, cómo quisiera que no te ocuparas de otra cosa que de vivir de Voluntad Divina, para hacer que el dulce Jesús viva siempre junto contigo. No Lo pierdas jamás de vista, hija mía, no Lo dejes jamás solo en tu corazón. Todo lo que hagas, sirva para cortejar y para amar a Jesús. Él mira todo lo que tú haces, si son cosas dirigidas en tu corazón a amarlo y a darle compañía; e oh, cómo queda amargado, cuando tus actos externos no hacen eco en tu interior, llevándole tus besos, tu amor, tu suspirada compañía… Si quieres ser santa, vive siempre junto con Jesús. Él se ocupa de hacer de ti su copia fiel, tanto de poder decir: “Jesús ha hecho de mí otro Jesús. Este es su propósito. Hija mía, conténtalo.

Ruega por mí; y dejándote en los brazos de la Divina Voluntad, como una niña que se deja hacer todo por su mamá, me confirmo tu afectísima tía,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 26-6-1939

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  1. A la Madre Cecilia

Mi buona y reverenda Madre,

gracias infinitas por tus augurios, y los de tus cartas de Pascua, tan agradecidas por mí, y también pequeñeces que dices me mandaste; gracias de todo. Me siento muy agradecida y, aunque tú me olvides, yo no te olvidaré jamás; y como soy un ser incapaz de hacer bien a ninguno, por eso ruego por quien me ha querido tanto y quizá me quiere todavía, porque en mis condiciones actuales parece que he caído de la gracia de todos; pero no de la de mi querido Jesús, y eso me basta.

Por tanto, queridísima Madre mía, no hago otra cosa que rogar al Querer Divino que me supla, dándote la gracia más grande, de encerrarte en su Voluntad, donde encontrarás todo lo que te ocurre para hacerte gran santa. No pertenezcas más a la familia humana, sino a la divina; tendrás a tu disposición Luz, Amor, Santidad; así que tus penas, tu carácter (que me decías en tu carta de Pascua) serán investidos por las penas y el carácter divino y todo se cambiará en amor. El amor te hará feliz todo, mucho más que nada harías sola, sino siempre con un Querer tan santo, que todo puede.

Creo que agradecerás mis pobres oraciones, madre mía. No nos queda otra cosa de la vida que cerrar los oídos a todo, si queremos estar en paz aún en las más grandes tempestades. Sólo el Señor sabe lo que está pasando y de las personas que no lo esperaba. Jamás se podía pensar que en personas religiosas hubiera tanta perfidia; pero el Señor bendiga a todos y defienda su Santo Querer, que tanto ama que sea conocido. Por eso, oremos.

Agradezco también a toda la comunidad. Ruego a todas que se escondan en el querer Divino, si se quieren hacer santas. Con las pequeñas cosas, con pequeñeces se forman las piedras para dar al Fiat Divino el trabajo de fabricar nuestra santidad, y basta para esto con una intención, un pensamiento, una palabra callada, un suspiro de que se quiere el Santo Querer.

Madre mía, ruega por mí. ¿Cuándo te volveremos a ver? Pero Fiat, Fiat. Te dejo en el Querer Divino y, si bien alejadas, estaremos unidas; y besándote la mano, me confirmo siempre tu afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad

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  1. Al Sr. Tommaso Lotito

Muy estimado en el Señor,

(…) os agradezco por vuestra atención y por vuestro recuerdo, que guarda por nosotros. La Reina de Cielo y el querido Jesús lo recompensen y lo hagan santo. No hay cosa más bella que la santidad que mira en todo la Divina Voluntad, la cual es portadora de paz y de amor, embalsama las penas y forma su vida y su santidad y nos hace portadores de nuestro Creador, haciéndose vida de nuestra vida. ¡Cómo seremos felices, viviendo junto con Nuestro Señor! Pero os recomiendo, haceros santo.

Os hago saber que es verdadero que hemos salido del Hospicio, pero por causas de salud y no por otra cosa. Por gracia de Dios no hemos hecho nada de mal, ni desagradado a ninguno; por eso estoy igualmente contenta, porque la Divina Voluntad hacía en el hospicio, la Divina Voluntad hago fuera de él; por eso nuestra suerte cambia cuando no hacemos la Divina Voluntad. ¡Qué suerte infeliz nos hacemos nosotros mismos! Somos como aquellos que viven sin mamá, sin papá, sin quien la proteja y defienda. Por eso estemos atentos, no salgamos de la Divina Voluntad, que para nosotros es portadora de todos los bienes.

También agradezco a Mons. Giaffi y con toda la estima le beso la mano y de rodillas imploro su paterna bendición; y le recomiendo lanzar en las almas la semilla de la Divina Voluntad como principio de Vida, se necesita que muchas almas se santifiquen y se salven, porque sólo el Fiat Divino es principio, medio y fin; desplazado el principio, se pierde el orden de nuestra salvación. Dígale a los demás que recen mucho por mí, que tengo tanta necesidad.

Os dejo a todos en el Querer Divino; rueguen por mí. Vuestra afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A Irene

¡In Voluntate Dei!

Mi buena hija,

cómo estoy contenta al oír que una hija mía lejana quiere hacer camino para hacer conocer al Sumo Pontífice la necesidad que el Fiat Divino sea conocido y venga a reinar sobre la tierra. El bien, por cuanto bien sea, si no es conocido, no es querido ni amado ni apreciado. ¿Pero será realizable lo que dices? Se requieren personas que estén cercanas, que gocen del afecto y estima del Santo Padre, para prestarse a esto que tú dice, y además en estos tiempos tan tristes, en que lo sobrenatural lo quisieran encerrar en el Cielo, como si tuviéramos un Dios lejano, mientras vive en nosotros y es respiro de nuestro respiro, latido, movimiento, actor y espectador de todo lo que nosotros hacemos… Y todo su dolor es que, mientras vivimos de Él, nos volvemos como extraños y no hacemos una nuestra voluntad con la Suya; su dolor es tanto que lo hace sufrir y delirar de amor.

Mi buena hija, fueron apenas las gotas del conocimiento del Querer Divino, ante el gran mar que ha manifestado su Santísima Voluntad, y el demonio fue preso de tanta rabia que hasta en el Vaticano se hizo sentir y venció, hasta hacerlos prohibir; porque, si el Fiat Divino será conocido, el reino del enemigo terminará: ésta es toda su rabia. Pero el Señor vencerá, porque son decretos divinos, que vendrá su reino sobre la tierra. Es cuestión de tiempo, pero sabrá hacerse camino; a Él no le falta ni potencia ni sabiduría para disponer las cosas.

Por eso os digo: aquello que puedas hacer, hazlo; yo te acompañaré con mis pobres oraciones. Yo daría la vida, por obtener un bien tan grande a toda la humanidad, y tú ofrece todos tus sufrimientos, incluso tus pequeños actos naturales, para obtener un bien tan grande. Llámalo en todas las cosas, sean espirituales como temporales, porque Él, como Vida, quiere el primado en todo, quiere ser reconocido como vida de todo, y muchas veces nos sujeta a una atención de más, a un suspiro, a un pensamiento, para hacerlo festejar y agrandar su dominio en nuestra alma. Quien quiere vivir de su Voluntad es su alegría y su fiesta continua.

Os dejo en el Querer Divino para haceros santa. Un saludo de corazón a toda la familia.

Tu afectísima,

 la pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 5-12-1939

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  1. I. M. I.

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 ánimo y confianza. La Divina Voluntad ha hallado su trabajo en tu alma y, cuando sufres de más, parece que quiere apremiar su trabajo, para tener el contento de verte como Él quiere y agrada y así poderte decir: “Mi hija me asemeja, tanto en las penas como en el querer lo que Yo quise, que fue sólo la Voluntad del Padre Celestial; ¡Cómo estoy contento! Es verdad que tú sufres, y Yo corro a sostenerte en mis brazos, a fin de que tú sientas la fuerza y el aliento potente de mi Voluntad, que va creando en ti la nueva vida que quiero, y todas tus penas las convierte en preciosas gemas de amor. Y cuando Me siento amargado corro, vengo a ti, para endulzarme en tus penas, que tienen el sello de mi Querer Divino, y para endulzar las amarguras que desgraciadamente Me dan las otras criaturas. Por eso, te recomiendo, hija mía, ten paciencia, hazme de hostia, hazme venir a consagrarme en ti; pero no te quiero hostia muerta, sino viva y hablante, y tu dolor sea siempre la lámpara encendida que jamás se apague y que incesantemente me ama”.

Hija mía bendita, ¡cuán bueno es Jesús! Parece que nos reduce a polvo, para darnos vida nueva y para encontrar su Vida en nosotros.

Por eso, te recomiendo, en cualquier estado en que estés, estate tranquila, no pienses en el frío o el calor; la Divina Voluntad es más que todo, más que la plegaria, más que el recogimiento, más que el fervor, más que los milagros, más que todo. Por tanto, hija mía, estemos siempre unidos a la Divina Voluntad. Ruega por mí, y yo de corazón lo haré por ti.

Te mando un beso y un estrecho abrazo en el Querer Divino, tu afectísima,

 la pequeña hija del Querer Divino

Corato, 30-6-1940

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  1. A la Srita Mazari, Bari
  2. M. I.

Fiat!

Mi buena hija en Jesucristo,

 no te desanimes, no pierdas jamás la confianza; lo que te recomiendo es mirar tus cruces como tantas visitas de Jesús, el Cual te lleva la vida de la Divina Voluntad, para hacerla reinar en ti y para darte como alimento todo su amor, para crecerte en sus brazos a su semejanza y hacerte de una belleza rara, de raptarlo a Él mismo. Si tú haces la Voluntad de Dios, sentirás una fuerza en todas tus penas, sentirás una mano invisible que te ayuda, que te guía y que hace en ti lo que tú haces; porque cuando se hace la Voluntad de Dios, el trabajo es más de Dios que de nosotros. Por eso no sabría decirte otra cosa: has la Divina Voluntad, vive en Ella y está segura que te harás santa; sentirás el vínculo y la armonía con la Familia Divina. Lo que es de Ellos será tuyo; por tanto destierra el temor y el miedo; y todas las circunstancias más penosas te llevarán el beso, la fuerza, la Vida de la Divina Voluntad, embalsamada por su amor y su alegría.

Di a la buena Carmela que tenga paciencia. Jesús la ama tanto que la mira continuamente y con el pincel de las penas la está pintando, para hacer de ella una imagen más bella, para que Lo asemeje.

Te mando los augurios de la buena Pascua: haz que resurja en ti la Divina Voluntad. Te dejo en el Querer Divino y hazte santa, para que la tierra no sea para ti más tierra, sino Cielo.

Reza por mí; y saludándote de corazón, me confirmo tu afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad

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  1. A la Madre Cecilia
  2. M. I.

Fiat! – ¡In Voluntate Dei!

Mi buena y querida Madre en el Querer Divino,

gracias por los augurios, y yo los correspondo de corazón; pero los augurios más bellos que puedo hacerte es que tu voluntad resurja en la Divina Voluntad, para tomar tu puesto de honor en todo el orden de la Creación, donde Dios quiere que estemos.

Madre mía, si no estamos en el Querer Divino, estamos sin lugar, sin habitación, sin medios para vivir y hacernos santos. Si Jesús no encuentra su Voluntad en nosotros, no encuentra la materia adaptable para hacernos santos, ni puede hacer de nosotros una copia fiel suya; por eso mi augurio es que resurja nuestra voluntad en la Suya, así darás trabajo a Jesús. Oh, cómo estará contento, y tú sentirás su paz, la confianza, el amor, el pleno abandono en sus brazos; te sentirás vivir segura, como una niña en los brazos de la mamá. ¡Cómo te sentirás contenta y como estará contento el querido Jesús!

