Material al ritmo de nuestros encuentros
8 de septiembre
Con la Divina Voluntad
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Lecturas como complemento
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-Tú eres mi Vida-
continuación del día 28 de julio
Orar, sufrir, obrar….actos todos de la criatura que deben entrar en el ambiente divino para recibir el «acto obrante» de la Divina Voluntad y así adquirir el valor de actos divinos, como si la propia Divinidad los hubiera hecho. Esto se lleva a cabo con este Don de dones el cual, al invocarlo encierra, acto por acto, su propia Vida en la criatura. La oración también debe revestirse de la intención de «dar vida a la DV».
Reza pero reza como rezo Yo
11-123 Mayo 3, 1916
Mientras estaba rezando, mi amable Jesús se puso junto, y oía que también Él rezaba y yo me puse a oírlo, entonces me dijo:
1.) “Hija mía, reza, pero reza como rezo Yo…..
- -vuélcate toda en mi Voluntad…..
- Yo tomaba todos los pensamientos en mi mente, y por cada uno en particular Yo me presentaba ante la Majestad Suprema y los reparaba, y en esta misma Voluntad descendía en cada mente de criatura, dándole el bien que había impetrado para su inteligencia; en mis miradas tomaba todos los ojos de las criaturas; en mi voz sus palabras; en mis movimientos los suyos; en mis manos sus obras; en mi corazón los afectos, los deseos; en mis pies los pasos; y haciéndolos como míos, en este Divino Querer mi Humanidad satisfacía al Padre y Yo ponía a salvo a las pobres criaturas, y el Padre Divino quedaba satisfecho, no podía rechazarme siendo el Santo Querer Él mismo, ¿se habría rechazado Él mismo? Ciertamente que no; mucho más que en estos actos encontraba santidad perfecta, belleza inalcanzable y raptora, amor sumo, actos inmensos y eternos, potencia invencible. Esta fue toda la Vida de mi Humanidad en la tierra, desde el primer instante de mi concepción hasta el último respiro, para continuarla luego en el Cielo y en el Santísimo Sacramento.
2.) Ahora, ¿por qué no puedes hacerlo también tú? Para quien me ama todo es posible
- vuélcate toda en mi Voluntad, y en Ella encontrarás a Dios y a todas las criaturas, y haciendo tuyas todas las cosas de las criaturas, las darás a Dios como si fuera una sola criatura, porque el Querer Divino es el dueño de todas, y pondrás a los pies de la Divinidad los actos buenos para darle honor, y los malos para repararlos con la santidad, potencia e inmensidad de la Divina Voluntad a la que nada escapa. 1
- unida Conmigo en mi Voluntad, toma y lleva ante la Majestad Divina2 en tus pensamientos, los pensamientos de todos; en tus ojos, las miradas de todos; en tus palabras, en los movimientos, en los afectos, en los deseos, todos los de tus hermanos para repararlos, para impetrar para ellos luz, gracia, amor. En mi Querer te encontrarás en Mí y en todos, harás mi Vida, rezarás como Yo, y el Padre Divino por esto quedará contento y todo el Cielo te dirá: “¿Quién nos llama en la tierra? ¿Quién es quien quiere encerrar este Santo Querer en sí, encerrando a todos nosotros juntos?” ¿Y cuánto bien no puede obtener la tierra haciendo descender el Cielo a la tierra?”3 (un ejemplo de lo que hacía Luisa)——————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————
- 12-41 Yo me he encontrado en Jesús, mi pequeño átomo nadaba en el Querer Eterno, y como este Querer Eterno es un acto solo que contiene todos los actos juntos, pasados, presentes y futuros, yo, estando en el Querer Eterno tomaba parte en aquel acto único que contiene todos los actos, por cuanto a criatura es posible. Yo tomaba parte también en los actos que no existen aún y que deberán existir hasta el fin de los siglos, y hasta que Dios sea Dios, y también por éstos yo lo amaba, lo agradecía, lo bendecía, etc., no había ni un solo acto que se me escapara, y ahora tomaba el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, lo hacía mío, como era mío su Querer, y lo daba a Ellos como mío. Cómo estaba contenta por poder darles el amor de Ellos como mío, y porque Ellos encontraban su pleno contento y su desahogo completo al recibir de mí su amor como mío; ¿pero quién puede decirlo todo? Me faltan las palabras. Entonces el bendito Jesús me ha dicho….
- Llevamos con nosotros-a lo largo de nuestros días- a toda la humanidad: en todos lo sentidos del cuerpo y potencias del alma
- (16-35 – 1) Estaba rezando, y mi dulce Jesús se hacía ver en mi interior que me miraba fijamente, y yo, atraída por su mirada, lo miraba a Él hasta dentro de su interior, que me parecía como si fuera un cristal en el cual se podía ver todo lo que mi amado Jesús hacía, y yo uniéndome a Él trataba de hacer lo que Él hacía. Otras veces me parecía que Jesús tomaba mi alma entre sus manos y la lanzaba al vuelo en la inmensidad de su Voluntad diciéndome:
(2) “La recién nacida de mi Voluntad; en mi Voluntad has nacido, en Ella quiero que vivas. Vuela, vuela en el Eterno Querer, cumple tu oficio, mira que hay mucho qué hacer entre la Divinidad y las criaturas, gira por todas las generaciones, pero siempre en mi Querer, de otra manera no las encontrarás a todas, y amando, obrando, reparando, adorando por todos, te pondrás ante la Majestad Suprema para darle todo el amor, los homenajes de todos y de cada uno como verdadera hija primogénita de nuestro Querer”.
(3) Yo tomaba el vuelo y Jesús seguía con su mirada mi vuelo; ¿pero quién puede decir lo que hacía? En su Querer encontraba todo el amor que su Voluntad debía dar a las criaturas, y no tomándolo ellas, estaba suspendido esperando que fuese tomado y yo lo hacía mío, e invistiendo a todas las inteligencias creadas, formaba por cada uno de los pensamiento un acto de amor, de adoración y de todo lo que cada inteligencia debía dar a Dios, y abrazando todo en mí, como si a todos los pusiera en mi regazo, tomaba el camino al Cielo para llevarlos al seno del Padre Celestial y le decía:
(4) “Padre Santo, vengo ante tu trono para traerte en mi regazo a todos tus hijos, tus queridas imágenes creadas por Ti, para ponerlos otra vez en tu seno divino, a fin de que aquella Voluntad, por ellos rota entre Tú y ellos, Tú la vincules y la anudes de nuevo. Es la pequeña hija de tu Querer quien esto te pide, soy pequeña, es cierto, pero tomo la tarea de satisfacerte por todos, no me iré de tu trono si no me vinculas la voluntad humana con la Divina, y llevándola a la tierra, venga el reino de tu Querer a la tierra. A los pequeños nada se les niega, porque lo que piden no es otra cosa que el eco de tu mismo Querer y de lo que quieres Tú”.
(5) Después regresaba con Jesús que me esperaba en mi habitación, y Él me recibía en sus brazos, me colmaba de besos y de caricias y me decía:
(6) “Pequeña mía, para hacer que el Querer del Cielo descienda sobre la tierra, es necesario que todos los actos humanos sean sellados y esmaltados de actos de Voluntad Divina, a fin de que el Supremo Querer, viendo que todos los actos de voluntad de las criaturas están marcados por la suya, atraído por el imán potente de su mismo Querer descienda a la tierra y reine en ella; a ti como hija primogénita de nuestro Querer te ha sido dada esta tarea.
34-34 (6) “Estoy dentro de ti, soy tuyo, estoy a tu disposición, mis llagas, mi sangre, todas mis penas, son tuyas, puedes hacer de Mí lo que quieras, es más, hazla de magnánima, de valiente, de amante, de verdadera imitadora mía, toma mi sangre para darla a quien quieras, toma mis llagas para sanar las llagas de los pecadores, toma mi Vida para dar vida de gracia, de santidad, de amor, de Voluntad Divina a todas las almas, toma mi muerte para hacer resucitar tantas almas muertas en el pecado; te doy toda la libertad, obra tú, aprende a obrar hija mía, me he donado y basta, pensarás tú en que todo me redunde en gloria, y en cómo hacerme amar, mi Voluntad te dará el vuelo para hacerte llevar mi sangre, mis llagas, mis besos, mis ternuras paternas, a mis hijos, a tus hermanos, por eso no te maravilles, es propiamente este el obrar divino, tener sus obras en acto de repetirlas continuamente para darlas, para hacer don a las criaturas, y así cada uno puede decir: ‘Todo es mío, aun el mismo Dios es mío’. Y ¡oh! cómo gozamos al verla dotada de nuestras obras, poseedora de su Creador, son los excesos de nuestro amor, que para ser amado queremos hacer ver cuánto la amamos y los dones que queremos darle. A quien viva en nuestro Querer, nos sentiríamos como si defraudásemos a la criatura si no le hacemos don de todo, y esto Nosotros no lo sabemos hacer, por eso sé atenta, haz que tu alma sea embalsamada por nuestra paz divina, que no conocemos qué cosa sea turbación, y todas las cosas te llevarán la sonrisa, la dulzura, el amor de tu Creador”.
21 de julio 2020
LA ORACIÓN. 1
20-4,4 Hija mía, donde está mi Voluntad todo es santidad, todo es amor, todo es oración. Así que estando en ti su fuente, tus pensamientos, tus miradas, tus palabras, tu latido y aun tus movimientos, todos son amor y oraciones. No es la forma de las palabras lo que forma la oración, no, es mi Voluntad obrante, que dominando todo tu ser forma de tus pensamientos, palabras, miradas, latidos y movimientos, tantas fuentecitas que surgen de la Voluntad Suprema y elevándose hasta el Cielo, en su mudo lenguaje, quién reza, quién ama, quién adora, quién bendice, en suma, Ella le hace hacer lo que es santo, lo que pertenece al Ser Divino. Por eso el alma que posee como vida el Querer Supremo es el verdadero cielo, que aunque fuera mudo narra la gloria de Dios y se presenta como obra de sus manos creadoras.
34-13 (2) “Hija de mi Querer, ¿has visto como la inmensidad de mi Fiat es inalcanzable? Ninguna mente creada, por cuán santa sea puede abrazarla y ver dónde terminan sus confines, todos tienen su lugar en Ella, más bien, cada criatura tiene su pequeño campo en la inmensidad de mi Divina Voluntad, pero ¿quién trabaja este pequeño campo que le ha sido asignado? Quien vive en Ella, porque viviendo en Ella se hace la primera trabajadora, y Ella tomando en su regazo a la criatura la tiene ocupada, fundida en el trabajo que quiere que haga en el pequeño campito que le ha sido dado en mi Voluntad, y como posee su Fuerza creadora, lo que la criatura podría hacer en un siglo, junto con Ella lo hace en una hora, así que en una hora puede adquirir un siglo de amor, de obras, de sacrificios, de conocimientos divinos, de adoraciones profundas, y después del trabajo llama al alma al reposo para felicitarse y reposarse juntos, …..Ahora hija mía, tú debes saber que es mi Voluntad absoluta que la criatura haga mi Voluntad; cómo suspiro verla reinante y obrante en ella, cómo quiero oír decir: ‘La Voluntad de Dios es la mía, lo que quiere Dios quiero yo, lo que hace Dios hago yo’.
-A la Sra Mazari Bari:
Hija mía, con hacer la Divina Voluntad nosotros nos volvemos los verdaderos hijos de la gran Señora, y nos cambiamos en tabernáculos donde Jesús forma su morada, y entonces todo lo que hacemos es sagrado, todo es oración, aun las cosas más indiferentes. Las mismas cosas naturales, necesarias de la vida, con el hacer la Divina Voluntad se transforman en oración, en adoración, en amor hacia nuestro dulce Jesús, porque con hacer su Voluntad todo lo que hacemos es santo, todo es amor, y tal se vuelve nuestro ser.
-A la Sra. Antonieta Savorani:
Vivir en el Querer Divino no es tan difícil como usted y otros creen, ni el dulce Jesús quiere cosas imposibles, ni sabe enseñar cosas difíciles, más bien en lo que enseña es tanto su amor, que no sólo facilita sus enseñanzas, sino que para volver fácil lo que quiere y nos enseña, se pone a nuestra disposición, haciendo junto con nosotros lo que Él quiere y enseña. Todo está hija mía en una fuerte resolución, firme y constante de hacer entrega de nuestra voluntad en las manos de Jesús, para hacer que en todos nuestros actos entre la suya. Así que en todo nuestro ser, en los actos más naturales de la vida, en el alimento, en el sueño, en las penas, en la oración, y aun en los lícitos placeres, el Querer Divino debe tener su puesto regio, su campo de acción, y nuestra voluntad debe ser el terreno donde recibir estos actos divinos, y el escabel donde el Querer Divino debe apoyar estos sus actos; y estos actos unidos juntos forman su Vida. La vida no se forma con un solo acto, sino con muchos actos repetidos e incesantes.
-A Sor Remigia:
Así que este es mi augurio, que hagas crecer al infante divino, que lo vuelvas feliz y que, como juego, le des tu voluntad en sus manitas, a fin de que a las tantas lágrimas que vierte, te encuentre a ti que lo hagas sonreír.
Y además, otro trabajo quiere confiarte el querido pequeño, que a las muchachas que te circundan les hagas conocer que todas poseen a Jesús en sus corazones, y debes enseñarles el modo parta hacerlo crecer. Si haces esto, puedes estar tranquila, porque formarás tantos tabernáculos al pequeño Jesús. Yo no quiero, ni Jesús quiere, que pierdas la paz; busca en cada cosa la Voluntad Divina, y tu ser se volverá plegaria continua en cada cosa. No son las palabras que forman la oración, sino nuestra unión con la Divina Voluntad, y entonces todo es sagrado, santo, en nosotros, y además, la paz es el ojo de nuestros actos, por lo que os indicará cómo amar a Jesús y hacerlo amar.
NUESTRO MODELO:
El te amo divino bilocado en la criatura
Adán, Jesús, María.
33-3(1) Soy siempre la pequeña ignorante del Ser Supremo, y cuando el Querer Divino me sumerge en sus mares, veo que apenas las vocales, si acaso, conozco de su Majestad adorable, es tanta mi pequeñez que apenas algunas gotas sé tomar de tanto que posee el Creador. Entonces girando en las obras del Fiat Divino me he detenido en el Edén, donde se me ha hecho presente la creación del hombre y pensaba para mí: “Cuál pudo ser la primera palabra que Adán dijo cuando fue creado por Dios”. Y mi Sumo Bien Jesús, visitándome con su breve visita, todo bondad, como si Él mismo quisiera decírmelo me ha dicho:
(2) “Hija mía, también Yo siento el deseo de decirte cuál fue la primera palabra pronunciada por los labios de la primera criatura creada por Nosotros. Tú debes saber que apenas Adán sintió la vida, el movimiento, la razón, vio a su Dios ante él, comprendió que Él lo había formado, sentía en sí, en todo su ser todavía frescas las impresiones, el toque de sus manos creadoras, y agradecido, en un ímpetu de amor pronunció su primera palabra: ‘Te amo Dios mío, Padre mío, autor de mi vida’. Pero no fue sólo la palabra, sino que el respiro, el latido, las gotas de su sangre que corrían por sus venas, el movimiento, todo su ser unido, a coro dijeron: ‘Te amo, te amo, te amo’. Así que la primera lección que aprendió de su Creador, la primera palabra que aprendió a decir, el primer pensamiento que tuvo vida en su mente, el primer latido que formó en su corazón, fue: ‘Te amo, te amo’. Se sentía amado y amó. Podría decir que su te amo no terminaba jamás, fue tan prolongado que sólo fue interrumpido cuando tuvo la desgracia de caer en pecado. Por eso nuestra Divinidad se sintió herida al oír sobre los labios del hombre, te amo, te amo, era la misma palabra que Nosotros habíamos creado en el órgano de su voz que nos decía: ‘Te amo’. Era nuestro amor, creado por Nosotros en la criatura que nos decía te amo, ¿cómo no quedar herido, cómo no corresponderlo con un amor más abundante, mas fuerte, digno de nuestra magnificencia? En cuanto lo oímos decir te amo, así Nosotros le repetimos ‘te amo’, pero en nuestro ‘te amo’ hicimos correr en todo su ser la Vida obrante de nuestra Divina Voluntad, así que encerramos en el hombre, como dentro de nuestro templo, nuestra Voluntad, para que encerrada en el círculo humano, mientras permanecía en Nosotros, obrara cosas grandes y fuera Ella el pensamiento, la palabra, el latido, el paso, la obra del hombre; nuestro ‘te amo’ no podía dar cosa más santa, más bella, más potente, que pudiera formar la Vida del Creador en la criatura, que nuestra Voluntad obrante en él, y ¡oh! cómo nos resultaba agradable ver que nuestra Voluntad tenía su puesto de actriz, y el querer humano deslumbrado por su luz gozaba su paraíso, y dándole plena libertad lo hacía hacer lo que quería, dándole el primado en todo, y el puesto de honor que a un Querer tan Santo convenía. Ve entonces cómo el principio de la vida de Adán fue un acto pleno de amor hacia Dios de todo su ser, qué lecciones sublimes, cómo el principio del amor debía correr en todo lo obrado por la criatura. La primera lección que recibió de nuestro Ser Supremo en la correspondencia de su ‘te amo’, fue que mientras la amaba tiernamente respondiéndole ‘te amo’, le daba la primera lección sobre nuestra Divina Voluntad, y mientras lo instruía le comunicaba la Vida de Ella y la ciencia infusa de qué significaba nuestro Fiat Divino, y cada vez que nos decía ‘te amo’, nuestro amor le preparaba otras lecciones más bellas sobre nuestro Querer; él quedaba raptado y Nosotros nos deleitábamos en conversar con él, y hacíamos correr sobre él ríos de amor y de alegrías continuas, así que la vida humana era encerrada por Nosotros en el amor y en nuestra Voluntad. Por eso hija mía, no hay dolor más grande para Nosotros que ver nuestro amor como destrozado en la criatura y nuestra Voluntad obstaculizada, sofocada, sin su Vida obrante y como sometida al humano querer. Por eso sé atenta y en todas las cosas ten por principio el amor y mi Divina Voluntad”.
