La Creación posee la perfecta felicidad, de poder dar la felicidad terrenal a las criaturas. Cómo el pecado detuvo la felicidad. El gran mal de quien se aparta del principio. Ejemplo.
(1)Estaba haciendo mi giro en la Creación para seguir los actos de la Divina Voluntad en Ella, y ¡oh! cuántas sorpresas, cada una contenía tal felicidad, de poder volver felices a todo y a todos, y mi siempre amable Jesús, viéndome sorprendida, todo bondad me ha dicho:
(2)“Hija mía, nuestro Ente Supremo posee la fuente de la felicidad, por eso de Nosotros no podían salir cosas o seres que no fuesen felices. Así que toda la Creación posee tal plenitud de felicidad, de poder dar a toda la tierra la perfecta felicidad terrestre. Por lo tanto Adán gozaba la plenitud de la felicidad, todas las cosas creadas le llovían encima alegrías y felicidad, y además, en su interior, poseyendo mi Querer, contenía mares de contentos, de bienaventuranzas y alegrías sin fin, para él todo era felicidad dentro y fuera. En cuanto pecó sustrayéndose de mi Voluntad, la alegría partió de él, y todas las cosas creadas se retiraron en su seno las alegrías que poseían, dando al hombre sólo los medios necesarios, no como a dueño y señor, sino como a siervo ingrato. Mira entonces, de Nosotros no salió la infelicidad, ni podíamos darla porque no la teníamos, dar lo que no se tiene es imposible, así que fue el pecado el que arrojó en el hombre la semilla de la infelicidad, del dolor y de todos los males que lo asedian dentro y fuera. En cuanto vino sobre la tierra la Celestial Señora, y después mi Santísima Humanidad, la Creación toda se puso en actitud de fiesta, nos sonreían de alegría y retomaron el curso de llovernos encima alegrías y felicidades, y en cuanto salíamos al exterior, corrían, se inclinaban y hacían salir sobre Nosotros alegrías y felicidad: el sol nos daba las alegrías de su luz, alegraba nuestra vista con la variedad de sus colores, nos daba la alegría de los besos de amor que poseía, y reverente se extendía bajo nuestros pasos para adorarnos; el viento nos llovía las alegrías de la frescura, y con sus soplos nos alejaba el aire pútrido de tantas culpas; los pájaros nos corrían en torno para darnos las alegrías de sus cantos y trinos, cuántas bellas músicas nos hacían, tanto, que Yo estaba obligado a ordenarles que se alejaran de Mí, que tomaran el vuelo en el aire para alabar a su Creador; la tierra florecía bajo mis pasos para darme las alegrías de tantas floraciones, y Yo le ordenaba que no me hicieran tales demostraciones, y me obedecía; el aire me llevaba las alegrías de nuestro aliento omnipotente cuando dando el aliento al hombre le dábamos la vida, colmándolo de alegrías y felicidad divinas, y conforme Yo respiraba así me sentía venir nuestras alegrías y felicidad que sentimos en la Creación del hombre. Así que no había cosa creada que no diera las alegrías que poseían, no sólo para felicitarme, sino para darme los homenajes, los honores como a su Creador, y Yo los ofrecía a mi Padre Celestial para darle la gloria, el honor, el homenaje, el amor, por tantas magnificencias y obras maravillosas que hicimos en la Creación por amor del hombre. Ahora hija mía, estas alegrías en las cosas creadas existen aún; la Creación, como fue hecha por Nosotros, con tanto alarde y suntuosidad y con la plenitud de la felicidad, nada ha perdido, porque esperamos a nuestros hijos, los hijos de nuestra Voluntad, que con derecho gozarán las alegrías, la felicidad terrestre que posee toda la Creación, y puedo decir que por amor de éstos existe aún, y las criaturas disfrutan, si no la plenitud de la felicidad, pero al menos las cosas necesarias para poder vivir. Este existir aún la Creación después de tantas ingratitudes humanas, culpas que hacen horrorizar, da la certeza del reino de mi Voluntad sobre la tierra, porque la criatura, poseyéndola, se volverá capaz de recibir las alegrías de la Creación, de darnos la gloria, el amor, la correspondencia de cuanto hemos hecho por ella, y de hacer todo el bien posible e imaginable que puede hacer la criatura. Por eso el todo está en poseer nuestro Querer, porque así tuvo el principio la Creación toda, incluido el hombre, todo era Voluntad nuestra, todos vivían encerrados en Ella, y en Ella encontraban lo que querían, alegrías, paz, orden perfecto, todo estaba a su disposición. Quitado el principio todas las cosas cambiaron aspecto, la felicidad se cambió en dolor, la fuerza en debilidad, el orden en desorden, la paz en guerra. Pobre hombre sin mi Voluntad, es el verdadero ciego, el pobre paralizado, que si algún bien hace, todo es fatiga y amarguras.
(3)Todas las cosas, si se guían por el principio del cual han tenido la existencia, encuentran la vía, el paso firme y el resultado feliz de las obras o bien que han emprendido; si pierden el principio, se trastornan, vacilan, pierden la vía y terminan con no saber hacer nada, y si parece que hacen alguna cosa, dan piedad. También en las cosas humanas sucede así, si el maestro quisiera enseñar al niño las consonantes y no las vocales, como las vocales se usan en toda palabra, en cada letra, desde la ciencia más baja hasta la más alta, pobre niño, no aprendería jamás a leer y si lo quisiera podría enloquecer. Todo este mal, ¿quién lo ha producido? El alejamiento del principio de la ciencia, el cual son las vocales. ¡Ah! hija mía, hasta en tanto que el hombre no regrese en su principio, no reentre en mi Divina Voluntad, mi obra creadora será una obra rota, fuera de su puesto, pobre hombre sin las primeras vocales de mi Divina Voluntad, por cuanto les pueda dar luz, les pudiese hablar, no me entenderá, porque le falta el principio, le faltan las primeras vocales para poder leer mis lecciones sobre mi Fiat, por lo tanto sin base, sin fundamento, sin maestro, sin defensa, es tanta su tontería que no conoce su pobre estado, y por lo tanto no implora el reentrar en mi Querer para aprender las primeras vocales con las cuales fue creado por Dios, para poder seguir aprendiendo la verdadera ciencia celestial, y así formarse toda su fortuna, tanto en la tierra como en el Cielo. Por eso Yo le susurro siempre al oído del corazón: ‘Hijo mío, reentra en mi Voluntad, ven a tu principio si quieres parecerte a Mí, si quieres que te reconozca por hijo mío’. ¡Oh! cómo es doloroso tener hijos que no me asemejen, sin su nobleza, pobres, degradados, infelices, y ¿por qué todo esto? Porque rechazaron la gran herencia del Padre Celestial, y me obligan a llorar sobre su suerte. Hija, ruega que todos reconozcan a mi Voluntad, y tú reconócela y apréciala, ámala más que a tu misma vida y no la dejes huir ni siquiera un instante”.
Deo Gratias.
Todo para la gloria de Dios y para cumplimiento de su Voluntad.
Jesús juega con Luisa. 2
(1)Estaba diciendo a mi dulce Jesús: “Vida mía, que mala (cattiva) soy, pero si bien soy mala (cattiva), sé que Tú me quieres mucho”. Y mi amado Jesús me ha dicho:
(2)“Conquistadora (cattivella) mía, ciertamente que eres cautivadora (cattiva), has conquistado (cattivato) mi Voluntad. Si conquistabas (cattivavi) mi amor, mi potencia, mi sabiduría, etc., conquistabas (cattivavi) parte de Mí, pero con conquistar (cattivare) mi Voluntad, has conquistado (cattivato) toda la sustancia de mi Ser, que corona todas mis cualidades, por eso me has tomado a todo Mí mismo. He aquí el por qué te hablo frecuentemente no sólo de mi Voluntad, sino del vivir en mi Querer, porque habiéndolo conquistado (cattivato), quiero que conozcas de Él sus cualidades y el modo de cómo vivir en mi Querer, para poder hacer junto Conmigo vida común e inseparable, y revelarte los secretos de mi Querer. ¿Podrías ser más conquistadora (cattiva)?”
(3)Y yo: “Mi Jesús, te burlas de mí; yo quiero decirte que de verdad soy mala (cattiva) y que me ayudes para poder volverme buena”.
(4)Y Jesús: “Sí, sí”.
(5)Y ha desaparecido.
Quien vive en la Divina Voluntad todo debe encerrar en sí. La Divina Voluntad es principio, medio y fin del hombre.
(7)Entonces me sentía inmersa en el Querer Supremo y Jesús ha continuado:
(8)“Hija mía, mi Voluntad es todo y contiene todo, y además es principio, medio, y fin del hombre. Por eso al crearlo no le di leyes ni instituí Sacramentos, sino sólo le di al hombre mi Voluntad, porque era más que suficiente, estando en el principio de Ella, para encontrar todos los medios para llegar no a una santidad baja, sino a la altura de la santidad divina, y así encontrarse en el puerto de su fin. Esto significa que el hombre no debía tener necesidad de otra cosa sino sólo de mi Voluntad, en la cual debía encontrar todo en modo sorprendente, admirable y fácil para hacerse santo y feliz en el tiempo y en la eternidad; y si le di una ley, después de siglos y siglos de creado, fue porque el hombre había perdido su principio, por lo tanto había extraviado los medios y el fin. Así que la ley no fue principio sino medio; pero viendo que con todo y la ley el hombre estaba perdido, al venir a la tierra instituí los Sacramentos, como medios más fuertes y potentes para salvarlo; pero cuántos abusos, cuántas profanaciones, cuántos se sirven de la ley y de los mismos Sacramentos para pecar más y precipitarse en el infierno. Mientras que con sólo mi Voluntad, que es principio, medio y fin, el alma se pone al seguro, se eleva a la santidad divina, alcanza en modo completo la finalidad para la que fue creada, y no hay ni la sombra de peligro de poder ofenderme. Así que el camino más seguro es sólo mi Voluntad, y los mismos Sacramentos, si no son recibidos en orden con mi Voluntad, pueden servir como medios de condenación y de ruina. Por eso inculco tanto mi Voluntad, porque el alma estando en su principio, los medios le serán propicios y recibirá los frutos que contienen; en cambio sin Ella, los mismos Sacramentos le pueden ser veneno que la conduzcan a la muerte eterna”.
El verdadero amor llama siempre a aquél que ama, y lo encierra dentro. Sin la Divina Voluntad todo está velado. Ejemplo.
