Material al ritmo de nuestros encuentros
21+28 de julio 2020
Con la Divina Voluntad
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4 de octubre-2022 Todo es oración- sin intenciones propias (vídeo se subirá en breve)
Lecturas como complemento
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-Tú eres mi Vida-
15-31 Hija mía, sin embargo hay gran diferencia entre quien reza u obra porque mi Voluntad lo envuelve y por su naturaleza se encuentra en todas partes, y entre quien por su propia voluntad, teniendo en sí conocimiento de lo que hace,
-entra en el ambiente divino de mi Voluntad para obrar y rezar.-
21 de julio 2020
LA ORACIÓN. 1
20-4,4 Hija mía, donde está mi Voluntad todo es santidad, todo es amor, todo es oración. Así que estando en ti su fuente, tus pensamientos, tus miradas, tus palabras, tu latido y aun tus movimientos, todos son amor y oraciones. No es la forma de las palabras lo que forma la oración, no, es mi Voluntad obrante, que dominando todo tu ser forma de tus pensamientos, palabras, miradas, latidos y movimientos, tantas fuentecitas que surgen de la Voluntad Suprema y elevándose hasta el Cielo, en su mudo lenguaje, quién reza, quién ama, quién adora, quién bendice, en suma, Ella le hace hacer lo que es santo, lo que pertenece al Ser Divino. Por eso el alma que posee como vida el Querer Supremo es el verdadero cielo, que aunque fuera mudo narra la gloria de Dios y se presenta como obra de sus manos creadoras.
34-13 (2) “Hija de mi Querer, ¿has visto como la inmensidad de mi Fiat es inalcanzable? Ninguna mente creada, por cuán santa sea puede abrazarla y ver dónde terminan sus confines, todos tienen su lugar en Ella, más bien, cada criatura tiene su pequeño campo en la inmensidad de mi Divina Voluntad, pero ¿quién trabaja este pequeño campo que le ha sido asignado? Quien vive en Ella, porque viviendo en Ella se hace la primera trabajadora, y Ella tomando en su regazo a la criatura la tiene ocupada, fundida en el trabajo que quiere que haga en el pequeño campito que le ha sido dado en mi Voluntad, y como posee su Fuerza creadora, lo que la criatura podría hacer en un siglo, junto con Ella lo hace en una hora, así que en una hora puede adquirir un siglo de amor, de obras, de sacrificios, de conocimientos divinos, de adoraciones profundas, y después del trabajo llama al alma al reposo para felicitarse y reposarse juntos, …..Ahora hija mía, tú debes saber que es mi Voluntad absoluta que la criatura haga mi Voluntad; cómo suspiro verla reinante y obrante en ella, cómo quiero oír decir: ‘La Voluntad de Dios es la mía, lo que quiere Dios quiero yo, lo que hace Dios hago yo’.
-A la Sra Mazari Bari:
Hija mía, con hacer la Divina Voluntad nosotros nos volvemos los verdaderos hijos de la gran Señora, y nos cambiamos en tabernáculos donde Jesús forma su morada, y entonces todo lo que hacemos es sagrado, todo es oración, aun las cosas más indiferentes. Las mismas cosas naturales, necesarias de la vida, con el hacer la Divina Voluntad se transforman en oración, en adoración, en amor hacia nuestro dulce Jesús, porque con hacer su Voluntad todo lo que hacemos es santo, todo es amor, y tal se vuelve nuestro ser.
-A la Sra. Antonieta Savorani:
Vivir en el Querer Divino no es tan difícil como usted y otros creen, ni el dulce Jesús quiere cosas imposibles, ni sabe enseñar cosas difíciles, más bien en lo que enseña es tanto su amor, que no sólo facilita sus enseñanzas, sino que para volver fácil lo que quiere y nos enseña, se pone a nuestra disposición, haciendo junto con nosotros lo que Él quiere y enseña. Todo está hija mía en una fuerte resolución, firme y constante de hacer entrega de nuestra voluntad en las manos de Jesús, para hacer que en todos nuestros actos entre la suya. Así que en todo nuestro ser, en los actos más naturales de la vida, en el alimento, en el sueño, en las penas, en la oración, y aun en los lícitos placeres, el Querer Divino debe tener su puesto regio, su campo de acción, y nuestra voluntad debe ser el terreno donde recibir estos actos divinos, y el escabel donde el Querer Divino debe apoyar estos sus actos; y estos actos unidos juntos forman su Vida. La vida no se forma con un solo acto, sino con muchos actos repetidos e incesantes.
-A Sor Remigia:
Así que este es mi augurio, que hagas crecer al infante divino, que lo vuelvas feliz y que, como juego, le des tu voluntad en sus manitas, a fin de que a las tantas lágrimas que vierte, te encuentre a ti que lo hagas sonreír.
Y además, otro trabajo quiere confiarte el querido pequeño, que a las muchachas que te circundan les hagas conocer que todas poseen a Jesús en sus corazones, y debes enseñarles el modo parta hacerlo crecer. Si haces esto, puedes estar tranquila, porque formarás tantos tabernáculos al pequeño Jesús. Yo no quiero, ni Jesús quiere, que pierdas la paz; busca en cada cosa la Voluntad Divina, y tu ser se volverá plegaria continua en cada cosa. No son las palabras que forman la oración, sino nuestra unión con la Divina Voluntad, y entonces todo es sagrado, santo, en nosotros, y además, la paz es el ojo de nuestros actos, por lo que os indicará cómo amar a Jesús y hacerlo amar.
NUESTRO MODELO:
El te amo divino bilocado en la criatura
Adán, Jesús, María.
33-3(1) Soy siempre la pequeña ignorante del Ser Supremo, y cuando el Querer Divino me sumerge en sus mares, veo que apenas las vocales, si acaso, conozco de su Majestad adorable, es tanta mi pequeñez que apenas algunas gotas sé tomar de tanto que posee el Creador. Entonces girando en las obras del Fiat Divino me he detenido en el Edén, donde se me ha hecho presente la creación del hombre y pensaba para mí: “Cuál pudo ser la primera palabra que Adán dijo cuando fue creado por Dios”. Y mi Sumo Bien Jesús, visitándome con su breve visita, todo bondad, como si Él mismo quisiera decírmelo me ha dicho:
(2) “Hija mía, también Yo siento el deseo de decirte cuál fue la primera palabra pronunciada por los labios de la primera criatura creada por Nosotros. Tú debes saber que apenas Adán sintió la vida, el movimiento, la razón, vio a su Dios ante él, comprendió que Él lo había formado, sentía en sí, en todo su ser todavía frescas las impresiones, el toque de sus manos creadoras, y agradecido, en un ímpetu de amor pronunció su primera palabra: ‘Te amo Dios mío, Padre mío, autor de mi vida’. Pero no fue sólo la palabra, sino que el respiro, el latido, las gotas de su sangre que corrían por sus venas, el movimiento, todo su ser unido, a coro dijeron: ‘Te amo, te amo, te amo’. Así que la primera lección que aprendió de su Creador, la primera palabra que aprendió a decir, el primer pensamiento que tuvo vida en su mente, el primer latido que formó en su corazón, fue: ‘Te amo, te amo’. Se sentía amado y amó. Podría decir que su te amo no terminaba jamás, fue tan prolongado que sólo fue interrumpido cuando tuvo la desgracia de caer en pecado. Por eso nuestra Divinidad se sintió herida al oír sobre los labios del hombre, te amo, te amo, era la misma palabra que Nosotros habíamos creado en el órgano de su voz que nos decía: ‘Te amo’. Era nuestro amor, creado por Nosotros en la criatura que nos decía te amo, ¿cómo no quedar herido, cómo no corresponderlo con un amor más abundante, mas fuerte, digno de nuestra magnificencia? En cuanto lo oímos decir te amo, así Nosotros le repetimos ‘te amo’, pero en nuestro ‘te amo’ hicimos correr en todo su ser la Vida obrante de nuestra Divina Voluntad, así que encerramos en el hombre, como dentro de nuestro templo, nuestra Voluntad, para que encerrada en el círculo humano, mientras permanecía en Nosotros, obrara cosas grandes y fuera Ella el pensamiento, la palabra, el latido, el paso, la obra del hombre; nuestro ‘te amo’ no podía dar cosa más santa, más bella, más potente, que pudiera formar la Vida del Creador en la criatura, que nuestra Voluntad obrante en él, y ¡oh! cómo nos resultaba agradable ver que nuestra Voluntad tenía su puesto de actriz, y el querer humano deslumbrado por su luz gozaba su paraíso, y dándole plena libertad lo hacía hacer lo que quería, dándole el primado en todo, y el puesto de honor que a un Querer tan Santo convenía. Ve entonces cómo el principio de la vida de Adán fue un acto pleno de amor hacia Dios de todo su ser, qué lecciones sublimes, cómo el principio del amor debía correr en todo lo obrado por la criatura. La primera lección que recibió de nuestro Ser Supremo en la correspondencia de su ‘te amo’, fue que mientras la amaba tiernamente respondiéndole ‘te amo’, le daba la primera lección sobre nuestra Divina Voluntad, y mientras lo instruía le comunicaba la Vida de Ella y la ciencia infusa de qué significaba nuestro Fiat Divino, y cada vez que nos decía ‘te amo’, nuestro amor le preparaba otras lecciones más bellas sobre nuestro Querer; él quedaba raptado y Nosotros nos deleitábamos en conversar con él, y hacíamos correr sobre él ríos de amor y de alegrías continuas, así que la vida humana era encerrada por Nosotros en el amor y en nuestra Voluntad. Por eso hija mía, no hay dolor más grande para Nosotros que ver nuestro amor como destrozado en la criatura y nuestra Voluntad obstaculizada, sofocada, sin su Vida obrante y como sometida al humano querer. Por eso sé atenta y en todas las cosas ten por principio el amor y mi Divina Voluntad”.
Un te amo divino:
12-3 Y todo afligido ha quedado en silencio. Y yo: “Vida de mi vida, dime otra palabra”. Y Jesús, como si me infundiera su aliento ha agregado:
(4) “Te amo”.
(5) Pero en aquel “te amo” parecía que todos, y todas las cosas recibieran nueva vida, y yo he repetido: “Jesús, dime otra palabra aún”.
(6) Y Él: “Palabra más bella no podría decirte que un te amo, este mi te amo llena Cielo y tierra, circula en los santos, y reciben nueva gloria; desciende en los corazones de los viadores, y quién recibe gracia de conversión, quién de santificación; penetra en el Purgatorio, y como benéfico rocío cae sobre las almas, y sienten refrigerio; los mismos elementos se sienten investir de nueva vida en el fecundar, en el crecer, así que todos advierten el te amo de tu Jesús. ¿Y sabes cuándo el alma se atrae un te amo mío? Cuando fundiéndose en Mí toma la actitud divina, y perdiéndose en Mí hace todo lo que hago Yo”.
16-11 (5) “Hija mía, quiero que tú, que eres la hija primogénita de mi Suprema Voluntad, conozcas cómo toda la Creación, sobre las alas de mi Querer Eterno lleva mi te amo a las criaturas, y las criaturas, sobre las mismas alas de mi Voluntad, haciéndola ellas, deberían darme la correspondencia de su te amo. Mira el cielo azul, no hay punto en el que no esté sellado un te amo mío hacia la criatura: Cada estrella y su centelleo que le forma corona están tachonadas de mis te amo; el rayo de sol, mientras se alarga hacia la tierra para llevar la luz, cada gota de luz lleva mi te amo, y en cuanto la luz invade la tierra y el hombre
la mira, le camina encima, mi te amo le llega en los ojos, en la boca, en las manos y se extiende bajo los pies. El murmullo del mar murmura te amo, te amo, te amo, y cada gota de agua son teclas, que armonizando entre ellas forman las más bellas armonías de mi infinito te amo; las plantas, las hojas, las flores, los frutos, tienen impreso mi te amo, así que la Creación toda lleva al hombre mis repetidos te amo. Y el hombre mismo, ¿cuántos mis te amo no tiene impresos en todo su ser? Sus pensamientos están sellados por mi te amo; el latido de su corazón que le resuena en el pecho con aquél misterioso sonido, tac, tac, tac, es un te amo mío jamás interrumpido que le dice te amo, te amo; sus palabras son seguidas por mi te amo; sus movimientos, sus pasos y todo lo demás, contienen un te amo mío, sin embargo, en medio de tantas oleadas de mi amor no sabe elevarse para darme su correspondencia a mi amor. ¡Qué ingratitud, y cómo mi amor queda doliente! Por eso hija mía te he elegido como hija de mi Querer, a fin de que como hija fiel defiendas los derechos de tu Padre. Mi amor quiere absolutamente la correspondencia del amor de la criatura, por lo tanto en mi Voluntad encontrarás todos mis te amo, y tú, siguiéndolos, imprimirás tu te amo en el mío, por ti y por todos. ¡Oh! cómo estaré contento al ver el amor de la criatura fundido con el mío, por eso te doy mi Querer en tu poder, a fin de que todo el amor que he dado en la Creación me lo corresponda una criatura, defendiendo así los derechos de mi amor”.
4 PUNTOS:
DISTINTIVO DE ESTA NUEVA FORMA DE ORAR
.- No hay peticiones particulares, sólo pedir el advenimiento del Reino:
11-40 (1) Estando muy afligida por la privación de mi adorable Jesús, estaba rezando y reparando por todos, y en mi extrema amargura he dirigido el pensamiento hacia mí y he dicho: “Piedad de mí, Jesús perdona a esta alma, tu sangre, tus penas ¿no son también mías? ¿Valen acaso menos para mí?” Y mientras esto decía, mi amable Jesús desde dentro de mi interior me ha dicho:
(2) “¡Ah!, hija mía, ¿qué haces pensando en ti? Tú así desciendes y de dueña te reduces a la mísera condición de pedir, pobre hija, con pensar en ti misma te empobreces, pues estando en mi Voluntad tú eres dueña y por ti misma puedes tomar lo que quieras; si hay algo que hacer en mi Voluntad es rezar, reparar por los demás”.
(3) Y yo: “Dulcísimo Jesús, Tú amas tanto que quien está en tu Voluntad no piense en sí mismo, y Tú ¿piensas en ti mismo?” (Que pregunta tan disparatada)
(4) Y Jesús: “No, no pienso en Mí mismo, piensa en sí mismo quien tiene necesidad de alguna cosa, Yo no tengo necesidad de nada, Yo soy la misma santidad, la misma felicidad, la misma inmensidad, altura, profundidad, nada, nada me falta, mi Ser contiene en Sí mismo todos los bienes posibles e imaginables. Si algún pensamiento me pudiera ocupar es el pensamiento del género humano, que habiéndolo sacado de Mí quiero que regrese a Mí, y en tales condiciones pongo a las almas que quieren hacer verdaderamente mi Voluntad, son una sola cosa Conmigo, las vuelvo dueñas de mis bienes, porque en mi Voluntad no hay esclavitud, lo que es mío es de ellas, y lo que quiero Yo lo quieren ellas. Entonces, si uno siente necesidad de alguna cosa, significa que no está en verdad en mi Voluntad, o bien que se da sus escapadas, como estás haciendo tú ahora, ni más ni menos.
¿No te parece extraño que quien ha formado una sola cosa, un solo querer Conmigo, me pida piedad, perdón, mi sangre, mis penas, mientras que la he constituido dueña junto Conmigo? Yo no sé que piedad, que perdón darle, pues le he dado todo, a lo más debería tener piedad, perdonarme a Mí mismo de alguna falla, lo que no puede ser jamás. Por tanto te recomiendo que no salgas de mi Voluntad, y que continúes no pensando en ti misma sino en los demás, como has hecho hasta ahora, de otra manera vendrías a empobrecer y a sentir necesidad de todo”.
33-2, 2 Así que cuando la criatura ha entendido qué significa Voluntad Divina y siente correr en ella su Vida, no siente más necesidad de nada, porque poseyendo mi Querer posee todos los bienes posibles e imaginables, le queda sólo el delirio, las ansias, los suspiros porque quiere que mi Voluntad abrace a todos y se constituya vida de todos, y esto porque ve que mi Voluntad eso quiere, y esto quiere su pequeñez”.
26-12 Por eso la cosa más necesaria es tomar mi Divina Voluntad, y si esto ha hecho, ha hecho todo y ha tomado todo, todo es suyo. Sucede como a una máquina, si se mueve la primera rueda del centro de ella, todas las ruedas secundarias giran, pero si no se mueve la primera rueda, todas quedan detenidas, y no hay potencia o artífice que tenga virtud de mover las ruedas secundarias, pero si se mueve la primera, por sí mismas las otras giran y hacen su oficio. Por eso la atención y el arte deben ser para la primera rueda, todo lo demás viene de por sí. Así es mi Voluntad, quien la posee no tiene necesidad de nada”.
Vs 20-25 (3) La voluntad humana vuelve esclavo al hombre, lo hace tener necesidad de todo, se siente continuamente faltar la fuerza, la luz, su existencia está siempre en peligro, y lo que obtiene es por medio de oraciones y, fatigosamente; así que el hombre que vive de su voluntad es el verdadero mendigo. En cambio quien vive de la mía no tiene necesidad de nada, tiene todo a su disposición, mi Voluntad le da el dominio de sí mismo, por lo tanto es dueño de la fuerza, de la luz, pero no de la fuerza y luz humanas, sino de las divinas, su existencia está siempre al seguro y siendo dueño puede tomar lo que quiera, no tiene necesidad de pedir para tener, tan es verdad, que para Adán, antes de sustraerse de mi Voluntad la petición no existía, la necesidad hace nacer la petición, si de nada tenía necesidad, no tenía ni qué pedir ni qué implorar, así que él amaba, alababa, adoraba a su Creador, la petición no tenía lugar en el Edén terrenal;
la petición vino, tuvo vida después del pecado como necesidad extrema del corazón del hombre; quien pide significa que tiene necesidad y como espera, pide para obtener. En cambio quien vive en mi Voluntad vive en la opulencia de los bienes de su Creador como dueño, y si necesidad y deseo siente, viéndose entre tantos bienes es de querer dar a los demás su felicidad y los bienes de su gran fortuna, verdadera imagen de su Creador que le ha dado tanto, sin ninguna restricción, quisiera imitarlo dando a los demás lo que posee. ¡Oh! cómo es bello el cielo del alma que vive en mi Voluntad, es el cielo sin tempestades, sin nubes, sin lluvia, porque el agua que quita la sed, que fecunda y que le da el crecimiento y la semejanza de Aquél que la ha creado es mi Voluntad, es tanto su celo de que el alma no tome nada si no es de Ella, que hace todos los oficios: Si quiere beber, Ella se hace agua, que mientras la refresca le apaga cualquier sed, para hacer que su única sed sea su Voluntad; si siente hambre se hace alimento, que mientras la sacia le quita el apetito de todos los demás alimentos; si el alma quiere ser bella, se hace pincel dándole pinceladas de tal belleza, que mi misma Voluntad queda raptada por una belleza tan inaudita impresa por Ella misma en la criatura, debe poder decir a todo el Cielo: ‘Mírenla cómo es bella, es la flor, es el perfume, es el tinte de mi Querer que la ha hecho tan bella’. En suma le da su fuerza, su luz, su santidad, todo para poder decir: ‘Es una obra toda de mi Querer, por eso quiero que nada le falte, que me asemeje y me posea’. Mira en ti misma para ver lo que mi Voluntad ha hecho, tus actos investidos por su luz cómo han cambiado la tierra de tu alma, todo es luz que despunta en ti y que se vuelve para herir a Aquélla que la ha investido, por eso la más grande afrenta que me hacen las criaturas es el no hacer mi Voluntad”.
Pedir el Reino:
27-31 . (3) Después de esto seguía rezando para que el bendito Jesús se apresurara en hacer venir el tan suspirado reino de la Divina Voluntad sobre la tierra, y mi amado Jesús, como herido por tal petición, que Él mismo tanto suspira de ver el triunfo del Querer Divino sobre la tierra, me ha dicho:
(4) “Hija mía, las oraciones hechas en mi Querer Divino para obtener el advenimiento de su reino sobre la tierra, tienen un gran imperio sobre Dios. Dios mismo no puede desentenderse ni puede no escucharla favorablemente, porque la criatura rogando en mi Fiat Divino, sentimos la fuerza de nuestro Querer, que con su imperio ruega, con su inmensidad se extiende dondequiera, y abrazando la fuerza universal, la oración se extiende por todas partes, de modo que nos sentimos cercados
.-No hay intenciones propias:
11-37 (3) Otra vez estaba pensando cómo sería mejor ofrecer nuestras acciones, oraciones, etc., si como reparaciones, como adoraciones, etc. Y mi siempre benigno Jesús me ha dicho:
(4) “Hija mía, quien está en mi Voluntad y hace sus cosas porque las quiero Yo, no es necesario que disponga ella sus intenciones; estando en mi Voluntad,
conforme obra, reza, sufre, así Yo mismo las dispongo como más me place, ¿me place la reparación? Las tomo por reparación; ¿me place por amor? Lo tomo como amor. Siendo Yo el dueño hago con ellas lo que quiero;
no así con quien no está en mi Voluntad, disponen ellos y Yo quedo a voluntad de ellos”.