Un te amo divino:
12-3 Y todo afligido ha quedado en silencio. Y yo: “Vida de mi vida, dime otra palabra”. Y Jesús, como si me infundiera su aliento ha agregado:
(4) “Te amo”.
(5) Pero en aquel “te amo” parecía que todos, y todas las cosas recibieran nueva vida, y yo he repetido: “Jesús, dime otra palabra aún”.
(6) Y Él: “Palabra más bella no podría decirte que un te amo, este mi te amo llena Cielo y tierra, circula en los santos, y reciben nueva gloria; desciende en los corazones de los viadores, y quién recibe gracia de conversión, quién de santificación; penetra en el Purgatorio, y como benéfico rocío cae sobre las almas, y sienten refrigerio; los mismos elementos se sienten investir de nueva vida en el fecundar, en el crecer, así que todos advierten el te amo de tu Jesús. ¿Y sabes cuándo el alma se atrae un te amo mío? Cuando fundiéndose en Mí toma la actitud divina, y perdiéndose en Mí hace todo lo que hago Yo”.
16-11 (5) “Hija mía, quiero que tú, que eres la hija primogénita de mi Suprema Voluntad, conozcas cómo toda la Creación, sobre las alas de mi Querer Eterno lleva mi te amo a las criaturas, y las criaturas, sobre las mismas alas de mi Voluntad, haciéndola ellas, deberían darme la correspondencia de su te amo. Mira el cielo azul, no hay punto en el que no esté sellado un te amo mío hacia la criatura: Cada estrella y su centelleo que le forma corona están tachonadas de mis te amo; el rayo de sol, mientras se alarga hacia la tierra para llevar la luz, cada gota de luz lleva mi te amo, y en cuanto la luz invade la tierra y el hombre
la mira, le camina encima, mi te amo le llega en los ojos, en la boca, en las manos y se extiende bajo los pies. El murmullo del mar murmura te amo, te amo, te amo, y cada gota de agua son teclas, que armonizando entre ellas forman las más bellas armonías de mi infinito te amo; las plantas, las hojas, las flores, los frutos, tienen impreso mi te amo, así que la Creación toda lleva al hombre mis repetidos te amo. Y el hombre mismo, ¿cuántos mis te amo no tiene impresos en todo su ser? Sus pensamientos están sellados por mi te amo; el latido de su corazón que le resuena en el pecho con aquél misterioso sonido, tac, tac, tac, es un te amo mío jamás interrumpido que le dice te amo, te amo; sus palabras son seguidas por mi te amo; sus movimientos, sus pasos y todo lo demás, contienen un te amo mío, sin embargo, en medio de tantas oleadas de mi amor no sabe elevarse para darme su correspondencia a mi amor. ¡Qué ingratitud, y cómo mi amor queda doliente! Por eso hija mía te he elegido como hija de mi Querer, a fin de que como hija fiel defiendas los derechos de tu Padre. Mi amor quiere absolutamente la correspondencia del amor de la criatura, por lo tanto en mi Voluntad encontrarás todos mis te amo, y tú, siguiéndolos, imprimirás tu te amo en el mío, por ti y por todos. ¡Oh! cómo estaré contento al ver el amor de la criatura fundido con el mío, por eso te doy mi Querer en tu poder, a fin de que todo el amor que he dado en la Creación me lo corresponda una criatura, defendiendo así los derechos de mi amor”.
4 PUNTOS:
DISTINTIVO DE ESTA NUEVA FORMA DE ORAR
.- No hay peticiones particulares, sólo pedir el advenimiento del Reino:
11-40 (1) Estando muy afligida por la privación de mi adorable Jesús, estaba rezando y reparando por todos, y en mi extrema amargura he dirigido el pensamiento hacia mí y he dicho: “Piedad de mí, Jesús perdona a esta alma, tu sangre, tus penas ¿no son también mías? ¿Valen acaso menos para mí?” Y mientras esto decía, mi amable Jesús desde dentro de mi interior me ha dicho:
(2) “¡Ah!, hija mía, ¿qué haces pensando en ti? Tú así desciendes y de dueña te reduces a la mísera condición de pedir, pobre hija, con pensar en ti misma te empobreces, pues estando en mi Voluntad tú eres dueña y por ti misma puedes tomar lo que quieras; si hay algo que hacer en mi Voluntad es rezar, reparar por los demás”.
(3) Y yo: “Dulcísimo Jesús, Tú amas tanto que quien está en tu Voluntad no piense en sí mismo, y Tú ¿piensas en ti mismo?” (Que pregunta tan disparatada)
(4) Y Jesús: “No, no pienso en Mí mismo, piensa en sí mismo quien tiene necesidad de alguna cosa, Yo no tengo necesidad de nada, Yo soy la misma santidad, la misma felicidad, la misma inmensidad, altura, profundidad, nada, nada me falta, mi Ser contiene en Sí mismo todos los bienes posibles e imaginables. Si algún pensamiento me pudiera ocupar es el pensamiento del género humano, que habiéndolo sacado de Mí quiero que regrese a Mí, y en tales condiciones pongo a las almas que quieren hacer verdaderamente mi Voluntad, son una sola cosa Conmigo, las vuelvo dueñas de mis bienes, porque en mi Voluntad no hay esclavitud, lo que es mío es de ellas, y lo que quiero Yo lo quieren ellas. Entonces, si uno siente necesidad de alguna cosa, significa que no está en verdad en mi Voluntad, o bien que se da sus escapadas, como estás haciendo tú ahora, ni más ni menos.
¿No te parece extraño que quien ha formado una sola cosa, un solo querer Conmigo, me pida piedad, perdón, mi sangre, mis penas, mientras que la he constituido dueña junto Conmigo? Yo no sé que piedad, que perdón darle, pues le he dado todo, a lo más debería tener piedad, perdonarme a Mí mismo de alguna falla, lo que no puede ser jamás. Por tanto te recomiendo que no salgas de mi Voluntad, y que continúes no pensando en ti misma sino en los demás, como has hecho hasta ahora, de otra manera vendrías a empobrecer y a sentir necesidad de todo”.
33-2, 2 Así que cuando la criatura ha entendido qué significa Voluntad Divina y siente correr en ella su Vida, no siente más necesidad de nada, porque poseyendo mi Querer posee todos los bienes posibles e imaginables, le queda sólo el delirio, las ansias, los suspiros porque quiere que mi Voluntad abrace a todos y se constituya vida de todos, y esto porque ve que mi Voluntad eso quiere, y esto quiere su pequeñez”.
26-12 Por eso la cosa más necesaria es tomar mi Divina Voluntad, y si esto ha hecho, ha hecho todo y ha tomado todo, todo es suyo. Sucede como a una máquina, si se mueve la primera rueda del centro de ella, todas las ruedas secundarias giran, pero si no se mueve la primera rueda, todas quedan detenidas, y no hay potencia o artífice que tenga virtud de mover las ruedas secundarias, pero si se mueve la primera, por sí mismas las otras giran y hacen su oficio. Por eso la atención y el arte deben ser para la primera rueda, todo lo demás viene de por sí. Así es mi Voluntad, quien la posee no tiene necesidad de nada”.
Vs 20-25 (3) La voluntad humana vuelve esclavo al hombre, lo hace tener necesidad de todo, se siente continuamente faltar la fuerza, la luz, su existencia está siempre en peligro, y lo que obtiene es por medio de oraciones y, fatigosamente; así que el hombre que vive de su voluntad es el verdadero mendigo. En cambio quien vive de la mía no tiene necesidad de nada, tiene todo a su disposición, mi Voluntad le da el dominio de sí mismo, por lo tanto es dueño de la fuerza, de la luz, pero no de la fuerza y luz humanas, sino de las divinas, su existencia está siempre al seguro y siendo dueño puede tomar lo que quiera, no tiene necesidad de pedir para tener, tan es verdad, que para Adán, antes de sustraerse de mi Voluntad la petición no existía, la necesidad hace nacer la petición, si de nada tenía necesidad, no tenía ni qué pedir ni qué implorar, así que él amaba, alababa, adoraba a su Creador, la petición no tenía lugar en el Edén terrenal;
la petición vino, tuvo vida después del pecado como necesidad extrema del corazón del hombre; quien pide significa que tiene necesidad y como espera, pide para obtener. En cambio quien vive en mi Voluntad vive en la opulencia de los bienes de su Creador como dueño, y si necesidad y deseo siente, viéndose entre tantos bienes es de querer dar a los demás su felicidad y los bienes de su gran fortuna, verdadera imagen de su Creador que le ha dado tanto, sin ninguna restricción, quisiera imitarlo dando a los demás lo que posee. ¡Oh! cómo es bello el cielo del alma que vive en mi Voluntad, es el cielo sin tempestades, sin nubes, sin lluvia, porque el agua que quita la sed, que fecunda y que le da el crecimiento y la semejanza de Aquél que la ha creado es mi Voluntad, es tanto su celo de que el alma no tome nada si no es de Ella, que hace todos los oficios: Si quiere beber, Ella se hace agua, que mientras la refresca le apaga cualquier sed, para hacer que su única sed sea su Voluntad; si siente hambre se hace alimento, que mientras la sacia le quita el apetito de todos los demás alimentos; si el alma quiere ser bella, se hace pincel dándole pinceladas de tal belleza, que mi misma Voluntad queda raptada por una belleza tan inaudita impresa por Ella misma en la criatura, debe poder decir a todo el Cielo: ‘Mírenla cómo es bella, es la flor, es el perfume, es el tinte de mi Querer que la ha hecho tan bella’. En suma le da su fuerza, su luz, su santidad, todo para poder decir: ‘Es una obra toda de mi Querer, por eso quiero que nada le falte, que me asemeje y me posea’. Mira en ti misma para ver lo que mi Voluntad ha hecho, tus actos investidos por su luz cómo han cambiado la tierra de tu alma, todo es luz que despunta en ti y que se vuelve para herir a Aquélla que la ha investido, por eso la más grande afrenta que me hacen las criaturas es el no hacer mi Voluntad”.
Pedir el Reino:
27-31 . (3) Después de esto seguía rezando para que el bendito Jesús se apresurara en hacer venir el tan suspirado reino de la Divina Voluntad sobre la tierra, y mi amado Jesús, como herido por tal petición, que Él mismo tanto suspira de ver el triunfo del Querer Divino sobre la tierra, me ha dicho:
(4) “Hija mía, las oraciones hechas en mi Querer Divino para obtener el advenimiento de su reino sobre la tierra, tienen un gran imperio sobre Dios. Dios mismo no puede desentenderse ni puede no escucharla favorablemente, porque la criatura rogando en mi Fiat Divino, sentimos la fuerza de nuestro Querer, que con su imperio ruega, con su inmensidad se extiende dondequiera, y abrazando la fuerza universal, la oración se extiende por todas partes, de modo que nos sentimos cercados
.-No hay intenciones propias:
11-37 (3) Otra vez estaba pensando cómo sería mejor ofrecer nuestras acciones, oraciones, etc., si como reparaciones, como adoraciones, etc. Y mi siempre benigno Jesús me ha dicho:
(4) “Hija mía, quien está en mi Voluntad y hace sus cosas porque las quiero Yo, no es necesario que disponga ella sus intenciones; estando en mi Voluntad,
conforme obra, reza, sufre, así Yo mismo las dispongo como más me place, ¿me place la reparación? Las tomo por reparación; ¿me place por amor? Lo tomo como amor. Siendo Yo el dueño hago con ellas lo que quiero;
no así con quien no está en mi Voluntad, disponen ellos y Yo quedo a voluntad de ellos”.
Vs 15-28.. …..así, faltándote el anillo de unión no podrías vivir en mi Querer, perderías el dominio, tus actos pasarían a simples intenciones, y cuando dices: ‘Mi Jesús, en tu Querer te amo, te bendigo, te agradezco por todos, me duelo por cada una de las ofensas, etc.’, no volarían sobre cada uno de los actos humanos para hacerse acto de cada acto humano, amor por cada amor que me deberían dar las criaturas, no seguirías todos mis actos que están en mi Querer, quedarías atrás, a lo más serían pías intenciones que pueden hacer algún bien, pero no actos por todos que puedan dar vida y que contengan la potencia de nuestra Voluntad creadora, sin embargo cuántas veces no me dices: ‘Ya que me has llamado en tu Querer no me dejes atrás, ¡oh! Jesús, haz que junto Contigo siga los actos de la Creación para corresponderte por el amor que pusiste en todas las cosas creadas, aquéllas de la Redención y aquéllas de la Santificación, a fin de que dondequiera que estén tus actos, tu amor, esté la correspondencia del mío.’ ¿Y ahora quieres que te deje atrás?”
(4) Yo he quedado confundida y no he sabido qué responder. El buen Jesús dispone de lo que a Él le agrada, y todo sea para gloria suya.
16-65 (2) Después, según mi costumbre he seguido a mi amado Jesús en su Pasión, compadeciéndolo, reparándolo y haciendo mías sus penas, y Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:
(3) “¡Hija mía, cuánto bien procura al alma el recordarse de Mí y de todo lo que hice, sufrí y dije en mi Vida! Ella, con compadecerme y haciendo suyas mis intenciones y recordando una a una mis penas, mis obras, mis palabras, las llama en sí y las dispone en bello orden en su alma, de manera que viene a tomar los frutos de todo lo que Yo hice, dije y sufrí, y esto produce en el alma una especie de humedad divina, donde el sol de mi gracia se deleita en surgir y en formar, en virtud de esa humedad, el rocío celestial, y este rocío no sólo embellece al alma de modo maravilloso, sino que tiene virtud de mitigar los rayos del sol ardiente de la Divina Justicia, cuando encontrando a las almas quemadas por el fuego de la culpa está por golpearlas, por quemarlas y secarlas de más; este rocío divino templando aquellos rayos, se sirve de ellos para formar el rocío benéfico para no hacer castigar a las criaturas y se constituye en humedad vital para no dejarlas secar. ¡Oh! cómo simboliza a la naturaleza, cuando después de un día de sol ardiente las plantas están por secarse, pero basta una noche húmeda para que
Vol. 1 3º.- En cuanto a las visitas y actos de reparación, tú debes saber que todo lo que hice en el curso de los treinta y tres años, desde que nací hasta que morí, lo continúo en el sacramento del altar, por eso quiero que me visites treinta y tres veces al día, honrando todos mis años y uniéndote Conmigo en el Sacramento, con mis mismas intenciones, esto es, de reparación, de adoración. Esto lo harás en todos los momentos del día: El primer pensamiento de la mañana de inmediato vuele ante el sagrario donde estoy por amor tuyo, y me visites, el último pensamiento de la tarde, mientras duermes por la noche, antes y después de comer, al principio de cada acción tuya, caminando, trabajando”.
2-44 Después ha agregado: “Hija mía, tú eres víctima como lo soy Yo, haz que todas tus obras resplandezcan con mis mismas intenciones, puras y santas, a fin de que encontrando en ti mi misma imagen pueda libremente, derramar el influjo de mis gracias y adornada así, podré ofrecerte como víctima perfumada ante la divina justicia”.
4-90 (3) Hija mía, no puede haber obstáculo mayor que impida la unión entre Yo y las criaturas, y que se oponga a mi Gracia, que la propia voluntad. Tú con ofrecerme tu corazón para mi satisfacción, te has vaciado de ti misma, y vaciándote de ti, Yo me verteré todo en ti, y de tu corazón me vendrá una alabanza que me traerá las mismas notas de las alabanzas de mi corazón, que continuamente da a mi Padre para satisfacer a la gloria que no le dan los hombres”.
(4) Mientras esto decía, veía que mediante mi ofrecimiento salían de todas las partes de mí misma muchos ríos que se derramaban sobre el bendito Jesús, y que después, con ímpetu y más abundantes los derramaba sobre toda la corte celestial, sobre el purgatorio y sobre todas las gentes. ¡Oh bondad de mi Jesús al aceptar un tan mísero ofrecimiento, que lo recompensa con tanta gracia! ¡Oh! prodigio de las santas y piadosas intenciones, si en todas nuestras obras, aun triviales, nos sirviéramos de ellas, ¿qué negocio no haríamos?
¿Cuántas propiedades eternas no adquiriríamos? ¿Cuánta gloria de más no daríamos al Señor?
