Material al ritmo de nuestros encuentros
19 de mayo, 2020
Con la Divina Voluntad
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Audio explicativo del gráfico inferior
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El gráfico siguiente es dicho de otra manera
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Este es un resumen gráfico de como abordamos el tema del intercambio de vida y la «composición» de la vida divina y de la humana
¡Bendigamos a Dios con su misma bendición!
No dejes de escuchar tanto la grabación del encuentro como el audio explicando el gráfico a mano. Son complementarios.
-INTERCAMBIO DE VIDA- 19 mayo, 2020
-DOS VIDAS EN UNA-17 JUNIO 2021
-REPASO INTERCAMBIO DE VIDA-31 agosto, 2021
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Lecturas como complemento
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Intercambio de vida, real 1
Este día (19 de mayo 2020) comenzamos a vislumbrar, a vista de pájaro, el plan divino eterno: que Dios y la criatura sean uno, tal como lo pidió Jesús antes de partir al Cielo. Esta unidad se da en la voluntad, Voluntad Divina. Hay «ejercicios» necesarios para que la Vida Divina creza en la criatura: la vida humana (compuesta de actos) se vacíe de lo humano (y esto radica en quitar la intención humana) para recibir lo Divino. Jesús detalla a Luisa como se lleva a cabo.
32-24 Septiembre 17, 1933
(5) Y así como la vida humana tiene su vida, sus miembros distintos, sus cualidades, así nuestro Ser Supremo tiene sus cualidades purísimas, no materiales, porque en Nosotros no existe materia que forme nuestra Vida; unidas juntas santidad, potencia, amor, luz, bondad, sabiduría, omnividencia de todo, inmensidad, etc., forman nuestra Vida Divina,
¿pero quién constituye el movimiento, quién regula, quién desarrolla con un movimiento incesante y eterno todas nuestras cualidades divinas? Nuestra Voluntad, Ella es el motor, la dirigente que da a cada una de nuestras cualidades la vida obrante, así que si no fuese por nuestra Voluntad, nuestra potencia estaría sin ejercicio, nuestro amor sin amar, y así de todo lo demás. Mira entonces cómo el todo está en la Voluntad, y por eso con darla a la criatura damos todo, y como son nuestras pequeñas imágenes creadas por Nosotros, nuestros alientos, las pequeñas llamitas de amor esparcidas por Nosotros en todo lo creado, por eso le dimos una voluntad libre unida a la nuestra, para formar nuestros facsímiles queridos por Nosotros, no hay cosa que más nos glorifique, que más nos ame, que nos vuelva contentos, que encontrar nuestra Vida, nuestra imagen, nuestra Voluntad en nuestra obra creada por Nosotros, por eso el todo lo confiamos a la potencia de nuestro Fiat para obtener el intento.
27-35 (1)
“Hija mía, mi Divina Voluntad es latido sin corazón, la criatura es corazón, Ella es el latido. Mira que unión inseparable hay entre mi Fiat y la criatura: el corazón es nada, no tiene ningún valor sin el latido, con el latido se constituye vida de la criatura, pero el latido no puede palpitar sin el corazón. Tal es mi Divina Voluntad, si no tiene la nada del corazón de la criatura, no tiene donde formar su latido de vida para desarrollar y formar su Vida Divina. Entonces mira, mi Divina Voluntad no eniendo corazón, lo ha creado en la criatura para tener su corazón dónde poder formar su latido. Además de esto mi Divina Voluntad es respiro sin cuerpo, la criatura es el cuerpo, Ella es el respiro; el cuerpo sin el respiro está muerto, así que quien forma el respiro de la criatura es mi Divina Voluntad, por eso se puede decir: ‘El cuerpo de Ella es el de la criatura, y el respiro de ella es el de mi Querer Divino’. Mira qué gran unión hay entre una y la otra, unión que no puede separarse, porque si cesa el respiro cesa la vida. Por eso mi Divina Voluntad es todo para la criatura: es palabra sin boca, es luz sin ojo, es oído sin orejas, es obra sin manos, es paso sin pies, y por eso el alma que vive en mi Querer Divino le sirve de boca, de ojo, de orejas, de manos y de pies. Ella se restringe para encerrase en la
criatura, mientras permanece inmensa, y victoriosa forma en ella su reino, sirviéndose de ella como si fuese su cuerpo, donde late, respira, habla, obra y camina.
Por eso el dolor de mi Fiat Divino es incomprensible porque las criaturas no se prestan para hacerlo desarrollar todas sus operaciones en ellas, para hacerlo reinar, y lo obligan al silencio y a la inactividad, y con paciencia divina e indecible espera a quien debe vivir en su Querer para reemprender su hablar y su obrar divino, para formar su reino en medio a las criaturas. Por eso sé atenta hija mía, escucha el hablar de mi Fiat Divino, dale la vida en todos tus actos, y verás los portentos inesperados que mi Divina Voluntad hará en ti”. Sea todo para gloria de Dios y para cumplimiento de su Santísima Voluntad.
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CIC (Catecismo de la Iglesia Católica):
704 «En cuanto al hombre, Dios lo formó con sus propias manos [es decir, el Hijo y el Espíritu Santo] Y Él dibujó, trazó sobre la carne moldeada su propia forma, de modo que incluso lo que fuese visible llevase la forma divina» (San Ireneo de Lyon, Demonstratio praedicationis apostolicae, 11: SC 62, 48-49).
24-18,2 +3 (2)
Junio 3, 1928
“Hija mía, cómo estoy contento por haberte manifestado tantas verdades sobre mi Querer Divino, todas mis verdades que te he dicho sobre Él son escaleras que sirven, a ti para subir en los actos de mi Eterno Querer para encontrar en acto el primer acto nuestro, que tiene virtud de ser siempre presente y darnos la alegría, la felicidad de la correspondencia de tu amor, y nos sirven a Nosotros para descender hacia ti, para buscar la compañía de aquélla por la cual obrábamos y amábamos tanto. Cómo es dulce la compañía de quien se ama, está llena de alegrías inolvidables, y cómo es amargo el aislamiento y no gozar de la presencia de quien tanto se suspira, se ama, y por la cual se obra. Nosotros mientras formábamos la naturaleza del hombre, antes de infundirle la vida, hacíamos como un padre o una madre cuando duermen a su hijo, que llevados por la ternura, por amor irresistible, contemplan, besan y estrechan a su seno al hijo que duerme, y el hijo, como duerme no sabe nada. Si supieras hija mía cuántos besos, cuántos abrazos amorosos dimos a la naturaleza humana antes que le diéramos la vida, y fue en la hoguera de nuestro amor que infundiéndole el aliento le dimos la vida dándole el alma, y al cuerpo el respiro, el latido, el calor, así que el respiro que tú sientes es nuestro, el latido que te late en el corazón es nuestro, el calor que tú sientes es el toque de nuestras manos creadoras, que tocándote te infunde el calor, y conforme respiras Nosotros sentimos nuestro respiro que respira en ti, conforme late tu corazón así sentimos nuestro latido de vida eterna que late en ti, y conforme sientes el calor, es nuestro amor que circula en ti y continúa su obra creadora y conservadora para calentarte… (3) Tú debes saber hija mía, que nuestro Querer es el revelador de la obra de la Creación, sólo Él puede revelar todos los secretos de amor escondido en la Creación, Adán no supo todo, cuántas estratagemas y finezas amorosas pusimos al crearlo, el alma y el cuerpo; Nosotros hicimos como un padre que no dice todo junto a su pequeño hijo, sino que conforme crece quiere darle las sorpresas diciéndole cuánto lo ama; cuánto ha hecho por él; cuántas finezas amorosas, besos escondidos cuando él, pequeño, era incapaz de comprenderlos; que cosa le ha dado y que le puede dar, y ahora le hace una sorpresa, ahora otra, y esto sirve para mantener la vida de amor entre padre e hijo y en cada sorpresa aumentar su alegría y felicidad. Qué dolor no sería para este padre, que mientras que el hijo duerme lo ha cubierto de besos, se lo ha estrechado al corazón, y era tal y tanta su ternura amorosa, que ha llegado a bañar de tierno llanto el rostro del niño durmiendo, y el niño despertándose no sonríe al padre, no se arroja a su cuello para besarlo, y si lo mira es con frialdad, ¡qué dolor para este pobre padre! Todas las sorpresas que ha preparado para manifestárselas al hijo, las encierra en el corazón con el dolor de no poder compartir con él su felicidad, sus alegrías más puras, hasta no poderle decir cuánto lo ha amado y ama. Así fue para Nosotros hija mía, nuestra más que Paterna Bondad preparaba tantas nuevas sorpresas a nuestro hijo amado, y nuestro Querer Divino tomaba el empeño de hacerle de revelador; en cuanto se sustrajo de Él, Adán perdió al revelador y por eso no se sabe cuánto lo amamos y todo lo que hicimos por él al crearlo, por eso sentimos un amor irresistible de que nuestro Fiat venga a reinar como en el Cielo así en la tierra, a fin de que después de tantos años de silencio y de secretos, dé desahogo a sus llamas y regrese a hacerla de revelador de la Creación, porque poco se conoce de todo lo que hicimos al crear al hombre. ¡Cuántas sorpresas tiene por decir, cuántas alegrías y felicidad por comunicar! Tú misma, ¿no oyes cuántas cosas te dice, tanto sobre lo que respecta a mi Querer Divino, como al amor sorprendente de toda la Creación, y en modo especial la creación del hombre?
