♦Maternidad de María
♦¿Quién es María en la DV?
¿Quién es María en la DV?
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36-46 Diciembre 28, 1938
(6) Ahora hija mía, escúchame y préstame atención, quiero decirte una gran sorpresa de nuestro amor y quiero que no se te escape nada, quiero hacerte conocer hasta donde llega la Maternidad de mi Madre Celestial, qué cosa hizo y cuánto le costó y le cuesta todavía ahora.
1.- Tú debes saber que la gran Reina no sólo me hizo de Madre con el concebirme, con el darme a la luz, con nutrirme con su leche, con darme todos los cuidados posibles que se necesitaron en mi infancia; esto no era suficiente ni a su materno amor ni a mi amor de Hijo,
2.-por eso su amor materno corría en mi mente, y si pensamientos dolorosos me afligían, extendía su Maternidad en cada uno de mis pensamientos, los escondía en su amor, los besaba, así que mi mente me la sentía escondida bajo el ala materna que no me dejaba jamás solo; cada pensamiento mío tenía a mi Mamá que me amaba y me daba todos sus cuidados maternos. Su maternidad se extendía en cada respiro, en cada uno de mis latidos, y si mi respiro y latido eran sofocados por el amor y por el dolor, Ella corría con su Maternidad para no dejarme sofocar por el amor y poner el bálsamo a mi corazón traspasado. Si miraba, si hablaba, si obraba, si caminaba, Ella corría para recibir en su amor materno mis miradas, mis palabras, mis obras, mis pasos, los investía con su amor materno, los escondía en su corazón y me hacía de Mamá; también en el alimento que me preparaba hacía correr su materno amor, así que Yo, comiéndolo, sentía su Maternidad que me amaba, y qué decirte del alarde de Maternidad que hizo en mis penas, no hubo pena, ni gota de sangre que vertiera, en la que no sintiera a mi amada Mamá. Después que me hacía de Mamá, tomaba mis penas, mi sangre, las escondía en su materno corazón para amarlas y continuar su Maternidad. ¿Quién puede decirte cuánto me amó y cuánto la amé? Mi amor fue tanto, que Yo no sabía estar en todo lo que hice sin sentir su Maternidad junto Conmigo; puedo decir que Ella corría para no dejarme jamás, aun en el respiro, y Yo la llamaba, su Maternidad era para Mí una necesidad, un alivio (consuelo), un apoyo a mi Vida acá abajo.
(7) Ahora hija mía, escucha otra sorpresa de amor de tu Jesús y de nuestra Mamá Celestial, porque en todo lo que se hacía entre mi Mamá y Yo, el amor no encontraba obstáculos, el amor del uno corría en el amor del otro para formar una sola Vida.
3.- Ahora, queriendo hacerlo con las criaturas, cuántos obstáculos, rechazos e ingratitudes, pero mi amor no se detiene jamás, tú debes saber que en cuanto mi inseparable Mamá extendía su Maternidad dentro y fuera de mi Humanidad, Yo la constituía y la confirmaba como Madre de cada uno de los pensamientos de las criaturas, de cada respiro, de cada latido, de cada palabra, y hacía extender su Maternidad en las obras, en los pasos, en todas sus penas; su Maternidad corre en todas partes, cuando la criatura está en peligro de caer en pecado, corre, los cubre con su Maternidad a fin de que no caigan, y si han caído deja su Maternidad como ayuda y defensa para hacerla levantarse. Su Maternidad corre y se extiende sobre las almas que quieren ser buenas y santas, y como si encontrase a su Jesús en ellas, hace de Madre a su inteligencia, guía sus palabras, las cubre y esconde en su amor materno para hacer crecer a otros tantos Jesús. Su Maternidad hace alarde sobre el lecho de los moribundos, y valiéndose de los derechos de autoridad de Madre, dados por Mí, me dice con acento tan tierno que Yo no puedo negarle nada: ‘Hijo mío, soy Madre, y son hijos míos, debo ponerlos a salvo; si no me concedes esto mi Maternidad quedará afligida’. Y mientras esto dice, los cubre con su amor, los esconde en su Maternidad para ponerlos a salvo. Mi amor fue tanto que le dije: ‘Madre mía, quiero que seas la Madre de todos, y lo que me has hecho a Mí lo harás a todas las criaturas, tu Maternidad se extienda en todos sus actos, de modo que a todos los veré cubiertos y escondidos en tu amor materno’. Mi Mamá aceptó y quedó confirmado que no sólo debía ser Madre de todos, sino que debía investir cada uno de sus actos con su amor materno. Esta fue una de las gracias más grandes que hice a todas las generaciones humanas. ¿Pero cuántos dolores no recibe mi Mamá? Llegan a no querer recibir su Maternidad, a desconocerla y por eso todo el Cielo ruega, espera con ansia que la Divina Voluntad sea conocida y reine, y entonces la gran Reina hará a los hijos de mi Querer lo que hizo a su Jesús, su Maternidad tendrá vida en sus hijos. Yo cederé mi puesto en su corazón materno a quien viva en mi Querer; Ella los hará crecer, guiará sus pasos, los esconderá en su Maternidad y santidad, en todos sus actos se verá impreso su amor materno y su santidad, serán verdaderos hijos suyos, que me semejarán en todo, y ¡oh! cómo suspiro que todos lleguen a saber que quien quiere vivir en mi Querer tiene una Reina y Madre potente, que suplirá a lo que les hace falta a ellos, que los hará crecer en su regazo materno y que en todo lo que hagan estará junto con ellos para modelar sus actos a los suyos, tanto, que se conocerá que son hijos crecidos, custodiados, educados por el amor de la Maternidad de mi Mamá, y éstos serán los que la volverán contenta y serán su gloria y honor”.