(1)Mi pobre mente se encuentra bajo las olas impetuosas del Querer Divino, impetuosas pero pacíficas, portadoras de felicidad, tanto que la pobre criatura se siente impedida e incapaz de poderlas recibir todas, y mientras seguía los actos del Fiat, he llegado al punto de la creación del hombre, y pensaba entre mí: “Con cuánto amor podía amar Adán inocente al Señor antes de pecar”. Y mi amado Jesús sorprendiéndome me ha dicho:
(2)“Hija mía, me amó tanto por cuanto a criatura es posible. Él era un complejo de amor, ni siquiera una fibra estaba vacía del amor hacia su Creador, sentía a lo vivo, palpitante en su corazón la Vida de su Creador, el verdadero amor llama a cada instante a Aquél que ama, y que dándole con su amor su vida, retoma por vida propia a Aquél que ama. Ahora, amando mi Voluntad Divina encuentra en la criatura a Sí misma, la facilidad de su régimen, nada se opone a su dominio, su puesto noble es de Rey dominante, forma su suspirado reino en ella. Cuando la criatura me ama cuanto más puede, ningún vacío de Dios se puede encontrar en ella, antes bien, con su amor me encierra en el centro de su alma, de modo que no puedo salir, ni puedo librarme de ella, y si pudiera salir, lo que Yo no hago jamás, se vendría junto a Mí, sin podernos ni Yo, ni ella separarnos, porque el amor soy Yo mismo. Por eso quien me ama en verdad puede decir: ‘He vencido a Aquél que me ha creado, lo tengo dentro de mí, lo poseo, es todo mío, ninguno me lo puede quitar’. Ahora hija mía, el amor en Adán antes de pecar era perfecto, total, mi Voluntad tenía su Vida en él, de modo que la sentía más que su misma vida; en cuanto pecó, la Vida de mi Fiat se retiró y le dejamos la luz, porque sin Él no podía vivir, habría regresado a la nada. Al crearlo hicimos como un padre que pone en común sus bienes y su misma vida con su propio hijo. Ahora, éste desobedece, se rebela al propio padre, el padre con dolor es obligado a ponerlo fuera de sus habitaciones, no haciéndole más poseer ni sus bienes en común, ni su vida, pero es tanto su amor, que aunque lejano no le hace faltar las cosas necesarias, los medios de estricta necesidad, porque sabe que si el padre se retira, la vida del hijo se termina. Así hizo mi Divina Voluntad, retiró su Vida, pero dejó su luz como ayuda, sostén, y como medio necesario para que su hijo no pereciera del todo. Ahora con retirar su Vida, todas las cosas y obras de Dios quedaron veladas para el hombre. Él mismo, velada la inteligencia, la memoria, la voluntad, quedó como aquellos pobres infelices moribundos, que cubriéndose la pupila con un velo delgado, no ven más clara la vida de la luz. Mi misma Divinidad al descender del Cielo a la tierra se veló de mi Humanidad. ¡Oh! si las criaturas poseyeran como vida mi Voluntad, súbito me hubieran conocido, porque Ella misma habría develado quién soy Yo, mi Querer en ella, y aquél mismo Divino Querer en Mí, se habrían rápidamente conocido, amado, se habrían puesto a mi alrededor, no se habrían podido separar de Mí, reconociéndome bajo la semejanza de su parte humana como Verbo Eterno, Aquél que los amaba tanto, que se había vestido
como uno de ellos. Así que Yo no hubiera tenido necesidad de manifestarme, mi Voluntad residiendo en ellos me habría develado, ni Yo habría podido ocultarme, en cambio debí decirles quién era Yo, ¿y cuántos no me creyeron? Por eso hasta en tanto que no reine mi Voluntad en las criaturas, todo está velado, los mismos sacramentos, que más que nueva creación, con tanto amor dejé en mi Iglesia, están velados para ellas, cuántas sorpresas, cuántos bellos secretos y cosas maravillosas impide comprender, ver, gustar, una pupila velada, mucho más que este velo es el humano querer el que lo forma e impide ver las cosas cual son en sí mismas. Entonces, mi Voluntad reinante en las criaturas como vida quitará este velo y todas las cosas serán develadas, y entonces verán las caricias que les hacemos por medio de las cosas creadas, los besos, los abrazos amorosos, en cada cosa creada sentirán nuestro latido ardiente que los ama, verán en los sacramentos correr nuestra Vida para darse continuamente a ellos, y sentirán la necesidad de darse a Nosotros. Este será el gran prodigio que hará mi Divina Voluntad, romper todos los velos, abundar de gracias inauditas, tomar posesión de las almas como vida propia, de modo que ninguno le podrá resistir, y así tendrá su reino sobre la tierra”.
(3)Jesús, apresura y cumple lo que Tú dices y quieres, y tu Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra.
(4)“Hija mía bendita, mi Divina Voluntad es depositaria de todo lo que ha sido hecho por Nosotros, y de todo lo que han hecho las criaturas, ni siquiera un pensamiento, una palabra, las obras más grandes como las más pequeñas, los pasos, los latidos, los respiros, las penas, todo lo tiene depositado en Ella, nada se le escapa, así que todo lo que tú haces toma puesto en mi Voluntad, ni tú puedes esconder nada, porque con su inmensidad te envuelve, con su potencia es actriz de todo lo que tú haces, y con sus derechos divinos es dueña de poseer, de conocer, y de conservar todo lo obrado por las generaciones humanas, y de premiarlas y de castigarlas según merezcan. Es tanta su bondad y potencia al mismo tiempo, que así como no pierde ni una estrella, ni una gota de luz que posee el sol, ni una gota de agua del mar, así no pierde ni siquiera un pensamiento de criatura, y aunque lo quisiera perder no lo puede, su omnividencia lo encuentra en acto en su Voluntad. ¡Oh! si las criaturas comprendiesen que una Voluntad Divina recibe en depósito todo lo que hacen y piensan, cómo estarían atentas a que todo fuese santo y recto, y llamarían a esta Voluntad Suprema como vida de todo lo que hacen, a fin de que ningún juicio desfavorable pudiesen recibir sus actos, porque estarían en depósito en el mismo Querer Divino como actos y efectos suyos, a los cuales nadie puede tener la audacia de juzgarlos, y serán premiados como actos de un Querer Divino obrante en la criatura.
(5)Además de esto, como la Divina Voluntad es depositaria de todos y de todo, así la voluntad humana es depositaria de todos sus pensamientos, palabras, obras y pasos, etc., nada pierde de todo lo que hace, más bien forman una sola cosa con ella, y queda escrito y sellado con caracteres imborrables cada uno de los pensamientos, palabras, penas sufridas, todo; se puede dar que la memoria no lleve cuenta de todo, muchas cosas las ha olvidado, pero la voluntad todo esconde y nada pierde, así que es la depositaria y portadora de todos sus actos. Así que el Querer Divino es depositario y portador de todos y de todo, y el querer humano es depositario y portador individual de sí mismo. ¡Qué triunfo será eternamente, qué honor y gloria de quien santamente ha pensado y obrado! Y qué confusión de quien ha depositado en el querer humano pecados, pasiones, obras indignas, y se volverá él mismo portador de sus mismos males. Y si los males son graves será pasto de las llamas infernales, y si menos graves, será pasto de las llamas purgantes, que por camino de fuego y de penas purificarán aquella voluntad humana ensuciada, pero no podrán restituirle el bien, las obras santas que no ha hecho. Por eso sé atenta, porque todo viene numerado y escrito, ni tú ni Nosotros perdemos nada, aun un pensamiento, una palabra, tendrá su vida perenne, y serán como fieles amigos e inseparables de la criatura, por eso es necesario que te formes los amigos santos y buenos, a fin de que puedan darte paz, felicidad y gloria perenne”.
QUE MUEVE SUS ATRIBUTOS y RECTORA DE TODO. IMPULSO PRIMARIO
La Divina Voluntad es el motor y la asaltante, da vida, llama a vida y hace surgir el recuerdo de todo. Campamento divino.
El movimiento de mi Voluntad Divina forma su Vida en la criatura.
(1)Estoy bajo las olas eternas del Querer Divino, y me parece que quiere que ponga atención a estas olas, las reconozca, las reciba en mí, las ame, para decirme: “Soy el
Querer eterno que te estoy encima, que te circundo por todas partes, invisto tu movimiento, tu respiro, tu latido, para hacerlos míos, para hacerme el lugar y así poder distender mi Vida en ti; soy el inmenso que me quiero restringir en la pequeñez humana, soy el potente que me deleito en formar mi Vida en la debilidad creada, soy el santo que quiero santificar todo, ponme atención y verás qué sé hacer, y qué haré en tu alma”. Pero mientras mi mente estaba toda ocupada por el Querer Divino, mi siempre amable Jesús, repitiendo su breve visita me ha dicho:
(2)“Hija mía bendita, mi Voluntad es el motor que con constancia férrea asalta a la criatura por todos lados, dentro y fuera, para tenerla Consigo, y formar el gran prodigio de formar su Vida Divina en la criatura; Ella, se puede decir que la ha creado para formar y repetir su Vida en ella, y a cualquier costo quiere lograr su intento, y en todas las cosas gira en torno a ella y parece que le dice: ‘Mírame, soy Yo, conóceme, vengo para formar mi Vida en ti, y haciéndola de asaltante, la asalta dentro y fuera, en modo que quien le presta atención siente a mi Divina Voluntad regurgitante dentro y fuera de sí, que está formando el prodigio de su Vida Divina, a la cual no le es dado de resistir a su potencia, y ¿sabes qué cosa hace esta mi Divina Voluntad? Da vida, llama a vida a todo, hace surgir en esta Vida todo lo que ha hecho y todo lo que ha sido hecho de bien por todas las criaturas, suscita el dulce recuerdo de sus obras, como presentes y en acto, como si las repitiera, nada huye de esta Vida, siente la plenitud de todo, y ¡oh! cómo la criatura se siente feliz, rica, potente, santa, siente la compañía de todos los actos buenos de los demás y por todo ama, glorifica al Fiat Divino como si fueran suyos, y mi Querer se siente dar por ella sus obras, o sea el amor, la gloria de sus obras divinas, y repetir con el recuerdo la gloria y el amor de las otras criaturas. ¡Oh! cuántas obras puestas en el olvido, cuántos sacrificios, cuántos actos heroicos olvidados que han sido hechos por las generaciones humanas, que no se piensan más, y por lo tanto no hay ni la repetición continua de la gloria, ni quién renueve el amor de aquellos actos, y mi Divina Voluntad formando su Vida en la pequeñez humana, hace surgir el recuerdo de todo; para dar y para recibir todo, concentra todo en ella y forma su campamento divino. Por eso sé atenta a recibir estas olas de mi Querer, ellas se verterán sobre ti para cambiar tu suerte, y si tú las recibes, serás la más afortunada criatura”.
(3)Después de esto continuaba pensando en la Divina Voluntad, y pensaba entre mí: “¿Pero cómo se puede formar esta Vida Divina en el alma? Y mi dulce Jesús ha agregado:
(4)“Hija mía, la vida humana está compuesta de alma y cuerpo, de miembros, distintos el uno del otro, pero ¿quién es el movimiento primario de esta vida? La voluntad, así que sin ella no podría hacer las bellas obras, ni adquirir ciencia, ni ser capaz de enseñarla, por eso todo lo bello de la vida desaparecería de la criatura, y si belleza, dote, valor, ingenio posee, se debe atribuir al movimiento de orden que tiene la voluntad sobre la vida humana. Ahora, si este movimiento de orden lo toma mi Divina Voluntad sobre la criatura, se forma dentro de ella la Vida Divina, así que con tal que la criatura se someta a recibir el movimiento de orden de mi Voluntad, dentro y fuera de sí, como movimiento primario de todos sus actos, ya viene formada mi Vida Divina, y toma su puesto regio en el fondo del alma. El movimiento dice vida, y si el movimiento tiene principio de una voluntad humana, se puede llamar vida humana, si en cambio el principio es de mi Voluntad, se puede llamar Vida Divina. Mira cómo es fácil formar esta Vida con tal que la criatura lo quiera: Yo no quiero, ni pido jamás de la criatura cosas imposibles, más bien primero las facilito, las vuelvo adaptables, factibles, y después las pido, y mientras las pido, para estar más seguro de que pueda hacer lo que quiero, me ofrezco Yo mismo a hacer junto con ella lo que quiero que haga, puedo decir que me pongo a su disposición a fin de que encuentre fuerza, luz, gracia, santidad no humana sino divina, Yo no pongo atención ni a lo que doy ni a lo que hago, cuando la criatura hace lo que quiero la abundo tanto, de hacerle sentir no el peso, sino la felicidad del sacrificio que sabe dar mi Divina Voluntad.