22-16,10
:(10) “Hija mía, nuestra Divinidad al crear al hombre lo vinculaba todo con Nosotros, entonces la memoria, la inteligencia, la voluntad, eran vínculos de unión; los ojos, la boca, el oído, el corazón, las manos, los pies, eran vínculos, y si la criatura vive en mi Querer, conforme pone en actitud cada uno de estos vínculos, recibe la actitud de la Vida Divina. Así que viene formada y se desarrolla como una plantita, que mientras posee la fecundidad de su tierra llena de humores vitales, regada con agua pura y abundante, está toda expuesta a los benéficos rayos del sol recibiendo su vida continua, ¡oh!, cómo crece bien, cómo son apetitosos sus frutos, cómo son buscados, amados y apreciados. Así el alma, con recibir la Vida continua de Dios por medio de todos estos vínculos, que más que rayos solares se comunican sobre cada parte de su ser, se conserva tierra fecunda llena de humores vitales y divinos, que más que sangre corren en ella, cómo crece bien; es la amada, la buscada por el Cielo y la tierra. Su vida, sus obras, sus palabras, más que frutos son gustados por todos, Dios mismo se complace de saborear frutos tan preciosos. Así pues ¿cómo puedes tú temer que pudiera dejarte si estás vinculada con tantos vínculos Conmigo, de los cuales recibes vida continua?”
20-51,5
Y yo: “Amor mío, yo no sirvo para nada, ni soy buena para hacer nada, ¿no sería mejor deshacerte de mí mandándome a la Celestial Jerusalén?” Y Jesús todo bondad ha agregado:
(6) “Hija mía, a Mí todo me sirve, aun las pequeñas piedras y los escombros para poder edificar; así es para ti, todo lo que forma tu cuerpo son como escombros, pero vivificados por el fluido vital del Eterno Fiat, todo se vuelve precioso y de valor incalculable, de modo que Yo puedo edificar sobre esos escombros preciosos las más fuertes e inexpugnables ciudades….así que este terremoto de la propia voluntad lo deja todo destrozado, la llave del Fiat Supremo que los tenía custodiados y todo al seguro no existe más para él, y por tanto no teniendo ni puertas, ni llaves, sino muros derruidos, los ladrones de sus pasiones hacen su botín y él queda
expuesto a todos los males, y muchas veces reducido a ruinas y escombros, que con trabajo se logra reconocer que eran ciudades edificadas por su Creador. Ahora, queriendo Yo edificar de nuevo el
Reino de mi Voluntad en medio de las criaturas, quiero servirme de tus piedras y escombros, porque invistiéndolos del fluido vital de mi Voluntad creadora, formaré la capital del Reino del Fiat Supremo. He
aquí para qué me sirves, ¿no estás contenta?”
15-26 Mayo 29, 1923
…..Esto sucede en todas las criaturas, como al crear al hombre, el primer trabajo tanto en el alma como en el cuerpo lo hizo mi Padre Divino, ¿cuánta armonía, cuánta felicidad no formó con sus propias manos en la naturaleza humana? Todo es armonía y felicidad en el hombre, sólo la parte externa, ¿cuántas armonías y felicidades no contiene? El ojo ve, la boca habla, los pies caminan, las manos obran y toman las cosas que hay hasta donde han llegado los pies. Si el ojo pudiera ver y no tuviera la boca para expresarse, si tuviera los pies para caminar y no tuviera las manos para obrar, ¿no sería una infelicidad, una desarmonía en la naturaleza humana? Luego, las armonías y felicidad del alma humana, la voluntad, la inteligencia, la memoria, ¿cuántas armonías y felicidad no contienen? Basta decir que son partes de la felicidad y armonía del Eterno, Dios creaba el verdadero edén personal en el alma y en el cuerpo del hombre, edén todo celestial, y después le dio por habitación el edén terrenal; todo era armonía y felicidad en la naturaleza humana, y si bien el pecado trastornó esta armonía y felicidad, pero no destruyó del todo, todo el bien que Dios había creado en el hombre
33-25
33-2+3
Estas lecturas–ver que hay que crecer la vida divina….con alimentos divinos (de todas las maneras, la gota en el mar y el mar en la gota)
29-31
(2) “Hija mía, la creación del hombre fue el centro donde nuestra Divinidad concentraba todos los bienes que debían surgir en la criatura: poníamos en ella Vida Divina y Voluntad Divina, vida humana y voluntad humana; la vida humana debía servirnos de habitación, y las dos Voluntades fundidas juntas debían hacer vida en común, con sumo acuerdo; más bien la voluntad humana debía tomar de la nuestra para formar sus actos, y la nuestra debía estar en acto continuo de dar de lo suyo para hacer que la voluntad humana quedase modelada y toda uniformada en la Divina Voluntad. Ahora, no hay vida, tanto humana, espiritual y Divina, que no tenga necesidad de alimento para crecer, para fortalecerse, embellecerse y felicitarse. Nosotros poníamos nuestra Vida Divina en el hombre porque era incapaz de recibir toda la plenitud de nuestro Ser Divino, pusimos en él cuanto podía contener de nuestra Vida, dándole libertad de hacerla crecer cuanto más pudiera y quisiera pero nuestra Vida en el hombre, para crecer, tenía necesidad de alimento, he aquí la necesidad de poner en él una Voluntad Divina;
nuestra Vida Divina no se habría adaptado a alimentos de voluntad humana. Por esto todos los actos de la criatura hechos en virtud y en nuestra Voluntad Divina, servirían para alimentar y hacer crecer nuestra Vida Divina en ella, de modo que conforme iba haciendo sus actos en nuestro Fiat, ahora tomaba nuestro amor y nos alimentaba, ahora tomaba nuestra fuerza, ahora nuestra dulzura infinita, ahora nuestras alegrías divinas para alimentarnos. Qué orden, qué armonía poníamos al crear al hombre entre él y Nosotros, hasta pedirle nuestros mismos alimentos por medio suyo, no porque tuviéramos necesidad, no, sino para mantener el ímpetu de amor, la correspondencia, la unión inseparable entre él y Nosotros; y mientras él se ocupaba de Nosotros, Nosotros nos ocupábamos de alimentarlo a él y de conservar nuestra amada habitación, y no sólo eso, sino que le dábamos otros dones más bellos para hacerlo más feliz, amarlo de más y hacernos amar más. / ¿Pero quieres saber tú cuáles son nuestros dones más bellos que dimos a la criatura? Manifestarle un conocimiento de nuestro Ser Supremo, una verdad que nos pertenece, un secreto nuestro, esto es el don más bello que les hacemos; cada uno de estos dones es un vínculo de más que ponemos entre ella y Nosotros, cada verdad nuestra es una propiedad que ponemos en su alma. Es por esto que en el alma donde reina nuestra Voluntad, encontramos nuestros alimentos divinos, nuestras propiedades por cuanto a criatura es posible, nuestra habitación,; por tanto, nos encontramos en nuestra casa, en nuestro centro, en medio de nuestras
propiedades. Mira entonces qué significa hacer reinar nuestra Voluntad y el gran bien de hacerte conocer nuestras verdades, cada conocimiento nuestro lleva cada uno un don distinto: Quién lleva la luz, quién la fuerza, quién la bondad, quién la sabiduría, quién el amor, y así de lo demás, cada uno de ellos vincula a la criatura en modo especial a Dios, y Dios a ella. Por eso debes saber corresponder a los tantos dones que tu Jesús te ha hecho, y vive siempre en nuestro Querer”.
