Los Escritos de la Sierva de Dios Luisa Piccarreta
Pro manuscripto privato (para uso privado) Responsable: P. Pablo Martín 2007
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Estos pasajes tomados de los volúmenes del “diario” de Luisa son aquí expuestos siguiendo simplemente el orden cronológico, precedidos tan sólo por una frase como título.
Luisa escribió 36 volúmenes en forma de diario (excepto el primero), a partir del 28 de Febrero de 1899 hasta el 28 de Diciembre de 1938, es decir, en casi 40 años. Exactamente son 14548 días; la mitad son 7274 días, que corresponden al capítulo del 29 de Enero de 1919 (precisamente la mitad del volumen 12°), un capítulo central, porque en él Ntro. Señor manifiesta el orden de su Divina Providencia: las tres edades del mundo y sus tres renovaciones,
qué significa vivir en el Divino Querer y la misión de Luisa
LOS ESCRITOS DE LUISA
Por obediencia a su Confesor, Don Gennaro Di Gennaro, es decir, por voluntad de la Iglesia, Luisa empezó a escribir. Era el 28 de Febrero de 1899. (Volumen 2°, 28-2-1899)
¿Para qué han de servir estos escritos?
“Este escrito servirá a hacer que se conozca Quién es el que te habla y ocupa tu persona; y luego, si no te sirve a tí, mi luz servirá a otros que leerán lo que te hago que escribas”. (21-9-1899)
¿Qué cosa son estos escritos?
“Debes saber que todo lo que te hago que escribas sobre las virtudes o bajo alguna comparación, no es sino hacer que te pintes a tí misma y esa perfección a la que he hecho llegar tu alma”. (22-9-1899)
Temor de Luisa, de que pudieran ir a manos de los demás. (25-9-1899)
¿Qué clase de errores hay en los escritos de Luisa, en los que el mismo Jesús le lleva la mano?
“Estaba yo pensando: «¡Quién sabe cuántos disparates, cuántos errores contienen estas cosas que escribo!»
En ese momento he perdido los sentidos, ha venido Jesús bendito y me ha dicho: “Hija mía, también los errores servirán a que se vea que no hay ningún artificio por tu parte, ni que tú eres una doctora, porque si no, tú misma habrías notado dónde te equivocabas, lo cual también pondrá aún más en evidencia que soy Yo el que te habla, viendo las cosas con sencillez; pero te aseguro que no encon- trarán sombra de vicio ni nada que no indique virtud, porque mientras tú escri- bes, Yo mismo te voy llevando la mano; todo lo más podrán hallar algo que a primera vista parezca error, pero si se fijan bien encontrarán la verdad.” (8-1- 1900)
Angustia de Luisa por tener que escribir; sólo por obediencia lo hace, siendo uno de sus mayores sacrificios:
“Mientras escribía, estaba yo pensando: «¡Quién sabe cuántos desatinos hay en estos escritos! Merecen ser echados al fuego. Si la obediencia me lo concediera lo haría, porque siento como un peso en mi alma, sobre todo si los viera alguien, porque en ciertos puntos hacen ver como si yo amase e hiciese algo por Dios, mientre no hago nada y no Lo amo, y soy el alma más fría que puede haber en el mundo, y así me considerarían distinta de lo que soy, y eso es una pena para mí; pero como la obediencia quiere que yo escriba, lo cual es para mí uno de los más grandes sacrificios, por eso le dejo toda la responsabilidad a ella, con la esperanza cierta de que ella me excusará y justificará mi causa ante Dios y ante los hombres ».
Pero mientras estoy dicendo ésto, Jesús bendito se ha movido mi interior y me lo está reprochando y quiere que desmienta lo que he dicho… Al venir, Jesús bendito ha contestado a mi pensamiento diciéndome: “Seguro que merecen ser quemados estos escritos tuyos, ¿pero quieres saber en qué fuego? En el fuego de mi Amor, porque no hay página que no ponga claramente de manifesto de qué manera amo a las almas; tanto si son cosas que se refieren a tí, como si se refieren al mundo; y mi Amor en estos escritos tuyos encuentra un desahogo de mis preo-cupadas y amorosas penas.” (10-10-1900)
En estos escritos pueden haber errores gramaticales, pero no contra la doctrina cristiana. La prueba de que Luisa no es una ilusa en sus escritos, sino que esta obra es de Dios:
“…Han venido dos sacerdotes y el Niño se ha retirado en brazos de uno de ellos, diciéndome que yo hablara con el otro, el cual quería saber de mis escritos y uno por uno los iba revisando. Y yo, temiendo, le he dicho: «¡Quién sabe cuántos errores hay!». Y él, con seriedad afable, ha dicho: «¿Qué, errores contra la ley cristiana?» Y yo: «No, errores di gramática». Y él: «Eso no es nada». Entonces yo, tomando confianza, he añadido: «Temo que todo sea una ilusión».
Y él, mirándome, ha repetido: «¿Crees tú que tengo necesidad de examinar tus escritos para saber si eres una ilusa o no? Yo, con un par de preguntas que te hago, sabré si es Dios o el demonio el que obra en tí. Primero, ¿crees tú que todas las gracias que Dios te ha concedido es porque tú te las has merecido, o más bien han sido don y gracia de Dios?» Y yo: «Todo por gracia de Dios». «Segundo, ¿crees tú que en todas las gracias que el Señor te ha dado, tu buena voluntad ha prevenido la gracia, o la gracia te ha prevenido a tí?» Y yo: «Sin duda, la gracia me ha prevenido siempre». Y él: «Estas respuestas me hacen saber que tú no eres una ilusa».” (3-12- 1904)
Luisa debe escribir también anche sus dudas y sus penas. Jesús quiere que cuando escribe sea más precisa y exacta y que diga todo, porque servirá a los demás:
“Hija mía, quiero que seas más precisa, más exacta, que manifiestes todo cuando escribas, que muchas cosas las pasas por alto, aunque las tomes para tí sin escribirlas, pero muchas cosas servirán a los demás”. Yo, al oír eso, me he sentido confusa, porque lo hago así en realidad, y siento tanta repugnancia de escribir, que sólo los milagros que sabe hacer la obediencia podían vencerme, que por mi voluntad no habría sido capaz de escribir ni una coma siquiera.” (4-5-1906)
¿Qué cosa son estos escritos, queridos por Jesús?
“Mi sumo Bien, mi deseo es que no quisiera escribir ya más. ¡Cuánto me cuesta! Si no fuera por miedo de salirme de tu Querer y disgustarte, lo haría”.
Y El, interrumpiéndome, ha añadido: “Tú no quieres y Yo lo quiero. Lo que te digo y tú por obediencia escribes, por ahora te sirve de espejo a tí y a los que toman parte en dirijirte; un día servirá de espejo a los demás. Así que lo que tú escribes, dicho por Mí, puede llamarse espejo divino; ¿y tú quisieras quitarles este espejo divino a mis criaturas? Piénsalo seriamente, hija mía, y no quieras restringir este espejo de Gracia con no escribir todo.” (13-10-1906)
Jesús está muy contento cada vez que Luisa escribe, porque su amor se des-ahoga; pero si ella no escribe todo, El se siente como traicionado en su amor:
“Hija mía, cada vez que escribes, mi Amor siente un pequeño desahogo, un contento más, y me siento más llevado a comunicarte mis gracias. Sin embargo, has de saber que cuando no escribes todo, o bien pasas por alto mis intimidades contigo, el desahogo de mi Amor, Yo me siento como traicionado, porque en ese desahogo de amor, en esas intimidades contigo Yo no sólo buscaba atraerte a que me conocieras y me amaras más, sino también a quienes habrían de leer mis intimidades amorosas, para recibir también de ellos un amor más, y al no escribir tú, ese amor no lo tendré y Yo quedo come contristado y traicionado”. (14-6-1918)
La palabra de Jesús es un Sol, que Luisa debe escribir para el bien de todos:
“Hija mía, ¿por qué no escribes? Mi palabra es luz, como el sol resplandece en todos los ojos, de forma que todos tienen luz suficiente para todas sus necesi- dades, así cada palabra mía es más que un sol, que puede ser luz suficiente que ilumina toda mente y calienta cada corazón. Por tanto, cada palabra mía es un sol que sale de Mí, que por ahora te sirve a tí y escribiendola servirá a otros, y tú, con no escribirla, sofocas ese sol en Mí e impides el desahogo de mi Amor y todo el bien que podría hacer un sol”.
