Material al ritmo de nuestros encuentros
2 de septiembre 2020
20 de octubre 2020
Guillermina Álvarez
Con la Divina Voluntad
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GRABACIÓN DEL ENCUENTRO del 2 de Septiembre- Más sobre la oración
GRABACIÓN DEL ENCUENTRO del 20 de Octubre- El abandono en la DV
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Lecturas como complemento
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La oración ha sufrido cambios, desde Adán hasta hoy, tiempo ya del cumplimiento del FIAT VOLUNTAS TUA como en el Cielo así EN LA TIERRA. Guillermina hace un recorrido por este proceso.
1) Continuando mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma, y he encontrado a mi adorable Jesús, que no queriéndome dejar ver los males del mundo me ha dicho:
(2) “Hija mía, retírate, no quieras ver los males gravísimos que hay en el mundo”.
(3) Y al decir esto me ha retirado Él mismo, y al conducirme ha dicho:
(4) “Lo que te recomiendo es el espíritu de continua oración. Este buscar siempre el alma el conversar Conmigo, sea con el corazón, sea con la mente, sea con la boca y hasta con la simple intención, la hace tan bella a mi vista, que las notas de su corazón armonizan con las notas de mi corazón, y Yo me siento tan atraído para conversar con esta alma, que no sólo le manifiesto las obras “ad extra” de mi Humanidad, sino que le voy manifestando algunas cosas de las obras “ad intra” que la Divinidad hacía en mi Humanidad; y no sólo esto, sino que es tanta la belleza que hace adquirir el espíritu de continua oración, que el demonio queda golpeado como por un rayo y queda frustrado en las insidias con las que intenta dañar a esta alma”.
(5) Dicho esto ha desaparecido, y yo me he encontrado en mí misma.
14-24
Abril 21, 1922
Efectos de la oración hecha en la Santísima Voluntad de Dios.
(1) Todo lo que he escrito y escribo es sólo por obedecer, y mucho más por temor de que mi Jesús, disgustándose pudiera encontrar pretexto para privarme de Él, sólo Él sabe cuánto me cuesta. Ahora, he pasado un día sin Jesús, apenas alguna sombra suya, ¡oh! Dios, qué pena, y decía entre mí: “¡Cómo tan pronto ha faltado a su palabra de no dejarme! ¡Oh! santa Voluntad Eterna, tráeme a mi sumo bien, a mi todo”. Y era tanta la pena que sentía, que me sentía molesta, pero en este estado trataba de fundirme en su Santo Querer. Mientras estaba en esto ha venido, haciéndose ver que lloraba amargamente, con el corazón roto en muchos pedazos, yo al verlo llorar he hecho a un lado mi enfado y abrazándolo y secándole las lágrimas le he dicho: “¿Qué tienes Jesús que lloras? Dime, ¿qué te han hecho?”
(2) Y Él: “¡Ah! hija mía, quieren desafiarme, es un horrible desafío que me están preparando, y esto por los jefes; es tanto mi dolor que me siento romper en pedazos mi corazón. ¡Ah! cómo es justo que mi justicia se desahogue contra las criaturas, por eso ven junto Conmigo en mi Querer, elevémonos entre el Cielo y la tierra y adoremos juntos a la Majestad Suprema, bendigámosla y démosle homenaje por todos, a fin de que Cielo y tierra puedan llenarse de adoraciones, homenajes y bendiciones y todos puedan recibir los efectos”.
(3) Entonces he pasado una mañana rezando junto con Jesús en su Querer, pero, ¡oh sorpresa! Mientras rezábamos, una era la palabra, pero el Querer Divino la difundía sobre todas las cosas creadas y en todas quedaba su marca; la llevaba al empíreo y todos los bienaventurados no sólo recibían la marca, sino les era causa de nueva bienaventuranza; descendía en lo bajo de la tierra y hasta al Purgatorio, y todos recibían los efectos, ¿pero quién puede decir cómo se rezaba con Jesús, y todos los efectos que producía? Entonces, después de haber rezado juntos me ha dicho:
(4) “Hija mía, ¿has visto qué significa rezar en mi Querer? Cómo no hay punto en el cual mi Querer no exista, Él circula en todo y en todos, es vida, actor y espectador de todo; así los actos hechos en mi Querer se vuelven vida, actores y espectadores de todo, hasta de la misma alegría, bienaventuranza y felicidad de los santos, llevan por todas partes la luz, el aire balsámico y celestial que hace salir alegrías y felicidad, por esto no salgas jamás de mi Querer, Cielo y tierra te esperan para recibir nueva alegría y nuevo esplendor”.
15-33
Julio 1, 1923
Efectos de la oración en el Divino Querer. Placer de Jesús al manifestar sus verdades a la criatura. Dios es un acto siempre nuevo.
(1) Estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino para girar en cada inteligencia de criatura, para dar a mi Jesús la correspondencia de amor de cada pensamiento de criatura; pero mientras esto hacía, el pensamiento me ha dicho: “¿De qué sirve rezar en este modo? Más bien me parece que sean desatinos en vez de oraciones». Y mi siempre amable Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
(2) «Hija mía, ¿quieres saber de qué sirve y cuál es el efecto de ello? La criatura que viene a arrojar en el mar inmenso de mi Divinidad la piedrita de su voluntad, en cuanto la arroja, si su voluntad quiere amar, el mar infinito de las aguas de mi amor se encrespa, se agita, y Yo siento las olas de mi amor que exhalan su celestial perfume, y Yo siento el placer, las alegrías de mi amor agitadas por la piedrita de la voluntad de la criatura; si adora mi santidad, la piedrita de la voluntad humana agita el mar de mi santidad, y Yo me siento recrear por las auras purísimas de mi santidad; en suma, cualquier cosa que quiere hacer la voluntad humana en la mía, como piedrita se arroja en el mar de cada uno de mis atributos, y agitándolos y encrespándolos, Yo siento darme mis mismas cosas y los honores, la gloria, el amor que en modo divino puede darme la criatura. Sucede como a una persona que siendo muy rica tiene todos los bienes en su casa, fuentes fresquísimas, fuentes perfumadas, fuentes calientes, y una persona que entra en esta casa no tiene qué darle, porque aquélla posee todo, pero quiere agradarla, quiere amarla, entonces, ¿qué hace? Toma una piedrita y la arroja en la fuente fresca, las aguas agitadas exhalan una delicadísima frescura, y el señor de esa casa goza el placer de la frescura de su fuente, goza de sus mismos bienes que posee, ¿pero por qué? Porque aquella otra persona ha tenido el pensamiento de agitar esa fuente, porque las cosas agitadas exhalan más intenso el perfume, la frescura o el calor que contienen. Esto es lo que significa entrar en mi Voluntad, agitar, remover mi Ser y decirme: ‘Mira cómo eres bueno, amable, amante, santo, inmenso, potente, eres el Todo, y yo quiero moverte todo para amarte y darte placer’. ¿Y a ti te parece poco?”
La Oración
Tema difícil de tratar desde el punto de vista de la Divina Voluntad, pues la oración se ha convertido en el centro de la actividad de nuestra práctica religiosa actual. Hemos centrado nuestra relación con Dios en la “oración”, y de ahí el significado que le hemos dado: «Es la elevación del alma a Dios para adorarlo, alabarlo, glorificarlo, darle gracias, implorar perdón por nuestros pecados y pedir lo que necesitamos. La oración es la fuente de la Gracia» Por elevación entendemos que las dos facultades principales, el entendimiento y la voluntad, se dirigen a Dios; el entendimiento pensando en Él, o hablando con Él; la voluntad excitándose a afectos de adoración, amor, petición, etc. En última instancia, la finalidad que el hombre tiene en mente cuando ora, es UNIRSE con la DIVINIDAD, pero siempre es el hombre dirigiéndose a Dios, o sea, en la mente, en la intención, en el pensamiento, en la voluntad del hombre, EXISTEN 2 SERES, EL HOMBRE Y DIOS, el hombre intenta agradar a Dios con sus actos humanos, virtuosos, modelados por la Gracia, pero humanos. La oración nos recuerda lo necesitados que estamos.