(5)Y así como la vida humana tiene su vida, sus miembros distintos, sus cualidades, así nuestro Ser Supremo tiene sus cualidades purísimas, no materiales, porque en Nosotros no existe materia que forme nuestra Vida; unidas juntas santidad, potencia, amor, luz, bondad, sabiduría, omnividencia de todo, inmensidad, etc., forman nuestra Vida Divina,
¿pero quién constituye el movimiento, quién regula, quién desarrolla con un movimiento incesante y eterno todas nuestras cualidades divinas? Nuestra Voluntad, Ella es el motor, la dirigente que da a cada una de nuestras cualidades la vida obrante, así que si no fuese por nuestra Voluntad, nuestra potencia estaría sin ejercicio, nuestro amor sin amar, y así de todo lo demás. Mira entonces cómo el todo está en la Voluntad, y por eso con darla a la criatura damos todo, y como son nuestras pequeñas imágenes creadas por Nosotros, nuestros alientos, las pequeñas llamitas de amor esparcidas por Nosotros en todo lo creado, por eso le dimos una voluntad libre unida a la nuestra, para formar nuestros facsímiles queridos por Nosotros, no hay cosa que más nos glorifique, que más nos ame, que nos vuelva contentos, que encontrar nuestra Vida, nuestra imagen, nuestra Voluntad en nuestra obra creada por Nosotros, por eso el todo lo confiamos a la potencia de nuestro Fiat para obtener el intento.
(6)Hija mía, tú debes saber que tanto en nuestra Divinidad en el orden sobrenatural, cuanto en el orden natural de las criaturas, hay una virtud en naturaleza, una prerrogativa innata, de querer producir vida, imágenes que lo asemejen, y por eso una manía de amor, un deseo ardiente de derramarse a sí mismo en la vida y obra que se produce; en toda la Creación no hay cosa que no nos asemeje: El cielo nos asemeja en la inmensidad; las estrellas en la multiplicidad de nuestras alegrías y bienaventuranzas infinitas; en el sol está la semejanza de nuestra luz; en el aire la semejanza de nuestra Vida que se da a todos, es de todos y ninguno le puede huir, aunque lo quisieran; en el viento que mientras se hace sentir, ahora con ímpetu, ahora como acariciando dulcemente a las criaturas y a todas las cosas, pero no lo ven, nuestra potencia y omnividencia que todo vemos, todo sentimos y como en un puño encerramos todo, pero no nos ven; en suma no hay cosa en que no esté una similitud nuestra, todas nuestras obras dan de Nosotros, nos alaban y cada una tiene el oficio de hacer conocer cada una de las cualidades de su Creador. Ahora, en el hombre no era solamente obra que hacíamos, sino vida humana y Vida Divina que creamos en él, por eso anhelamos, queremos, suspiramos el reproducir en él la Vida y nuestra imagen, llegamos hasta ahogarlo de amor, y cuando no se deja ahogar, porque es libre de sí mismo, llegamos a perseguirlo de amor, no haciéndole encontrar paz en todo lo que huye de Nosotros; no encontrando a Nosotros mismos en él, le movemos guerra incesante, porque queremos nuestra imagen bella, nuestra Vida reproducida en él. Todas las cosas son hechas e injertadas por Nosotros, también en el orden natural hay esta virtud de querer producir cosas y vida similar; mira, una madre genera un niño, todas sus ansias y deseos es que lo quiere similar a sí, y suspira por verlo similar a sus padres, y si el niño es similar a ellos, ¡oh! cómo están contentos, es su orgullo, lo quieren hacer ver por todos, lo hacen crecer con sus costumbres, con sus modos, en suma, este niño se vuelve su preocupación y su gloria, pero si en cambio es desemejante de los padres, feo, deforme, ¡oh! cómo quedan amargados, atormentados y llegan a decir con sumo dolor: ‘Parece que no sea hijo nuestro, de nuestra sangre’. Casi quisieran esconderlo para no hacerlo ver a ninguno, sintiéndose humillados y confundidos, y este niño será la tortura de sus padres por toda la vida. Todas las cosas poseen la virtud de reproducir cosas similares, la semilla produce otra semilla, la flor otra flor, el pájaro otro pajarito, y así de todo lo demás; no producir cosas similares es ir contra naturaleza divina y humana. Por eso el no tener a la criatura similar a Nosotros es uno de nuestros más grandes dolores, y sólo quien viva de nuestra Voluntad podrá ser de alegría, y portadora de gloria y de triunfo para nuestra obra creadora”.
(5)“Hija mía, tú debes saber que en cada cosa que hace la criatura, damos el acto de vida que sale de Nosotros,: si piensa, le damos la vida del pensamiento de nuestra Inteligencia; si habla, le damos en su voz la vida de nuestra palabra; si obra, corre la vida de nuestras obras en la suya; si camina, damos la vida de nuestros pasos en los suyos; mira, son dos actos de vida que deben concurrir en cada uno de los actos de la criatura: primero el acto de Vida Divina, e inmediatamente el acto de ella. Ahora, si en todas las cosas que hace, las hace por amor de Quien le da la vida, se forma un intercambio de vida; vida damos y vida recibimos. Y aunque hay gran diferencia entre los actos de Vida nuestra y los de la criatura, sin embargo quedamos glorificados y satisfechos porque eso nos puede dar y eso nos da, mucho más que todos los actos hechos por ella para darnos el intercambio de vida, quedan no fuera de Nosotros, sino dentro de Nosotros como testimonios de vida perenne de la criatura; sentimos el intercambio de su vida a la Vida que le hemos dado. En nuestro Ser Divino, en nuestro Querer y en nuestro amor, nos lleva el dulce murmullo de la vida de sus pensamientos en nuestra Inteligencia, el suave murmullo de su palabra en nuestra voz, sus obras murmuran dulcemente en nuestras obras, y el pisar de sus pasos, conforme caminan, así murmuran amor y testimonios de vida a mi Creador. Y Nosotros, en nuestro énfasis de amor decimos: ‘¿Quién es quien murmura en nuestro Ser Divino con la vida de sus actos? Quien está en nuestro Querer y obra por puro amor nuestro’. Pero cuál no es nuestro dolor cuando damos vida a los actos de la criatura y nada recibimos, estos actos suyos quedan fuera de Nosotros y como dispersos, porque falta la corriente de nuestro Querer y de nuestro amor que nos los trae, y estos actos, la mayor parte llevan el sello de la ofensa a quien les ha dado la vida. ¡Oh! si las criaturas comprendieran con claridad qué significa hacer su voluntad, morirían de pena al comprender el gran mal en el cual se precipitan, y el gran bien que pierden con no hacer nuestra Voluntad Divina*. Sé atenta hija mía si no quieres perder los ojos del alma, cual es mi Voluntad, y perdidos éstos, tú misma no comprenderás tu gran desventura, como no la comprenden tantas otras criaturas que se juegan la Divina Voluntad para hacer la propia; pero ¿para hacer qué? Para volverse infelices”.
*Fijarse que aquí utiliza la palabra «hacer nuestra Voluntad Divina» en el sentido que más arriba Jesús ha explicado, es decir, que el hacer su Voluntad es llamarla, prestarle conscientemente el acto para que encierre en ese acto la vida de su acto. Hacer la Voluntad Divina es vivir en Ella, llamándola continuamente para que invista nuestros actos con su Divino Querer, con su vida. Ella quiere que la criatura desarrolle la CONCIENCIA de lo que está ocurriendo con sus actos, con todos los impulsos de su vida conscientes e inconscientes.)
Arrojo e imperio de los actos hechos en la Divina Voluntad. Intercambio de vida entre Creador y criatura.
Dulce murmullo en el Ser Divino.
(1)Siento el santo deber, la fuerza irresistible, la necesidad extrema de vivir en la habitación dada a mí por el Celestial Jesús, esto es, su adorable Voluntad, y si alguna vez hago las pequeñas salidas, ¡oh! cuánto me cuestan, siento que todos los males me llueven encima, y sintiendo el gran contraste que hay entre el vivir en mi querida habitación donde el amado Jesús me ha dado mi lugar, y fuera de ella, me vuelvo a tomar mi lugar que Él me ha asignado, y bendigo a Aquél que me ha dado una habitación tan feliz y me ha dado el gran bien de hacerme conocer su Santísima Voluntad.
(2)Pero mientras mi pequeña inteligencia navegaba el gran mar del Fiat Supremo, mi amado Bien Jesús se ha hecho oír en mi pobre alma, y me ha dicho:
(3)“Hija mía, estar en la habitación de mi Divina Voluntad es estar en su puesto de honor, dado por Dios cuando la criatura fue puesta fuera a la luz del día, y a quien está en su puesto Dios no le hace faltar nada, ni santidad, ni luz, ni fuerza, ni amor. Es más, pone a disposición de la criatura lo que quiere tomar de dentro de la fuente divina, así que vive en la abundancia de todos los bienes, todos los actos hechos en la Divina Voluntad tienen la virtud operativa de Dios, el Cual se siente, por su misma potencia, atraído a obrar en el acto de la criatura, y por eso estos actos tienen virtud de arrojarse con tal ímpetu e imperio en el mismo mar de la Divina Voluntad, para moverla y ponerla en actitud de duplicar su gloria, y hacerla obrar nueva bondad, nueva misericordia, nuevo amor y luz hacia todas las
criaturas, así que con sus actos, no hace otra cosa que girar el motor divino para hacerlo obrar. Es verdad que por Nosotros mismos somos movimiento continuo que produce obras incesantes, pero también es verdad que con hacer ella sus actos en nuestro Querer, entra en este movimiento, pone en él de lo suyo, y nuestro movimiento se siente poner a girar y mover por la criatura para producir nuestras obras, y sentimos su acto inmediato con todas nuestras obras. Por eso sentirla junto con Nosotros, con nuestros actos, es la gloria y la felicidad más grande que podemos recibir. ¿Te parece poco que le demos a ella la virtud de mover todo nuestro Ser Divino? Y así como gozamos por que está en su puesto, así le hacemos hacer lo que quiere, porque estamos seguros que no hará sino lo que queremos Nosotros. Todo al contrario para quien vive de voluntad humana, sus actos no tienen poder divino, están sin impulso, quedan en lo bajo y muchas veces amargan a su Creador”.