Madre mía, no puedo alargarme más. Estoy verdaderamente enferma y casi imposibilitada de escribir; me perdona. Corresponda de mi parte los augurios a Sor Remigia. Por ahora no puedo responderle, te recomiendo que no pienses en ti misma, porque el pensamiento de nosotros mismos nos quita el pensamiento de Dios y nos aleja la santidad, haciéndonos crecer enfermos en el bien.

Mi hermana le besa la mano y le corresponde los augurios. La dejo en el Querer Divino y, besándole la mano, me confirmo su afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 28-3-1940

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  1. A Federico Abresch
  2. M. I

In Voluntate Dei – Fiat!

Estimadísimo hijo en el Querer Divino,

 gracias de todo; el buen Jesús lo recompense con perder todo en la Divina Voluntad y con tener la suya como escabel de bajo pies divinos. Cómo os sentirías feliz, porque con querer vivir junto con el Querer Divino, lo que es de Jesús y de la Mamá Reina es nuestro; nuestra es su santidad, su vida, los mares inmensos de sus riquezas. Jesús y la Reina se sienten felices, de que no están solos en su felicidad y en los bienes que poseen, sino que tienen los hijos del Fiat, que son también hijos suyos, que hacen Su compañía y viven junto con Ellos; y lo que es más, si nos falta alguna cosa, toman a pecho nuestra santidad, nos suplen en todo, nos dan su amor y todo lo que han hecho para nuestro cortejo y dote, para poder nosotros hacer vida con Ellos. Así que todo es nuestro, viviendo en el Querer Divino, y todo podemos dar a Dios; más bien, cada acto de Voluntad de Dios que hacemos crea su vida en nosotros y formamos la larga generación de Dios en los nuestros.

Por eso, la cosa que más facilita el vivir en el Querer Divino es el hacer lo que podemos hacer y porque Dios lo quiere; en nuestro acto viene impreso un Fiat y se forma la Vida Divina. Así que con no vivir en el Querer Divino impedimos la generación divina en nuestros actos, porque no encuentra en nosotros la materia moldeable para formar su Vida, es decir no encuentra su santidad, sus virtudes, para poder generar… ¡Cuántas Vidas Divinas reprimidas y no salidas a la luz, porque falta la vida de su Voluntad en las almas! ¡Qué dolor, qué amarguras indecibles! Por eso, roguemos que se conozca el vivir en el Querer Divino.

También os agradezco de todo lo que me dice Sor María Gracias a Dios; me ha levantado de tantas amarguras de las que mi corazón está inundado. Si puede saber más, sería feliz de conocerlo; de lo demás, ¡Fiat, Fiat!

Ahora, le hago conocer que la Santa Comunión la hago todos los días y la Santa Misa una vez a la semana, mientras que antes, incluso cuando había salido del convento, se celebraba todos los días; así como después de seis meses de la prohibición de los libros murió nuestro Obispo, los padres que hicieron prohibir los libros podrían obtener del Santo Oficio, después de la muerte del Obispo, que me prohibieran la Santa Misa. Pero la Divina Voluntad, en la cual encuentro todo e incluso la Santa Misa, no me la puede quitar ninguno.

Queridísimo en el Querer Divino, yo no sé cómo agradecerle, que como hijo quisiera ayudarme, si yo tuviera necesidad en las cosas necesarias; ¡gracias, gracias! Más bien, quiero decirle un secreto prometido por el Fiat Divino, que tomará a pecho a todos aquellos que vivirán en Él y se hará portador de todo lo que necesitamos, tanto en el alma como en el cuerpo; no dejará faltar nada a ellos, y, si ocurriera, incluso con medios milagrosos. Nos encontraremos en las condiciones de la Creación, que una cosa creada no tiene necesidad de la otra, todas son ricas en sí mismas; están con sumo acuerdo y no se apartan jamás de su puesto. Nuestro puesto es la Divina Voluntad. Si vivimos en Ella, nos tendrá en su mesa y nada podrá faltarnos. ¡cuán bueno es el Señor! Agradezcámoslo de corazón.

Además de esto, os hago saber que el querido Jesús está disgustado, de que ninguno tiene interés por una causa tan santa. Por eso, si usted quiere poder hacer, mover o impulsar a alguna persona, hágalo, que dará un gusto a Jesús; y si se puede ocupar en hacerme recibir la Santa Misa, ¡cómo se lo agradecería¡ La he tenido por más de cuarenta años y, sin saber las razones, me la han quitado ¡Fiat, Fiat!

Me encomiendo a sus oraciones y, dejándolo en el mar del Querer Divino, le mando el saludo del Fiat a usted, a la buena Amelia, al pequeño Piuccio y al grupito, y me confirmo vuestra afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 10-4-1940

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  1. A Federico Abresch
  2. M. I.

¡In Voluntate Dei

Estimadísimo hijo en el Querer Divino,

os agradezco en el Querer Divino de todas vuestras atenciones y de las cosas reconfortantes que me mandó.

Debe saber que en el Querer Divino ni siquiera la humildad existe, sino el puro nada, el cual conoce con claridad que todo lo que bien se puede hacer es el Todo que obra en el nada, así que el pobre nada está en acto de siempre nacer; es el Todo que crece y forma su vida en el nada. Oh potencia del Querer Divino, en cuanto el alma se decide a querer vivir en Él, la Trinidad Santísima toma su primer lugar obrante; y como es Acto de Voluntad Divina, todos quieren su puesto de honor en aquel Acto: la Reina del Cielo, los Ángeles, los Santos y todas las cosas creadas. Así que con un solo Acto de Voluntad Divina nosotros contenemos todo, abrazamos todo y damos todo a Dios, incluso todo lo que hizo el Verbo Eterno sobre la tierra, los bienes que descendieron a favor de todos son incalculables.

Hijo queridísimo, con dolor he recibido la noticia del P. Bruno; del resto, ¡Fiat, Fiat! Se ve que el demonio se roe de rabia por no hacer conocer la Divina Voluntad… No es necesario que yo os mande la obediencia, os mandaría miles; pero es absoluta Voluntad de Dios que nos ocupemos de hacerla conocer, incluso a costa de la propia vida; y en vez de ser presunción, como usted dice, sería el más sacrosanto deber, y a quien se ocupa de Jesús lo tendrá como predilecto de su Corazón, dándole el primado en su Reino.

Por los escritos, no hay que temer nada que puedan ser destruidos. Jesús los tiene custodiados y hay de quien pudiera osar tocarlos, porque los escritos son suyos, no míos y sabrá defender bien lo que es suyo.

Con respecto a Piuccio, yo lo tengo como hijo de un milagro; ¿cómo quiere que el Señor no deba servirse de él para hacer de él cosas grandes? Por eso, hágalo crecer santamente y todo en la Voluntad de Dios, y el Señor hará todo el resto. Ruegue por mí; y dejándoos en el Querer Divino, para formar vuestra vida toda empapada en Él, saludo de corazón padre, madre e hijo, vuestra afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 3-6-1940

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  1. A Federico Abresch
  2. M. I.
    In Voluntate Dei – Fiat

Estimadísima en el Querer Divino,

 recibí su querida carta de Boloña y, no pudiendo responderle rápido, no estaba segura a dónde escribirle, si a Boloña o a San Giovanni (Rotondo); por eso no le he escrito. Por tanto, si el Querer Divino lo quiere, puede venir cuando quiera. Porque es el Querer Divino quien debe tener su primer lugar en todos nuestros actos. Si esto hacemos, nos llevará como en su regazo y lo que hacemos nosotros lo hará junto con nosotros: amaremos con su Amor, oraremos juntos, sus pasos serán nuestros… Oh, cómo estará feliz de desarrollar su Vida con la criatura que Lo conoce, porque sólo el conocimiento nos da el sumo bien de poseerlo. Sus bienes los hace nuestros, y oh, ¡cómo está contento de hacernos vivir con su mismo Querer y de vernos poseedores de sus mismos bienes! En este Santo Querer Divino ve los mares de su amor no más desiertos, sino poblados por sus hijos. Por eso, nos importe mucho refugiarnos en la Divina Voluntad como vida nuestra.

Queridísimo hijo en el Querer Divino, ya que se encuentra cercano al santo Padre Pío, háblele de nuestras cosas, a fin de que hable de ellas al Señor y, si el Señor lo quiere, le diga alguna cosa. Me encomiendo a sus plegarias, que de ellas tengo tanta necesidad; bésele las manos por mí.

Me encomiendo a sus oraciones y, dejándolo en el Querer Divino, para que pueda vivir más en el Cielo que en la tierra, los saludo de corazón: padre, madre y al pequeño Pío. Su afectísima.

la pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 5-8-1940

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  1. A Sor Remigia

Fiat

Mi buena hija Sor Remigia,

te ruego que no quieras perder el tiempo. Oh, cómo amaría oírte decir: “yo no pienso si soy buena o mala, ni si soy fría o caliente; mi pensamiento es e hacer correr todos mis actos y mi ser en la Voluntad de Dios”. Entonces pensará Jesús en hacerte santa, en hacerte constante y buena, cómo Él te quiere. Mientras tengas tu pensamiento en ti misma, aún en el bien, Jesús no tomará las riendas para guiarte y para hacer de ti otro Jesús, repetidora de su Vida. Deja hacer a Jesús y verás que pronto te sentirás distinta de la que hoy te sientes. Jesús sabe hacerlo mejor que nosotros; por tanto déjalo hacer.

Te mando mis augurios; ¿pero sabes cuáles? Que no te reconozca más en ti misma, sino en Jesús. Oh, ¡cómo te querrá bien! Te llevará en sus brazos, te dará el lugar en su pequeño Corazón. Sé atenta y vive toda abandonada en Jesús.

Te saludo,

la pequeña hija de la Divina Voluntad

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  1. A la Madre Cecilia

Fiat

Mia buena e reverenda Madre.

heme aquí para hacerle los augurios de la Santa Navidad: ¿qué augurio más bello para hacerle, que mandarle al pequeño Jesús, a fin de que la haga nacer junto con Él? Oh, cómo lo suspira, y llega hasta a llorar, porque no quiere estar solo, sino quiere a la criatura para renacer y para vivir juntos. El querido Niñito os dirá al oído del corazón: “Hija mía, hazme vivir en ti; haz todo junto Conmigo, y Yo te daré mi Santidad para hacerte santa, mi Belleza para embellecerte, mi Sabiduría para hacer que todo sea orden en ti; después te daré el gran don de mi Voluntad para hacerte respirar, latir, amar junto Conmigo” Os dirá: “Entonces estaré contento, cuando vea, que me asemejas en todo”.

Madre mía muy querida, contentemos a Jesús, renazcamos con Él y vivamos juntos. Él es recién nacido, no quiere estar solo, siente la necesidad de la compañía de quien Lo bese y Le enjugue las lágrimas. Madre mía, este es mi augurio; creo que Vuestra Maternidad estará contenta… Mucho más que cada acto de más que hacemos en el Querer Divino es un renacimiento de más que hacemos. Nosotros renacemos en Jesús y Él en nosotros; así volveremos feliz al pequeño Jesús.