Se divide en mental y vocal. Puede existir la oración mental sin la vocal, pero nunca existirá la oración vocal sin la mental, porque palabras que no van acompañadas de atención, devoción, humildad, confianza, perseverancia y piedad, no pueden recibir certificado de oración, convirtiéndose entonces en un simple acto rutinario, sin valor, no importando que se le siga dando el nombre de oración. Desgraciadamente ésta última es la que ha tomado carta de naturalización entre los católicos de todo el mundo, habiendo sido fomentada y alimentada por la proliferación de “oraciones de petición”, donde la única finalidad es obtener las ayudas que requerimos, sin importar ni cómo pedimos, ni a quién pedimos (oraciones a los santos “novenas”, a los ángeles, etc.), y en este tipo de oración, la finalidad de unión con Dios no existe. En contrapartida, la oración mental, en muchas ocasiones va exenta de petición, encontrando el alma el deleite con la unión con su Creador, y casi nunca, por no decir jamás, es dirigida a los santos, o a los ángeles, siempre es a Dios, o a la Madre de Dios. La causa de esta diferencia es que en la vocal podemos distraer nuestra mente, quedándonos solamente con el reflejo condicionado de la palabra; mientras que en la mental son todas nuestras potencias dirigidas al Ser Supremo, y si por un instante las apartamos de Él, se pierde la oración. De ahí la afición a la vocal, pues nos permite estar en varios lugares a la vez, pensar en cualquier cosa, podemos orar y hacer cualquier actividad, aunque nos ocupe nuestra inteligencia, nuestra voluntad y hasta nuestra memoria, por lo que a Dios le estamos dando el último lugar en nuestra vida, aunque tengamos el rosario todo el día en la mano, quedando satisfechos por haber orado, ¡qué pavoroso engaño nos hace nuestra voluntad! No cabe duda que la voluntad humana falsifica aun la verdadera devoción, y profana las obras más santas con la propia voluntad, buscándose siempre a sí misma. La oración mental es tan poco buscada, porque requiere concentración absoluta en lo que estamos haciendo, es celosísima, por lo que no nos permite hacer otra actividad, de ahí la razón de que aun los religiosos no la practiquen como se supone que la debieran practicar: Sin descanso, a tiempo y destiempo.
Sin comentarios.
La oración es necesaria. La escritura nos enseña la necesidad de la oración: Jesucristo nos insiste en ello, por ejemplo: Vigilad y orad para no caer en la tentación Mt 26:41, y es necesario orar siempre y no desfallecer Lc 18:1.
Su eficacia es inmensa, y por ella podemos obtener todo cuanto no se oponga a nuestra salvación. Es infalible cuando se acompaña de las debidas condiciones, a saber: Que se pida una cosa conforme con la Divina Voluntad, en estado de gracia, con las condiciones ya expresadas de atención, devoción, humildad, confianza y perseverancia. El secreto de la oración está en la unión del hombre con Dios.
Un punto esencial para llegar a comprender la importancia y realidad de la oración, podemos descubrirlo en la carta a los romanos de San Pablo, (Rm 826-27):
«…El Espíritu Divino ayuda a nuestra flaqueza, pues no sabiendo siquiera qué hemos de pedir en nuestras oraciones, ni cómo conviene hacerlo, el mismo Espíritu hace, o produce en nuestro interior, nuestras peticiones a Dios con gemidos que son inexplicables. Pero Aquél que penetra a fondo los corazones conoce bien qué es lo que desea el Espíritu, el cual no pide nada por los santos, que no sea según Dios”.
Lo anterior es muy demostrativo, dándonos a conocer: Que no sabemos cómo orar, que nuestra oración no es agradable a Dios, y que debe ser el mismo Espíritu Divino quien supla nuestra deficiencia.
Pero existe otra posibilidad, que no se trate sólo de una simple suplencia por no saber orar, sino que la verdadera y real oración debe terminar en esto, que sea el mismo Dios quien desde nuestro interior se hable a Sí mismo, y como el hombre no lo sabe y por tanto no le da la posibilidad de hacerlo, es Él mismo quien a través de su Espíritu hace lo que la criatura debería haber hecho. Si esto fuera realidad, querría decir que la práctica de la oración no sólo lleva la finalidad que hemos pensado, sino que su verdadera y única finalidad, sería crear el plano adecuado para que Dios pueda venir a morar en nosotros, y desde nosotros hablar, orar, obrar, etc.
Conviene recordar que la humanidad ha surcado 4 etapas en su camino hacia Dios, etapas en las que su relación con el Ser Supremo, la manera de acercarse a Él, y por lo tanto la oración, han sido muy diferentes.
Primera etapa.- En el transcurso de la historia de la humanidad, solamente 3 seres han sido creados siguiendo el modelo que Dios había pensado, a saber:
El modelo primigenio: «La Humanidad de Jesús» La humanidad de su Madre Santísima, y Adán, que fue puesto por Dios como cabeza de la misión humana, dotado de todas las prerrogativas necesarias a un ser creado, para ser «imagen y semejanza» del Verbo encarnado. En estas tres personas vemos claramente la primera manifestación de religiosidad, la cual no era a base de manifestaciones externas, de oraciones, de cultos o prácticas inventados por el hombre, o sugeridos por inspiración divina, no, sino que era la experiencia misma de la Divinidad en el interior de él, y que por medio de su mismo actuar iba engrandeciendo la antes mencionada experiencia de Dios. No había separación entre Dios y la criatura, no había invocaciones, no había prácticas especiales, no había necesidad de leyes, reglas, sacramentos, oraciones, etc., simplemente la Voluntad Divina suplía a todo eso, y sobrepasaba en modo infinito a todo lo que se lleva a cabo después del pecado original, y es así como tenemos la primera etapa, la manifestación original de religiosidad, la cual se lleva a cabo a través de la misma Divina Voluntad. Así lo expresa Jesús con estas palabras:
“…Hija mía, mi Voluntad es todo y contiene todo y además es principio, medio y fin del hombre. Por eso al crearlo no le di leyes, ni instituí sacramentos, sino sólo le di al hombre mi Voluntad, porque era más que suficiente, estando en el principio de Ella, para encontrar todos los medios para llegar no a una santidad baja, sino a la altura de la santidad divina y así encontrarse en el puerto de su fin.”
Segunda etapa.- Ésta tiene comienzo inmediatamente después del pecado original. Dios hace la promesa de un Redentor, y su justificación y santidad dependen entonces de su fe y adhesión a dicha promesa, y todo se basa en lo que el mismo Adán transmite a sus descendientes, que aunque había perdido ya el conocimiento de su Creador, sin embargo lo poco que su inteligencia humana alcanzaba a recordar bastó por algún tiempo para hacer que el hombre permaneciera fiel a dicha promesa. Aquí, el hombre es el ser más necesitado, y debe hacer las primeras prácticas de “culto”, recordemos el ofrecimiento de las primicias de su trabajo que hacen Caín y Abel. La voluntad humana vuelve esclavo al hombre, lo hace tener necesidad de todo, se siente continuamente faltar la fuerza, la luz; su existencia está siempre en peligro, y lo que obtiene es por medio de oraciones y fatigosamente. Después del exterminio de la raza humana por el diluvio, Dios decide formarse un pueblo, para que así, a través de él, poder dar reglas de comportamiento más precisas, pero sobre todo inicia la preparación para el arribo de su Mesías. Y si se le dio una ley después de siglos y siglos de creado, fue porque el hombre había perdido su principio, por lo tanto había extraviado los medios y el fin. Así que la ley no fue principio sino medio para llegar a dicho fin. En esta etapa se fortalece el culto, las prácticas religiosas se multiplican, aparece la oración como tal, ya no es el diálogo personal, aparecen las oraciones de alabanza, de gloria, de amor, de confianza, de petición, estas fueron los salmos.
Tercera etapa.- Después, el tiempo se cumple y viene el Mesías, Jesús, el cual nos deja no sólo el ejemplo de su vida, su predicación, sus sufrimientos, muerte y resurrección, sino que funda su Iglesia, instituye sacramentos como medios más fuertes y potentes para salvar al hombre, y no sólo salvarlo, sino que en primer lugar le restituye la Vida Divina, esto por medio del Bautismo; le da el alimento para hacerla crecer, a través de las virtudes, la Vida de la Gracia, la Gracia Santificante, le infunde los dones del Espíritu Santo, pero sobre todo nos deja su propia carne y sangre para alimentarnos de ellas, “la Eucaristía”. Así que el plano original se acerca cada vez más, pues ahora, gracias a todo esto, podemos acercarnos a una vida de intimidad con Dios, ya no más alejados, pero aún se ven dos seres, juntos, sí, pero no unificados, fundidos como en un principio.
En esta etapa, la santidad que se adquiere es muy alta, pues en ella actúa la Gracia Santificante, y es donde se han dado los dos más grandes acercamientos a Dios que la criatura ha podido alcanzar, que son: La unificación de voluntades, con San Juan de la Cruz, y la Encarnación Mística con Conchita Cabrera de Armida, sobre todo esta última, pues es tal la unión alcanzada, que Jesús le dice, “Quien te toca a ti toca al Verbo.” Aunque lo verdaderamente impresionante con ella, es que no es una mujer consagrada, sino una mujer laica, casada, madre de muchos hijos, siendo por eso el ejemplo claro de que la santidad y la unión con Dios no requiere de largas y largas horas de oración, sino de una actitud de permanencia con Dios, de unión de obras, a imitación de nuestra Madre Santísima, donde lo único es olvidarse el alma de sí misma, sin importar qué haga.
«…Hija mía, para que el alma pueda olvidarse de si misma, debe hacer de manera que todo lo que hace y que le es necesario, lo haga como si Yo lo quisiera hacer en ella: Si reza debe decir, es Jesús que quiere rezar, y yo rezo juntamente con ella; si debe trabajar, es Jesús que quiere trabajar, es Jesús que quiere caminar, es Jesús que quiere tomar alimento, que quiere dormir, que quiere levantarse, que quiere divertirse, y así de todo lo demás de la vida, solo así puede el alma olvidarse de si misma, porque no solo hará todo porque lo quiero Yo, sino que, porque lo quiero hacer Yo me necesita a Mi.»