(4)Después de esto decía entre mí: “¡Oh! cómo quisiera dar a mi Jesús, para atestiguarle mi amor, tantas vidas por cuantos actos yo hago”. Y mi Jesús ha agregado:
(5)“Hija mía, tú debes saber que en cada cosa que hace la criatura, damos el acto de vida que sale de Nosotros, si piensa, le damos la vida del pensamiento de nuestra Inteligencia; si habla, le damos en su voz la vida de nuestra palabra; si obra, corre la vida de nuestras obras en la suya; si camina, damos la vida de nuestros pasos en los suyos; mira, son dos actos de vida que deben concurrir en cada uno de los actos de la criatura: Primero el acto de Vida Divina, e inmediatamente el acto de ella. Ahora, si en todas las cosas que hace, las hace por amor de Quien le da la vida, se forma un intercambio de vida; vida damos y vida recibimos. Y aunque hay gran diferencia entre los actos de Vida nuestra y los de la criatura, sin embargo quedamos glorificados y satisfechos, porque eso nos puede dar, y eso nos da, mucho más que todos los actos hechos por ella para darnos el intercambio de vida, quedan no fuera de Nosotros, sino dentro de Nosotros, como testimonios de vida perenne de la criatura; sentimos el intercambio de su vida a la Vida que le hemos dado. En nuestro Ser Divino, en nuestro Querer y en nuestro amor, nos lleva el dulce murmullo de la vida de sus pensamientos en nuestra Inteligencia, el suave murmullo de su palabra en nuestra voz, sus obras murmuran dulcemente en nuestras obras, y el pisar de sus pasos, conforme caminan, así murmuran amor y testimonios de vida a mi Creador. Y Nosotros, en nuestro énfasis de amor decimos: ‘¿Quién es quien murmura en nuestro Ser Divino con la vida de sus actos? Quien está en nuestro Querer y obra por puro amor nuestro’. Pero cuál no es nuestro dolor cuando damos vida a los actos de la criatura y nada recibimos, estos actos suyos quedan fuera de Nosotros y como dispersos, porque falta la corriente de nuestro Querer y de nuestro amor que nos los trae, y estos actos, la mayor parte llevan el sello de la ofensa a quien les ha dado la vida. ¡Oh! si las criaturas comprendieran con claridad qué significa hacer su voluntad, morirían de pena al comprender el gran mal en el cual se precipitan, y el gran bien que pierden con no hacer nuestra Voluntad Divina. Sé atenta hija mía si no quieres perder los ojos del alma, cual es mi Voluntad, y perdidos éstos, tú misma no comprenderás tu gran desventura, como no la comprenden tantas otras criaturas que se juegan la Divina Voluntad para hacer la propia; pero ¿para hacer qué? Para volverse infelices”.
La paz es el perfume, el aire, el aliento de Jesús. Las obras de Dios están todas ordenadas. Cómo hace primero las cosas menores y después las mayores. Ejemplo de la Creación y de la Redención.
(1)Estaba pensativa por esta bendita impresión de las verdades acerca de la Divina Voluntad, y a cualquier costo habría querido impedir que publicaran cosas que me corresponden, y tantas otras cosas que me ha dicho mi amado Jesús; siento un clavo fijo en el alma que me amarga hasta la médula de mis huesos. Entonces pensaba entre mí: “El bendito Jesús podía hablar primero de su adorable Voluntad, y después todo lo demás, así me ahorraría este dolor que tanto me traspasa”. Pero mientras desahogaba mis amarguras, mi siempre amable Jesús, todo bondad me ha estrechado entre sus brazos y me ha dicho:
(2)“Hija mía, ánimo, no pierdas la paz, ella es mi perfume, mi aire, es el efecto que produce mi aliento. Así que en el alma en que no hay paz, Yo no me siento en mi morada real, me encuentro a disgusto, mi misma Divina Voluntad que en naturaleza es paz, se encuentra como el sol cuando las nubes se ponen frente a la luz e impiden que el sol resplandezca en su plenitud sobre la tierra. Se puede decir que cuando el alma no es toda paz, no importando cuales sean las circunstancias, es para ella una jornada lluviosa, y el Sol de mi Voluntad se siente como impedido de comunicarle su Vida, su calor, su luz. Por eso tranquilízate y no formes nubes en tu alma, ellas me hacen mal y no puedo decir: ‘Estoy en esta criatura con la paz perenne, con mis alegrías y con mi luz de mi patria celestial.’ Ahora hija de mi Querer, tú debes saber que Yo soy orden, y por eso todas mis obras son ordenadas; mira cómo la Creación es ordenada: La finalidad de la Creación era el hombre, no obstante no creé al hombre primero, si lo hubiera hecho no habría sido ordenado, ¿dónde poner a este hombre? ¿Dónde apoyarlo? Sin sol que lo iluminara, sin el pabellón del cielo que le hiciera de estancia, sin plantas que lo alimentaran, todo era desorden, y mi Fiat reordenó y creó todo, y después de que formó la más bella habitación, creó al hombre. ¿No se ve en esto el orden de tu Jesús? Ahora, también para ti debía tener el orden, y si bien nuestra primera finalidad era el hacerte conocer nuestra Voluntad Divina, a fin de que reinase en ti como Rey en su propia morada real, y dándote sus lecciones divinas pudieses ser portavoz para hacerla conocer a los demás, pero era necesario, como en la Creación, preparar el cielo en tu alma, adornarlo de estrellas con los tantos conocimientos de las bellas virtudes que te he manifestado, Yo debía descender en lo bajo de tu voluntad humana para vaciarla, purificarla, embellecerla y reordenarla en todo. Se puede decir que eran tantas especies de creaciones que hacía en ti, debía hacer desaparecer la antigua tierra desordenada de tu voluntad humana para volver a llamar el orden del Fiat Divino en el fondo de tu interior, que haciendo desaparecer la tierra antigua de todo tu ser, hiciera resurgir con su fuerza creadora, cielos, soles, mares de verdades sorprendentes. Y tú sabes cómo todo esto ha sido madurado con la cruz, con el segregarte de todo, haciéndote vivir en la tierra como si para ti no fuese tierra, sino Cielo, teniéndote siempre absorbida, o Conmigo, o en el Sol de mi Fiat Divino. Así que todo lo que he hecho en ti no ha sido otra cosa que orden que se necesitaba para darte el gran don de mi Voluntad Divina, como le fue dado al primer hombre en el principio de su creación, y por eso hubieron tantos preparativos, porque debían servir a aquel hombre que debía poseer el gran don de nuestra Voluntad como su predilecta heredad; símbolo éste de los grandes preparativos hechos en tu alma. Por eso adora mis disposiciones y agradéceme siendo fiel.
(2)“Mi pequeña hija, tú debes saber que nuestro amor se desbordó en la Creación, y desbordando fuera de Nosotros, sin que ninguno hubiera merecido tanto bien, ni siquiera con una sola palabra, nuestra suma bondad y liberalidad sin límites creó con tanta magnificencia, orden y armonía toda la máquina del universo por amor de quien aún no existía, después de esto nuestro amor desbordó más fuerte y creamos a aquél por el cual todas las cosas fueron creadas, y como Nosotros en el obrar obramos siempre con magnanimidad inalcanzable, y mientras damos todo no nos agotamos, de modo que nada debe faltar a nuestra obra de magnificencia, de grandeza y de todos los bienes, al crear al hombre, sin que él tuviera ningún mérito, por dote, por fundamento, por sustancia de todos los bienes, alegrías y felicidades, le dimos por reino nuestra Voluntad, a fin de que nada le faltase, teniendo a su disposición una Voluntad Divina, y junto con Ella nuestro Ser Supremo. ¿Qué honor hubiera sido para Nosotros si la obra de la Creación hubiese sido pobre, mísera de luz, sin la multiplicidad de tantas cosas creadas, sin orden y sin armonía, y nuestro amado joyel, nuestro amado hijo, cual es el hombre, sin la plenitud de los bienes de Aquél que lo había creado? No habría sido honor para quien todo posee y todo puede, el hacer una obra incompleta, mucho más que nuestro amor desbordando fuerte, fuerte, más que olas impetuosas quería dar, desahogar cuanto más podía, hasta llenar a nuestro amado joyel de todos los bienes posibles e imaginables y formar mares en torno a él, que desbordaban de él mismo, que habían sido puestos en él por su Creador.
LO ÚNICO NECESARIO
- (7) Entonces me sentía inmersa en el Querer Supremo y Jesús ha continuado:
(8) “Hija mía, mi Voluntad es todo y contiene todo, y además es principio, medio, y fin del hombre. Por eso al crearlo no le di leyes ni instituí Sacramentos, sino sólo le di al hombre mi Voluntad, porque era más que suficiente, estando en el principio de Ella, para encontrar todos los medios para llegar no a una santidad baja, sino a la altura de la santidad divina, y así encontrarse en el puerto de su fin. Esto significa que el hombre no debía tener necesidad de otra cosa sino sólo de mi Voluntad, en la cual debía encontrar todo en modo sorprendente, admirable y fácil para hacerse santo y feliz en el tiempo y en la eternidad; y si le di una ley, después de siglos y siglos de creado, fue porque el hombre había perdido su principio, por lo tanto había extraviado los medios y el fin. Así que la ley no fue principio sino medio; pero viendo que con todo y la ley el hombre estaba perdido, al venir a la tierra instituí los Sacramentos, como medios más fuertes y potentes para salvarlo; pero cuántos abusos, cuántas profanaciones, cuántos se sirven de la ley y de los mismos Sacramentos para pecar más y precipitarse en el infierno. Mientras que con sólo mi Voluntad, que es principio, medio y fin, el alma se pone al seguro, se eleva a la santidad divina, alcanza en modo completo la finalidad para la que fue creada, y no hay ni la sombra de peligro de poder ofenderme. Así que el camino más seguro es sólo mi Voluntad, y los mismos Sacramentos, si no son recibidos en orden con mi Voluntad, pueden servir como medios de condenación y de ruina. Por eso inculco tanto mi Voluntad, porque el alma estando en su principio, los medios le serán propicios y recibirá los frutos que contienen; en cambio sin Ella, los mismos Sacramentos le pueden ser veneno que la conduzcan a la muerte eterna”.
- “Hija, el acto más bello y que más me agrada es el abandono en mi Voluntad, pero tanto, que no se recuerde que existe el propio ser, sino que todo para ella sea el Divino Querer. Si bien el dolor de las propias culpas es bueno y laudable, pero no destruye el propio ser; en cambio el abandonarse del todo en mi Voluntad destruye el propio ser y readquiere el Ser Divino. Entonces, el alma con abandonarse en mi Voluntad, me da más honor, porque me da todo lo que Yo puedo exigir de la criatura, y vengo a readquirir en Mí lo que de Mí había salido, y el alma readquiere lo único que debería readquirir, a Dios con todos los bienes que el mismo Dios posee, sólo que, hasta que el alma está del todo en la Voluntad de Dios, readquiere a Dios, y si se sale de mi Voluntad readquiere su propio ser junto con todos los males de la corrompida naturaleza”.
- “Hija mía, hija amadísima de mi Voluntad, la razón, la causa, la finalidad por la que tanto suspiro que mi Divina Voluntad tome su puesto, su dominio y la haga de soberano en la criatura, es porque nuestro Ente Supremo va en busca de encontrarse a Sí mismo en la pequeñez Piensa bien qué significa un Dios que va en busca de Sí mismo, pero,
¿dónde? ¿Tal vez en la extensión de los cielos? No. ¿En la inmensidad de la luz que llena toda la tierra? No. ¿Acaso en la multiplicidad de las aguas del mar? No. Sino en el pequeño corazón humano, queremos esconder nuestra inmensidad, nuestra potencia, nuestra sabiduría y todo nuestro Ser Divino en la criatura; escondernos en las cosas grandes no es una gran cosa, pero en las pequeñas desahogamos más en amor, potencia, etc., y como podemos todo y hacer todo, nos deleita más y tomamos más gusto en el escondernos en la pequeñez humana que en las cosas grandes, y si no encontramos nuestra Voluntad en la criatura, no podemos ni buscarnos ni encontrarnos en ella, nos faltaría el lugar dónde poner todos nuestros atributos divinos, y se sentirían impotentes para esconder nuestra Vida Divina donde no está nuestra Voluntad. Mira entonces la razón por la que queremos, suspiramos que la criatura suspire y ruegue vivir del Querer Divino, es porque andamos en busca de Nosotros mismos en ella, y queremos encontrarnos como en nuestro propio centro.