32-2 Gota en el mar
1) Mi pobre mente continúa siguiendo los actos de Jesús hechos por amor nuestro y yendo nuevamente a su Concepción, ofrecía todos mis actos hechos en su Querer Divino con todo mi ser en honor de su concepción. Mientras estaba en esto, de mí salía una luz que iba a depositarse en el seno de la Inmaculada Reina en el acto en que Ella concebía, y mi siempre amable Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía bendita, nuestra bondad suprema no se contentó con amar al hombre, con darle todo el universo a su disposición, sino que para dar desahogo a nuestro intenso amor, poníamos nuestras cualidades divinas para alimentar su alma, así que poníamos nuestra potencia, sabiduría, bondad, amor, santidad, fuerza, como su alimento celestial y divino. Así que cada vez que venía a Nosotros le poníamos nuestra mesa celestial para alimentarlo y saciarlo; no hay cosa que más nos una, nos identifique con la criatura que el alimento, el cual llega a convertirse en sangre, calor, fuerza, crecimiento y vida de ella, así nuestra Divinidad queriendo alimentarla con nuestras cualidades divinas, se hacía calor, fuerza, crecimiento y vida de la criatura. Pero esto no bastó, este alimento digerido no sólo hacía crecer a la criatura toda bella y santa con las virtudes de los alimentos que tomaba, sino que servía para hacer crecer la Vida Divina la cual no se adapta a alimentos humanos, sino que quiere sus mismos alimentos divinos para crecer y formar su misma Vida en el fondo del interior del alma. Mira, ¿se puede dar amor más grande, unión más íntima e inseparable, que exponer nuestro Ser Divino, nuestras cualidades inmensas e infinitas por alimento, para hacerla crecer con nuestras similitudes? Y además, servirnos de ellas para suministrarle los alimentos para no hacernos quedar en ayunas en su alma, y así pueda decir: ‘Dios alimenta mi alma, y yo con el alimento que me da alimento su Vida y la hago crecer en mí’. El amor sólo está contento cuando puede decir: ‘Tú me has amado, y yo te he amado; lo que tú has hecho por mí, yo lo he hecho por ti’. Y como sabemos que la criatura no nos puede igualar jamás, le damos de lo nuestro, y así igualamos las partes y quedamos contentos y felices, ella y Nosotros, porque el verdadero amor sólo se siente feliz y satisfecho cuando puede decir: ‘Lo que es tuyo es mío’. Y no creas que esto fue para el primer hombre, lo que hacemos una vez lo continuamos siempre,; todavía ahora estamos a disposición de las criaturas, cada vez que se une con nuestra Voluntad, que pierde la suya en la nuestra, que la hace dominar, son como tantas visitas que viene a hacer a nuestro Ser Supremo, y Nosotros, ¿la dejaremos ir en ayunas? ¡Ah! no, no sólo la alimentamos, sino que le damos de lo nuestro, a fin de que tenga alimentos suficientes para crecer como nuestro Querer la quiere, y a fin de que no le falten los medios necesarios para hacer crecer siempre más nuestra Vida en ella. Mucho más, que por parte nuestra no le hacemos faltar jamás nada, más bien damos siempre en modo sobreabundante, si falta alguna cosa será siempre por parte de la criatura, pero por Nosotros, jamás”.
26-14 Hacerla crecer…
(1) “Hija mía, conforme el alma va obrando en mi Querer Divino, así Él se dilata de más en la criatura, de modo que cada acto de más hecho en Él, tanto crecimiento de más hace en ella, así que se ve crecer en modo admirable la Vida Divina en la criatura. Pero no es todo, conforme crece la Vida Divina en la criatura, al mismo tiempo por cuantos actos de más hace en mi Fiat Divino, tanto más crece la criatura en el seno de su Padre Celestial,: el Ser Supremo abre su seno y encierra a esta feliz criatura para hacerla crecer a modo divino, para vestirla con vestidos reales, para proporcionarle el alimento con sus manos, para embellecerla de rara belleza. Todo el Cielo queda sorprendido, raptado al ver que su Creador crece en su seno a una criatura, y dicen entre ellos: ‘Alguna cosa grande hará de ella, que la ama tanto y la custodia tanto que la hace crecer en su seno paterno.’ Y todos esperan el pleno crecimiento de esta criatura para ver lo que será de ella. Por eso el prodigio de vivir de mi Querer es singular, Él comunica tal potencia a quien vive en Él, que entra en todas partes, y Dios mismo ama y quiere crecerla en su seno divino. / Además de esto, es tal y tanta la potencialidad y difusión del acto hecho en mi Divina Voluntad, que dondequiera se difunde: se extiende en el cielo y llama como a pasar lista a las estrellas, se extiende en el sol y llama a lista a la luz, inviste el aire, el viento, el mar, y llama a lista a los pájaros, a la fuerza del viento, a las aguas y a los peces, y poniéndolos todos en orden, dice a todos con su acto: inclínense y adoremos con doble homenaje a nuestro Creador: aquel Fiat que nos creó está en mi acto, y yo quiero crear con Él nuevo amor, nueva adoración y gloria a nuestro Creador. Y no sólo se extiende en todas las cosas creadas, sino se extiende en los actos de la Virgen, en todos los actos que Yo hice en la tierra, en los actos de su Creador, en los de todos los santos, desde el primero hasta el último; a todos los llama para pasarles lista y hace correr dentro de ellos la nueva vida de amor, de adoración, de gloria a Aquél que la ha creado. Se puede decir que dondequiera que está mi Divina Voluntad se extiende el acto de la criatura hecho en la mía, hasta en el infierno sienten la potencia de una criatura que obra en mi Fiat Divino, porque así como todo el Cielo siente la nueva felicidad, la gloria y el nuevo amor del acto de la criatura hecho en mi Querer, así el infierno siente el nuevo tormento de aquella Voluntad Divina que rechazaron, y que mientras está con ellos, con justicia está para atormentarlos, y cada vez que la criatura obra en Ella sienten el peso de la justicia más grave sobre de ellos y se sienten quemar de más. Así como nada huye de mi Fiat Divino, así nada le huye a quien obra en Él, y cada vez que repite sus actos, tantas veces pasa lista para estar segura de que ninguno falta en su acto de dar la nueva gloria, adoración y amor a aquel Dios tres veces santo, y a aquella Voluntad Divina que con tanto amor le hace lugar para hacerla vivir en Ella, y la hace extenderse en su interminabilidad”.
COMPOSICIÓN VIDA DIVINA 32-24 Septiembre 17, 1933
(5) Y así como la vida humana tiene su vida, sus miembros distintos, sus cualidades, así nuestro Ser Supremo tiene sus cualidades purísimas, no materiales, porque en Nosotros no existe materia que forme nuestra Vida; unidas juntas santidad, potencia, amor, luz, bondad, sabiduría, omnividencia de todo, inmensidad, etc., forman nuestra Vida Divina,
¿pero quién constituye el movimiento, quién regula, quién desarrolla con un movimiento incesante y eterno todas nuestras cualidades divinas? Nuestra Voluntad, Ella es el motor, la dirigente que da a cada una de nuestras cualidades la vida obrante, así que si no fuese por nuestra Voluntad, nuestra potencia estaría sin ejercicio, nuestro amor sin amar, y así de todo lo demás. Mira entonces cómo el todo está en la Voluntad, y por eso con darla a la criatura damos todo, y como son nuestras pequeñas imágenes creadas por Nosotros, nuestros alientos, las pequeñas llamitas de amor esparcidas por Nosotros en todo lo creado, por eso le dimos una voluntad libre unida a la nuestra, para formar nuestros facsímiles queridos por Nosotros, no hay cosa que más nos glorifique, que más nos ame, que nos vuelva contentos, que encontrar nuestra Vida, nuestra imagen, nuestra Voluntad en nuestra obra creada por Nosotros, por eso el todo lo confiamos a la potencia de nuestro Fiat para obtener el intento.
27-35 (1)
“Hija mía, mi Divina Voluntad es latido sin corazón, la criatura es corazón, Ella es el latido. Mira que unión inseparable hay entre mi Fiat y la criatura: el corazón es nada, no tiene ningún valor sin el latido, con el latido se constituye vida de la criatura, pero el latido no puede palpitar sin el corazón. Tal es mi Divina Voluntad, si no tiene la nada del corazón de la criatura, no tiene donde formar su latido de vida para desarrollar y formar su Vida Divina. Entonces mira, mi Divina Voluntad no eniendo corazón, lo ha creado en la criatura para tener su corazón dónde poder formar su latido. Además de esto mi Divina Voluntad es respiro sin cuerpo, la criatura es el cuerpo, Ella es el respiro; el cuerpo sin el respiro está muerto, así que quien forma el respiro de la criatura es mi Divina Voluntad, por eso se puede decir: ‘El cuerpo de Ella es el de la criatura, y el respiro de ella es el de mi Querer Divino’. Mira qué gran unión hay entre una y la otra, unión que no puede separarse, porque si cesa el respiro cesa la vida. Por eso mi Divina Voluntad es todo para la criatura: es palabra sin boca, es luz sin ojo, es oído sin orejas, es obra sin manos, es paso sin pies, y por eso el alma que vive en mi Querer Divino le sirve de boca, de ojo, de orejas, de manos y de pies. Ella se restringe para encerrase en la
criatura, mientras permanece inmensa, y victoriosa forma en ella su reino, sirviéndose de ella como si fuese su cuerpo, donde late, respira, habla, obra y camina.
Por eso el dolor de mi Fiat Divino es incomprensible porque las criaturas no se prestan para hacerlo desarrollar todas sus operaciones en ellas, para hacerlo reinar, y lo obligan al silencio y a la inactividad, y con paciencia divina e indecible espera a quien debe vivir en su Querer para reemprender su hablar y su obrar divino, para formar su reino en medio a las criaturas. Por eso sé atenta hija mía, escucha el hablar de mi Fiat Divino, dale la vida en todos tus actos, y verás los portentos inesperados que mi Divina Voluntad hará en ti”. Sea todo para gloria de Dios y para cumplimiento de su Santísima Voluntad.