Dejándola para renacer junto con Jesús, le beso la mano.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A la Sra De Regibus, Torino

Fiat

Mi buena hija en el Querer Divino.

gracias por vuestros augurios en el Querer Divino. Nuestro largo silencio no me ha preocupado, porque se sabe que cuando nos encontramos bajo el peso de las humillaciones, todos nos huyen y algunos están arrepentidos de habernos conocido; esto sucedió también a Jesús. Pero sea siempre hecho el Querer Divino. Sólo Él es fiel, más bien nos abre sus brazos para darnos un refugio seguro, para alimentarnos sólo con su Amor y decirnos: “Hija mía, no temas; dame todos tus actos para poder crecer y alimentar ni Vida en ti. Y sabe que, para confusión de quien no ha querido conocer mi Voluntad, reinará y formará su Reino sobre la tierra. Soy el Dios poderoso y Me serviré de todos los medios para obtener al hombre y hacerlo resurgir en mi Voluntad

Hija querida, me desagrada del P. Beda; y ¿por qué los manuscritos no llegaron a Roma? ¿Quién lo impidió? Yo sé, por fuente segura, que en Santo Oficio había demandas de todas partes, que querían que los escritos salieran a la luz… De lo demás, se ve que el Señor quiere hacer todo, si no hoy, mañana. Por eso, os recomiendo, no salir jamás de Fiat, si quiere ser una de las llamadas a vivir en Él y tener vuestro puesto de honor.

Ahora os mando los augurios de hacer crecer al Niñito Jesús en vuestra alma y de vivir junto con Él, de mirarlo siempre en vuestro interior, para hacer lo que Él hace. Dígale: “Quiero ser tu copia”. Os mando los augurios de la hermana, y saludándoos me digo,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A la Señora Furilli

Fiat – ¡In Voluntate Dei!

Muy estimada en el Señor,

 me ha dado mucho gusto al oír vuestras noticias, si bien dolorosas; pero son una buena señal de que el Señor nos ama y que quiere hacer de nosotros sus copias fieles. Jesús tiene necesidad de repetir su Vida sobre la tierra y la puede repetir en quien se somete en todo a su Voluntad adorable, porque con hacer su Voluntad en todos nuestros actos, espirituales y naturales, se forma su imagen y corre como moneda para el Cielo. Pero lo que os recomiendo es: no os pierdas jamás por el coraje, no os perturbes jamás, trate de vivir abandonada en los brazos de Jesús, y Él os hará de Mamá, de Padre, de custodio; os Lo sentirá vivir y latir en vuestra alma, que forma la vida de vuestra vida.

Agradezcamos al Señor todo lo que ha dispuesto de nosotros. Sólo os ruego no salir jamás de su Voluntad; así el Señor os dará su Amor para amarlo, su Santidad para haceros santa, su Paz en las borrascas de la vida. Junto con Él os sentiréis fuerte de una fuerza divina en las penas que sufrís; así no temeréis de nada.

Ruegue por mí, como de corazón lo hago por usted. Saludándoos y dejándoos en los brazos del Fiat Divino, me confirmo vuestra,

Luisa Piccarreta

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  1. A la Sra. Savorani, Faenza

Fiat – In Voluntate Dei

Mi buena hija en el Querer Divino,

 gracias por tus augurios y de tantos bellos recuerdos que guardas hacia mí. Hija mía, debes compadecer y dispensar que yo no pueda escribir mucho, ni responder a todas tus bellas preguntas, pero te encomiendo toda al Señor, a fin de que te hable Él y hagas todo lo que a Él más agrade. A mí lo que me interesa es que vivamos de Voluntad Divina, porque estos son todos los suspiros, las ansias (de Jesús) y quizá también sus lágrimas, porque no ve en nosotros el propósito por que nos ha creado: su semejanza divina. Nos ve fuera de sus Habitaciones, como hijos ciegos, cojos, que no nos asemejamos a nuestro Padre Celestial… ¡Qué dolor para nuestro querido Jesús! Tener hijos que no conviven con Él, por tanto que no aman con su Amor, no son santos con su Santidad.

El orden, la paz están lejanos de ellos, porque no viviendo de Voluntad Divina, no tienen ni capacidad, ni fuerza, ni espacio para poder abrazar y hacerse copias de nuestro Creador. Por eso, te recomiendo, no salir jamás de dentro de la Divina Voluntad; tenla por vida, por alimento, por vestido real, por habitación, y Ella tomará empeño de todo, te suplirá en todo y no dejará que falte nada a quien vive en su Querer.

Nada bello podría decirte de nuestras cosas, que pertenecen a la Divina Voluntad; pero el Señor hará su vida, porque es decreto divino que la Divina Voluntad formará su Reino sobre la tierra.

Si no te es fastidioso, quisiera una decena de copias de la Consagración reimpresa. Por tanto oremos y nuestras pequeñas penas ofrezcámoslas para obtener el triunfo de la Divina Voluntad sobre la tierra. Seremos nosotras las primeras afortunadas; tendremos en nuestro poder el Amor y la Santidad Divina y al mismo Jesús, y así haremos nuestro camino junto con Él.

Te dejo en el Querer Divino. Ruega mucho por mí, que de ello tengo tanta necesidad. Renuevo los augurios. Tu afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 10-1-1941

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  1. Ad un Sacerdote

In Voluntate Dei – Fiat

Muy Reverendo Padre,

 vengo a haceros los augurios por vuestro onomástico, y como no sé decir nada, os mando a Jesús, a fin de que Él mismo os haga los augurios; y ¿sabe que os dice Jesús? “Hijo mío, te auguro verdadera santidad, y para hacer esto te doy mi Amor por alimento, ni Voluntad por vida, todas las obras, penas y virtudes mías por dote. Escucha –dice Jesús-, mis augurios no son finitos y una simple atención, como hacen las criaturas, ah, no, no; mis augurios son inmensos, son fuentes, y entonces estoy contento, cuando me doy todo Yo mismo. Así que de ahora en adelante, tú me llevarás a Mí y Yo y tú haremos vida juntos”.

Padre santo, este es el augurio de Jesús y también mío; creo que los agradecerá.

Os dejo en el Querer Divino. Ruegue por mí, como de corazón lo hago por usted. Os beso la mano y de rodillas imploro vuestra paterna bendición. Vuestra,

 la pequeña hija de la Divina Voluntad

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  1. A Federico Abresch, Bologna

Fiat – In Voluntate Dei

Muy estimado en el Querer Divino,

 el Cielo lo recompense por todas vuestras atenciones, parece que también Jesús le dice: “Gracias, hijo mío”. Y yo estoy contenta de aquello y del modo como lo habéis hecho. Un pensamiento me dice: ¿pero el Santo Padre se tomará la molestia de leerla? Y además.. a quién decir si concede la gracia?” Creo que todo quedará en el aire. ¿No podría este amigo suyo recomendarse a alguno que pudiera acercarse al Santo Padre para recordarlo, para obtener doble gracia? Del resto, sea siempre hecha la Divina Voluntad, la cual más que todo nos debería interesar, porque es Vida Divina.

En cuanto nosotros llamamos a la Divina Voluntad en nuestros actos, así formamos la generación de la Vida Divina en nuestros actos, y oh, como está contento Jesús, que ve generar su Vida en los actos de la criatura, y nosotros quedamos enriquecidos, dentro y fuera, de tantas Vida Divinas por cuantos actos hemos hecho en su Querer.

En cuanto nosotros queremos hacer su Voluntad, así la Trinidad Sacrosanta nos da su Amor, nos cubre con su Belleza, nos da su Bondad, de modo que sentimos el orden divino; en una palabra, nos da las materias primas y necesarias para formar su Vida. Así que en estas Vidas siente su Amor que Lo ama, se siente dar Ella misma por las criaturas. Es exactamente este el propósito de Dios; que vivamos en su Voluntad para formar Sus generaciones en la criaturas; porque todas las cosas creadas por Dios, todas poseen el bien de generar; el hombre genera otro hombre, el pajarito otro pajarito, y así de lo demás; ¿sólo la Divina Voluntad no debe tener este bien? Por eso, esté atento de vivir sólo de Voluntad Divina.

Os dejo en el Querer Divino y, salúdeme a todos con aquel amor con que nos ama Jesús, me confirmo como su afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad

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97.

Mi buena hija,

 gracias de todos tus augurios, y yo te los correspondo de corazón. Haz que tú obres siempre santa y rectamente, para poder decir: “resurjo con todos mis actos junto con mi dulce Jesús”. Cómo es bello poder decir: “En todo lo que hago llamo a Jesús a resurgir; hago mía su Voluntad para hacerla vida y así poder ser un solo acto con la Divina Voluntad.

Hija mía, este es mi augurio. Te recomiendo no perturbarte jamás, ama la paz; Jesús reina en las almas pacíficas. La confianza sea tus brazos para refugiarte en cada encuentro en el Corazón Santísimo de Jesús, para hacer vida junto con Él. No te alejes de Él jamás jamás, si quieres ser santa.

Te dejo en el Querer Divino, te saludo de corazón –ruega por mí– y te mando todo el amor del Fiat como saludo.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A Madre Cecilia

Mi buona y muy querida Madre,

 gracias infinitas por vuestros augurios y también por vuestras atenciones, y con todo el afecto del corazón os correspondo los augurios, augurios que parten de los suspiros y del amor sofocado de nuestro Querido Jesús. Él suspira, gime y llega hasta a llorar, porque quiere que vivamos en su Querer; pero ¿sabe porqué, Madre mía? Quiere que amemos con su Amor, que seamos santos con su Santidad y que seamos investidos por su Belleza, y sólo en su Querer Divino podemos poseer estas cualidades divinas, que nos hacen casi similares a Él. Y Jesús, viendo en nosotros su semejanza, nos ama tanto que nos toma entre sus brazos, nos nutre con su Amor y, si debemos obrar, quiere hacer Él lo que nosotros debemos hacer, temiendo que nosotros podamos descender de sus brazos, desprendernos de su Amor y palidecer su Santidad.

Este es mi augurio, Madre mía muy querida, a fin de que viviendo siempre en su Querer podamos resucitar en su Resurrección. Jesús nos espera en su Voluntad, para hacernos resucitar en su misma Resurrección. Sólo en su Querer podemos decir: “He amado a Jesús, he hecho todo lo que Él quiere, he hecho todo y Le he dado todo, incluso a Jesús mismo”.

Me debe compadecer, Madre mía, porque yo no sé hacer otros augurios, sino que su Voluntad viva en nosotros, porque en Ella está el bien máximo que yo pueda quereros y os amo como os ama Jesús. Hago los augurios a las hermanas que me conocen y se acuerdan de mí. El mío, es este para todas, dos palabras: “Quiero lo que quiere Dios, para hacer lo que hace Dios”.

Me encomiendo a vuestras oraciones y, dejándoos en las olas eternas del mar del Querer Divino para haceros una gran santa, os beso la mano, y recomendándoos mis agradecimientos y augurios os saludo con el mismo amor de la Santísima Divina Voluntad. Vuestra afectísima,

 la pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A Federico Abresch

Muy estimado hijo en el Querer Divino,

 agradezcamos todo al Señor, que con tanta bondad se ha querido servir de esta pequeña y la más pobre de todas las criaturas para manifestar el vivir sublime en el Querer Divino. Es costumbre que se manifieste a los pequeños y a los más ignorantes a fin de que nada nos atribuyamos a nosotros mismos, sino todo a su Amor infinito por nosotras, miserables criaturas. Pero ¿quién puede decir lo que Él ha dicho de un vivir tan santo? Son apenas las gotitas, que se pueden poner afuera: basta decir que cada vez que hagamos un acto en su Santa Voluntad vamos al encuentro de todo el Cielo y todo el Cielo viene a nuestro encuentro, y todos los Santos, todos los Ángeles y la misma Reina del Cielo se sienten honrados de poner sus actos junto con el nuestro, para hacer lo que hacemos nosotros; se sienten duplicar la felicidad y la gloria, porque en nuestro acto un Querer Divino es el actor y espectador y ninguno se quiere quedar aparte, y con derecho, porque la Divina Voluntad es de todos; menos de quien ingrato no La quiere conocer, amar y poseer. Por tanto, todo el Cielo repite a coro: “¿Si es nuestro, por qué no debemos hacer lo que Ella hace?… Mucho más que, cada vez que hacemos un acto en la Divina Voluntad, la voluntad humana sufre un martirio, no de sangre, sino de voluntad, que jamás muere; y es tanta la complacencia del Señor, que le pone el sello de martirio divino. Así que podemos decir a Dios: “Soy tu mártir continuo; no muero una vez, sino tantas veces cuantas veces no hago mi voluntad”… Y por ahora basta y pasemos a otra cosa.