(2) “Hija mía, Yo, al crear al hombre, para conservarle la vida formé en torno a él el aire del cuerpo y el aire del alma: ‘El aire natural para el cuerpo, el aire de mi Voluntad para el alma’. ¿Crees tú que el aire natural, sólo porque es aire tiene virtud de dar la respiración al hombre, la fuerza, el alimento, la frescura, la vida vegetativa a toda la naturaleza? Así que a pesar de que no se ve tiene todo en un puño y se constituye vida de todo ser creado, y por eso todos sienten la necesidad del aire, y él por todas partes hace su curso, de noche, de día, penetra en el latido del corazón, en la circulación de la sangre y por todas partes;
¿pero sabes por qué contiene tanta virtud? Porque en el aire está toda la sustancia de los bienes que produce, y fueron puestos por Dios en el aire la fuerza alimentadora, respiratoria, vegetativa, y él contiene como tantas semillas de todo el bien que encierra.
Ahora, si se necesitaba un aire para la conservación de toda la naturaleza, se necesitaba también un aire para la conservación del alma, y mi bondad no quiso confiar ni formar otro aire para el alma, sino que mi misma Voluntad se quiso constituir aire para el alma, y así toda aquella sustancia de los bienes que Ella contiene, pudiera, como aire que invisiblemente todo lo invade, penetrar en el fondo del alma y llevarle el alimento divino, la vegetación y todos los bienes, la virtud que respira todo lo que es Cielo, la fortaleza invencible, la fecundidad de todas las virtudes.
(4) “Hija mía, cuando nuestra Divinidad formó la Creación, puso como materia prima en todas las cosas la Divina Voluntad, y por eso todas las cosas tuvieron su forma, solidez, orden y belleza, y todo lo que hace el alma con esta materia prima de mi Voluntad, corriendo en ella un acto vital, da a todo lo que hace la forma de las bellas obras, todas ordenadas y sólidas, con la marca en cada obra de la Vida del Fiat Divino. En cambio quien no hace mi Voluntad y no la pone como materia prima en sus obras, tal vez hará muchas cosas, pero todas desordenadas, sin forma, sin belleza, todas desparpajadas, que ella misma no sabrá reunirlas; sucedería como si alguien quisiera hacer el pan sin el agua, quizá tenga mucha harina, pero faltando el agua faltaría la vida para poder formar el pan; otro tendría muchas piedras para construir, pero no tiene la cal que reúne y solidifica las piedras juntas, así que tendrá un desorden de piedras, pero jamás una habitación. Así son las obras sin la materia prima de mi Voluntad, solamente estorban, dan fastidio, disturbio, y si algún bien hacen es aparente, si se tocan se encuentran frágiles y vacías de todo bien”.
(6) “Hija mía, mira el amor exuberante de mi Voluntad, siempre estable, siempre obrante, siempre en acto de dar, sin jamás retroceder en lo que estableció hacer cuando el Fiat Supremo resonó en la Creación, Ella tomó el empeño de hacer todas las artes, de desempeñar todos los oficios, de hacer todos los servicios, de tomar cualquier forma para volver feliz al hombre. Es más, hizo más que madre ternísima disponiendo todas las cosas creadas, casi como tantos pechos en los cuales Ella se escondía dentro para hacerse mamar por el hombre, así que se hizo sol para hacerle mamar su luz, se hizo cielo para hacerle mamar el amor vital de la inmutabilidad, se hizo estrellas para hacerle chupar la variedad de los bienes que contienen sus obras, se hizo agua, plantas y flores para hacerle mamar el agua de la gracia y quitarle la sed, para hacerle mamar su dulzura y sus castos perfumes; todas las formas tomó mi Voluntad: De ave, de cordero, de paloma, en suma, de todo, para ponerse en la boca del hombre y hacerse mamar por él para darle el bien que cada cosa creada contenía. Sólo una Voluntad Divina que en un desahogo de su amor creaba todo, podía tomar tantas formas, hacer tantos oficios, ser tan persistente sin jamás cesar de hacer sus actos. No obstante, ¿quién busca penetrar en cada cosa creada, para ver quién es Aquélla que le ofrece su pecho para dar su leche, para amamantar a las criaturas, para recrearlas y para volverlas felices? Casi ninguno, Ella se desentraña continuamente, da su Vida en cada cosa creada para dar vida, y no se dignan ni siquiera mirarla para ver quién es Aquélla que los ama tanto y es vida de su vida. Por eso el dolor de mi Voluntad es grande, por tantas ingratitudes de las criaturas. Por tanto con paciencia Divina e invencible espera a sus hijos, que conociéndola arranquen el velo a las cosas creadas que la esconden y reconozcan el pecho de su Mamá, y reconocientes y como verdaderos hijos suyos mamen esos pechos divinos. He aquí por qué la gloria de toda la Creación, de toda la Redención, de tu Jesús y del Eterno Fiat, sólo estará completa cuando se peguen a su pecho los hijos de su Reino, para mamar de ellos, y reconociéndola no se despegarán de su seno, y Ella dará todos los bienes y tendrá la gloria, el contento de ver a todos sus hijos felices, y estos hijos tendrán el honor, la gloria de copiar en ellos mismos a la Madre que con tanto amor los tiene en su seno para nutrirlos con su leche divina. Ahora, mi Voluntad se encuentra en las condiciones como se encuentra el sol cuando las nubes impiden que la plenitud de su luz, con toda su viveza, invista la tierra, por tanto el sol por causa de las nubes no puede desplegar toda su luz que contiene, como si las nubes impidiesen la gloria al sol de dar el curso de su luz siempre igual, siempre fija, como de hecho la da. Así las nubes de la voluntad humana impiden todo el curso que el Sol de mi Voluntad quisiera hacer hacia ellas, y no pudiendo comunicar todos los bienes que contiene, tanto por medio de la Creación como directamente, su gloria queda interceptada por las nubes de la voluntad humana. Pero cuando conozcan el Fiat Supremo y se den por hijos suyos, estas nubes serán quitadas y Ella podrá dar los bienes que posee, entonces nuestra gloria será completa en medio de las criaturas”.
Alimentadora vivificadora
(2) “Hija mía, si tú supieras con cuánto amor fue formada la creación del hombre. Al sólo recordarlo nuestro amor se inflama y forma nuevas inundaciones, y mientras se pone en actitud de fiesta al recordar nuestra obra, bella, perfecta, y donde se puso tal maestría de arte que ningún otro puede formar una similar, era tan bella que llegó a suscitar en nuestro amor el celo de que toda fuera para Nosotros. Además, el hombre había sido hecho por
Nosotros, era nuestro, entonces el ser celoso era un derecho de nuestro amor; tan es verdad que nuestro amor llegó a tanto, que todos los primeros actos hechos en Adán fueron hechos por su Creador; así que el primer acto de amor fue creado y hecho por Nosotros en Adán, el primer latido, el primer pensamiento, la primera palabra, en suma, en todo lo que él pudo hacer después, estaban nuestros actos primeros hechos en él, y sobre nuestros primeros actos seguían los actos de Adán. Por eso, si amaba, surgía su amor de dentro de nuestro primer acto de amor; si pensaba, su pensamiento surgía de dentro de nuestro pensamiento; y así de todo lo demás. Si Nosotros no hubiésemos hecho los primeros actos en él, no habría podido ni hacer nada, ni saber hacer nada; en cambio, con el hacer el Ente Supremo los primeros actos, poníamos en Adán tantas fuentecitas por cuantos actos primeros hicimos en él, de modo que cada vez que quisiera repetir nuestros primeros actos, tuviese a su disposición estas fuentecitas, como tantas fuentes de amor, de pensamientos, de palabras, de obras y de pasos. Así que todo era nuestro, dentro y fuera del hombre, por eso nuestro celo no sólo era un derecho, sino también justicia que todo debía ser para Nosotros y todo nuestro. Mucho más que le dábamos nuestro Querer Divino a fin de que nos lo conservase bello, fresco y nos lo hiciera crecer con una belleza divina. Nuestro amor no estaba contento ni satisfecho con tanto que le había dado, quería continuar dando siempre, no quería decir basta, quería continuar su obra de amor, y para tenerlo Consigo, para tener qué hacer con el hombre, le daba nuestro mismo Querer, a fin de que lo volviese capaz de poder recibir siempre y de tenerlo siempre con Nosotros con una sola Voluntad, con Ella todo estaba garantizado y al seguro para él y para Nosotros. Así que debía ser nuestro entretenimiento, nuestra alegría y felicidad, objeto de nuestra conversación. Por eso al recuerdo de la creación del hombre, nuestro amor se pone en actitud de fiesta, pero al verlo sin el depósito de garantía de nuestro Fiat, sin seguridad y por lo tanto vacilante, desfigurado y como lejano de Nosotros, se pone en actitud de tristeza y siente todo el peso de nuestro amor infinito como encerrado en Sí mismo, porque no puede darse a él, pues no lo encuentra en nuestra Divina Voluntad. Pero esto no es todo, no fue sólo en Adán donde tanto se vertió nuestro amor, sino llegó a hacer todos los primeros actos de los cuales debían tener vida todos los actos humanos, cada criatura que debía venir a la luz del día estuvo presente en aquel acto de la creación del hombre, y nuestro Fiat unido a nuestro amor corría, corría, y abrazando a todos y amando con un solo amor a todos, ponía el primado de nuestros actos en cada una de las criaturas que habrían venido a la existencia, porque para Nosotros no hay pasado ni futuro, sino todo es presente y en acto, si esto no fuese, nuestro Fiat se encontraría restringido y obstaculizado, no podría engrandecer tanto sus llamas para encerrar a todos en su luz, de modo de hacer en todos lo que hace en una sola criatura. Por eso no fue sólo Adán el afortunado de la Creación, sino todas las otras criaturas venían enriquecidas de todos los bienes, y en él, poseedoras de sus mismos bienes. Mucho más que todo lo que Dios hace en una sola criatura, todas las otras criaturas adquieren el derecho de nuestros actos, a menos quien no quiera servirse de ellos. ¿No sucedió esto en la misma Redención? Como la Soberana del cielo tuvo el bien de concebirme y de darme a la luz, todas las otras criaturas adquirieron el derecho de los bienes de la Redención, y no sólo esto, sino de poderme recibir cada una en sus corazones, y sólo quien ingrata no me quiere, permanece privada de Mí. Ahora hija mía, Adán con desobedecer a nuestros quereres perdió nuestro reino, y todos los bienes de nuestro Fiat permanecieron para él sin la Vida alimentadora y vivificadora de nuestra Divina Voluntad. Se puede decir que fue como el destructor de los bienes del reino de mi Divina Voluntad en su alma, porque a todos los bienes, si les falta la virtud vivificadora y el alimento continuo, poco a poco pierden la vida.
(3) Ahora, tú debes saber que para llamar de nuevo a vida a estos bienes en la criatura, se necesitaba quién llamase de nuevo a mi Fiat en su alma y que nada le negase, haciéndolo dominar libremente, y así poderle suministrar de nuevo su virtud vivificadora y alimentadora, para llamar de nuevo a vida los bienes destruidos. He aquí por esto que mi Divina Voluntad con el dominarte, y tú con hacerte dominar, ha puesto nuevamente su virtud vivificante en tu alma y llamándote a su morada te alimenta, para volver a llamar en ti
todos sus bienes; y todos tus actos que haces en Ella, tus giros en sus actos, tu pedir continuamente su reino sobre la tierra, no son otra cosa que alimentos que te da, y constituye el derecho a las otras criaturas de poder recibir de nuevo el reino de mi Divina Voluntad con la vida de todos sus bienes. Yo cuando quiero hacer un bien a todas las criaturas, pongo la fuente surgidora en una criatura, de esta fuente abro tantos canales y doy el derecho a todos de tomar los bienes que la fuente posee. Por eso sé atenta y tu vuelo en mi Divina Voluntad sea continuo”.