Vs 15-28.. …..así, faltándote el anillo de unión no podrías vivir en mi Querer, perderías el dominio, tus actos pasarían a simples intenciones, y cuando dices: ‘Mi Jesús, en tu Querer te amo, te bendigo, te agradezco por todos, me duelo por cada una de las ofensas, etc.’, no volarían sobre cada uno de los actos humanos para hacerse acto de cada acto humano, amor por cada amor que me deberían dar las criaturas, no seguirías todos mis actos que están en mi Querer, quedarías atrás, a lo más serían pías intenciones que pueden hacer algún bien, pero no actos por todos que puedan dar vida y que contengan la potencia de nuestra Voluntad creadora, sin embargo cuántas veces no me dices: ‘Ya que me has llamado en tu Querer no me dejes atrás, ¡oh! Jesús, haz que junto Contigo siga los actos de la Creación para corresponderte por el amor que pusiste en todas las cosas creadas, aquéllas de la Redención y aquéllas de la Santificación, a fin de que dondequiera que estén tus actos, tu amor, esté la correspondencia del mío.’ ¿Y ahora quieres que te deje atrás?”
(4) Yo he quedado confundida y no he sabido qué responder. El buen Jesús dispone de lo que a Él le agrada, y todo sea para gloria suya.
16-65 (2) Después, según mi costumbre he seguido a mi amado Jesús en su Pasión, compadeciéndolo, reparándolo y haciendo mías sus penas, y Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:
(3) “¡Hija mía, cuánto bien procura al alma el recordarse de Mí y de todo lo que hice, sufrí y dije en mi Vida! Ella, con compadecerme y haciendo suyas mis intenciones y recordando una a una mis penas, mis obras, mis palabras, las llama en sí y las dispone en bello orden en su alma, de manera que viene a tomar los frutos de todo lo que Yo hice, dije y sufrí, y esto produce en el alma una especie de humedad divina, donde el sol de mi gracia se deleita en surgir y en formar, en virtud de esa humedad, el rocío celestial, y este rocío no sólo embellece al alma de modo maravilloso, sino que tiene virtud de mitigar los rayos del sol ardiente de la Divina Justicia, cuando encontrando a las almas quemadas por el fuego de la culpa está por golpearlas, por quemarlas y secarlas de más; este rocío divino templando aquellos rayos, se sirve de ellos para formar el rocío benéfico para no hacer castigar a las criaturas y se constituye en humedad vital para no dejarlas secar. ¡Oh! cómo simboliza a la naturaleza, cuando después de un día de sol ardiente las plantas están por secarse, pero basta una noche húmeda para que
Vol. 1 3º.- En cuanto a las visitas y actos de reparación, tú debes saber que todo lo que hice en el curso de los treinta y tres años, desde que nací hasta que morí, lo continúo en el sacramento del altar, por eso quiero que me visites treinta y tres veces al día, honrando todos mis años y uniéndote Conmigo en el Sacramento, con mis mismas intenciones, esto es, de reparación, de adoración. Esto lo harás en todos los momentos del día: El primer pensamiento de la mañana de inmediato vuele ante el sagrario donde estoy por amor tuyo, y me visites, el último pensamiento de la tarde, mientras duermes por la noche, antes y después de comer, al principio de cada acción tuya, caminando, trabajando”.
2-44 Después ha agregado: “Hija mía, tú eres víctima como lo soy Yo, haz que todas tus obras resplandezcan con mis mismas intenciones, puras y santas, a fin de que encontrando en ti mi misma imagen pueda libremente, derramar el influjo de mis gracias y adornada así, podré ofrecerte como víctima perfumada ante la divina justicia”.
4-90 (3) Hija mía, no puede haber obstáculo mayor que impida la unión entre Yo y las criaturas, y que se oponga a mi Gracia, que la propia voluntad. Tú con ofrecerme tu corazón para mi satisfacción, te has vaciado de ti misma, y vaciándote de ti, Yo me verteré todo en ti, y de tu corazón me vendrá una alabanza que me traerá las mismas notas de las alabanzas de mi corazón, que continuamente da a mi Padre para satisfacer a la gloria que no le dan los hombres”.
(4) Mientras esto decía, veía que mediante mi ofrecimiento salían de todas las partes de mí misma muchos ríos que se derramaban sobre el bendito Jesús, y que después, con ímpetu y más abundantes los derramaba sobre toda la corte celestial, sobre el purgatorio y sobre todas las gentes. ¡Oh bondad de mi Jesús al aceptar un tan mísero ofrecimiento, que lo recompensa con tanta gracia! ¡Oh! prodigio de las santas y piadosas intenciones, si en todas nuestras obras, aun triviales, nos sirviéramos de ellas, ¿qué negocio no haríamos?
¿Cuántas propiedades eternas no adquiriríamos? ¿Cuánta gloria de más no daríamos al Señor?
7-62 (1) Mientras estaba rezando, y según mi costumbre que lo que hago lo hago como si lo estuviera haciendo con Nuestro Señor y con sus mismas intenciones, así estaba recitando el credo, y no poniendo atención decía que intentaba tener la fe de Jesucristo para reparar tantas incredulidades y para impetrar que todos tuviesen el don de la fe. Mientras estaba en esto se ha movido en mi interior y me ha dicho:
(2) “Te equivocas, Yo no tenía ni fe, ni esperanza, ni las podía tener porque Yo era el mismo Dios, Yo era sólo Amor”.
(3) Al oír amor, me agradaba tanto el poder llegar a ser sólo amor, que no poniendo atención he dicho otro disparate, esto es: “Señor mío, también yo quisiera ser como Tú, toda amor y nada más”. Y Él ha agregado:
(4) “Esta es mi idea, por eso te voy hablando frecuentemente de la perfecta resignación, porque viviendo de mi Querer el alma adquiere el amor más heroico, y llega a amarme con mi mismo amor y se vuelve toda amor, y volviéndose toda amor, está continuamente en contacto Conmigo, así que está conmigo, en Mí, y por Mí hace todo lo que quiero, no se mueve, ni desea otra cosa que mi Querer, en el cual está encerrado todo el amor del Eterno, y donde queda ella encerrada; y viviendo de este modo el alma llega casi a perder la fe y la esperanza, porque llegando a vivir del Querer Divino, el alma no se siente más en contacto de la fe y de la esperanza, pues si vive de su Querer, ¿qué cosa debe creer si lo ha encontrado y hace de Él su alimento? ¿Y qué cosa debe esperar si ya lo posee, viviendo no fuera de Dios sino en Dios? Por eso la verdadera y perfecta resignación es el sello de la segura predestinación, y la certeza de la posesión de Dios que el alma adquiere. ¿Has entendido? Piénsalo bien”.
8-18 (1) Continuando mi habitual estado, estaba uniéndome con Nuestro Señor, haciendo uno solo su pensamiento, su latido, su respiro y todos sus movimientos con los míos, y ponía la intención de ir a todas las criaturas para dar a todas todo esto, y como estaba unida a Jesús en el huerto de los olivos, daba también a todos y a cada uno, y aun a las almas purgantes, todas sus gotas de sangre, sus oraciones, sus penas y todo el bien que Él hizo, a fin de que todos los respiros, los movimientos, los latidos de las criaturas quedasen reparados, purificados, divinizados, y la fuente de todo bien, la cual son sus penas, fueran remedio para todos. Mientras esto hacía, el bendito Jesús en mi interior me ha dicho:
(2) “Hija mía, con estas intenciones tuyas me hieres continuamente, y como las haces frecuentemente, una flecha no espera a la otra y siempre quedo herido de nuevo”.
(3) Y yo he dicho: “¿Cómo puede ser posible que quedes herido y te escondes y me haces penar tanto en esperar tu venida? ¿Éstas son las heridas, esto es lo mucho que me quieres?”
(4) Y Él: “Más bien no he dicho nada de todo lo que debería decirte, y el alma misma no puede comprender, mientras es viadora, todo el bien y el amor que corre entre las criaturas y el Creador, porque su obrar, el hablar, el sufrir, está todo en mi Vida, porque sólo haciéndolo así puede disponer para bien de todos. Sólo te digo que cada pensamiento tuyo, latido y movimiento, cada miembro tuyo, cualquier hueso tuyo sufriente, son tantas luces que salen de ti, que tocándome a Mí las difundo para bien de todos, y Yo te mando triplicadas tantas otras luces de gracia, y en el Cielo te las daré de gloria. Basta decirte que es tanta la unión, la estrechez que hay, que el Creador es el órgano y la criatura el sonido; el Creador es el sol, la criatura los rayos; el Creador la flor, la criatura el olor; ¿puede estar acaso el uno sin el otro? Ciertamente que no. ¿Crees tú que no tengo cuenta de todo tu trabajo interno y de tus penas? ¿Cómo puedo olvidarlas si salen de Mí mismo, y son una sola cosa Conmigo? Agrego aún que cada vez que se hace memoria de mi Pasión, siendo ésta un tesoro expuesto para bien de todos, es como si el alma pusiera este tesoro en el banco para multiplicarlo y distribuirlo para bien de todos”.
9-15 Octubre 4, 1909
El pensamiento de sí mismo se debe interrumpir para hacer lo que hace Jesús….Entonces me he puesto a seguirlo, pero poco después, llegando a otro punto del camino del calvario, en el cual más que nunca me internaba en las diversas intenciones de Jesús….
11-139 (2) “Hija mía, no acrecientes mis penas con afligirte, son ya demasiadas, Yo no espero esto de ti, es más, quiero que hagas tuyas mis penas, mis oraciones y todo Yo mismo, de modo que pueda encontrar en ti otro Yo mismo, en estos tiempos quiero grandes satisfacciones y sólo quien hace suyo a Mí mismo me las puede dar. Y lo que en Mí encontró el Padre, es decir, gloria, complacencia, amor, satisfacción, completas y perfectas, para bien de todos, Yo lo quiero encontrar en estas almas, como otros tantos Jesús que lo hagan a la par de Mí, y estas intenciones las debes repetir en cada hora de la Pasión que hagas, en cada acción, en todo, y si no encuentro mis satisfacciones, ¡ah, para el mundo será el fin! Los flagelos lloverán a torrentes. ¡Ah hija mía! ¡Ah hija mía!”
12-49 Continuando mi habitual estado, estaba diciendo a mi amado Jesús: “No desdeñes mis oraciones, son tus mismas palabras que repito, las mismas intenciones, quiero las almas como las quieres Tú, y con tu mismo Querer”. Y el bendito Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, cuando te oigo repetir mis palabras, mis oraciones, querer como quiero Yo, como por tantos imanes me siento atraer hacia ti, y conforme te oigo repetir mis palabras, tantas alegrías distintas siente mi corazón, y puedo decir que es una fiesta para Mí, y mientras gozo, me siento debilitado por el amor de tu alma y no tengo la fuerza de castigar a las criaturas; siento en ti las mismas cadenas que Yo ponía al Padre para reconciliar al género humano. ¡Ah! sí, repite lo que hice Yo, repítelo siempre si quieres que tu Jesús en tantas amarguras encuentre una alegría por parte de las criaturas”.
(3) Después ha agregado: “Si quieres estar al seguro repara siempre y repara junto conmigo, fúndete tanto Conmigo de formar un solo eco entre tú y Yo de reparaciones; donde hay reparaciones el alma está como bajo techo, donde está defendida del frío, del granizo y de todo; en cambio donde no hay reparación, es como quien se encuentra en medio de la calle, expuesta a los rayos, al granizo y a todos los males. Los tiempos son tristísimos, y si el cerco de las reparaciones no se ensancha, hay peligro de que los que están al descubierto queden fulminados por los rayos de la Divina Justicia”.
33-33 Febrero 24, 1935
La razón es el ojo del alma, es luz que la hace conocer lo bello de sus obras buenas. Cuáles son los derechos de la Divina Voluntad, cómo en Ella no hay intenciones sino actos. (pues Dios es Acto Único, no acto en potencia…y nuestros actos, serán como en Dios)
…….. Ahora si la criatura hace los actos buenos en mi Voluntad Divina en virtud de la razón que tiene, le damos el mérito de actos divinos; el mérito le viene dado según lo que conoce y según la voluntad humana quiere obrar: Si quiere obrar en la nuestra, ella se eleva tanto que no queda en lo bajo de las acciones humanas, aun buenas, sino que viene en nuestro Querer Divino, y como esponja se sumerge dentro e impregna sus actos de luz, de santidad, de amor, de modo que su acto desaparece en el nuestro y reaparece nuestro acto divino, por eso con justicia debe correr el merito divino, y como en nuestra Voluntad Divina pierde el prestigio humano, se cree que la criatura no haga nada, pero no es verdad, si Ella obra es en virtud del hilo del querer humano que ha recibido en sus manos, que forma el triunfo y sus conquistas sobre el acto de la criatura, y la razón humana que voluntariamente viene a ceder sus derechos recibidos, como homenaje y sujeción a Aquél que la ha recibido, y esto es más que hacer, porque Dios ha recibido la correspondencia de los dones más bellos que dio a la criatura, esto es la razón y la voluntad, con esto nos da todo lo que puede darnos, nos reconoce, se despoja de sí misma, nos ama con amor puro, y es tanto nuestro amor que la vestimos de Nosotros mismos, le damos nuestras obras, de modo que Nosotros y ella podemos decir: ‘Hagamos juntos’. Nos pondremos en las condiciones en que la criatura no podrá hacer nada sin nuestra Voluntad, y es tanta nuestra bondad, que aun cuando la criatura hace el bien humanamente, como en el bien corre siempre la razón, le damos el mérito humano, porque es nuestra costumbre el no dejar sin premio ningún acto bueno de la criatura. Se puede decir que somos todo ojo sobre ella para ver en qué debemos recompensarla”.
(3) Después de esto ha hecho silencio, y yo continuaba pensando en cómo esta Divina Voluntad es toda ojo sobre nosotros, nos ama tanto y no nos deja un instante, y mi dulce Jesús ha vuelto a decir:
(4) “Hija mía, mi Divina Voluntad es todo para la criatura, sin Ella no podría vivir ni siquiera un minuto, todos sus actos, movimientos y pasos, se pueden llamar desembocaduras, partos que le hace mi Querer, y la criatura los recibe, los siente en sí misma y no conoce ni quién los desemboca, ni quién da vida a su vida, y por eso para muchos es como si mi Voluntad no estuviera para ellos, y no le dan los debidos derechos que conviene darle. Por eso es necesario que se conozca cuáles son estos derechos de mi Querer Divino, para hacer que conociéndolos puedan corresponderle y conocer quién es Aquélla que es Vida de su vida, y que ellos no son otra cosa que la vestidura, las estatuas animadas de Ella. Ahora, los derechos son innumerables: Derecho de creación, derecho de conservación, de animación continua, todo lo que ha creado y que sirve al bienestar del hombre, constituye un derecho suyo sobre de él, por eso el sol, el aire, el viento, el agua, la tierra, y todo, han sido creados y dados al hombre por mi Voluntad, así que por cuantas cosas le ha dado, tantos derechos de más tiene sobre el hombre; mi Redención, el perdón después de la culpa, mi Gracia, el buen obrar, son derechos mayores que Ella adquiere sobre él. Se puede decir que está como unida en mi Voluntad, sin embargo no es conocida. ¡Qué dolor el no ser reconocida!
Ahora, para tener el triunfo, la Vida de mi Voluntad en la criatura, es necesario que se conozca qué cosa ha hecho, qué hace por amor de ellas, y cuáles son sus justos derechos, y cuando haya conocido esto, se pondrá en orden con mi Querer, sentirá quién es quien le da la vida, quién se mueve en su movimiento, quién late en su corazón, y mientras recibirá de Ella la Vida que forma su vida, dará a Ella como homenaje, amor y gloria, aquella misma Vida que forma en ella, y mi Voluntad recibirá sus derechos y regresará a su seno de luz todo lo que es suyo, que con tanto amor le había dado, en suma se sentirá renacida de nuevo en sus brazos a aquélla que con tanto amor había creado. ¡Oh! si todos conocieran los derechos de mi Voluntad, su amor ardiente y constante, que es tanto, que mientras le da la vida la pone fuera a la luz del día, más que madre es tanto su celo de amor, que no la deja ni un instante, la inviste dentro y fuera, por encima y por abajo, a derecha e izquierda, y aunque la criatura no la conociera, ni la amara, Ella con heroísmo divino continúa amándola y haciéndose vida y portadora y dadora de los actos de la criatura. ¡Oh! Voluntad mía, sólo Tú sabes amar con amor heroico, fuerte, increíble e infinito a aquélla que creaste, y que ni siquiera te reconoce. ¡Ingratitud humana, cómo eres grande!”
(5) Entonces sentía que tocaba con la mano el gran amor del Fiat Divino, y pensaba entre mí: “¿Cómo se puede vivir en Él, tal vez poniendo siempre la intención de vivir en Él?” Y mi siempre amable Jesús ha agregado:
(6) “Mi buena hija, el vivir en mi Voluntad no son intenciones, las intenciones sirven cuando no se pueden hacer los actos, porque falta quien tiene virtud de dar vida a todo lo que de bien quiere hacer la criatura, y esto está fuera del vivir en mi Querer, y Yo doy el mérito a ellas no como actos, sino como santas intenciones. En cambio en mi Voluntad está la virtud vivificadora, actora y obradora, de modo que todo lo que la criatura quierehacer, encuentra quién forme la vida a sus actos, siente la fuerza vivificadora que vivifica su acto y lo convierte en obra. Por eso en mi Voluntad todas las cosas cambian, todas las cosas poseen la vida, el amor, la plegaria, la adoración, el bien que se quiere hacer, todas las virtudes están llenas de vida, por lo tanto no sujetas a terminar, a cambiarse, porque quien les suministra la vida las tiene consigo para que hagan vida juntos, y Yo les doy el mérito de obras animadas por mi Voluntad.
Qué diferencia entre las intenciones y las obras, la intención simboliza a los pobres, a los enfermos, que no pudiendo quisieran al menos con la buena voluntad ejercitar la caridad, propagar el bien, hacer quién sabe cuántas bellas cosas, pero la pobreza, la enfermedad, se los impiden y los hacen casi prisioneros, sin poder hacer el bien que quieren hacer. En cambio el obrar en mi Divina Voluntad simboliza al rico, que teniendo la riqueza a su disposición, la intención no tiene valor, porque si quiere puede hacer la caridad, puede ir donde quiere, puede hacer el bien a todos, ayudar a todos. Son tales y tantas las riquezas de mi Querer, que la criatura se pierde en Ella, y a manos llenas puede tomar lo que quiere para ayudar a todos, y sin hacer ni estrépito, ni ruido, casi como luz silenciosa lleva la ayuda y se retira”.
35-44 (7) (todo el capitulo…fantástico) “Hija mía bendita, el vivir en mi Voluntad encerrará tales sorpresas y múltiples novedades divinas, de dejar admirados a los mismos ángeles y santos, mucho más que en mi Voluntad no hay palabras, sino hechos, las mismas palabras, los deseos, las intenciones, las convierte en hechos y obras cumplidas. Fuera de mi Voluntad, lo que la criatura quiere se reduce a palabras, deseos e intenciones, pero dentro de Ella, estando en Ella la virtud creante, lo que quiere la criatura adquiere hechos cumplidos, obras llenas de Vida. Mucho más que estando en nuestro Querer, está al día de lo que Nosotros hacemos, siente lo que Nosotros queremos, por eso nos sigue en las obras, quiere lo que queremos, no puede hacer menos, ni ponerse a un lado, para ella nuestro Fiat se vuelve la más grande de sus necesidades, de la cual no puede apartarse, para ella es más que respiro que debe dar y recibir, más que movimiento que siente la extrema necesidad de moverse. En suma, mi Voluntad es todo para ella, vivir sin mi Voluntad le resulta imposible, por eso sé atenta, y tu vuelo sea siempre en nuestro Fiat”.
Vs. 36-39 En cambio, donde no está nuestro Querer estamos obligados a no poder hacer nada, pues no hay materia nuestra que sea adaptable para Nosotros, y si algún bien hay, es bien aparente, corrompido por la propia estima y gloria, por torcidas intenciones, y Nosotros rehuimos el obrar en ella porque pondríamos en peligro nuestras obras más bellas; Nosotros primero nos aseguramos y después obramos. Tú debes saber que por cuantos más actos hace en nuestro Querer, tanto más entra en Dios y más ensanchamos el campito en nuestro seno divino…..