Y yo: “Ah, Jesús mío, ¿quién va a calcular en el papel las palabras que Tú me dices?”
Y El: “Eso no es cosa tuya, sino mía, y aunque no se calcularan, lo cual no sucederá, los muchos soles de mis palabras surgirán majestuosos, poniéndose para el bien de todos. Pero no escribiendo, impedirías que surja el sol y harías tanto mal como si alguien impidiera salir al sol en el cielo azul; ¿cuántos males no haría a la tierra? El a la naturaleza y tú a las almas. Y además, es gloria del sol resplandecer majestuoso y tomar como en su puño la tierra y a todos, con su luz; el mal es para el que no lo aprovecha. Así será del sol de mis palabras: será gloria mía hacer que surjan distintos soles, encantadores y bellos, tantos cuantas palabras digo; el mal será para el que no los aproveche”. (27-12-1918)
Luisa escribe sólo por obediencia lo que Jesús le dice de ella y de su misión:
“Yo, al oir eso, me he asustado y aterrorizado, y si lo he escrito es porque la obediencia se ha impuesto…” (8-3-1921)
En estos escritos todo es doctrina de Jesús:
“De tuyo no hay nada, toda es doctrina mía. Tú no has sido más que una escribana, ¿y sólo porque te he escogido a tí, quisieras sepultar mis enseñanzas e incluso mi gloria?”. “…Si he escrito ha sido sólo por obediencia y por miedo de que Tú pudieras tomarlo a mal”. (2-6-1921)
Quien lea estas verdades, si no está bien dispuesto, no entenderá nada:
“Si leen estas verdades y estan indispuestos, no entenderán nada, quedarán confundidos y deslumbrados por la luz de mis verdades; pero para los que estén dispuestos será luz que les alumbrará y agua que les apagará la sed, y nunca querrán separarse de estos canales por el gran bien que sentirán y por la nueva vida que correrá en ellos. Por eso, tú también deberías estar contenta de abrir esos canales en favor de tus hermanos, no descuidando ninguna de mis verda- des, hasta la más pequeña, porque, por más que sea pequeña, puede servir a un hermano tuyo para sacar agua. Así que sé atenta para abrir esos canales y acontentar a tu Jesús, que tanto ha hecho por tí.” (23-10-1921)
Alegría de Jesús cuando se escribe de El. En estos escritos es necesario que aparezca Luisa:
“Hija mía, ¿sabes por qué estoy tan contento? Toda mi alegría, mi fiesta es cuando te veo que escribes. Veo que las palabras escritas cuentan mi gloria, mi vida. El conocimiento de Mí se multiplica cada vez más; la luz de la Divinidad, la potencia de mi Voluntad, el desbordarse de mi Amor, los veo puestos por escrito, y en cada palabra siento la fragancia de todos mis perfumes. Después veo que esas palabras escritas corren, corren entre las gentes, para llevarles nuevos
conocimientos de Mí, mi amor desbordante, los secretos de mi Querer… ¡Oh, cuánto me alegro, que no sé qué te haría cuando escribes! Y a medida que tú escribes cosas nuevas sobre lo que a Mí se refiere, así Yo voy inventando nuevos favores para compensarte y me dispongo a decirte nuevas verdades, para darte nuevos favores. Yo sempre he amato más y he reservado gracias más grandes a quienes han escrito de Mí, porque son la continuación de mi vida evangélica, los portavoces de mi palabra, y lo que no dije en mi Evangelio me reservé decirlo a quien habría escritto de Mí. Yo no terminé entonces de predicar, Yo debo predicar siempre, mientras existan las generaciones”.
Y yo: “Amor mío, escribir las verdades que Tú me dices es sacrificio, pero el sacrificio se vuelve más duro y casi no siento la fuerza, cuando soy obligada y me hacen que escriba las intimidades entre Tú y yo y lo que a mí se refiere, que no sé qué haría por no tocar el papel con la pluma”.
Y Jesús: “Tú quedas siempre aparte; es siempre de Mí de quien hablas, de lo que te hago, de mi amor por tí y a dónde llega mi amor a las criaturas. Eso moverá a los demás a amarme, para que también ellos puedan recibir el bien que a tí te hago. Y luego, ese mezclarte a tí conmigo al escribir es también necesario, sino se diría: ¿A quién le ha dicho eso? ¿Con quién ha sido tan generoso favoreciéndolo? ¿Acaso al viento, al aire? ¿No se dice en mi Vida que Yo fui tan generoso con mi Madre? ¿Que hablé a los Apóstoles, a las gentes y que curé a un cierto enfermo? Por eso, todo es necesario, y ten por seguo que en lo que escribes, siempre es a Mí a quien haces conocer más”. (14-2-1922)
¿Por qué debe aparecer Luisa en los escritos?
“La santidad de las otras virtudes es bastante conocida en toda la Iglesia y el que quiere puede copiarla; por eso no me he preocupado tanto de multiplicar ese conocimiento. Pero la santidad del vivir en mi Querer, sus efectos, el valor que tiene, la última pincelada que mi mano creadora dará a la criatura para hacerla semejante a Mí, no se conoce todavía; esa es la razón de toda mi prisa de que se haga público, y si tú no lo hicieras es como si restringieras mi Querer, aprisio- naras las llamas que me devoran e hicieras retrasar la gloria completa que me debe la Creación. Sólo quiero que las cosas salgan ordenadas, porque una palabra que falte, un punto, una conjunción, una frase interrumpida, en vez de dar luz darían oscuridad y en lugar de hacer que me den gloria y amor, las criaturas se quedarían indiferentes. Por eso, pon atención. Lo que Yo he dicho, quiero que salga entero”.
Y yo: “Pero para poner entera la parte tuya, me veo obligada a poner parte de la mía”.
Y Jesús: “¿Y qué quieres decir con eso? Si el camino lo hemos recorrido juntos,
¿quieres que aparezca Yo solo? Y además, ¿a quién he de señalar y poner como ejemplo que imitar, si la que Yo he instruído y conoce el modo práctico de cómo se vive en mi Querer no quiere ser conocida? Hija mía, eso es absurdo”. (16-7- 1922)
Es necesario decir en estos escritos que todas estas verdades han sido dichas por Jesús, sin ocultarlo:
“Haciendo copiar de mis escritos, por obediencia al Confesor, lo que Jesús me había dicho sobre las virtudes, yo quería hacerlo copiar sin decir que me lo había dicho Jesús;
y El, al venir, se ha quejado diciéndome: “Hija mía, ¿por qué quieres ocultarme?