Cuarta etapa.- Todo lo anterior, no importa lo grande que sea, no sirve para restituir al hombre a su punto de origen, a la santidad divina, solamente lo acerca. Es hasta el año de 1865 en que Dios decide iniciar su tercera gran obra, la Santificación, con el nacimiento de Luisa Piccarreta, que es la primera de la estirpe normal, o sea nacida con pecado original y necesitada de los sacramentos para ser incorporada a la Iglesia; y que gracias a la Divina Voluntad que le fue dada en don por haberse sabido conservar siempre sin hacer uso de su voluntad humana, puede llegar a la fusión con la Vida Divina, a formar un solo ser con Jesús, y a través de Él, a repetir en sí misma la Vida Divina.
En el edén terrenal, en el momento de ser creado nuestro padre Adán, el primer acto que hizo al abrir por primera vez sus ojos a la luz del día, es la oración perfecta, aquella que debiera ser modelo para la oración de todos aquellos que anhelen vivir como él, fundidos en el Querer Divino:
“…Tú debes saber que apenas Adán sintió la vida, el movimiento, la razón, vio a su Dios ante él, comprendió que Él lo había formado, sentía en sí, en todo su ser, todavía frescas las impresiones, el toque de sus manos creadoras, y agradecido, en un ímpetu de amor pronunció su primera palabra: ‘Te amo Dios mío, Padre mío, autor de mi vida.’ Pero no fue sólo la palabra, sino que el respiro, el latido, las gotas de su sangre que corrían por sus venas, el movimiento, todo su ser unido, a coro dijeron: ‘Te amo, te amo, te amo.’ Así que la primera lección que aprendió de su Creador, la primera palabra que aprendió a decir, el primer pensamiento que tuvo vida en su mente, el primer latido que formó en su corazón, fue: ‘Te amo, te amo.’ Se sentía amado y amó. Podría decir que su te amo no terminaba jamás, fue tan prolongado que sólo fue interrumpido cuando tuvo la desgracia de caer en pecado. Por eso nuestra Divinidad se sintió herida al oír sobre los labios del hombre, te amo, te amo, era la misma palabra que Nosotros habíamos creado en el órgano de su voz, que nos decía: ‘Te amo.’ Era nuestro Amor creado por Nosotros en la criatura que nos decía te amo, ¿cómo no quedar herido, cómo no corresponderlo con un amor más abundante, mas fuerte, digno de nuestra magnificencia? En cuanto oímos que nos dijo ‘te amo’, así Nosotros le repetimos ‘te amo’, pero en nuestro ‘te amo’ hacemos correr en todo su ser la Vida obrante de nuestra Divina Voluntad, así que encerramos en el hombre, como dentro de nuestro templo, nuestra Voluntad, para que encerrada en el círculo humano, mientras permanecía en Nosotros, obrara cosas grandes y fuera Ella el pensamiento, la palabra, el latido, el paso, la obra del hombre; nuestro ‘te amo’ no podía dar cosa más santa, más bella, más potente, que pudiera formar la Vida del Creador en la criatura, que nuestra Voluntad obrante en él, y ¡oh! cómo nos resultaba agradable ver que nuestra Voluntad tenía su puesto de actora, y el querer humano deslumbrado por su Luz gozaba su paraíso, y dándole plena libertad la hacía hacer lo que quería, dándole el primado en todo, y el puesto de honor que a un Querer tan Santo convenía. Ve entonces cómo el principio de la vida de Adán fue un acto pleno de amor hacia Dios de todo su ser, qué lecciones sublimes, cómo el principio del amor debía correr en todo lo obrado por la criatura.”
Esta es la VERDADERA ORACIÓN, esta es la oración de Jesús, la oración de María, es el fundir todo el ser en Dios para dejar que Él sea todo en uno, ¿extraño? Puede ser, pero entonces nos parecerán muy «extrañas» las siguientes palabras de Jesús, en las cuales se demuestra lo antes mencionado:
“…Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, ¿y aún no me habéis conocido? Felipe, quien me ve a Mí, ve también al Padre. ¿Pues cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No creéis que yo estoy en el Padre y que el Padre está en Mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de Mí mismo. El Padre que está en Mí, Él mismo hace Conmigo las obras que Yo hago. ¿Cómo no creéis que Yo estoy en el Padre, y que el Padre está en Mí? Creedlo al menos por las obras que Yo hago. En verdad, en verdad os digo, que quien cree en Mí, ése hará también las obras que Yo hago, y las hará todavía mayores.”
“…El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; pero lo que hace Él, eso también lo hace igualmente el Hijo.”
“…Entonces conoceréis quién soy Yo, y que nada hago por Mí mismo, sino que hablo lo que mi Padre me ha enseñado. El que me envió está Conmigo, Él no me ha dejado solo, porque Yo hago siempre lo que le agrada a Él.”
Perfecta descripción de lo que es la verdadera oración, la fusión del hombre con Dios, para hacer que Dios sea todo en el hombre, y haga todo. Debemos entender que cualquier acción realizada de esta manera, no sólo se vuelve oración perfecta, sino que es amor, adoración, alabanza, gloria, reconocimiento, agradecimiento, etc., perfectos, todo a la vez, sin necesidad de que la criatura ponga intención, pues es un acto divino, y como tal es un acto completo, donde se encierra todo, incluso al mismo Dios.
«…Hija mía, donde está mi Voluntad todo es santidad, todo es amor, todo es oración. Así que estando en ti su fuente, tus pensamientos, tus miradas, tus palabras, tu latido y aun tus movimientos, todos son amor y oraciones. No es la forma de las palabras lo que forma la oración, no, es mi Voluntad obrante, que dominando todo tu ser forma de tus pensamientos, palabras, miradas, latidos y movimientos, tantas fuentecitas que surgen de la Voluntad Suprema y elevándose hasta el Cielo, en su mudo lenguaje, quién reza, quién ama, quién adora, quién bendice, en suma, Ella le hace hacer lo que es santo, lo que pertenece al Ser Divino.
A lo anterior quiero agregar algunas palabras de Luisa Piccarreta, vertidas en sus cartas:
“…Hija mía, con hacer la Divina Voluntad nosotros nos volvemos los verdaderos hijos de la gran Señora, y nos cambiamos en tabernáculos donde Jesús forma su morada, y entonces todo lo que hacemos es sagrado, todo es oración, aun las cosas más indiferentes. Las mismas cosas naturales, necesarias de la vida, con el hacer la Divina Voluntad se transforman en oración, en adoración, en amor hacia nuestro dulce Jesús, porque con hacer su Voluntad todo lo que hacemos es santo, todo es amor, y tal se vuelve nuestro ser.”
“Yo no quiero, ni Jesús quiere, que pierdas la paz; busca en cada cosa la Voluntad Divina, y tu ser se volverá plegaria continua en cada cosa. No son las palabras que forman la oración, sino nuestra unión con la Divina Voluntad, y entonces todo es sagrado, santo, oración en nosotros, y además, la paz es el ojo de nuestros actos, por lo que os indicará cómo amar a Jesús y hacerlo amar.”
Todo lo anterior es en relación a los deberes del hombre hacia Dios, que según vimos se cumplen en la oración. Ahora pasemos a la oración de petición:
La segunda parte de la oración, las gracias que debemos pedir, son todos los medios para conseguir el mantenimiento de nuestra vida, tanto material como espiritual, pues el hombre, después de la caída de nuestro padre Adán, perdió todos los derechos que Dios le había dado como don en su creación, lo había convertido en rey de todas las cosas creadas, pero por efecto de su desobediencia quedó como separado de todo lo hecho por Dios, y toda la creación no lo reconoce ya, negándole los dones que Dios le había dado en custodia para dárselos al hombre, a aquél por el cual todas habían sido creadas. Esta oración es oración de «necesidad» y está inmersa en el hombre desde el pecado original, pero está sujeta al alejamiento que existe entre el hombre y Dios, mientras perdure esto, no podremos dejar esta oración. Pero, cabría preguntarnos, ¿continuará esta necesidad cuando el Fiat Divino reine “PLENAMENTE” en el alma? Jesús mismo nos responde:
“…Cuando el reino de la Divina Voluntad tenga su dominio sobre la tierra en medio de las criaturas, también en la tierra habrá orden perfecto y bello.”
“…Así que desterrada será la pobreza, la infelicidad, las necesidades, los males de los hijos de mi Voluntad.”
“…Si los hijos de mi Querer no abundaran de todo, se podría decir que mi Voluntad es pobre y no tiene Potencia de volver felices a los hijos de su reino, lo que no será jamás.”
“…Los hijos de mi reino serán felices y abundarán en todo, así que cada uno poseerá la plenitud de los bienes y plena felicidad en el puesto en el cual el Querer Supremo los haya colocado, cualquiera que sea la condición y el oficio que ocuparán, todos estarán felices de su suerte.”
“…El reino del Fiat Divino hará el gran milagro de desterrar todos los males, todas las miserias, todos los temores, porque él no hará el milagro a tiempo y a circunstancia, sino que se mantendrá sobre los hijos de su reino con un acto de milagro continuado, para preservarlos de cualquier mal y hacerlos distinguir como hijos de su reino, esto en el alma, pero también en el cuerpo habrá muchas modificaciones, porque es siempre la culpa el alimento de todos los males, y quitada la culpa faltará el alimento al mal, mucho más que mi Voluntad y pecado no pueden existir juntos, por lo tanto también la naturaleza humana tendrá sus benéficos efectos.”