Muy querido en el Señor, nada de nuevo ha habido aquí, de aquello que usted dice de Roma, más bien, todo lo contrario, ha habido una tempestad terrible contra los libros y contra mí. Creo que ha sido suscitada por algunos sacerdotes y religioso de Corato. Que el Señor bendiga y perdone a todos; se ve que es rabia diabólica, que el sólo nombre de Voluntad de Dios los roe y se enojan; por eso, oremos. Os agradezco; y haga aquello que pueda hacer y que quiere el Señor.

Os dejo en el Querer Divino; sea vuestro centro de vida. Oh, cómo quisiera que todo lo que hace corriera en Él, para llevarle vuestros besos, vuestro amor, los abrazos de gratitud, para tomar el Cielo por asalto y decirle: “Hazlo pronto, haz que venga a reinar Vuestra Voluntad sobre la tierra”.

Os saludo con el amor del Fiat Divino, junto a Ameli y a Piuccio. Vuestra afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 23-6-1941

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  1. In Voluntate Dei

Muy estimada Francesca,

 yo no sé cómo agradecerle por su bondad y caridad hacia mí, la más pobre de todas las criaturas; el Cielo la recompense y la Mamá Reina la tenga entre sus brazos para custodiarla y volverla buena y santa, como el dulce Jesús os quiere.

Mi buena hija, es necesario morir a todo para resurgir a todos los bienes y a la verdadera santidad; pero es dulce poder decir: “Crucificado Tú, o Jesús mío, crucificada yo; calumniado, despreciado, abandonado Tú por todos, calumniada, despreciada, abandonada yo: así que, o Jesús, somos iguales los dos”.

Usted tiene razón por lo que me dice, y yo agrego: que lo que nos debe preocupar es el vivir perdidos en la Santa Voluntad. En cada acto nuestro, aún natural, hecho en el Querer Divino, en las más pequeñas cosas, incluso en un respiro, podemos formar un martirio no humano, sino divino; más noble, más santo del martirio de verter la sangre, para ofrecer a Jesús –el Cual verá en nuestro pequeño acto su Santísima Voluntad operante– su Amor infinito, su Santidad que no tiene principio ni fin. En su Voluntad operante encontrará en nosotros materias infinitas para formar su Vida. ¡Qué gloria, qué felicidad! Por eso, no nos apartemos jamás de su Voluntad, incluso a costo de la propia vida… es verdad que a veces son tantas las tempestades que nos sentimos sucumbir, y de personas que no se esperaba; pero el querido Jesús nos ayuda y nos sostiene, de modo que todo termine en la Santa Voluntad. Por eso, en todas las circunstancias no perdamos jamás la paz y corramos a los brazos de Jesús, como refugio nuestro; así estaremos seguros.

Me agrada escuchar que comulga siempre. No deje de hacerlo jamás, ni por turbación, ni por angustias, ni por temores. Todo lo que no es paz no viene jamás de Dios, sino siempre de nuestro enemigo, que gana mucho cuando nos ve turbados, y nosotros perdemos la verdadera confianza, perdemos los brazos pata ir a Jesús. Por tanto, para hacernos santos no se requiere mas que coraje, confianza y paz, para vivir en el mar inmenso de la Divina Voluntad.

Agradeciéndole de nuevo, la dejo en el Querer Divino haciéndoos santa. Ruegue por mí, que tengo necesidad, y yo de corazón lo haré por usted; y saludándoos con el afecto del Santo Querer Divino, me confirmo vuestra afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 10-8-1941

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  1. A Federico Abresch?

Muy querido hijo en Jesucristo,

 gracias de todo; esperamos que el Señor quiera iluminar al Santo Pontífice. Si usted puede dar otros pasos, délos, de otra manera diremos siempre ¡Fiat, Fiat! Por lo pronto esperemos, vivamos siempre en el Querer Divino. Él está, se puede decir, a la expectativa para ver si también nuestro respiro, latido y movimiento está en su Santo Querer, y si los ve correr hace fiesta y en nuestro respiro, latido y movimiento se siente amar, glorificar y adorar por todos; en un solo respiro Le damos todo y a todos. Su Santísima Voluntad circula en todos y es vida de todos, y nuestro pequeño movimiento corre junto con Ella y Le da lo que Le deben las criaturas. Basta decir que un solo acto hecho en su Voluntad toma el Cielo por asalto; los mares de amor de la Reina del Cielo y de la misma Divinidad los hacemos nuestros y los damos de nuevo a Dios como mares de amor que nos pertenecen. Nosotros, pobres criaturas, somos nada; y por eso nos llama, nos quiere en su Querer, para hacerse dar todo, incluso a Sí mismo por su amada criatura. Por eso todo lo demás es nada, son gotitas apenas; por tanto, si queremos amarlo mucho, vivamos en su Santo Querer, y ¡oh, cuántas sorpresas encontraremos! Primero, la Divina Voluntad operante en nosotros, la cual formará mares de amor, de luz, de santidad, de gracias sorprendentes, y quedaremos envueltos de modo que no sabremos salir más.

Os dejo en el Querer Divino para haceros gran santo y, saludándoos cordialmente, me confirmo vuestra afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 19-8-1941

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  1. In Voluntate Dei

Mi buena hija en el Querer Divino,

 sepultemos todo en el Querer Divino; sea Él nuestro refugio, nuestra defensa, nuestra vida, la luz que nos envuelve por todas partes y que, si quiere, eclipsa también a nuestros enemigos.

Hija bendita, ¿queremos poner todo al seguro, la santidad, la misma Vida de Jesús en nosotros? Hagamos la Divina Voluntad; vivamos en Ella, más que si fuera vida propia, y oh, ¡cómo nos sentiremos felices, viviendo de Voluntad Divina! El Cielo con certeza será nuestro; cada pequeño actos hecho en Ella, incluso una nadería, toma el Cielo por asalto, será como una visita que haremos a la Patria Celestial. Por eso, si queremos estar en paz, porque la paz debe ser nuestro pan cotidiano, no pensemos en lo que ha sucedido; tendrá más interés Jesús en pensar que nosotros y, como para Él los siglos son como un punto sólo, lo que no hace hoy lo hará mañana y victorioso triunfará sobre aquellos que han sido contrarios; nuestras penas servirán para hacerles conocer la verdad y, como espero, también para hacerse santos.

Nosotros no perdamos nuestro lugar de honor de vivir en el Querer Divino; contentémonos de morir, antes que no hacer la Divina Voluntad. En Ella sentiremos una fuerza divina, amaremos a Dios por todos, seremos los verdaderos hijos que consolaremos a nuestro Padre Celestial… es verdad que los tiempos son tristes y quién sabe a dónde iremos a parar, pero si nosotros hacemos y vivimos de Voluntad Divina, vendrá a refugiarse en nosotros, porque encontrará su Voluntad, que Le ofrece su Cielo, su digna habitación.

Por eso, ánimo y confianza; con ánimo desafiamos a todos y con la confianza viviremos seguro en el Corazón y en los brazos de nuestro dulce Jesús, y nuestra Mamá Reina nos tomará en sus rodillas y nos tendrá escondidos bajo su manto azul. Os dejo en el Querer Divino para haceros santa, me recomiendo; no cambiemos en las diversas circunstancias de la vida; muchas veces sirven para copiar e imitar a nuestro querido Jesús.

Ruegue por mí, que de ello tengo tanta necesidad, como yo de corazón lo haré por usted. Y dejándoos encerrada en el Querer Divino, a fin de que jamás pueda salir, con materno afecto os saludo y me confirmo su afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A Teresa

In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 os envío la Divina Voluntad por vida, por ayuda, por sostén y por perenne compañía, donde esconderos en sus penas. Ella os acogerá con amor, os llevará en sus brazos como su hija querida. Cada pena que sufres junto con Ella te embellecerá de nuevas bellezas, te dará nuevo amor, te hará crecer en la santidad. Por eso, tu estado de sufrimiento no es otra cosa que el trabajo divino que está haciendo en el alma. Si estás atenta a recibir este trabajo suyo, te hará un prodigio de su Gracia, un triunfo de su Amor, una victoria de su Voluntad Santísima. Por eso te recomiendo, hija mía, no separarte jamás de la Santa Voluntad de Dios; llámala a cada instante, en cada pena, en todas las circunstancias. Si haces esto, sentirás su fuerza divina, su compañía, que no sabe dejar jamás sola a la criatura que la llama; más bien, está esperando con ansia la llamada para darle un beso, un abrazo, una sonrisa de amor y decirle al oído del corazón: “Dime, ¿qué quieres? Estoy aquí contigo: Todos te pueden dejar, pero Yo jamás; más bien, Me siento feliz de estar junto con quien sufre, porque encuentro materia suficiente para desarrollar mi trabajo divino, para hacerlo crecer como lo quiero y como hijo que Me pertenece”.

Por eso, con todo el afecto te mando el saludo del Fiat, a fin de que quedes encerrada dentro, sin salir jamás. Tu afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 2-11-1941

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  1. A Federico Abresch

In Voluntate Dei

Muy estimado hijo en el Querer Divino,

 heme aquí, para deciros de esconderos siempre en el Fiat Divino; nos pondremos al seguro, todos los males huirán de nosotros, pondremos al seguro la santidad. En cada acto nuestro, incluso natural, porque nuestra naturaleza nos la ha dado Dios, seremos investidos de nueva belleza, de nuevo amor, de nueva fuerza divina. Si vivimos en el Divino Querer, incluso nuestro respiro, nuestro paso, nuestro movimiento; corren en los respiros, en los pasos y y en los movimientos de todos, para regresar a Dios amor por cada respiro, oración or cada paso, gloria por cada movimiento. La Divina Voluntad se encuentra en todas partes y nosotros, viviendo en Ella nos encontraremos en el Cielo y en la tierra para amarlo con todos, en todos y por todas partes.

Los Santos, la Reina del Cielo y Dios mismo esperan con ansia el “TE AMO” de quien vive en su Querer porque es una nueva adquisición que hacen. El “TE AMO” de la tierra resuena en el Cielo en cada Bienaventurado, en los mares de la Mamá Celestial, y dice en todo “TE AMO, TE AMO”… Se puede decir que Cielo y tierra se dan el beso del amor y festejan juntos. Por eso nos preocupe el vivir siempre en el Querer Divino; en Él formaremos mares de amor, mares de adoración, mares de gloria para dar a nuestro Creador…

Os dejo en el Querer Divino, junto con el pequeño Piuccio y Amalia; haceros santos, pero santos de Voluntad Divina. Ella os llevará en su regazo, os tendrá estrechados a su seno, os alimentará con su aliento, os hará sentir su Vida palpitante en vosotros… ¡Cómo seréis felices!

Con todo el corazón os saludo junto con el Fiat, vuestra afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 4-11-1941

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  1. A la Madre Cecilia

In Voluntate Dei!