¿Acaso soy Yo uno del que avergonzarse, que no quieres nombrarme? Cuando se dice una cosa buena, una frase, una obra, una verdad de una persona sin honra, no se quiere decir quien es para no perder la estima, la gloria, el prestigio y el efecto que contiene ese bien, esas palabras, etcétera, porque si se dice quién es no será apreciado y perderá todo su valor, sabiendo que la fuente de donde viene no merece ningún aprecio. Mientras que si es una persona honrada y de buena fama, primero se la nombra, para hacer resaltar y apreciar más lo que ha dicho o hecho, y luego se dice eso que ha dicho o hecho. ¿Así que Yo no merezco que mi nombre vaya por delante de mis palabras? ¡Ay, qué mal me tratas! De tí no me esperaba esta pena. Y eso que he sido tan generoso contigo, te he manifestado tantas cosas mías, las más íntimas, cosa que no he hecho con los demás. Tendrías que haber sido más generosa en darme a conocer, pero eres la más avara. Los demás, ese poco que he dicho, habrían querido tocar las trompetas para hacerme conocer; mientras que tú quieres ocultarme. Eso no me gusta nada.” (30-7-1922)
Las verdades tocadas difunden su perfume:
“Estaba revisando mis escritos, según la obediencia, lo que tenía que señalar para hacerlo copiar, y pensaba: ¿De qué sirven tantos sacrificios? ¿Cuál será el bien que resultará? Y mientras lo estaba pensando y haciendo, Jesús bendito me ha tomado la mano entre las suyas y apretándola fuerte me ha dicho:
“Hija mía, como una flor que se toca emana más intenso su perfume, tanto que si no se toca no parece que tenga tanto perfume y el aire no queda embalsamado con ese olor, así son mis verdades: cuanto más se piensan, se leen, se escriben, se habla de ellas, se difunden, tanto más exhalan su perfume, de modo que perfuman todo y llevan hasta el Cielo; y Yo siento el perfume de mis verdades y siento deseo de manifestar otras, viendo que las verdades manifestadas extien- den la luz y el perfume que contienen. Pero si no son tocadas, el perfume y la luz quedan como reprimidos y no se difunden, el bien y la utilidad que mis verdades contienen quedan sin efecto, y Yo me siento defraudado en la finalidad para la que he manifestado mis verdades. De modo que, si no fuera más que para ha- cerme sentir el perfume de mis palabras, para acontentarme, deberías alegrarte de hacer el sacrificio.” (26-8-1922)
Jesús quiere absolutamente que se conozca su Voluntad; no tolera el silencio sobre Ella:
“Hija mía, ¿qué tienes? ¿Por qué te aflijes tanto? Es mi gloria, mi honor el que lo exige, y tú deberías estar contenta. ¿Crees que sean las criaturas las que lo quieren, las que hacen y te lo mandan? No, no, soy Yo que muevo todo, que los empujo, que los ilumino, y muchas veces no me escuchan, de lo contrario se preocuparían más y tendrían más interés, y me veo obligado a empujarles más fuerte, para hacer que se cumpla mi Querer. Tú quisieras esperar (a que publiquen tus escritos) hasta después de tu muerte, y mi Querer no quiere esperar. Y luego, es verdad que tú eres la conexión, el injerto con mi Voluntad, pero aquí no se trata de tí, sino de Mí; se trata de dar a conocer los efectos, las cualidades, el valor que tiene mi Querer cuando obra en la criatura, cuando ésta vive en El. Y luego, si no quieres interesarte tú, que conoces cuánto interés tengo y cómo
suspiro ardientemente que se conozcan los efectos de mi Querer, del cual recibiré la completa gloria de la Creación y el cumplimiento de la misma Redención…
–oh, cuántos efectos están aún suspendidos, tanto de la Creación como de la Redención, porque mi Querer no es conocido y no tiene su verdadero reino en la criatura y, no reinando, la voluntad humana queda siempre esclava de sí mis- ma–, ¿te crees tú que otros se interesarán después de tu muerte? ¡Oh, cuántas cosas he manifestado a las almas, que estan sepultadas por no haber quien se interese de mis obras! Pero si he tolerado las otras, ésta de mi Voluntad no la tolero. Daré tanta gracia a quien se pondrá a la obra, que no podrá resistirme, pero la parte más interesante y esencial la quiero de tí”. (15-9-1922)
Jesús quiere que Luisa escriba todo, porque ha de servir a los demás:
“En muchas cosas me faltan las palabras; en otras, como son tantas, no sé decirlas por orden y me parece que las escribo desconectadas, pero Jesús parece que me lo tolera, basta que las escriba, y si no lo hago me regaña diciéndome: “Mira que no son cosas que han de servirte a ti sólo, sino que han de servir también a los demás”. (20-4-1923)
Necesidad de escribir todo en estos escritos. ¿Cuál será el bien que harán?
“Estaba pensando a todo lo que está escreto estos días pasados y decía dentro de mí que no eran cosas necesarias ni serias; podía prescindir de ponerlas por escrito, pero la obediencia lo ha querido y yo tenía el deber de decir “FIAT” también en ésto…
Pero mientras pensaba eso, mi amado Jesús me ha dicho: “Hija mía, y sin embargo todo era necesario para hacer que se conozca cómo se vive en mi Querer. No diciendo todo, tú harías faltar una cualidad del modo cómo se vive en El y por tanto no podrían tener el pleno efecto de vivir en mi Voluntad (…) En mi omnividencia veo que estos escritos serán para mi Iglesia como un nuevo Sol que surgirá en medio de ella, y que, atraídos por su luz refulgente, los hombres se aplicarán para transformarse en esa luz y salir espiritualizados y divinizados, por lo cual, renovándose la Iglesia, transformarán la faz de la tierra.
La doctrina sobre mi Voluntad es la más pura, la más bella, no sujeta a sombra de cosas materiales o de interés, tanto en el orden sobrenatural como en el orden natural. Por eso será, a manera del sol, la más penetrante, la más fecunda y la mejor bienvenida y recibida, y al ser luz, por sí sola se hará entender y se abrirá camino. No estará sujeta a dudas, a sospecha de errores, y si alguna palabra no se entenderá será por la demasiada luz, que eclipsará la mente humana, por lo que no podrán comprender toda la plenitud de la verdad, pero no podrán encontrar ni una palabra que no sea verdad; todo lo más, no podrán comprenderla del todo. Por eso, en vista del bien que veo, te exhorto a que no dejes de escribir nada. Una frase, un efecto, una comparación sobre mi Voluntad puede ser como rocío benéfico sobre las almas, como lo es el rocío sobre las plantas tras una jornada de sol ardiente, como lo es una lluvia torrencial tras largos meses de sequía. Tú no puedes comprender todo el bien, la luz, la fuerza que hay en una palabra, pero tu Jesús lo sabe y sabe a quien ha de servir y el bien que ha de hacer”.
Y mientras decía eso, me ha hecho ver en medio de la Iglesia una mesa y todos los escritos sobre la Divina Volontà encima. Muchas personas con veneración rodeaban esa mesa y salían transformadas en luz y divinizadas y, y mientras caminaban,
comunicaban esa luz a los que encontraban. Y Jesús ha añadido: “Tú verás desde el Cielo el gran bien, cuando la Iglesia reciba este alimento celestial, que, fortifi- cándola, la hará resucitar en su pleno triunfo”. (10-2-1924)
Necesidad de escribir todo; el bien que harán estos escritos:
“Hija mía, ánimo, no te desanimes. Si no fuera necesario que escribieras, no te habría obligado al sacrificio. Tú has de saber que cada efecto, el bien, el valor que te hago conocer sobre mi Voluntad y lo que la criatura puede hacer viviendo en Ella, son otros tantos atractivos, gustos, imanes, alimentos, armonías, perfu- mes, luces; de modo que cada efecto que te digo tiene su propiedad particular. Por eso, no manifestando todos los bienes que hay en mi Querer y hasta dónde puede llegar el alma que vive en El, harías faltar un atractivo para interesarlas, o un gusto para capturarlas, o un imán para atraerlas, o un alimento para saciar- las, por lo cual faltaría la perfecta armonía, el placer de los perfumes, la luz para orientarlas; y así, no hallando todos los bienes posibles, es decir, no cono- ciéndolos, no sentirán ese gran deseo de elevarse sobre todas las demás cosas para vivir en mi Voluntad”. (22-3-1924)
En estos escritos, que son de Jesús, todo está claro y ordenado y nada se debe alterar: “Esta mañana, mientras me encontraba en mi habitual estado (no sé si habrá sido un sueño), veía a mi Confesor difunto, el cual me parecía que cogía una cosa como retorcida de dentro de mi mente y la arreglaba y la desahacía. Le he preguntado por qué hacía eso y él me ha dicho: “He venido a decirte que pongas atención al orden, porque Dios es orden, y basta una frase, una palabra de lo que te dice el Señor, que tú no la refieras como El te la ha dicho, que ya no es según el orden y puede provocar dudas y dificultades en quienes podrán leer lo que escribes sobre su adorable
Voluntad”.