Así que ya sabemos de dónde procede la “necesidad”, es debida a: Primero, la carencia de la plenitud del Fiat Supremo. Segundo, porque el hombre cambia las cosas naturales y pone en el lugar de Dios a la naturaleza, no ve en las cosas naturales al Supremo Querer, sino que codicioso se apega para formarse una gloria vana, una estima que lo ciega, un ídolo para el propio corazón, y siendo así, es necesario para poner a salvo su alma, que los medios le lleguen a faltar. Pero para quien es hijo de la Divina Voluntad, todos estos peligros no existen, y por eso Dios quiere que abunden en todo y que nada les falte.
Así que la oración ha sido una estrategia de pedagogía divina, que nos lleva paso a paso hasta la plenitud de nuestra finalidad para la cual hemos sido creados, la unión indisoluble de nuestro ser con el Ser Divino, esta oración que era absolutamente necesaria en su forma antigua, para el camino de regreso al Padre, pues era el medio de comunicación con Él para hablarle, agradecerle y pedirle lo que necesitábamos, en el momento en que el alma viva PLENAMENTE en este reino, no tendrá más vigencia, solamente quedará la oración de Jesús, el dejar que el Padre sea y haga todo en mí, no importando qué acto haga, pequeño o grande, siempre y cuando sea realizado por su Voluntad en nosotros, y que sea continuo.
Se pondrá en duda lo anterior al cotejar lo dicho con la vida de Jesús y María, donde se notaba que lo único que había en abundancia era la pobreza, la necesidad, veamos qué nos dicen los escritos:
“…Después de esto pensaba entre mí: Los verdaderos hijos del Fiat Supremo serán felices, abundarán de todo, no obstante mi Mamá Reina, Jesús mismo que era la misma Voluntad Divina fueron pobres en esta baja tierra, sufrieron las penas, las incomodidades de la pobreza.» Y mi dulce Jesús ha agregado:
«Hija mía, pobreza verdadera es cuando una criatura tiene necesidad, quiere tomar y no tiene qué tomar y está obligada a pedir a los demás un estrecho medio para vivir, esta pobreza es de necesidad y casi forzada; en cambio, tanto en Mí como en la Mamá Celestial que era toda la plenitud del Fiat Eterno, era no pobreza de necesidad, mucho menos forzada, sino pobreza voluntaria, pobreza espontánea, exprimida por la prensa del Amor Divino. Todo era nuestro, a una señal nuestra se habrían edificado suntuosos palacios, servido mesas con alimentos jamás vistos y gustados, como en efecto cuando era necesario, a una pequeña señal nuestra los mismos pájaros nos servían, trayéndonos en sus picos frutos y peces y más, y hacían fiesta porque servían a su Creador y a su Reina; con sus trinos, cantos y gorjeos, nos hacían las músicas más bellas, tanto, que para no llamar la atención de las demás criaturas debíamos darles la orden de que se alejaran, siguiendo su vuelo bajo la bóveda del cielo donde nuestro Querer los esperaba, y ellos obedientes se retiraban. Por eso nuestra pobreza fue de amor, pobreza de ejemplo para enseñar a las criaturas el desapego de las cosas bajas de la tierra, no fue pobreza de necesidad, ni podía serlo absolutamente, porque donde reina la plenitud, la Vida de mi Voluntad, todos los males terminan como de un solo golpe y pierden la vida.»
Seguramente alguien dirá que fue el mismo Jesús quien nos enseñó a rezar con palabras en el Padre Nuestro, cuando sus discípulos le pidieron que los enseñara a orar, y nos dirán que Él oraba con esta oración; nos dirán que se pasaba horas enteras orando y en ocasiones toda la noche. Aquí hay que analizar también dos situaciones: La primera es la siguiente:
El Padre Nuestro no es una oración para recitarla verbalmente, sino que es un plan de vida, o sea, el Padre Nuestro debe vivirse, no recitarse. Recitada no tiene eficacia, no se trata de una fórmula mágica, no, se trata de la manera perfecta de vivir a imitación de Jesús, quien toda su Vida se resume en dos actividades, a saber: Restituir al Padre en amor, gloria, reconocimiento, etc., a nombre de todas las criaturas; y en segundo lugar redimir a la familia humana, restituyéndola al plan original que Dios tiene desde toda la eternidad para cada uno.
La segunda situación por analizar son las siguientes palabras de Jesús:
“…Ahora, cuando vine del Cielo y formé el reino de la Redención, antes de partir al Cielo hice otra promesa más solemne, la del reino de mi Voluntad, y ésta la hice en el Padre Nuestro, y para darle más valor y para obtenerlo más pronto, esta promesa formal la hice en la solemnidad de mi oración, pidiendo al Padre que hiciera venir su reino, que es la Voluntad Divina como en el Cielo así en la tierra, y me puse Yo a la cabeza de esta plegaria, conociendo que tal era su Voluntad y que rogado por Mí no me habría negado nada, mucho más que con su misma Voluntad Yo rogaba y pedía una cosa querida por mi mismo Padre, y después de haber formado esta plegaria ante mi Padre Celestial, seguro que me era concedido el reino de mi Voluntad Divina sobre la tierra, la enseñé a mi apóstoles a fin de que la enseñaran a todo el mundo, para que uno fuera el grito de todos: ‘Hágase tu Voluntad como en el Cielo así en la tierra.’ Promesa más cierta y solemne no podía hacer; los siglos para Nosotros son como un punto solo y nuestras palabras son actos y hechos cumplidos.”
Así que fue una promesa lo que Él hace, y la pone en el contexto de toda su Vida, no en las veces que hubiera dicho tales palabras, sino que en todo lo que hace, desde el momento mismo de su encarnación hasta su muerte, es una petición y una promesa continua. La deja a su Iglesia como oración, porque aún no daba a conocer la vida en su Voluntad, y se pone Él a la cabeza de nuestra oración para que tenga eficacia, usando sin embargo nuestros actos (palabras) para hacerlo. Esta oración tiene cumplimiento en el momento en que esta Divina Voluntad toma posesión perenne en un alma, por lo que para ella la promesa ya no es válida, pues ahora es una realidad, al igual que ya no cantamos salmos anhelando al “futuro Redentor”.
Este es el gran peligro, peligro de rutinizar nuestras prácticas religiosas, y estar atados a un sinnúmero de actividades, lecturas, oraciones, meditaciones, etc., aunado a nuestras labores cotidianas. Estas personas tienen necesidad de actividad continua por fuera, de sensaciones en la superficie para estimular sus sentidos, por eso se aficionan a las prácticas externas, artificiales, propias para conmover y estimular la sensibilidad, pero sin trabajo en lo profundo de su alma. Un alma fiel en las prácticas externas no adelanta, porque no penetra en el interior, es un autómata cuyo movimiento es siempre el mismo…, esto es el materialismo en la piedad; en este punto, si hay infidelidades exteriores, éstas matan la piedad, pues ésta es toda exterior, y si el alma es fiel a sus pequeñas prácticas, entonces queda presa y encadenada en ellas.
Así que es una trampa sin salida, tanto si lo hacemos como si no lo hacemos, es muerte para la Vida Divina que Dios quiere repetir en nosotros.
Entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Orar o no? ¿Pedir o no? Lo único que debemos hacer es vivir plenamente, hasta donde podamos y entendamos, la Divina Voluntad, debemos estar atentos a unirnos continuamente a Jesús en sus acciones, para repetir sus mismas oraciones, actos, sufrimientos, amor, alabanza, etc., hacia su Padre, pues recordemos que solamente en Él Dios tiene sus complacencias, no en nosotros, no en nuestra oración, no en nuestro amor, no en nuestra alabanza, no en nuestra adoración, etc., por lo que debemos esforzarnos no en hacerlo por nosotros mismos, sino en Él. Una de las acciones más bondadosas de Dios hacia su criatura, conociendo su debilidad, es el que una vez tenga el conocimiento de esto y queriendo vivirlo, Él suple nuevamente a sus carencias poniendo en acción el acto preventivo y el actual.
“…Estaba pensando entre mí: Si es tan grande un acto hecho en su Querer, ¿cuántos, ay de mí, no dejo escapar? Y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
«Hija mía, existe el acto preventivo y el acto actual. El preventivo es cuando el alma, desde el primer surgir del día fija su voluntad en la mía, y se decide y se confirma de querer vivir y obrar sólo en mi Querer, previene todos sus actos y los hace correr todos en mi Querer. Con la voluntad preventiva mi Sol surge, mi Vida queda duplicada en todos tus actos como dentro de un solo acto, y esto suple al acto actual. Sin embargo el acto preventivo puede ser opacado, oscurecido por los modos humanos, por la voluntad propia, por la propia estima, por el descuido y otras cosas, que son como nubes delante al sol, que vuelven menos vívida su luz sobre la faz de la tierra. En cambio el acto actual no está sujeto a nubes, sino que tiene virtud de despejar las nubes, si es que las hay, y hace surgir tantos otros soles en los cuales queda duplicada mi Vida, con tal intensidad de luz y calor, de formar otros tantos nuevos soles, el uno más bello que el otro. Sin embargo los dos actos son necesarios, el preventivo da la mano, dispone y forma el plano al actual, y el actual conserva y ensancha el plano del preventivo.»