La ORACIÓN –SIN INTENCIONES PROPIAS – 2º Ciclo 4/10/22
A.- Importancia de la pureza de intención
B.-Hacerlo todo con las intenciones de Jesús
C.-No hay necesidad de particularizar
D.-Lo que se quiere hacer se hace realidad
E.- La atención es a la intención
A.- IMPORTANCIA DE LA PUREZA DE INTENCIÓN: TODO POR AMOR A DIOS Y SU GLORIA+SALVACIÓN ALMAS-eficacia de las “santas y piadosas intenciones”
Ahondamos en esto porque llegado el momento de la oración en el sentido de un tiempo a solas con el Señor, es bueno tener presente que lo que veremos a continuación rige para el mundo interior de intimidad con El.
2-20 Mayo 7, 1899
Mi persona está circundada por todas las obras que hacen las almas como por un vestido, y a medida
de la pureza de intención y
de la intensidad del amor*
con el cual se hacen,
así me dan más esplendor,
y Yo daré a ellas más gloria, tanto que en el día del juicio las mostraré a todo el mundo para hacer conocer el modo como me han honrado mis hijos y el modo como Yo los honro a ellos…. mi corazón es grandísimo, pero la puerta es estrechísima, ninguno puede llenar el vacío de este corazón, sino sólo las almas
desapegadas, desnudas y simples,
porque como tú ves, siendo la puerta pequeña, cualquier impedimento, aun mínimo, es decir,
una sombra de apego,
de intención errónea, una obra
sin el fin de agradarme,
impide que entren a deleitarse en mi corazón.
El amor del prójimo mucho le agrada a mi corazón, pero debe estar tan unido al mío, que debe formar uno solo, sin poderse distinguir uno del otro; pero aquel otro amor al prójimo que no está transformado en mi amor, Yo no lo miro como cosa que me pertenezca”.
El esplendor de su vestido (de Jesús) es la pureza de su intención: agradarle a El, por amor a El . Ahora ya sabemos lo que más le agrada. ¿Qué será? DARLE VIDA A SU VOLUNTAD, permitir que en todo se repita en nosotros lo que ya hizo.
* 7-62 Noviembre 6, 1906
…viviendo de mi Querer el alma adquiere el amor más heroico, y llega a amarme con mi mismo amor y se vuelve toda amor, y volviéndose toda amor, está continuamente en contacto Conmigo, así que está conmigo, en Mí, y por Mí hace todo lo que quiero, no se mueve, ni desea otra cosa que mi Querer, en el cual está encerrado todo el amor del Eterno, y donde queda ella encerrada…
3-65 Abril 25, 1900
(1) Es la pureza de tu sufrir, porque aunque es pequeño, pero como sufres sólo por amor mío y estarías dispuesta a sufrir más si Yo te lo concediera, esta es la causa de tanta luz. Hija mía, la pureza en el obrar es tan grande, que quien obra con el único fin de agradarme a Mí solo, no hace otra cosa que mandar luz en todo su obrar. Quien no obra rectamente, aun el bien, no hace otra cosa que esparcir tinieblas”.(2) Entonces he visto en el pecho de Nuestro Señor, y tenía un espejo tersísimo,y parecía que quien caminaba rectamente quedaba todo absorbido en ese espejo, quien no, quedaba fuera, sin que pudieran recibir ninguna marca de la imagen del bendito Jesús. ¡Ah Señor! tenme toda absorbida en este espejo divino, a fin de que ninguna otra sombra de intención tenga yo en mi obrar.
4-68 Abril 22, 1901
“¿Sabes qué quiero de ti? Te quiero en todo similar a Mí, así en el obrar como en la intención
Aquí la receta
4-83 Septiembre 4, 1901
,….en todo lo que te pueda suceder pondrás la intención de darme toda la gloria que en tales acciones deberían darme y de suplir al bien que deberían hacer y no hacen, intentando repetir la intención por cuanta gloria no recibo y por cuanto bien omiten. Si esto haces llenarás en algún modo el vacío de la gloria que debo recibir de las criaturas, y mi corazón sentirá un refrigerio a mis ardores, y por este refrigerio correrán ríos de gracia en provecho de los mortales, que les infundirán mayor fuerza para hacer el bien”.
Ejemplo Luisa
4-85 Septiembre 9, 1901
………
(3) “Hija mía, cuando tú sufres mis mismas espinas, tú me consuelas, y sufriéndolas tú Yo me siento completamente libre de esas penas; cuando te humillas y te crees indigna de sufrirlas, entonces me reparas los pecados de soberbia que se cometen en el mundo”.
(4) Yo he agregado: “¡Ah! Señor, por cuantas gotas derramaste, por cuantas espinas sufriste, por cuantas heridas, tanta gloria intento darte por cuanta gloria deberían darte todas las criaturas si no existiera el pecado de soberbia, y tantas gracias intento pedirte para todas las criaturas para hacer que este pecado se destruya”.
5.- Mientras esto decía, he visto que Jesús contenía en Él a todo el mundo, como una máquina contiene en sí los objetos, y todas las criaturas se han movido en Él, y Jesús se movía hacia ellas, y parecía que Él tuviese la gloria de mi intención y las criaturas hubieran regresado a Él para poder recibir el bien prestado por mí para ellas. Yo he quedado estupefacta, y Jesús viendo mi estupor ha dicho:
6.-“Parece sorprendente todo esto, ¿no es verdad? No obstante parece cosa de nada lo que tú has hecho, sin embargo no es así; ¿cuánto bien se podría hacer con repetir esta intención y no se hace?”
Dicho esto ha desaparecido.
Otro ejemplo (se le da la vuelta al sentido de lo que nos pasa para que revierta en la gloria del Señor y la salvación de las almas con la sola intención de que sea así):
2-84 Octubre 21, 1899
Después de haber pasado días amarguísimos de privación, me sentía cansada y sin fuerzas, si bien iba ofreciendo estas mismas penas diciendo: “Señor, Tú sabes cuánto me cuesta el estar privada de Ti, pero me resigno a tu Santa Voluntad, ofreciendo esta pena acerbísima como medio para atestiguarte mi amor y aplacarte. Estos tedios, fastidios, flaquezas, frialdades que siento, tengo intención de enviártelos como mensajeros de alabanzas y de reparaciones por mí y por todas las criaturas; esto tengo y esto te ofrezco. Es cierto que Tú aceptas el sacrificio de la buena voluntad cuando se te ofrece lo que uno puede sin reserva alguna, pero ven, porque no puedo más
La intención más pura, pues
4-89 Octubre 2, 1901
….¿No la habéis escuchado? No quiere otra cosa que a Mí y estar escondida en Mí, este es su más grande contento; y Yo al ver una intención tan pura me siento más atraído hacia ella…
Ejemplo Luisa de concentrar todo en Jesús, amor a El y sus intereses:
4-90 Octubre 3, 1901
(1) Habiendo recibido la comunión, estaba pensando cómo ofrecer una cosa más especial a Jesús, cómo atestiguarle mi amor y darle un mayor gusto; entonces le he dicho: “Amadísimo Jesús mío, te ofrezco mi corazón para tu satisfacción y como eterna alabanza, y te ofrezco a toda mí misma, aun las mínimas partículas de mi cuerpo, como tantos muros para ponerlos ante Ti para impedir cualquier ofensa que te sea hecha, aceptándolas todas sobre mí si fuese posible, y a tu placer hasta el día del juicio; y porque quiero que mi ofrecimiento sea completo y te satisfaga por todos, tengo intención de que todas las penas que sufriré al recibir sobre mí las ofensas, te recompensen de toda aquella gloria que te debían dar los santos que están en el Cielo cuando estaban en la tierra, aquella que te debían dar las almas del purgatorio y aquella gloria que te debían dar todos los hombres pasados, presentes y futuros,
te la ofrezco por todos en general y por cada uno en particular”.
En cuanto he terminado de decir esto, el bendito Jesús, todo conmovido por tal ofrecimiento me ha dicho:
(2) “Amada mía, tú misma no puedes entender el gran contento que me has dado con el ofrecerte de este modo, me has curado todas mis heridas y me has dado una satisfacción por todas las ofensas pasadas, presentes y futuras, y Yo la tendré en cuenta por toda la eternidad como una gema preciosa que me glorificará eternamente, y cada vez que la vea te daré nueva y mayor gloria eterna.
(3) Hija mía, no puede haber obstáculo mayor que impida la unión entre Yo y las criaturas, y que se oponga a mi Gracia, que la propia voluntad. Tú con ofrecerme tu corazón para mi satisfacción, te has vaciado de ti misma, y vaciándote de ti, Yo me verteré todo en ti, y de tu corazón me vendrá una alabanza que me traerá las mismas notas de las alabanzas de mi corazón, que continuamente da a mi Padre para satisfacer a la gloria que no le dan los hombres”.
(4) Mientras esto decía, veía que mediante mi ofrecimiento salían de todas las partes de mí misma muchos ríos que se derramaban sobre el bendito Jesús, y que después, con ímpetu y más abundantes los derramaba sobre toda la corte celestial, sobre el purgatorio y sobre todas las gentes. ¡Oh bondad de mi Jesús al aceptar un tan mísero ofrecimiento, que lo recompensa con tanta gracia! ¡Oh! prodigio de las santas y piadosas intenciones, si en todas nuestras obras, aun triviales, nos sirviéramos de ellas, ¿qué negocio no haríamos? ¿Cuántas propiedades eternas no adquiriríamos? ¿Cuánta gloria de más no daríamos al Señor?
Hasta aquí para establecer este punto de la necesidad de tener presente la rectitud en el obrar, en qué consiste: por El, en El y para El y con lo suyo.
B.- HACERLO TODO-la oración incluida- CON LAS MISMAS INTENCIONES DE JESÚS.
También la oración consiste en un espíritu nuevo (Ez 36,26-27), de una nueva actitud del alma que se reviste de los mismos modos de obrar y de los sentimientos divinos de Jesús.
Para esto hay que tener presente dos puntos:
1.-servirse de su Humanidad
4-91 Octubre 8, 1901
1.- “Hija mía, cuando el alma se sirve de mi Humanidad como medio para obrar, aunque sea sólo un pensamiento, un respiro, un acto cualquiera, son como tantas gemas que salen de mi Humanidad y se presentan ante la Divinidad, y como salen por medio de mi Humanidad, tienen los mismos efectos de mi obrar cuando estaba sobre la tierra”……
3.- “¡Ah hija mía! Vacío es el obrar de la criatura, aunque fuese una obra grande; es la unión Conmigo y la simple intención de agradarme a Mí lo que lo llena, y como mi obrar, aunque fuese un respiro, excede en modo infinito a todas las obras de las criaturas juntas, he aquí la causa que lo hace tan grande, y además, ¿no sabes tú que quien se sirve de mi Humanidad como medio para obrar sus acciones, viene a nutrirse de los frutos de mi misma Humanidad, y a alimentarse de mi mismo alimento? Además de esto, ¿no es acaso la buena intención lo que hace al hombre santo, y la mala intención lo que lo hace perverso? No siempre se hacen cosas diversas, sino que con las mismas acciones uno se santifica y el otro se pervierte”.
4.-Mientras decía esto, veía dentro de nuestro Señor un árbol verde, lleno de bellos frutos, y a aquellas almas que obraban para agradar sólo a Dios y por medio de su Humanidad las veía dentro de Él, sobre de este árbol, y su Humanidad servía de habitación a estas almas. ¡Pero qué escasísimo era su número!
11-139 Diciembre 9, 1916
“Hija mía, no acrecientes mis penas con afligirte, son ya demasiadas, Yo no espero esto de ti, es más, quiero que hagas tuyas mis penas, mis oraciones y todo Yo mismo, de modo que pueda encontrar en ti otro Yo mismo, en estos tiempos quiero grandes satisfacciones y sólo quien hace suyo a Mí mismo me las puede dar. Y lo que en Mí encontró el Padre, es decir, gloria, complacencia, amor, satisfacción, completas y perfectas, para bien de todos, Yo lo quiero encontrar en estas almas, como otros tantos Jesús que lo hagan a la par de Mí, y estas intenciones las debes repetir en cada hora de la Pasión que hagas, en cada acción, en todo, y si no encuentro mis satisfacciones, ¡ah, para el mundo será el fin! Los flagelos lloverán a torrentes. ¡Ah hija mía! ¡Ah hija mía!”
Como se aprecia, ahora desaparecen las intenciones propias en el obrar y en el orar, como en el sufrir
2-44 Julio 4, 1899
Después ha agregado: “Hija mía, tú eres víctima como lo soy Yo, haz que todas tus obras resplandezcan con mis mismas intenciones, puras y santas, a fin de que encontrando en ti mi misma imagen pueda libremente, derramar el influjo de mis gracias y adornada así, podré ofrecerte como víctima perfumada ante la divina justicia”.
8-18 Noviembre 21, 1907
Continuando mi habitual estado, estaba uniéndome con Nuestro Señor, haciendo uno solo su pensamiento, su latido, su respiro y todos sus movimientos con los míos, y ponía la intención de ir a todas las criaturas para dar a todas todo esto….. Hija mía, con estas intenciones tuyas me hieres continuamente, y como las haces frecuentemente, una flecha no espera a la otra y siempre quedo herido de nuevo”.
7-62 Noviembre 6, 1906
Mientras estaba rezando, y según mi costumbre que lo que hago lo hago como si lo estuviera haciendo con Nuestro Señor y con sus mismas intenciones…
Si ayuda: Señor me uno a lo que estás haciendo aquí….
2.- Olvidarse de sí
9-15 Octubre 4, 1909
“¿Quieres tú juzgarte? El obrar de tu interior no es tuyo, sino mío, tú no haces otra cosa que seguirme, el resto lo hago todo por Mí. El pensamiento de ti misma lo debes quitar, no debes hacer otra cosa que lo que quiero Yo, y Yo pensaré en tus males y en tus bienes. ¿Quién puede hacerte más bien, tú o Yo?”
Y mostraba que se disgustaba. Entonces me he puesto a seguirlo, pero poco después, llegando a otro punto del camino del calvario, en el cual más que nunca me internaba en las diversas intenciones de Jesús….
C.- NO HAY QUE PARTICULARIZAR-este es un rasgo “novedoso”.
11-134 Octubre 20, 1916
(1) Estaba fundiéndome en la Divina Voluntad y me vino el pensamiento de encomendar especialmente a varias personas, y el bendito Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, la particularización va ya de por sí misma, a pesar de que no se ponga ninguna intención. En el orden de la gracia sucede como en el orden natural: El sol da luz a todos, sin embargo no todos gozan los mismos efectos, pero esto no es por parte del sol, sino por parte de las criaturas; una persona se sirve de la luz del sol para trabajar, para ingeniarse, para aprender, para apreciar las cosas, ésta se hace rica, se constituye y no va mendigando el pan a los demás; otra persona se está ociosa, no quiere ocuparse en nada, la luz del sol la inunda por todos lados, pero para ella es inútil, no quiere hacer nada, ésta es pobre, enfermiza, porque el ocio produce muchos males, físicos y morales, y si siente hambre tiene necesidad de mendigar el pan a los demás. Ahora, de éstas dos, la causa de su diferente estado será tal vez el sol? O bien ¿qué a una da más luz y a la otra menos?
Ciertamente que no, la única diferencia está en que una se aprovecha en modo especial de la luz y la otra no. Ahora, así en el orden de la gracia, la cual más que luz inunda las almas, y ahora se hace toda voz para llamarlas, voz para instruirlas, para corregirlas, ahora se hace fuego y les quema las cosas de acá abajo, y con sus llamas les pone en fuga las criaturas, los placeres, con sus quemaduras forma los dolores, las cruces para dar al alma la forma de la santidad que quiere de ella, ahora se hace agua y la purifica, la embellece y la llena toda de gracia; ¿pero quiénes son los que están atentos para recibir todos estos flujos de gracias, quiénes son los que aceptan? ¡Ah, demasiado pocos! Y luego se atreven a decir que a unos doy la gracia para hacerse santos y a otros no, casi como queriendo echarme la culpa, y se contentan con llevar una vida ociosa, como si la luz de la gracia no estuviera para ellos”.
Si somos luz, esta luz va a llegar a todos.
Ejemplo Jesús:
4-140 Agosto 2, 1902
Jesús en todo el curso de su vida reparaba por todos en general, y por cada uno en particular.
(2) Esta mañana mi adorable Jesús después de haberme hecho esperar mucho, de improviso ha venido expandiendo rayos de luz, y yo he quedado investida por aquella luz, y no sé cómo me he encontrado dentro de Jesucristo. ¿Quién puede decir cuántas cosas comprendía dentro de aquella Humanidad Santísima? Sólo sé decir que la Divinidad dirigía en todo a la Humanidad, y como la Divinidad en un mismo instante puede hacer tantos actos cuantos cada uno de nosotros puede hacer en todo el período de la vida, y cuantos más quiera hacer, entonces, siendo que en la Humanidad de Jesucristo obraba la Divinidad, comprendía con claridad que Jesús bendito en todo el curso de la vida rehacía por todos en general, y por cada uno en particular todo lo que cada uno está obligado a hacer hacia Dios, de modo que adoraba a Dios por cada uno en particular, agradecía, reparaba, glorificaba por cada uno, alababa, sufría, rogaba por cada uno. Entonces comprendía que todo lo que cada uno debe hacer, ya ha sido hecho primero en el corazón de Jesucristo.
13-32 Noviembre 12, 1921
…Ahora, la santidad en mi Querer simbolizará al sol; el sol ha estado y estará siempre, y si bien tuvo un principio en iluminar al mundo, siendo él luz que tuvo origen de mi luz eterna, se puede decir que no tiene principio. El sol hace bien a todos, se extiende a todos con su luz, no hace particularidad con ninguno; con su majestad y con su dominio impera sobre todo y da vida a todo, aún a la más pequeña flor, pero silencioso, sin hacer ruido y casi inobservado. ¡Oh! si una planta hiciera una pequeña cosa, una sombra de lo que hace el sol, como dar calor a otra planta, gritarían todos diciendo que es un milagro, todos lo quisieran ver, hablarían de ella con asombro. En cambio del sol que da vida y calor a todo y que es milagro continuado, ninguno habla de él, ningún asombro, y esto sucede porque el hombre tiene siempre los ojos en lo bajo y a las cosas terrenas, jamás en lo alto y a las cosas celestiales.
Ejemplo Luisa.:
11-79 Septiembre 25, 1914
Efectos de las oraciones hechas en la Divina Voluntad.
(1) Estaba ofreciendo mis pobres oraciones al bendito Jesús, y pensaba entre mí a quién sería mejor que Jesús bendito las aplicara. Entonces Él benignamente me ha dicho:
(2) “Hija mía, las oraciones hechas junto Conmigo y con mi misma Voluntad, pueden darse a todos, sin excluir a ninguno, y todos tienen su parte y sus efectos como si fueran ofrecidas para uno solo, pero actúan según las disposiciones de las criaturas, como la Comunión o mi Pasión, para todos y cada uno Yo las doy, pero los efectos son según las disposiciones de ellos, y si los reciben diez, no es menor el fruto que si los reciben cinco. Tal es la oración hecha junto Conmigo y con mi Voluntad”.
8-18 Noviembre 21, 1907
(1) Continuando mi habitual estado, estaba uniéndome con Nuestro Señor, haciendo uno solo su pensamiento, su latido, su respiro y todos sus movimientos con los míos, y ponía la intención de ir a todas las criaturas para dar a todas todo esto, y como estaba unida a Jesús en el huerto de los olivos, daba también a todos y a cada uno, y aun a las almas purgantes, todas sus gotas de sangre, sus oraciones, sus penas y todo el bien que Él hizo, a fin de que todos los respiros, los movimientos, los latidos de las criaturas quedasen reparados, purificados, divinizados, y la fuente de todo bien, la cual son sus penas, fueran remedio para todos. Mientras esto hacía, el bendito Jesús en mi interior me ha dicho:
(2) “Hija mía, con estas intenciones tuyas me hieres continuamente, y como las haces frecuentemente, una flecha no espera a la otra y siempre quedo herido de nuevo”.
(3) Y yo he dicho: “¿Cómo puede ser posible que quedes herido y te escondes y me haces penar tanto en esperar tu venida? ¿Éstas son las heridas, esto es lo mucho que me quieres?”
Y Él: “Más bien no he dicho nada de todo lo que debería decirte, y el alma misma no puede comprender, mientras es viadora, todo el bien y el amor que corre entre las criaturas y el Creador, porque su obrar, el hablar, el sufrir, está todo en mi Vida, porque sólo haciéndolo así puede disponer para bien de todos. Sólo te digo que cada pensamiento tuyo, latido y movimiento, cada miembro tuyo, cualquier hueso tuyo sufriente, son tantas luces que salen de ti, que tocándome a Mí las difundo para bien de todos, y Yo te mando triplicadas tantas otras luces de gracia, y en el Cielo te las daré de gloria.