7-62 (1) Mientras estaba rezando, y según mi costumbre que lo que hago lo hago como si lo estuviera haciendo con Nuestro Señor y con sus mismas intenciones, así estaba recitando el credo, y no poniendo atención decía que intentaba tener la fe de Jesucristo para reparar tantas incredulidades y para impetrar que todos tuviesen el don de la fe. Mientras estaba en esto se ha movido en mi interior y me ha dicho:
(2) “Te equivocas, Yo no tenía ni fe, ni esperanza, ni las podía tener porque Yo era el mismo Dios, Yo era sólo Amor”.
(3) Al oír amor, me agradaba tanto el poder llegar a ser sólo amor, que no poniendo atención he dicho otro disparate, esto es: “Señor mío, también yo quisiera ser como Tú, toda amor y nada más”. Y Él ha agregado:
(4) “Esta es mi idea, por eso te voy hablando frecuentemente de la perfecta resignación, porque viviendo de mi Querer el alma adquiere el amor más heroico, y llega a amarme con mi mismo amor y se vuelve toda amor, y volviéndose toda amor, está continuamente en contacto Conmigo, así que está conmigo, en Mí, y por Mí hace todo lo que quiero, no se mueve, ni desea otra cosa que mi Querer, en el cual está encerrado todo el amor del Eterno, y donde queda ella encerrada; y viviendo de este modo el alma llega casi a perder la fe y la esperanza, porque llegando a vivir del Querer Divino, el alma no se siente más en contacto de la fe y de la esperanza, pues si vive de su Querer, ¿qué cosa debe creer si lo ha encontrado y hace de Él su alimento? ¿Y qué cosa debe esperar si ya lo posee, viviendo no fuera de Dios sino en Dios? Por eso la verdadera y perfecta resignación es el sello de la segura predestinación, y la certeza de la posesión de Dios que el alma adquiere. ¿Has entendido? Piénsalo bien”.
8-18 (1) Continuando mi habitual estado, estaba uniéndome con Nuestro Señor, haciendo uno solo su pensamiento, su latido, su respiro y todos sus movimientos con los míos, y ponía la intención de ir a todas las criaturas para dar a todas todo esto, y como estaba unida a Jesús en el huerto de los olivos, daba también a todos y a cada uno, y aun a las almas purgantes, todas sus gotas de sangre, sus oraciones, sus penas y todo el bien que Él hizo, a fin de que todos los respiros, los movimientos, los latidos de las criaturas quedasen reparados, purificados, divinizados, y la fuente de todo bien, la cual son sus penas, fueran remedio para todos. Mientras esto hacía, el bendito Jesús en mi interior me ha dicho:
(2) “Hija mía, con estas intenciones tuyas me hieres continuamente, y como las haces frecuentemente, una flecha no espera a la otra y siempre quedo herido de nuevo”.
(3) Y yo he dicho: “¿Cómo puede ser posible que quedes herido y te escondes y me haces penar tanto en esperar tu venida? ¿Éstas son las heridas, esto es lo mucho que me quieres?”
(4) Y Él: “Más bien no he dicho nada de todo lo que debería decirte, y el alma misma no puede comprender, mientras es viadora, todo el bien y el amor que corre entre las criaturas y el Creador, porque su obrar, el hablar, el sufrir, está todo en mi Vida, porque sólo haciéndolo así puede disponer para bien de todos. Sólo te digo que cada pensamiento tuyo, latido y movimiento, cada miembro tuyo, cualquier hueso tuyo sufriente, son tantas luces que salen de ti, que tocándome a Mí las difundo para bien de todos, y Yo te mando triplicadas tantas otras luces de gracia, y en el Cielo te las daré de gloria. Basta decirte que es tanta la unión, la estrechez que hay, que el Creador es el órgano y la criatura el sonido; el Creador es el sol, la criatura los rayos; el Creador la flor, la criatura el olor; ¿puede estar acaso el uno sin el otro? Ciertamente que no. ¿Crees tú que no tengo cuenta de todo tu trabajo interno y de tus penas? ¿Cómo puedo olvidarlas si salen de Mí mismo, y son una sola cosa Conmigo? Agrego aún que cada vez que se hace memoria de mi Pasión, siendo ésta un tesoro expuesto para bien de todos, es como si el alma pusiera este tesoro en el banco para multiplicarlo y distribuirlo para bien de todos”.
9-15 Octubre 4, 1909
El pensamiento de sí mismo se debe interrumpir para hacer lo que hace Jesús….Entonces me he puesto a seguirlo, pero poco después, llegando a otro punto del camino del calvario, en el cual más que nunca me internaba en las diversas intenciones de Jesús….
11-139 (2) “Hija mía, no acrecientes mis penas con afligirte, son ya demasiadas, Yo no espero esto de ti, es más, quiero que hagas tuyas mis penas, mis oraciones y todo Yo mismo, de modo que pueda encontrar en ti otro Yo mismo, en estos tiempos quiero grandes satisfacciones y sólo quien hace suyo a Mí mismo me las puede dar. Y lo que en Mí encontró el Padre, es decir, gloria, complacencia, amor, satisfacción, completas y perfectas, para bien de todos, Yo lo quiero encontrar en estas almas, como otros tantos Jesús que lo hagan a la par de Mí, y estas intenciones las debes repetir en cada hora de la Pasión que hagas, en cada acción, en todo, y si no encuentro mis satisfacciones, ¡ah, para el mundo será el fin! Los flagelos lloverán a torrentes. ¡Ah hija mía! ¡Ah hija mía!”
12-49 Continuando mi habitual estado, estaba diciendo a mi amado Jesús: “No desdeñes mis oraciones, son tus mismas palabras que repito, las mismas intenciones, quiero las almas como las quieres Tú, y con tu mismo Querer”. Y el bendito Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, cuando te oigo repetir mis palabras, mis oraciones, querer como quiero Yo, como por tantos imanes me siento atraer hacia ti, y conforme te oigo repetir mis palabras, tantas alegrías distintas siente mi corazón, y puedo decir que es una fiesta para Mí, y mientras gozo, me siento debilitado por el amor de tu alma y no tengo la fuerza de castigar a las criaturas; siento en ti las mismas cadenas que Yo ponía al Padre para reconciliar al género humano. ¡Ah! sí, repite lo que hice Yo, repítelo siempre si quieres que tu Jesús en tantas amarguras encuentre una alegría por parte de las criaturas”.
(3) Después ha agregado: “Si quieres estar al seguro repara siempre y repara junto conmigo, fúndete tanto Conmigo de formar un solo eco entre tú y Yo de reparaciones; donde hay reparaciones el alma está como bajo techo, donde está defendida del frío, del granizo y de todo; en cambio donde no hay reparación, es como quien se encuentra en medio de la calle, expuesta a los rayos, al granizo y a todos los males. Los tiempos son tristísimos, y si el cerco de las reparaciones no se ensancha, hay peligro de que los que están al descubierto queden fulminados por los rayos de la Divina Justicia”.
33-33 Febrero 24, 1935
La razón es el ojo del alma, es luz que la hace conocer lo bello de sus obras buenas. Cuáles son los derechos de la Divina Voluntad, cómo en Ella no hay intenciones sino actos. (pues Dios es Acto Único, no acto en potencia…y nuestros actos, serán como en Dios)
…….. Ahora si la criatura hace los actos buenos en mi Voluntad Divina en virtud de la razón que tiene, le damos el mérito de actos divinos; el mérito le viene dado según lo que conoce y según la voluntad humana quiere obrar: Si quiere obrar en la nuestra, ella se eleva tanto que no queda en lo bajo de las acciones humanas, aun buenas, sino que viene en nuestro Querer Divino, y como esponja se sumerge dentro e impregna sus actos de luz, de santidad, de amor, de modo que su acto desaparece en el nuestro y reaparece nuestro acto divino, por eso con justicia debe correr el merito divino, y como en nuestra Voluntad Divina pierde el prestigio humano, se cree que la criatura no haga nada, pero no es verdad, si Ella obra es en virtud del hilo del querer humano que ha recibido en sus manos, que forma el triunfo y sus conquistas sobre el acto de la criatura, y la razón humana que voluntariamente viene a ceder sus derechos recibidos, como homenaje y sujeción a Aquél que la ha recibido, y esto es más que hacer, porque Dios ha recibido la correspondencia de los dones más bellos que dio a la criatura, esto es la razón y la voluntad, con esto nos da todo lo que puede darnos, nos reconoce, se despoja de sí misma, nos ama con amor puro, y es tanto nuestro amor que la vestimos de Nosotros mismos, le damos nuestras obras, de modo que Nosotros y ella podemos decir: ‘Hagamos juntos’. Nos pondremos en las condiciones en que la criatura no podrá hacer nada sin nuestra Voluntad, y es tanta nuestra bondad, que aun cuando la criatura hace el bien humanamente, como en el bien corre siempre la razón, le damos el mérito humano, porque es nuestra costumbre el no dejar sin premio ningún acto bueno de la criatura. Se puede decir que somos todo ojo sobre ella para ver en qué debemos recompensarla”.
(3) Después de esto ha hecho silencio, y yo continuaba pensando en cómo esta Divina Voluntad es toda ojo sobre nosotros, nos ama tanto y no nos deja un instante, y mi dulce Jesús ha vuelto a decir:
(4) “Hija mía, mi Divina Voluntad es todo para la criatura, sin Ella no podría vivir ni siquiera un minuto, todos sus actos, movimientos y pasos, se pueden llamar desembocaduras, partos que le hace mi Querer, y la criatura los recibe, los siente en sí misma y no conoce ni quién los desemboca, ni quién da vida a su vida, y por eso para muchos es como si mi Voluntad no estuviera para ellos, y no le dan los debidos derechos que conviene darle. Por eso es necesario que se conozca cuáles son estos derechos de mi Querer Divino, para hacer que conociéndolos puedan corresponderle y conocer quién es Aquélla que es Vida de su vida, y que ellos no son otra cosa que la vestidura, las estatuas animadas de Ella. Ahora, los derechos son innumerables: Derecho de creación, derecho de conservación, de animación continua, todo lo que ha creado y que sirve al bienestar del hombre, constituye un derecho suyo sobre de él, por eso el sol, el aire, el viento, el agua, la tierra, y todo, han sido creados y dados al hombre por mi Voluntad, así que por cuantas cosas le ha dado, tantos derechos de más tiene sobre el hombre; mi Redención, el perdón después de la culpa, mi Gracia, el buen obrar, son derechos mayores que Ella adquiere sobre él. Se puede decir que está como unida en mi Voluntad, sin embargo no es conocida. ¡Qué dolor el no ser reconocida!
Ahora, para tener el triunfo, la Vida de mi Voluntad en la criatura, es necesario que se conozca qué cosa ha hecho, qué hace por amor de ellas, y cuáles son sus justos derechos, y cuando haya conocido esto, se pondrá en orden con mi Querer, sentirá quién es quien le da la vida, quién se mueve en su movimiento, quién late en su corazón, y mientras recibirá de Ella la Vida que forma su vida, dará a Ella como homenaje, amor y gloria, aquella misma Vida que forma en ella, y mi Voluntad recibirá sus derechos y regresará a su seno de luz todo lo que es suyo, que con tanto amor le había dado, en suma se sentirá renacida de nuevo en sus brazos a aquélla que con tanto amor había creado. ¡Oh! si todos conocieran los derechos de mi Voluntad, su amor ardiente y constante, que es tanto, que mientras le da la vida la pone fuera a la luz del día, más que madre es tanto su celo de amor, que no la deja ni un instante, la inviste dentro y fuera, por encima y por abajo, a derecha e izquierda, y aunque la criatura no la conociera, ni la amara, Ella con heroísmo divino continúa amándola y haciéndose vida y portadora y dadora de los actos de la criatura. ¡Oh! Voluntad mía, sólo Tú sabes amar con amor heroico, fuerte, increíble e infinito a aquélla que creaste, y que ni siquiera te reconoce. ¡Ingratitud humana, cómo eres grande!”
(5) Entonces sentía que tocaba con la mano el gran amor del Fiat Divino, y pensaba entre mí: “¿Cómo se puede vivir en Él, tal vez poniendo siempre la intención de vivir en Él?” Y mi siempre amable Jesús ha agregado:
(6) “Mi buena hija, el vivir en mi Voluntad no son intenciones, las intenciones sirven cuando no se pueden hacer los actos, porque falta quien tiene virtud de dar vida a todo lo que de bien quiere hacer la criatura, y esto está fuera del vivir en mi Querer, y Yo doy el mérito a ellas no como actos, sino como santas intenciones. En cambio en mi Voluntad está la virtud vivificadora, actora y obradora, de modo que todo lo que la criatura quierehacer, encuentra quién forme la vida a sus actos, siente la fuerza vivificadora que vivifica su acto y lo convierte en obra. Por eso en mi Voluntad todas las cosas cambian, todas las cosas poseen la vida, el amor, la plegaria, la adoración, el bien que se quiere hacer, todas las virtudes están llenas de vida, por lo tanto no sujetas a terminar, a cambiarse, porque quien les suministra la vida las tiene consigo para que hagan vida juntos, y Yo les doy el mérito de obras animadas por mi Voluntad.
Qué diferencia entre las intenciones y las obras, la intención simboliza a los pobres, a los enfermos, que no pudiendo quisieran al menos con la buena voluntad ejercitar la caridad, propagar el bien, hacer quién sabe cuántas bellas cosas, pero la pobreza, la enfermedad, se los impiden y los hacen casi prisioneros, sin poder hacer el bien que quieren hacer. En cambio el obrar en mi Divina Voluntad simboliza al rico, que teniendo la riqueza a su disposición, la intención no tiene valor, porque si quiere puede hacer la caridad, puede ir donde quiere, puede hacer el bien a todos, ayudar a todos. Son tales y tantas las riquezas de mi Querer, que la criatura se pierde en Ella, y a manos llenas puede tomar lo que quiere para ayudar a todos, y sin hacer ni estrépito, ni ruido, casi como luz silenciosa lleva la ayuda y se retira”.
35-44 (7) (todo el capitulo…fantástico) “Hija mía bendita, el vivir en mi Voluntad encerrará tales sorpresas y múltiples novedades divinas, de dejar admirados a los mismos ángeles y santos, mucho más que en mi Voluntad no hay palabras, sino hechos, las mismas palabras, los deseos, las intenciones, las convierte en hechos y obras cumplidas. Fuera de mi Voluntad, lo que la criatura quiere se reduce a palabras, deseos e intenciones, pero dentro de Ella, estando en Ella la virtud creante, lo que quiere la criatura adquiere hechos cumplidos, obras llenas de Vida. Mucho más que estando en nuestro Querer, está al día de lo que Nosotros hacemos, siente lo que Nosotros queremos, por eso nos sigue en las obras, quiere lo que queremos, no puede hacer menos, ni ponerse a un lado, para ella nuestro Fiat se vuelve la más grande de sus necesidades, de la cual no puede apartarse, para ella es más que respiro que debe dar y recibir, más que movimiento que siente la extrema necesidad de moverse. En suma, mi Voluntad es todo para ella, vivir sin mi Voluntad le resulta imposible, por eso sé atenta, y tu vuelo sea siempre en nuestro Fiat”.
Vs. 36-39 En cambio, donde no está nuestro Querer estamos obligados a no poder hacer nada, pues no hay materia nuestra que sea adaptable para Nosotros, y si algún bien hay, es bien aparente, corrompido por la propia estima y gloria, por torcidas intenciones, y Nosotros rehuimos el obrar en ella porque pondríamos en peligro nuestras obras más bellas; Nosotros primero nos aseguramos y después obramos. Tú debes saber que por cuantos más actos hace en nuestro Querer, tanto más entra en Dios y más ensanchamos el campito en nuestro seno divino…..
Divinización de los actos
Mi amado Jesús, siguiendo el camino de Luisa, la pequeña hija de tu Divina voluntad, quiero entrar en tu Voluntad, penetrar entre el Cielo y la tierra y pasearme por todo en nombre de todos. Como ella hizo,quiero entrar en cada acto de las criaturas y multiplicar tu Vida en cada uno de ellas para que te plazca el ver que la criatura, en virtud de tu Voluntad, llena el Cielo y la tierra con ¡tantas vidas tuyas como tantas criaturas existen! Por lo tanto, lo que hiciste por Luisa, hazlo también para mí: bendice mi corazón, mis latidos, mis afectos, mis palabras, mis pensamientos, e incluso mi movimiento más pequeño, para que con tu bendición, todo el mundo pueda quedar revestido de una virtud divina
Querida Madre María, Tú que conoces los caminos de la Voluntad Divina, te ruego vengas conmigo para no perderme. Más bien, contigo y el pasaporte de la Luz de la Divina Voluntad, pueda ser capaz de entrar en los lugares más íntimos, en las fibras más secretas, en el abismo de las mayores profundidades, y en el espacio de las alturas de lo más alto con el fin de cubrir todos los actos de las criaturas: pasado, presente y futuro `
Con mis pensamientos fluyendo al unísono con los tuyos, Jesús mío, voy cubriendo los pensamientos de todos, para dar a Dios, por cada pensamiento, el reflejo de su propio Pensamiento Divino.
Con mis miradas, el uso de mi oído, el gusto, el tacto, el olfato y el de todos los sentidos físicos, voy cubriendo todos los sentidos de las criaturas para que Dios pueda encontrar a las criaturas haciendo uso de los sentidos sólo para cumplimiento de su Santísima Voluntad.
Con las palabras que hablo y cada sonido que mi voz produce, cubro el uso que las criaturas hacen de su voz, para que Dios pueda escuchar en cada sonido que produce la voz humana, el eco perfecto de su propio FIAT Divino pronunciado para nosotros al principio de la creación.