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En esta lectura siguiente dice que el Querer Divino es su Vida (lo mismo que la contiene)
(7) “Mi pequeña hija, giremos por toda la Creación, donde el Querer Supremo contiene su Vida y en cada cosa creada hace su acto distinto, y triunfador, por Sí mismo ensalza y glorifica en modo perfecto todas las supremas cualidades. Si miras el cielo, tu ojo no sabe descubrir sus confines, dondequiera que mira es cielo, no sabe decir donde comienza ni donde termina; imagen de nuestro Ser que no tiene principio ni fin, y nuestra Voluntad alaba, glorifica en el cielo azul a nuestro Ser Eterno que no tiene principio ni fin; este cielo
está adornado de estrellas, esto es imagen de nuestro Ser, pues igual que la Divinidad es un acto único, el cielo es uno, pero en la multiplicidad de las estrellas se semeja nuestras obras ‘ad extra’, que descienden de este acto único y los efectos y las obras de este único acto son innumerables, y nuestra Voluntad en las estrellas ensalza y glorifica los efectos y la multiplicidad de nuestras obras, en las cuales encierra a los ángeles, al hombre y a todas las cosas creadas. Mira cómo es bello vivir en mi Querer, en la unidad de esta luz suprema, y estar al día de lo que significan todas las cosas creadas y alabar, ensalzar y glorificar al Supremo Creador con su misma Voluntad en todas nuestras imágenes que cada una de las cosas creadas contiene. Ahora pasa a mirar el sol, bajo la esfera del cielo se ve una circunferencia de luz limitada que contiene luz y calor, que descendiendo a lo bajo inviste toda la tierra, esto es imagen de la luz y del amor del Supremo Hacedor que ama a todos, hace bien a todos y que desde la altura de su Majestad desciende a lo bajo, hasta en los corazones, hasta en el infierno, pero calladamente, sin estrépito, donde quiera se encuentra, ¡oh, cómo nuestra Voluntad glorifica y ensalza nuestra eterna luz, nuestro amor inextinguible y nuestra omnividencia; nuestra Voluntad murmura en el mar, y en la inmensidad de las aguas, que esconden innumerables peces de toda especie y color, glorifica nuestra inmensidad que todo envuelve y tiene como en un puño a todas las cosas; nuestra Voluntad glorifica la imagen de nuestra inmutabilidad en la firmeza de los montes; la imagen de nuestra justicia en el ruido del trueno y en el estallido del rayo; la imagen de nuestra alegría en el pajarillo que canta, que trina y gorjea; la imagen de nuestro amor gimiente en la tórtola que gime; la imagen de la continua llamada que hacemos al hombre, en el cordero que bala, diciendo en cada balido: ‘A Mí, a Mí, ven a Mí, ven a Mí’; y nuestra Voluntad nos glorifica en el continuo reclamo que hacemos a la criatura. Todas las cosas creadas tienen un símbolo nuestro, una imagen nuestra, y nuestra Voluntad tiene el empeño de ensalzarnos y glorificarnos en todas nuestras obras, porque siendo la obra de la Creación obra del Fiat Supremo, convenía a Ella el conservarnos la gloria en todas las cosas creadas íntegra y permanentemente. Ahora, este empeño, nuestro Querer Supremo lo quiere dar como herencia a quien debe vivir en la unidad de su luz, porque no sería conveniente vivir en su luz y no fundirse en los actos del Fiat Supremo, por eso mi pequeña hija, todas las cosas creadas, y mi Voluntad, te esperan en cada cosa para repetir sus mismos actos, para glorificar y ensalzar con la misma Voluntad Divina a tu Creador”. 19-31 Junio 29, 1926
— En las lecturas siguientes se aprecia el interés de Jesús de que le correspondamos. Esta fue toda la vida de la Virgen:
27-25,2 Diciembre 29, 1929. Por eso te quiero siempre junto Conmigo, a fin de que me sigas en todos mis actos, y todo lo ofrezcas para hacer que mi
Divina Voluntad reine y domine, porque esto es lo que más interesa a tu Jesús
34,19 Enero 1, 1937 Por eso también tú dame la fiesta que me dio mi Madre al nacer, envuelve cielos y tierra con tu ‘te amo oh Jesús’, no dejes huir nada
en lo cual no corra tu amor, hazme sonreír ………..(1)
Ahora, mi Mamá quería hacerme sonreír en mi nacimiento y preparar la fiesta a su Hijo niño. Ella sabía que no puedo sonreír si
no soy amado, ni tomar parte en ninguna fiesta si no corre el amor. Por eso amándome como verdadera Madre, y poseyendo en virtud de mi Fiat mares de amor, y siendo Reina de toda la Creación, envuelve el cielo con su amor y sella cada estrella con el ‘te amo oh Hijo, por mí y por todos’; envuelve el sol en su mar de amor e imprime en cada gota de luz su ‘te amo oh Hijo’, y llama al sol a investir con su luz a su Creador, y calentándolo sintiera en cada rayo de luz el ‘te amo’ de su Mamá; inviste el viento con su amor, y en cada respiro sella el ‘te amo oh Hijo’, y luego lo llama para que con sus respiros lo acaricie e hiciera oír en cada soplo de viento: ‘Te amo, te amo oh Hijo’; envuelve todo el aire en sus mares de amor, a fin de que respirando oyera el respiro de amor de mi Madre; cubrió todo el mar con su mar de amor, cada serpenteo de los peces, y el mar murmuraba ‘te amo oh Hijo mío’, y los peces deslizaban el ‘te amo, te amo’; no hubo cosa que no invistiera con su amor, y con su imperio de Reina mandaba a todos que recibieran su amor, para dar a su Jesús el amor de su Mamá. Así que cada pajarito, quién cantaba amor, quién gorjeaba amor, hasta cada átomo
de tierra era investido por su amor, el aliento de las bestias me venía con el ‘te amo’ de mi Madre, el heno era investido por su amor, por eso no había cosa que Yo viera o tocara en que no sintiera la dulzura del amor de Ella. Con esto me preparó la fiesta más bella en mi nacimiento, la fiesta toda de amor, era la correspondencia a mi gran amor que me hacía encontrar mi dulce Madre, y era su amor que me hacía calmar el llanto, me calentaba mientras en la cuna estaba tiritando de frío; mucho más que encontraba en su amor el amor de todas las criaturas, y por cada una me besaba,
me estrechaba a su corazón, y me amaba con amor de Madre por todos sus hijos, y Yo sintiendo en cada uno su amor materno, sentía amarlos como sus hijos y como mis queridos hermanos. Hija mía ¿qué no puede el amor animado por un Fiat Omnipotente? Se hace imán y nos atrae en modo irresistible, quita toda desemejanza, con su calor transforma y confirma a Aquél que se ama, después embellece en modo increíble, de sentirse cielos y tierra raptados a amarla. No amar a una criatura que nos ama nos resultaría imposible, toda nuestra potencia y fuerza divina se vuelven impotentes y débiles ante la fuerza vencedora de quien nos ama.
CIC (Catecismo de la Iglesia Católica):
704 «En cuanto al hombre, Dios lo formó con sus propias manos [es decir, el Hijo y el Espíritu Santo] Y Él dibujó, trazó sobre la carne moldeada su propia forma, de modo que incluso lo que fuese visible llevase la forma divina» (San Ireneo de Lyon, Demonstratio praedicationis apostolicae, 11: SC 62, 48-49).
24-18,2 +3 (2) “Hija mía, cómo estoy contento por haberte manifestado tantas verdades sobre mi Querer Divino, todas mis verdades que te he dicho sobre Él son escaleras que sirven, a ti para subir en los actos de mi Eterno Querer para encontrar en acto el primer acto nuestro, que tiene virtud de ser siempre presente y darnos la alegría, la felicidad de la correspondencia de tu amor, y nos sirven a Nosotros para descender hacia ti, para buscar la compañía de aquélla por la cual obrábamos y amábamos tanto. Cómo es dulce la compañía de quien se ama, está llena de alegrías inolvidables, y cómo es amargo el aislamiento y no gozar de la presencia de quien tanto se suspira, se ama, y por la cual se obra. Nosotros mientras formábamos la naturaleza del hombre, antes de infundirle la vida, hacíamos como un padre o una madre cuando duermen a su hijo, que llevados por la ternura, por amor irresistible, contemplan, besan y estrechan a su seno al hijo que duerme, y el hijo, como duerme no sabe nada. Si supieras hija mía cuántos besos, cuántos abrazos amorosos dimos a la naturaleza humana antes que le diéramos la vida, y fue en la hoguera de nuestro amor que infundiéndole el aliento le dimos la vida dándole el alma, y al cuerpo el respiro, el latido, el calor, así que el respiro que tú sientes es nuestro, el latido que te late en el corazón es nuestro, el calor que tú sientes es el toque de nuestras manos creadoras, que tocándote te infunde el calor, y conforme respiras Nosotros sentimos nuestro respiro que respira en ti, conforme late tu corazón así sentimos nuestro latido de vida eterna que late en ti, y conforme sientes el calor, es nuestro amor que circula en ti y continúa su obra creadora y conservadora para calentarte… (3) Tú debes saber hija mía, que nuestro Querer es el revelador de la obra de la Creación, sólo Él puede revelar todos los secretos de amor escondido en la Creación, Adán no supo todo, cuántas estratagemas y finezas amorosas pusimos al crearlo, el alma y el cuerpo; Nosotros hicimos como un padre que no dice todo junto a su pequeño hijo, sino que conforme crece quiere darle las sorpresas diciéndole cuánto lo ama; cuánto ha hecho por él; cuántas finezas amorosas, besos escondidos cuando él, pequeño, era incapaz de comprenderlos; que cosa le ha dado y que le puede dar, y ahora le hace una sorpresa, ahora otra, y esto sirve para mantener la vida de amor entre padre e hijo y en cada sorpresa aumentar su alegría y felicidad. Qué dolor no sería para este padre, que mientras que el hijo duerme lo ha cubierto de besos, se lo ha estrechado al corazón, y era tal y tanta su ternura amorosa, que ha llegado a bañar de tierno llanto el rostro del niño durmiendo, y el niño despertándose no sonríe al padre, no se arroja a su cuello para besarlo, y si lo mira es con frialdad, ¡qué dolor para este pobre padre! Todas las sorpresas que ha preparado para manifestárselas al hijo, las encierra en el corazón con el dolor de no poder compartir con él su felicidad, sus alegrías más puras, hasta no poderle decir cuánto lo ha amado y ama. Así fue para Nosotros hija mía, nuestra más que Paterna Bondad preparaba tantas nuevas sorpresas a nuestro hijo amado, y nuestro Querer Divino tomaba el empeño de hacerle de revelador; en cuanto se sustrajo de Él, Adán perdió al revelador y por eso no se sabe cuánto lo amamos y todo lo que hicimos por él al crearlo, por eso sentimos un amor irresistible de que nuestro Fiat venga a reinar como en el Cielo así en la tierra, a fin de que después de tantos años de silencio y de secretos, dé desahogo a sus llamas y regrese a hacerla de revelador de la Creación, porque poco se conoce de todo lo que hicimos al crear al hombre. ¡Cuántas sorpresas tiene por decir, cuántas alegrías y felicidad por comunicar! Tú misma, ¿no oyes cuántas cosas te dice, tanto sobre lo que respecta a mi Querer Divino, como al amor sorprendente de toda la Creación, y en modo especial la creación del hombre?