Yo, al oír eso, le he dicho: “¿Es que Usted sabe si he escrito cosas desordenadas hasta ahora?”
Y el Confesor: “No, no, pero pon atención de ahora en adelante. Haz que las cosas que escribes sean claras y sencillas como te las dice Jesús, sin omitir nada, porque basta una pequeña frase, una palabra que falte, de las que te dice Jesús, o que la escribas de otra forma, para que falte el orden, porque esas expresiones aun las más pequeñas sirven para dar luz, para hacer comprender con mayor claridad el sentido y atar el orden de las verdades que el buen Jesús te manifiesta. Tú fácilmente saltas muchas cosas pequeñas, siendo que las pequeñas atan las grandes y las grandes las pequeñas. Por eso sé más atenta en lo sucesivo, para que todo resulte bien ordenado”. (14-6-1924)
Los escritos: Jesús bendice y reúne todos estos libros, que son una parte de Sí mismo:
“…Mi dulce Jesús iba tomando todos los libros escritos por mí, los reunía juntos, luego se los estrechaba a su Corazón y con una ternura indecible ha añadido: “Los bendigo de corazón, estos escritos, bendigo cada palabra, bendigo los efectos y el valor que contienen. Estos escritos son una parte de Mí mismo”. Luego ha llamado a los Angeles, que se han postrado con el rostro en el suelo orando, y estando presentes dos Padres que debían ver los escritos, Jesús ha dicho a los Angeles que les tocaran la frente para infundir en ellos al Espíritu Santo, y así darles la luz para que pudieran comprender las verdades y el bien que hay en estos escritos. Los Angeles lo han hecho y Jesús, bendiciéndonos a todos, ha desaparecido.” (17-9-1924)
¿Cuánto le cuesta a Luisa escribir?
“Mientras escribía lo que está más arriba, veía a mi dulce Jesús que apoyaba la boca en el lado de mi corazón y me suministraba las palabras que estaba escribiendo, y al mismo tiempo oía un horribile estruendo lejano, de quienes se peleaban y rugían con tanto estrépito que asustaba. Y yo, dirigiéndome a mi Jesús, le he dicho: “Jesús mío, Amor mío, ¿quienes son los que estan haciendo tanto ruido? Me parecen demonios rabiosos. ¿Qué es lo que quieren, que tanto se revuelven?”
Y Jesús: “Hija mía, son ellos, precisamente. Quisieran que tú no escribieras sobre mi Voluntad, y cuando te ven que escribes verdades más importantes sobre el vivir en mi Querer sufren doble infierno y atormentan aún más a todos los condenados. Temen tanto que estos escritos sobre mi Voluntad pudieran salir, porque ven perdido su reino en la tierra, que ellos adquirieron cuando el hombre, separándose de la Voluntad Divina, dió paso libre a su volun-tad humana. Ah, sí, fue entonces precisamente cuando el enemigo adquirió su reino sobre la tierra, y si mi Querer pudiera reinar en la tierra, el enemigo mismo se escondería en los abismos más oscuros. Por eso se debaten con tanto furor. Sienten la potencia de mi Voluntad en estos escritos y, sólo ante la duda de que pudieran salir, se enfurecen y tratan de impedir con todas sus fuerzas un bien tan grande. Tú sin embargo no les hagas caso y de eso aprende a apreciar mis enseñanzas”.
Y yo: “Jesús mío, siento que hace falta tu mano omnipotente para hacerme escribir lo que Tú dices del vivir en tu Querer. Ante tantas dificultades que ponen, sobre todo cuando me repiten: ‘¿será posible que ninguna otra criatura haya vivido en tu Santísima Voluntad?’, me siento tan aniquilada que quisiera desaparecer de la faz de la tierra, para que nadie volviera a verme, pero a pesar mío me veo obligada a estar para cumplir tu Santa Voluntad”. (22-9-1924)
Estos escritos no son cosas de Luisa, sino de Jesús. ¿Cuánto bien no harán cuando todos sean publicados juntos?
“Cálla, cálla, no quieras seguir. No son cosas tuyas, sino mías; es mi Voluntad que quiere formar su camino para darse a conocer. Y mi Voluntad es más que el sol, y esconder la luz del sol es pretenderdemasiado y del todo imposible; si la paran de un lado, supera el obstá-culo que le han puesto delante y, escapando por todas partes, recorre majestuosamente su camino, dejando confundidos a quienes querían impedirle el paso, porque se la han visto escapar por todas partes sin poderla detener. Se puede esconder una lámpara, pero no el sol. Así es mi Voluntad: más que el sol, y querer tú esconderla te será imposible. Por eso cálla, hija mía, y haz que el sol eterno de mi Voluntad siga su camino, ya sea per medio de los escritos, de la publicación, de tus palabras y de tus modos. Haz que Ella escape como la luz y recorra todo el mundo. Yo lo suspiro, lo quiero. Y además, ¿qué gran cosa han publicado de mi Voluntad? Se puede decir que apenas los átomos de su luz; y por más que sean átomos, ¡si supieras el bien que hacen! ¿Qué será cuando, reunidas todas las verdades de mi Volun-tad que te he dicho, la fecundidad de su luz, los bienes que contiene, unido todo junto forme, no unos átomos o el sol que nace, sino su pleno mediodía? ¿Qué bien no producirá ese Sol eterno en medio de las criaturas? Y tú y Yo estaremos más contentos, al ver mi Voluntad conocida y amada. Per eso, déjame obrar.” (26-4- 1925)
Todo lo que Luisa escribe es lo que rebosa de su alma:
“Me sentía invadida y dominada por la luz suprema del Querer Eterno, y mi siempre amable Jesús se dejaba ver de pie en el fondo de mi alma, con una pluma de luz en la mano, escribiendo sobre una luz intensa que parecía tela, pero era luz extendida en mi alma, y Jesús escribía, escribía en el fondo de esa luz. ¡Qué hermoso era verlo escribir con una maestría y velocidad indescriptibles! Y después de haber escrito, como si abriera las puertas de mi interior, con la mano llamaba al Confesor, diciéndole:
“Ven a ver lo que Yo mismo escribo en el fondo de esta alma. Yo nunca escribo en papel o tela, porque está sujeto a desaparecer, pero me complazco en escribir en el fondo de luz, al que esta alma se ha reducido gracias a mi Voluntad. Mis letras de luz son imborrables y de valor infinito. Por tanto, cuando he de ma- nifestar las verdades sobre mi Voluntad, primero hago el trabajo de escribirlas en el fondo de ella y luego le hablo, indicándole lo que en ella he escrito. Por eso, cuando dice lo que Yo le he dicho, lo dice con pocas palabras; pero cuando escribe se extiende tanto: es mi escrito que, desbordándose de su alma, no hace una breve referencia, sino mi verdad amplia como Yo mismo la he escrito en lo profundo de su interior”.