Con los latidos de mi corazón, mis respiraciones y todo lo pasa dentro de mi cuerpo (incluso a nivel celular), cubro los latidos, respiraciones y todo lo que ocurre en el interior de su cuerpo para que Dios pueda escuchar en cada latido, el Latido Eterno del Acto único de su Santísima Voluntad y, en cada respiración, encuentre el aliento de la Vida Divina que nos insufló al principio de la Creación.
Con las obras de mis manos unidas a las tuyas cubro todas las obras de las criaturas para que Dios las encuentre todas perfectas, completas y marcadas con el sello de Gloriam Dei (Vol. 7 Sept. 11, 1906)
Con mis pasos, cubro los pasos de las criaturas para que todos los pasos lleguen ante el Trono Divino para arrodillarse en un acto perfecto de homenaje.
Con los afectos y deseos de mi corazón vertiéndose en tu Voluntad cubro los afectos y deseos de todas las criaturas de manera que Dios pueda encontrar que cada corazón ama sólo lo que El ama y desea sólo lo que Él desea. Esto de forma perfecta y divina.
Con mis oraciones cubro las oraciones de todos para que todas las oraciones suban como incienso de muy agradable fragancia ante tu Trono y así, darte el homenaje perfecto.
Con los movimientos de mi cuerpo, cubro los movimientos de todos para que en ellos Dios encuentre el reflejo perfecto de su propia Moción Divina.
Con mis sufrimientos, cubro los dolores y tristezas de todos para que Dios encuentre en los sufrimientos de las criaturas únicamente los sufrimientos meritorios de su Divino Hijo, Jesús.
El resto de los actos de las criaturas que han quedado sin mencionar las cubro como mis correspondientes actos. Todos los actos que deberían haber hecho y no se han llevado a cabo, los sustituyo con mis propios actos. Estos corresponderán por ellos. Y todos los actos malos los reordeno y reparo al ofrecer todos mis actos hechos en oposición directa al mal realizado, junto con todos mis actos de reparación.
Con todo esto quiero darte, Dios mío, el amor, adoración, gratitud, alabanza y gloria perfectos que te debían las criaturas. Coloco este ofrecimiento en cada uno de mis actos, continuamente y para siempre, en todos los actos de las criaturas, en cada cosa creada y en cada movimiento y cambio de la Creación
(AQUÍ EL LIBRETO DE ORACIONES SEGUIDAS FIAT-FIAT.FIAT)
La Oración
Tema difícil de tratar desde el punto de vista de la Divina Voluntad, pues la oración se ha convertido en el centro de la actividad de nuestra práctica religiosa actual. Hemos centrado nuestra relación con Dios en la “oración”, y de ahí el significado que le hemos dado: «Es la elevación del alma a Dios para adorarlo, alabarlo, glorificarlo, darle gracias, implorar perdón por nuestros pecados y pedir lo que necesitamos. La oración es la fuente de la Gracia» Por elevación entendemos que las dos facultades principales, el entendimiento y la voluntad, se dirigen a Dios; el entendimiento pensando en Él, o hablando con Él; la voluntad excitándose a afectos de adoración, amor, petición, etc. En última instancia, la finalidad que el hombre tiene en mente cuando ora, es UNIRSE con la DIVINIDAD, pero siempre es el hombre dirigiéndose a Dios, o sea, en la mente, en la intención, en el pensamiento, en la voluntad del hombre, EXISTEN 2 SERES, EL HOMBRE Y DIOS, el hombre intenta agradar a Dios con sus actos humanos, virtuosos, modelados por la Gracia, pero humanos. La oración nos recuerda lo necesitados que estamos.
Se divide en mental y vocal. Puede existir la oración mental sin la vocal, pero nunca existirá la oración vocal sin la mental, porque palabras que no van acompañadas de atención, devoción, humildad, confianza, perseverancia y piedad, no pueden recibir certificado de oración, convirtiéndose entonces en un simple acto rutinario, sin valor, no importando que se le siga dando el nombre de oración. Desgraciadamente ésta última es la que ha tomado carta de naturalización entre los católicos de todo el mundo, habiendo sido fomentada y alimentada por la proliferación de “oraciones de petición”, donde la única finalidad es obtener las ayudas que requerimos, sin importar ni cómo pedimos, ni a quién pedimos (oraciones a los santos “novenas”, a los ángeles, etc.), y en este tipo de oración, la finalidad de unión con Dios no existe. En contrapartida, la oración mental, en muchas ocasiones va exenta de petición, encontrando el alma el deleite con la unión con su Creador, y casi nunca, por no decir jamás, es dirigida a los santos, o a los ángeles, siempre es a Dios, o a la Madre de Dios. La causa de esta diferencia es que en la vocal podemos distraer nuestra mente, quedándonos solamente con el reflejo condicionado de la palabra; mientras que en la mental son todas nuestras potencias dirigidas al Ser Supremo, y si por un instante las apartamos de Él, se pierde la oración. De ahí la afición a la vocal, pues nos permite estar en varios lugares a la vez, pensar en cualquier cosa, podemos orar y hacer cualquier actividad, aunque nos ocupe nuestra inteligencia, nuestra voluntad y hasta nuestra memoria, por lo que a Dios le estamos dando el último lugar en nuestra vida, aunque tengamos el rosario todo el día en la mano, quedando satisfechos por haber orado, ¡qué pavoroso engaño nos hace nuestra voluntad! No cabe duda que la voluntad humana falsifica aun la verdadera devoción, y profana las obras más santas con la propia voluntad, buscándose siempre a sí misma. La oración mental es tan poco buscada, porque requiere concentración absoluta en lo que estamos haciendo, es celosísima, por lo que no nos permite hacer otra actividad, de ahí la razón de que aun los religiosos no la practiquen como se supone que la debieran practicar: Sin descanso, a tiempo y destiempo.
Sin comentarios.
La oración es necesaria. La escritura nos enseña la necesidad de la oración: Jesucristo nos insiste en ello, por ejemplo: Vigilad y orad para no caer en la tentación Mt 26:41, y es necesario orar siempre y no desfallecer Lc 18:1.
Su eficacia es inmensa, y por ella podemos obtener todo cuanto no se oponga a nuestra salvación. Es infalible cuando se acompaña de las debidas condiciones, a saber: Que se pida una cosa conforme con la Divina Voluntad, en estado de gracia, con las condiciones ya expresadas de atención, devoción, humildad, confianza y perseverancia. El secreto de la oración está en la unión del hombre con Dios.
Un punto esencial para llegar a comprender la importancia y realidad de la oración, podemos descubrirlo en la carta a los romanos de San Pablo, (Rm 826-27):
«…El Espíritu Divino ayuda a nuestra flaqueza, pues no sabiendo siquiera qué hemos de pedir en nuestras oraciones, ni cómo conviene hacerlo, el mismo Espíritu hace, o produce en nuestro interior, nuestras peticiones a Dios con gemidos que son inexplicables. Pero Aquél que penetra a fondo los corazones conoce bien qué es lo que desea el Espíritu, el cual no pide nada por los santos, que no sea según Dios”.
Lo anterior es muy demostrativo, dándonos a conocer: Que no sabemos cómo orar, que nuestra oración no es agradable a Dios, y que debe ser el mismo Espíritu Divino quien supla nuestra deficiencia.
Pero existe otra posibilidad, que no se trate sólo de una simple suplencia por no saber orar, sino que la verdadera y real oración debe terminar en esto, que sea el mismo Dios quien desde nuestro interior se hable a Sí mismo, y como el hombre no lo sabe y por tanto no le da la posibilidad de hacerlo, es Él mismo quien a través de su Espíritu hace lo que la criatura debería haber hecho. Si esto fuera realidad, querría decir que la práctica de la oración no sólo lleva la finalidad que hemos pensado, sino que su verdadera y única finalidad, sería crear el plano adecuado para que Dios pueda venir a morar en nosotros, y desde nosotros hablar, orar, obrar, etc.
Conviene recordar que la humanidad ha surcado 4 etapas en su camino hacia Dios, etapas en las que su relación con el Ser Supremo, la manera de acercarse a Él, y por lo tanto la oración, han sido muy diferentes.
Primera etapa.- En el transcurso de la historia de la humanidad, solamente 3 seres han sido creados siguiendo el modelo que Dios había pensado, a saber:
El modelo primigenio: «La Humanidad de Jesús» La humanidad de su Madre Santísima, y Adán, que fue puesto por Dios como cabeza de la misión humana, dotado de todas las prerrogativas necesarias a un ser creado, para ser «imagen y semejanza» del Verbo encarnado. En estas tres personas vemos claramente la primera manifestación de religiosidad, la cual no era a base de manifestaciones externas, de oraciones, de cultos o prácticas inventados por el hombre, o sugeridos por inspiración divina, no, sino que era la experiencia misma de la Divinidad en el interior de él, y que por medio de su mismo actuar iba engrandeciendo la antes mencionada experiencia de Dios. No había separación entre Dios y la criatura, no había invocaciones, no había prácticas especiales, no había necesidad de leyes, reglas, sacramentos, oraciones, etc., simplemente la Voluntad Divina suplía a todo eso, y sobrepasaba en modo infinito a todo lo que se lleva a cabo después del pecado original, y es así como tenemos la primera etapa, la manifestación original de religiosidad, la cual se lleva a cabo a través de la misma Divina Voluntad. Así lo expresa Jesús con estas palabras:
“…Hija mía, mi Voluntad es todo y contiene todo y además es principio, medio y fin del hombre. Por eso al crearlo no le di leyes, ni instituí sacramentos, sino sólo le di al hombre mi Voluntad, porque era más que suficiente, estando en el principio de Ella, para encontrar todos los medios para llegar no a una santidad baja, sino a la altura de la santidad divina y así encontrarse en el puerto de su fin.”
Segunda etapa.- Ésta tiene comienzo inmediatamente después del pecado original. Dios hace la promesa de un Redentor, y su justificación y santidad dependen entonces de su fe y adhesión a dicha promesa, y todo se basa en lo que el mismo Adán transmite a sus descendientes, que aunque había perdido ya el conocimiento de su Creador, sin embargo lo poco que su inteligencia humana alcanzaba a recordar bastó por algún tiempo para hacer que el hombre permaneciera fiel a dicha promesa. Aquí, el hombre es el ser más necesitado, y debe hacer las primeras prácticas de “culto”, recordemos el ofrecimiento de las primicias de su trabajo que hacen Caín y Abel. La voluntad humana vuelve esclavo al hombre, lo hace tener necesidad de todo, se siente continuamente faltar la fuerza, la luz; su existencia está siempre en peligro, y lo que obtiene es por medio de oraciones y fatigosamente. Después del exterminio de la raza humana por el diluvio, Dios decide formarse un pueblo, para que así, a través de él, poder dar reglas de comportamiento más precisas, pero sobre todo inicia la preparación para el arribo de su Mesías. Y si se le dio una ley después de siglos y siglos de creado, fue porque el hombre había perdido su principio, por lo tanto había extraviado los medios y el fin. Así que la ley no fue principio sino medio para llegar a dicho fin. En esta etapa se fortalece el culto, las prácticas religiosas se multiplican, aparece la oración como tal, ya no es el diálogo personal, aparecen las oraciones de alabanza, de gloria, de amor, de confianza, de petición, estas fueron los salmos.
Tercera etapa.- Después, el tiempo se cumple y viene el Mesías, Jesús, el cual nos deja no sólo el ejemplo de su vida, su predicación, sus sufrimientos, muerte y resurrección, sino que funda su Iglesia, instituye sacramentos como medios más fuertes y potentes para salvar al hombre, y no sólo salvarlo, sino que en primer lugar le restituye la Vida Divina, esto por medio del Bautismo; le da el alimento para hacerla crecer, a través de las virtudes, la Vida de la Gracia, la Gracia Santificante, le infunde los dones del Espíritu Santo, pero sobre todo nos deja su propia carne y sangre para alimentarnos de ellas, “la Eucaristía”. Así que el plano original se acerca cada vez más, pues ahora, gracias a todo esto, podemos acercarnos a una vida de intimidad con Dios, ya no más alejados, pero aún se ven dos seres, juntos, sí, pero no unificados, fundidos como en un principio.
En esta etapa, la santidad que se adquiere es muy alta, pues en ella actúa la Gracia Santificante, y es donde se han dado los dos más grandes acercamientos a Dios que la criatura ha podido alcanzar, que son: La unificación de voluntades, con San Juan de la Cruz, y la Encarnación Mística con Conchita Cabrera de Armida, sobre todo esta última, pues es tal la unión alcanzada, que Jesús le dice, “Quien te toca a ti toca al Verbo.” Aunque lo verdaderamente impresionante con ella, es que no es una mujer consagrada, sino una mujer laica, casada, madre de muchos hijos, siendo por eso el ejemplo claro de que la santidad y la unión con Dios no requiere de largas y largas horas de oración, sino de una actitud de permanencia con Dios, de unión de obras, a imitación de nuestra Madre Santísima, donde lo único es olvidarse el alma de sí misma, sin importar qué haga.
«…Hija mía, para que el alma pueda olvidarse de si misma, debe hacer de manera que todo lo que hace y que le es necesario, lo haga como si Yo lo quisiera hacer en ella: Si reza debe decir, es Jesús que quiere rezar, y yo rezo juntamente con ella; si debe trabajar, es Jesús que quiere trabajar, es Jesús que quiere caminar, es Jesús que quiere tomar alimento, que quiere dormir, que quiere levantarse, que quiere divertirse, y así de todo lo demás de la vida, solo así puede el alma olvidarse de si misma, porque no solo hará todo porque lo quiero Yo, sino que, porque lo quiero hacer Yo me necesita a Mi.»
Cuarta etapa.- Todo lo anterior, no importa lo grande que sea, no sirve para restituir al hombre a su punto de origen, a la santidad divina, solamente lo acerca. Es hasta el año de 1865 en que Dios decide iniciar su tercera gran obra, la Santificación, con el nacimiento de Luisa Piccarreta, que es la primera de la estirpe normal, o sea nacida con pecado original y necesitada de los sacramentos para ser incorporada a la Iglesia; y que gracias a la Divina Voluntad que le fue dada en don por haberse sabido conservar siempre sin hacer uso de su voluntad humana, puede llegar a la fusión con la Vida Divina, a formar un solo ser con Jesús, y a través de Él, a repetir en sí misma la Vida Divina.
En el edén terrenal, en el momento de ser creado nuestro padre Adán, el primer acto que hizo al abrir por primera vez sus ojos a la luz del día, es la oración perfecta, aquella que debiera ser modelo para la oración de todos aquellos que anhelen vivir como él, fundidos en el Querer Divino:
“…Tú debes saber que apenas Adán sintió la vida, el movimiento, la razón, vio a su Dios ante él, comprendió que Él lo había formado, sentía en sí, en todo su ser, todavía frescas las impresiones, el toque de sus manos creadoras, y agradecido, en un ímpetu de amor pronunció su primera palabra: ‘Te amo Dios mío, Padre mío, autor de mi vida.’ Pero no fue sólo la palabra, sino que el respiro, el latido, las gotas de su sangre que corrían por sus venas, el movimiento, todo su ser unido, a coro dijeron: ‘Te amo, te amo, te amo.’ Así que la primera lección que aprendió de su Creador, la primera palabra que aprendió a decir, el primer pensamiento que tuvo vida en su mente, el primer latido que formó en su corazón, fue: ‘Te amo, te amo.’ Se sentía amado y amó. Podría decir que su te amo no terminaba jamás, fue tan prolongado que sólo fue interrumpido cuando tuvo la desgracia de caer en pecado. Por eso nuestra Divinidad se sintió herida al oír sobre los labios del hombre, te amo, te amo, era la misma palabra que Nosotros habíamos creado en el órgano de su voz, que nos decía: ‘Te amo.’ Era nuestro Amor creado por Nosotros en la criatura que nos decía te amo, ¿cómo no quedar herido, cómo no corresponderlo con un amor más abundante, mas fuerte, digno de nuestra magnificencia? En cuanto oímos que nos dijo ‘te amo’, así Nosotros le repetimos ‘te amo’, pero en nuestro ‘te amo’ hacemos correr en todo su ser la Vida obrante de nuestra Divina Voluntad, así que encerramos en el hombre, como dentro de nuestro templo, nuestra Voluntad, para que encerrada en el círculo humano, mientras permanecía en Nosotros, obrara cosas grandes y fuera Ella el pensamiento, la palabra, el latido, el paso, la obra del hombre; nuestro ‘te amo’ no podía dar cosa más santa, más bella, más potente, que pudiera formar la Vida del Creador en la criatura, que nuestra Voluntad obrante en él, y ¡oh! cómo nos resultaba agradable ver que nuestra Voluntad tenía su puesto de actora, y el querer humano deslumbrado por su Luz gozaba su paraíso, y dándole plena libertad la hacía hacer lo que quería, dándole el primado en todo, y el puesto de honor que a un Querer tan Santo convenía. Ve entonces cómo el principio de la vida de Adán fue un acto pleno de amor hacia Dios de todo su ser, qué lecciones sublimes, cómo el principio del amor debía correr en todo lo obrado por la criatura.”