22-16,10
:(10) “Hija mía, nuestra Divinidad al crear al hombre lo vinculaba todo con Nosotros, entonces la memoria, la inteligencia, la voluntad, eran vínculos de unión; los ojos, la boca, el oído, el corazón, las manos, los pies, eran vínculos, y si la criatura vive en mi Querer, conforme pone en actitud cada uno de estos vínculos, recibe la actitud de la Vida Divina. Así que viene formada y se desarrolla como una plantita, que mientras posee la fecundidad
de su tierra llena de humores vitales, regada con agua pura y abundante, está toda expuesta a los benéficos rayos del sol recibiendo su vida continua, ¡oh!, cómo crece bien, cómo son apetitosos sus frutos, cómo son buscados, amados y apreciados. Así el alma, con recibir la Vida continua de Dios por medio de todos estos vínculos, que más que rayos solares se comunican sobre cada parte de su ser, se conserva tierra fecunda llena de humores vitales y divinos, que más que sangre corren en ella, cómo crece bien; es la amada, la buscada por el Cielo y la tierra. Su vida, sus obras, sus palabras, más que
frutos son gustados por todos, Dios mismo se complace de saborear frutos tan preciosos. Así pues ¿cómo puedes tú temer que pudiera dejarte si estás vinculada con tantos vínculos Conmigo, de los cuales recibes vida continua?”
33-25
33-2+3
CIC (Catecismo de la Iglesia Católica):
704 «En cuanto al hombre, Dios lo formó con sus propias manos [es decir, el Hijo y el Espíritu Santo] Y Él dibujó, trazó sobre la carne moldeada su propia forma, de modo que incluso lo que fuese visible llevase la forma divina» (San Ireneo de Lyon, Demonstratio praedicationis apostolicae, 11: SC 62, 48-49).
24-18,2 +3 (2) “Hija mía, cómo estoy contento por haberte manifestado tantas verdades sobre mi Querer Divino, todas mis verdades que te he dicho sobre Él son escaleras que sirven, a ti para subir en los actos de mi Eterno Querer para encontrar en acto el primer acto nuestro, que tiene virtud de ser siempre presente y darnos la alegría, la felicidad de la correspondencia de tu amor, y nos sirven a Nosotros para descender hacia ti, para buscar la compañía de aquélla por la cual obrábamos y amábamos tanto. Cómo es dulce la compañía de quien se ama, está llena de alegrías inolvidables, y cómo es amargo el aislamiento y no gozar de la presencia de quien tanto se suspira, se ama, y por la cual se obra. Nosotros mientras formábamos la naturaleza del hombre, antes de infundirle la vida, hacíamos como un padre o una madre cuando duermen a su hijo, que llevados por la ternura, por amor irresistible, contemplan, besan y estrechan a su seno al hijo que duerme, y el hijo, como duerme no sabe nada. Si supieras hija mía cuántos besos, cuántos abrazos amorosos dimos a la naturaleza humana antes que le diéramos la vida, y fue en la hoguera de nuestro amor que infundiéndole el aliento le dimos la vida dándole el alma, y al cuerpo el respiro, el latido, el calor, así que el respiro que tú sientes es nuestro, el latido que te late en el corazón es nuestro, el calor que tú sientes es el toque de nuestras manos creadoras, que tocándote te infunde el calor, y conforme respiras Nosotros sentimos nuestro respiro que respira en ti, conforme late tu corazón así sentimos nuestro latido de vida eterna que late en ti, y conforme sientes el calor, es nuestro amor que circula en ti y continúa su obra creadora y conservadora para calentarte… (3) Tú debes saber hija mía, que nuestro Querer es el revelador de la obra de la Creación, sólo Él puede revelar todos los secretos de amor escondido en la Creación, Adán no supo todo, cuántas estratagemas y finezas amorosas pusimos al crearlo, el alma y el cuerpo; Nosotros hicimos como un padre que no dice todo junto a su pequeño hijo, sino que conforme crece quiere darle las sorpresas diciéndole cuánto lo ama; cuánto ha hecho por él; cuántas finezas amorosas, besos escondidos cuando él, pequeño, era incapaz de comprenderlos; que cosa le ha dado y que le puede dar, y ahora le hace una sorpresa, ahora otra, y esto sirve para mantener la vida de amor entre padre e hijo y en cada sorpresa aumentar su alegría y felicidad. Qué dolor no sería para este padre, que mientras que el hijo duerme lo ha cubierto de besos, se lo ha estrechado al corazón, y era tal y tanta su ternura amorosa, que ha llegado a bañar de tierno llanto el rostro del niño durmiendo, y el niño despertándose no sonríe al padre, no se arroja a su cuello para besarlo, y si lo mira es con frialdad, ¡qué dolor para este pobre padre! Todas las sorpresas que ha preparado para manifestárselas al hijo, las encierra en el corazón con el dolor de no poder compartir con él su felicidad, sus alegrías más puras, hasta no poderle decir cuánto lo ha amado y ama. Así fue para Nosotros hija mía, nuestra más que Paterna Bondad preparaba tantas nuevas sorpresas a nuestro hijo amado, y nuestro Querer Divino tomaba el empeño de hacerle de revelador; en cuanto se sustrajo de Él, Adán perdió al revelador y por eso no se sabe cuánto lo amamos y todo lo que hicimos por él al crearlo, por eso sentimos un amor irresistible de que nuestro Fiat venga a reinar como en el Cielo así en la tierra, a fin de que después de tantos años de silencio y de secretos, dé desahogo a sus llamas y regrese a hacerla de revelador de la Creación, porque poco se conoce de todo lo que hicimos al crear al hombre. ¡Cuántas sorpresas tiene por decir, cuántas alegrías y felicidad por comunicar! Tú misma, ¿no oyes cuántas cosas te dice, tanto sobre lo que respecta a mi Querer Divino, como al amor sorprendente de toda la Creación, y en modo especial la creación del hombre?
22-16,10
:(10) “Hija mía, nuestra Divinidad al crear al hombre lo vinculaba todo con Nosotros, entonces la memoria, la inteligencia, la voluntad, eran vínculos de unión; los ojos, la boca, el oído, el corazón, las manos, los pies, eran vínculos, y si la criatura vive en mi Querer, conforme pone en actitud cada uno de estos vínculos, recibe la actitud de la Vida Divina. Así que viene formada y se desarrolla como una plantita, que mientras posee la fecundidad
de su tierra llena de humores vitales, regada con agua pura y abundante, está toda expuesta a los benéficos rayos del sol recibiendo su vida continua, ¡oh!, cómo crece bien, cómo son apetitosos sus frutos, cómo son buscados, amados y apreciados. Así el alma, con recibir la Vida continua de Dios por medio de todos estos vínculos, que más que rayos solares se comunican sobre cada parte de su ser, se conserva tierra fecunda llena de humores vitales y divinos, que más que sangre corren en ella, cómo crece bien; es la amada, la buscada por el Cielo y la tierra. Su vida, sus obras, sus palabras, más que
frutos son gustados por todos, Dios mismo se complace de saborear frutos tan preciosos. Así pues ¿cómo puedes tú temer que pudiera dejarte si estás vinculada con tantos vínculos Conmigo, de los cuales recibes vida continua?”