La Divina Voluntad es madre de todas las voluntades humanas.
(1) Me sentía abandonada por el Cielo y por la tierra, y pensaba entre mí que Jesús me había dicho hace ya mucho tiempo, que yo debía vivir en el duro exilio de la vida como si no existiera nadie más que Jesús y yo, todos debían desaparecer de mi mente y de mi corazón. Y ahora, después de que todo me ha desaparecido y habituada a vivir sólo con Jesús, también Él ha huido dejándome sola en poder de amarguras indecibles en el duro estado de aislamiento. ¡Oh! Dios, qué pena, ten piedad de mí, regresa a quien siente necesidad de tu Vida más que de la vida propia. Ahora, mientras esto pensaba y otras cosas más desgarradoras aún, que sería demasiado largo el decirlas, mi dulce Jesús se ha movido en mi interior, y suspirando me ha dicho:
(2) “Hija de mi Supremo Querer, ánimo en tu aislamiento, éste sirve como compañía a mi Voluntad abandonada por las criaturas; el dolor de su aislamiento, ¡oh, cómo es más duro que el tuyo! Mi Voluntad es la Madre de todas las voluntades de las criaturas, Ella, como Madre ternísima se ha quedado en el centro de la Creación para dar a luz a las voluntades humanas y tenerlas todas en torno a Ella, subirlas sobre sus rodillas, nutrirlas con la leche de sus enseñanzas celestiales y hacerlas crecer a su semejanza, dándoles toda la Creación donde entretenerse, y como mi Voluntad es centro de cada cosa creada, a cualquier parte que las criaturas fueran, Ella como centro de cada cosa les estaría más que madre afectuosa siempre cerca, para no hacerles faltar jamás sus cuidados maternos y para no dejarlas descender de su nobleza y semejanza. Pero, ¡ay de Mí! Estas hijas, estas voluntades humanas paridas por esta Madre Celestial de mi Voluntad, despreciando y no apreciando todos los cuidados maternos, su amor, sus ternuras y premuras, a pesar de que Ella esta junto a ellas, las voluntades humanas están lejanas de esta Madre, muchas ni siquiera la conocen, otras la desprecian y hacen de Ella mofa. Pobre Madre que es Voluntad, en medio de tantas hijas paridas por Ella queda aislada, abandonada, y mientas todas toman de lo suyo para vivir, se sirven de todo para crecer a su desemejanza y para ofenderla; ¿se puede dar dolor más grande para una madre que el abandono de sus propios hijos, no ser conocida por el parto de sus propias entrañas, y cambiándose en enemigas ofendan a Aquélla que las ha dado a luz? Por eso el dolor del aislamiento de mi Voluntad es grande e inconcebible. Por eso tu aislamiento sea la compañía de esta Madre aislada, que llora y busca a sus hijas, que por cuanto llora, grita y llama a sus hijas con las voces más tiernas, con las lágrimas más amargas, con los suspiros más ardientes y con las voces más fuertes de castigos, estas hijas ingratas se están lejanas del seno de Aquélla que las ha generado. Hija mía, ¿no quieres tomar parte, como verdadera hija fiel de mi Voluntad, en su dolor y en su aislamiento?”
DE NUESTRO SER DIVINO
(4) “Pobre hija, ánimo, tú no sabes realmente lo que significa vivir en mi Voluntad, Ella posee el perfecto equilibrio y todos los atributos están en suma concordia, uno no es inferior al otro, y cuando es necesario castigar a los pueblos por los tantos pecados, mi justicia exige estos vacíos de que tú estés privada de Mí para poderse equilibrar mandando los flagelos que merecen, por eso te pone como a un lado en mi Voluntad y hace su curso. Cuántas veces se encontró mi gimiente Humanidad con estos obstáculos de mi justicia, y Yo debí ceder por amor del equilibrio de mi Voluntad. ¿Quisieras tú desequilibrar, con tenerte en Ella, el orden de mis atributos? No, no, hija mía, deja que mi justicia haga su curso y tu Jesús estará como antes, siempre contigo. ¿No sabes tú que en mi Voluntad debes sufrir lo que sufrió mi Humanidad, donde Ella fue tan exigente e inexorable Conmigo por causa de la Redención? Así para ti, se vuelve exigente e inexorable por causa del Reino del Fiat Supremo. Por esto mi Humanidad se esconde, porque mi justicia quiere hacer su curso y mantener su equilibrio”.
(5) Jesús bendito ha hecho silencio y después ha agregado:
(6) “Hija mía, al poner fuera la Creación, mi Voluntad puso en vínculos de unión a todos los seres, así que todos estaban en relaciones entre ellos, cada uno poseía su hilo eléctrico de comunicación entre una y la otra; el hombre poseía tantos hilos eléctricos por cuantas cosas creadas existían, porque siendo el rey de todo, era justo y necesario que tuviese la comunicación con toda la Creación para tener dominio sobre ella. Ahora, en cuanto se sustrajo de la Divina Voluntad rompió el primer hilo de comunicación y quedó como una ciudad, que si se rompe el hilo primario que comunica la corriente eléctrica queda a oscuras, y a pesar de que existan los demás hilos eléctricos, no tienen más virtud de dar luz a toda la ciudad, porque la fuente de donde viene la luz, estando rota, ni ella puede darla ni los hilos recibirla. Por tanto quedó como una ciudad a oscuras, y sus relaciones, los hilos eléctricos de comunicación no funcionaban más. La fuente de la luz se había retirado de él, porque él mismo había roto la comunicación y quedó como un rey depuesto, destronado y sin dominio, su ciudad estaba carente de toda luz, envuelto en las tinieblas de la propia voluntad. Mi Voluntad cuando es poseída por el alma simboliza una ciudad llena de luz y que tiene comunicación con todas las partes del mundo, es más, sus comunicaciones se extienden en el mar, en el sol, en las estrellas, en el cielo; a esta ciudad llegan de todas partes provisiones de todo tipo, así que es la más rica, provista de todo y por medio de las comunicaciones es la más conocida del Cielo y de la tierra, todo a ella afluye y es la más amada. Todo lo contrario para quien no posee mi Voluntad: Vive en escasez, sufre hambre, apenas las migajas le son concedidas por piedad, frecuentemente es saqueada por los enemigos, sufre la oscuridad y vive en la más escuálida miseria”.Reino
Se aprecia, pues, que la palabra Divina Voluntad es más que «lo que Dios quiere que yo haga».
o el resultado del movimiento de la voluntad, en este caso la Divina Voluntad. Dios, como prerrogativa suya, sólo tiene un acto, el Acto Unico de El. Su Vida es el «donut», compuesto de infinitos actos.
Ahora, es precisamente esto lo que quiero de la criatura, que haga reinar mi Voluntad en la suya, y que la suya le sirva de habitación para hacerla depositar en ella los bienes celestiales que contiene. Esto quiero de ti, a fin de que todos tus actos, sellados por mi Voluntad, formen un acto solo, que uniéndose a ese acto único de mi Voluntad, que no tiene multiplicidad de actos como es en el hombre, queden tus actos en ese principio eterno para copiar a tu Creador y darle la gloria y el contento de que su Querer sea cumplido en ti como se cumple en el Cielo”.
Diferencia entre vivir unido con Jesús, y vivir en el Divino Querer.
(1) Volviendo sobre el punto del vivir en el Divino Querer, se me había dicho que es como vivir en el estado de unión con Dios, y mi siempre amable Jesús al venir me ha dicho:
(2) “Hija mía, hay gran diferencia entre el vivir unido Conmigo, y vivir en mi Querer”.
(3) Y mientras esto decía, me ha extendido los brazos y me ha dicho:
(4) “Ven en mi Querer aunque sea por un solo instante y verás la gran diferencia”.
(5) Yo me he encontrado en Jesús, mi pequeño átomo nadaba en el Querer Eterno, y como este Querer Eterno es un acto solo que contiene todos los actos juntos, pasados, presentes y futuros, yo, estando en el Querer Eterno tomaba parte en aquel acto único que contiene todos los actos, por cuanto a criatura es posible. Yo tomaba parte también en los actos que no existen aún y que deberán existir hasta el fin de los siglos, y hasta que Dios sea Dios, y también por éstos yo lo amaba, lo agradecía, lo bendecía, etc., no había ni un solo acto que se me escapara, y ahora tomaba el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, lo hacía mío, como era mío su Querer, y lo daba a Ellos como mío. Cómo estaba contenta por poder darles el amor de Ellos como mío, y porque Ellos encontraban su pleno contento y su desahogo completo al recibir de mí su amor como mío; ¿pero quién puede decirlo todo? Me faltan las palabras. Entonces el bendito Jesús me ha dicho:
(6) “¿Has visto qué cosa es vivir en mi Querer? Es desaparecer, es entrar en el ámbito de la Eternidad; es penetrar en la omnividencia del Eterno, en la mente increada, y tomar parte en todo por cuanto a criatura es posible, y en cada acto divino; es disfrutar aún estando en la tierra de todas las cualidades divinas; es odiar el mal en modo divino; es expandirse a todos sin agotarse, porque la Voluntad que anima a esta criatura es Divina; es la santidad aún no conocida, que haré conocer, que pondrá el último adorno y el más bello y el más refulgente de todas las demás santidades, y será corona y cumplimiento de todas ellas.
(7) Ahora, vivir unido Conmigo no es desaparecer, se ven dos seres juntos, y quien no desaparece no puede entrar en el ámbito de la eternidad para tomar parte en todos los actos divinos. Pondera bien y verás la gran diferencia”.
(1) Me sentía como inmersa en el mar inmenso de la Suprema Voluntad, y habría querido, como me dice mi amable Jesús, que nada se me escapara de todos los actos que ha hecho, hace y hará, que para Jesús son un acto solo, y que yo siempre estuviera junto con esta Divina Voluntad para darle mi pequeña correspondencia de amor y de agradecimiento; habría querido al menos hacer una larga lista de todos los actos de esta Voluntad Suprema para admirar, alabar lo que Ella sabe hacer, y estar siempre junto con Ella, jamás dejarla sola. Pero, ¡ay de mí! Mi pequeñez es tanta, que me pierdo y no sé dónde tomarla para seguirla, porque dondequiera la encuentro y siempre en acto de obrar cosas sorprendentes, sea en las cosas grandes como en las más pequeñas. Pero mientras esto pensaba, mi dulce Jesús saliendo de mi interior me ha dicho:
(2) “Hija de mi Santo Querer, quien es hija debe conocer lo que hace el padre, debe saber lo que posee y debe poder decir al padre: ‘Lo que es tuyo es mío’. Y si esto no fuera, significa que no hay sumo acuerdo entre padre e hija, o que tal vez no es hija legítima de este padre. Así es, quien es verdadera hija de mi Voluntad debe conocer lo que hace y los inmensos bienes que posee; es propiamente esto el vivir en mi Querer, hacer compañía a todos los actos que hace mi Voluntad. Ella no quiere vivir aislada en medio de la Creación, sino quiere la compañía de la criatura, por causa de la cual, porque la ama tanto, mantiene el orden de toda la Creación y se hace vida de cada cosa; y cuando encuentra al alma que le hace compañía en esta vida que mantiene en todo el universo, mi Voluntad jubilosa hace fiesta y se siente feliz, encuentra a aquélla que ama y por la cual es correspondida en amor, encuentra a quién puede hacerse conocer, lo que posee, y en su felicidad narra al alma los arcanos de su Querer, su valor y sus efectos sorprendentes; pero esto es nada, conforme narra sus conocimientos, lo que hace y lo que es, así le hace donación de lo que le manifiesta, y más que válida escritura es el mismo conocimiento, que con caracteres de luz ha impreso en el alma la posesión de los bienes que su conocimiento contiene. ¡Oh! cómo es bello ver la santidad, la potencia, la inmensidad de mi Querer entretenerse con la pequeñez de la voluntad humana en el acto en que le hace compañía; Él quiere dar siempre, no se detiene jamás, quiere ver a la pequeñez bella, rica, potente, la quiere tener siempre cerca para poder darle siempre. No hay cosa más bella, más graciosa, más sorprendente al verse, que un alma que busca seguir los actos de la Voluntad de su Creador; hay una competencia continua entre ellos, un amor recíproco, un dar y un recibir continuo. ¡Oh! si tú supieras cómo eres rica; por cuantas cosas conoces de mi Voluntad, tantos bienes posees; si tú los enumeras te perderías y quedarías ahogada en ellos. Por eso sé atenta en seguir los actos de mi Querer si quieres hacerle continua compañía”.