Esta es la VERDADERA ORACIÓN, esta es la oración de Jesús, la oración de María, es el fundir todo el ser en Dios para dejar que Él sea todo en uno, ¿extraño? Puede ser, pero entonces nos parecerán muy «extrañas» las siguientes palabras de Jesús, en las cuales se demuestra lo antes mencionado:
“…Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, ¿y aún no me habéis conocido? Felipe, quien me ve a Mí, ve también al Padre. ¿Pues cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No creéis que yo estoy en el Padre y que el Padre está en Mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de Mí mismo. El Padre que está en Mí, Él mismo hace Conmigo las obras que Yo hago. ¿Cómo no creéis que Yo estoy en el Padre, y que el Padre está en Mí? Creedlo al menos por las obras que Yo hago. En verdad, en verdad os digo, que quien cree en Mí, ése hará también las obras que Yo hago, y las hará todavía mayores.”
“…El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; pero lo que hace Él, eso también lo hace igualmente el Hijo.”
“…Entonces conoceréis quién soy Yo, y que nada hago por Mí mismo, sino que hablo lo que mi Padre me ha enseñado. El que me envió está Conmigo, Él no me ha dejado solo, porque Yo hago siempre lo que le agrada a Él.”
Perfecta descripción de lo que es la verdadera oración, la fusión del hombre con Dios, para hacer que Dios sea todo en el hombre, y haga todo. Debemos entender que cualquier acción realizada de esta manera, no sólo se vuelve oración perfecta, sino que es amor, adoración, alabanza, gloria, reconocimiento, agradecimiento, etc., perfectos, todo a la vez, sin necesidad de que la criatura ponga intención, pues es un acto divino, y como tal es un acto completo, donde se encierra todo, incluso al mismo Dios.
«…Hija mía, donde está mi Voluntad todo es santidad, todo es amor, todo es oración. Así que estando en ti su fuente, tus pensamientos, tus miradas, tus palabras, tu latido y aun tus movimientos, todos son amor y oraciones. No es la forma de las palabras lo que forma la oración, no, es mi Voluntad obrante, que dominando todo tu ser forma de tus pensamientos, palabras, miradas, latidos y movimientos, tantas fuentecitas que surgen de la Voluntad Suprema y elevándose hasta el Cielo, en su mudo lenguaje, quién reza, quién ama, quién adora, quién bendice, en suma, Ella le hace hacer lo que es santo, lo que pertenece al Ser Divino.
A lo anterior quiero agregar algunas palabras de Luisa Piccarreta, vertidas en sus cartas:
“…Hija mía, con hacer la Divina Voluntad nosotros nos volvemos los verdaderos hijos de la gran Señora, y nos cambiamos en tabernáculos donde Jesús forma su morada, y entonces todo lo que hacemos es sagrado, todo es oración, aun las cosas más indiferentes. Las mismas cosas naturales, necesarias de la vida, con el hacer la Divina Voluntad se transforman en oración, en adoración, en amor hacia nuestro dulce Jesús, porque con hacer su Voluntad todo lo que hacemos es santo, todo es amor, y tal se vuelve nuestro ser.”
“Yo no quiero, ni Jesús quiere, que pierdas la paz; busca en cada cosa la Voluntad Divina, y tu ser se volverá plegaria continua en cada cosa. No son las palabras que forman la oración, sino nuestra unión con la Divina Voluntad, y entonces todo es sagrado, santo, oración en nosotros, y además, la paz es el ojo de nuestros actos, por lo que os indicará cómo amar a Jesús y hacerlo amar.”
Todo lo anterior es en relación a los deberes del hombre hacia Dios, que según vimos se cumplen en la oración. Ahora pasemos a la oración de petición:
La segunda parte de la oración, las gracias que debemos pedir, son todos los medios para conseguir el mantenimiento de nuestra vida, tanto material como espiritual, pues el hombre, después de la caída de nuestro padre Adán, perdió todos los derechos que Dios le había dado como don en su creación, lo había convertido en rey de todas las cosas creadas, pero por efecto de su desobediencia quedó como separado de todo lo hecho por Dios, y toda la creación no lo reconoce ya, negándole los dones que Dios le había dado en custodia para dárselos al hombre, a aquél por el cual todas habían sido creadas. Esta oración es oración de «necesidad» y está inmersa en el hombre desde el pecado original, pero está sujeta al alejamiento que existe entre el hombre y Dios, mientras perdure esto, no podremos dejar esta oración. Pero, cabría preguntarnos, ¿continuará esta necesidad cuando el Fiat Divino reine “PLENAMENTE” en el alma? Jesús mismo nos responde:
“…Cuando el reino de la Divina Voluntad tenga su dominio sobre la tierra en medio de las criaturas, también en la tierra habrá orden perfecto y bello.”
“…Así que desterrada será la pobreza, la infelicidad, las necesidades, los males de los hijos de mi Voluntad.”
“…Si los hijos de mi Querer no abundaran de todo, se podría decir que mi Voluntad es pobre y no tiene Potencia de volver felices a los hijos de su reino, lo que no será jamás.”
“…Los hijos de mi reino serán felices y abundarán en todo, así que cada uno poseerá la plenitud de los bienes y plena felicidad en el puesto en el cual el Querer Supremo los haya colocado, cualquiera que sea la condición y el oficio que ocuparán, todos estarán felices de su suerte.”
“…El reino del Fiat Divino hará el gran milagro de desterrar todos los males, todas las miserias, todos los temores, porque él no hará el milagro a tiempo y a circunstancia, sino que se mantendrá sobre los hijos de su reino con un acto de milagro continuado, para preservarlos de cualquier mal y hacerlos distinguir como hijos de su reino, esto en el alma, pero también en el cuerpo habrá muchas modificaciones, porque es siempre la culpa el alimento de todos los males, y quitada la culpa faltará el alimento al mal, mucho más que mi Voluntad y pecado no pueden existir juntos, por lo tanto también la naturaleza humana tendrá sus benéficos efectos.”
Así que ya sabemos de dónde procede la “necesidad”, es debida a: Primero, la carencia de la plenitud del Fiat Supremo. Segundo, porque el hombre cambia las cosas naturales y pone en el lugar de Dios a la naturaleza, no ve en las cosas naturales al Supremo Querer, sino que codicioso se apega para formarse una gloria vana, una estima que lo ciega, un ídolo para el propio corazón, y siendo así, es necesario para poner a salvo su alma, que los medios le lleguen a faltar. Pero para quien es hijo de la Divina Voluntad, todos estos peligros no existen, y por eso Dios quiere que abunden en todo y que nada les falte.
Así que la oración ha sido una estrategia de pedagogía divina, que nos lleva paso a paso hasta la plenitud de nuestra finalidad para la cual hemos sido creados, la unión indisoluble de nuestro ser con el Ser Divino, esta oración que era absolutamente necesaria en su forma antigua, para el camino de regreso al Padre, pues era el medio de comunicación con Él para hablarle, agradecerle y pedirle lo que necesitábamos, en el momento en que el alma viva PLENAMENTE en este reino, no tendrá más vigencia, solamente quedará la oración de Jesús, el dejar que el Padre sea y haga todo en mí, no importando qué acto haga, pequeño o grande, siempre y cuando sea realizado por su Voluntad en nosotros, y que sea continuo.
Se pondrá en duda lo anterior al cotejar lo dicho con la vida de Jesús y María, donde se notaba que lo único que había en abundancia era la pobreza, la necesidad, veamos qué nos dicen los escritos:
“…Después de esto pensaba entre mí: Los verdaderos hijos del Fiat Supremo serán felices, abundarán de todo, no obstante mi Mamá Reina, Jesús mismo que era la misma Voluntad Divina fueron pobres en esta baja tierra, sufrieron las penas, las incomodidades de la pobreza.» Y mi dulce Jesús ha agregado:
«Hija mía, pobreza verdadera es cuando una criatura tiene necesidad, quiere tomar y no tiene qué tomar y está obligada a pedir a los demás un estrecho medio para vivir, esta pobreza es de necesidad y casi forzada; en cambio, tanto en Mí como en la Mamá Celestial que era toda la plenitud del Fiat Eterno, era no pobreza de necesidad, mucho menos forzada, sino pobreza voluntaria, pobreza espontánea, exprimida por la prensa del Amor Divino. Todo era nuestro, a una señal nuestra se habrían edificado suntuosos palacios, servido mesas con alimentos jamás vistos y gustados, como en efecto cuando era necesario, a una pequeña señal nuestra los mismos pájaros nos servían, trayéndonos en sus picos frutos y peces y más, y hacían fiesta porque servían a su Creador y a su Reina; con sus trinos, cantos y gorjeos, nos hacían las músicas más bellas, tanto, que para no llamar la atención de las demás criaturas debíamos darles la orden de que se alejaran, siguiendo su vuelo bajo la bóveda del cielo donde nuestro Querer los esperaba, y ellos obedientes se retiraban. Por eso nuestra pobreza fue de amor, pobreza de ejemplo para enseñar a las criaturas el desapego de las cosas bajas de la tierra, no fue pobreza de necesidad, ni podía serlo absolutamente, porque donde reina la plenitud, la Vida de mi Voluntad, todos los males terminan como de un solo golpe y pierden la vida.»
Seguramente alguien dirá que fue el mismo Jesús quien nos enseñó a rezar con palabras en el Padre Nuestro, cuando sus discípulos le pidieron que los enseñara a orar, y nos dirán que Él oraba con esta oración; nos dirán que se pasaba horas enteras orando y en ocasiones toda la noche. Aquí hay que analizar también dos situaciones: La primera es la siguiente:
El Padre Nuestro no es una oración para recitarla verbalmente, sino que es un plan de vida, o sea, el Padre Nuestro debe vivirse, no recitarse. Recitada no tiene eficacia, no se trata de una fórmula mágica, no, se trata de la manera perfecta de vivir a imitación de Jesús, quien toda su Vida se resume en dos actividades, a saber: Restituir al Padre en amor, gloria, reconocimiento, etc., a nombre de todas las criaturas; y en segundo lugar redimir a la familia humana, restituyéndola al plan original que Dios tiene desde toda la eternidad para cada uno.
La segunda situación por analizar son las siguientes palabras de Jesús:
“…Ahora, cuando vine del Cielo y formé el reino de la Redención, antes de partir al Cielo hice otra promesa más solemne, la del reino de mi Voluntad, y ésta la hice en el Padre Nuestro, y para darle más valor y para obtenerlo más pronto, esta promesa formal la hice en la solemnidad de mi oración, pidiendo al Padre que hiciera venir su reino, que es la Voluntad Divina como en el Cielo así en la tierra, y me puse Yo a la cabeza de esta plegaria, conociendo que tal era su Voluntad y que rogado por Mí no me habría negado nada, mucho más que con su misma Voluntad Yo rogaba y pedía una cosa querida por mi mismo Padre, y después de haber formado esta plegaria ante mi Padre Celestial, seguro que me era concedido el reino de mi Voluntad Divina sobre la tierra, la enseñé a mi apóstoles a fin de que la enseñaran a todo el mundo, para que uno fuera el grito de todos: ‘Hágase tu Voluntad como en el Cielo así en la tierra.’ Promesa más cierta y solemne no podía hacer; los siglos para Nosotros son como un punto solo y nuestras palabras son actos y hechos cumplidos.”
Así que fue una promesa lo que Él hace, y la pone en el contexto de toda su Vida, no en las veces que hubiera dicho tales palabras, sino que en todo lo que hace, desde el momento mismo de su encarnación hasta su muerte, es una petición y una promesa continua. La deja a su Iglesia como oración, porque aún no daba a conocer la vida en su Voluntad, y se pone Él a la cabeza de nuestra oración para que tenga eficacia, usando sin embargo nuestros actos (palabras) para hacerlo. Esta oración tiene cumplimiento en el momento en que esta Divina Voluntad toma posesión perenne en un alma, por lo que para ella la promesa ya no es válida, pues ahora es una realidad, al igual que ya no cantamos salmos anhelando al “futuro Redentor”.
Este es el gran peligro, peligro de rutinizar nuestras prácticas religiosas, y estar atados a un sinnúmero de actividades, lecturas, oraciones, meditaciones, etc., aunado a nuestras labores cotidianas. Estas personas tienen necesidad de actividad continua por fuera, de sensaciones en la superficie para estimular sus sentidos, por eso se aficionan a las prácticas externas, artificiales, propias para conmover y estimular la sensibilidad, pero sin trabajo en lo profundo de su alma. Un alma fiel en las prácticas externas no adelanta, porque no penetra en el interior, es un autómata cuyo movimiento es siempre el mismo…, esto es el materialismo en la piedad; en este punto, si hay infidelidades exteriores, éstas matan la piedad, pues ésta es toda exterior, y si el alma es fiel a sus pequeñas prácticas, entonces queda presa y encadenada en ellas.
Así que es una trampa sin salida, tanto si lo hacemos como si no lo hacemos, es muerte para la Vida Divina que Dios quiere repetir en nosotros.
Entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Orar o no? ¿Pedir o no? Lo único que debemos hacer es vivir plenamente, hasta donde podamos y entendamos, la Divina Voluntad, debemos estar atentos a unirnos continuamente a Jesús en sus acciones, para repetir sus mismas oraciones, actos, sufrimientos, amor, alabanza, etc., hacia su Padre, pues recordemos que solamente en Él Dios tiene sus complacencias, no en nosotros, no en nuestra oración, no en nuestro amor, no en nuestra alabanza, no en nuestra adoración, etc., por lo que debemos esforzarnos no en hacerlo por nosotros mismos, sino en Él. Una de las acciones más bondadosas de Dios hacia su criatura, conociendo su debilidad, es el que una vez tenga el conocimiento de esto y queriendo vivirlo, Él suple nuevamente a sus carencias poniendo en acción el acto preventivo y el actual.
“…Estaba pensando entre mí: Si es tan grande un acto hecho en su Querer, ¿cuántos, ay de mí, no dejo escapar? Y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
«Hija mía, existe el acto preventivo y el acto actual. El preventivo es cuando el alma, desde el primer surgir del día fija su voluntad en la mía, y se decide y se confirma de querer vivir y obrar sólo en mi Querer, previene todos sus actos y los hace correr todos en mi Querer. Con la voluntad preventiva mi Sol surge, mi Vida queda duplicada en todos tus actos como dentro de un solo acto, y esto suple al acto actual. Sin embargo el acto preventivo puede ser opacado, oscurecido por los modos humanos, por la voluntad propia, por la propia estima, por el descuido y otras cosas, que son como nubes delante al sol, que vuelven menos vívida su luz sobre la faz de la tierra. En cambio el acto actual no está sujeto a nubes, sino que tiene virtud de despejar las nubes, si es que las hay, y hace surgir tantos otros soles en los cuales queda duplicada mi Vida, con tal intensidad de luz y calor, de formar otros tantos nuevos soles, el uno más bello que el otro. Sin embargo los dos actos son necesarios, el preventivo da la mano, dispone y forma el plano al actual, y el actual conserva y ensancha el plano del preventivo.»
¿Debemos orar? Continuamente, nuestra vida debe ser oración, pero ese tipo de oración, fundirse en Dios, la oración vocal la podemos hacer como un acto más de nuestra vida, fundido también en la Divina Voluntad, para que se convierta en Vida Divina, pero no es necesario el recitar una oración, y otra, y otra más, como obligación para llegar a vivir en Ella, sino que conforme vayamos avanzando en nuestra vida con Dios, así nuestra atención será cada vez más, y podremos repetir con mucha mayor atención la Vida de Jesús con todos sus méritos y logros en CUALQUIER acción que hagamos. La oración mental DEBE ser sustituida por el giro, éste es el acto más importante de nuestro día, de nuestra vida, por lo que debemos estar sumamente atentos, para que cada día sea lo más amplio y duradero que podamos:
«…Tienes que hacer la cosa más importante, tu último acto de fundirte en la Voluntad Divina.»
Entonces me he puesto, según mi costumbre, a fundir todo mi pobre ser en la Voluntad Suprema, y mientras esto hacía me parecía que se abriesen los Cielos y yo iba al encuentro de toda la corte celeste y todo el Cielo venía a mi encuentro, y mi dulce Jesús me ha dicho:
«Hija mía, el fundirte en mi Voluntad es el acto más solemne, más grande, más importante de toda tu vida. Fundirte en mi Voluntad es entrar en el ámbito de la eternidad, abrazarla, besarla y recibir el depósito de los bienes que contiene la Voluntad eterna; es más, en cuanto el alma se funde en el Supremo Querer, todos van a su encuentro para deponer en ella todo lo que tienen de bienes y de gloria; los ángeles, los santos, la misma Divinidad, todos deponen, sabiendo que deponen en aquella misma Voluntad en la cual todo está al seguro. El alma con recibir estos bienes, con sus actos en la Voluntad Divina los multiplica y da a todo el Cielo doble gloria y honor, así que con el fundirte en mi Voluntad pones en movimiento Cielo y tierra, es una nueva fiesta para todo el empíreo. Y como el fundirse en mi Voluntad es amar y dar por todos y por cada uno, sin excluir a ninguno, mi Bondad, para no dejarme vencer en amor por la criatura, pongo en ella los bienes de todos y todos los bienes posibles que en Mí contengo; no puede faltar el espacio donde poner todos los bienes, porque mi Voluntad es inmensa y se presta a recibir todo. Si tú supieras qué haces y qué sucede con el fundirte en mi Voluntad, te derretirías por el deseo de fundirte continuamente.»