¿Debemos orar? Continuamente, nuestra vida debe ser oración, pero ese tipo de oración, fundirse en Dios, la oración vocal la podemos hacer como un acto más de nuestra vida, fundido también en la Divina Voluntad, para que se convierta en Vida Divina, pero no es necesario el recitar una oración, y otra, y otra más, como obligación para llegar a vivir en Ella, sino que conforme vayamos avanzando en nuestra vida con Dios, así nuestra atención será cada vez más, y podremos repetir con mucha mayor atención la Vida de Jesús con todos sus méritos y logros en CUALQUIER acción que hagamos. La oración mental DEBE ser sustituida por el giro, éste es el acto más importante de nuestro día, de nuestra vida, por lo que debemos estar sumamente atentos, para que cada día sea lo más amplio y duradero que podamos:
«…Tienes que hacer la cosa más importante, tu último acto de fundirte en la Voluntad Divina.»
Entonces me he puesto, según mi costumbre, a fundir todo mi pobre ser en la Voluntad Suprema, y mientras esto hacía me parecía que se abriesen los Cielos y yo iba al encuentro de toda la corte celeste y todo el Cielo venía a mi encuentro, y mi dulce Jesús me ha dicho:
«Hija mía, el fundirte en mi Voluntad es el acto más solemne, más grande, más importante de toda tu vida. Fundirte en mi Voluntad es entrar en el ámbito de la eternidad, abrazarla, besarla y recibir el depósito de los bienes que contiene la Voluntad eterna; es más, en cuanto el alma se funde en el Supremo Querer, todos van a su encuentro para deponer en ella todo lo que tienen de bienes y de gloria; los ángeles, los santos, la misma Divinidad, todos deponen, sabiendo que deponen en aquella misma Voluntad en la cual todo está al seguro. El alma con recibir estos bienes, con sus actos en la Voluntad Divina los multiplica y da a todo el Cielo doble gloria y honor, así que con el fundirte en mi Voluntad pones en movimiento Cielo y tierra, es una nueva fiesta para todo el empíreo. Y como el fundirse en mi Voluntad es amar y dar por todos y por cada uno, sin excluir a ninguno, mi Bondad, para no dejarme vencer en amor por la criatura, pongo en ella los bienes de todos y todos los bienes posibles que en Mí contengo; no puede faltar el espacio donde poner todos los bienes, porque mi Voluntad es inmensa y se presta a recibir todo. Si tú supieras qué haces y qué sucede con el fundirte en mi Voluntad, te derretirías por el deseo de fundirte continuamente.»
Después estaba pensando si debía o no escribir lo que está escrito aquí arriba, yo no lo veía necesario ni una cosa importante, mucho más porque la obediencia no me había dado ninguna orden de hacerlo. Entonces mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
«Hija mía, ¿cómo que no es importante hacer conocer que el fundirse en mi Voluntad es vivir en Ella? El alma recibe como en depósito todos mis bienes divinos y eternos; los mismos santos hacen competencia para deponer sus méritos en el alma fundida en mi Voluntad, porque sienten en ella la gloria, la Potencia de mi Voluntad y se sienten glorificados en modo divino por la pequeñez de la criatura. Escucha hija mía, el vivir en mi Voluntad sobrepasa en mérito al mismo martirio; es más, el martirio mata al cuerpo, el vivir en mi Voluntad es hacer con una mano divina, que la propia voluntad quede muerta y le da la nobleza de un martirio divino. Y cada vez que el alma se decide a vivir en mi Voluntad, mi Querer prepara el golpe para matar la voluntad humana y así forma el noble martirio del alma, porque voluntad humana y Voluntad Divina no hacen alianza juntas, una debe ceder el puesto a la otra y la voluntad humana debe contentarse con permanecer extinguida bajo la Potencia de la Voluntad Divina, así que cada vez que te dispones a vivir en mi Querer, te dispones a sufrir el martirio de tu voluntad. Mira entonces qué significa vivir, fundirse en mi Voluntad: ‘Ser el mártir continuado de mi Voluntad Suprema.’ ¿Y a ti te parece poco y cosa de nada?»
Amigos, cada uno de nosotros debe situarse en alguna de las etapas de oración y decidir cuál quiere hacer, la única advertencia, es que si optamos por cualquiera que sea, si no es esta última, no estaremos viviendo en la Divina Voluntad, y no estamos dando a Dios el fruto completo de todo su obrar.
Fiat
Salvador T
En los escritos de la Divina Voluntad, Jesús habla frecuentemente de «FUNDIRSE» en su Voluntad o en su Querer, lo que da como resultado el vivir en el Reino de Dios en la tierra, analizado en la lección pasada, y que se concreta en aquello a lo que se le ha dado el nombre de «GIRAR»
Toda la actividad del alma que se funde en esta Divina Voluntad o Querer Divino, tiene únicamente dos líneas de acción: hacia Dios la primera, y hacia el hombre la segunda, lo que también fue mencionado en la lección anterior. Pero ¿qué es fundirse? Lo podríamos definir en una sola frase: es un intercambio de Vida, que Jesús menciona de muchas maneras para nuestra mejor compresión, veamos algunas:
1.- ¡Ah! sí, la esperanza hace llegar al alma hasta donde quiere, la esperanza es la puerta del Cielo, así que sólo por su medio se abre, porque quien todo espera, todo obtiene. Entonces el alma, cuando haya llegado a hacer suyo al mismo Dios, súbito, sin ningún obstáculo se encontrará en el océano inmenso de la caridad, y ahí llevando consigo la fe y la esperanza, se sumergirá dentro y hará una sola cosa Conmigo, su Dios”.
2.- La mira que tengo sobre ti no es de cosas prodigiosas, y de tantas otras cosas que podría obrar en ti para mostrar mi obra, sino que mi mira es absorberte en mi Voluntad y hacerte una sola cosa con Ella.
3.- las otras virtudes, por cuan altas y sublimes sean, hacen siempre distinguir a la criatura y al Creador, sólo el amor es lo que transforma al alma en Dios y la forma una sola cosa con Él.
4.- Si algún pensamiento me pudiera ocupar es el pensamiento del género humano, que habiéndolo sacado de Mí quiero que regrese a Mí, y en tales condiciones pongo a las almas que quieren hacer verdaderamente mi Voluntad, son una sola cosa Conmigo, las vuelvo dueñas de mis bienes.
5.- Mira a quien hace mi Voluntad y cómo me fundo y me hago una sola cosa con ella, me hago su vida propia, porque mi Voluntad está dentro y fuera del alma, se puede decir que es como el aire que ella respira, que da vida a todo en ella; como luz que hace ver todo y hace comprender todo; calor que calienta, que fecunda y hace crecer; corazón que palpita; manos que obran, pie que camina, y cuando la voluntad humana se une a mi Querer, se forma mi Vida en el alma.
6.- Hija mía, en este breve giro de la hostia Yo encierro todo, y por esto quise recibirme a Mí mismo, para hacer actos completos que glorificaran al Padre dignamente, porque las criaturas recibían a un Dios, y daba a las criaturas el fruto completo de mi Vida Sacramental, de otra manera habría sido incompleto para la gloria del Padre y para el bien de las criaturas, y por eso en cada hostia están mis oraciones, mis agradecimientos, y todo lo demás que se necesitaba para glorificar al Padre, y lo que la criatura debía hacerme; así que si la criatura falta, Yo en cada hostia continúo mi labor como si por cada alma me recibiera otra vez a Mí mismo, entonces el alma debe transformarse en Mí y hacerse una sola cosa Conmigo, y hacer suya mi Vida, mis oraciones, mis gemidos de amor, mis penas, mis latidos de fuego con los que quisiera hacerlas arder.
7.- Por eso, si te he llamado a mi semejanza, ¿qué maravilla que mientras me sientes en ti me ves espectador de tus penas que Yo mismo te infrinjo y te sientes como separada de Mí? No obstante tu pena no es otra cosa que la sombra de la mía, Y ASÍ COMO MI HUMANIDAD NO QUEDÓ JAMÁS SEPARADA DE LA DIVINIDAD, ASÍ TE ASEGURO QUE JAMÁS QUEDAS SEPARADA DE MÍ, son los efectos lo que sientes, pero entonces más que nunca formo una sola cosa contigo, por eso ánimo, fidelidad y no temas.