Resumiendo los puntos anteriores:
-vivimos la vida con las intenciones de Jesús
-sabiendo que abarcamos a todos, por lo que no es necesario particularizar
OTRO PUNTO A TENER EN CUENTA como distintivo de este modo de vida, de oración.
D.-LO QUE SE QUIERE HACER EN LA ORACION SE REALIZA
La oración en la DV consiste en varias actividades. Aquí no ponemos intenciones (en el sentido de aplicarlas por alguien) porque no existen. Estamos viviendo la vida con la actitud de vida de que todo se convierta en Vida Divina. Esta intención primordial, lo abarca todo.
La actividaD es pues , llamar a la DV y girar para hacer ese recorrido de los 8 pasos….
Tomo de la creación
Tomo de la Redención
Tomo de la Santificación
Esto se hace para dar la felicidad a Dios de VER REPETIDO SU ACTO. Por lo tanto, cualquier cosa que haga, será una repetición de lo ya hecho y no hay que ponerse en camino para conseguirlo. Cuando lo llevamos a cabo, se está haciendo. No son, por tanto pías intenciones sino actos consumados. : yo puedo multiplicar mis actos por cuantas almas existen; yo puedo colocar mi te amo en todas partes, donde quiera y está hecho; yo puedo penetrar en donde quiera y está hecho. Yo puedo cubrir todas las inteligencias con la inteligencia de Jesús, las miradas, etc… con lo de Jesús, y está hecho
23-7 Octubre 10, 1927
….Mi Divina Voluntad no sabe hacer estas cosas, y tú lo ves, lo tocas con la mano, cómo tu alma no tiene circunferencia de lugar, de espacio, se pone dondequiera, en el sol, en el cielo, alguna vez has hecho tus escapadas hasta arriba en las regiones celestiales y, ¿cuántas veces no te has inmerso en la misma luz interminable de tu Creador? ¿A dónde no eres libre de ir? En el mar, en el aire, dondequiera, es más, mi misma Voluntad goza, te empuja, te da el vuelo para girar dondequiera, Ella se sentiría infeliz de ver a quien vive en Ella sin libertad y como obstaculizada
33-33 Febrero 24, 1935
Mi buena hija, el vivir en mi Voluntad no son intenciones, las intenciones sirven cuando no se pueden hacer los actos, porque falta quien tiene virtud de dar vida a todo lo que de bien quiere hacer la criatura, y esto está fuera del vivir en mi Querer, y Yo doy el mérito a ellas no como actos, sino como santas intenciones. En cambio en mi Voluntad está la virtud vivificadora, actora y obradora, de modo que todo lo que la criatura quiere hacer, encuentra quién forme la vida a sus actos, siente la fuerza vivificadora que vivifica su acto y lo convierte en obra. Por eso en mi Voluntad todas las cosas cambian, todas las cosas poseen la vida, el amor, la plegaria, la adoración, el bien que se quiere hacer, todas las virtudes están llenas de vida, por lo tanto no sujetas a terminar, a cambiarse, porque quien les suministra la vida las tiene consigo para que hagan vida juntos, y Yo les doy el mérito de obras animadas por mi Voluntad. Qué diferencia entre las intenciones y las obras, la intención simboliza a los pobres, a los enfermos, que no pudiendo quisieran al menos con la buena voluntad ejercitar la caridad, propagar el bien, hacer quién sabe cuántas bellas cosas, pero la pobreza, la enfermedad, se los impiden y los hacen casi prisioneros, sin poder hacer el bien que quieren hacer. En cambio el obrar en mi Divina Voluntad simboliza al rico, que teniendo la riqueza a su disposición, la intención no tiene valor, porque si quiere puede hacer la caridad, puede ir donde quiere, puede hacer el bien a todos, ayudar a todos. Son tales y tantas las riquezas de mi Querer, que la criatura se pierde en Ella, y a manos llenas puede tomar lo que quiere para ayudar a todos, y sin hacer ni estrépito, ni ruido, casi como luz silenciosa lleva la ayuda y se retira”.
35-44 Abril 10, 1938
7.- Hija mía bendita, el vivir en mi Voluntad encerrará tales sorpresas y múltiples novedades divinas, de dejar admirados a los mismos ángeles y santos, mucho más que en mi Voluntad no hay palabras, sino hechos, las mismas palabras, los deseos, las intenciones, las convierte en hechos y obras cumplidas. Fuera de mi Voluntad, lo que la criatura quiere se reduce a palabras, deseos e intenciones, pero dentro de Ella, estando en Ella la virtud creante, lo que quiere la criatura adquiere hechos cumplidos, obras llenas de Vida. Mucho más que estando en nuestro Querer, está al día de lo que Nosotros hacemos, siente lo que Nosotros queremos, por eso nos sigue en las obras, quiere lo que queremos, no puede hacer menos, ni ponerse a un lado, para ella nuestro Fiat se vuelve la más grande de sus necesidades, de la cual no puede apartarse, para ella es más que respiro que debe dar y recibir, más que movimiento que siente la extrema necesidad de moverse. En suma, mi Voluntad es todo para ella, vivir sin mi Voluntad le resulta imposible, por eso sé atenta, y tu vuelo sea siempre en nuestro Fiat”.
Sea todo para gloria de Dios y para cumplimiento de la Divina Voluntad.
La palabra intención de la que se habla aquí es la que solemos poner cuando hacemos oración: esto te lo ofrezco por esto, esto para que le des gracias, esto para que…..No es el mismo sentido que lo que vimos anteriormente donde la disposición de todo el interior apunta a una sola cosa. (Aquí tenemos otro ejemplo de palabras que se usan con distinto sentido).
4-91 Octubre 8, 1901
2.- Y yo: “¡Ah Señor! siento como una duda, ¿cómo puede ser que con la simple intención en el obrar, aun en las más mínimas cosas, mientras que considerándolas son cosas de nada, vacías, y parece que la sola intención de la unión Contigo y de agradarte sólo a Ti, las llena, y Tú las elevas en aquel modo supremo haciéndolas aparecer como cosas grandísimas?”
12-49 Junio 4, 1918
Repetición de las reparaciones de Jesús.
(1) Continuando mi habitual estado, estaba diciendo a mi amado Jesús: “No desdeñes mis oraciones, son tus mismas palabras que repito, las mismas intenciones, quiero las almas como las quieres Tú, y con tu mismo Querer”. Y el bendito Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, cuando te oigo repetir mis palabras, mis oraciones, querer como quiero Yo, como por tantos imanes me siento atraer hacia ti, y conforme te oigo repetir mis palabras, tantas alegrías distintas siente mi corazón, y puedo decir que es una fiesta para Mí, y mientras gozo, me siento debilitado por el amor de tu alma y no tengo la fuerza de castigar a las criaturas; siento en ti las mismas cadenas que Yo ponía al Padre para reconciliar al género humano. ¡Ah! sí, repite lo que hice Yo, repítelo siempre si quieres que tu Jesús en tantas amarguras encuentre una alegría por parte de las criaturas”.
E.- LA ATENCIÓN ES A LA INTENCIÓN
Resumiendo: como dice esta lectura:
3-4 Noviembre 6, 1899
Y Él me ha dicho: “Todo lo que se hace con la única finalidad de agradarme, resplandece ante Mí de una manera tal, que atrae mis miradas divinas, y me agrada tanto, que a esas acciones, aunque fuesen sólo un movimiento de pestañas, les doy el valor como si fueran hechas por Mí. En cambio las otras acciones, que en sí mismas son buenas y aun grandes, no hechas únicamente para Mí, son como ese oro enlodado y lleno de herrumbre que no resplandece, y Yo no me digno ni siquiera mirarlas”.
Y yo: “Ah Señor, qué fácil es que el polvo ensucie nuestras acciones”.
Y Él: “No se necesita poner atención al polvo, porque este se sacude, a lo que hay que atender es a la intención”.
Esta intención y no es la mía pues lo vivo todo con las intenciones de Jesús.
THE PRAYER OF PETITION
Mercy and Justice determine two religious attitudes, two types of prayer Mercy and Justice, these two divine attributes, are always and only Love
of God and respectively represent the Stma. Humanity of Our. Lord and his Divinity, for which they are inseparable, as are the two Natures of the
Incarnate Word . They form like a binomial, like the two faces of the same medal (the Divine Will), and they are the ones that regulate the relationships between God and man:
Divine Mercy defends man, Divine Justice defends God.
The Lord said at the Last Supper: “When the Comforter comes, He will admonish theworld because of sin, Justice and Judgment… ”(Jn 16: 8). Sin is the disorder that breaks the harmony between the Divine Will and the human will; it is an injustice and an aggression, which collides with Divine Justice, and that clash gives rise to Judgment. But Judgment is avoided only by resorting to Divine Mercy.
However, «all justice must be satisfied», as the Lord said to Saint John the Baptist, to allow the passage to mercy. Divine Mercy passes towards the
creature on the repaired bridge of Divine Justice, a bridge destroyed by sin.
The Work of REDEMPTION is the manifestation and glorification of Divine Mercy.
The Work of SANCTIFICATION is the manifestation and glorification of Divine Justice, which «justifies» (that is, makes righteous) man with the Justice or Holiness of God. It is the goal: «Seek first of all the Kingdom of God and his Justice, and everything else will be given to you
in addition.»
The Lord God said to Moses: “I will grant grace to whoever wants to grant grace and I will have mercy on whoever I want to have mercy” (Exodus 33,19). Being Just is for God a «duty» (it could not be unfair), while being Merciful is a «right» of his, which He holds in the highest regard.
The two divine attributes, His Mercy and His Justice, which respectively characterize the work of REDEMPTION and the KINGDOM OF THE DIVINE WILL, thus characterize same the different spiritual attitudes of man in his relationships with God:
The servant – and also the minor son, who still has a servant mentality, who is even «like a slave, even though he owns everything» (Gal 4,1 ) – has to knock at the door of Divine Mercy to obtain; hence the exhortations of Our. Lord that we ask (“Seek and you will find, ask and you will receive, knock and it will be opened to you”, “Everything you ask the Father in my name, he will give it to you”, etc.). Mentality that is evidenced in the
“intentions” for which they are asked, in the requests that are made, etc., since “lex orandi, lex credendi” (that is, the way of praying tells what faith is). It is the «prodigal son» who is on his way, returning to the House of the Father.
On the contrary, the son who already lives in the paternal House, in the Father’s Will, does not need to knock on the door because he is already inside, he does not feel the need to ask for anything because he knows that everything is his. «He is only interested in one thing, the Divine Will and
Love», says Jesus to his little daughter, Luisa Piccarreta. He has nothing of his own, but everything in common with the Father, so he seeks only «the Kingdom of God – for all – and his Justice» or Holiness. He is no longer interested in anything for him (he lives in a perfect abandonment
full of confidence), but he is interested in what God cares so much about, his Kingdom and
his Glory, and what really interests others and can unite more to God.
3
That is, whoever is still outside the House must knock on the door, while
whoever is inside does not need to knock.
That is why, says the Lord, in the earthly Paradise, in his relationships with God,
innocent Adam gave him adoration, praise, thanks and love, but he did not know what
supplication or petition prayer is. It was born after sin, after the break
in union with God, when man felt in need of everything, when above
all he felt a need for Mercy from God:
“… Oh, if creatures could understand the great evil of the human will and
the great good of Mine, they would hate theirs so much that they would give their lives to do Mine!
The human will makes man a slave, makes him need everything; He
continually feels that he lacks strength, light; His existence is always in danger, and what he
obtains is by dint of supplication and with great difficulty. So the real beggar is
the man who lives of his own free will.
On the contrary, those who live off Mine have no need for anything, they have everything at their
disposal. My Will gives him the control of himself and therefore he is the owner of the force,
of the light; but not of a human force and light, but of the Divine. His existence is
always safe, and being the owner, he can take what he wants, he does not need to ask to
have. This is so true that before Adam separated from my Will, prayer 1
did not exist; necessity gives birth to prayer. If he needed nothing, he had nothing
to ask or beg. So he loved, he praised, he adored his Creator; prayer
did not take place in earthly Paradise. Prayer came and had life after sin,
as an extreme need of the human heart. Whoever asks, means that he
needs something, and as he hopes, he asks to obtain. On the contrary,
whoever lives in my Will lives in the opulence of the goods of their Creator, lives as the owner, and if they feel
need or desire, seeing themselves in so many goods, it is to want to give others their happiness
and goods of his great fortune: true image of his Creator, who has given him so much,
without any kind of limits; I would like to imitate him by giving to others what he possesses. »
(Volume 20, 11/16/1926)
In Luisa’s Writings we find many teachings on prayer, whether
as adoration, as blessing, as thanksgiving, as reparation or as an
act of love, whether as intercession and petition. For example:
Jesus asks the Father, so that Luisa perfectly fulfills the Divine Will, like Him
: “Jesus has made me hear that he was asking the Father for me, saying:« Holy Father,
I beg you for this soul, make it fulfill in everything perfectly our Stma.
Will. O adorable Father, make your actions so conformed to
mine that they cannot be distinguished from one another in order to fulfill it.
what I have established ».» (Vol. 2, 18-8-1899).
“… My lovable Jesus has moved within me and made me hear that he was asking for me,
and I only understood that he was imploring for me the power, strength and
providence of the Father, adding:« Don’t you see, oh Father, how greater
need for help, because after so many graces does she want to become a sinner by
leaving our Will? » Who can say how it felt my
heart broke when I heard these words of Jesus? » (Vol. 5, 7-4-1903).
– «Continuing my usual state, I felt that inside me blessed Jesus was
praying saying:« Holy Father, glorify your name, confuse and hide yourself from the
proud and manifest yourself from the humble, because only the humble recognizes you as
its Creator and recognizes itself as your creature. » (Vol. 4, 3-9-1903).
1
– Prayer understood as a prayer of petition or supplication.
4
To ask for the sick is to act as a doctor to Our Lord. (Vol. 2, 03.10.1899).
And if it is asked for others, the reason must be because it belongs to God:
“Being in my usual state, I was asking for certain needs
of my neighbor and blessed Jesus, moving within me, has told me:« Why
Why do you ask for these people? » And I: «Lord, and for what reason have you
loved us ?» And He: «I love you because you are something of my own, and when something is my own, it
feels a duty and a need to love it». And I: «Lord, I’m asking for
These people because they are yours, otherwise I would not have been interested. And He, putting his hand on my forehead, almost squeezing it, added: «Ah, that’s right, because they
are something mine? This is how love of neighbor goes well ». (Vol. 6, 8.11.1903).
Jesus explains why many times men ask and do not obtain, because
only what comes out of God enters into God:
“Everything that comes out of Me enters Me. That is why men complain that they do not
obtain what they ask for so easily, because they are not things that come from Me and,
not being so, they cannot so easily enter Me and then come out to give themselves to
them, because from Me they come out and all that is holy, pure and heavenly enters into Me. Now,
what is so strange if they are refused to listen, if what they ask for is not like that? By
So remember well that everything that comes out of God enters God ”.
Who can say what he understood from these two words? I have no
words to explain myself . Ah, Lord, give me the grace to be able to ask for everything
that is holy and that is your desire and will, so that you can communicate with me
more abundantly. » (Vol. 3, 09.08.1900).
Luisa herself asks incessantly for her dying mother,
continually offering the Lord’s Passion for her , forcing him to bring her about, avoiding Purgatory.
(Vol. 7, 04-13-1907).
Jesus’ prayer is universal and by making himself heard in Luisa’s heart, he teaches her to
do what He does:
“… Can’t you hear the echo of my prayer within you, which embraces everything without anyone
se me escape? Porque todas las cosas y todas las generaciones son para Mí como
un solo punto; y por todos pido, amo, adoro, reparo, y tú, haciendo eco a mi
oración, sientes como si tomaras en la mano todo y a todos y repites lo que hago
Yo.” (Vol. 17°, 26.04.1925)
“Hija mía, ¡cómo me toca el corazón la oración de quien sólo busca mi Querer!
Siento el eco de mi oración, que hacía Yo estando en la tierra. Todas mis peticiones se reducían a un solo punto, que la Voluntad de mi Padre, tanto respecto a
Mí como respecto a todas las criaturas, se cumpliera.” (Vol. 17°, 22.02.1925)
“Estaba yo pensando en lo que he dicho antes, que la Voluntad de Dios es un
don, y por eso, como don que es, se posee como cosa propia. Mientras que el que
hace la Voluntad de Dios tiene que estar a sus órdenes, tiene que preguntar muy
a menudo lo que tiene que hacer y pedir que se la preste como un don, no para
ser dueño, sino para hacer eso que Dios quiere que haga, y al acabar de hacerlo
ha de restituir el don que ha recibido prestado.
En mi mente se formaban tantas imágenes y comparaciones entre quien vive
en el Querer Divino y lo posee como don, y quien cumple la Stma. Voluntad de
Dios, pero no posee plenamente el don, y si lo posee es sólo e ratos y prestado.
Digo alguna de esas comparaciones. Suponía tener yo una moneda de oro que
tuviera el poder de producir todas las monedas que yo quisiera. Oh, cuánto
5
podría hacerme rica con ese don. Mientras que otra recibe prestado ese don por
una hora o para efectuar algo que ha de hacer, teniendo que devolverlo enseguida. ¡Qué diferencia entre mi riqueza debida al don que poseo y la de quien lo
recibe prestado!
O bien, si hubiese recibido como regalo una luz que nunca se apaga, de día y
de noche estoy segura, tengo siempre el bien de poder ver. Esta luz, que nadie
puede quitarme, se me vuele como algo mío natural y me da el bien de conocer
el bien para hacerlo y el mal para evitarlo, así que con esa luz que se ma regalado
yo me río de todos: del mundo, del enemigo, de mis pasiones y hasta de mí
misma. Por tanto esta luz es para mí fuente perenne de felicidad; no tiene armas
y me defiende, no tiene voz y me enseña, no tiene manos ni pies y dirige mi
camina y se hace guía segura para llevarme al Cielo. Por el contrario, otro,
cuando siente necesidad, tiene que ir a pedir esa luz, non la tiene a disposición
suya. Acostumbrado a no ver siempre con la luz, no tiene el conocimiento del
bien y del mal, y no tiene suficiente fuerza para hacer el bien y evitar el mal; por
lo cual, no teniendo la luz encendida continuamente, ¿en cuántos engaños,
peligros y estrecheces no se halla? ¡Qué diferencia, entre uno que posee como
cosa propria esa luz y quien tiene que ir a pedirla cuando la necesita!” (Vol. 18°,
25.12.1925)
“Hija mía, la Reina del Cielo en la Redención no hizo ningún milagro, porque
las condiciones en que estaba no le permitían dar la vida a los muertos, la salud a
los enfermos, ya que desde el momento que su voluntad era la del mismo Dios, lo
que quería y hacía su Dios, era lo que quería y hacía ella; no tenía otra voluntad
para pedir a Dios milagros y sanaciones, porque nunca dio vida a su voluntad
humana y para pedir milagros a esta Voluntad Divina habría tenido que servirse
de la suya, cosa que no quiso hacer, pues habría sido descender a nivel humano,
mientras que la Reina Soberana nunca quiso dar ni un paso fuera del orden
divino, y quien está en él debe querer y hacer lo que hace su Creador, a mayor
motivo que con la vida y la luz de esta Divina Voluntad veía que lo mejor, lo más
perfecto, lo más santo incluso para las criaturas, era lo que quería y hacía su
Creador. Por tanto, ¿cómo podía descender de la altura del orden divino? Por eso
sólo hizo el gran milagro que contenía en sí todos los milagros, la Redención,
querida por la misma Voluntad que la animaba, que trajo el bien universal y a
todo aquel que lo quiere. La gran Madre Celestial, mientras en vida no hizo ningún
milagro sensible, ni de curaciones, ni de resucitar a los muertos, hacía y hace
milagros a cada momento, a todas horas y todos los días, porque, apenas las
almas se disponen, se arrepienten, dando Ella misma las disposiciones al
arrepentimiento, biloca a su Jesús, el fruto de sus entrañas, y lo da por entero a
cada uno como confirmación del gran milagro que Dio quiso que hiciera esta
Celestial Criatura. Los milagros que Dios mismo quiere que hagamos sin mezcla
de voluntad humana, son milagros perennes, ya que proceden de la fuente divina
que nunca se agota y basta quererlos para recibirlos.