Después estaba pensando si debía o no escribir lo que está escrito aquí arriba, yo no lo veía necesario ni una cosa importante, mucho más porque la obediencia no me había dado ninguna orden de hacerlo. Entonces mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
«Hija mía, ¿cómo que no es importante hacer conocer que el fundirse en mi Voluntad es vivir en Ella? El alma recibe como en depósito todos mis bienes divinos y eternos; los mismos santos hacen competencia para deponer sus méritos en el alma fundida en mi Voluntad, porque sienten en ella la gloria, la Potencia de mi Voluntad y se sienten glorificados en modo divino por la pequeñez de la criatura. Escucha hija mía, el vivir en mi Voluntad sobrepasa en mérito al mismo martirio; es más, el martirio mata al cuerpo, el vivir en mi Voluntad es hacer con una mano divina, que la propia voluntad quede muerta y le da la nobleza de un martirio divino. Y cada vez que el alma se decide a vivir en mi Voluntad, mi Querer prepara el golpe para matar la voluntad humana y así forma el noble martirio del alma, porque voluntad humana y Voluntad Divina no hacen alianza juntas, una debe ceder el puesto a la otra y la voluntad humana debe contentarse con permanecer extinguida bajo la Potencia de la Voluntad Divina, así que cada vez que te dispones a vivir en mi Querer, te dispones a sufrir el martirio de tu voluntad. Mira entonces qué significa vivir, fundirse en mi Voluntad: ‘Ser el mártir continuado de mi Voluntad Suprema.’ ¿Y a ti te parece poco y cosa de nada?»
Amigos, cada uno de nosotros debe situarse en alguna de las etapas de oración y decidir cuál quiere hacer, la única advertencia, es que si optamos por cualquiera que sea, si no es esta última, no estaremos viviendo en la Divina Voluntad, y no estamos dando a Dios el fruto completo de todo su obrar.
Fiat
Salvador
Reza pero reza como rezo Yo
11-123 Mayo 3, 1916
Mientras estaba rezando, mi amable Jesús se puso junto, y oía que también Él rezaba y yo me puse a oírlo, entonces me dijo:
1.) “Hija mía, reza, pero reza como rezo Yo…..
a) -vuélcate toda en mi Voluntad…..
b) Yo tomaba todos los pensamientos en mi mente, y por cada uno en particular Yo me presentaba ante la Majestad Suprema y los reparaba, y en esta misma Voluntad descendía en cada mente de criatura, dándole el bien que había impetrado para su inteligencia; en mis miradas tomaba todos los ojos de las criaturas; en mi voz sus palabras; en mis movimientos los suyos; en mis manos sus obras; en mi corazón los afectos, los deseos; en mis pies los pasos; y haciéndolos como míos, en este Divino Querer mi Humanidad satisfacía al Padre y Yo ponía a salvo a las pobres criaturas, y el Padre Divino quedaba satisfecho, no podía rechazarme siendo el Santo Querer Él mismo, ¿se habría rechazado Él mismo? ciertamente que no; mucho más que en estos actos encontraba santidad perfecta, belleza inalcanzable y raptora, amor sumo, actos inmensos y eternos, potencia invencible. Esta fue toda la Vida de mi Humanidad en la tierra, desde el primer instante de mi concepción hasta el último respiro para continuarla luego en el Cielo y en el Santísimo Sacramento.
2.) Ahora, ¿por qué no puedes hacerlo también tú? Para quien me ama todo es posible
a) vuélcate toda en mi Voluntad y en Ella encontrarás a Dios y a todas las criaturas y, haciendo tuyas todas las cosas de las criaturas, las darás a Dios como si fuera una sola criatura porque el Querer Divino es el dueño de todas y pondrás a los pies de la Divinidad los actos buenos para darle honor y los malos para repararlos con la santidad, potencia e inmensidad de la Divina Voluntad a la que nada escapa. 1
b) unida Conmigo en mi Voluntad toma y lleva ante la Majestad Divina 2 en tus pensamientos, los pensamientos de todos; en tus ojos, las miradas de todos; en tus palabras, en los movimientos, en los afectos, en los deseos, todos los de tus hermanos para repararlos, para impetrar para ellos luz, gracia, amor. En mi Querer te encontrarás en Mí y en todos, harás mi Vida, rezarás como Yo, y el Padre Divino por esto quedará contento y todo el Cielo te dirá: “¿Quién nos llama en la tierra? ¿Quién es quien quiere encerrar este Santo Querer en sí, encerrando a todos nosotros juntos?” ¿Y cuánto bien no puede obtener la tierra haciendo descender el Cielo a la tierra?”3 (un ejemplo de lo que hacía Luisa)
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1- 12-41 Yo me he encontrado en Jesús, mi pequeño átomo nadaba en el Querer Eterno, y como este Querer Eterno es un acto solo que contiene todos los actos juntos, pasados, presentes y futuros, yo, estando en el Querer Eterno tomaba parte en aquel acto único que contiene todos los actos, por cuanto a criatura es posible. Yo tomaba parte también en los actos que no existen aún y que deberán existir hasta el fin de los siglos, y hasta que Dios sea Dios, y también por éstos yo lo amaba, lo agradecía, lo bendecía, etc., no había ni un solo acto que se me escapara, y ahora tomaba el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, lo hacía mío, como era mío su Querer, y lo daba a Ellos como mío. Cómo estaba contenta por poder darles el amor de Ellos como mío, y porque Ellos encontraban su pleno contento y su desahogo completo al recibir de mí su amor como mío; ¿pero quién puede decirlo todo? Me faltan las palabras. Entonces el bendito Jesús me ha dicho….
2- Llevamos con nosotros-a lo largo de nuestros días- a toda la humanidad: en todos lo sentidos del cuerpo y potencias del alma
3- (16-35 – 1) Estaba rezando, y mi dulce Jesús se hacía ver en mi interior que me miraba fijamente, y yo, atraída por su mirada, lo miraba a Él hasta dentro de su interior, que me parecía como si fuera un cristal en el cual se podía ver todo lo que mi amado Jesús hacía, y yo uniéndome a Él trataba de hacer lo que Él hacía. Otras veces me parecía que Jesús tomaba mi alma entre sus manos y la lanzaba al vuelo en la inmensidad de su Voluntad diciéndome:
(2) “La recién nacida de mi Voluntad; en mi Voluntad has nacido, en Ella quiero que vivas. Vuela, vuela en el Eterno Querer, cumple tu oficio, mira que hay mucho qué hacer entre la Divinidad y las criaturas, gira por todas las generaciones, pero siempre en mi Querer, de otra manera no las encontrarás a todas, y amando, obrando, reparando, adorando por todos, te pondrás ante la Majestad Suprema para darle todo el amor, los homenajes de todos y de cada uno como verdadera hija primogénita de nuestro Querer”.
(3) Yo tomaba el vuelo y Jesús seguía con su mirada mi vuelo; ¿pero quién puede decir lo que hacía? En su Querer encontraba todo el amor que su Voluntad debía dar a las criaturas, y no tomándolo ellas, estaba suspendido esperando que fuese tomado y yo lo hacía mío, e invistiendo a todas las inteligencias creadas, formaba por cada uno de los pensamiento un acto de amor, de adoración y de todo lo que cada inteligencia debía dar a Dios, y abrazando todo en mí, como si a todos los pusiera en mi regazo, tomaba el camino al Cielo para llevarlos al seno del Padre Celestial y le decía:
(4) “Padre Santo, vengo ante tu trono para traerte en mi regazo a todos tus hijos, tus queridas imágenes creadas por Ti, para ponerlos otra vez en tu seno divino, a fin de que aquella Voluntad, por ellos rota entre Tú y ellos, Tú la vincules y la anudes de nuevo. Es la pequeña hija de tu Querer quien esto te pide, soy pequeña, es cierto, pero tomo la tarea de satisfacerte por todos, no me iré de tu trono si no me vinculas la voluntad humana con la Divina, y llevándola a la tierra, venga el reino de tu Querer a la tierra. A los pequeños nada se les niega, porque lo que piden no es otra cosa que el eco de tu mismo Querer y de lo que quieres Tú”.
(5) Después regresaba con Jesús que me esperaba en mi habitación, y Él me recibía en sus brazos, me colmaba de besos y de caricias y me decía:
(6) “Pequeña mía, para hacer que el Querer del Cielo descienda sobre la tierra, es necesario que todos los actos humanos sean sellados y esmaltados de actos de Voluntad Divina, a fin de que el Supremo Querer, viendo que todos los actos de voluntad de las criaturas están marcados por la suya, atraído por el imán potente de su mismo Querer descienda a la tierra y reine en ella; a ti como hija primogénita de nuestro Querer te ha sido dada esta tarea.
34-34 (6) “Estoy dentro de ti, soy tuyo, estoy a tu disposición, mis llagas, mi sangre, todas mis penas, son tuyas, puedes hacer de Mí lo que quieras, es más, hazla de magnánima, de valiente, de amante, de verdadera imitadora mía, toma mi sangre para darla a quien quieras, toma mis llagas para sanar las llagas de los pecadores, toma mi Vida para dar vida de gracia, de santidad, de amor, de Voluntad Divina a todas las almas, toma mi muerte para hacer resucitar tantas almas muertas en el pecado; te doy toda la libertad, obra tú, aprende a obrar hija mía, me he donado y basta, pensarás tú en que todo me redunde en gloria, y en cómo hacerme amar, mi Voluntad te dará el vuelo para hacerte llevar mi sangre, mis llagas, mis besos, mis ternuras paternas, a mis hijos, a tus hermanos, por eso no te maravilles, es propiamente este el obrar divino, tener sus obras en acto de repetirlas continuamente para darlas, para hacer don a las criaturas, y así cada uno puede decir: ‘Todo es mío, aun el mismo Dios es mío’. Y ¡oh! cómo gozamos al verla dotada de nuestras obras, poseedora de su Creador, son los excesos de nuestro amor, que para ser amado queremos hacer ver cuánto la amamos y los dones que queremos darle. A quien viva en nuestro Querer, nos sentiríamos como si defraudásemos a la criatura si no le hacemos don de todo, y esto Nosotros no lo sabemos hacer, por eso sé atenta, haz que tu alma sea embalsamada por nuestra paz divina, que no conocemos qué cosa sea turbación, y todas las cosas te llevarán la sonrisa, la dulzura, el amor de tu Creador”.
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21 + 28 de julio 2020
15-31 Hija mía, sin embargo hay gran diferencia entre quien reza u obra porque mi Voluntad lo envuelve y por su naturaleza se encuentra en todas partes, y entre quien por su propia voluntad, teniendo en sí conocimiento de lo que hace,
-entra en el ambiente divino de mi Voluntad para obrar y rezar.-
Lecturas 21 de julio
LA ORACIÓN. 1
20-4,4 Hija mía, donde está mi Voluntad todo es santidad, todo es amor, todo es oración. Así que estando en ti su fuente, tus pensamientos, tus miradas, tus palabras, tu latido y aun tus movimientos, todos son amor y oraciones. No es la forma de las palabras lo que forma la oración, no, es mi Voluntad obrante, que dominando todo tu ser forma de tus pensamientos, palabras, miradas, latidos y movimientos, tantas fuentecitas que surgen de la Voluntad Suprema y elevándose hasta el Cielo, en su mudo lenguaje, quién reza, quién ama, quién adora, quién bendice, en suma, Ella le hace hacer lo que es santo, lo que pertenece al Ser Divino. Por eso el alma que posee como vida el Querer Supremo es el verdadero cielo, que aunque fuera mudo narra la gloria de Dios y se presenta como obra de sus manos creadoras.
34-13 (2) “Hija de mi Querer, ¿has visto como la inmensidad de mi Fiat es inalcanzable? Ninguna mente creada, por cuán santa sea puede abrazarla y ver dónde terminan sus confines, todos tienen su lugar en Ella, más bien, cada criatura tiene su pequeño campo en la inmensidad de mi Divina Voluntad, pero ¿quién trabaja este pequeño campo que le ha sido asignado? Quien vive en Ella, porque viviendo en Ella se hace la primera trabajadora, y Ella tomando en su regazo a la criatura la tiene ocupada, fundida en el trabajo que quiere que haga en el pequeño campito que le ha sido dado en mi Voluntad, y como posee su Fuerza creadora, lo que la criatura podría hacer en un siglo, junto con Ella lo hace en una hora, así que en una hora puede adquirir un siglo de amor, de obras, de sacrificios, de conocimientos divinos, de adoraciones profundas, y después del trabajo llama al alma al reposo para felicitarse y reposarse juntos, …..Ahora hija mía, tú debes saber que es mi Voluntad absoluta que la criatura haga mi Voluntad; cómo suspiro verla reinante y obrante en ella, cómo quiero oír decir: ‘La Voluntad de Dios es la mía, lo que quiere Dios quiero yo, lo que hace Dios hago yo’.
-A la Sra Mazari Bari:
Hija mía, con hacer la Divina Voluntad nosotros nos volvemos los verdaderos hijos de la gran Señora, y nos cambiamos en tabernáculos donde Jesús forma su morada, y entonces todo lo que hacemos es sagrado, todo es oración, aun las cosas más indiferentes. Las mismas cosas naturales, necesarias de la vida, con el hacer la Divina Voluntad se transforman en oración, en adoración, en amor hacia nuestro dulce Jesús, porque con hacer su Voluntad todo lo que hacemos es santo, todo es amor, y tal se vuelve nuestro ser.
-A la Sra. Antonieta Savorani:
Vivir en el Querer Divino no es tan difícil como usted y otros creen, ni el dulce Jesús quiere cosas imposibles, ni sabe enseñar cosas difíciles, más bien en lo que enseña es tanto su amor, que no sólo facilita sus enseñanzas, sino que para volver fácil lo que quiere y nos enseña, se pone a nuestra disposición, haciendo junto con nosotros lo que Él quiere y enseña. Todo está hija mía en una fuerte resolución, firme y constante de hacer entrega de nuestra voluntad en las manos de Jesús, para hacer que en todos nuestros actos entre la suya. Así que en todo nuestro ser, en los actos más naturales de la vida, en el alimento, en el sueño, en las penas, en la oración, y aun en los lícitos placeres, el Querer Divino debe tener su puesto regio, su campo de acción, y nuestra voluntad debe ser el terreno donde recibir estos actos divinos, y el escabel donde el Querer Divino debe apoyar estos sus actos; y estos actos unidos juntos forman su Vida. La vida no se forma con un solo acto, sino con muchos actos repetidos e incesantes.
-A Sor Remigia:
Así que este es mi augurio, que hagas crecer al infante divino, que lo vuelvas feliz y que, como juego, le des tu voluntad en sus manitas, a fin de que a las tantas lágrimas que vierte, te encuentre a ti que lo hagas sonreír.
Y además, otro trabajo quiere confiarte el querido pequeño, que a las muchachas que te circundan les hagas conocer que todas poseen a Jesús en sus corazones, y debes enseñarles el modo parta hacerlo crecer. Si haces esto, puedes estar tranquila, porque formarás tantos tabernáculos al pequeño Jesús. Yo no quiero, ni Jesús quiere, que pierdas la paz; busca en cada cosa la Voluntad Divina, y tu ser se volverá plegaria continua en cada cosa. No son las palabras que forman la oración, sino nuestra unión con la Divina Voluntad, y entonces todo es sagrado, santo, en nosotros, y además, la paz es el ojo de nuestros actos, por lo que os indicará cómo amar a Jesús y hacerlo amar.
NUESTRO MODELO:
El te amo divino bilocado en la criatura
Adán, Jesús, María.