Esta última lectura nos dice algo muy importante: nos volvemos una sola cosa con Jesús, y solamente a través de Él nos unimos a la Divina Voluntad, a la Divinidad, no es «nosotros y la Divinidad directamente» Recordemos aquello de “Nadie va al Padre si no es por Mí” (Jn: 14-6 Jesús le dice: “Nadie va al Padre, sino por Mí”)
8.- Y como para ella todo es Voluntad nuestra, así para Nosotros, nos la sentimos en todo nuestro Ser Divino, en el latido, en el movimiento, no sabemos hacer nada, ni queremos hacer nada sin quien vive en nuestro Querer; nuestro amor es tanto que la hacemos correr en todas nuestras obras, y junto con Nosotros mantiene y participa en nuestro acto creante y conservante, así que está junto con Nosotros para hacer lo que hacemos Nosotros, y querer lo que queremos Nosotros; no podemos dejarla a un lado siendo una la Voluntad que poseemos, uno el amor, uno el acto que hacemos, y es propiamente esto el vivir en nuestro Querer, vivir siempre juntos, hacer una sola cosa; era esta la necesidad que sentía nuestro amor, tener la compañía de la criatura, alegrarnos juntos, tenerla en nuestro regazo para hacernos felices juntos, y como la criatura es pequeña le queremos dar nuestra Voluntad para tener ocasión en cada acto suyo de darle nuestra Vida, nuestro acto, nuestros modos, Nosotros por naturaleza y ella por gracia; y ésta es nuestra alegría, la gloria más grande para Nosotros, ¿te parece poco dar nuestro Ser y que la criatura no pudiendo contenerlo, porque es pequeña, nos lo dé nuevamente junto con ella, y Nosotros de nuevo volvemos a darnos? Es un continuo darnos mutuamente, y esto hace surgir tal amor y gloria que nos sentimos como pagados por ella por haberle dado la vida. Por eso en cada cosa que hace en la que no hace entrar a nuestra Voluntad, es un desgarro que sentimos, un derecho que nos sentimos quitar, una gloria, una alegría que perdemos. Por eso sé atenta y haz que todo se vuelva para ti Voluntad Divina.
9.- Para quien vive completamente en mi Querer Divino, es tanto su amor que transforma las acciones de la criatura, y sucede un intercambio de vida entre Dios y ella, intercambio de acciones, de pasos, de latidos. Dios queda unido a la criatura y la criatura a Dios, se vuelven seres inseparables, y en este intercambio de acciones y de vida se forma el juego entre Creador y criatura, uno se da en poder del otro, y en este darse en poder mutuamente juegan con modo divino, se hacen felices, hacen fiesta, y Dios y la criatura se glorían, se sienten victoriosos porque ninguno ha perdido, pero uno ha vencido al otro, porque en mi Divina Voluntad ninguno pierde, las pérdidas no existen en Ella.
En estas dos últimas lecturas se ve claramente que al estar unidos en la Divina Voluntad, existe unificación de actos, o sea, la criatura se vuelve una con Jesús y con sus actos, ¿cómo podría ser que se unificara a la vida si ésta no lleva sus propios actos? Lo que sigue a esto es totalmente previsible, una Vida, un acto, mismos efectos. Ahora sí ya sabemos que significa «FUNDIRSE»
Por eso para Jesús este acto es tan importante, es su finalidad, el tener Vida en el “ad extra” para entablar esa relación de amor con la Divinidad, y a través de la criatura. Cosa importantísima es que la criatura no se disuelve, no se pierde su individualidad. Fuimos creados con ciertas características específicas para que pudiéramos vivir determinados aspectos de su Vida, así que Él lo vive pero a través de mis propios actos, no quedamos anulados, sino «FUNDIDOS», para lo cual es indispensable el que seamos del mismo material, como dos llamas, que se unen, mientras están unidas parece una sola, actúan como una sola, pero ahí están las dos, no se han diluido, y si se llegaran a separar se vería que no se han perdido, no se han diluido. Esto es lo que pasa con la fusión de la Voluntad Divina con la humana.
Jesús dice a Luisa:
«Hija mía, el fundirte en mi Voluntad es el acto más solemne, más grande, más importante de toda tu vida. Fundirte en mi Voluntad es entrar en el ámbito de la eternidad, abrazarla, besarla y recibir el depósito de los bienes que contiene la Voluntad eterna; es más, en cuanto el alma se funde en el Supremo Querer, todos van a su encuentro para deponer en ella todo lo que tienen de bienes y de gloria; los ángeles, los santos, la misma Divinidad, todos deponen, sabiendo que deponen en aquella misma Voluntad en la cual todo está al seguro. El alma con recibir estos bienes, con sus actos en la Voluntad Divina los multiplica y da a todo el Cielo doble gloria y honor, así que con el fundirte en mi Voluntad pones en movimiento Cielo y tierra, es una nueva fiesta para todo el empíreo. Y como el fundirse en mi Voluntad es amar y dar por todos y por cada uno, sin excluir a ninguno, mi Bondad, para no dejarme vencer en amor por la criatura, pongo en ella los bienes de todos y todos los bienes posibles que en Mí contengo; no puede faltar el espacio donde poner todos los bienes, porque mi Voluntad es inmensa y se presta a recibir todo. Si tú supieras qué haces y qué sucede con el fundirte en mi Voluntad, te derretirías por el deseo de fundirte continuamente”.
Después estaba pensando si debía o no escribir lo que está escrito aquí arriba, yo no lo veía necesario ni una cosa importante, mucho más porque la obediencia no me había dado ninguna orden de hacerlo. Entonces mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
«Hija mía, ¿CÓMO QUE NO ES IMPORTANTE HACER CONOCER QUE EL FUNDIRSE EN MI VOLUNTAD ES VIVIR EN ELLA? El alma recibe como en depósito todos mis bienes divinos y eternos; los mismos santos hacen competencia para deponer sus méritos en el alma fundida en mi Voluntad, porque sienten en ella la gloria, la Potencia de mi Voluntad y se sienten glorificados en modo divino por la pequeñez de la criatura. Escucha hija mía, EL VIVIR EN MI VOLUNTAD SOBREPASA EN MÉRITO AL MISMO MARTIRIO; ES MÁS, EL MARTIRIO MATA AL CUERPO, EL VIVIR EN MI VOLUNTAD ES HACER CON UNA MANO DIVINA, QUE LA PROPIA VOLUNTAD QUEDE MUERTA Y LE DA LA NOBLEZA DE UN MARTIRIO DIVINO. Y cada vez que el alma se decide a vivir en mi Voluntad, mi Querer prepara el golpe para matar la voluntad humana y así forma el noble martirio del alma, porque voluntad humana y Voluntad Divina no hacen alianza juntas, una debe ceder el puesto a la otra y la voluntad humana debe contentarse con permanecer extinguida bajo la Potencia de la Voluntad Divina, así que cada vez que te dispones a vivir en mi Querer, te dispones a sufrir el martirio de tu voluntad. Mira entonces qué significa vivir, fundirse en mi Voluntad: ‘Ser el mártir continuado de mi Voluntad Suprema.’ ¿Y a ti te parece poco y cosa de nada?» (17-27)
Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Santo Querer Divino, para luego hacer mi adoración a mi crucificado bien, y como más de un vez mientras estaba haciendo mis actos en el Querer Supremo me había sorprendido el sueño, lo que antes jamás me sucedía, por eso no habiendo cumplido lo uno ni hecho la adoración, dije entre mí: “Primero hago la adoración al crucifijo, y si no me sorprende el sueño me fundiré en el Querer Divino para hacer mis acostumbrados actos”. Pero mientras esto pensaba mi dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior, y poniendo su rostro junto al mío me ha dicho:
“Hija mía, quiero que primero te fundas en mi Querer, que vengas delante a la Majestad Suprema para reordenar todas las voluntades humanas en la Voluntad de su Creador, para reparar con mi misma Voluntad todos los actos de las voluntades de las criaturas opuestos a la mía. Voluntad ha salido de Nosotros para divinizar a la criatura, y voluntad queremos, y cuando esta Voluntad es rechazada por ellas para hacer la propia, es la ofensa más directa al Creador, es el desconocer todos los bienes de la Creación y alejarse de su semejanza. ¿Y te parece poco que tú, fundiéndote en mi Voluntad tomes como en tu regazo toda esta Voluntad mía, que si bien es una, a cada criatura lleva su acto divinizador y tú, reuniéndolos todos juntos estos actos de mi Voluntad me los traes ante la Majestad Suprema para corresponderlos con la tuya junto a la Mía, con tu amor rehaciendo todos los actos opuestos de las criaturas, y tomada esta mi misma Voluntad, que sorp renda de nuevo a las criaturas con actos mas repetidos, a fin de que la conozcan, la reciban en ellas como acto primero, la amen y cumplan en todo esta Santa Voluntad? La adoración a mis llagas más de uno me la hace, pero devolver los derechos a mi Voluntad como acto primero que hice hacia el hombre, no me lo hace ninguno, por eso te toca a ti, que tienes una misión especial en mi Voluntad, el hacerlo. Y si mientras esto haces te sorprende el sueño, nuestro Padre Celestial te mirará con amor al verte dormir en sus brazos, viendo a su pequeña hija que aun durmiendo tiene en su pequeño regazo todos los actos de su Voluntad para repararlos, corresponderlos en amor y dar a cada acto de nuestra Voluntad el honor, la soberanía y el derecho que le conviene. Por eso, primero cumple tu deber, y después, si puedes, harás también la adoración a mis llagas”. (18-12)
Después de haber leído lo anterior, aparecen en la mente algunas preguntas: ¿Fundirse es un acto que debemos hacer en nuestro día? ¿Cuánto tiempo debe durar? ¿Y el resto del día qué debo hacer?