Ahora tu situación se da la mano con la incomparable Reina del Cielo: teniendo
tú que formar el reino del «FIAT» Supremo no debes querer sino lo que quiere y
hace mi Divina Voluntad, tu voluntad no tiene que tener vida, aunque te parezca
que haces un bien a las criaturas, y como mi Madre no quiso hacer más milagros
que el de dar su Jesús a las criaturas, así tú, el milagro que mi Voluntad Divina
quiere que hagas es el de dar mi Voluntad a las criaturas, que la hagas conocer
6
para hacerla reinar. Con ese milagro harás más que todo, pondrás al seguro la
salvación, la santidad, la nobleza de las criaturas y desterrarás incluso los males
corporales de ellas, cuya causa es porque non reina mi Voluntad Divina; no sólo
eso, sino que pondrás a salvo una Voluntad Divina en medio de las criaturas y le
devolverás toda la gloria y el honor que la ingratitud humana le ha negado. Por
eso no he permitido que le hicieras el milagro de curarlo 2
, sino que le has hecho el
gran milagro de hacerle conocer mi Voluntad, y se ha ido de este mundo
poseyendola y ahora goza en el océano de la luz de la Divina Voluntad, lo cual
es más que todo.” (Vol. 22°, 01.06.1927)
“La Reina del Cielo con su poder pide continuamente que venga el Reino de la
Divina Voluntad sobre la tierra, ¿y cuándo le hemos negado nada? Sus peticiones
son vientos impetuosos para Nosotros, a los que no podemos resistir, y la misma
fuerza de nuestra Voluntad que Ella posee es para Nosotros un imperativo, una
órden. Ella tiene todo el derecho a pedirlo, porque lo poseía en la tierra y lo posee
en el Cielo; por eso, como posesora puede dar lo que es suyo, tanto que ese
Reino será llamado el Reino de la Emperadora Celestial.” (Vol. 33°, 14.07.1935)
Por consiguiente, Jesús ha pedido por sus discípulos (Jn 17), como así mismo
nuestra Madre Celestial ha rogado y “ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte”. Oración de intercesión. Y para pedir para nosotros a la Justicia del
Padre que nos conceda “el Reigno de Dios y su Justicia”, Ellos, que “tenían el derecho
a pedirlo”, o sea, a obtenerlo con justicia para nosotros porque les pertenece a Ellos,
por lo tanto el derecho a darlo porque es de su propiedad.
Así, quien vive en la Divina Voluntad siente claramente no tener necesidad de nada,
sino sólo la necesidad de amor de dar. No necesita pedir, sino que hace como hizo la
Madre Celestial en las Bodas de Caná: le hizo presente a su Hijo el problema de los
demás (lo compartó con El de la forma más sencilla), sin decirle lo que tenía que hacer,
y a los demás, a los siervos, les dijo que “hicieran lo que su Hijo les dijera”, condición
indispensable para obtener de Jesús –como la Stma. Virgen le dice a Luisa– “lo
necesario y lo superfluo”.
¡Cuántas cosas quisiera darnos Dios, nuestro Padre Celestial! Y es Voluntad Suya que
en cuanto hijos unidos al Hijo (“en su Nombre”) se las pidamos, desde luego, pero de la
forma como se las pidió Jesús: habiendo identificado nuestra voluntad con la Suya y
dejando que Dios decida totalmente la forma de resolver nuestro problema, de atender a
nuestra petición (“Padre, si es posible…, pero no se haga mi voluntad, sino la Tuya”)
¡Cuántas cosas quisiera darnos Dios, nuestro Padre Divino, pero cuántas de esas
cosas –conforme a sua Voluntad– debemos pedirla conscientes y con verdadero deseo,
que, con una actitud de humildad (lo contrario es la arrogancia en el pedir, el pretender),
se traduce en confianza (“fe”) y perseverancia. Es decir, que cuántas veces y para
tantas cosas nuestra petición debe alcanzar un cierto grado de intensidad, de la forma
indicada, para que “haga contacto” con Suo deseo de darnos.
Basta ya de considerar la oración de petición como una especie de “tirar de la
cuerda” con Dios, de “hacer un pulso” o de luchar con El. No pogamos a Dios en un
platillo de la balanza y nuestra oración en el otro platillo para ver si logramos superar su
“resistencia”. Nuestra oración no puede servir para “convencerlo” de nada, sino para
“convencernos a nosotros” de Su bondad, sabiduría y gracia.
2
– Al Padre Di Francia (San Anibal), que le había pedido que pidiera por él y que alcanzara de Jesús la gracia
de sanarlo de su enfermedad.
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No es que Dios sea avaro de sus dones, en absoluto, ni duro de corazón como tantas
veces es juzgado por el hombre, sino que El dispone conceder sus gracias y satisfacer
nuestras peticiones en función del crecimiento de nuestra confianza en El, del
crecimiento de nuestra unión con su Voluntad. Por tanto, el conceder muchas cosas
depende –pues así El lo ha establecido– no sólo de El, sino también de nosotros, del
grado de nuestra confianza y de nuestra unión con su Voluntad, hasta identificar la
nuestra con la Suya en un mismo querer.
Por eso la Stma. Virgen dijo una vez, en Medjugorje: “De vosotros depende obtener
las gracias de Dios: hay quien las obtiene tal vez después de un año, quien las
alcanza en un mes, quien las consigue en un día y quien las obtiene en un minuto”.
Pero todo lo dicho se resume en ésto que ha dicho Ntro. Señor, algo fundamental:
“Buscad ante todo el Reino de Dios y su Justicia (o santidad)
y todo lo demás se os dará por añadidura”
P. Pablo Martín
El silencio de los sentidos (Primera parte)
La virtud del silencio abarca los diversos niveles del ser humano.
La virtud del silencio abarca los diversos niveles del ser humano. Reflexionemos, primeramente, sobre el silencio exterior, el silencio de los sentidos.
¿Cómo vivir este silencio que es la puerta para todos los demás?
Hoy todo es brillo, propaganda que excita la imaginación y los sentidos. Actualmente se habla mucho y de todo. El desorden y el derroche externo reclaman y hablan a los sentidos, pero no se piensa, no se reflexiona, no se pesan las cosas, todo pasa.
Pablo VI había advertido que “El silencio es una condición admirable e indispensable del espíritu cuando nos encontramos envueltos en tantos clamores y gritos provenientes de esta ruidosa e hipersensibilizada vida moderna”. (Nazareth, 5 de enero de 1964).
El segundo capítulo del Génesis nos presenta un pasaje que nos puede hacer entender la necesidad del silencio: “Entonces el Señor Dios modeló al hombre de arcilla de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y el hombre se convirtió en un ser vivo”. El hombre está hecho de arcilla, es decir, tiene un cuerpo, y recibe un soplo, que es su espíritu. Así, nuestra arcilla está hecha para llenarla de vida, para llenarla de Dios.
Había una vez…
Nuestro cuerpo es nuestro hogar. En él podemos acoger a Dios o podemos invitar las diversas cosas del mundo.
Cuentan de un rey muy rico que, cosa extraña para un personaje de su categoría, tenía fama de ser indiferente ante las riquezas materiales y, a la vez, ser un hombre de profunda espiritualidad. Movido por la curiosidad un súbdito quiso averiguar el secreto del soberano para no dejarse deslumbrar por el oro, las joyas y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su tiempo.
– Majestad, ¿cuál es su secreto para cultivar su vida espiritual en medio de tanta riqueza?
– Te lo revelaré –respondió el rey–, pero antes tendrás que superar una prueba. Recorrerás mi palacio para que conozcas la magnitud de mi riqueza. Durante el recorrido, llevarás en tu mano una vela encendida. Si durante el trayecto se te apaga, te decapitaré.
El vasallo no tenía más remedio que aceptar la prueba después de su osadía. Recorrió todo el palacio y logró llegar nuevamente ante el rey con la llama encendida. Le preguntó el rey:
– ¿Que te han parecido mis riquezas?
– No vi nada –respondió el osado curioso–, he estado todo el tiempo preocupado de que la llama no se apagara.
– Ese es mi secreto –afirmó satisfecho el rey–. Estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las riquezas de fuera.
En efecto, muchas veces deseamos vivir como buenos cristianos y tener una más rica vida espiritual, pero sin decidirnos a apartar la mirada de las cosas, que nos rodean y deslumbran con su aparente belleza, y de las trivialidades y preocupaciones de la vida, que nos roban la paz y la serenidad interior. Si queremos esa paz y serenidad interior, necesitamos concentrarnos en la llama. Y cuanto más concentrados en la llama, menos nos preocuparemos o distraeremos de las cosas de fuera.
Callarse, abstenerse del ruido, no es el silencio; es únicamente un aspecto externo del silencio. El silencio es un hábito de interiorización, mediante el cual podemos recogernos en nosotros mismos. Se trata, como dueños de nuestro cuerpo, de invitar a nuestro hogar solamente aquellas realidades que nosotros queremos, que nosotros necesitamos.
Qué es el silencio exterior
Silencio exterior, silencio en relación al ambiente que nos rodea, es la capacidad de ser libres frente a las cosas que quieren seducirnos. Estar distraídos es estar separados de nosotros
mismos y dejarse llevar por lo que se ve y se oye. Cuando nos dejamos atraer por lo exterior, perdemos nuestra libertad y nuestra identidad de ser dueños de nuestro cuerpo.
Seremos libres si, poco a poco, nos destacamos de las criaturas. Es éste el primer paso para un silencio fecundo, repleto de vitalidad espiritual. Es preciso anteponer el silencio al ruido, a las noticias, a las preocupaciones del mundo. En este silencio nos distanciamos de la publicidad y nos aproximamos a nuestro fundamento. No tenemos que verlo todo. Lo superficial adquiere su perfil y fisonomía sólo si es capaz de manifestar esas profundidades.
Silencio de la vista
Los ojos son las ventanas del alma. El control de la vista es de una importancia y trascendencia extraordinarias. Cerrar los ojos ayuda en muchas ocasiones a cortar la atención de cosas que, a través de la vista, pueden influenciarnos, es decir, hacernos ruido. No tenemos que verlo todo, no lo necesitamos. Tampoco debemos ser unos ciegos. Dios nos dio la vista para ver.
Necesitamos ver el bien. Hay mucho bien en el mundo. Veámoslo con ojos abiertos y alabemos a Dios. Y evitemos ver el mal. Así el silencio de la vista nos será provechoso.
Silencio del oído
El sentido del oído debe estar regido por la virtud del silencio. La curiosidad nos incita a oír cosas, muchas veces sin ninguna trascendencia. No tenemos qué oírlo todo, no lo
necesitamos. Tampoco podemos ser sordos. Lo inconveniente, lo nocivo, lo destructivo no nos sirve. Debemos desecharlo, dejarlo. Sólo así podremos escuchar en la actividad apostólica todo lo bueno que hay en cada persona y comprender, a la vez, sus errores.
Silencio de la lengua
El apostolado exige el silencio de la lengua. Las almas sólo abren sus problemas a quienes saben callar para escuchar. Los hombres y mujeres de hoy necesitan confiar sus preocupaciones, sus dichas… y es preciso que el apóstol sea digno de confianza. Debe callar no
solamente como cristiano, sino también como persona. El mucho hablar cuadra tan mal al ciudadano sensato, como el hablar de modo jactancioso. Callar y usar la lengua siempre para el bien es el deber de toda persona.
Silencio exterior que propicia el silencio interior
Silenciar las cosas no significa que uno se aleje de ellas o que evada la realidad; al contrario, el silencio nos hace más sensibles a las cosas y personas. San Juan de la Cruz decía que uno debe mantenerse en paz, pero con advertencia amorosa. Y santa Teresa: “se cierran los ojos del cuerpo para que despierten los ojos del alma”.
Los cantineros ordinariamente son personas silenciosas porque saben tratar a los borrachos y de allí el dicho: “a palabras de borracho, oídos de cantinero”. Silenciar algo interiormente no equivale a rechazar lo que vemos o sentimos. Simplemente hay que dejar estar todas las cosas: oyendo todo, pero sin escuchar algo particular; ver todo, pero sin mirar algo en
especial. Los ruidos físicos y psicológicos exteriores a nosotros, no nos afectarían si nuestro interior no vibrara con ellos. Por eso el ruido más nocivo es el que ellos producen en nuestro interior, porque este es ruidoso. Muchos de los ruidos que no dejan dormir no están en la casa del vecino, sino en la propia, en nuestro propio ser. Tanto es así que hay quienes pueden dormir con ruidos hirientes, porque su ser no reacciona sensiblemente a los ruidos; un ejemplo es el sueño apacible y distendido de muchos niños que duermen en medio de grandes ruidos.
Seamos como niños, viviendo el silencio en medio de
los ruidos.
Por: P. Juan Carlos Ortega, L.C.
21 + 28 de julio 2020
15-31 Hija mía, sin embargo hay gran diferencia entre quien reza u obra porque mi Voluntad lo envuelve y por su naturaleza se encuentra en todas partes, y entre quien por su propia voluntad, teniendo en sí conocimiento de lo que hace,
-entra en el ambiente divino de mi Voluntad para obrar y rezar.-
Lecturas 21 de julio
LA ORACIÓN. 1
20-4,4 Hija mía, donde está mi Voluntad todo es santidad, todo es amor, todo es oración. Así que estando en ti su fuente, tus pensamientos, tus miradas, tus palabras, tu latido y aun tus movimientos, todos son amor y oraciones. No es la forma de las palabras lo que forma la oración, no, es mi Voluntad obrante, que dominando todo tu ser forma de tus pensamientos, palabras, miradas, latidos y movimientos, tantas fuentecitas que surgen de la Voluntad Suprema y elevándose hasta el Cielo, en su mudo lenguaje, quién reza, quién ama, quién adora, quién bendice, en suma, Ella le hace hacer lo que es santo, lo que pertenece al Ser Divino. Por eso el alma que posee como vida el Querer Supremo es el verdadero cielo, que aunque fuera mudo narra la gloria de Dios y se presenta como obra de sus manos creadoras.
34-13 (2) “Hija de mi Querer, ¿has visto como la inmensidad de mi Fiat es inalcanzable? Ninguna mente creada, por cuán santa sea puede abrazarla y ver dónde terminan sus confines, todos tienen su lugar en Ella, más bien, cada criatura tiene su pequeño campo en la inmensidad de mi Divina Voluntad, pero ¿quién trabaja este pequeño campo que le ha sido asignado? Quien vive en Ella, porque viviendo en Ella se hace la primera trabajadora, y Ella tomando en su regazo a la criatura la tiene ocupada, fundida en el trabajo que quiere que haga en el pequeño campito que le ha sido dado en mi Voluntad, y como posee su Fuerza creadora, lo que la criatura podría hacer en un siglo, junto con Ella lo hace en una hora, así que en una hora puede adquirir un siglo de amor, de obras, de sacrificios, de conocimientos divinos, de adoraciones profundas, y después del trabajo llama al alma al reposo para felicitarse y reposarse juntos, …..Ahora hija mía, tú debes saber que es mi Voluntad absoluta que la criatura haga mi Voluntad; cómo suspiro verla reinante y obrante en ella, cómo quiero oír decir: ‘La Voluntad de Dios es la mía, lo que quiere Dios quiero yo, lo que hace Dios hago yo’.
-A la Sra Mazari Bari:
Hija mía, con hacer la Divina Voluntad nosotros nos volvemos los verdaderos hijos de la gran Señora, y nos cambiamos en tabernáculos donde Jesús forma su morada, y entonces todo lo que hacemos es sagrado, todo es oración, aun las cosas más indiferentes. Las mismas cosas naturales, necesarias de la vida, con el hacer la Divina Voluntad se transforman en oración, en adoración, en amor hacia nuestro dulce Jesús, porque con hacer su Voluntad todo lo que hacemos es santo, todo es amor, y tal se vuelve nuestro ser.
-A la Sra. Antonieta Savorani:
Vivir en el Querer Divino no es tan difícil como usted y otros creen, ni el dulce Jesús quiere cosas imposibles, ni sabe enseñar cosas difíciles, más bien en lo que enseña es tanto su amor, que no sólo facilita sus enseñanzas, sino que para volver fácil lo que quiere y nos enseña, se pone a nuestra disposición, haciendo junto con nosotros lo que Él quiere y enseña. Todo está hija mía en una fuerte resolución, firme y constante de hacer entrega de nuestra voluntad en las manos de Jesús, para hacer que en todos nuestros actos entre la suya. Así que en todo nuestro ser, en los actos más naturales de la vida, en el alimento, en el sueño, en las penas, en la oración, y aun en los lícitos placeres, el Querer Divino debe tener su puesto regio, su campo de acción, y nuestra voluntad debe ser el terreno donde recibir estos actos divinos, y el escabel donde el Querer Divino debe apoyar estos sus actos; y estos actos unidos juntos forman su Vida. La vida no se forma con un solo acto, sino con muchos actos repetidos e incesantes.
-A Sor Remigia:
Así que este es mi augurio, que hagas crecer al infante divino, que lo vuelvas feliz y que, como juego, le des tu voluntad en sus manitas, a fin de que a las tantas lágrimas que vierte, te encuentre a ti que lo hagas sonreír.
Y además, otro trabajo quiere confiarte el querido pequeño, que a las muchachas que te circundan les hagas conocer que todas poseen a Jesús en sus corazones, y debes enseñarles el modo parta hacerlo crecer. Si haces esto, puedes estar tranquila, porque formarás tantos tabernáculos al pequeño Jesús. Yo no quiero, ni Jesús quiere, que pierdas la paz; busca en cada cosa la Voluntad Divina, y tu ser se volverá plegaria continua en cada cosa. No son las palabras que forman la oración, sino nuestra unión con la Divina Voluntad, y entonces todo es sagrado, santo, en nosotros, y además, la paz es el ojo de nuestros actos, por lo que os indicará cómo amar a Jesús y hacerlo amar.
NUESTRO MODELO:
El te amo divino bilocado en la criatura
Adán, Jesús, María.
33-3(1) Soy siempre la pequeña ignorante del Ser Supremo, y cuando el Querer Divino me sumerge en sus mares, veo que apenas las vocales, si acaso, conozco de su Majestad adorable, es tanta mi pequeñez que apenas algunas gotas sé tomar de tanto que posee el Creador. Entonces girando en las obras del Fiat Divino me he detenido en el Edén, donde se me ha hecho presente la creación del hombre y pensaba para mí: “Cuál pudo ser la primera palabra que Adán dijo cuando fue creado por Dios”. Y mi Sumo Bien Jesús, visitándome con su breve visita, todo bondad, como si Él mismo quisiera decírmelo me ha dicho:
(2) “Hija mía, también Yo siento el deseo de decirte cuál fue la primera palabra pronunciada por los labios de la primera criatura creada por Nosotros. Tú debes saber que apenas Adán sintió la vida, el movimiento, la razón, vio a su Dios ante él, comprendió que Él lo había formado, sentía en sí, en todo su ser todavía frescas las impresiones, el toque de sus manos creadoras, y agradecido, en un ímpetu de amor pronunció su primera palabra: ‘Te amo Dios mío, Padre mío, autor de mi vida’. Pero no fue sólo la palabra, sino que el respiro, el latido, las gotas de su sangre que corrían por sus venas, el movimiento, todo su ser unido, a coro dijeron: ‘Te amo, te amo, te amo’. Así que la primera lección que aprendió de su Creador, la primera palabra que aprendió a decir, el primer pensamiento que tuvo vida en su mente, el primer latido que formó en su corazón, fue: ‘Te amo, te amo’. Se sentía amado y amó. Podría decir que su te amo no terminaba jamás, fue tan prolongado que sólo fue interrumpido cuando tuvo la desgracia de caer en pecado. Por eso nuestra Divinidad se sintió herida al oír sobre los labios del hombre, te amo, te amo, era la misma palabra que Nosotros habíamos creado en el órgano de su voz que nos decía: ‘Te amo’. Era nuestro amor, creado por Nosotros en la criatura que nos decía te amo, ¿cómo no quedar herido, cómo no corresponderlo con un amor más abundante, mas fuerte, digno de nuestra magnificencia? En cuanto lo oímos decir te amo, así Nosotros le repetimos ‘te amo’, pero en nuestro ‘te amo’ hicimos correr en todo su ser la Vida obrante de nuestra Divina Voluntad, así que encerramos en el hombre, como dentro de nuestro templo, nuestra Voluntad, para que encerrada en el círculo humano, mientras permanecía en Nosotros, obrara cosas grandes y fuera Ella el pensamiento, la palabra, el latido, el paso, la obra del hombre; nuestro ‘te amo’ no podía dar cosa más santa, más bella, más potente, que pudiera formar la Vida del Creador en la criatura, que nuestra Voluntad obrante en él, y ¡oh! cómo nos resultaba agradable ver que nuestra Voluntad tenía su puesto de actriz, y el querer humano deslumbrado por su luz gozaba su paraíso, y dándole plena libertad lo hacía hacer lo que quería, dándole el primado en todo, y el puesto de honor que a un Querer tan Santo convenía. Ve entonces cómo el principio de la vida de Adán fue un acto pleno de amor hacia Dios de todo su ser, qué lecciones sublimes, cómo el principio del amor debía correr en todo lo obrado por la criatura. La primera lección que recibió de nuestro Ser Supremo en la correspondencia de su ‘te amo’, fue que mientras la amaba tiernamente respondiéndole ‘te amo’, le daba la primera lección sobre nuestra Divina Voluntad, y mientras lo instruía le comunicaba la Vida de Ella y la ciencia infusa de qué significaba nuestro Fiat Divino, y cada vez que nos decía ‘te amo’, nuestro amor le preparaba otras lecciones más bellas sobre nuestro Querer; él quedaba raptado y Nosotros nos deleitábamos en conversar con él, y hacíamos correr sobre él ríos de amor y de alegrías continuas, así que la vida humana era encerrada por Nosotros en el amor y en nuestra Voluntad. Por eso hija mía, no hay dolor más grande para Nosotros que ver nuestro amor como destrozado en la criatura y nuestra Voluntad obstaculizada, sofocada, sin su Vida obrante y como sometida al humano querer. Por eso sé atenta y en todas las cosas ten por principio el amor y mi Divina Voluntad”.