Me he quedado asombrada y con una alegría indecible, al ver escribir a mi dulce Jesús dentro de mí, y tocaba con la mano que, mientras hablando sé decir poco de lo que El me dice, incluso me parece que sólo me ha indicado el tema, después, cuando escribo será interés suyo ayudarme a desarrollarlo como a El le gusta. Y Jesús con toda bondad me ha dicho:
“Hija mía, cese ahora tu asombro, que mientras escribes sientes que las ver- dades brotan en tí, como de una fuente: es el trabajo que tu Jesús ha hecho en tí, que desbordándose de tu alma por todas partes, pone el orden en el papel y las verdades escritas en tí y selladas con carácteres de luz. Por eso cesen tus temo- res, no quieras limitarte a la pequeña alusión de mis palabras, no quieras resis- tirme cuando Yo quiero prolongarme y hacer que pongas por escrito lo que Yo con tanto amor he escrito en tu alma. Cuántas veces me obligas a emplear la fuerza y a dominarte, para que no me resistas y escribas lo que quiero. Por eso déjame obrar; tu Jesús cuidará de que en todo resplandezca la verdad”. (5-7-1926)
Se anuncia la publicación de los escritos sobre la Divina Voluntad; el imprimatur del Arzobispo:
“…Tú debes saber que para hacer que mi Suprema Voluntad sea conocida, he tenido que preparare las cosas, disponer los medios, arrollar al Arzobispo con esos actos de absoluto dominio de mi Voluntad, a los que el hombre no puede resistirme; he tenido que hacer uno de mis grandes prodigios. ¿Crees tú que sea algo fácil obtener la aprobación de un Obispo? Qué dificil es, cuántas pegas, cuántas dificultades; y si aprueban es con muchas restricciones, casi quitando los matices más bellos, los colores que más resaltan, a todo lo que mi Bondad con tanto amor ha revelado. ¿No ves tú, por tanto, en la aprobación del Arzobispo el triunfo de mi Voluntad? Y mi gran gloria y la gran necesidad de que las verdades del Supremo Querer sean conocidas y como rocío benéfico apaguen los ardores de las pasiones, como el sol que surje pongan en fuga las tinieblas de la voluntad humana y quiten el sopor que casi todas las criaturas tienen, aun haciendo el bien, porque falta la vida de mi Querer.
Mis manifestaciones sobre El serán como bálsamo que sanará las llagas que ha producido la voluntad humana. Quien tenga la dicha de conocerlas sentirá correr en él una nueva vida de luz, de gracia, de fortaleza, para cumplir en todo mi Voluntad. Y no sólo, sino que comprendiendo el gran mal del propio querer, lo aborrecerán y se sacudirán el durísimo yugo de la voluntad humana, para ponerse bajo el suave dominio de la Mía. Ah, tú no sabes ni ves lo que Yo sé y veo; por eso déjame obrar y no te oprimas. Es más, deberías haber dado prisa y empujado tú misma a aquel que con tanto amor Yo he dispuesto que se encargue; mejor dicho, díle que se dé prisa y no se pierda tiempo.
Hija mía, el Reino de mi Voluntad es indestructible y en esos conocimientos sobre él he puesto tanta luz, gracia y atractivo que lo he hecho victorioso, de modo que, cuando se co-nozcan, harán dulce guerra a las voluntades humanas y éstas serán vencidas. Estos cono-cimientos serán un muro altísimo y súmamente fuerte, más que en el Paraíso terrenal, que impedirán entrar al enemigo infernal para molestar a quienes, vencidos por ellos, pasarán a vivir en el Reino de mi Voluntad. Por eso no te turbes y déjame obrar, y Yo dispondré todo para que el ‘Fiat’ Supremo sea conocido”. (14-8-1926)
La tarea del Sacerdote que ha de cuidar la publicación de los escritos:
“Mientras rezaba me he encontrado fuera de mí misma, y al mismo tiempo veía al Reverendo Padre que ha de ocuparse de la publicación de los escritos sobre la Stma. Voluntad de Dios, con Nuestro Señor al lado, que tomaba todos los conocimientos, efectos y valor que ha manifestado sobre el Supremo Querer, y cambiados en hilos de luz los sellaba en su inteligencia, formando así como una corona de luz en torno a su cabeza. Y mientras hacía eso le ha dicho:
“Hijo mío, la tarea que te he dado es grande, y por eso hace falta que te dé mucha luz para hacerte comprender claramente lo que he revelado, porque según la claridad con que estén expuestos, así producirán sus efectos, aunque de por sí sean clarísimos, porque lo que se refiere a mi Voluntad es luz que baja del Cielo, la cual no confunde y deslumbra la vista de la inteligencia, sino que tiene el poder de reforzar e iluminar la mente humana, para hacerse comprender y amar, y de poner en el fondo del alma el principio de su origen, el verdadero fin para el que fue creada, el orden entre el Creador y la criatura; y cada una de mis enseñanzas, manifestaciones y conocimientos sobre mi Supremo Querer son otras tantas pinceladas para hacer volver el alma a la semejanza con su Creador. Todo lo que he dicho sobre mi Voluntad no es más que preparar el camino, formar el ejército, reunir el pueblo elegido, preparar el palacio real, disponer el terreno en que ha de formarse el Reino de mi Voluntad, y por último dirigirlo y dominarlo. Por eso, la tarea que te encomiendo es grande. Yo te guiaré, estaré a tu lado para que todo se haga según mi Voluntad”.
Dicho lo cual, lo ha bendecido y ha vuelto a mi pequeña alma, diciéndome: “Hija mía, ¡cuánto me interesa mi Voluntad! ¡Cuánto deseo y suspiro que se conozca! Es tan grande mi interés, que estoy dispuesto a dar cualquier gracia a quien quiera ocuparse de darla a conocer. Oh, cómo quisiera que fuera pronto, porque veo que todos mis derechos me serán devueltos. El orden entre Dios y la criatura será restablecido; ya no daré mis bienes a las generaciones humanas a medias, sino enteros, ni recibiré de ellas cosas incompletas, sino enteras…” (18-8-1926)
Jesús da el título al libro que se ha de publicar y lo explica:
“Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús me hacía ver al Reverendo Padre que ha de ocuparse de la publicación de los escritos sobre la Adorable Voluntad de Dios, y Jesús, poniéndose a su lado, le decía:
“Hijo mío, el título que darás al libro que publicarás sobre mi Voluntad será éste: «El Reino de mi Divina Voluntad en medio de las criaturas. Libro de Cielo. La llamada a la criatura al orden, al su puesto e a la finalidad para la que fue creada por Dios». Ves, incluso el título quiero que corresponda a la gran obra de mi Voluntad. Quiero que la criatura comprenda que su puesto, que Dios le dió, es en mi Voluntad, y mientras no entre en Ella estará sin puesto, sin orden, sin finalidad; será un intruso en la Creación, sin derecho alguno, y por eso irá errante, sin paz, sin herencia, y Yo, lleno de compasión por él, le gritaré continuamente: «Vuelve a tu puesto, ven al orden, ven a tomar tu herencia, a vivir en tu casa. ¿Por qué quieres vivir en casa extraña? ¿Por qué quieres ocupar un terreno que no es tuyo? Y no siendo tuyo eres un infelíz y el siervo y la burla de todas las cosas creadas. Todas las cosas creadas por Mí, estando en su puesto, estan en orden y en perfecta armonía, con toda la plenitud de los bienes que Dios les dió. Sólo tú quieres ser infelíz, con infelicidad voluntaria. Por eso, ven a tu puesto; en él te llamo y te espero». Por tanto aquel o aquella que se preste a dar a conocer mi Voluntad será mi portavoz, y Yo le confiaré los secretos de su Reino”. (27-8-1926)
Jesús bendice el título que El mismo ha dado:
“Y mientras decía eso, (Jesús) tomaba este libro en sus manos y parecía leer lo que está escrito el 27 de Agosto. Mientras leía se quedaba pensativo, como si estuviera en profunda contemplación, de modo que yo no me atrevía a decirle nada; sólo sentía que su Corazón palpitaba fuerte, fuerte, como si fuera a estallar; luego ha estrechado a su pecho el libro diciendo: “Bendigo el título, lo bendigo de corazón, y bendigo todas las palabras que se refieren a mi Voluntad”.
Y levantando la mano derecha, con majestad encantadora ha pronunciado las palabras de la bendición. Después de lo cual ha desaparecido.” (29-8-1926)
No se debe omitir ni siquiera una palabra de Jesús:
“Después de eso me sentía preocupada, porque la santa obediencia me había impuesto que no debía dejar de escribir ni siquiera una palabra que mi dulce Jesús pudiera decirme, mientras que yo fácilmente las dejo, porque estoy convencida de que ciertas cosas íntimas, ciertos desahogos que Jesús tiene con mi pequeña alma, no es necesario escribirlos y entregarlos al papel, sino que queden en el secreto del corazón. Así que le pedía la gracia de no dejarme faltar a la obediencia.