extras:
33-25
33-2+3
30-4,5 Noviembre 29, 1931
(5)“Hija mía, tú debes saber que en cada cosa que hace la criatura, damos el acto de vida que sale de Nosotros,: si piensa, le damos la vida del pensamiento de nuestra Inteligencia; si habla, le damos en su voz la vida de nuestra palabra; si obra, corre la vida de nuestras obras en la suya; si camina, damos la vida de nuestros pasos en los suyos; mira, son dos actos de vida que deben concurrir en cada uno de los actos de la criatura: primero el acto de Vida Divina, e inmediatamente el acto de ella. Ahora, si en todas las cosas que hace, las hace por amor de Quien le da la vida, se forma un intercambio de vida; vida damos y vida recibimos. Y aunque hay gran diferencia entre los actos de Vida nuestra y los de la criatura, sin embargo quedamos glorificados y satisfechos porque eso nos puede dar y eso nos da, mucho más que todos los actos hechos por ella para darnos el intercambio de vida, quedan no fuera de Nosotros, sino dentro de Nosotros como testimonios de vida perenne de la criatura; sentimos el intercambio de su vida a la Vida que le hemos dado. En nuestro Ser Divino, en nuestro Querer y en nuestro amor, nos lleva el dulce murmullo de la vida de sus pensamientos en nuestra Inteligencia, el suave murmullo de su palabra en nuestra voz, sus obras murmuran dulcemente en nuestras obras, y el pisar de sus pasos, conforme caminan, así murmuran amor y testimonios de vida a mi Creador. Y Nosotros, en nuestro énfasis de amor decimos: ‘¿Quién es quien murmura en nuestro Ser Divino con la vida de sus actos? Quien está en nuestro Querer y obra por puro amor nuestro’. Pero cuál no es nuestro dolor cuando damos vida a los actos de la criatura y nada recibimos, estos actos suyos quedan fuera de Nosotros y como dispersos, porque falta la corriente de nuestro Querer y de nuestro amor que nos los trae, y estos actos, la mayor parte llevan el sello de la ofensa a quien les ha dado la vida. ¡Oh! si las criaturas comprendieran con claridad qué significa hacer su voluntad, morirían de pena al comprender el gran mal en el cual se precipitan, y el gran bien que pierden con no hacer nuestra Voluntad Divina*. Sé atenta hija mía si no quieres perder los ojos del alma, cual es mi Voluntad, y perdidos éstos, tú misma no comprenderás tu gran desventura, como no la comprenden tantas otras criaturas que se juegan la Divina Voluntad para hacer la propia; pero ¿para hacer qué? Para volverse infelices”.
*Fijarse que aquí utiliza la palabra «hacer nuestra Voluntad Divina» en el sentido que más arriba Jesús ha explicado, es decir, que el hacer su Voluntad es llamarla, prestarle conscientemente el acto para que encierre en ese acto la vida de su acto. Hacer la Voluntad Divina es vivir en Ella, llamándola continuamente para que invista nuestros actos con su Divino Querer, con su vida. Ella quiere que la criatura desarrolle la CONCIENCIA de lo que está ocurriendo con sus actos, con todos los impulsos de su vida conscientes e inconscientes.)
Dos vidas en una
32-15 Junio 25, 1933 Si reina la Divina Voluntad, Dios se busca a Sí mismo y se encuentra en la criatura; la criatura se busca en Dios y se encuentra en su centro divino.
Mi pobre y pequeña inteligencia la sentía llena por tantos pensamientos respecto a la Divina Voluntad, y pensaba entre mí: “¿Y por qué Jesús tiene tanto interés, insiste, suspira, pide y quiere que se pida que venga a reinar su Divina Voluntad? Es verdad que para la criatura será la adquisición más grande,
-tener un su poder un Querer inmenso, una potencia que no se agota jamás,
-un amor que siempre arde,
-una luz que no se extingue jamás,
-una santidad que da en lo increíble y siempre crece, se puede decir que no le queda otra cosa qué desear, ni poseer,
-porque todo lo posee,
pero para Dios, ¿cuál puede ser su ganancia, su gloria, su honor?” Así, mientras esto y otras cosas pensaba, mi soberano Jesús visitando mi pequeña alma, todo bondad me ha dicho:
2.-“Hija mía, hija amadísima de mi Voluntad, la razón, la causa, la finalidad por la que tanto suspiro que mi Divina Voluntad tome su puesto, su dominio y la haga de soberano en la criatura, es porque nuestro Ente Supremo va en busca de encontrarse a Sí mismo en la pequeñez Piensa bien qué significa un Dios que va en busca de Sí mismo, pero, ¿dónde? ¿Tal vez en la extensión de los cielos? No. ¿En la inmensidad de la luz que llena toda la tierra? No. ¿Acaso en la multiplicidad de las aguas del mar? No. Sino en el pequeño corazón humano, queremos esconder
-nuestra inmensidad,
-nuestra potencia,
-nuestra sabiduría y
-todo nuestro Ser Divino en la criatura;
escondernos en las cosas grandes no es una gran cosa, pero en las pequeñas desahogamos más en amor, potencia, etc., y como podemos todo y hacer todo, nos deleita más y tomamos más gusto en el escondernos en la pequeñez humana que en las cosas grandes, y si no encontramos nuestra Voluntad en la criatura, no podemos ni buscarnos ni encontrarnos en ella, nos faltaría el lugar dónde poner todos nuestros atributos divinos, y se sentirían impotentes para esconder nuestra Vida Divina donde no está nuestra Voluntad. Mira entonces la razón por la que queremos, suspiramos que la criatura suspire y ruegue vivir del Querer Divino, es porque andamos en busca de Nosotros mismos en ella, y queremos encontrarnos como en nuestro propio centro. ¿Y te parece poco la gran ganancia que hacemos, la gloria, el honor que recibimos, que el pequeño corazón humano esconda nuestra Voluntad y a nuestra misma Vida para darnos
-duplicado amor,
-doble potencia,
-sabiduría,
-bondad, para ponerse en competencia con Nosotros mismos?
Si esto no comprendes significa que aún eres ciega en los caminos interminables de mi Divina Voluntad. Ahora, si Nosotros con querer que nuestro Fiat reine en las criaturas, buscamos y encontramos a Nosotros mismos en ella, la criatura con quererla, se busca a sí misma en Dios y en Él se encuentra. Mira entonces qué intercambio, qué trabajo de ambas partes, qué estratagemas e ingenios amorosos, Dios que continuamente se busca en la criatura, ¿pero dónde se encuentra?
En el centro de ella, así que se busca, se llama en donde su mismo amor lo llama, donde su misma Vida reside; y la criatura imita a su Dios, gira y vuelve a girar, se busca y se vuelve a buscar, se llama y se vuelve a llamar, pero ¿dónde se encuentra? En el centro Divino. Esto muestra el intercambio de vida entre la una y el otro, la misma Voluntad que domina a la criatura y a Dios, el mismo amor con el cual son animados, así que no es maravilla que lo que hace uno hace el otro, y sólo nuestra Voluntad sabe hacer estos prodigios, sin Ella todo es estéril, todo es obstáculo por parte de Dios y por parte de las criaturas, sentimos que somos prisioneros de Nosotros mismos, y ella se siente aprisionada por su voluntad humana, sin vuelo y toda obstaculizada en sí misma y sin Vida Divina. Ahora, estando todo esto, ¿no es justo que no queramos otra cosa sino que nuestra Voluntad domine y reine?”
Leccion 10
Con lo que hemos revisado hasta ahora, ya estamos en condiciones de entender y aceptar que el vivir en la Divina Voluntad no es algo más de la santidad humana, esa santidad lograda con el esfuerzo de nuestra voluntad, sino que se trata ni más ni menos que de un “intercambio” de vida entre Jesús y nosotros.
Hablar de acercamiento, de habitar Dios en la criatura, no es exacto, pues no se trata de que Él esté en su creación, esto es natural para Él, natural por ser Creador, natural por ser conservador, natural por ser un Ser infinito, y no sólo por esto, sino que todo movimiento de la criatura tiene su origen de Dios:
“Hija mía, Yo estoy continuamente concurriendo en cada mínima acción humana, aunque fuese un pensamiento, un respiro, un movimiento; pero las criaturas no piensan en esta mi actitud hacia ellas, y además de que no hacen para Mí sus obras, que soy de quien reciben la vida de su mismo obrar, se atribuyen a ellas lo que hacen”. (Octubre 10, 1906) 7-52
Así que el vivir en Divina Voluntad, el intercambio de vida entre Creador y criatura no es debido a su presencia en cada uno de nosotros, presencia que puede ser mayor o menor de acuerdo a la disposición de la criatura.
La palabra intercambio nos da la clave para entender. Hasta ahora, a lo que el hombre podía aspirar era a ese estado de unión con Jesús, el que Él habitara en su criatura pero por medio de la Gracia, que es la participación de los atributos divinos a la criatura, pero es ella la que desde su voluntad, desde su obrar humano pone en movimiento los dones, los carismas, los atributos recibidos, por lo que todo queda en un Dios dador, y en una criatura receptora.**(ver siguiente pestaña de «aclaración»)
Intercambio significa que Él nos da su Vida, pero la criatura debe corresponder dándole la suya, por lo que ésta queda sin voluntad para obrar, para poner en acto lo recibido de Dios, y debe ser entonces la misma Voluntad Divina la que se encargue de imprimir el movimiento en su criatura, y esta Voluntad no encontrando “NADA” de humano, tiene campo libre para poner en acto sus mismos atributos a través de esta afortunada criatura, por lo que ya no es la voluntad humana la que mueve, ya no son los atributos humanos los movidos, sino que todo es divino en ella, por lo que se pueden decir las mismas palabras que dijo Jesús: “Ustedes creen que Yo he venido a hacer mis obras, se equivocan, es mi Padre que mora en Mí quien hace sus obras en Mí”.