33-3(1) Soy siempre la pequeña ignorante del Ser Supremo, y cuando el Querer Divino me sumerge en sus mares, veo que apenas las vocales, si acaso, conozco de su Majestad adorable, es tanta mi pequeñez que apenas algunas gotas sé tomar de tanto que posee el Creador. Entonces girando en las obras del Fiat Divino me he detenido en el Edén, donde se me ha hecho presente la creación del hombre y pensaba para mí: “Cuál pudo ser la primera palabra que Adán dijo cuando fue creado por Dios”. Y mi Sumo Bien Jesús, visitándome con su breve visita, todo bondad, como si Él mismo quisiera decírmelo me ha dicho:
(2) “Hija mía, también Yo siento el deseo de decirte cuál fue la primera palabra pronunciada por los labios de la primera criatura creada por Nosotros. Tú debes saber que apenas Adán sintió la vida, el movimiento, la razón, vio a su Dios ante él, comprendió que Él lo había formado, sentía en sí, en todo su ser todavía frescas las impresiones, el toque de sus manos creadoras, y agradecido, en un ímpetu de amor pronunció su primera palabra: ‘Te amo Dios mío, Padre mío, autor de mi vida’. Pero no fue sólo la palabra, sino que el respiro, el latido, las gotas de su sangre que corrían por sus venas, el movimiento, todo su ser unido, a coro dijeron: ‘Te amo, te amo, te amo’. Así que la primera lección que aprendió de su Creador, la primera palabra que aprendió a decir, el primer pensamiento que tuvo vida en su mente, el primer latido que formó en su corazón, fue: ‘Te amo, te amo’. Se sentía amado y amó. Podría decir que su te amo no terminaba jamás, fue tan prolongado que sólo fue interrumpido cuando tuvo la desgracia de caer en pecado. Por eso nuestra Divinidad se sintió herida al oír sobre los labios del hombre, te amo, te amo, era la misma palabra que Nosotros habíamos creado en el órgano de su voz que nos decía: ‘Te amo’. Era nuestro amor, creado por Nosotros en la criatura que nos decía te amo, ¿cómo no quedar herido, cómo no corresponderlo con un amor más abundante, mas fuerte, digno de nuestra magnificencia? En cuanto lo oímos decir te amo, así Nosotros le repetimos ‘te amo’, pero en nuestro ‘te amo’ hicimos correr en todo su ser la Vida obrante de nuestra Divina Voluntad, así que encerramos en el hombre, como dentro de nuestro templo, nuestra Voluntad, para que encerrada en el círculo humano, mientras permanecía en Nosotros, obrara cosas grandes y fuera Ella el pensamiento, la palabra, el latido, el paso, la obra del hombre; nuestro ‘te amo’ no podía dar cosa más santa, más bella, más potente, que pudiera formar la Vida del Creador en la criatura, que nuestra Voluntad obrante en él, y ¡oh! cómo nos resultaba agradable ver que nuestra Voluntad tenía su puesto de actriz, y el querer humano deslumbrado por su luz gozaba su paraíso, y dándole plena libertad lo hacía hacer lo que quería, dándole el primado en todo, y el puesto de honor que a un Querer tan Santo convenía. Ve entonces cómo el principio de la vida de Adán fue un acto pleno de amor hacia Dios de todo su ser, qué lecciones sublimes, cómo el principio del amor debía correr en todo lo obrado por la criatura. La primera lección que recibió de nuestro Ser Supremo en la correspondencia de su ‘te amo’, fue que mientras la amaba tiernamente respondiéndole ‘te amo’, le daba la primera lección sobre nuestra Divina Voluntad, y mientras lo instruía le comunicaba la Vida de Ella y la ciencia infusa de qué significaba nuestro Fiat Divino, y cada vez que nos decía ‘te amo’, nuestro amor le preparaba otras lecciones más bellas sobre nuestro Querer; él quedaba raptado y Nosotros nos deleitábamos en conversar con él, y hacíamos correr sobre él ríos de amor y de alegrías continuas, así que la vida humana era encerrada por Nosotros en el amor y en nuestra Voluntad. Por eso hija mía, no hay dolor más grande para Nosotros que ver nuestro amor como destrozado en la criatura y nuestra Voluntad obstaculizada, sofocada, sin su Vida obrante y como sometida al humano querer. Por eso sé atenta y en todas las cosas ten por principio el amor y mi Divina Voluntad”.
Un te amo divino:
12-3 Y todo afligido ha quedado en silencio. Y yo: “Vida de mi vida, dime otra palabra”. Y Jesús, como si me infundiera su aliento ha agregado:
(4) “Te amo”.
(5) Pero en aquel “te amo” parecía que todos, y todas las cosas recibieran nueva vida, y yo he repetido: “Jesús, dime otra palabra aún”.
(6) Y Él: “Palabra más bella no podría decirte que un te amo, este mi te amo llena Cielo y tierra, circula en los santos, y reciben nueva gloria; desciende en los corazones de los viadores, y quién recibe gracia de conversión, quién de santificación; penetra en el Purgatorio, y como benéfico rocío cae sobre las almas, y sienten refrigerio; los mismos elementos se sienten investir de nueva vida en el fecundar, en el crecer, así que todos advierten el te amo de tu Jesús. ¿Y sabes cuándo el alma se atrae un te amo mío? Cuando fundiéndose en Mí toma la actitud divina, y perdiéndose en Mí hace todo lo que hago Yo”.
16-11 (5) “Hija mía, quiero que tú, que eres la hija primogénita de mi Suprema Voluntad, conozcas cómo toda la Creación, sobre las alas de mi Querer Eterno lleva mi te amo a las criaturas, y las criaturas, sobre las mismas alas de mi Voluntad, haciéndola ellas, deberían darme la correspondencia de su te amo. Mira el cielo azul, no hay punto en el que no esté sellado un te amo mío hacia la criatura: Cada estrella y su centelleo que le forma corona están tachonadas de mis te amo; el rayo de sol, mientras se alarga hacia la tierra para llevar la luz, cada gota de luz lleva mi te amo, y en cuanto la luz invade la tierra y el hombre
la mira, le camina encima, mi te amo le llega en los ojos, en la boca, en las manos y se extiende bajo los pies. El murmullo del mar murmura te amo, te amo, te amo, y cada gota de agua son teclas, que armonizando entre ellas forman las más bellas armonías de mi infinito te amo; las plantas, las hojas, las flores, los frutos, tienen impreso mi te amo, así que la Creación toda lleva al hombre mis repetidos te amo. Y el hombre mismo, ¿cuántos mis te amo no tiene impresos en todo su ser? Sus pensamientos están sellados por mi te amo; el latido de su corazón que le resuena en el pecho con aquél misterioso sonido, tac, tac, tac, es un te amo mío jamás interrumpido que le dice te amo, te amo; sus palabras son seguidas por mi te amo; sus movimientos, sus pasos y todo lo demás, contienen un te amo mío, sin embargo, en medio de tantas oleadas de mi amor no sabe elevarse para darme su correspondencia a mi amor. ¡Qué ingratitud, y cómo mi amor queda doliente! Por eso hija mía te he elegido como hija de mi Querer, a fin de que como hija fiel defiendas los derechos de tu Padre. Mi amor quiere absolutamente la correspondencia del amor de la criatura, por lo tanto en mi Voluntad encontrarás todos mis te amo, y tú, siguiéndolos, imprimirás tu te amo en el mío, por ti y por todos. ¡Oh! cómo estaré contento al ver el amor de la criatura fundido con el mío, por eso te doy mi Querer en tu poder, a fin de que todo el amor que he dado en la Creación me lo corresponda una criatura, defendiendo así los derechos de mi amor”.
4 PUNTOS:
DISTINTIVO DE ESTA NUEVA FORMA DE ORAR
.- No hay peticiones particulares, sólo pedir el advenimiento del Reino:
11-40 (1) Estando muy afligida por la privación de mi adorable Jesús, estaba rezando y reparando por todos, y en mi extrema amargura he dirigido el pensamiento hacia mí y he dicho: “Piedad de mí, Jesús perdona a esta alma, tu sangre, tus penas ¿no son también mías? ¿Valen acaso menos para mí?” Y mientras esto decía, mi amable Jesús desde dentro de mi interior me ha dicho:
(2) “¡Ah!, hija mía, ¿qué haces pensando en ti? Tú así desciendes y de dueña te reduces a la mísera condición de pedir, pobre hija, con pensar en ti misma te empobreces, pues estando en mi Voluntad tú eres dueña y por ti misma puedes tomar lo que quieras; si hay algo que hacer en mi Voluntad es rezar, reparar por los demás”.
(3) Y yo: “Dulcísimo Jesús, Tú amas tanto que quien está en tu Voluntad no piense en sí mismo, y Tú ¿piensas en ti mismo?” (Que pregunta tan disparatada)
(4) Y Jesús: “No, no pienso en Mí mismo, piensa en sí mismo quien tiene necesidad de alguna cosa, Yo no tengo necesidad de nada, Yo soy la misma santidad, la misma felicidad, la misma inmensidad, altura, profundidad, nada, nada me falta, mi Ser contiene en Sí mismo todos los bienes posibles e imaginables. Si algún pensamiento me pudiera ocupar es el pensamiento del género humano, que habiéndolo sacado de Mí quiero que regrese a Mí, y en tales condiciones pongo a las almas que quieren hacer verdaderamente mi Voluntad, son una sola cosa Conmigo, las vuelvo dueñas de mis bienes, porque en mi Voluntad no hay esclavitud, lo que es mío es de ellas, y lo que quiero Yo lo quieren ellas. Entonces, si uno siente necesidad de alguna cosa, significa que no está en verdad en mi Voluntad, o bien que se da sus escapadas, como estás haciendo tú ahora, ni más ni menos.
¿No te parece extraño que quien ha formado una sola cosa, un solo querer Conmigo, me pida piedad, perdón, mi sangre, mis penas, mientras que la he constituido dueña junto Conmigo? Yo no sé que piedad, que perdón darle, pues le he dado todo, a lo más debería tener piedad, perdonarme a Mí mismo de alguna falla, lo que no puede ser jamás. Por tanto te recomiendo que no salgas de mi Voluntad, y que continúes no pensando en ti misma sino en los demás, como has hecho hasta ahora, de otra manera vendrías a empobrecer y a sentir necesidad de todo”.
33-2, 2 Así que cuando la criatura ha entendido qué significa Voluntad Divina y siente correr en ella su Vida, no siente más necesidad de nada, porque poseyendo mi Querer posee todos los bienes posibles e imaginables, le queda sólo el delirio, las ansias, los suspiros porque quiere que mi Voluntad abrace a todos y se constituya vida de todos, y esto porque ve que mi Voluntad eso quiere, y esto quiere su pequeñez”.
26-12 Por eso la cosa más necesaria es tomar mi Divina Voluntad, y si esto ha hecho, ha hecho todo y ha tomado todo, todo es suyo. Sucede como a una máquina, si se mueve la primera rueda del centro de ella, todas las ruedas secundarias giran, pero si no se mueve la primera rueda, todas quedan detenidas, y no hay potencia o artífice que tenga virtud de mover las ruedas secundarias, pero si se mueve la primera, por sí mismas las otras giran y hacen su oficio. Por eso la atención y el arte deben ser para la primera rueda, todo lo demás viene de por sí. Así es mi Voluntad, quien la posee no tiene necesidad de nada”.
Vs 20-25 (3) La voluntad humana vuelve esclavo al hombre, lo hace tener necesidad de todo, se siente continuamente faltar la fuerza, la luz, su existencia está siempre en peligro, y lo que obtiene es por medio de oraciones y, fatigosamente; así que el hombre que vive de su voluntad es el verdadero mendigo. En cambio quien vive de la mía no tiene necesidad de nada, tiene todo a su disposición, mi Voluntad le da el dominio de sí mismo, por lo tanto es dueño de la fuerza, de la luz, pero no de la fuerza y luz humanas, sino de las divinas, su existencia está siempre al seguro y siendo dueño puede tomar lo que quiera, no tiene necesidad de pedir para tener, tan es verdad, que para Adán, antes de sustraerse de mi Voluntad la petición no existía, la necesidad hace nacer la petición, si de nada tenía necesidad, no tenía ni qué pedir ni qué implorar, así que él amaba, alababa, adoraba a su Creador, la petición no tenía lugar en el Edén terrenal;
la petición vino, tuvo vida después del pecado como necesidad extrema del corazón del hombre; quien pide significa que tiene necesidad y como espera, pide para obtener. En cambio quien vive en mi Voluntad vive en la opulencia de los bienes de su Creador como dueño, y si necesidad y deseo siente, viéndose entre tantos bienes es de querer dar a los demás su felicidad y los bienes de su gran fortuna, verdadera imagen de su Creador que le ha dado tanto, sin ninguna restricción, quisiera imitarlo dando a los demás lo que posee. ¡Oh! cómo es bello el cielo del alma que vive en mi Voluntad, es el cielo sin tempestades, sin nubes, sin lluvia, porque el agua que quita la sed, que fecunda y que le da el crecimiento y la semejanza de Aquél que la ha creado es mi Voluntad, es tanto su celo de que el alma no tome nada si no es de Ella, que hace todos los oficios: Si quiere beber, Ella se hace agua, que mientras la refresca le apaga cualquier sed, para hacer que su única sed sea su Voluntad; si siente hambre se hace alimento, que mientras la sacia le quita el apetito de todos los demás alimentos; si el alma quiere ser bella, se hace pincel dándole pinceladas de tal belleza, que mi misma Voluntad queda raptada por una belleza tan inaudita impresa por Ella misma en la criatura, debe poder decir a todo el Cielo: ‘Mírenla cómo es bella, es la flor, es el perfume, es el tinte de mi Querer que la ha hecho tan bella’. En suma le da su fuerza, su luz, su santidad, todo para poder decir: ‘Es una obra toda de mi Querer, por eso quiero que nada le falte, que me asemeje y me posea’. Mira en ti misma para ver lo que mi Voluntad ha hecho, tus actos investidos por su luz cómo han cambiado la tierra de tu alma, todo es luz que despunta en ti y que se vuelve para herir a Aquélla que la ha investido, por eso la más grande afrenta que me hacen las criaturas es el no hacer mi Voluntad”.
Pedir el Reino:
27-31 . (3) Después de esto seguía rezando para que el bendito Jesús se apresurara en hacer venir el tan suspirado reino de la Divina Voluntad sobre la tierra, y mi amado Jesús, como herido por tal petición, que Él mismo tanto suspira de ver el triunfo del Querer Divino sobre la tierra, me ha dicho:
(4) “Hija mía, las oraciones hechas en mi Querer Divino para obtener el advenimiento de su reino sobre la tierra, tienen un gran imperio sobre Dios. Dios mismo no puede desentenderse ni puede no escucharla favorablemente, porque la criatura rogando en mi Fiat Divino, sentimos la fuerza de nuestro Querer, que con su imperio ruega, con su inmensidad se extiende dondequiera, y abrazando la fuerza universal, la oración se extiende por todas partes, de modo que nos sentimos cercados
Lecturas 28 de julio
.-No hay intenciones propias:
11-37 (3) Otra vez estaba pensando cómo sería mejor ofrecer nuestras acciones, oraciones, etc., si como reparaciones, como adoraciones, etc. Y mi siempre benigno Jesús me ha dicho:
(4) “Hija mía, quien está en mi Voluntad y hace sus cosas porque las quiero Yo, no es necesario que disponga ella sus intenciones; estando en mi Voluntad,
conforme obra, reza, sufre, así Yo mismo las dispongo como más me place, ¿me place la reparación? Las tomo por reparación; ¿me place por amor? Lo tomo como amor. Siendo Yo el dueño hago con ellas lo que quiero;
no así con quien no está en mi Voluntad, disponen ellos y Yo quedo a voluntad de ellos”.
Vs 15-28.. …..así, faltándote el anillo de unión no podrías vivir en mi Querer, perderías el dominio, tus actos pasarían a simples intenciones, y cuando dices: ‘Mi Jesús, en tu Querer te amo, te bendigo, te agradezco por todos, me duelo por cada una de las ofensas, etc.’, no volarían sobre cada uno de los actos humanos para hacerse acto de cada acto humano, amor por cada amor que me deberían dar las criaturas, no seguirías todos mis actos que están en mi Querer, quedarías atrás, a lo más serían pías intenciones que pueden hacer algún bien, pero no actos por todos que puedan dar vida y que contengan la potencia de nuestra Voluntad creadora, sin embargo cuántas veces no me dices: ‘Ya que me has llamado en tu Querer no me dejes atrás, ¡oh! Jesús, haz que junto Contigo siga los actos de la Creación para corresponderte por el amor que pusiste en todas las cosas creadas, aquéllas de la Redención y aquéllas de la Santificación, a fin de que dondequiera que estén tus actos, tu amor, esté la correspondencia del mío.’ ¿Y ahora quieres que te deje atrás?”
(4) Yo he quedado confundida y no he sabido qué responder. El buen Jesús dispone de lo que a Él le agrada, y todo sea para gloria suya.
16-65 (2) Después, según mi costumbre he seguido a mi amado Jesús en su Pasión, compadeciéndolo, reparándolo y haciendo mías sus penas, y Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:
(3) “¡Hija mía, cuánto bien procura al alma el recordarse de Mí y de todo lo que hice, sufrí y dije en mi Vida! Ella, con compadecerme y haciendo suyas mis intenciones y recordando una a una mis penas, mis obras, mis palabras, las llama en sí y las dispone en bello orden en su alma, de manera que viene a tomar los frutos de todo lo que Yo hice, dije y sufrí, y esto produce en el alma una especie de humedad divina, donde el sol de mi gracia se deleita en surgir y en formar, en virtud de esa humedad, el rocío celestial, y este rocío no sólo embellece al alma de modo maravilloso, sino que tiene virtud de mitigar los rayos del sol ardiente de la Divina Justicia, cuando encontrando a las almas quemadas por el fuego de la culpa está por golpearlas, por quemarlas y secarlas de más; este rocío divino templando aquellos rayos, se sirve de ellos para formar el rocío benéfico para no hacer castigar a las criaturas y se constituye en humedad vital para no dejarlas secar. ¡Oh! cómo simboliza a la naturaleza, cuando después de un día de sol ardiente las plantas están por secarse, pero basta una noche húmeda para que
Vol. 1 3º.- En cuanto a las visitas y actos de reparación, tú debes saber que todo lo que hice en el curso de los treinta y tres años, desde que nací hasta que morí, lo continúo en el sacramento del altar, por eso quiero que me visites treinta y tres veces al día, honrando todos mis años y uniéndote Conmigo en el Sacramento, con mis mismas intenciones, esto es, de reparación, de adoración. Esto lo harás en todos los momentos del día: El primer pensamiento de la mañana de inmediato vuele ante el sagrario donde estoy por amor tuyo, y me visites, el último pensamiento de la tarde, mientras duermes por la noche, antes y después de comer, al principio de cada acción tuya, caminando, trabajando”.