Un te amo divino:
12-3 Y todo afligido ha quedado en silencio. Y yo: “Vida de mi vida, dime otra palabra”. Y Jesús, como si me infundiera su aliento ha agregado:
(4) “Te amo”.
(5) Pero en aquel “te amo” parecía que todos, y todas las cosas recibieran nueva vida, y yo he repetido: “Jesús, dime otra palabra aún”.
(6) Y Él: “Palabra más bella no podría decirte que un te amo, este mi te amo llena Cielo y tierra, circula en los santos, y reciben nueva gloria; desciende en los corazones de los viadores, y quién recibe gracia de conversión, quién de santificación; penetra en el Purgatorio, y como benéfico rocío cae sobre las almas, y sienten refrigerio; los mismos elementos se sienten investir de nueva vida en el fecundar, en el crecer, así que todos advierten el te amo de tu Jesús. ¿Y sabes cuándo el alma se atrae un te amo mío? Cuando fundiéndose en Mí toma la actitud divina, y perdiéndose en Mí hace todo lo que hago Yo”.
16-11 (5) “Hija mía, quiero que tú, que eres la hija primogénita de mi Suprema Voluntad, conozcas cómo toda la Creación, sobre las alas de mi Querer Eterno lleva mi te amo a las criaturas, y las criaturas, sobre las mismas alas de mi Voluntad, haciéndola ellas, deberían darme la correspondencia de su te amo. Mira el cielo azul, no hay punto en el que no esté sellado un te amo mío hacia la criatura: Cada estrella y su centelleo que le forma corona están tachonadas de mis te amo; el rayo de sol, mientras se alarga hacia la tierra para llevar la luz, cada gota de luz lleva mi te amo, y en cuanto la luz invade la tierra y el hombre
la mira, le camina encima, mi te amo le llega en los ojos, en la boca, en las manos y se extiende bajo los pies. El murmullo del mar murmura te amo, te amo, te amo, y cada gota de agua son teclas, que armonizando entre ellas forman las más bellas armonías de mi infinito te amo; las plantas, las hojas, las flores, los frutos, tienen impreso mi te amo, así que la Creación toda lleva al hombre mis repetidos te amo. Y el hombre mismo, ¿cuántos mis te amo no tiene impresos en todo su ser? Sus pensamientos están sellados por mi te amo; el latido de su corazón que le resuena en el pecho con aquél misterioso sonido, tac, tac, tac, es un te amo mío jamás interrumpido que le dice te amo, te amo; sus palabras son seguidas por mi te amo; sus movimientos, sus pasos y todo lo demás, contienen un te amo mío, sin embargo, en medio de tantas oleadas de mi amor no sabe elevarse para darme su correspondencia a mi amor. ¡Qué ingratitud, y cómo mi amor queda doliente! Por eso hija mía te he elegido como hija de mi Querer, a fin de que como hija fiel defiendas los derechos de tu Padre. Mi amor quiere absolutamente la correspondencia del amor de la criatura, por lo tanto en mi Voluntad encontrarás todos mis te amo, y tú, siguiéndolos, imprimirás tu te amo en el mío, por ti y por todos. ¡Oh! cómo estaré contento al ver el amor de la criatura fundido con el mío, por eso te doy mi Querer en tu poder, a fin de que todo el amor que he dado en la Creación me lo corresponda una criatura, defendiendo así los derechos de mi amor”.
4 PUNTOS:
DISTINTIVO DE ESTA NUEVA FORMA DE ORAR
.- No hay peticiones particulares, sólo pedir el advenimiento del Reino:
11-40 (1) Estando muy afligida por la privación de mi adorable Jesús, estaba rezando y reparando por todos, y en mi extrema amargura he dirigido el pensamiento hacia mí y he dicho: “Piedad de mí, Jesús perdona a esta alma, tu sangre, tus penas ¿no son también mías? ¿Valen acaso menos para mí?” Y mientras esto decía, mi amable Jesús desde dentro de mi interior me ha dicho:
(2) “¡Ah!, hija mía, ¿qué haces pensando en ti? Tú así desciendes y de dueña te reduces a la mísera condición de pedir, pobre hija, con pensar en ti misma te empobreces, pues estando en mi Voluntad tú eres dueña y por ti misma puedes tomar lo que quieras; si hay algo que hacer en mi Voluntad es rezar, reparar por los demás”.
(3) Y yo: “Dulcísimo Jesús, Tú amas tanto que quien está en tu Voluntad no piense en sí mismo, y Tú ¿piensas en ti mismo?” (Que pregunta tan disparatada)
(4) Y Jesús: “No, no pienso en Mí mismo, piensa en sí mismo quien tiene necesidad de alguna cosa, Yo no tengo necesidad de nada, Yo soy la misma santidad, la misma felicidad, la misma inmensidad, altura, profundidad, nada, nada me falta, mi Ser contiene en Sí mismo todos los bienes posibles e imaginables. Si algún pensamiento me pudiera ocupar es el pensamiento del género humano, que habiéndolo sacado de Mí quiero que regrese a Mí, y en tales condiciones pongo a las almas que quieren hacer verdaderamente mi Voluntad, son una sola cosa Conmigo, las vuelvo dueñas de mis bienes, porque en mi Voluntad no hay esclavitud, lo que es mío es de ellas, y lo que quiero Yo lo quieren ellas. Entonces, si uno siente necesidad de alguna cosa, significa que no está en verdad en mi Voluntad, o bien que se da sus escapadas, como estás haciendo tú ahora, ni más ni menos.
¿No te parece extraño que quien ha formado una sola cosa, un solo querer Conmigo, me pida piedad, perdón, mi sangre, mis penas, mientras que la he constituido dueña junto Conmigo? Yo no sé que piedad, que perdón darle, pues le he dado todo, a lo más debería tener piedad, perdonarme a Mí mismo de alguna falla, lo que no puede ser jamás. Por tanto te recomiendo que no salgas de mi Voluntad, y que continúes no pensando en ti misma sino en los demás, como has hecho hasta ahora, de otra manera vendrías a empobrecer y a sentir necesidad de todo”.
33-2, 2 Así que cuando la criatura ha entendido qué significa Voluntad Divina y siente correr en ella su Vida, no siente más necesidad de nada, porque poseyendo mi Querer posee todos los bienes posibles e imaginables, le queda sólo el delirio, las ansias, los suspiros porque quiere que mi Voluntad abrace a todos y se constituya vida de todos, y esto porque ve que mi Voluntad eso quiere, y esto quiere su pequeñez”.
26-12 Por eso la cosa más necesaria es tomar mi Divina Voluntad, y si esto ha hecho, ha hecho todo y ha tomado todo, todo es suyo. Sucede como a una máquina, si se mueve la primera rueda del centro de ella, todas las ruedas secundarias giran, pero si no se mueve la primera rueda, todas quedan detenidas, y no hay potencia o artífice que tenga virtud de mover las ruedas secundarias, pero si se mueve la primera, por sí mismas las otras giran y hacen su oficio. Por eso la atención y el arte deben ser para la primera rueda, todo lo demás viene de por sí. Así es mi Voluntad, quien la posee no tiene necesidad de nada”.
Vs 20-25 (3) La voluntad humana vuelve esclavo al hombre, lo hace tener necesidad de todo, se siente continuamente faltar la fuerza, la luz, su existencia está siempre en peligro, y lo que obtiene es por medio de oraciones y, fatigosamente; así que el hombre que vive de su voluntad es el verdadero mendigo. En cambio quien vive de la mía no tiene necesidad de nada, tiene todo a su disposición, mi Voluntad le da el dominio de sí mismo, por lo tanto es dueño de la fuerza, de la luz, pero no de la fuerza y luz humanas, sino de las divinas, su existencia está siempre al seguro y siendo dueño puede tomar lo que quiera, no tiene necesidad de pedir para tener, tan es verdad, que para Adán, antes de sustraerse de mi Voluntad la petición no existía, la necesidad hace nacer la petición, si de nada tenía necesidad, no tenía ni qué pedir ni qué implorar, así que él amaba, alababa, adoraba a su Creador, la petición no tenía lugar en el Edén terrenal;
la petición vino, tuvo vida después del pecado como necesidad extrema del corazón del hombre; quien pide significa que tiene necesidad y como espera, pide para obtener. En cambio quien vive en mi Voluntad vive en la opulencia de los bienes de su Creador como dueño, y si necesidad y deseo siente, viéndose entre tantos bienes es de querer dar a los demás su felicidad y los bienes de su gran fortuna, verdadera imagen de su Creador que le ha dado tanto, sin ninguna restricción, quisiera imitarlo dando a los demás lo que posee. ¡Oh! cómo es bello el cielo del alma que vive en mi Voluntad, es el cielo sin tempestades, sin nubes, sin lluvia, porque el agua que quita la sed, que fecunda y que le da el crecimiento y la semejanza de Aquél que la ha creado es mi Voluntad, es tanto su celo de que el alma no tome nada si no es de Ella, que hace todos los oficios: Si quiere beber, Ella se hace agua, que mientras la refresca le apaga cualquier sed, para hacer que su única sed sea su Voluntad; si siente hambre se hace alimento, que mientras la sacia le quita el apetito de todos los demás alimentos; si el alma quiere ser bella, se hace pincel dándole pinceladas de tal belleza, que mi misma Voluntad queda raptada por una belleza tan inaudita impresa por Ella misma en la criatura, debe poder decir a todo el Cielo: ‘Mírenla cómo es bella, es la flor, es el perfume, es el tinte de mi Querer que la ha hecho tan bella’. En suma le da su fuerza, su luz, su santidad, todo para poder decir: ‘Es una obra toda de mi Querer, por eso quiero que nada le falte, que me asemeje y me posea’. Mira en ti misma para ver lo que mi Voluntad ha hecho, tus actos investidos por su luz cómo han cambiado la tierra de tu alma, todo es luz que despunta en ti y que se vuelve para herir a Aquélla que la ha investido, por eso la más grande afrenta que me hacen las criaturas es el no hacer mi Voluntad”.
Pedir el Reino:
27-31 . (3) Después de esto seguía rezando para que el bendito Jesús se apresurara en hacer venir el tan suspirado reino de la Divina Voluntad sobre la tierra, y mi amado Jesús, como herido por tal petición, que Él mismo tanto suspira de ver el triunfo del Querer Divino sobre la tierra, me ha dicho:
(4) “Hija mía, las oraciones hechas en mi Querer Divino para obtener el advenimiento de su reino sobre la tierra, tienen un gran imperio sobre Dios. Dios mismo no puede desentenderse ni puede no escucharla favorablemente, porque la criatura rogando en mi Fiat Divino, sentimos la fuerza de nuestro Querer, que con su imperio ruega, con su inmensidad se extiende dondequiera, y abrazando la fuerza universal, la oración se extiende por todas partes, de modo que nos sentimos cercados
Lecturas 28 de julio
.-No hay intenciones propias:
11-37 (3) Otra vez estaba pensando cómo sería mejor ofrecer nuestras acciones, oraciones, etc., si como reparaciones, como adoraciones, etc. Y mi siempre benigno Jesús me ha dicho:
(4) “Hija mía, quien está en mi Voluntad y hace sus cosas porque las quiero Yo, no es necesario que disponga ella sus intenciones; estando en mi Voluntad,
conforme obra, reza, sufre, así Yo mismo las dispongo como más me place, ¿me place la reparación? Las tomo por reparación; ¿me place por amor? Lo tomo como amor. Siendo Yo el dueño hago con ellas lo que quiero;
no así con quien no está en mi Voluntad, disponen ellos y Yo quedo a voluntad de ellos”.
Vs 15-28.. …..así, faltándote el anillo de unión no podrías vivir en mi Querer, perderías el dominio, tus actos pasarían a simples intenciones, y cuando dices: ‘Mi Jesús, en tu Querer te amo, te bendigo, te agradezco por todos, me duelo por cada una de las ofensas, etc.’, no volarían sobre cada uno de los actos humanos para hacerse acto de cada acto humano, amor por cada amor que me deberían dar las criaturas, no seguirías todos mis actos que están en mi Querer, quedarías atrás, a lo más serían pías intenciones que pueden hacer algún bien, pero no actos por todos que puedan dar vida y que contengan la potencia de nuestra Voluntad creadora, sin embargo cuántas veces no me dices: ‘Ya que me has llamado en tu Querer no me dejes atrás, ¡oh! Jesús, haz que junto Contigo siga los actos de la Creación para corresponderte por el amor que pusiste en todas las cosas creadas, aquéllas de la Redención y aquéllas de la Santificación, a fin de que dondequiera que estén tus actos, tu amor, esté la correspondencia del mío.’ ¿Y ahora quieres que te deje atrás?”
(4) Yo he quedado confundida y no he sabido qué responder. El buen Jesús dispone de lo que a Él le agrada, y todo sea para gloria suya.
16-65 (2) Después, según mi costumbre he seguido a mi amado Jesús en su Pasión, compadeciéndolo, reparándolo y haciendo mías sus penas, y Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:
(3) “¡Hija mía, cuánto bien procura al alma el recordarse de Mí y de todo lo que hice, sufrí y dije en mi Vida! Ella, con compadecerme y haciendo suyas mis intenciones y recordando una a una mis penas, mis obras, mis palabras, las llama en sí y las dispone en bello orden en su alma, de manera que viene a tomar los frutos de todo lo que Yo hice, dije y sufrí, y esto produce en el alma una especie de humedad divina, donde el sol de mi gracia se deleita en surgir y en formar, en virtud de esa humedad, el rocío celestial, y este rocío no sólo embellece al alma de modo maravilloso, sino que tiene virtud de mitigar los rayos del sol ardiente de la Divina Justicia, cuando encontrando a las almas quemadas por el fuego de la culpa está por golpearlas, por quemarlas y secarlas de más; este rocío divino templando aquellos rayos, se sirve de ellos para formar el rocío benéfico para no hacer castigar a las criaturas y se constituye en humedad vital para no dejarlas secar. ¡Oh! cómo simboliza a la naturaleza, cuando después de un día de sol ardiente las plantas están por secarse, pero basta una noche húmeda para que
Vol. 1 3º.- En cuanto a las visitas y actos de reparación, tú debes saber que todo lo que hice en el curso de los treinta y tres años, desde que nací hasta que morí, lo continúo en el sacramento del altar, por eso quiero que me visites treinta y tres veces al día, honrando todos mis años y uniéndote Conmigo en el Sacramento, con mis mismas intenciones, esto es, de reparación, de adoración. Esto lo harás en todos los momentos del día: El primer pensamiento de la mañana de inmediato vuele ante el sagrario donde estoy por amor tuyo, y me visites, el último pensamiento de la tarde, mientras duermes por la noche, antes y después de comer, al principio de cada acción tuya, caminando, trabajando”.
2-44 Después ha agregado: “Hija mía, tú eres víctima como lo soy Yo, haz que todas tus obras resplandezcan con mis mismas intenciones, puras y santas, a fin de que encontrando en ti mi misma imagen pueda libremente, derramar el influjo de mis gracias y adornada así, podré ofrecerte como víctima perfumada ante la divina justicia”.
4-90 (3) Hija mía, no puede haber obstáculo mayor que impida la unión entre Yo y las criaturas, y que se oponga a mi Gracia, que la propia voluntad. Tú con ofrecerme tu corazón para mi satisfacción, te has vaciado de ti misma, y vaciándote de ti, Yo me verteré todo en ti, y de tu corazón me vendrá una alabanza que me traerá las mismas notas de las alabanzas de mi corazón, que continuamente da a mi Padre para satisfacer a la gloria que no le dan los hombres”.
(4) Mientras esto decía, veía que mediante mi ofrecimiento salían de todas las partes de mí misma muchos ríos que se derramaban sobre el bendito Jesús, y que después, con ímpetu y más abundantes los derramaba sobre toda la corte celestial, sobre el purgatorio y sobre todas las gentes. ¡Oh bondad de mi Jesús al aceptar un tan mísero ofrecimiento, que lo recompensa con tanta gracia! ¡Oh! prodigio de las santas y piadosas intenciones, si en todas nuestras obras, aun triviales, nos sirviéramos de ellas, ¿qué negocio no haríamos?
¿Cuántas propiedades eternas no adquiriríamos? ¿Cuánta gloria de más no daríamos al Señor?
7-62 (1) Mientras estaba rezando, y según mi costumbre que lo que hago lo hago como si lo estuviera haciendo con Nuestro Señor y con sus mismas intenciones, así estaba recitando el credo, y no poniendo atención decía que intentaba tener la fe de Jesucristo para reparar tantas incredulidades y para impetrar que todos tuviesen el don de la fe. Mientras estaba en esto se ha movido en mi interior y me ha dicho:
(2) “Te equivocas, Yo no tenía ni fe, ni esperanza, ni las podía tener porque Yo era el mismo Dios, Yo era sólo Amor”.
(3) Al oír amor, me agradaba tanto el poder llegar a ser sólo amor, que no poniendo atención he dicho otro disparate, esto es: “Señor mío, también yo quisiera ser como Tú, toda amor y nada más”. Y Él ha agregado:
(4) “Esta es mi idea, por eso te voy hablando frecuentemente de la perfecta resignación, porque viviendo de mi Querer el alma adquiere el amor más heroico, y llega a amarme con mi mismo amor y se vuelve toda amor, y volviéndose toda amor, está continuamente en contacto Conmigo, así que está conmigo, en Mí, y por Mí hace todo lo que quiero, no se mueve, ni desea otra cosa que mi Querer, en el cual está encerrado todo el amor del Eterno, y donde queda ella encerrada; y viviendo de este modo el alma llega casi a perder la fe y la esperanza, porque llegando a vivir del Querer Divino, el alma no se siente más en contacto de la fe y de la esperanza, pues si vive de su Querer, ¿qué cosa debe creer si lo ha encontrado y hace de Él su alimento? ¿Y qué cosa debe esperar si ya lo posee, viviendo no fuera de Dios sino en Dios? Por eso la verdadera y perfecta resignación es el sello de la segura predestinación, y la certeza de la posesión de Dios que el alma adquiere. ¿Has entendido? Piénsalo bien”.
8-18 (1) Continuando mi habitual estado, estaba uniéndome con Nuestro Señor, haciendo uno solo su pensamiento, su latido, su respiro y todos sus movimientos con los míos, y ponía la intención de ir a todas las criaturas para dar a todas todo esto, y como estaba unida a Jesús en el huerto de los olivos, daba también a todos y a cada uno, y aun a las almas purgantes, todas sus gotas de sangre, sus oraciones, sus penas y todo el bien que Él hizo, a fin de que todos los respiros, los movimientos, los latidos de las criaturas quedasen reparados, purificados, divinizados, y la fuente de todo bien, la cual son sus penas, fueran remedio para todos. Mientras esto hacía, el bendito Jesús en mi interior me ha dicho:
(2) “Hija mía, con estas intenciones tuyas me hieres continuamente, y como las haces frecuentemente, una flecha no espera a la otra y siempre quedo herido de nuevo”.
(3) Y yo he dicho: “¿Cómo puede ser posible que quedes herido y te escondes y me haces penar tanto en esperar tu venida? ¿Éstas son las heridas, esto es lo mucho que me quieres?”