Y Jesús, moviéndose en mi interior, me ha dicho: “Hija mía, si quien te guía y dirije te dá esta orden por obediencia, significa que ha comprendido que soy Yo el que te hablo y el valor que tiene incluso una sola de mis palabras. Mi palabra es luz y llena de vida; por eso, el que tiene la vida puede darla. A mayor motivo que mi palabra tiene la fuerza creadora; por lo cual una sola palabra mía puede crear innumerables vidas de gracia, vidas de amor, vidas de luz, vidas de mi Voluntad en las almas. Tú misma no podrás comprender el largo camino que puede recorrer una sola de mis palabras. Quien tenga oído la escuchará, quien
tenga corazón quedará herido. Por tanto, quien te guía tiene razón, al darte esta orden por obediencia. Ah, tú no sabes cómo lo asisto y estoy en torno a él, mientras lee los escritos míos y tuyos sobre mi Voluntad, para hacerle com- prender toda la fuerza de las verdades y del gran bien que hay en ellos; y él da vueltas en torno a mi Voluntad y, a causa de la luz que siente, te ha dado esta orden. Por eso pon atención y te ayudaré y facilitaré lo que a tí te parece dificil.” (9-9-1926)
Jesús dirije y sostiene a Luisa mientras ella escribe:
“Después de haber escrito más de cuatro horas, me sentía agotada del todo, y habiéndome puesto a rezar según acostumbro en su Stmo. Querer, mi dulce Jesús ha salido de mi interior y, estrechándome a El, lleno de ternura me ha dicho: “Hija mía, estás cansada, descansa en mis brazos. Cuánto nos cuesta el Reino del ‘Fiat’ Supremo a Mí y a tí, mientras de todas las demás criaturas hay quien duerme por la noche, quien se divierte y quien llega incluso a ofenderme. Para Mí y para tí no hay descansos, ni siquiera de noche, tú ocupada en escribir y Yo en cuidarte, dán-dote las palabras, las enseñanzas del Reino del Querer Supremo; y mientras te veo escribir, para hacer que sigas y que no te canses, te sostengo en mis brazos, para que escribas lo que quiero y poder dar todas las enseñanzas y las prerrogativas, los privilegios, la santidad y las infinitas riquezas que este Reino mío posee. Si tú supieras cuánto te amo y cuánto gozo al verte sacrificar hasta el sueño y toda tí misma por amor a mi ‘Fiat’, que tanto desea darse a conocer a las generaciones humanas! Nos cuesta mucho, es cierto, hija mía, y para compen- sarte, casi siempre, después que has escrito, te hago que descanses sobre mi Corazón abatido por el dolor y por el amor: por el dolor porque mi Reino no es conocido, y por el amor porque quiero darlo a conocer, para que tú, sintiendo mi dolor y el fuego que me consume, te sacrifiques en todo y no evites para tí nada, por el triunfo de mi Voluntad”. (15-9-1926)
En estos escritos todo es de Jesús. Prisa de Jesús, de que sean publicados:
“Me sentía oprimida y como aplastada bajo el peso de una humillación profunda, porque me habían dicho que no sólo se ha de publicar lo que se refiere a la Voluntad de Dios, sino también todas las demás cosas que me ha dicho mi amable Jesús. Era tanto mi dolor que me quitaba hasta las pala-bras, para no dejar que lo hicieran, y no sabía ni rezar para pedirle a mi amado Jesús que no lo permitiera; todo era silencio dentro y fuera de mí. Y mi amable Jesús, moviéndose en mi interior, me ha estrechado a El, para darme valor y fuerza, y me ha dicho:
“Hija mía, no quiero que mires como cosa tuya lo que has escrito, sino que lo mires como cosa mía y como algo que a tí no te pertenece. Tú no te debes meter para nada en medio; es un asunto mío y por eso quiero che me lo entregues, y cuando escribas quiero que me lo des como un don, para que Yo me sienta libre de hacer lo que quiero, y a tí te quede sólo lo que te conviene para vivir en mi Voluntad. Yo te he dado tantos dones preciosos, por cuantos conocimientos te he manifestado, ¿y tú no quieres darme ningún don?”
(…) Así que, después de eso me hacía ver al Reverendo Padre, y Jesús, estando a su lado, le ponía su santa mano derecha sobre la cabeza, para infundirle firmeza, ayuda y voluntad, diciéndole: “Hijo mío, date prisa, no pierdas tiempo. Yo te ayudaré, estaré a tu lado, para que todo vaya bien y según mi Voluntad. Como tengo
interés en que mi Voluntad sea conocida y como he dictado con paterna bondad los escritos acerca del reino del ‘FIAT’ Supremo, así ayudaré la publicación, estaré en medio de los que se ocupen, para que todo sea regulado por Mí. Por tanto, rápido, rápido”. (28-9-1926)
Jesús ha escrito primero en el alma de Luisa lo que ella después ha puesto por escrito:
“Además de eso, me sentía afligida porque, habiendo venido el Reverendo Padre que se ha de ocupar de la publicación de los escritos sobre la Stma. Voluntad de Dios, ha querido que se le entregaran todos los escritos, sin dejarme ni siquiera esos de los que él ya tenía la copia. Por lo cual me torturaba el pensamiento de que las cosas más íntimas entre Jesús y yo se hicieran públicas y que no pudiera volver a ver tampoco lo que Jesús me había dicho sobre su santo Querer.