Al parecer son dos actos que parecen simultáneos, sin embargo el «GIRAR» no debería suspenderse, pues de hacerlo terminaría la vida en la Divina Voluntad, cosa que Jesús no quisiera que pasara. Pero aquí se nos pone el fundirnos como UN ACTO, el más importante, sí, pero no da la idea de continuidad.
Fundirse es la aceptación del intercambio de Vida con Jesús, lo que se continúa girando, y esto se puede llevar a cabo aunque estemos ocupados en nuestras acciones cotidianas, basta la intención NO RETRACTADA de vivir unido, fundido en Él.
El «FUNDIRSE» del que se habla aquí, es el detenernos por un tiempo X en nuestras actividades, y poner toda nuestra atención en la convivencia íntima con nuestro Creador, llevar a cabo un diálogo personal con Él. Esto es exactamente lo que Jesús hacía cuando se apartaba por las noches a “orar” a solas en el monte de los olivos, sin las interrupciones del mundo.
De esto deducimos que existen dos actos del «FUNDIRSE»: El primero es la decisión firme de intercambiar la Vida con Jesús, y que se continuará con el continuo girar, y que aunque se me llegue a olvidar, Él continuará haciendo lo que me correspondería hacer a mí, y una vez que advierta el olvido, haciendo el acto “actual” me lo dará como si no hubiera existido dicha omisión. El segundo es este momento de intimidad, sin distracciones.
No se nos olvide, el acto más importante de nuestro día es este «FUNDIRSE».
Abandonarse en los brazos de «Aquel que sabemos que nos ama» podría producir vértigo….a no ser que las palabras de todo un Dios no fueran ciertas.
El abandono : (renuncia sin beneficiario determinado, con pérdida del dominio o posesión sobre alguna cosa. RAE)
Como no encontramos una definición muy clara de lo que es el abandono, y que además es condición indispensable para vivir en la DV, nos podemos ayudar equiparando el abandono a lo que entendemos que es Dios. A Dios no se le puede conocer intelectualmente; para conocer a Dios hay que vivirlo…. “…la vida eterna es que te conozcan a Ti Padre, y a tu Hijo que has enviado…” Jn 17,3
Para hablar del abandono, hay que hablar antes de lo que tenemos, de lo que somos y damos gracias a Dios, reconociendo en primer lugar que somos nada, Dios es Todo…..
- agradecemos primeramente por nuestra existencia, por nuestra conciencia,
- por nuestro cuerpo perfecto, nuestra bella alma con sus *tres potencias,
- agradecemos nuestra Redención, y por sobre todas las cosas, le agradecemos a Dios por Él mismo, por nuestra Madre celestial, María Santísima…
- agradecemos la familia de fé católica que escogió para nosotros, agradecemos nuestro bautismo,
- agradecemos el punto de la historia en la que nos colocó después de Luisa,
- …y muy especialmente agradecemos que nos haya escogido desde la eternidad para formar la segunda generación de los hijos de la luz, dándonos el don de Su divina Voluntad obrante en nosotros, que nos hace capaces de……
- darle Dios a Dios,
- de tomar como en un puño la eternidad,
- de trastocar lo humano en divino, rehaciendo los actos de todas las criaturas….
- de adquirir la virtud creadora y productora de todos los bienes,
- de poderle reparar junto con María Santísima y Luisa con amor divino por todas las ofensas que le hacen las criaturas pasadas, presentes y futuras, acompañándolo en su dolorosa Pasión….
- De llevarle la correspondencia de Amor a Dios por todos y darle la gloria completa y cumplida de parte de todas las criaturas….. y más……
- y que aunque seamos ignorantes, ignoradas, viviendo en Su Voluntad, parece que no hacemos nada, pero hacemos todo….
Aunque somos criaturas con naturaleza caída, pero ya redimida, ahora, .—después de luisa—, Dios nos da la oportunidad de recuperar la semejanza con el Verbo Encarnado que perdimos por el pecado original de Adán, dándonos el Don de Su Vida, el Don de la DV obrante en la criatura.
No podemos separar el abandono de la Cruz. El abandono no nos anula. El abandono es un intercambio de vidas. Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.
La humildad sin confianza, no es verdadera humildad. Ejemplo: Jesús, Cordero de Dios……María Santísima……Abram e Isaac….Luisa Picarretta y todos los santos de todos los tiempos.
………………………
Así que nos vamos como siempre al Evangelio, recordando que el único tema de enseñanza que nos da ahí Jesús, es el del Reino de los Cielos, y que es el Reino de la DV obrante en la criatura….
Así que Jesús nos dice “…el que quiera seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y venga en pos de Mí, porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por Mí, la encontrará…” Mt 16,24
Aquí podemos entender que nos dice “…el que quiera vivir en mi Voluntad, niéguese a sí mismo, reconozca que es nada sin Mí, abandónese en mis brazos como si estuviera muerto, o como si no tuviera vida propia, que tome esa cruz y me siga…..”
Y en los Libros de Cielo Jesús le dice a luisa: ”….abandónate en mis brazos como si estuvieras muerta, porque todo lo que te haga sufrir, sea que te venga de los demonios, de las criaturas, o permitido por Mí, todo lo aprovecho Yo para traerte al estado de Vida que te quiero…..”
……………….
Y, cómo es que podemos abandonarnos?, cómo puedo abandonarme, si soy lo único que tengo, me tengo a mí misma, como me puedo abandonar?, eso me parece imposible de hacer y además un riesgo enorme, qué pasará conmigo…!!
Lo que para la creatura es imposible, para Dios es posible.
El CIC 521 nos dice que “….todo lo que Cristo vivió, hace que podamos vivirlo en Él y que Él lo viva en nosotros…”
Él dice: “…ustedes creen que Yo he venido a hacer mis obras?, se equivocan, es mi Padre que mora en Mí, quien hace sus obras en Mí….” Jn 14 ….y,
“….porque Yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la Voluntad del que me ha enviado…” Jn 6,38
Aquí vemos que Jesús nos pide hacer con Él, lo mismo que hizo Él con su Padre…
Es decir, Jesús se abandonó en los brazos de su Padre como si estuviera muerto, como si no tuviera vida propia y no se bajó de los brazos de su Padre nunca, aún en la Cruz, Él continuó abandonado en los brazos de su Padre hasta que Le entregó Su Espíritu…..
Entonces vemos que el abandono, así como nos lo enseña Jesús en su misma Vida, es condición indispensable para poder vivir en la DV, y sí lo podemos hacer porque Él, como cabeza de nuestros actos, hizo lo mismo que nos pide, en toda su vida acá en la tierra.
Ahora, cómo aplicar ese abandono querido por Dios en la vida práctica.
El abandono de mí misma y confiada en los brazos de nuestro Jesús, debe ser positivo, activo (no negativo o pasivo), también tiene que llegar a ser ininterrumpido, tal como lo hizo Jesús, es decir, si yo tengo en algún momento de mi vida, alguna pena, alguna enfermedad, yo debo acudir al médico y tomar el tratamiento que me da, poniendo toda la confianza en nuestro Señor Jesús, si se recupera la salud…. Fiat, si no se recupera… también fiat! ……Y no dejar de confiar siempre en Él, abandonada en sus brazos. (nótese: en sus brazos!!)
……………………
Ahora, vayamos a los escritos de Luisa….
- EN EL abandono QUE JESUS NOS PIDE, nos garantiza la paz, Su paz ….
“…por eso abandónate y aquieta tu interior todo en Mí y encontrarás la paz y encontrando la paz me encontrarás a Mí mismo…” Abril 9, 1900, 3,58
…………..
- JESUS NOS HABLA DEL abandono en su Pasión…
“…también Yo en el curso de mi Pasión sentí un extremo abandono, si bien mi Voluntad estuvo siempre unida con el Padre y con el E.S, esto lo quise sufrir para divinizar en todo la Cruz, tanto, que contemplándome a Mí y contemplando la cruz, encontrarás el mismo esplendor, las mismas enseñanzas y el mismo espejo en el cual podrías reflejarte continuamente sin diferencia entre uno y otro….” Abril 19, 1901 – 4,66
EL ACTO MAS BELLO ES EL abandono en la Voluntad de Dios…
“….hija, el acto más bello y que más me agrada es el abandono en mi Voluntad, pero tanto, que no se recuerde que existe el propio ser, sino que todo para ella sea el Divino Querer. Si bien el dolor de las propias culpas es bueno y laudable, pero no destruye el propio ser, en cambio el abandonarse del todo en mi Voluntad destruye el propio ser y readquiere el Ser Divino. Entonces, el alma con abandonarse en mi Voluntad, me da más honor, porque me da todo lo que Yo puedo exigir de la criatura, y vengo a readquirir en Mí lo que de Mí había salido, y el alma readquiere lo único que debería readquirir, a Dios con todos los bienes que el mismo Dios posee, solo que, hasta que el alma está del todo en la Voluntad de Dios, readquiere a Dios, y si se sale de mi Voluntad, readquiere su propio der junto con todos los males de la corrompida naturaleza…”
Junio 23, 1907 – 8,1
….PARA ALIVIAR LAS PENAS DE JESUS…
“…hija mía, el opio del alma es mi Voluntad, mi opio es la voluntad del alma abandonada en la mía, unida al puro amor. Este opio que el alma me da tiene la virtud de que las espinas pierdan en Mí la virtud de pinchar, los clavos de perforar, las llagas de dar dolor, todo me calma y adormece, así que si tú me has dado el opio, ¿cómo quieres que te haga parte de mis penas? Si no las tengo para Mí menos para ti…” Mar 21, 1913 – 11,49
“…ah, hija mía, se necesita gran abandono en Mí, y a medida que el alma se abandona en Mí, así Yo me abandono en ella, y llenándola de Mí hago Yo mismo lo que ella debe hacer para Mí, pero si no se abandona en Mí, entonces lo que hace queda fijado en ella, no en Mí, y siendo el obrar de la criatura lleno de imperfecciones y miserias, lo que no podrá agradarme…” Jul 2, 1918 – 12,53
”…además, la turbación no es otra cosa que falta de abandono en Mí, y Yo te quiero tan abandonada en mis brazos, que ni siquiera un pensamiento debes tener de ti, Yo pensaré en todo. No temas, tu Jesús no puede hacer menos que tomar cuidado de ti, tenerte defendida de todos, me cuestas mucho, mucho he puesto en ti, solo Yo tengo derecho sobre ti. Entonces, si los derechos son míos, la custodia será toda mía, por esto estate en paz y no temas…” Oct 18, 1921 – 13,25
….