(4) Y Él: “Más bien no he dicho nada de todo lo que debería decirte, y el alma misma no puede comprender, mientras es viadora, todo el bien y el amor que corre entre las criaturas y el Creador, porque su obrar, el hablar, el sufrir, está todo en mi Vida, porque sólo haciéndolo así puede disponer para bien de todos. Sólo te digo que cada pensamiento tuyo, latido y movimiento, cada miembro tuyo, cualquier hueso tuyo sufriente, son tantas luces que salen de ti, que tocándome a Mí las difundo para bien de todos, y Yo te mando triplicadas tantas otras luces de gracia, y en el Cielo te las daré de gloria. Basta decirte que es tanta la unión, la estrechez que hay, que el Creador es el órgano y la criatura el sonido; el Creador es el sol, la criatura los rayos; el Creador la flor, la criatura el olor; ¿puede estar acaso el uno sin el otro? Ciertamente que no. ¿Crees tú que no tengo cuenta de todo tu trabajo interno y de tus penas? ¿Cómo puedo olvidarlas si salen de Mí mismo, y son una sola cosa Conmigo? Agrego aún que cada vez que se hace memoria de mi Pasión, siendo ésta un tesoro expuesto para bien de todos, es como si el alma pusiera este tesoro en el banco para multiplicarlo y distribuirlo para bien de todos”.
9-15 Octubre 4, 1909
El pensamiento de sí mismo se debe interrumpir para hacer lo que hace Jesús….Entonces me he puesto a seguirlo, pero poco después, llegando a otro punto del camino del calvario, en el cual más que nunca me internaba en las diversas intenciones de Jesús….
11-139 (2) “Hija mía, no acrecientes mis penas con afligirte, son ya demasiadas, Yo no espero esto de ti, es más, quiero que hagas tuyas mis penas, mis oraciones y todo Yo mismo, de modo que pueda encontrar en ti otro Yo mismo, en estos tiempos quiero grandes satisfacciones y sólo quien hace suyo a Mí mismo me las puede dar. Y lo que en Mí encontró el Padre, es decir, gloria, complacencia, amor, satisfacción, completas y perfectas, para bien de todos, Yo lo quiero encontrar en estas almas, como otros tantos Jesús que lo hagan a la par de Mí, y estas intenciones las debes repetir en cada hora de la Pasión que hagas, en cada acción, en todo, y si no encuentro mis satisfacciones, ¡ah, para el mundo será el fin! Los flagelos lloverán a torrentes. ¡Ah hija mía! ¡Ah hija mía!”
12-49 Continuando mi habitual estado, estaba diciendo a mi amado Jesús: “No desdeñes mis oraciones, son tus mismas palabras que repito, las mismas intenciones, quiero las almas como las quieres Tú, y con tu mismo Querer”. Y el bendito Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, cuando te oigo repetir mis palabras, mis oraciones, querer como quiero Yo, como por tantos imanes me siento atraer hacia ti, y conforme te oigo repetir mis palabras, tantas alegrías distintas siente mi corazón, y puedo decir que es una fiesta para Mí, y mientras gozo, me siento debilitado por el amor de tu alma y no tengo la fuerza de castigar a las criaturas; siento en ti las mismas cadenas que Yo ponía al Padre para reconciliar al género humano. ¡Ah! sí, repite lo que hice Yo, repítelo siempre si quieres que tu Jesús en tantas amarguras encuentre una alegría por parte de las criaturas”.
(3) Después ha agregado: “Si quieres estar al seguro repara siempre y repara junto conmigo, fúndete tanto Conmigo de formar un solo eco entre tú y Yo de reparaciones; donde hay reparaciones el alma está como bajo techo, donde está defendida del frío, del granizo y de todo; en cambio donde no hay reparación, es como quien se encuentra en medio de la calle, expuesta a los rayos, al granizo y a todos los males. Los tiempos son tristísimos, y si el cerco de las reparaciones no se ensancha, hay peligro de que los que están al descubierto queden fulminados por los rayos de la Divina Justicia”.
33-33 Febrero 24, 1935
La razón es el ojo del alma, es luz que la hace conocer lo bello de sus obras buenas. Cuáles son los derechos de la Divina Voluntad, cómo en Ella no hay intenciones sino actos. (pues Dios es Acto Único, no acto en potencia…y nuestros actos, serán como en Dios)
…….. Ahora si la criatura hace los actos buenos en mi Voluntad Divina en virtud de la razón que tiene, le damos el mérito de actos divinos; el mérito le viene dado según lo que conoce y según la voluntad humana quiere obrar: Si quiere obrar en la nuestra, ella se eleva tanto que no queda en lo bajo de las acciones humanas, aun buenas, sino que viene en nuestro Querer Divino, y como esponja se sumerge dentro e impregna sus actos de luz, de santidad, de amor, de modo que su acto desaparece en el nuestro y reaparece nuestro acto divino, por eso con justicia debe correr el merito divino, y como en nuestra Voluntad Divina pierde el prestigio humano, se cree que la criatura no haga nada, pero no es verdad, si Ella obra es en virtud del hilo del querer humano que ha recibido en sus manos, que forma el triunfo y sus conquistas sobre el acto de la criatura, y la razón humana que voluntariamente viene a ceder sus derechos recibidos, como homenaje y sujeción a Aquél que la ha recibido, y esto es más que hacer, porque Dios ha recibido la correspondencia de los dones más bellos que dio a la criatura, esto es la razón y la voluntad, con esto nos da todo lo que puede darnos, nos reconoce, se despoja de sí misma, nos ama con amor puro, y es tanto nuestro amor que la vestimos de Nosotros mismos, le damos nuestras obras, de modo que Nosotros y ella podemos decir: ‘Hagamos juntos’. Nos pondremos en las condiciones en que la criatura no podrá hacer nada sin nuestra Voluntad, y es tanta nuestra bondad, que aun cuando la criatura hace el bien humanamente, como en el bien corre siempre la razón, le damos el mérito humano, porque es nuestra costumbre el no dejar sin premio ningún acto bueno de la criatura. Se puede decir que somos todo ojo sobre ella para ver en qué debemos recompensarla”.
(3) Después de esto ha hecho silencio, y yo continuaba pensando en cómo esta Divina Voluntad es toda ojo sobre nosotros, nos ama tanto y no nos deja un instante, y mi dulce Jesús ha vuelto a decir:
(4) “Hija mía, mi Divina Voluntad es todo para la criatura, sin Ella no podría vivir ni siquiera un minuto, todos sus actos, movimientos y pasos, se pueden llamar desembocaduras, partos que le hace mi Querer, y la criatura los recibe, los siente en sí misma y no conoce ni quién los desemboca, ni quién da vida a su vida, y por eso para muchos es como si mi Voluntad no estuviera para ellos, y no le dan los debidos derechos que conviene darle. Por eso es necesario que se conozca cuáles son estos derechos de mi Querer Divino, para hacer que conociéndolos puedan corresponderle y conocer quién es Aquélla que es Vida de su vida, y que ellos no son otra cosa que la vestidura, las estatuas animadas de Ella. Ahora, los derechos son innumerables: Derecho de creación, derecho de conservación, de animación continua, todo lo que ha creado y que sirve al bienestar del hombre, constituye un derecho suyo sobre de él, por eso el sol, el aire, el viento, el agua, la tierra, y todo, han sido creados y dados al hombre por mi Voluntad, así que por cuantas cosas le ha dado, tantos derechos de más tiene sobre el hombre; mi Redención, el perdón después de la culpa, mi Gracia, el buen obrar, son derechos mayores que Ella adquiere sobre él. Se puede decir que está como unida en mi Voluntad, sin embargo no es conocida. ¡Qué dolor el no ser reconocida!
Ahora, para tener el triunfo, la Vida de mi Voluntad en la criatura, es necesario que se conozca qué cosa ha hecho, qué hace por amor de ellas, y cuáles son sus justos derechos, y cuando haya conocido esto, se pondrá en orden con mi Querer, sentirá quién es quien le da la vida, quién se mueve en su movimiento, quién late en su corazón, y mientras recibirá de Ella la Vida que forma su vida, dará a Ella como homenaje, amor y gloria, aquella misma Vida que forma en ella, y mi Voluntad recibirá sus derechos y regresará a su seno de luz todo lo que es suyo, que con tanto amor le había dado, en suma se sentirá renacida de nuevo en sus brazos a aquélla que con tanto amor había creado. ¡Oh! si todos conocieran los derechos de mi Voluntad, su amor ardiente y constante, que es tanto, que mientras le da la vida la pone fuera a la luz del día, más que madre es tanto su celo de amor, que no la deja ni un instante, la inviste dentro y fuera, por encima y por abajo, a derecha e izquierda, y aunque la criatura no la conociera, ni la amara, Ella con heroísmo divino continúa amándola y haciéndose vida y portadora y dadora de los actos de la criatura. ¡Oh! Voluntad mía, sólo Tú sabes amar con amor heroico, fuerte, increíble e infinito a aquélla que creaste, y que ni siquiera te reconoce. ¡Ingratitud humana, cómo eres grande!”
(5) Entonces sentía que tocaba con la mano el gran amor del Fiat Divino, y pensaba entre mí: “¿Cómo se puede vivir en Él, tal vez poniendo siempre la intención de vivir en Él?” Y mi siempre amable Jesús ha agregado:
(6) “Mi buena hija, el vivir en mi Voluntad no son intenciones, las intenciones sirven cuando no se pueden hacer los actos, porque falta quien tiene virtud de dar vida a todo lo que de bien quiere hacer la criatura, y esto está fuera del vivir en mi Querer, y Yo doy el mérito a ellas no como actos, sino como santas intenciones. En cambio en mi Voluntad está la virtud vivificadora, actora y obradora, de modo que todo lo que la criatura quierehacer, encuentra quién forme la vida a sus actos, siente la fuerza vivificadora que vivifica su acto y lo convierte en obra. Por eso en mi Voluntad todas las cosas cambian, todas las cosas poseen la vida, el amor, la plegaria, la adoración, el bien que se quiere hacer, todas las virtudes están llenas de vida, por lo tanto no sujetas a terminar, a cambiarse, porque quien les suministra la vida las tiene consigo para que hagan vida juntos, y Yo les doy el mérito de obras animadas por mi Voluntad.
Qué diferencia entre las intenciones y las obras, la intención simboliza a los pobres, a los enfermos, que no pudiendo quisieran al menos con la buena voluntad ejercitar la caridad, propagar el bien, hacer quién sabe cuántas bellas cosas, pero la pobreza, la enfermedad, se los impiden y los hacen casi prisioneros, sin poder hacer el bien que quieren hacer. En cambio el obrar en mi Divina Voluntad simboliza al rico, que teniendo la riqueza a su disposición, la intención no tiene valor, porque si quiere puede hacer la caridad, puede ir donde quiere, puede hacer el bien a todos, ayudar a todos. Son tales y tantas las riquezas de mi Querer, que la criatura se pierde en Ella, y a manos llenas puede tomar lo que quiere para ayudar a todos, y sin hacer ni estrépito, ni ruido, casi como luz silenciosa lleva la ayuda y se retira”.
35-44 (7) (todo el capitulo…fantástico) “Hija mía bendita, el vivir en mi Voluntad encerrará tales sorpresas y múltiples novedades divinas, de dejar admirados a los mismos ángeles y santos, mucho más que en mi Voluntad no hay palabras, sino hechos, las mismas palabras, los deseos, las intenciones, las convierte en hechos y obras cumplidas. Fuera de mi Voluntad, lo que la criatura quiere se reduce a palabras, deseos e intenciones, pero dentro de Ella, estando en Ella la virtud creante, lo que quiere la criatura adquiere hechos cumplidos, obras llenas de Vida. Mucho más que estando en nuestro Querer, está al día de lo que Nosotros hacemos, siente lo que Nosotros queremos, por eso nos sigue en las obras, quiere lo que queremos, no puede hacer menos, ni ponerse a un lado, para ella nuestro Fiat se vuelve la más grande de sus necesidades, de la cual no puede apartarse, para ella es más que respiro que debe dar y recibir, más que movimiento que siente la extrema necesidad de moverse. En suma, mi Voluntad es todo para ella, vivir sin mi Voluntad le resulta imposible, por eso sé atenta, y tu vuelo sea siempre en nuestro Fiat”.
Vs. 36-39 En cambio, donde no está nuestro Querer estamos obligados a no poder hacer nada, pues no hay materia nuestra que sea adaptable para Nosotros, y si algún bien hay, es bien aparente, corrompido por la propia estima y gloria, por torcidas intenciones, y Nosotros rehuimos el obrar en ella porque pondríamos en peligro nuestras obras más bellas; Nosotros primero nos aseguramos y después obramos. Tú debes saber que por cuantos más actos hace en nuestro Querer, tanto más entra en Dios y más ensanchamos el campito en nuestro seno divino…..
— En el círculo de su Voluntad —
Su Acto Unico, su Vida, su Querer
La cosa más esencial de un alma es el no salir jamás del círculo de la verdad. 4-17 LdC
15-31 Hija mía, sin embargo hay gran diferencia entre quien reza u obra porque mi Voluntad lo envuelve y por su naturaleza se encuentra en todas partes, y entre quien por su propia voluntad, teniendo en sí conocimiento de lo que hace,
-entra en el ambiente divino de mi Voluntad para obrar y rezar.-
21 de julio 2020
LA ORACIÓN. 1
20-4,4 Hija mía, donde está mi Voluntad todo es santidad, todo es amor, todo es oración. Así que estando en ti su fuente, tus pensamientos, tus miradas, tus palabras, tu latido y aun tus movimientos, todos son amor y oraciones. No es la forma de las palabras lo que forma la oración, no, es mi Voluntad obrante, que dominando todo tu ser forma de tus pensamientos, palabras, miradas, latidos y movimientos, tantas fuentecitas que surgen de la Voluntad Suprema y elevándose hasta el Cielo, en su mudo lenguaje, quién reza, quién ama, quién adora, quién bendice, en suma, Ella le hace hacer lo que es santo, lo que pertenece al Ser Divino. Por eso el alma que posee como vida el Querer Supremo es el verdadero cielo, que aunque fuera mudo narra la gloria de Dios y se presenta como obra de sus manos creadoras.
34-13 (2) “Hija de mi Querer, ¿has visto como la inmensidad de mi Fiat es inalcanzable? Ninguna mente creada, por cuán santa sea puede abrazarla y ver dónde terminan sus confines, todos tienen su lugar en Ella, más bien, cada criatura tiene su pequeño campo en la inmensidad de mi Divina Voluntad, pero ¿quién trabaja este pequeño campo que le ha sido asignado? Quien vive en Ella, porque viviendo en Ella se hace la primera trabajadora, y Ella tomando en su regazo a la criatura la tiene ocupada, fundida en el trabajo que quiere que haga en el pequeño campito que le ha sido dado en mi Voluntad, y como posee su Fuerza creadora, lo que la criatura podría hacer en un siglo, junto con Ella lo hace en una hora, así que en una hora puede adquirir un siglo de amor, de obras, de sacrificios, de conocimientos divinos, de adoraciones profundas, y después del trabajo llama al alma al reposo para felicitarse y reposarse juntos, …..Ahora hija mía, tú debes saber que es mi Voluntad absoluta que la criatura haga mi Voluntad; cómo suspiro verla reinante y obrante en ella, cómo quiero oír decir: ‘La Voluntad de Dios es la mía, lo que quiere Dios quiero yo, lo que hace Dios hago yo’.
-A la Sra Mazari Bari:
Hija mía, con hacer la Divina Voluntad nosotros nos volvemos los verdaderos hijos de la gran Señora, y nos cambiamos en tabernáculos donde Jesús forma su morada, y entonces todo lo que hacemos es sagrado, todo es oración, aun las cosas más indiferentes. Las mismas cosas naturales, necesarias de la vida, con el hacer la Divina Voluntad se transforman en oración, en adoración, en amor hacia nuestro dulce Jesús, porque con hacer su Voluntad todo lo que hacemos es santo, todo es amor, y tal se vuelve nuestro ser.
-A la Sra. Antonieta Savorani:
Vivir en el Querer Divino no es tan difícil como usted y otros creen, ni el dulce Jesús quiere cosas imposibles, ni sabe enseñar cosas difíciles, más bien en lo que enseña es tanto su amor, que no sólo facilita sus enseñanzas, sino que para volver fácil lo que quiere y nos enseña, se pone a nuestra disposición, haciendo junto con nosotros lo que Él quiere y enseña. Todo está hija mía en una fuerte resolución, firme y constante de hacer entrega de nuestra voluntad en las manos de Jesús, para hacer que en todos nuestros actos entre la suya. Así que en todo nuestro ser, en los actos más naturales de la vida, en el alimento, en el sueño, en las penas, en la oración, y aun en los lícitos placeres, el Querer Divino debe tener su puesto regio, su campo de acción, y nuestra voluntad debe ser el terreno donde recibir estos actos divinos, y el escabel donde el Querer Divino debe apoyar estos sus actos; y estos actos unidos juntos forman su Vida. La vida no se forma con un solo acto, sino con muchos actos repetidos e incesantes.
-A Sor Remigia:
Así que este es mi augurio, que hagas crecer al infante divino, que lo vuelvas feliz y que, como juego, le des tu voluntad en sus manitas, a fin de que a las tantas lágrimas que vierte, te encuentre a ti que lo hagas sonreír.
Y además, otro trabajo quiere confiarte el querido pequeño, que a las muchachas que te circundan les hagas conocer que todas poseen a Jesús en sus corazones, y debes enseñarles el modo parta hacerlo crecer. Si haces esto, puedes estar tranquila, porque formarás tantos tabernáculos al pequeño Jesús. Yo no quiero, ni Jesús quiere, que pierdas la paz; busca en cada cosa la Voluntad Divina, y tu ser se volverá plegaria continua en cada cosa. No son las palabras que forman la oración, sino nuestra unión con la Divina Voluntad, y entonces todo es sagrado, santo, en nosotros, y además, la paz es el ojo de nuestros actos, por lo que os indicará cómo amar a Jesús y hacerlo amar.
NUESTRO MODELO:
El te amo divino bilocado en la criatura
Adán, Jesús, María.
33-3(1) Soy siempre la pequeña ignorante del Ser Supremo, y cuando el Querer Divino me sumerge en sus mares, veo que apenas las vocales, si acaso, conozco de su Majestad adorable, es tanta mi pequeñez que apenas algunas gotas sé tomar de tanto que posee el Creador. Entonces girando en las obras del Fiat Divino me he detenido en el Edén, donde se me ha hecho presente la creación del hombre y pensaba para mí: “Cuál pudo ser la primera palabra que Adán dijo cuando fue creado por Dios”. Y mi Sumo Bien Jesús, visitándome con su breve visita, todo bondad, como si Él mismo quisiera decírmelo me ha dicho:
(2) “Hija mía, también Yo siento el deseo de decirte cuál fue la primera palabra pronunciada por los labios de la primera criatura creada por Nosotros. Tú debes saber que apenas Adán sintió la vida, el movimiento, la razón, vio a su Dios ante él, comprendió que Él lo había formado, sentía en sí, en todo su ser todavía frescas las impresiones, el toque de sus manos creadoras, y agradecido, en un ímpetu de amor pronunció su primera palabra: ‘Te amo Dios mío, Padre mío, autor de mi vida’. Pero no fue sólo la palabra, sino que el respiro, el latido, las gotas de su sangre que corrían por sus venas, el movimiento, todo su ser unido, a coro dijeron: ‘Te amo, te amo, te amo’. Así que la primera lección que aprendió de su Creador, la primera palabra que aprendió a decir, el primer pensamiento que tuvo vida en su mente, el primer latido que formó en su corazón, fue: ‘Te amo, te amo’. Se sentía amado y amó. Podría decir que su te amo no terminaba jamás, fue tan prolongado que sólo fue interrumpido cuando tuvo la desgracia de caer en pecado. Por eso nuestra Divinidad se sintió herida al oír sobre los labios del hombre, te amo, te amo, era la misma palabra que Nosotros habíamos creado en el órgano de su voz que nos decía: ‘Te amo’. Era nuestro amor, creado por Nosotros en la criatura que nos decía te amo, ¿cómo no quedar herido, cómo no corresponderlo con un amor más abundante, mas fuerte, digno de nuestra magnificencia? En cuanto lo oímos decir te amo, así Nosotros le repetimos ‘te amo’, pero en nuestro ‘te amo’ hicimos correr en todo su ser la Vida obrante de nuestra Divina Voluntad, así que encerramos en el hombre, como dentro de nuestro templo, nuestra Voluntad, para que encerrada en el círculo humano, mientras permanecía en Nosotros, obrara cosas grandes y fuera Ella el pensamiento, la palabra, el latido, el paso, la obra del hombre; nuestro ‘te amo’ no podía dar cosa más santa, más bella, más potente, que pudiera formar la Vida del Creador en la criatura, que nuestra Voluntad obrante en él, y ¡oh! cómo nos resultaba agradable ver que nuestra Voluntad tenía su puesto de actriz, y el querer humano deslumbrado por su luz gozaba su paraíso, y dándole plena libertad lo hacía hacer lo que quería, dándole el primado en todo, y el puesto de honor que a un Querer tan Santo convenía. Ve entonces cómo el principio de la vida de Adán fue un acto pleno de amor hacia Dios de todo su ser, qué lecciones sublimes, cómo el principio del amor debía correr en todo lo obrado por la criatura. La primera lección que recibió de nuestro Ser Supremo en la correspondencia de su ‘te amo’, fue que mientras la amaba tiernamente respondiéndole ‘te amo’, le daba la primera lección sobre nuestra Divina Voluntad, y mientras lo instruía le comunicaba la Vida de Ella y la ciencia infusa de qué significaba nuestro Fiat Divino, y cada vez que nos decía ‘te amo’, nuestro amor le preparaba otras lecciones más bellas sobre nuestro Querer; él quedaba raptado y Nosotros nos deleitábamos en conversar con él, y hacíamos correr sobre él ríos de amor y de alegrías continuas, así que la vida humana era encerrada por Nosotros en el amor y en nuestra Voluntad. Por eso hija mía, no hay dolor más grande para Nosotros que ver nuestro amor como destrozado en la criatura y nuestra Voluntad obstaculizada, sofocada, sin su Vida obrante y como sometida al humano querer. Por eso sé atenta y en todas las cosas ten por principio el amor y mi Divina Voluntad”.