Y Jesús al volver me ha dicho: “Hija mía, ¿por qué te aflijes tanto? Has de saber que lo que te he hecho escribir en el papel, lo he escrito antes Yo mismo en el fondo de tu alma y luego tú lo has puesto en el papel; incluso hay más cosas escritas en tí que en el papel. Por eso, cuando sientas necesidad de volver a ver lo que se refiere a las verdades del ‘FIAT’ Supremo, si das una mirada en tu interior verás enseguida lo que quieres. Y para estar segura de lo que te digo, mira ahora en tu alma y verás en orden todo lo que te he manifestado”. (6-10- 1926)
Jesús llama “nuestros escritos”, los que el Padre Aníbal se llevó consigo:
“Jesús mío, ¿qué prisa es esa que tienes? ¿Acaso es algo que Te interesa mucho?” Y Jesús: “Así es, así es, hija, es lo que más me interesa. Sabes, he sentido dentro de tí que el Padre (San Anibal María Di Francia) que se ha llevado nuestros escritos hablaba de mi Voluntad a quienes lo rodeaban, con tanto amor que me he sentido herir el Corazón, y por eso he querido salir afuera de tí para escucharlo. Son mis mismas palabras que he dicho sobre mi Voluntad, que resuenan en mi oído; siento mi eco y por eso quiero tomarme todo el gusto de oírlo y hacer que tú también lo sientas, para compensarte por los sacrificios que has hecho”. (9-10- 1926)
Estos escritos salen del Corazón de Jesús como el Sol, para hacer bien a todos:
“Hija mía, ¿no sabes tú que estos escritos nuestros salen del fondo de mi Corazón y Yo hago que corra en ellos la ternura de mi Corazón para enternecer a los que los lean y la solidez de mi hablar divino para hacerlos firmes en la verdad de mi Voluntad? En todas las palabras, las verdades, los ejemplos que te hago que pongas por escrito, hago correr la dignidad de mi Sabiduría Celestial, de forma que quienes los leen o los leerán, si estan en Gracia, sen-tirán en ellos mi ternura, la solidez de mis palabras y la luz de mi Sabiduría, que como tres imanes les harán quedar atraídos al conocimiento de mi Voluntad. Y el que no esté en Gracia, no podrá negar que son luz, y la luz siempre hace bien, nunca hace mal, ilumina, calienta, hace descubrir las cosas más ocultas y mueve a amarlas. ¿Quién puede decir que no recibe el bien del sol? Nadie. Más que un sol estoy sacando de mi Corazón estos escritos, para que hagan bien a todos. Por eso me interesa tanto que tú escribas, por el gran bien que quiero hacer a la familia humana, así que los considero escritos míos, porque soy siempre Yo el que dicta y tú la pequeña secretaria de la larga historia de mi Voluntad”. (8-12- 1926)
Lo que Luisa escribe por ahora le sirve a ella y para formar en ella el Reino del “Fiat”; después será la norma para el que quiera vivir en él:
“Hija mía, para vivir en mi Voluntad el alma debe subir, y para subir en Ella debe dejar lo que a mi Voluntad no pertenece, debe dejar sus míserables hara- pos, sus costumbres vulgares, sus viles alimentos, sus miserias; todo debe dejar para servirse de vestiduras regias, de costumbres divinas, de alimentos preciosos y sustanciosos, de riquezas infinitas, es decir, de todo lo que pertenece a mi Voluntad. Lo que has escrito, por ahora sirve a tí, sirve al Reino del ‘FIAT’ Supremo; después será norma para quien ha de vivir en El, cómo debe servirse de todos los actos operantes de mi Voluntad para mantenerse dentro de mi Reino. Por eso, lo que a tí no te parece necesario, lo es para la formación de mi Reino Supremo”. (13-1-1927)
Jesús es quien escribe ahora todo lo que concierne a su Reino, cosa que no hizo cuando vino al mundo, y lo está haciendo por medio de Luisa:
“Hija mía, ¿quieres saber por qué Yo no escribí? Porque debía escribir por medio tuyo. Soy Yo el que anima tu mente, te suministro las palabras, muevo con mi mano la tuya para que sostengas la pluma y te hago que escribas las palabras en el papel; así que soy Yo el que escribe, no tú. Tú no haces más que poner atención a lo que quiero escribir; por eso todo tu trabajo es la atención, lo demás lo hago todo Yo solo. ¿Y no ves tú misma muchas veces que no tienes la fuerza de escribir y te decides a no hacerlo, y Yo, para hacer que toques con la mano que soy Yo el que escribe, te inundo de Mí y, animándote con mi misma vida, escribo lo que quiero? ¿Cuántas veces no lo has experimentado?
Ahora bien, debiendo pasar una época para dar a conocer el reino del ‘FIAT’ Supremo, dando tiempo a que antes se conociera el reino de la Redención y luego el otro, del ‘FIAT’ Divino, decreté no escribir entonces, sino hacerlo junto contigo, por medio tuyo, cuando este Reino estuviera próximo, y también para dar a las criaturas una nueva sorpresa del exceso de amor de esta Voluntad mía, de lo que ha hecho, de lo que ha sufrido y de lo que quiere hacer por amor a ellas. Muchas veces, hija mía, las novedades traen nueva vida, nuevos bienes, y a las criaturas les gustan tanto las novedades y se dejan como llevar por las novedades. A mayor motivo que la novedad de las nuevas manifestaciones sobre mi Divino Querer, que tienen una fuerza divina y un dulce encanto, lloverá como rocío del cielo sobre las almas abrasadas por la voluntad humana; les llevarán felicidad, luz y bienes infinitos. No hay amenazas en estas manifestaciones, ni espanto, y si hay algo de temor, es para el que quiere quedarse en el laberinto de la voluntad humana, que luego, en todo lo demás no se ve más que el eco, el lenguaje de la Patria Celestial, el bálsamo de lo alto, que santifica, diviniza y dá el anticipo de la felicidad que reina sólo en la Patria felíz. Por eso me complazco tanto en escribir lo que se refiere al ‘FIAT’ Divino, porque escribo cosas que pertenecen a mi Patria. Será demasiado pérfido e ingrato quien no reconozca en estas manifestaciones mías el eco del Cielo, la larga cadena de amor del Querer Supremo, la comunión de bienes que Nuestro Padre Celestial quiere dar a las criaturas, y cómo quiere, dejando a un lado todo lo que es el pasado en la historia del mundo, empezar una era nueva, una nueva Creación, como si ahora empezase la nueva historia de la Creación. Por eso déjame obrar, que lo que hago es de suma importancia”. (30-1-1927)
Jesús no puede escribir sin Luisa y Luisa no podría escribir sin Jesús:
“…¿Cómo puedo escribir Yo solo sin ti? Mis manifestaciones tienen que ser tangibles, no invisibles; han de estar al alcance de los sentidos de las criaturas; las cosas invisibles, el ojo humano no es capaz de verlas. Sería como si te dijeran: escribe sin tinta, sin pluma ni papel; ¿no sería absurdo e irracional? Por tanto, teniendo que servir mis manifestaciones a las criaturas compuestas de alma y cuerpo, también Yo tengo necesidad de la materia para escribir, y me la debes prestar tú. Así que tú me servirás de tinta, de pluma y de papel; con lo cual formo en ti mis escritos, y tú, sintiéndolos en tí, los sacas y los haces tangibles, escribiéndolos en el papel. Por eso tú no puedes escribir sin Mí: te faltaría el tema, el argumento, el dictado delante, para copiarlo, y no sabrías decir nada. Y Yo no puedo escribir sin ti; me faltarían las cosas principales para escribir: el papel de tu alma, la tinta de tu amor, la pluma de tu voluntad. Por eso es un trabajo que tenemos que hacer juntos y de común acuerdo”. (9-2-1927)
Lo que Jesús manifiesta y Luisa escribe se puede llamar el Evangelio del Reino de la Divina Voluntad, que se apoya en la Sagrada Escritura y en el Evangelio y los confirma: Después de eso, estaba pensando: “¿Para qué servirán estos escritos sobre la
Divina Voluntad?”
Y mi sumo y único Bien, Jesús, moviéndose en mi interior, me ha dicho: “Hija mía, todas mis obras se dan la mano, y esa es la señal de que son obras mías, que una no se opone a la otra, sino que estan tan vinculadas entre sí, que se sostienen unas a otras. Tan es así que, teniendo que formar a mi pueblo elegido, del cual y en el cual debía nacer el futuro Mesías, de ese mismo pueblo formé el Sacerdocio, que instruía el pueblo y lo preparaba al gran bien de la Redención; le dí leyes, manifestaciones e inspiraciones con las que se formaron las Sagradas Escrituras, llamadas Biblia, y todo se aplicaban a su estudio. Así que con mi venida a la tierra Yo no destruí la Sagrada Escritura, sino que la confirmé, y mi Evangelio anunciado en nada se oponía a ella, sino que se sostenían mutua- mente de un modo admirable. Y formando la nueva Iglesia desde su nacimiento formé el nuevo Sacerdocio, el cual no se separa de la Sagrada Escritura ni del Evangelio; todos se atienen a ellos para instruir a las gentes, y si alguien no quiere beber de esa fuente saludable se puede decir que no me pertenece, porque son la base de mi Iglesia y la misma vida con que son formadas las gentes.
Ahora bien, lo que Yo manifiesto sobre mi Voluntad Divina y que tú escribes se puede llamar el Evangelio del reino de la Voluntad Divina; nada se opone alla Sagrada Escritura ni al Evangelio que Yo anuncié estando en la tierra, más bien se puede decir que es el sostén de ambos. Y por eso llamo a los Sacerdotes y permito que vengan, que lean el Evangelio todo de Cielo del reino de mi ‘Fiat’ Divino, para decir como dije a los Apóstoles: predicadlo en todo el mundo, porque Yo me sirvo de mis obras y del Sacerdocio, y como tuve el Sacerdocio antes de mi venida para preparar el pueblo, y el Sacerdocio de mi Iglesia para confirmar mi venida y todo lo que Yo hice y dije, así tendré el Sacerdocio del reino de mi Voluntad.