Mi buena y reverenda Madre,

 siento el deber de haceros mis augurios por vuestro onomástico de Sta. Cecilia. Ella fue mártir de sangre, y yo os auguro un martirio más grande, más noble y divino, más heroico y más aceptable a Dios, este es el martirio de la Divina Voluntad. Este martirio supera todos los otros martirios, más bien, cada vez que haga la Voluntad de Dios en vez de hacer vuestra voluntad, tantas veces podréis decir: “Soy mártir por Ti; mi martirio que te ofrezco no es de sangre o de carne, sino con mi voluntad unida a la Tuya te ofrezco un martirio divino”. ¡Qué bondad de Dios! Sólo cuando nuestros actos entran en el Querer Divino, todo se cambia en divino en nosotros y lo humano no tiene más vida.

He aquí mi augurio. Más bello no podría hacerlo; tanto más que no faltan las ocasiones. En las ocasiones, aun dolorosas, tengáis un refugio dónde refugiaros. Jesús os espera con los brazos abiertos para recibiros y ayudaros para formar en usted el noble martirio de su Divina Voluntad.

Ahora volvamos a nosotros. El Señor ha permitido que se vaya lejos, sin ni siquiera vernos. ¡Fiat, Fiat! Y parece también que queráis olvidarme: Fiat también en esto. Pero os ruego no olvidaros jamás de orar por mí, pobre criatura, y yo de corazón lo haré por usted. Me parece tener en usted una madre lejana que pensaba en mí; ahora, Fiat. Estamos siempre unidas en el Querer Divino, donde alcanzaremos la fuerza, la santidad que quiere de nosotros.

Mi hermana os hace sus augurios, y os besa la mano, y yo os dejo en el Querer Divino para haceros santa. Ruegue por mí. Besándoos la mano, me confirmo vuestra afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad

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  1. A un Sacerdote

Muy Reverendo Padre,

 con sorpresa recibí vuestra querida carta; gracias. También yo frecuentemente me acuerdo de usted en mis pobres plegarias. Nuestro compromiso más interesante es el de vivir de Voluntad de Dios. Si hacemos esto, hacemos todo, y aunque no hiciéramos nada, viviendo en el Querer Divino, el Todo se derrama en el nada y obra sus grandes maravillas, de dejar estupefactos Cielo y tierra; y si hacemos mucho sin el Querer Divino, son siempre gotitas apenas. Por eso yo he puesto todo en el Querer Divino, a fin de que haga lo que quiera; pero esté seguro que su Reino vendrá sobre la tierra… Quería tomar al hombre por vía de amor, pero él lo ha rechazado y hasta los mismos miembros de la Iglesia; por eso el Señor ha estado obligado a usar los rigores de la Justicia, a fin de que el hombre, tocado en las penas, pudiera reconocer aquel Querer Supremo que quiere reinar y hacer vida en nuestras almas.

Por eso, Padre santo, oremos, actuemos y vivamos en este Querer tan santo. Sea Él nuestro respiro y latido. Si hacemos esto, seremos llevados en los brazos divinos y se abajará a respirar nuestro respiro, a palpitar nuestro latido, a moverse en nuestro movimiento; y entonces, en nuestro énfasis de amor, Le diremos; “Te amo por todos, y por amor Te doy el latido, el respiro, el movimiento de todos”.

Me encomiendo a vuestras oraciones y, dejándoos en el Querer Divino para hacerlo santo, os beso la mano con toda estima y de rodillas imploro vuestra paterna bendición. Vuestra sierva devotísima,

 la pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A Federico Abresch?

¡In Voluntate Dei!

Muy estimado y querido hijo en el Divino Querer,

 al oír que os ocupáis del Fiat Divino me siento feliz y alegre, y junto conmigo se alegra y está feliz Jesús. Gracias de corazón, os digo junto con mi querido Jesús. Lo que pueda hacer, hágalo; el resto lo hará Jesús, que tanto quiere y ama y suspira que su Querer sea conocido y poseído como vida propia por la criatura, porque sólo la Divina Voluntad es el principio de nuestra vida, el medio y el fin de nuestra existencia, que nos hará tomar el Cielo por asalto. Sin Ella nos volteamos de cabeza, perdemos el derecho a nuestros bienes terrenales y celestiales, perdemos el vínculo con la Familia Divina. Por el contrario, si vivimos de Divina Voluntad, todo es nuestro; el mismo Dios es nuestro… Si amamos, nuestro pequeño amor corre en todos los corazones e incluso en los corazones futuros, y ama a Dios por todos; corre en los mismos Ángeles, en los mares de amor de la Reina del Cielo, en los mares Divinos, y donde quiera, en todo y por todo ama. La criatura que ama en el Querer Divino no se contenta si no encuentra su lugar en todos, para amar a Aquel que tanto ama.

Amar en el Querer Divino deja estupefactos Cielo y tierra, y los mismos Santos suspiran en su corazón el tener este Amor conquistante de quien vive en el exilio. Así, si oramos, si adoramos e incluso si suspiramos en este Querer tan santo, nos hacemos vida de todos y damos a Dios lo que todos deberían darle.

Por eso, los prodigios del vivir en el querer Divino son inagotables y quizás los conoceremos en el Cielo. Y ha sido esta la razón por la que el enemigo infernal ha cerrado todos los caminos y se ha servido de personas eclesiásticas; pero vendrá el tiempo en que Jesús triunfará en todo y vendrá con certeza su reino sobre la tierra, porque es decreto de Dios, y Él no cambia fácilmente sus decretos por la maldad de los hombres. Bienaventurado quien se interese en vivir en su Querer, porque el Señor se servirá de ellos para abrir los caminos cerrados, y se servirá de sus actos como de tantas llaves para abrir el Cielo y hacerlo descender a reinar en la tierra. Por eso, querido hijo, estemos atentos, no nos apartemos jamás del Fiat Supremo.

Con respecto al giro…

Os dejo en el Querer Divino para haceros gran santo. Ruegue por mí; os saludo de corazón en el Querer Divino.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1. A Teresa

Fiat!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 te recomiendo no perder la paz y de vivir tan abandonada en el Querer Divino para llegar a sentirlo como vida propia; si esto haces, este Querer tan santo te tomará más que tierna madre sobre sus rodillas maternas, te estrechará a su Corazón Divino, te crecerá como su hija predilecta; así que en todas tus penas siente a la Mamá que esta junto a ti, que te asiste, que te guía y cambia tus pequeñas penas en Sol y en monedas para el Cielo. El querido Jesús en cada pena te dará un beso, un abrazo, y adornará tu alma de gemas fulgidísimas. Por eso, ánimo, hija mía, no te abatas más, no te desanimes; es Jesús que quiere a su hija semejante a Él, ¿no estás contenta? Por eso no te ocupes de otra cosa, sino sólo de vivir abandonada en sus brazos. Con esto sentirás una nueva fuerza, no te sentirás más sola, y las penas se cambiarán para ti en santidad y en alegrías celestiales. El querido Jesús te dará sus penas como cortejo, fuerza y compañía.

Te dejo en el Querer Divino para hacerte gran santa; y saludándote de corazón me confirmo tu afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 15-12-1941

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  1. A la Sra A. Savorani, Faenza

In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 lo que os recomiendo es que el Divino Querer sea vuestra vida, vuestro respiro, el latido de vuestro corazón, vuestro movimiento continuo; es el milagro más grande que el Señor puede haceros y la santidad más alta que podemos alcanzar. Cada vez que vivamos de Querer Divino, son vínculos eternos que adquirimos y nos vinculamos con la Familia Divina; todos los derechos son nuestros, divinos y humanos, porque todo es de la Divina Voluntad, por tanto todo es nuestro. Por eso piense que, junto al Querer Divino, os estoy diciendo al oído: “Hija mía, vive siempre del Querer Divino”.

Recuerdo siempre que entre todas, usted tuvo un interés especial de conocer y de hacer conocer la Divina Voluntad (Cuando nosotros la queremos conocer formamos la semilla de la Divina Voluntad), y yo quedaba vinculada con usted. Por eso continúe vuestra misión, os ruego, no volváis atrás y en todas las cosas haga un encuentro con el Querer Divino… Oh, cómo lo suspira Él y llega hasta a llorar y a rogarnos que Lo recibamos en todos nuestros actos; y cuando es recibido Él hace fiesta y pone en nueva fiesta a todo el Cielo, viendo que una criatura quiere hacer su Divina Voluntad.

Gracias por vuestro afecto. Oraré por vuestro hermano; y usted ruegue por mí, que tengo tanta necesidad de ello. Y dejándoos en el centro del mar del Querer Divino, a fin de que no pueda salir más, me confirmo,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 22-1-1942

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  1. A Federico Abresch

¡In Voluntate Dei!

Muy querido hijo en el Divino Querer,

(…) aquello que usted me dice me parece bueno y también el Señor se complace, porque aquellos que hoy aman el vivir en el Querer Divino y de conocerlo forman la semilla, la concepción y también, el nacimiento de este Querer Divino en sus almas, y también para hacerlo concebir en las otras criaturas; por tanto, si no se extiende, ¿cómo puede renacer en los otros?

Debe saber que la santidad del vivir en el Querer Divino no es otra cosa que un parto de la Santidad Divina, que hace en las criaturas. Por eso el milagro más grande que puede hacer en la criatura; es el milagro de que puede dar todo a Dios, que puede amarlo por todos, incluso por aquellos que no existen todavía, y que puede recibir todo de Dios, porque encontrando en nosotros su Santísima Voluntad, encuentra lugar para poner su Santidad, su Bondad, su Belleza, sus gracias y también su obrar divino; por tanto, puede formar su misma Generación divina en todos nuestros actos. Oh, ¡cómo queda Dios glorificado y amado, al ver en nuestros pequeños actos, incluso el respiro, en el movimiento, en el paso, la generación de su Vida Divina!

Por eso, la Santidad del vivir en el Querer Divino simboliza el Sol, que hace bien a todos, se da a todos, no se niega a ninguno y, mientras tiene como en su regazo la tierra (dando a cada planta, a quién el color, a quién la dulzura, a quién el perfume, todas las diferentes cosas y distintas una de la otra), sin embargo, mientras hace tanto bien, el Sol no dice jamás una palabra, hace pisar la luz bajo nuestros pasos, nos sigue por todos lados, y toda la gloria y honor es de Dios, que lo ha hecho Sol. Así es el alma que vive en el Querer Divino, de la cual el Señor se sirve para hacer bien a todos, y recibe la gloria y honor, como si todos Lo hubieran amado.

Por eso ama tanto que el vivir en el Querer Divino sea conocido, para formar sobre la tierra su generación divina, a fin de que pueda abundar más con sus amadas criaturas; siente a lo vivo la necesidad, que quiere amar y ser amado, pero no encuentra su Voluntad, su Amor queda obstaculizado y no puede dar ni recibir lo que quiere… Por tanto, el Querer Divino tiene tales sorpresas en el alma, que los Cielos quedan estupefactos y los Ángeles quedan mudos, al ver encerrado en nuestro pequeño acto a nuestro Creador.

Amado hijo, mi recomendación, no salga jamás de adentro del Querer Divino. Me recomiendo a vuestras oraciones y, dejándoos vinculado a la Familia Divina para haceros hacer vida junto con Ellos, os saludo de corazón, vuestra afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 2-1-1942

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  1. A un Sacerdote
  2. M. I.

Fiat!