- ACERCA DE GIRAR…..
“…en cuanto el alma entra en mi Voluntad, aun con una simple adhesión, con un abandono, Yo le doy la cuerda para hacerla girar, y ¿sabes cuántas veces gira? Gira por cuantas inteligencias piensan, por cuantas miradas dirigen las criaturas, por cuantas palabras dicen, por cuantas obras y por cuantos pasos se hacen, giran a cada acto divino, a cada movimiento, a cada gracia que del Cielo desciende, en suma, en todo lo que se hace en el Cielo y en la tierra ellas forman el giro, los giros de estas ruedecillas son veloces, rápidos, así que son incalculables a ellas mismas, pero Yo los numero todos, primero para tomarme la gloria, el amor eterno que me dan, y después para fundir todo el bien eterno, para darles la capacidad de hacerlas sobrepasar todo, para poder abrazar a todos y hacerse corona de todo…” Feb 4, 1922 – 13,58
- La Cruz y el abandono…..
…dice Luisa: “…Me sentía feliz y sentía los gozos que contiene el Querer Divino cuando el alma se abandona en Él, aun sufriendo…” Jun 25, 1925 – 17,50
“PARA VIVIR EN EL DIVINO QUERER SE NECESITA EL PLENO ABANDONO EN LOS BRAZOS DEL PADRE CELESTIAL. LA NADA DEBE CEDER LA VIDA AL TODO” Abr 16, 1926 – 19,12
- MARAVILLAS DIVINAS Y PRODIGIOS para quien se abandona en el Divino Querer….
“…el más bello acto de la criatura es arrojarse en nuestros brazos, abandonarse de tal modo de dejarnos hacer a Nosotros lo que queramos hacer de ella, tanto en el tiempo como en la eternidad, y entonces Nosotros tomamos el gusto de hacer de ella una de las estatuas más bellas que debe adornar nuestra celestial Jerusalén…” “…hija mía, cuando la criatura se abandona en nuestra Voluntad, es tanta nuestra complacencia, que ella se vierte en Nosotros y Nosotros nos vertemos en ella y le damos nueva vida nuestra, nuevo amor, nueva santidad, nuevos conocimientos de nuestro Ente Supremo. Cuando la criatura se abandona en nuestro Querer Divino, Nosotros podemos hacer en ella los prodigios más grandes, las gracias más sorprendentes, porque está nuestra misma Voluntad que recibe y hace el depósito de lo que queremos dar a la criatura, el abandonarse en nuestro Querer toma el Cielo por asalto y es tanto su imperio, que se impone sobre nuestro Ser Divino, lo encierra en su pequeñez y ella, triunfante se encierra en nuestro Seno Divino. Los Cielos quedan asombrados, los ángeles y santos quedan extasiados, y todos sienten correr en ellos una nueva vida en virtud del acto del abandono que ha hecho la criatura, aún viadora, y Nosotros, encontrándola abandonada en nuestro Fiat, encontramos que en ella podemos hacer lo que queremos, toda se presta a nuestra potencia y entonces damos principio al trabajo y formamos en su alma tantas fuentecitas de amor, de bondad, de santidad, de misericordia, y así de todo lo demás, de modo que cuanto nuestro amor quiere amar, con nuestro aliento omnipotente movemos las fuentecitas del amor, y ella nos ama y hace salir de la fuente tanto amor para inundar a toda la corte celestial. Cuando queremos hacer uso de la bondad, de la misericordia, de la gracia, movemos estas fuentes y la tierra es inundada de nuestra bondad y misericordia, y quién se convierte, quién recibe gracia. Todo esto lo podemos hacer directamente por Nosotros mismos, pero sentimos más gusto, más placer al servirnos de las fuentes que Nosotros mismos hemos formado en la criatura. Por medio suyo nos sentimos más empujados a usar misericordia sobre todos, tenemos la intermedia entre el Cielo y la tierra, que con su abandono nos hacer verter gracias y nos hace amar con amor nuevo a todas las criaturas, así que, por cuanto más estés abandonada en nuestra Voluntad, más magnánimos seremos hacia ti y hacia todos los demás, al menos los más dispuestos encontrarán nueva fuerza, nueva luz, nueva guía…..” Mar 6, 1938 – 35,36
- QUIEN VIVE ABANDONADO EN DIOS, ENCUENTRA EN Él SU PATERNIDAD, EL REFUGIO, EL ESCONDITE.
“….pobre hija mía, tus penas son las mías y sufro junto contigo, por eso, ánimo, abandónate en Mí y encontrarás la fuerza a tus penas. Quien se abandona en Mí crece como un niño cuidado por su mamá, la cual lo faja para hacerlo afirmar en sus miembros, lo alimenta con su leche, lo tiene entre sus brazos, lo besa, lo acaricia, y si llora, une sus lágrimas con las de su hijo, así que la mamá es la vida de su hijo. ¡Oh! si el pequeño niño no tuviese a su mamá, cómo crecería mal, sin quien lo alimentara con su leche, sin fajas, sin quien lo calentara; crecería enfermizo, débil, y solamente un milagro lo podría hacer vivir. Así es el alma que vive abandonada en mis brazos, tiene a su Jesús que le hace más que de madre; la alimento con la leche de mis gracias; la fajo con la luz de mi Voluntad, a fin de que sea fortalecida y confirmada en el bien; la tengo estrechada a mi pecho, a fin de que no sienta otra cosa que mi amor y los latidos ardientes de mi corazón; la arrullo entre mis brazos; si llora, lloro junto con ella, de modo que siente más mi Vida que la suya, crece junto Conmigo y de ella hago lo que quiero. En cambio quien no vive abandonada en Mí, vive en sí misma, aislada, sin leche, sin quien tome el cuidado de su existencia. Quien vive abandonada en Mí encuentra su refugio en sus penas, el escondite donde esconderse para hacer que ninguno me la toque, y si quisieran tocarla sabré defenderla, porque quien toca a quien me ama, es más que si me tocase a Mí mismo, y Yo la escondo en Mí y confundo a aquellos que quieren golpear a quien me ama. Y Yo amo tanto a quien vive abandonada en Mí, que hago de ella el más grande portento, que hace quedar maravillado a todo el Cielo, y así hago quedar confundidos a aquellos que creían golpearla para hacerla quedar cubierta de confusión y humillaciones. Así que, a las tantas penas que sufrimos no agreguemos esta pena, que sería la más dolorosa, el no vivir tú abandonada en Mí y Yo en ti. Hija mía, dejémoslos decir y hacer, con tal que no nos toquen nuestra unión, ni puede entrar ninguno en nuestros secretos, en los abismos de mi amor, ni impedirme lo que quiero hacer con mi criatura. Vivamos de un solo Querer y todas las cosas estarán en su lugar entre Yo y tú…” Oct 19, 1935 – 36-34
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- JESUS NOS ENSEÑA COMO DEBE COMPORTARSE EL ALMA EN EL ESTADO DE ABANDONO Y DE SUFRIMIENTO.
“….hija mía, no temas, cuando un alma hace todo por Mí, todo lo que toma, hasta los mismos consuelos, Yo lo recibo como si restaurase mi cuerpo sufriente, y aquellos que le son dados los considero como si los dieran a Mí mismo, tanto que si no los dieran Yo sentiría pena por ello, pero para quitarte toda duda, cada vez que te den algún alivio y sientas la necesidad de tomarlo, no sólo lo harás por Mí, sino que agregarás : “…Señor, intento reconfortar tu cuerpo sufriente en el mío…” Jun 6, 1903 – 5,12
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— En el círculo de su Voluntad —
Su Acto Unico, su Vida, su Querer
La cosa más esencial de un alma es el no salir jamás del círculo de la verdad. 4-17 LdC
VÍDEO
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