(3) Si Yo soy un acto solo, y hecho una vez está hecho para siempre, también la Creación debía ser un acto solo, y así como en la Creación mi acto solo continúa conservándola siempre nueva, íntegra y fresca, en las almas mi crear es continuo, no lo interrumpo jamás, siempre, siempre estoy en acto de formar cosas más bellas, cosas sorprendentes y nuevas, a menos que encuentre almas que me cierren las puertas y detengan mi acto continuo de la creación, y entonces busco otro medio de dar, abundo, multiplico mi acto continuado en las almas que tienen las puertas abiertas y con ellas me deleito y continúo el oficio de Creador. ¿Pero sabes tú dónde no se interrumpe jamás este mi acto continuado? En el alma que vive en mi Voluntad, ¡ah! sí, sólo en ella puedo hacer libremente lo que quiero, porque mi Voluntad que contiene el alma me la prepara para recibir mi Fiat que salió fuera en la Creación, así que mi Voluntad poseída por el alma y aquélla que tengo Yo, se dan la mano, se besan y forman los más grandes portentos, por eso sé siempre atenta y tu vuelo sea siempre en mi Querer”.
Que es la suma de sus cualidades y atributos esparcidos-, ENCERRADOS- por toda la Creación, Redención y Santificación. Cuando leemos «entra en mi Querer» entiendo: entra en cada uno de mis actos para encontrar mi vida esparcida en todos ellos. Y recordando que una vida es la suma de todos sus actos (encerrando en ellos cualidades y atributos del ser, en este caso, el Ser Divino).
Mi pequeña hija, giremos por toda la Creación, donde el Querer Supremo contiene su Vida y en cada cosa creada hace su acto distinto, y triunfador, por Sí mismo ensalza y glorifica en modo perfecto todas las supremas cualidades. Si miras el cielo, tu ojo no sabe descubrir sus confines, dondequiera que mira es cielo, no sabe decir donde comienza ni donde termina; imagen de nuestro Ser que no tiene principio ni fin, y nuestra Voluntad alaba, glorifica en el cielo azul a nuestro Ser Eterno que no tiene principio ni fin; este cielo está adornado de estrellas, esto es imagen de nuestro Ser, pues igual que la Divinidad es un acto único, el cielo es uno, pero en la multiplicidad de las estrellas se semeja nuestras obras ‘ad extra’, que descienden de este acto único y los efectos y las obras de este único acto son innumerables, y nuestra Voluntad en las estrellas ensalza y glorifica los efectos y la multiplicidad de nuestras obras, en las cuales encierra a los ángeles, al hombre y a todas las cosas creadas. Mira cómo es bello vivir en mi Querer, en la unidad de esta luz suprema, y estar al día de lo que significan todas las cosas creadas y alabar, ensalzar y glorificar al Supremo Creador con su misma Voluntad en todas nuestras imágenes que cada una de las cosas creadas contiene. Ahora pasa a mirar el sol, bajo la esfera del cielo se ve una circunferencia de luz limitada que contiene luz y calor, que descendiendo a lo bajo inviste toda la tierra, esto es imagen de la luz y del amor del Supremo Hacedor que ama a todos, hace bien a todos y que desde la altura de su Majestad desciende a lo bajo, hasta en los corazones, hasta en el infierno, pero calladamente, sin estrépito, donde quiera se encuentra, ¡oh, cómo nuestra Voluntad glorifica y ensalza nuestra eterna luz, nuestro amor inextinguible y nuestra omnividencia; nuestra Voluntad murmura en el mar, y en la inmensidad de las aguas, que esconden innumerables peces de toda especie y color, glorifica nuestra inmensidad que todo envuelve y tiene como en un puño a todas las cosas; nuestra Voluntad glorifica la imagen de nuestra inmutabilidad en la firmeza de los montes; la imagen de nuestra justicia en el ruido del trueno y en el estallido del rayo; la imagen de nuestra alegría en el pajarillo que canta, que trina y gorjea; la imagen de nuestro amor gimiente en la tórtola que gime; la imagen de la continua llamada que hacemos al hombre, en el cordero que bala, diciendo en cada balido: ‘A Mí, a Mí, ven a Mí, ven a Mí’; y nuestra Voluntad nos glorifica en el continuo reclamo que hacemos a la criatura. Todas las cosas creadas tienen un símbolo nuestro, una imagen nuestra, y nuestra Voluntad tiene el empeño de ensalzarnos y glorificarnos en todas nuestras obras, porque siendo la obra de la Creación obra del Fiat Supremo, convenía a Ella el conservarnos la gloria en todas las cosas creadas íntegra y permanentemente. Ahora, este empeño, nuestro Querer Supremo lo quiere dar como herencia a quien debe vivir en la unidad de su luz, porque no sería conveniente vivir en su luz y no fundirse en los actos del Fiat Supremo, por eso mi pequeña hija, todas las cosas creadas, y mi Voluntad, te esperan en cada cosa para repetir sus mismos actos, para glorificar y ensalzar con la misma Voluntad Divina a tu Creador”.
(8) Ahora, ¿quién puede decir todas las imágenes que encierra toda la Creación de nuestro Creador? Si lo quisiera decir todo no terminaría jamás, por eso, para no alargarme demasiado solamente he dicho alguna cosa y lo he hecho por obedecer y por temor de desagradar a Jesús.
….con conquistar (cattivare) mi Voluntad, has conquistado (cattivato) toda la sustancia de mi Ser, que corona todas mis cualidades, por eso me has tomado a todo Mí mismo. He aquí el por qué te hablo frecuentemente no sólo de mi Voluntad, sino del vivir en mi Querer, porque habiéndolo conquistado (cattivato), quiero que conozcas de Él sus cualidades y el modo de cómo vivir en mi Querer, para poder hacer junto Conmigo vida común e inseparable, y revelarte los secretos de mi Querer.
En esta lectura, se aprecia la diferencia que Jesús marca entre Divina Voluntad y Divino Querer. Hemos de aprender a vivir en su Voluntad (metidos en su caja) para vivir en su Querer (metidos en sus actos para extraer de cada uno de ellos «la sustancia» puesta en ellos por la Divina Voluntad. Así es como crece la vida divina real en nosotros:
Hija mía, cuando mi Querer Divino reina en el alma, Él toma la parte obrante y dirigente, no hay cosa que ella haga, en que mi Querer Divino no ponga su acto primero para llamar a su acto divino sobre el acto de la criatura; así que si piensa, ahí forma su primer pensamiento y llama toda la santidad, la belleza, el orden de la inteligencia divina, y como la criatura no es capaz, ni tiene vacío suficiente para recibir nuestra inteligencia, mi Fiat, cada vez que hace su acto primero en la inteligencia de la criatura, con su potencia va ensanchando la capacidad de ella para encerrar nueva inteligencia divina en la mente de la criatura. Por eso se puede decir que mi Querer, donde reina, es el primero en respirar, el primero en latir, el primer acto de la circulación de la sangre, para formar en la criatura su respiración divina, su latido de luz, y en la circulación de la sangre la total transformación de su Querer Divino en el alma y en el cuerpo. Y mientras esto hace, da virtud y vuelve capaz a la criatura para poder respirar con el respiro divino, palpitar con su latido de luz, y sentirse circular en todo su ser, más que sangre, toda su Vida Divina. Por eso donde reina mi Querer es el actor continuado, que jamás cesa de obrar, y haciéndose espectador goza sus escenas divinas que Él mismo desarrolla en la criatura, y ella presta su ser como materia en sus manos, para hacerle desarrollar las escenas más bellas y deleitables, que mi Fiat quiere hacer en el alma donde mi Querer Divino domina y reina.
Esta lectura no habla tanto de entrar en sus actos para descubrir la sustancia y apropiársela. Está refiriéndose a que cuando llamamos a la DV para obrar (cosa que Jesús le dice a Luisa debe hacerlo continuamente, a fin de crear hábitos para que lleguen a ser parte de la persona), lo que ocurre en el acto de la criatura es lo que hemos leido en la cita. No obstante, sí se observa que lo mismo que el Querer Divino es la vida de Dios, así quiere que sea la vida de la criatura. Esta presta todo su ser para que corra en ella la vida de la Divina Voluntad.
… la parte más esencial es que para vivir en mi Querer, la puerta para entrar, el primer anillo de unión es mi Humanidad, fue Ella la primera y verdadera víctima, que por oficio dado a Mí por mi Celestial Padre, vivió sacrificada y completamente crucificada en la Divina Voluntad,…
14-67 Octubre 19, 1922 (2) “Hija mía, mi Humanidad vivía como en el centro del Sol Eterno de mi Voluntad Divina y de este centro, partían rayos que llevando con ellos mi inmensidad envolvían todo y a todos, y mi obrar, partiendo de este centro se encontraba como en acto por cada acto de criatura, cada palabra como en acto por cada palabra, cada pensamiento como en acto por cada pensamiento, y así de todo lo demás, y conforme descendía, como un solo acto volvía a subir a su centro, llevando consigo todos los actos humanos para rehacerlos, para reordenarlos según como quería mi Padre, así que sólo porque mi Humanidad vivía en el centro del Querer Eterno pudo abrazar a todos como un acto solo, para cumplir con decoro y digna de Mí la obra de la Redención, de otra manera habría sido una obra incompleta y no digna de Mí. Y así como la ruptura de la voluntad humana con la Divina fue todo el mal del hombre, así la unión estable de la voluntad de mi Humanidad con la Divina debía formar todo su bien, y esto sucedía en Mí como connaturalmente.
(en esta lectura se aprecia como se intercambia o unen los significados de Divina Voluntad y Divino Querer, aunque se ha visto que en muchos sitios Jesús los diferencia). La intención de poner esta cita es la de mostrar como todo está encerrado en la Humanidad de Jesús, por la que hemos de entrar para vivir de su Vida y recibir los efectos de todo su obrar. Para entrar por la puerta de la Humanidad de Jesús es necesario fundirse con El, gracias al Don de la DV (esto de fundirse es otro concepto a tratar en otro momento).