Muy reverendo Padre,

.siento el deber de haceros los augurios por vuestro onomástico, pero mi augurio más bellos es de mandaros el Querer Divino como portador de Santidad divina, de luz, de amor y de paz, a fin de que os sumerja en su mar y os esconda en su luz, de modo de no querer ni ver otra cosa que Voluntad Divina. Toda vuestra vida se cambie tanto en Ella, de sentir más su Vida que la vuestra; ¡Cómo seréis feliz! Sentiréis una Fuerza Creadora en todas vuestras necesidades y en el bien quiera hacer a las almas… En el Querer Divino sentiréis que no es usted el que habla, obra, camina, ama, sino que Jesús es el que habla, que obra, que camina, que ama; más bien, Él es celoso de hacernos hacer a nosotros, quiere hacer todo Él, y para hacer esto pone a disposición nuestra su misma Voluntad. ¡Bondad de Dios cómo eres amable, grande y poderosa!

Padre santo, creo que agradeceréis mi augurio, que con todo el corazón os mando, y ruegue por mí, que no salga jamás de la Divina Voluntad, porque Ella sola es mi refugio, mi ayuda, el sostén en mis penas… Pero me siento feliz de que todos se hayan alejado, también usted, y sólo me ha quedado la Divina Voluntad, que espero que pronto entre sus brazos me lleve al Cielo.

Renuevo mi augurio y, dejándoos en el centro del mar del Fiat y besándoos la mano de rodillas, imploro vuestra paterna bendición.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, marzo 1942

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  1. A Federico Abresch?

Fiat!

Muy querido hijo en el Querer Divino,

 vuestra querida carta ha sido portadora de alegría, ¡gracias! El Divino Querer os recompense, con haceros conocer su Divina Voluntad, porque su vida crece en nosotros y según la conozcamos. No se puede poseer un bien si no se conoce, y como se conoce así se ensancha nuestra capacidad y toma su puesto real. Por tanto, viene aumentada en nosotros su Santidad, su Belleza, su Amor y forma en nuestra alma sus mares divinos. Por eso, todo el arte del enemigo es impedir que el conocimiento de la Divina Voluntad salga a la luz, porque perdería su reino sobre la tierra.

La primera cosa que hace la Divina Voluntad cuando es conocida es transformarnos en el bien, enterrar nuestras pasiones, de débiles nos hace fuertes y su potencia hace un cambio en nuestra alma, hasta a hacernos sentir la posesión de nuestro Dios, y nuestra voluntad se vuelve estancia divina. Con Ella todo será fácil; sentiremos el Cielo en nosotros; nuestros actos se comunicarán a los Santos, a la Reina del Cielo, que con tanto amor espera que sus hijos tomen parte en sus actos, en los mares divinos que posee… Nos sentiremos vinculados, con derecho a la Familia Divina, porque su Voluntad es también nuestra.

Muy estimado hijo, no podéis dar gloria más grande a Dios y bien más grande a las criaturas, que procurar muchos hijos para vivir en su Querer. Debéis saber que, por todo lo que se hace para hacerla conocer, la Divina Voluntad toma su lugar en nosotros y hace todo Ella; nosotros no somos otra cosa que concurrentes y Le damos el lugar para hacerla trabajar y hacer lo que quiere. Se puede decir que Le damos el paso para hacerla caminar, las manos para hacerla obrar, la voz para hacerla hablar.

La noticia de Alemania, como no se esperaba, es siempre un bien. Vendrá el tiempo en que triunfará de todo y los ciegos abrirán los ojos a un bien tan grande.

Creo con certeza que el buen Jesús agradece lo que usted quiere hacer para aumentar los hijos del Divino Querer; es más, debéis saber que todo lo que nosotros hacemos por hacer conocer la Divina Voluntad, es tanto su Amor, que Él mismo lo hace en nosotros: es Él que habla, que obra, que nos empuja; es tanto su contento, que Él hace todo. Por tanto, continúe a llamar a muchos hijos entorno al Padre y a la Madre Celestial.

Os dejo en el Querer Divino y, saludándoos de corazón, me confirmo,

 la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 26-5-1942

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  1. A Federico Abresch?

Fiat! – In Voluntate Dei!

Muy estimado hijo en el Querer Divino,

 gracias por todas vuestras atenciones, en especial por haber suplicado al Santo Padre; esperamos que Nuestro Señor lo quiera iluminar. Vuestra carta me ha sido de grande consuelo, en especial la carta de Sor María Deo Gracias.

Oh, ¡cómo quisiera que todos comprendieran qué significa vivir en el Querer Divino! Es el más grande milagro que Jesús puede hacer a las criaturas, es la más grande gloria que puede recibir. El vivir en Él significa amar con su mismo Amor y junto con Jesús poseer la Fuerza Creante y Conservante; Él por naturaleza, nosotros por gracia. Podemos decir que somos inseparables; sentiremos la vida del bien con derecho; las pasiones, las debilidades y todos los males se siente que no tienen razón de existir ante un Querer tan santo… Jesús ama tanto a quien vive en el Querer Divino, que prepara una cadena de prodigios, uno distinto del otro y siempre nuevos en la Santidad, en la Belleza y en el Amor, de sentirse Él mismo raptar por esta criatura. Su ocupación perenne, se puede decir, es que Él no puede estar sin el alma que vive en su Santa Voluntad. Vivir en Ella es tomar el Cielo por asalto, y todos nuestros actos, incluso los más pequeños y naturales, se hacen mensajeros de paz entre el Cielo y la tierra… Oh, ¡si todos lo comprendieran, vivir en Ella se volvería nuestra pasión predominante y todos los males huirían de nosotros!

Me desagrada lo de la buena Amelia, de sus sufrimientos; pero el querido Jesús, para darnos su Semejanza, con el toque de sus dedos paternos crea el dolor y de ellos hace salir las perlas más bellas, los soles más fúlgidos, los brillantes más costosos, y nos da sus besos más ardientes y los abrazos más estrechos; las cruces son siempre su preciosa herencia.

Ruegue por mí; y dejándoos encerrados en el Querer Divino –padre, madre e hijo– para haceros santos, os saludo con el amor del Fiat, vuestra afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 1-7-1942

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  1. A Federico Abresch?

Fiat!

Muy estimado hijo en el Querer Divino,

gracias por todas vuestras atenciones. Oh, ¡cómo amaría el poner toda mi vida para hacer conocer a todos la Divina Voluntad! Estos son los suspiros, las ansias, las locuras de amor del querido Jesús, que quiere hacer conocer a todos la Divina Voluntad para hacerla poseer, porque poseyéndola obra las más grande maravillas, los prodigios más grandes en nuestras almas. Sin Ella somos como tantos lisiados, con Ella todo es belleza y santidad, de raptar al mismo Dios. Y además, vivir de Voluntad de Dios significa amar a Dios con su mismo Amor, y como Ella se encuentra por todos lados, así nosotros Lo amamos por todos y en todos, incluso en los mismos Santos, en la Reina del Cielo, la cual se siente más glorificada por quien quiere amar a Dios con su propio Corazón.

Lo que hace la Divina Voluntad en quien vive en Ella es indecible, incomprensible y de una maravilla tal de hacer asombrar Cielo y tierra, y los mismos Ángeles quedan mudos por ello. Por eso no hay cosa que más glorifique a Dios, que más nos eleve a Su semejanza, que más conserve en nosotros la misma Santidad divina, su belleza y frescura, la firmeza en el bien, y el orden de su sabiduría, que vivir en su Querer.

Por tanto, a cualquier costo, incluso a poner la vida, démosle el derecho de hacerla vivir en nosotros, de hacerla dominar y reinar. Hagamos nuestro deber, sea en las palabras, sea en lo escrito; arrojaremos tantas semillas en las almas, las cuales formarán la Generación divina en sus actos, que se cambiarán en soles, para dar luz a todos.

Me recomiendo a vuestras oraciones, y dejándoos en el Querer Divino, para formar las copias de nuestro Creador, y saludándoos con el Amor del Fiar, me confirmo vuestra aff.ma,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 20-8-1942

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  1. A la Madre Cecilia

Mi buena y reverenda Madre,

 heme aquí después de tan largo silencio. La querida Cecilia me suscita el pensamiento de mandaros mis augurios; ¿pero qué augurios podría haceros? Y he aquí que el santo Querer Divino se me presenta y me dice: “Mi Voluntad no termina jamás, tengo siempre qué dar; por eso mándale por augurio mi Amor que siempre surge, mi santidad siempre nueva, mi virtud siempre obrante: No me detengo jamás de dar, sino quiero también recibir el pequeño amor de las criaturas, su querer en el Mío, para poder disponer a recibir en su querer los prodigios que sabe hacer mi Divina Voluntad”.

Este es mi pequeño augurio; vuestro querer en poder de la Voluntad Divina. Así sentiréis en vos como cosa vuestra la santidad, el amor, las obras del Fiat Supremo. Vuestra vida no será más de tierra, sino de Cielo; vuestros actos no serán otra cosa que conquistas divinas, en las cuales formarás tantos Jesús por cuantos actos hagáis. Así podéis hacer de portadora de Jesús a todos.

Mi buena Madre, creo que agradeceréis mi pequeño augurio; mucho más que viene de un corazón de hija que quiere ver a su madre como cargada en los brazos de la Divina Voluntad, para hacerla santa como Ella quiere.

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  1. A Sor Mercede

Mi buena y reverenda Madre,

gracias por todas vuestras atenciones. Con hacerse conocer más el Querer Divino, así podréis agrandar sus interminables confines en vuestra alma y así volveréis feliz a nuestro Sumo Bien. Madre mía, es esta la única felicidad de Jesús: que el alma viva en su Querer, porque puede darle lo que quiere y puede hacer de ella uno de los más grandes portentos de santidad, la reconoce por hija suya y le da por habitación su misma Voluntad Divina, la hace partícipe de todos sus bienes y en cada uno de sus actos os forma su Vida Divina, así que tantos Jesús por cuantos actos hacemos. Qué felicidad poder decir: “Si vivo en el Querer Divino, formaré la Generación divina en mis actos, que amarán a Jesús con su mismo amor; y no sólo esto, sino Lo amarán en todos los corazones e incluso en los mismos Santos y en la Reina del Cielo”. Seremos los portadores del amor de todos a nuestro Creador.

Madre querida, está cercana la Navidad, y yo os anticipo mis augurios, con auguraros la Generación divina en vuestros actos, único propósito por el que hemos sido creados. Dios nos da el puesto de honor en su Voluntad, para darnos Su semejanza y podernos decir: “Mi familia Me asemeja en todo”… El Celestial Niñito se encierre en vuestro corazón, para formar Él mismo esta Generación toda divina y celestial.

(…) Os dejo en el Querer Divino como refugio, ayuda y defensa. Vuestra afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 11-11-1942

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117.

Mi buena hija en el Querer Divino,

gracias por vuestras atenciones; el Cielo os recompense y os dé tanta gracia de vivir en el mar del Querer Divino. Con vivir en Él podemos decir que estamos en nuestra casa, tenemos nuestro puesto de honor, vivimos junto con Jesús, sus penas son nuestras y las nuestras son suyas y hacen lo que hacen sus penas: corren en ayuda de todos; amemos a Dios por todos… Los mismos Santos suspiran nuestros pequeños actos hechos en el Querer Divino, porque siendo de viadores, poseen el acto conquistante, y casi se encierran en nuestro acto, para recibir alegrías nuevas, felicidad mayor. Voluntad Divina, ¡cómo eres admirable e incomprensible a nuestra pequeña capacidad!

Me recomiendo a vuestras oraciones, dejándoos en el Querer Divino para haceros santa; amaría que no os ocuparas de otra cosa, que de vivir de Voluntad Divina. Despojaos de todo y, de todo lo que hagáis, dejad que todo disponga el Querer Divino. Cómo es bello poder decir: ¡“Jesús es dueño de todo; haga Él lo que quiera, incluso de mi respiro, de mi latido, de todo mi ser”!