La diferencia es clara, pero aún queda algo por esclarecer, si se trata de un intercambio, ¿dónde queda la voluntad humana? Ésta queda en Dios, obrando en Él, así es, OBRANDO en Él, y éste es el triunfo de Dios:
“La hija mía, la hija de mi Voluntad, cómo me eres querida. Escucha, en cuanto tu querer entra en Mí, se vacía de ti y el mío entra obrante en ti, y en cuanto obra el mío, el tuyo recibe la fuerza de la potencia creadora y queda obrante en Mí, y como Yo soy un punto solo, que contengo todo, abrazo todo, hago todo, veo tu querer obrante en Mí con mi potencia creadora que quiere darme todo, corresponderme por todos, y con sumo contento mío lo veo ante Mí desde el primer instante en el que hice salir la Creación, y dejando atrás a todos se pone delante a todos como si fueras la primera creada por Mí, en la cual no existe ninguna ruptura de voluntad entre tú y Yo, tal como habría querido al primer hombre, y me da el honor, la gloria, el amor, como si la Creación no hubiera salido de mi Voluntad. (Octubre 9, 1922)
“Hija mía, el triunfo de Dios es la voluntad humana obrante en la suya, ésta es su victoria, el hacer entrar de nuevo en Sí, en su mismo Querer, lo que ha salido de Él. Conforme el alma obra en Él así se extiende en los confines divinos, sus actos toman lugar en todo lo que es eterno. (Julio 10, 1927)
Ahora sí podemos ver con claridad la enorme diferencia entre la santidad humana y la Divina, en ésta se trata de que la Divinidad se convierta en nuestra misma vida. Vayamos a los escritos para ver algo de esto expresado por Jesús:“Animo hija mía, no te abandones a tu dolor, sino sube más en alto. Tú sabes que tienes un trabajo que cumplir, y este trabajo es tan grande, que ni siquiera el dolor de mi privación debe detenerte, más bien debe servirte como medio para subir más en la luz de mi Voluntad. TU ENCUENTRO CON ELLA DEBE SER CONTINUO, PORQUE ES INTERCAMBIO DE VIDA QUE DEBÉIS HACER: ELLA SE DEBE DAR CONTINUAMENTE A TI, Y TÚ A ELLA. Y tú sabes que el movimiento, el latido, el respiro, deben ser continuos, de otra manera la vida no puede existir, y tú harías faltar tu vida en mi Fiat, y Él sentiría el dolor de que su pequeña hija, su amada recién nacida, le hace faltar en Él su movimiento, su latido, su respiro, sentiría el arrancarse a su recién nacida, que por sentir su vida como Vida suya, la tiene siempre en acto de nacer, sin ponerla fuera de su seno, ni siquiera para hacerla dar un paso, y tú te sentirías faltar la Vida de su movimiento continuo, de su latido, de su respiro; sentirías el vacío de una Voluntad Divina en tu alma”. (26-3 Abril 16, 1929)
“Hija mía, sólo mi Divina Voluntad puede volver feliz a la criatura, Ella, con su luz, eclipsa o pone en fuga todos los males, y dice con su poder divino: ‘Yo soy la felicidad perenne, huyan todos los males, quiero estar libre, porque delante a mi felicidad todos los males pierden la vida’. PARA QUIEN VIVE COMPLETAMENTE EN MI QUERER DIVINO, ES TANTO SU AMOR QUE TRANSFORMA LAS ACCIONES DE LA CRIATURA, Y SUCEDE UN INTERCAMBIO DE VIDA ENTRE DIOS Y ELLA, INTERCAMBIO DE ACCIONES, DE PASOS, DE LATIDOS. DIOS QUEDA UNIDO A LA CRIATURA Y LA CRIATURA A DIOS, SE VUELVEN SERES INSEPARABLES, Y EN ESTE INTERCAMBIO DE ACCIONES Y DE VIDA SE FORMA EL JUEGO ENTRE CREADOR Y CRIATURA, UNO SE DA EN PODER DEL OTRO, Y EN ESTE DARSE EN PODER MUTUAMENTE JUEGAN CON MODO DIVINO, SE HACEN FELICES, HACEN FIESTA, Y DIOS Y LA CRIATURA SE GLORÍAN, SE SIENTEN VICTORIOSOS PORQUE NINGUNO HA PERDIDO, PERO UNO HA VENCIDO AL OTRO, PORQUE EN MI DIVINA VOLUNTAD NINGUNO PIERDE, LAS PÉRDIDAS NO EXISTEN EN ELLA. Sólo de quien vive en mi Querer puedo decir: ‘Es mi entretenimiento en la Creación, me siento victorioso de abajarme para hacerme vencer por la criatura, porque estoy cierto que ella no se opondrá a dejarse vencer por Mí’. Por eso tu vuelo en mi Querer sea siempre continuo”. (Octubre 2, 1929) 27-3,2
“Hija mía, tú debes saber que en cada cosa que hace la criatura, damos el acto de vida que sale de Nosotros, si piensa, le damos la vida del pensamiento de nuestra Inteligencia; si habla, le damos en su voz la vida de nuestra palabra; si obra, corre la vida de nuestras obras en la suya; si camina, damos la vida de nuestros pasos en los suyos; mira, son dos actos de vida que deben concurrir en cada uno de los actos de la criatura: Primero el acto de Vida Divina, e inmediatamente el acto de ella. AHORA, SI EN TODAS LAS COSAS QUE HACE, LAS HACE POR AMOR DE QUIEN LE DA LA VIDA, SE FORMA UN INTERCAMBIO DE VIDA; VIDA DAMOS Y VIDA RECIBIMOS. Y aunque hay gran diferencia entre los actos de Vida nuestra y los de la criatura, sin embargo quedamos glorificados y satisfechos, porque eso nos puede dar, y eso nos da, mucho más que todos los actos hechos por ella para darnos el intercambio de vida, quedan no fuera de Nosotros, sino dentro de Nosotros, como testimonios de vida perenne de la criatura; sentimos el intercambio de su vida a la Vida que le hemos dado. En nuestro Ser Divino, en nuestro Querer y en nuestro amor, nos lleva el dulce murmullo de la vida de sus pensamientos en nuestra Inteligencia, el suave murmullo de su palabra en nuestra voz, sus obras murmuran dulcemente en nuestras obras, y el pisar de sus pasos, conforme caminan, así murmuran amor y testimonios de vida a mi Creador. Y Nosotros, en nuestro énfasis de amor decimos: ‘¿Quién es quien murmura en nuestro Ser Divino con la vida de sus actos? Quien está en nuestro Querer y obra por puro amor nuestro”. (Noviembre 29, 1931)
“Hija mía, amar y no ser amado es como si se quisiera impedir el curso a nuestro amor, restringirlo en Nosotros mismos, y hacernos sentir toda la pena y la dureza de nuestro amor no amado, por eso vamos buscando quién nos ame. Es tan dulce y refrescante para Nosotros el ‘te amo’ de la criatura, que quién sabe qué cosa le daremos con tal de obtenerlo. Mira entonces, en quien vive en nuestra Voluntad encontramos el refugio de nuestra Vida, y no hacemos otra cosa que intercambiarnos continuamente vida: Ella nos da la suya, y Nosotros damos la nuestra. En este intercambio de vida encontramos quién recibe la nuestra y nos dé la suya, donde podemos poner de lo nuestro, hacer lo que queremos, nos sentimos Dios tal como somos. (Enero 7, 1938) 35-27
Esto nos lleva a aceptar una santidad llevada a cabo entre dos, veamos:
“…Ahora, así quiero la santidad en la criatura, entre ella y Yo, entre dos, Yo por una parte y ella por la otra, Yo a dar mi Vida y como fiel compañero a comunicarle mi Santidad, y ella como fiel e inseparable compañera a recibirla. Así, ella sería el ojo que ve, y Yo el Sol que le doy la Luz; ella la boca, y Yo la palabra; ella las manos, y Yo que le suministro el trabajo para obrar; ella el pie, y Yo el paso; ella el corazón, y Yo el latido. ¿Pero sabes tú quién forma esta Santidad? Mi Voluntad, es la única que mantiene en orden la finalidad de la Creación, la santidad en mi Querer es la que mantiene el perfecto equilibrio entre criaturas y Creador, porque son las verdaderas imágenes salidas de Mí.” (Noviembre 4, 1921) 13-30“Hija mía, mi Divina Voluntad es latido sin corazón, la criatura es corazón, Ella es el latido. Mira qué unión inseparable hay entre mi Fiat y la criatura: el corazón es nada, no tiene ningún valor sin el latido, con el latido se constituye vida de la criatura, pero el latido no puede palpitar sin el corazón. Tal es mi Divina Voluntad, si no tiene la nada del corazón de la criatura, no tiene donde formar su latido de vida para desarrollar y formar su Vida Divina. Entonces mira, mi Divina Voluntad no teniendo corazón, lo ha creado en la criatura para tener su corazón dónde poder formar su latido. Además de esto mi Divina Voluntad es respiro sin cuerpo, la criatura es el cuerpo, Ella es el respiro; el cuerpo sin el respiro está muerto, así que quien forma el respiro de la criatura es mi Divina Voluntad, por eso se puede decir: ‘El cuerpo de Ella es el de la criatura, y el respiro de ella es el de mi Querer Divino.’ Mira qué gran unión hay entre una y la otra, unión que no puede separarse, porque si cesa el respiro cesa la vida. Por eso mi Divina Voluntad es todo para la criatura: es palabra sin boca, es luz sin ojo, es oído sin orejas, es obra sin manos es paso sin pies; y por eso el alma que vive en mi Querer Divino le sirve de boca, de ojo, de orejas, de manos y de pies. Ella se restringe para encerrase en la criatura, mientras permanece inmensa; y victoriosa forma en ella su reino, sirviéndose de ella como si fuese su cuerpo donde late, respira, habla, obra y camina. Por eso el dolor de mi Fiat Divino es incomprensible, porque las criaturas no se prestan para hacerlo desarrollar todas sus operaciones en ellas para hacerlo reinar, y lo obligan al silencio y a la inactividad, y con paciencia divina e indecible espera a quien debe vivir en su Querer para reemprender su hablar y su obrar divino, para formar su reino en medio a las criaturas. Por eso sé atenta hija mía, escucha el hablar de mi Fiat Divino, dale la vida en todos tus actos, y verás los portentos inesperados que mi Divina Voluntad hará en ti.” (Febrero 17, 1930) 27-35
¿No parece más bien un cuento de hadas? Pero no se trata de tal, sino de una realidad, de una manifestación del amor divino que creó a las criaturas con las especificaciones adecuadas para que el mismo Dios viviera en ella, obrara desde ella, todo con la finalidad de tener una relación de amor, donde la criatura pudiera rivalizar con su Creador.