Hija mía, mi Voluntad contiene todo, y a quien en Ella vive no debe escapársele nada de todo lo que me pertenece, mas bien basta conque se le escape una sola cosa para decir que no me da todo el honor y la gloria que mi Voluntad contiene; por lo tanto, no se puede decir que su vida sea completa en Ella, ni me da la correspondencia por todo lo que mi Querer le ha dado, porque todo he dado a quien vive en mi Voluntad, y Yo voy a ellos como en triunfo sobre las alas de mis obras para darles la nueva correspondencia de mi amor, y ellos deben venir por el mismo camino para darme la nueva correspondencia de ellos. ¿No sería agradable para ti, si hubieras hecho muchas bellas y variadas obras, y una persona amada por ti, para darte gusto te las pusieras alrededor, y haciéndolas ver una por una te dijese: ‘Mira, estas son obras tuyas, cómo es bella ésta, cómo es artística esta otra, y en la tercera cuánta maestría, y en la cuarta cuánta variedad de colores, qué encanto en esta otra?’ ¿Qué alegría no sentirías, qué gloria para ti? Así es para Mí, mucho más que quien vive en mi Voluntad, debiendo concentrar todo en ella, debe ser como el latido de toda la Creación, que palpitando todas las cosas en ella en virtud de mi Querer, debe formar un solo latido para darme en ese latido los latidos de todos y de todo, llevarme la gloria y el amor de todas las cosas creadas por Mí. Yo debo encontrar en el alma en la cual reina mi Voluntad a todos, para que ella, conteniendo todo, pueda darme todo lo que los otros deberían darme. Hija mía, el vivir en mi Querer es muy diferente de las otras santidades, y por eso hasta ahora no se ha encontrado el modo ni las verdaderas enseñanzas del vivir en Él, se puede decir que las demás santidades son las sombras de mi Vida Divina, en cambio ésta es la fuente de la Vida Divina, por eso sé atenta en los ejercicios del vivir en mi Querer, a fin de que de ti pueda salir el verdadero modo y las enseñanzas exactas y precisas.
En qué consiste algunos ejercicios del vivir en/y del Querer Divino:
28-7 Abril 1, 1930 (5) Después seguía mi giro en los actos de la Divina Voluntad, y pensaba entre mí: “Pero, ¿para qué sirven las tantas veces que giro y vuelvo a girar en el Fiat Supremo para seguir sus actos? Y mi dulce Jesús ha agregado:
Hija mía, todas las vidas tienen necesidad de alimento, sin alimento ni se forma ni crece la persona, y si éste falta, hay peligro que le sea quitada la vida. Ahora, el seguir a mi Voluntad, unirse a sus actos, girar y volver a girar en Ella, sirve para formar el alimento para alimentar, formar y hacer crecer su Vida en tu alma. Ella no sabe alimentarse de otros actos sino de aquellos que se hacen en su Querer, ni se puede formar en la criatura, ni crecer, si no entra en Ella, y con la unión de sus actos forma su parto de luz, para formar su Vida de Divina Voluntad en la criatura. Y por cuantos más actos de Divina Voluntad forma, tanto más se une con sus actos y vive en Ella, tanto más alimento abundante forma para alimentarla y hacerla crecer siempre más rápido en su alma. Por eso tu girar en Ella es Vida que forma, es alimento que sirve al desarrollo de la Vida a mi Divina Voluntad en tu alma, y sirve para preparar el alimento para alimentar mi Voluntad en las otras criaturas. Por eso sé atenta y no quieras detenerte.
31-7(1) Septiembre 8, 19 32 Mi pequeña mente hace siempre sus giros dentro y fuera del Querer Divino, y por cuanto giro a su alrededor no me canso jamás, siento una fuerza misteriosa que alentándome no me dice basta, sino dice: “Corre, busca sus actos, ámalos, adóralos, bésalos, y transforma los tuyos en los suyos, y forma toda tu vida de Voluntad Divina”. Y si no sé decir nada, en mis correrías y giros digo mi pequeño estribillo, “te amo, te adoro, te bendigo, oh, Voluntad adorable en todas tus obras.
En los escritos, Jesús llama al entrar en su Querer para penetrar en sus actos el «girar». Aquí pongo un link por si quieres profundizar en este concepto fundamental en la doctrina de la DV:
https://fiatgarabandal.com/giros-compuestos-por-luisa/
(1) Mi pobre mente está siempre en poder del Fiat Supremo, me parece que no sé pensar en otra cosa, ni quiero ocuparme de nada más, siento una corriente en mí, que ahora me detiene en un punto y ahora en otro del Querer Divino, pero siempre en Él voy a terminar, sin tomar jamás toda su luz interminable, pues soy incapaz de hacerlo. Y mi amable Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho, dándome una sorpresa:
(2) “Hija mía, cuando el alma practica una virtud, el primer acto que hace forma el germen, y conforme hace el segundo, el tercero y así todos los demás, cultiva el germen, lo riega, lo hace que se transforme en planta y en sus frutos; si se practica una sola vez, o sólo algunas veces, la semilla no es regada, ni cultivada, muere y el alma queda sin planta y sin fruto, porque jamás un acto solo forma una virtud, sino la forman los actos repetidos. Sucede como con la tierra, que no basta arrojar la semilla en su seno, sino que conviene cultivarla, regarla frecuentemente si se quiere la planta y los frutos de aquella semilla, de otra manera la tierra se hace dura sobre la semilla y la sepulta sin darle vida. Ahora, quien quiera la virtud de la paciencia, de la obediencia o alguna otra, debe arrojar la primera semilla, y después con otros actos regarla y cultivarla, y así formará tantas bellas y diversas plantas en su alma; en cambio mi Voluntad no es germen como las virtudes, sino vida, y a medida que el alma comienza a resignarse, a mirarla en todo y a vivir en Ella, así viene formada en ella la pequeña Vida Divina, y conforme se va adentrando en la práctica del vivir en mi Querer, así crece y se va engrandeciendo esta Vida Divina, hasta llenar al alma de toda esta Vida, de modo que no queda de ella más que el solo velo que la cubre y la esconde dentro de sí. Y así como con las virtudes, así con mi Voluntad: si la criatura no da el alimento continuo de sus actos en Ella a la pequeña Vida Divina, ésta no crece y no la llena toda entera. Sucede como a un niño recién nacido, que si no se alimenta muere al nacer; porque mi Voluntad siendo Vida, tiene más necesidad que las virtudes, que son imágenes de las plantas, del continuo alimento para crecer y formarse Vida entera, por cuanto es capaz una criatura. He aquí la necesidad de que tú vivas siempre en Ella, para tomar su alimento exquisito de mi mismo Querer para alimentar su Vida Divina en ti. Ve entonces qué gran diferencia hay entre las virtudes y mi Voluntad, las primeras son plantas, flores y frutos que embellecen la tierra y deleitan a las criaturas, en cambio mi Fiat es cielo, sol, aire, calor, latido, cosas todas que forman vida y Vida Divina en la criatura. Por eso ama esta Vida y dale alimento continuo, a fin de que te llene toda y nada quede de ti”.
(9) Entonces hacía cuanto más podía por abandonarme toda en la Divina Voluntad, y pensaba en las tantas verdades que el bendito Jesús me había manifestado sobre su Santo Querer; cada verdad abrazaba el infinito y contenía tanta luz de llenar Cielo y tierra, y yo sentía la fuerza de la luz y el peso de lo infinito, que invadiéndome toda con un amor indecible me invitaban a amarlas y a hacerlas mías con ponerlas en práctica.
(1)
Hija mía, esta es la verdadera imagen del vivir en mi Eterno Querer, el
alma copia en sí la Divina Voluntad y la Voluntad Suprema copia al alma, de
modo que tu Creador tiene la copia de tu imagen impresa en su seno, la tiene
tan amada porque la ve tal como la hizo salir en su origen, nada ha perdido de
su frescura y belleza, sus lineamientos paternos están impresos en esta copia;
esta copia en el seno paterno de Dios le ensalza toda la Creación con todas sus
obras, le susurra continuamente al oído: ‘Todo lo hiciste para mí, mucho me
amaste y me amas, y yo todo, todo quiero convertir en amor para Ti’.
Esta copia es el portento de Dios en su seno, es el recuerdo de todas
sus obras; esta es la copia del alma en Dios y la copia de Dios en el alma y el
desarrollo de la Vida Divina en la criatura. Qué bello es el Reino de mi
Voluntad, la nada perdida en el Todo, el Todo fundido en la nada, la bajeza de
la criatura que se eleva a la altura divina, la altura divina que desciende en
la profundidad de la criatura, son dos seres unidos juntos, inseparables,
transfundidos, ensimismados, que con trabajo se distingue que son dos vidas que
palpitan juntas. Toda la magnificencia, la santidad, la sublimidad, los
prodigios del Reino de mi Voluntad, será propiamente esto: ‘La copia fiel del
alma en Dios y la copia íntegra y bella
de Dios en el alma’. Por eso los hijos del Reino del Fiat Divino serán
tantas imágenes de pequeños dioses en mi reino”.
que es un verbo: hágase. En la Trinidad, el verbo es Verbo: por medio de El se lleva a cabo todo
En el principio era el Verbo y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio en Dios. Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él no se hizo nada. Todo cuanto ha sido hecho, en Él era vida, y la vida era la luz de los hombres. San Juan 1
“Es la imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura, porque en Él fueron creadas todas las cosas del Cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles, los tronos, las dominaciones, los principados, las potestades; todo fue creado por Él y para Él. Él es antes que todo y todo subsiste en Él. Él es la cabeza del cuerpo de la Iglesia; Él es el principio, el primogénito de los muertos, para que tenga la primacía sobre todas las cosas. Y plugo al Padre que en Él habitase toda la plenitud, y por Él reconciliar Consigo todas las cosas en Él, pacificando con la sangre de su cruz así las de la tierra como las del Cielo. (Col: 1,15-20)
El Fiat Divino (2 Persona de la Trinidad) es quien lleva a cabo las obras que la Voluntad (representa al Padre) quiere, y una vez concluidas forman el Querer Divino (representa al Espíritu Santo) ST
Al Padre le corresponde ser el generador de todo, el que suministra lo necesario, ideas, materiales para la obra, por eso se dice de Él que es Creador. Pero todo es llevado a cabo por el Verbo (FIAT) (palabra, acción). Y todo será transmitido por el Espíritu Santo, pero es todo Jesús el que va a ser transmitido, será Él quien puesto en sus criaturas, llevará a cabo el cumplimiento de su Reino, a través de hacer que Él en el hombre, le comunique la acción de su Voluntad. ST
…el Fiat es la Segunda Persona de la Trinidad, Él es el hacedor de las obras de Dios, el que lleva a cabo todo lo que el Padre decidió hacer y depositó en Él en el instante mismo de la Generación del Verbo, y es ésta la retribución de amor que hace al Padre. (es decir, la retribución, la correspondencia consiste en llevar a cabo el plan del Padre).
- CIC . “El Padre eterno creó el mundo por una decisión totalmente libre y misteriosa de su sabiduría y bondad. Decidió elevar a los hombres a la participación de la vida divina” a la cual llama a todos los hombres en su Hijo: “Dispuso convocar a los creyentes en Cristo en la santa Iglesia”.
El primer “Fiat”, el de la creación, fue pronunciado dentro de la Trinidad. El Padre expresa su única PALABRA; este pronunciarla saca de Él todo lo que dentro de Sí contiene: su Ser, su Naturaleza, sus dotes, su Vida, todo puesto en su Hijo (Segunda Persona de la Trinidad Sn Jn: 1). Pero aunado a todo lo anterior, saca de Sí todo lo que deseaba hacer, no sólo en el “ad intra”, sino también en el “ad extra” (sabemos que el “ad extra de Dios es la Humanidad de su Hijo, o sea “Jesús”), lo que vimos en la explicación de quién es el “Fiat”, por ello, todo queda en su intimidad, todo realizado en Ellos. ST