Os saludo de corazón, vuestra afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

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118.

Mi buena hija,

 amaba tanto el oír vuestras noticias; finalmente me ha llegado vuestra carta, agradezco de todo corazón al Señor. El lugar no es importante, aquello que nos debe importar es el llevar con nosotros la Voluntad de Dios, la Cual no es habitación de piedra, sino de Luz, que sabe poner en fuga todos los males. Así que, si quiere estar segura, viva en el Querer Divino y Él sabrá defenderos de todo y de todos, en cualquier lugar que os encontréis. Oh, si todos supieran este gran secreto divino, todos estarían en su puesto, sin tener temor de nada.

Hija mía, mi recomendación, estaos siempre en la Divina Voluntad; tomará a pecho todos nuestros males, nos tendrá sobre sus rodillas paternas, estrechados a su seno de Luz, para ser defensa, ayuda, refugio, bálsamo en nuestras penas

Aquí nosotros estamos bien, siempre en el Querer Divino, el único medio, si queremos estar en paz y tener la fuerza necesaria en las circunstancias de la vida. Vivir en Él son sus suspiros ardientes, sus ansias y también sus lágrimas, que nos llaman a vivir en Él; por eso contentémoslo.

Os dejo en el Querer Divino, para vivir en sus olas eternas, vuestra afectísima,

 la pequeña hija de la Divina Voluntad.

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  1.  

Reverenda y buena madre,

 agradezco al Señor que mis pobres cartas no se han extraviado. Me parece que el Querer Divino ama tanto lo que se puede decir de su S. Voluntad, que Él mismo cuida y lo custodia, para llevar su Vida, que con tanto amor nos quiere dar. Hacerse poseer por la criatura es su fiesta y la fiesta de todo el Cielo, porque cada acto de más que hacemos –aunque sea pequeño y natural– incrementa en nosotros nueva semejanza divina, nuevo amor, nueva santidad, nueva belleza; como al contrario, cada acto, aunque fuera grande, que no tiene por principio la Vida de la Divina Voluntad, nos aparta de Su semejanza, empequeñece el amor, desluce su belleza, cierra el Cielo a todos los bienes y forma el dolor de Dios.

Viviendo en el Querer Divino, nuestra suerte está asegurada; tendremos la fuerza de Dios en nuestro poder; todos nos respetarán; el fuego, las balas, el agua… Por eso, no tenga ningún temor, anímese. El miedo es de los viles y de quien no tiene confianza en Dios, porque así no tiene las armas para defenderse, ni siquiera del más mínimo mosquito(…)

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  1. A Federico Abresch?

Muy estimado hijo en el Querer Divino,

(…) no es verdad lo que usted dice, lo que la belleza, la sublimidad, la Santidad que produce el Querer Divino en nuestros actos los ve y gusta sólo Dios: falso. Dios, si recibe, da; nos recompensa incluso un pensamiento, un suspiro, un movimiento hecho por cumplir su Voluntad y dice: “La criatura ha suspirado por cumplir mi Querer; debo pagarle”. Y ¿quiere saber cual es la paga que nos da? Una paz imperturbable, una fuerza para poder soportar todo, y si la tierra por necesidad nos circunda, sentimos el peso y la náusea de ella y suspiramos el Cielo. Sentir el placer, las imperfecciones, las debilidades, no es un mal; quererlas es feo, porque el Señor no se ocupa de lo que sentimos, sino de lo que queremos; por eso estemos atentos a no perder el tiempo en cosas que no pertenecen a la Voluntad Divina. Mucho más que el Señor no enseña cosas difíciles; son exactamente las cosas pequeñas las que quiere, porque son más fáciles de hacerse, y no podemos tener excusa y decir: “no podía hacerlo”. Las cosas pequeñas están siempre en torno a nosotros, en nuestras manos, en cambio las cosas grandes son raras, así que no podemos decir que la santidad no es para nosotros. También nuestra misma naturaleza está formada por tantos pequeños actos, el respiro, el latido, el movimiento; no obstante forman nuestra vida, y si nos faltara un solo respiro, nuestra vida –podemos decir– ha terminado. Así podemos decir, si nuestros pequeños actos no están animados por la Voluntad de Dios. Por eso, todo lo que hagamos, hagámoslo correr en el Querer Divino y nos sentiremos reanimados y en posesión de la Vida del Fiat. ¡Cómo seremos felices y santos!…

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121.

Mi buena hija,

 te ruego vivir siempre en el Querer Divino; ruego a Jesús que Lo selles en la mente, sobre los labios, en el latido, en el movimiento de las manos, hasta en el respiro. Este Fiat quiere ser acto primero de todos nuestros actos, sean naturales como espirituales, y cuando Lo llamamos también en nuestros pequeños actos, se siente reconocido por la criatura, hace fiesta y delirando de amor dice: “La criatura Me ha llamado, Me ha dado el primer lugar, así que puedo poner en sus actos mi Santidad, mi Amor, mi Semejanza”, y también su Belleza y su Sabiduría quiere dar… Quiere poner de lo suyo, pero quiere ser llamado. Con llamarlo se hace conocer; con conocerlo se hace poseer y amar. Por eso, sé atenta, hija mía; el querido Jesús cuando quiere dar pide, para preparar el lugar donde poner en nuestros corazones sus dones, su luz, sus gracias.

Termino dejándote en el Querer Divino, sobre las rodillas paternas de Dios, para recibir su Vida y su semejanza continua, de modo de poder decir: “Estoy copiando a Jesús”

Guardándote en el corazón de Jesús, me confirmo tu afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

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122.

(…) Para poseer un bien es necesario conocerlo. El conocimiento hace amar, apreciar el bien poseído, nos hace resurgir en el bien conocido, nos da la semejanza divina. Así que cada acto de más que hagamos en la Divina Voluntad es una semejanza divina de más que recibimos, y Jesús nos ama tanto, que nos dota con su Amor, con su Santidad, con su Luz y paz perenne y nos declara sus hijos legítimos.

Por eso, oremos y no hagamos jamás huir la Divina Voluntad, tanto en las cosas pequeñas, como en las grandes, tanto en las cosas espirituales como en las cosas naturales, porque todo es de Dios, y es justo que en todo reconozcamos como acto primero la Divina Voluntad. (…)

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123.

Mi buena Señora,

(…) si hacemos la Divina Voluntad, nos carga entre sus brazos; Él mismo desciende en todos nuestros actos, para poneros su Santidad, su Amor, su Fuerza, su Luz y se hace refugio nuestro y vida nuestra. Así que de nada podemos temer. (…)

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124.

Mi buena hija en el Querer Divino,

 te recomiendo no apartarte jamás de la Divina Voluntad. Vive siempre en sus brazos maternos, como una niña en los brazos de su madre. Tus sufrimientos ponlos en sus manos maternas, para que se sirva de ellos para haceros santa y para hacer bien a todas las criaturas. ¡Cómo te sentirás feliz, pensando que tus penas sirven para salvar a las almas, para consolar a Jesús, para besar sus llagas, para decirle que Lo amas! En cada pena que sufres, dile a Jesús que le llevas su Amor. Ámalo siempre, y Jesús quedará herido por tu amor y te amará más… Cada pena que sufres… piensa que es un “TE AMO”, un beso, un afecto, un abrazo que te manda Jesús; así sentirás la fuerza en el sufrir, la alegría que llevan las penas sufridas por Jesús. La Divina Voluntad sea tu habitación, tu alimento, tu vida. La palabra continua sobre tus labios sea: “¡Quiero hacer y vivir en tu Voluntad!” Así te sentirás fortalecida y endulzar las penas que sufres.

Te dejo en el Querer Divino para hacerte santa(…)

Corato, 13-11-1943

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125.

Mi buena hija en el Querer Divino,

(…) También yo recuerdo la bondad de tu hermana. Que el Señor la tenga en el Paraíso y ella quiera rogar por nosotros. Seguramente que tú no faltarás de hacer celebrar Santas Misas por su alma; y además, con la pérdida de tu hermana no has quedado sola, sino que contigo está Jesús, la Mamá Celestial y también el alma de tu hermana. Por eso, hazte el ánimo y, si te quieres hacer santa y agradar más a Jesús, enciérrate en la S. Voluntad de Dios, tenla más que vida propia; sea Ella tu alimento continuo, tu refugio, tu ayuda, tu fuerza. Ella te tendrá como pequeña hija en sus brazos. Unidas tus penas junto con las de Jesús, para que hagamos de misioneras en medio al mundo, como hacen las penas de Jesús, y tú también te sentirás feliz.

Hija mía, Jesús te quiere siempre junto con Él. No quiere estar solo, para hacer de ti lo que Él quiere. Es cierto que cuando se está junto con Jesús nos ama más y cumple sus designios sobre nosotros (…)

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126.

Muy reverendo Monseñor,

yo no sé cómo agradeceros por vuestras atenciones, de acordaros de la pequeña sierva de Jesús, no sé cómo corresponderle. Sólo puedo rogar que el querido Jesús os haga vivir de Voluntad Divina, porque sólo Ella nos puede hacer felices y nos puede hacer santos con su misma santidad; mucho más, que el único deseo de Jesús es que vivamos en su Querer, porque si vivimos en Él puede darnos lo que quiere. Jesús quiere desahogar su amor, pero nuestra voluntad es pequeña y no tiene dónde ponerlo; quiere darnos gracias sorprendentes, pero nuestra voluntad es incapaz de recibirlas. Por eso quiere encontrar en nosotros su Santa Voluntad, no sólo para darnos lo que quiere, sino para hacer de nosotros una copia fiel. Por eso cuando nos encuentra en su Querer Divino hace fiesta y dice: “Finalmente he encontrado dónde puedo poner de lo mío; mi Voluntad sabrá custodiar mis gracias, mi Amor y mi misma Santidad”.

Por eso, Padre santo, nos preocupe vivir en la Divina Voluntad; Ella nos tendrá custodiados, defendidos de todos los peligros y libres de todos los males. Oh, ¡si todos conocieran qué significa vivir de la Divina Voluntad, harían competencias, y todos los males cesarían al instante!

Este es mi augurio para año nuevo, que podáis vivir siempre en el Querer Divino y que Jesús haga de vos el misionero de la Divina Voluntad.

Perdóneme mi forma de hablar, y quizá disparatado. Renuevo mis agradecimientos y, dejándoos en el mar del Querer Divino, en los brazos de Jesús y bajo el manto de la Reina del Cielo, os beso la mano y de rodillas imploro vuestra paterna bendición.

La pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 10-1-1944

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127.

Mi buena hija en el Querer Divino,

 ánimo, el querido Jesús no te dejará sola; son las penas, que hieren su Corazón y lo atraen con una fuerza irresistible a estar junto con la criatura, para darle el mérito de sus mismas penas y adornarla con señales divinas, para asemejarla a Sí. Su Amor hace fiesta cuando nos encuentra resignados, porque puede darnos la forma que quiere, para embellecernos como quiere. Por eso, te recomiendo, hazte encontrar por Jesús en su SS. Voluntad, y Él hará un prodigio de su alma; y cuando más te sientas sola, tanto más te sentirás junto a Jesús. Te dará la fuerza y su Gracia y formará con tus penas los soles más fúlgidos, las perlas más preciosas.

Ruega por mí; y dejándote en el Querer Divino para dar trabajo a Jesús y hacerte santa, me confirmo tu afectísima,

 la pequeña hija de la Divina Voluntad.

+ + + +

 

128.