2-44 Después ha agregado: “Hija mía, tú eres víctima como lo soy Yo, haz que todas tus obras resplandezcan con mis mismas intenciones, puras y santas, a fin de que encontrando en ti mi misma imagen pueda libremente, derramar el influjo de mis gracias y adornada así, podré ofrecerte como víctima perfumada ante la divina justicia”.
4-90 (3) Hija mía, no puede haber obstáculo mayor que impida la unión entre Yo y las criaturas, y que se oponga a mi Gracia, que la propia voluntad. Tú con ofrecerme tu corazón para mi satisfacción, te has vaciado de ti misma, y vaciándote de ti, Yo me verteré todo en ti, y de tu corazón me vendrá una alabanza que me traerá las mismas notas de las alabanzas de mi corazón, que continuamente da a mi Padre para satisfacer a la gloria que no le dan los hombres”.
(4) Mientras esto decía, veía que mediante mi ofrecimiento salían de todas las partes de mí misma muchos ríos que se derramaban sobre el bendito Jesús, y que después, con ímpetu y más abundantes los derramaba sobre toda la corte celestial, sobre el purgatorio y sobre todas las gentes. ¡Oh bondad de mi Jesús al aceptar un tan mísero ofrecimiento, que lo recompensa con tanta gracia! ¡Oh! prodigio de las santas y piadosas intenciones, si en todas nuestras obras, aun triviales, nos sirviéramos de ellas, ¿qué negocio no haríamos?
¿Cuántas propiedades eternas no adquiriríamos? ¿Cuánta gloria de más no daríamos al Señor?
7-62 (1) Mientras estaba rezando, y según mi costumbre que lo que hago lo hago como si lo estuviera haciendo con Nuestro Señor y con sus mismas intenciones, así estaba recitando el credo, y no poniendo atención decía que intentaba tener la fe de Jesucristo para reparar tantas incredulidades y para impetrar que todos tuviesen el don de la fe. Mientras estaba en esto se ha movido en mi interior y me ha dicho:
(2) “Te equivocas, Yo no tenía ni fe, ni esperanza, ni las podía tener porque Yo era el mismo Dios, Yo era sólo Amor”.
(3) Al oír amor, me agradaba tanto el poder llegar a ser sólo amor, que no poniendo atención he dicho otro disparate, esto es: “Señor mío, también yo quisiera ser como Tú, toda amor y nada más”. Y Él ha agregado:
(4) “Esta es mi idea, por eso te voy hablando frecuentemente de la perfecta resignación, porque viviendo de mi Querer el alma adquiere el amor más heroico, y llega a amarme con mi mismo amor y se vuelve toda amor, y volviéndose toda amor, está continuamente en contacto Conmigo, así que está conmigo, en Mí, y por Mí hace todo lo que quiero, no se mueve, ni desea otra cosa que mi Querer, en el cual está encerrado todo el amor del Eterno, y donde queda ella encerrada; y viviendo de este modo el alma llega casi a perder la fe y la esperanza, porque llegando a vivir del Querer Divino, el alma no se siente más en contacto de la fe y de la esperanza, pues si vive de su Querer, ¿qué cosa debe creer si lo ha encontrado y hace de Él su alimento? ¿Y qué cosa debe esperar si ya lo posee, viviendo no fuera de Dios sino en Dios? Por eso la verdadera y perfecta resignación es el sello de la segura predestinación, y la certeza de la posesión de Dios que el alma adquiere. ¿Has entendido? Piénsalo bien”.
8-18 (1) Continuando mi habitual estado, estaba uniéndome con Nuestro Señor, haciendo uno solo su pensamiento, su latido, su respiro y todos sus movimientos con los míos, y ponía la intención de ir a todas las criaturas para dar a todas todo esto, y como estaba unida a Jesús en el huerto de los olivos, daba también a todos y a cada uno, y aun a las almas purgantes, todas sus gotas de sangre, sus oraciones, sus penas y todo el bien que Él hizo, a fin de que todos los respiros, los movimientos, los latidos de las criaturas quedasen reparados, purificados, divinizados, y la fuente de todo bien, la cual son sus penas, fueran remedio para todos. Mientras esto hacía, el bendito Jesús en mi interior me ha dicho:
(2) “Hija mía, con estas intenciones tuyas me hieres continuamente, y como las haces frecuentemente, una flecha no espera a la otra y siempre quedo herido de nuevo”.
(3) Y yo he dicho: “¿Cómo puede ser posible que quedes herido y te escondes y me haces penar tanto en esperar tu venida? ¿Éstas son las heridas, esto es lo mucho que me quieres?”
(4) Y Él: “Más bien no he dicho nada de todo lo que debería decirte, y el alma misma no puede comprender, mientras es viadora, todo el bien y el amor que corre entre las criaturas y el Creador, porque su obrar, el hablar, el sufrir, está todo en mi Vida, porque sólo haciéndolo así puede disponer para bien de todos. Sólo te digo que cada pensamiento tuyo, latido y movimiento, cada miembro tuyo, cualquier hueso tuyo sufriente, son tantas luces que salen de ti, que tocándome a Mí las difundo para bien de todos, y Yo te mando triplicadas tantas otras luces de gracia, y en el Cielo te las daré de gloria. Basta decirte que es tanta la unión, la estrechez que hay, que el Creador es el órgano y la criatura el sonido; el Creador es el sol, la criatura los rayos; el Creador la flor, la criatura el olor; ¿puede estar acaso el uno sin el otro? Ciertamente que no. ¿Crees tú que no tengo cuenta de todo tu trabajo interno y de tus penas? ¿Cómo puedo olvidarlas si salen de Mí mismo, y son una sola cosa Conmigo? Agrego aún que cada vez que se hace memoria de mi Pasión, siendo ésta un tesoro expuesto para bien de todos, es como si el alma pusiera este tesoro en el banco para multiplicarlo y distribuirlo para bien de todos”.
9-15 Octubre 4, 1909
El pensamiento de sí mismo se debe interrumpir para hacer lo que hace Jesús….Entonces me he puesto a seguirlo, pero poco después, llegando a otro punto del camino del calvario, en el cual más que nunca me internaba en las diversas intenciones de Jesús….
11-139 (2) “Hija mía, no acrecientes mis penas con afligirte, son ya demasiadas, Yo no espero esto de ti, es más, quiero que hagas tuyas mis penas, mis oraciones y todo Yo mismo, de modo que pueda encontrar en ti otro Yo mismo, en estos tiempos quiero grandes satisfacciones y sólo quien hace suyo a Mí mismo me las puede dar. Y lo que en Mí encontró el Padre, es decir, gloria, complacencia, amor, satisfacción, completas y perfectas, para bien de todos, Yo lo quiero encontrar en estas almas, como otros tantos Jesús que lo hagan a la par de Mí, y estas intenciones las debes repetir en cada hora de la Pasión que hagas, en cada acción, en todo, y si no encuentro mis satisfacciones, ¡ah, para el mundo será el fin! Los flagelos lloverán a torrentes. ¡Ah hija mía! ¡Ah hija mía!”
12-49 Continuando mi habitual estado, estaba diciendo a mi amado Jesús: “No desdeñes mis oraciones, son tus mismas palabras que repito, las mismas intenciones, quiero las almas como las quieres Tú, y con tu mismo Querer”. Y el bendito Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, cuando te oigo repetir mis palabras, mis oraciones, querer como quiero Yo, como por tantos imanes me siento atraer hacia ti, y conforme te oigo repetir mis palabras, tantas alegrías distintas siente mi corazón, y puedo decir que es una fiesta para Mí, y mientras gozo, me siento debilitado por el amor de tu alma y no tengo la fuerza de castigar a las criaturas; siento en ti las mismas cadenas que Yo ponía al Padre para reconciliar al género humano. ¡Ah! sí, repite lo que hice Yo, repítelo siempre si quieres que tu Jesús en tantas amarguras encuentre una alegría por parte de las criaturas”.
(3) Después ha agregado: “Si quieres estar al seguro repara siempre y repara junto conmigo, fúndete tanto Conmigo de formar un solo eco entre tú y Yo de reparaciones; donde hay reparaciones el alma está como bajo techo, donde está defendida del frío, del granizo y de todo; en cambio donde no hay reparación, es como quien se encuentra en medio de la calle, expuesta a los rayos, al granizo y a todos los males. Los tiempos son tristísimos, y si el cerco de las reparaciones no se ensancha, hay peligro de que los que están al descubierto queden fulminados por los rayos de la Divina Justicia”.
33-33 Febrero 24, 1935
La razón es el ojo del alma, es luz que la hace conocer lo bello de sus obras buenas. Cuáles son los derechos de la Divina Voluntad, cómo en Ella no hay intenciones sino actos. (pues Dios es Acto Único, no acto en potencia…y nuestros actos, serán como en Dios)
…….. Ahora si la criatura hace los actos buenos en mi Voluntad Divina en virtud de la razón que tiene, le damos el mérito de actos divinos; el mérito le viene dado según lo que conoce y según la voluntad humana quiere obrar: Si quiere obrar en la nuestra, ella se eleva tanto que no queda en lo bajo de las acciones humanas, aun buenas, sino que viene en nuestro Querer Divino, y como esponja se sumerge dentro e impregna sus actos de luz, de santidad, de amor, de modo que su acto desaparece en el nuestro y reaparece nuestro acto divino, por eso con justicia debe correr el merito divino, y como en nuestra Voluntad Divina pierde el prestigio humano, se cree que la criatura no haga nada, pero no es verdad, si Ella obra es en virtud del hilo del querer humano que ha recibido en sus manos, que forma el triunfo y sus conquistas sobre el acto de la criatura, y la razón humana que voluntariamente viene a ceder sus derechos recibidos, como homenaje y sujeción a Aquél que la ha recibido, y esto es más que hacer, porque Dios ha recibido la correspondencia de los dones más bellos que dio a la criatura, esto es la razón y la voluntad, con esto nos da todo lo que puede darnos, nos reconoce, se despoja de sí misma, nos ama con amor puro, y es tanto nuestro amor que la vestimos de Nosotros mismos, le damos nuestras obras, de modo que Nosotros y ella podemos decir: ‘Hagamos juntos’. Nos pondremos en las condiciones en que la criatura no podrá hacer nada sin nuestra Voluntad, y es tanta nuestra bondad, que aun cuando la criatura hace el bien humanamente, como en el bien corre siempre la razón, le damos el mérito humano, porque es nuestra costumbre el no dejar sin premio ningún acto bueno de la criatura. Se puede decir que somos todo ojo sobre ella para ver en qué debemos recompensarla”.
(3) Después de esto ha hecho silencio, y yo continuaba pensando en cómo esta Divina Voluntad es toda ojo sobre nosotros, nos ama tanto y no nos deja un instante, y mi dulce Jesús ha vuelto a decir:
(4) “Hija mía, mi Divina Voluntad es todo para la criatura, sin Ella no podría vivir ni siquiera un minuto, todos sus actos, movimientos y pasos, se pueden llamar desembocaduras, partos que le hace mi Querer, y la criatura los recibe, los siente en sí misma y no conoce ni quién los desemboca, ni quién da vida a su vida, y por eso para muchos es como si mi Voluntad no estuviera para ellos, y no le dan los debidos derechos que conviene darle. Por eso es necesario que se conozca cuáles son estos derechos de mi Querer Divino, para hacer que conociéndolos puedan corresponderle y conocer quién es Aquélla que es Vida de su vida, y que ellos no son otra cosa que la vestidura, las estatuas animadas de Ella. Ahora, los derechos son innumerables: Derecho de creación, derecho de conservación, de animación continua, todo lo que ha creado y que sirve al bienestar del hombre, constituye un derecho suyo sobre de él, por eso el sol, el aire, el viento, el agua, la tierra, y todo, han sido creados y dados al hombre por mi Voluntad, así que por cuantas cosas le ha dado, tantos derechos de más tiene sobre el hombre; mi Redención, el perdón después de la culpa, mi Gracia, el buen obrar, son derechos mayores que Ella adquiere sobre él. Se puede decir que está como unida en mi Voluntad, sin embargo no es conocida. ¡Qué dolor el no ser reconocida!
Ahora, para tener el triunfo, la Vida de mi Voluntad en la criatura, es necesario que se conozca qué cosa ha hecho, qué hace por amor de ellas, y cuáles son sus justos derechos, y cuando haya conocido esto, se pondrá en orden con mi Querer, sentirá quién es quien le da la vida, quién se mueve en su movimiento, quién late en su corazón, y mientras recibirá de Ella la Vida que forma su vida, dará a Ella como homenaje, amor y gloria, aquella misma Vida que forma en ella, y mi Voluntad recibirá sus derechos y regresará a su seno de luz todo lo que es suyo, que con tanto amor le había dado, en suma se sentirá renacida de nuevo en sus brazos a aquélla que con tanto amor había creado. ¡Oh! si todos conocieran los derechos de mi Voluntad, su amor ardiente y constante, que es tanto, que mientras le da la vida la pone fuera a la luz del día, más que madre es tanto su celo de amor, que no la deja ni un instante, la inviste dentro y fuera, por encima y por abajo, a derecha e izquierda, y aunque la criatura no la conociera, ni la amara, Ella con heroísmo divino continúa amándola y haciéndose vida y portadora y dadora de los actos de la criatura. ¡Oh! Voluntad mía, sólo Tú sabes amar con amor heroico, fuerte, increíble e infinito a aquélla que creaste, y que ni siquiera te reconoce. ¡Ingratitud humana, cómo eres grande!”
(5) Entonces sentía que tocaba con la mano el gran amor del Fiat Divino, y pensaba entre mí: “¿Cómo se puede vivir en Él, tal vez poniendo siempre la intención de vivir en Él?” Y mi siempre amable Jesús ha agregado:
(6) “Mi buena hija, el vivir en mi Voluntad no son intenciones, las intenciones sirven cuando no se pueden hacer los actos, porque falta quien tiene virtud de dar vida a todo lo que de bien quiere hacer la criatura, y esto está fuera del vivir en mi Querer, y Yo doy el mérito a ellas no como actos, sino como santas intenciones. En cambio en mi Voluntad está la virtud vivificadora, actora y obradora, de modo que todo lo que la criatura quierehacer, encuentra quién forme la vida a sus actos, siente la fuerza vivificadora que vivifica su acto y lo convierte en obra. Por eso en mi Voluntad todas las cosas cambian, todas las cosas poseen la vida, el amor, la plegaria, la adoración, el bien que se quiere hacer, todas las virtudes están llenas de vida, por lo tanto no sujetas a terminar, a cambiarse, porque quien les suministra la vida las tiene consigo para que hagan vida juntos, y Yo les doy el mérito de obras animadas por mi Voluntad.
Qué diferencia entre las intenciones y las obras, la intención simboliza a los pobres, a los enfermos, que no pudiendo quisieran al menos con la buena voluntad ejercitar la caridad, propagar el bien, hacer quién sabe cuántas bellas cosas, pero la pobreza, la enfermedad, se los impiden y los hacen casi prisioneros, sin poder hacer el bien que quieren hacer. En cambio el obrar en mi Divina Voluntad simboliza al rico, que teniendo la riqueza a su disposición, la intención no tiene valor, porque si quiere puede hacer la caridad, puede ir donde quiere, puede hacer el bien a todos, ayudar a todos. Son tales y tantas las riquezas de mi Querer, que la criatura se pierde en Ella, y a manos llenas puede tomar lo que quiere para ayudar a todos, y sin hacer ni estrépito, ni ruido, casi como luz silenciosa lleva la ayuda y se retira”.
35-44 (7) (todo el capitulo…fantástico) “Hija mía bendita, el vivir en mi Voluntad encerrará tales sorpresas y múltiples novedades divinas, de dejar admirados a los mismos ángeles y santos, mucho más que en mi Voluntad no hay palabras, sino hechos, las mismas palabras, los deseos, las intenciones, las convierte en hechos y obras cumplidas. Fuera de mi Voluntad, lo que la criatura quiere se reduce a palabras, deseos e intenciones, pero dentro de Ella, estando en Ella la virtud creante, lo que quiere la criatura adquiere hechos cumplidos, obras llenas de Vida. Mucho más que estando en nuestro Querer, está al día de lo que Nosotros hacemos, siente lo que Nosotros queremos, por eso nos sigue en las obras, quiere lo que queremos, no puede hacer menos, ni ponerse a un lado, para ella nuestro Fiat se vuelve la más grande de sus necesidades, de la cual no puede apartarse, para ella es más que respiro que debe dar y recibir, más que movimiento que siente la extrema necesidad de moverse. En suma, mi Voluntad es todo para ella, vivir sin mi Voluntad le resulta imposible, por eso sé atenta, y tu vuelo sea siempre en nuestro Fiat”.
Vs. 36-39 En cambio, donde no está nuestro Querer estamos obligados a no poder hacer nada, pues no hay materia nuestra que sea adaptable para Nosotros, y si algún bien hay, es bien aparente, corrompido por la propia estima y gloria, por torcidas intenciones, y Nosotros rehuimos el obrar en ella porque pondríamos en peligro nuestras obras más bellas; Nosotros primero nos aseguramos y después obramos. Tú debes saber que por cuantos más actos hace en nuestro Querer, tanto más entra en Dios y más ensanchamos el campito en nuestro seno divino…..
— En el círculo de su Voluntad —
Su Acto Unico, su Vida, su Querer
La cosa más esencial de un alma es el no salir jamás del círculo de la verdad. 4-17 LdC
VÍDEO
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