https://youtu.be/ErHZ9JWen18 CANTO: SIEMPRE QUE DIGO MADRE DIGO MARÍA
María es Madre no por título honorífico por ser únicamente Madre del Verbo, de Dios. Se nos revela en el LdC que su maternidad divina fue posible por reunir la condición necesaria:
-Poseer la misma Voluntad del Padre
-Poseer la Potencia creadora
-Haber recibido la Fecundidad virginal
Sólo María ha recibido este último don no dado a ninguna otra criatura. Ella es lo que nosotros teníamos que haber sido*, excepto el don único de esta Fecundidad virginal, que es la misma que la del Padre.
En Juan 6,57 dice Jesús: «Como el Padre que me ha enviado vive y Yo vivo por el Padre» , es decir, el Padre me da la vida, esta es mi vida: la vida del Padre.
A María se le ha dado esta Vida Divina (como a nosotros en nuestro origen) y Jesús la recibe INCESANTEMENTE : en sus respiros, miradas, palabras, pasos, penas…todo!! A Ella Padre Dios la constituye Madre de todos los actos de Jesús, pues la humanidad tanto en Jesús como en nosotros, ha sido creada PRECISAMENTE, para esto: para que cada acto fuese materia, objeto del deshahogo del amor divino, a cada instante. Y María, cuida, desea, es su labor encomendada por el Padre, la custodia de esta vida divina en cada criatura.
Jesús, por haberse encarnado, recibe la vida del Padre a través de María. Jesús no hizo nada, ni un paso, ni un milagro…sin pedirle a su Madre su consentimiento, su plena participación, incluso que le ORDENASE hacerlo SEGÚN LA Voluntad del Padre. (ej. Hijo, que te crucifiquen). Jesús es Hijo de obediencia y María es Madre de obediencia.
Este Fíat que pronunció en la eternidad, lo repite siempre. Cada página del Evangelio es un Sí de María.
Toda la vida de Jesús, que nace de este Fiat, está depositada en María=la vida de Jesús es de María y por eso, Ella puede ahora disponer sin límites para FORMARLA en sus hijos.
María, Mediatrix, de TODA la Voluntad del Padre. (Y El sólo quiere repetir una sola cosa: generarse. Esta es su Voluntad maravillosa). María se sustituyó a toda las voluntades humanas, como si las hubiera parido de nuevo desde sus entrañas.
Nos hará como hizo a Jesús. ¡Maravilla sin igual! Cada acto nuestro en DV, podemos considerarlo como acto formado y alimentado por María. Ella es la Madre de todos nuestros actos buenos.
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*Al salirse Adán de la DV, es necesario una nueva re-creación.
- Llega María, con el germen humano y el divino (Fecundidad virginal del Padre, Fecundidad divina). Con esto se puede encarnar el Verbo en ella
- Tenemos al nuevo Adán, donde se da la paridad de lo humano con lo divino, tal como lo tenía Adán
- María es ahora Madre de Dios y Madre del hombre por tener los dos gérmenes. En ella se rehace la unión primera ahora recuperada.
A María no se la dejó sola como a Adán, con quien Dios hizo un juego de azar. Con ella:
19-22 Mayo 18, 1926 Ahora tú debes saber que cuando hacemos nuestras obras, la criatura que es elegida y a la cual le es confiada la obra, debemos darle tanto amor, luz, gracia, que pueda darnos toda la correspondencia y la gloria de la obra a ella confiada. Nuestra potencia y sabiduría no se pondrían desde el principio de una obra nuestra en el banco de la criatura como en acto de fallar, así que en la criatura que es llamada como acto primero, nuestra obra debe quedar al seguro en ella, y Nosotros debemos rescatar todo el interés y gloria equivalente a nuestra obra confiada a ella; y aunque después nuestra obra fuese comunicada a las demás criaturas, y por su ingratitud estuviese en peligro de fallar, para Nosotros es más tolerable, porque a quien fue confiada al principio nos hizo rescatar todo el interés de los fallos de las otras criaturas; he aquí por qué todo dimos y todo recibimos de Ella, a fin de que todo el capital de la Redención pudiese quedar íntegro y por su medio nuestra gloria completada y nuestro amor correspondido.
La razón de este aseguramiento por parte de Dios es porque, el que el hombre viva en su Reino de Voluntad Divina, es un decreto: Dios ha sacado de sí vidas divinas que han de tener sus propietarios (y esto también es la razón por la que indica a Luisa que pidió nº actos de santidad humana en el AT, a fin de la venida del Redentor, cosa que se cumplió en María, la plenitud de los tiempos). Si los hombres no las toman, están al seguro con María pues en su seno escondió y custodió estas vidas. No obstante, el amor divino es expansivo y tendrá la generación de hijos poseedores de estas vidas, cuya Madre de ellas (las vidas) es María.