Muy reverendo Padre,

 gracias por vuestra promesa de rezar por mí. Me agrada mucho vuestro modo de rezar por mí; el Señor lo escuche. Y yo os prometo de encerraros en el Santo Querer Divino, a fin de que vuestros actos sean animados por la Santidad Divina, por su Amor infinito y por su Luz y Belleza incomparables. Padre santo, quien vive en el Querer Divino puede todo, lleva todo a Dios y se hace portador de Dios a todos. Más bien se puede decir que Dios no hace nada sin esta criatura, si la siente inseparable y le dice: “Mi Voluntad es tuya, toma lo que quieras; mientras vivas en la tierra tienes tu acto conquistante, y Yo espero con ansias las nuevas alegrías y las nuevas conquistas que Me darás”. Por eso, la Divina Voluntad sea todo para nosotros; sea Ella nuestro refugio, nuestra vida, nuestro todo.

Me recomiendo a vuestras oraciones y, dejándoos en el Querer Divino para haceros gran santo, os beso la mano. Vuestra sierva,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 26-5-1944

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129.

Mi buena hija en el Querer Divino,

 me desagrada vuestro estado penoso, pero debe saber que el Querer Divino tiene sus designios y sus trabajos qué cumplir; por tanto, si piensa que el Querer Divino os está trabajando, cesarán vuestras lágrimas y vuestras angustias, tendrá una fuerza divina en vuestro poder y todo le resultará dulce y soportables. Por eso, piense que vuestros dolores sirven a Jesús y los tiene en sus manos como monedas preciosas para salvar a las almas. Abandonaos al Querer Divino; en todas vuestras penas haceos resurgir su Vida Divina.

Os dejo con todas vuestras penas en el Querer Divino. Ruegue por mí. Y saludándoos con el amor del Fiat, me confirmo vuestra afectísima,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

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130.

Mi buena y reverenda Madre,

 gracias, gracias por vuestro recuerdo. En recompensa rogaré al Querer Divino que os tome entre sus brazos, a fin de que descienda en todos vuestros actos, incluso en el respiro, en los latidos, en los pasos, y os forme su Reino completo, en modo tal que sentiréis palpitante en vos su Amor, su Santidad, la Fuerza divina. Madre querida es exacto esto lo que sabe hacer la Divina Voluntad: darse toda, para poder tener la vanagloria de formar su Vida en la criatura. Y entonces hace fiesta, cuando la ha completado, y llama al Cielo a festejar su nueva vida, que hará bien a todos, que llevará las nuevas alegrías a todos, el sufragio a las almas purgantes, la ayuda a todos los vivientes; será el nuevo Sol, que no niega su Luz y su Calor a ninguno.

Madre mía, le recomiendo, hagamos siempre la Divina Voluntad. Ella pondrá en fuga todas las pasiones, nos vestirá con los vestidos reales de luz; seremos el terror de los demonios y daremos a Dios las nuevas alegrías que sabe dar la Divina Voluntad (…)

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  1. A Federico Abresch?

Muy estimado hijo,

Espero que esté mejor, porque tiene qué hacer mucho todavía para hacer conocer la Divina Voluntad. Sólo Ella será portadora de la verdadera paz, de la verdadera santidad, y nos restituirá los derechos perdidos por haber hecho nuestra voluntad. Y no sólo esto, sino el Señor tendrá la grande gloria de formar la Generación divina en todos nuestros actos. ¡Cómo estaremos felices, pensando que en cada pequeño acto nuestro, incluso el respiro, el movimiento, en los pasos formaremos tantos Jesús, tantas Vidas divinas, por cuantos actos hagamos! Oh, cómo lo suspira Jesús, que llega a contar los minutos, los respiros, para formar su Vida en los actos de la criatura, para decir: “La criatura Me ama con mi mismo Amor, Me adora, Me ruega con mis oraciones”… Así que poblaremos el Sol, la tierra, el mar de tantas Vidas Divinas; entonces nuestra vida vivirá escondida en Dios y haremos lo que quiere y hace el Señor. Por eso roguemos, para obtener tanto bien.

Os mando el saludo del Fiat, para que os tenga encerrado en el Querer Divino (…)

 

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  1. A Federico Abresch

Muy estimado hijo en el Querer Divino,

Respondo a vuestra querida carta. El oír que usted habla y quiere conocer más la Divina Voluntad es para mi un gran contento, sabiendo cuán contento está Jesús de encontrar un alma que quiere vivir de Voluntad Divina. Esta criatura es su triunfo y su victoria. Y a pesar de que en el pasado haya sido herido por esta criatura, mira estas sus heridas y sonriendo dice: “La he vencido, ella es una victoria mía”, y la muestra a todo el Cielo para hacer fiesta; y para cumplimiento de su victoria, concentra en ella todos sus bienes: los bienes de la Creación y de la Redención, y le da el derecho sobre todo. Y además, el querer conocer significa querer poseer un bien y es como el apetito al alimento.

Me desagrada del Padre Pío, que oculta la cara; nosotros no hablamos de lo que ha prohibido la Iglesia, sino de aquello que la Iglesia no conoce todavía, y vendrá el día en que la Iglesia lo conocerá y apreciará, con triunfo y victoria. No puede haber verdadera paz ni verdadero triunfo, si la Divina Voluntad no es conocida. Nuestro Señor hará los más grandes milagros, para hacer reinar su Voluntad en la tierra. Por eso, roguemos que se abrevie el tiempo y que todo se cambie en Voluntad de Dios.

Me recomiendo a vuestras plegarias. Bese por mí la mano al Padre Pío; y dejándoos a todos en el mar de la Divina Voluntad, para haceros vivir a todos de su Santidad, de su Amor, de su Luz; para poder abrazar, todo y todos y para hacer bien a todos, con el Amor de su Fiat saludo a todos,

la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 27-11-1944

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  1. A Federico Abresch

Muy querido hijo en el Querer Divino,

 respondo a vuestra querida carta y ruego a Jesús que os dé siempre nuevas gracias y nueva luz, para hacer comprender a todos el vivir en el Querer Divino. Oh, cómo lo suspira Jesús, y llega hasta a llorar, porque quiere que conozcamos la Santa Divina Voluntad, para que reine y domine en todo el mundo y porque es decreto de la Trinidad Sacrosanta que la Divina Voluntad se haga en la tierra como se hace en el Cielo. Así como fue decretada la Creación y la Redención, así es decreto el Reino de la Divina Voluntad sobre la tierra; y por eso usará todas las artes, tomará a la criatura de todos lados: con castigos terribles, con milagros estrepitosos, para hacer que esto ocurra. Llegará a tanto, que el primero al sacrificio será Jesús: se pondrá a la cabeza de todos nuestros actos, para hacer que todos corran en el mar de la Divina Voluntad…

Y si Jesús nos está castigando, es exacto por esto, porque las criaturas, especialmente la parte religiosa, en vez de hacerse tomar por Jesús por vía de amor, como Él quería, se han hecho tomar por vía de castigos… ¡Pobre Jesús, cuánto sufre! Y cómo suspira y llora, porque las criaturas no lo ruegan, no lo asedian para conceder a ellos el don de vivir en la Divina Voluntad de Dios. Y si encuentra a alguna, la toma en brazos, hace fiesta, se siente como un Rey victorioso que, si bien por seis mil años ha debido combatir, recibiendo heridas y fracasos, ahora finalmente ha hecho la primera conquista y victorioso se la goza y llama a todo el Cielo a festejar su primera victoria; y mientras hace fiesta, pone a disposición de la criatura su Santidad, su Amor, su Luz, sus gracias y le da el derecho en su Patria Celestial… Así que, también estando en la tierra, ella es portadora de la Patria Celestial y puede decir: “Lo que se hace en el Cielo, lo hago en la tierra; más bien, ellos gozando y felicitándose, y yo haciendo las nuevas conquistas, que sirven para llevar nuevas alegrías el Cielo”.

Por eso, diga a todos que no hay cosa más grande, prodigio más estrepitoso del vivir en el Querer Divino; nosotros nos ponemos a disposición de Dios, y Ella se pone a disposición nuestra, hasta a hacernos formar tantos Jesús por cuantos actos hacemos en su Santa Voluntad.

Los mares del Querer Divino no son conocidos todavía. Si los conociera, se lanzaría en el mar del Querer Divino, para haceros vida perenne, Por eso, roguemos y esperemos: Jesús tiene los siglos en su poder; lo que no hace hoy lo hará mañana, porque hoy las mentes están ciegas; mañana encontrará ojos que podrán sostener la Luz de la Divina Voluntad y hará lo que no ha hecho hoy.

Saludándoos, os dejo a todos en el mar inmenso del Querer Divino.

La pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 15-1-1945

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  1. A una Religiosa
  2. M. I.

¡In Voluntate Dei!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 te escribo pocas líneas. Te ruego jamás hacer a un lado la Divina Voluntad. Haz que sea tu vida, tu respiro y latido. Si te quiere hacer santa, si quieres paz y dar paz a todos, si quieres que una fuerza divina te invista y te transforme en Jesús mismo, te ruego que no pienses en otra cosa, sino en vivir en la Divina Voluntad.

Correspondo los saludos a la Superiora, a Sor Dionisia; y dejándolas a todas en el Querer Divino, te saludo con el amor del Fiat, tu afectísima,

 la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 4-1945

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  1. A Sor Giovannina
  2. M. I.

¡In Voluntate Dei! – Fiat

Mi buena hija, Sor Giovannina,

 gracias por vuestras atenciones, al dejarme oír vuestras noticias; lo que os recomiendo, no salga jamás de la Voluntad de Dios; no vea jamás quién os manda, si quiere poseer la paz y hacer reinar la Divina Voluntad en vuestra alma. Si la hacéis reinar, sentiréis una fuerza divina en la vuestra, que os dará gracia de hacer todo lo que los superiores os mandan, y sentiréis a Jesús que obra y hace todo junto con vos. No os sentiréis jamás sola, sino siempre junto con Jesús, el cual hará de Maestro, guiará vuestros pasos y os tendrá estrechada en sus brazos.

Os dejo en el Querer Divino, y si me quiere tener contenta, hágame cerrar las puertas, para que no podáis salir más. Mi hermana os saluda y yo os saludo con el amor del Fiat. Vuestra afectísima,

 la pequeña hija de la Divina Voluntad.

Corato, 18-9-1945

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  1. A una Religiosa
  2. M. I.

In Voluntate Dei! – Fiat!

Mi buena hija en el Querer Divino,

 oh, ¡cómo amaría encontraros siempre en el mar de la Divina Voluntad! Así cada pequeño acto vuestro os cubriría de su santidad, de su amor, de su paz, y os sentirías como repatriada en la Patria Celestial. Hija mía, esté atenta, no la deje jamás huir. Si esto hace, no os sentiréis jamás sola, sino siempre en compañía de mi dulce Jesús, el cual, como hábil pintor, conforme hagáis vuestros actos, incluso humanos, así tomará su pincel divino, para pintar en vos Su semejanza, y os dirá: “Mi hija Me asemeja en todo”.

Respecto a la muerte de vuestra hermana, no os preocupéis, más bien, deberíais agradecer al Señor, que la ha tomado virgen; más bien ruegue que se la lleve rápido al Cielo. Por su mamá no se preocupe; ya pensará el Señor.

Os envío los saludos a mi hermana, de las Cimadomo, de Rosaria. Ruegue por mí. Os dejo en el Querer Divino para haceros santa. Os saludo con el amor del Fiat. Salúdeme a la Superiora. Vuestra afectísima,

La pequeña hija de la Divina Voluntad

Corato, 8-10-1945

Deo Gratias

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