Para eso servirán todas las cosas que te he manifestado, tantas verdades sorprendentes, las promesas de tantos bienes que he de dar a los hijos del ‘Fiat Voluntas tua’: serán el Evangelio, la base, la fuente inagotable de la que todos
tomarán la vida celestial, la felicidad terrena y el restablecimiento de su creación. Oh, qué felíz se sentirá el que con ansia beba con grandes sorbos en estas fuentes de mis conocimientos, porque tienen la virtud de dar la vida del Cielo y de alejar cualquier infelicidad”. (18-1-1928)
Dios quiere absolutamente que estos escritos sean publicados, pero es relativo el momento y depende de cuando estén dispuestas las criaturas y los que los tienen que dar a conocer:
“Hija mía, la Voluntad de Dios de que salgan a la luz los escritos sobre mi Divina Voluntad es absoluta y, por más dificultades que pudieran haber, Ella triunfará en todo. Y aunque pasasen años y años, sabrá preparar todo, para que su absoluta Voluntad se cumpla. El tiempo en que saldrán a la luz es relativo y condicionado al tiempo en que las criaturas se dispongan a recibir un bien tan grande, y en que quienes se han de ocupar de su anuncio se dispongan a hacer el sacrificio para que venga la nueva era de paz, el nuevo Sol que ponga en fuga las nubes de los males. ¡Si tú supieras cuántas gracias y luces he preparado para quien veo dispuesto a ocuparse! Serán ellos los primeros que sentirán el bálsamo, la luz, la vida de mi Fiat. Míra cómo he preparado en mis manos las ropas, el alimento, los distintivos, los dones, para quien ha de ocuparse, pero estoy mirando quienes son los que de verdad estan dispuestos para poder concederles las prerrogativas que hacen falta para una obra tan santa, che Yo tanto amo y quiero que hagan. Pero he de decirte también que ay del que se oponga o quiera poner obstáculos. Tú, sin embargo, no te muevas en nada, ni siquiera una coma de lo que hace falta para preparar el reino de mi Voluntad Divina, para que nada falte de parte mía y tuya, haciendo lo que se necesita para dar este gran bien a las criaturas, y así, apenas las criaturas estén dispuestas, puedan encontrar todo listo y lo que hace falta.” (2-8-1928)
Jesús protejerá estos escritos, que son suyos, desahogo, locura, delirio, excesos de su Amor:
“Hija mía, no te turbes; estos escritos son míos, no tuyos, y en mano de quienes puedan ir a parar, nadie podrá tocarlos para estropearlos. Yo sabré guardarlos y defenderlos, porque son algo que Me pertenece, y todo el que los tome con buena y recta voluntad hallará una cadena de Luz y de Amor con que amo a las criaturas. Puedo llamar estos escritos desahogo de mi Amor, locuras, delirios, excesos de mi Amor, con que quiero vencer a la criatura, para que vuelva a mis brazos, para hacerle sentir cuánto la amo”. (19-05-1938).
Estos escritos tienen como vida la Divina Voluntad: son su Testamento de Amor, la Nueva Creación viviente y hablante:
“Hija mía, no te precupes (de los escritos). Seré Yo custodio vigilante, porque me cuestan demasiado. Me cuestan mi Voluntad, que está en estos escritos como vida primaria. Podría llamarlos Testamento de Amor que mi Voluntad hace a las criaturas: se entrega como don a sí misma y las llama a que vivan en su Heredad (…) Por eso, estos escritos están llenos de Vidas divinas, que no se pueden destruir (…) Demasiado hace falta para tocar lo que te he hecho que escribas sobre mi Voluntad, porque puedo llamarlo Nueva Creación viviente y hablante. Será el último alarde de mi Amor hacias las generaciones humanas…” (20-06- 1938).
LOS ESCRITOS DE LUISA
La línea espiral es la más perfecta del Universo. Se produce girando y volviendo a pasar infinitas veces sobre el mismo punto, pero cada vez a mayor altura, o bien de un modo más amplio, o con un mayor número de elementos… Pensemos en el movimiento de las galaxias o en “la doble espiral” del ADN… Todo ello habla de un maravilloso equilibrio de fuerza centrífuga y centrípeta; la línea espiral no es estática, sino dinámica; la hallamos en el mundo físico y en el mundo espiritual, y en la Pedagogía divina.
Por ejemplo la vemos desarrollarse desde el comienzo del primer volumen de Luisa, en que Ntro. Señor
- comienza su obra, separándola y desapegándola del mundo externo;
- a continuación de sí misma, purificando todo su mundo interno, su corazón;
- y la conduce a la verdad de su propia nada. Luisa se duele de sus pecado y faltas, pero Jesús no quiere que vuelva a perder más el tiempo pensando en su
Y de nuevo vuelve al primer paso, pero un poco más amplio:
- Las criaturas deben desaparecer de la vista del alma, que ha de mirar sólo a Jesús y obrar sólo por amor a El y con
- La criatura debe morir a sí misma para vivir sólo en El: necesidad del espíritu de mortificación y de caridad;
- Y lo que ha de mortificar ante todo es su propia voluntad en cada cosa; para eso, para enamorarla del padecer por amor a Jesús la lleva a sumergirse en la contemplación de su Pasión,
Un motor funciona porque gira; el corazón vive porque palpita continua- mente y la sangre gira en el cuerpo; el hombre vive porque continuamente respira…
En los escritos de Luisa encontramos 36 volúmenes, que forman como tres etapas:
- a los primeros doce (1-12) corresponde su libro “Las horas de la Pasión”
(escrito precisamente cuando estaba escribiendo los volúmenes 11 y 12);
- a los segundos doce (13-24) corresponde “El giro (o paseo) del alma en la Divina Voluntad”;
- a los terceros doce (25-36) corresponde “La Virgen María en el Reino de la Divina Voluntad”.
La finalidad del primero es recorrer (girando) las 24 horas de la Pasión, para hacer lo que hizo interiormente Jesús, para hacer nuestra y copiar su vida interior, para conocerlo por dentro, para tomar posesión de la obra de la REDENCIÓN.
La finalidad del segundo es recorrer (girando) todas las obras de Dios, empezando por la creación del mundo y siguiendo por la creación del hombre
(Adán) y por la creación de la humanidad y del pueblo de Dios (la historia sagrada), para corresponder en adoración, alabanza, gratitud y amor por todos al Padre, y copiar en nosotros su obra y tomar posesión de la obra de la CREACIÓN.
Y la finalidad del tercero es recorrer (girando) toda la vida de la Stma. Virgen, en 31 días del mes mariano (más otras cinco “lecciones de la Reina del Cielo”, que ahondan más en el tema de algunos de los días; en total son 36 lecciones de la Mamá, cuantos son los volúmenes dados por su Divino Hijo; son como la versión o el resúmen materno del Mensaje). Es para aprender de Ella, imitándola para hacer nuestra su vida interior, la obra del Espíritu Santo, la obra de la SANTIFICACIÓN.
De este modo se trata de copiar en nuestra vida la Vida y las tres obras de la Stma Trinidad, para volver a Su semejanza y a la consumación en la Unidad con las Tres Divinas Personas, para lo cual fuimos creados. ESO ES EL REINO DE DIOS suspirado por El, finalidad de sus tres obras, hecha por El, pero que han de ser recibidas y hechas propias por su criatura:
Es por eso que, a la cabeza de todas las criaturas que han de regresar al Acto inicial de la Creación (eso será el cumplimiento de su Reino “así en la tierra como es en el Cielo”), ha querido poner Dios a tres Criaturas que nos han abierto el paso y nos conducen al Reino:
- la Stma. y adorable Humanidad de Jesucristo (verdadero Dios y verdadero Hombre),
- su Stma. Madre Inmaculada, que forma unidad perfecta con El,
- y su pequeña Hija (que llama también “la Esposa”), para que su “Mensaje del Reino” y su ejemplo lleguen a nuestro alcance, de criaturas oprimidas per el peso de nuestro querer
- Pablo Martín