Del Catecismo:
1830 La vida moral* de los cristianos está sostenida por los dones del Espíritu Santo.
Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo.
1831 Los siete dones del Espíritu Santo son:
sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David (cf Is 11, 1-2). Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.
Tu espíritu bueno me guíe por una tierra llana (Sal 143,10).
Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios… Y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo (Rm 8,14.17)
* .*Vida moral: Se trata de un conjunto de creencias, costumbres, valores y normas de una persona o de un grupo social, que funciona como una guía para obrar. Es decir, la moral orienta acerca de qué acciones son correctas (buenas) y cuáles son incorrectas (malas).
759 «El Padre eterno creó el mundo por una decisión totalmente libre y misteriosa de su sabiduría y bondad. Decidió elevar a los hombres a la participación de la vida divina» a la cual llama a todos los hombres en su Hijo
654 Hay un doble aspecto en el misterio Pascual: por su muerte nos libera del pecado, por su Resurrección nos abre el acceso a una nueva vida. Esta es, en primer lugar, la justificación que nos devuelve a la gracia de Dios (cf. Rm 4, 25) «a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos … así también nosotros vivamos una nueva vida» (Rm 6, 4). Consiste en la victoria sobre la muerte y el pecado y en la nueva participación en la gracia (cf. Ef 2, 4-5; 1 P 1, 3). Realiza la adopción filial porque los hombres se convierten en hermanos de Cristo, como Jesús mismo llama a sus discípulos después de su Resurrección: «Id, avisad a mis hermanos» (Mt 28, 10; Jn 20, 17). Hermanos no por naturaleza, sino por don de la gracia, porque esta filiación adoptiva confiere una participación real en la vida del Hijo único, la que ha revelado plenamente en su Resurrección.
Sólo en el LdC se ilumina el sentido último de esta participación real: es el intercambio
A Luisa:
14-41
Julio 10, 1922El vivir en el Divino Querer es repetir la Vida real de Jesús no solamente en el alma, sino también en el cuerpo.
(1) Continuando mi habitual estado, sentía a mi siempre amable Jesús en mi interior, pero tan real, que ahora sentía que me estrechaba tan fuerte el corazón que me hacía sufrir, ahora estrechaba sus brazos a mi cuello y me sofocaba, ahora se sentaba sobre mi corazón, tomando un aire imperante y de mando, y yo me sentía como aniquilar y luego resurgir a nueva vida bajo su mandato, ¿pero quién puede decir lo que Él hacía en mi interior y lo que yo sentía? Creo que es mejor pasarlo en silencio. Entonces mientras sentía su presencia real en mi interior me decía:
(2) “Hija mía, elévate, elévate más, pero tanto de llegar al seno de la Divinidad, entre las Divinas Personas será tu vida. Mira, para hacerte llegar a esto he formado mi Vida en ti, he encerrado mi Querer eterno en lo que tú haces, y ahí corre en modo maravilloso y sorprendente; mi Querer está obrante en ti en continuo acto inmediato. Ahora, después de haber formado mi Vida en ti, con mi Querer obrante en ti, en tus actos, tu querer ha quedado impregnado, transfundido en el mío, de modo que mi Querer tiene una vida sobre la tierra. Ahora es necesario que te eleves y lleves contigo mi Vida, mi Querer, a fin de que mi Querer de la tierra y el del Cielo se fundan juntos y tú hagas vida por algún tiempo en el seno de la Divinidad, donde tu querer será obrante en el mío para poderlo ensanchar por cuanto la criatura puede ser capaz, después descenderás de nuevo sobre la tierra llevando la potencia, los prodigios de mi Querer, por los cuales las criaturas serán sacudidas, abrirán los ojos y muchos conocerán qué significa vivir en mi Querer, vivir a semejanza de su Creador. Esto será el principio de que mi reino venga sobre la tierra y que mi Querer tenga su último cumplimiento.
(3) ¿Crees que sea cosa de nada el vivir en mi Querer? No hay cosa que lo iguale, ni santidad que lo iguale; es la Vida real, no fantástica como alguno puede imaginar, y ésta mi Vida está no sólo en el alma, sino también en el cuerpo, ¿pero sabes tú cómo es formada esta mi Vida? Mi Querer eterno es el del alma, y mi latido, latiendo en su corazón forma mi concepción; su amor, sus penas y todos sus actos hechos en mi Querer forman mi Humanidad, y me hacen crecer tanto que no puedo mantenerme escondido, ni ella puede hacer menos que sentirme. ¿No me sientes tú, vivo en tu interior? Por eso te he dicho que a la santidad del vivir en mi Querer no hay nada que la iguale, todas las otras santidades serán las pequeñas luces, y ella será el gran sol transfundido en su Creador”.
(4) Ahora, por obedecer y con gran repugnancia digo cómo siento a Jesús en mi interior: Lo siento en el lugar de mi corazón, casi en modo visible, ahora oigo que reza y muchas veces lo oigo con los oídos del cuerpo, y yo rezo junto con Él; ahora que sufre y me hace sentir su respiro entrecortado, afanoso, y lo siento en mi respiro, tanto que estoy obligada a afanarme junto con Él, y como en Él están contenidas todas las criaturas, siento su respiro que como vida se difunde en todos los movimientos y respiros humanos, y yo me difundo junto con Él. Ahora lo siento gemir, agonizar; ahora lo siento mover los brazos y los extiende en los míos; ahora que duerme, quedando en mi interior un profundo silencio;
¿pero quién pude decirlo todo? Sólo Jesús puede decir lo que obra en mí, porque yo no tengo palabras suficientes para manifestarlo. Lo he hecho sólo por obedecer, con sumo desgarro de mi alma y por temor de que mi Jesús pudiera disgustarse, porque Él me tolera siempre que la obediencia no me mande, pero si la obediencia manda, sólo me queda Fiat, de otra manera me aniquilaría. Espero que sea todo para gloria suya y para confusión mía.18-22
(5) “Hija mía, ten paciencia, recuerda que sobre ti pesa la suerte del mundo. ¡Ah, tú no sabes qué significa estar en este estado de penas junto Conmigo aunque sea media hora o cinco minutos! Es mi Vida real que se repite sobre la tierra, es esta Vida Divina que sufre, que ruega, que repara en ti, que traslada en ti mi misma Voluntad, para hacer que obre en ti como obraba en mi Humanidad; ¿y a ti te parece poco?”
32-13(1) Mi abandono en el Fiat continúa, soy recién nacida apenas y siento la necesidad de estarme en sus brazos para beber a grandes sorbos la leche de sus verdades, para recibir las oleadas de su luz, el dulce refrigerio de su calor, siento que también el Querer Divino quiere tenerme en sus brazos, estrechada a su seno de luz para poderme infundir el acto continuo de su Vida obrante en mí, porque vida significa tener actos que no cesan jamás, de otra manera no se podría llamar vida. Por eso, si yo no quisiera estar en sus brazos para recibir estos continuos reflejos de su Vida, o no me quisiera tener, no podría formar su Vida en mí, y entonces la palabra vida se reduciría a palabras no en realidad, o bien en una pintura pintada. Jesús mío, ¡ah! no lo permitas, y haz que se forme su Vida real en mi alma.
VÍDEO
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