Un te amo divino:
12-3 Y todo afligido ha quedado en silencio. Y yo: “Vida de mi vida, dime otra palabra”. Y Jesús, como si me infundiera su aliento ha agregado:
(4) “Te amo”.
(5) Pero en aquel “te amo” parecía que todos, y todas las cosas recibieran nueva vida, y yo he repetido: “Jesús, dime otra palabra aún”.
(6) Y Él: “Palabra más bella no podría decirte que un te amo, este mi te amo llena Cielo y tierra, circula en los santos, y reciben nueva gloria; desciende en los corazones de los viadores, y quién recibe gracia de conversión, quién de santificación; penetra en el Purgatorio, y como benéfico rocío cae sobre las almas, y sienten refrigerio; los mismos elementos se sienten investir de nueva vida en el fecundar, en el crecer, así que todos advierten el te amo de tu Jesús. ¿Y sabes cuándo el alma se atrae un te amo mío? Cuando fundiéndose en Mí toma la actitud divina, y perdiéndose en Mí hace todo lo que hago Yo”.
16-11 (5) “Hija mía, quiero que tú, que eres la hija primogénita de mi Suprema Voluntad, conozcas cómo toda la Creación, sobre las alas de mi Querer Eterno lleva mi te amo a las criaturas, y las criaturas, sobre las mismas alas de mi Voluntad, haciéndola ellas, deberían darme la correspondencia de su te amo. Mira el cielo azul, no hay punto en el que no esté sellado un te amo mío hacia la criatura: Cada estrella y su centelleo que le forma corona están tachonadas de mis te amo; el rayo de sol, mientras se alarga hacia la tierra para llevar la luz, cada gota de luz lleva mi te amo, y en cuanto la luz invade la tierra y el hombre
la mira, le camina encima, mi te amo le llega en los ojos, en la boca, en las manos y se extiende bajo los pies. El murmullo del mar murmura te amo, te amo, te amo, y cada gota de agua son teclas, que armonizando entre ellas forman las más bellas armonías de mi infinito te amo; las plantas, las hojas, las flores, los frutos, tienen impreso mi te amo, así que la Creación toda lleva al hombre mis repetidos te amo. Y el hombre mismo, ¿cuántos mis te amo no tiene impresos en todo su ser? Sus pensamientos están sellados por mi te amo; el latido de su corazón que le resuena en el pecho con aquél misterioso sonido, tac, tac, tac, es un te amo mío jamás interrumpido que le dice te amo, te amo; sus palabras son seguidas por mi te amo; sus movimientos, sus pasos y todo lo demás, contienen un te amo mío, sin embargo, en medio de tantas oleadas de mi amor no sabe elevarse para darme su correspondencia a mi amor. ¡Qué ingratitud, y cómo mi amor queda doliente! Por eso hija mía te he elegido como hija de mi Querer, a fin de que como hija fiel defiendas los derechos de tu Padre. Mi amor quiere absolutamente la correspondencia del amor de la criatura, por lo tanto en mi Voluntad encontrarás todos mis te amo, y tú, siguiéndolos, imprimirás tu te amo en el mío, por ti y por todos. ¡Oh! cómo estaré contento al ver el amor de la criatura fundido con el mío, por eso te doy mi Querer en tu poder, a fin de que todo el amor que he dado en la Creación me lo corresponda una criatura, defendiendo así los derechos de mi amor”.
4 PUNTOS:
DISTINTIVO DE ESTA NUEVA FORMA DE ORAR
.- No hay peticiones particulares, sólo pedir el advenimiento del Reino:
11-40 (1) Estando muy afligida por la privación de mi adorable Jesús, estaba rezando y reparando por todos, y en mi extrema amargura he dirigido el pensamiento hacia mí y he dicho: “Piedad de mí, Jesús perdona a esta alma, tu sangre, tus penas ¿no son también mías? ¿Valen acaso menos para mí?” Y mientras esto decía, mi amable Jesús desde dentro de mi interior me ha dicho:
(2) “¡Ah!, hija mía, ¿qué haces pensando en ti? Tú así desciendes y de dueña te reduces a la mísera condición de pedir, pobre hija, con pensar en ti misma te empobreces, pues estando en mi Voluntad tú eres dueña y por ti misma puedes tomar lo que quieras; si hay algo que hacer en mi Voluntad es rezar, reparar por los demás”.
(3) Y yo: “Dulcísimo Jesús, Tú amas tanto que quien está en tu Voluntad no piense en sí mismo, y Tú ¿piensas en ti mismo?” (Que pregunta tan disparatada)
(4) Y Jesús: “No, no pienso en Mí mismo, piensa en sí mismo quien tiene necesidad de alguna cosa, Yo no tengo necesidad de nada, Yo soy la misma santidad, la misma felicidad, la misma inmensidad, altura, profundidad, nada, nada me falta, mi Ser contiene en Sí mismo todos los bienes posibles e imaginables. Si algún pensamiento me pudiera ocupar es el pensamiento del género humano, que habiéndolo sacado de Mí quiero que regrese a Mí, y en tales condiciones pongo a las almas que quieren hacer verdaderamente mi Voluntad, son una sola cosa Conmigo, las vuelvo dueñas de mis bienes, porque en mi Voluntad no hay esclavitud, lo que es mío es de ellas, y lo que quiero Yo lo quieren ellas. Entonces, si uno siente necesidad de alguna cosa, significa que no está en verdad en mi Voluntad, o bien que se da sus escapadas, como estás haciendo tú ahora, ni más ni menos.
¿No te parece extraño que quien ha formado una sola cosa, un solo querer Conmigo, me pida piedad, perdón, mi sangre, mis penas, mientras que la he constituido dueña junto Conmigo? Yo no sé que piedad, que perdón darle, pues le he dado todo, a lo más debería tener piedad, perdonarme a Mí mismo de alguna falla, lo que no puede ser jamás. Por tanto te recomiendo que no salgas de mi Voluntad, y que continúes no pensando en ti misma sino en los demás, como has hecho hasta ahora, de otra manera vendrías a empobrecer y a sentir necesidad de todo”.
33-2, 2 Así que cuando la criatura ha entendido qué significa Voluntad Divina y siente correr en ella su Vida, no siente más necesidad de nada, porque poseyendo mi Querer posee todos los bienes posibles e imaginables, le queda sólo el delirio, las ansias, los suspiros porque quiere que mi Voluntad abrace a todos y se constituya vida de todos, y esto porque ve que mi Voluntad eso quiere, y esto quiere su pequeñez”.
26-12 Por eso la cosa más necesaria es tomar mi Divina Voluntad, y si esto ha hecho, ha hecho todo y ha tomado todo, todo es suyo. Sucede como a una máquina, si se mueve la primera rueda del centro de ella, todas las ruedas secundarias giran, pero si no se mueve la primera rueda, todas quedan detenidas, y no hay potencia o artífice que tenga virtud de mover las ruedas secundarias, pero si se mueve la primera, por sí mismas las otras giran y hacen su oficio. Por eso la atención y el arte deben ser para la primera rueda, todo lo demás viene de por sí. Así es mi Voluntad, quien la posee no tiene necesidad de nada”.
Vs 20-25 (3) La voluntad humana vuelve esclavo al hombre, lo hace tener necesidad de todo, se siente continuamente faltar la fuerza, la luz, su existencia está siempre en peligro, y lo que obtiene es por medio de oraciones y, fatigosamente; así que el hombre que vive de su voluntad es el verdadero mendigo. En cambio quien vive de la mía no tiene necesidad de nada, tiene todo a su disposición, mi Voluntad le da el dominio de sí mismo, por lo tanto es dueño de la fuerza, de la luz, pero no de la fuerza y luz humanas, sino de las divinas, su existencia está siempre al seguro y siendo dueño puede tomar lo que quiera, no tiene necesidad de pedir para tener, tan es verdad, que para Adán, antes de sustraerse de mi Voluntad la petición no existía, la necesidad hace nacer la petición, si de nada tenía necesidad, no tenía ni qué pedir ni qué implorar, así que él amaba, alababa, adoraba a su Creador, la petición no tenía lugar en el Edén terrenal;
la petición vino, tuvo vida después del pecado como necesidad extrema del corazón del hombre; quien pide significa que tiene necesidad y como espera, pide para obtener. En cambio quien vive en mi Voluntad vive en la opulencia de los bienes de su Creador como dueño, y si necesidad y deseo siente, viéndose entre tantos bienes es de querer dar a los demás su felicidad y los bienes de su gran fortuna, verdadera imagen de su Creador que le ha dado tanto, sin ninguna restricción, quisiera imitarlo dando a los demás lo que posee. ¡Oh! cómo es bello el cielo del alma que vive en mi Voluntad, es el cielo sin tempestades, sin nubes, sin lluvia, porque el agua que quita la sed, que fecunda y que le da el crecimiento y la semejanza de Aquél que la ha creado es mi Voluntad, es tanto su celo de que el alma no tome nada si no es de Ella, que hace todos los oficios: Si quiere beber, Ella se hace agua, que mientras la refresca le apaga cualquier sed, para hacer que su única sed sea su Voluntad; si siente hambre se hace alimento, que mientras la sacia le quita el apetito de todos los demás alimentos; si el alma quiere ser bella, se hace pincel dándole pinceladas de tal belleza, que mi misma Voluntad queda raptada por una belleza tan inaudita impresa por Ella misma en la criatura, debe poder decir a todo el Cielo: ‘Mírenla cómo es bella, es la flor, es el perfume, es el tinte de mi Querer que la ha hecho tan bella’. En suma le da su fuerza, su luz, su santidad, todo para poder decir: ‘Es una obra toda de mi Querer, por eso quiero que nada le falte, que me asemeje y me posea’. Mira en ti misma para ver lo que mi Voluntad ha hecho, tus actos investidos por su luz cómo han cambiado la tierra de tu alma, todo es luz que despunta en ti y que se vuelve para herir a Aquélla que la ha investido, por eso la más grande afrenta que me hacen las criaturas es el no hacer mi Voluntad”.
Pedir el Reino:
27-31 . (3) Después de esto seguía rezando para que el bendito Jesús se apresurara en hacer venir el tan suspirado reino de la Divina Voluntad sobre la tierra, y mi amado Jesús, como herido por tal petición, que Él mismo tanto suspira de ver el triunfo del Querer Divino sobre la tierra, me ha dicho:
(4) “Hija mía, las oraciones hechas en mi Querer Divino para obtener el advenimiento de su reino sobre la tierra, tienen un gran imperio sobre Dios. Dios mismo no puede desentenderse ni puede no escucharla favorablemente, porque la criatura rogando en mi Fiat Divino, sentimos la fuerza de nuestro Querer, que con su imperio ruega, con su inmensidad se extiende dondequiera, y abrazando la fuerza universal, la oración se extiende por todas partes, de modo que nos sentimos cercados
.-No hay intenciones propias:
11-37 (3) Otra vez estaba pensando cómo sería mejor ofrecer nuestras acciones, oraciones, etc., si como reparaciones, como adoraciones, etc. Y mi siempre benigno Jesús me ha dicho:
(4) “Hija mía, quien está en mi Voluntad y hace sus cosas porque las quiero Yo, no es necesario que disponga ella sus intenciones; estando en mi Voluntad,
conforme obra, reza, sufre, así Yo mismo las dispongo como más me place, ¿me place la reparación? Las tomo por reparación; ¿me place por amor? Lo tomo como amor. Siendo Yo el dueño hago con ellas lo que quiero;
no así con quien no está en mi Voluntad, disponen ellos y Yo quedo a voluntad de ellos”.
Vs 15-28.. …..así, faltándote el anillo de unión no podrías vivir en mi Querer, perderías el dominio, tus actos pasarían a simples intenciones, y cuando dices: ‘Mi Jesús, en tu Querer te amo, te bendigo, te agradezco por todos, me duelo por cada una de las ofensas, etc.’, no volarían sobre cada uno de los actos humanos para hacerse acto de cada acto humano, amor por cada amor que me deberían dar las criaturas, no seguirías todos mis actos que están en mi Querer, quedarías atrás, a lo más serían pías intenciones que pueden hacer algún bien, pero no actos por todos que puedan dar vida y que contengan la potencia de nuestra Voluntad creadora, sin embargo cuántas veces no me dices: ‘Ya que me has llamado en tu Querer no me dejes atrás, ¡oh! Jesús, haz que junto Contigo siga los actos de la Creación para corresponderte por el amor que pusiste en todas las cosas creadas, aquéllas de la Redención y aquéllas de la Santificación, a fin de que dondequiera que estén tus actos, tu amor, esté la correspondencia del mío.’ ¿Y ahora quieres que te deje atrás?”
(4) Yo he quedado confundida y no he sabido qué responder. El buen Jesús dispone de lo que a Él le agrada, y todo sea para gloria suya.
16-65 (2) Después, según mi costumbre he seguido a mi amado Jesús en su Pasión, compadeciéndolo, reparándolo y haciendo mías sus penas, y Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:
(3) “¡Hija mía, cuánto bien procura al alma el recordarse de Mí y de todo lo que hice, sufrí y dije en mi Vida! Ella, con compadecerme y haciendo suyas mis intenciones y recordando una a una mis penas, mis obras, mis palabras, las llama en sí y las dispone en bello orden en su alma, de manera que viene a tomar los frutos de todo lo que Yo hice, dije y sufrí, y esto produce en el alma una especie de humedad divina, donde el sol de mi gracia se deleita en surgir y en formar, en virtud de esa humedad, el rocío celestial, y este rocío no sólo embellece al alma de modo maravilloso, sino que tiene virtud de mitigar los rayos del sol ardiente de la Divina Justicia, cuando encontrando a las almas quemadas por el fuego de la culpa está por golpearlas, por quemarlas y secarlas de más; este rocío divino templando aquellos rayos, se sirve de ellos para formar el rocío benéfico para no hacer castigar a las criaturas y se constituye en humedad vital para no dejarlas secar. ¡Oh! cómo simboliza a la naturaleza, cuando después de un día de sol ardiente las plantas están por secarse, pero basta una noche húmeda para que
Vol. 1 3º.- En cuanto a las visitas y actos de reparación, tú debes saber que todo lo que hice en el curso de los treinta y tres años, desde que nací hasta que morí, lo continúo en el sacramento del altar, por eso quiero que me visites treinta y tres veces al día, honrando todos mis años y uniéndote Conmigo en el Sacramento, con mis mismas intenciones, esto es, de reparación, de adoración. Esto lo harás en todos los momentos del día: El primer pensamiento de la mañana de inmediato vuele ante el sagrario donde estoy por amor tuyo, y me visites, el último pensamiento de la tarde, mientras duermes por la noche, antes y después de comer, al principio de cada acción tuya, caminando, trabajando”.
2-44 Después ha agregado: “Hija mía, tú eres víctima como lo soy Yo, haz que todas tus obras resplandezcan con mis mismas intenciones, puras y santas, a fin de que encontrando en ti mi misma imagen pueda libremente, derramar el influjo de mis gracias y adornada así, podré ofrecerte como víctima perfumada ante la divina justicia”.
4-90 (3) Hija mía, no puede haber obstáculo mayor que impida la unión entre Yo y las criaturas, y que se oponga a mi Gracia, que la propia voluntad. Tú con ofrecerme tu corazón para mi satisfacción, te has vaciado de ti misma, y vaciándote de ti, Yo me verteré todo en ti, y de tu corazón me vendrá una alabanza que me traerá las mismas notas de las alabanzas de mi corazón, que continuamente da a mi Padre para satisfacer a la gloria que no le dan los hombres”.
(4) Mientras esto decía, veía que mediante mi ofrecimiento salían de todas las partes de mí misma muchos ríos que se derramaban sobre el bendito Jesús, y que después, con ímpetu y más abundantes los derramaba sobre toda la corte celestial, sobre el purgatorio y sobre todas las gentes. ¡Oh bondad de mi Jesús al aceptar un tan mísero ofrecimiento, que lo recompensa con tanta gracia! ¡Oh! prodigio de las santas y piadosas intenciones, si en todas nuestras obras, aun triviales, nos sirviéramos de ellas, ¿qué negocio no haríamos?
¿Cuántas propiedades eternas no adquiriríamos? ¿Cuánta gloria de más no daríamos al Señor?
7-62 (1) Mientras estaba rezando, y según mi costumbre que lo que hago lo hago como si lo estuviera haciendo con Nuestro Señor y con sus mismas intenciones, así estaba recitando el credo, y no poniendo atención decía que intentaba tener la fe de Jesucristo para reparar tantas incredulidades y para impetrar que todos tuviesen el don de la fe. Mientras estaba en esto se ha movido en mi interior y me ha dicho:
(2) “Te equivocas, Yo no tenía ni fe, ni esperanza, ni las podía tener porque Yo era el mismo Dios, Yo era sólo Amor”.
(3) Al oír amor, me agradaba tanto el poder llegar a ser sólo amor, que no poniendo atención he dicho otro disparate, esto es: “Señor mío, también yo quisiera ser como Tú, toda amor y nada más”. Y Él ha agregado:
(4) “Esta es mi idea, por eso te voy hablando frecuentemente de la perfecta resignación, porque viviendo de mi Querer el alma adquiere el amor más heroico, y llega a amarme con mi mismo amor y se vuelve toda amor, y volviéndose toda amor, está continuamente en contacto Conmigo, así que está conmigo, en Mí, y por Mí hace todo lo que quiero, no se mueve, ni desea otra cosa que mi Querer, en el cual está encerrado todo el amor del Eterno, y donde queda ella encerrada; y viviendo de este modo el alma llega casi a perder la fe y la esperanza, porque llegando a vivir del Querer Divino, el alma no se siente más en contacto de la fe y de la esperanza, pues si vive de su Querer, ¿qué cosa debe creer si lo ha encontrado y hace de Él su alimento? ¿Y qué cosa debe esperar si ya lo posee, viviendo no fuera de Dios sino en Dios? Por eso la verdadera y perfecta resignación es el sello de la segura predestinación, y la certeza de la posesión de Dios que el alma adquiere. ¿Has entendido? Piénsalo bien”.
8-18 (1) Continuando mi habitual estado, estaba uniéndome con Nuestro Señor, haciendo uno solo su pensamiento, su latido, su respiro y todos sus movimientos con los míos, y ponía la intención de ir a todas las criaturas para dar a todas todo esto, y como estaba unida a Jesús en el huerto de los olivos, daba también a todos y a cada uno, y aun a las almas purgantes, todas sus gotas de sangre, sus oraciones, sus penas y todo el bien que Él hizo, a fin de que todos los respiros, los movimientos, los latidos de las criaturas quedasen reparados, purificados, divinizados, y la fuente de todo bien, la cual son sus penas, fueran remedio para todos. Mientras esto hacía, el bendito Jesús en mi interior me ha dicho:
(2) “Hija mía, con estas intenciones tuyas me hieres continuamente, y como las haces frecuentemente, una flecha no espera a la otra y siempre quedo herido de nuevo”.
(3) Y yo he dicho: “¿Cómo puede ser posible que quedes herido y te escondes y me haces penar tanto en esperar tu venida? ¿Éstas son las heridas, esto es lo mucho que me quieres?”
(4) Y Él: “Más bien no he dicho nada de todo lo que debería decirte, y el alma misma no puede comprender, mientras es viadora, todo el bien y el amor que corre entre las criaturas y el Creador, porque su obrar, el hablar, el sufrir, está todo en mi Vida, porque sólo haciéndolo así puede disponer para bien de todos. Sólo te digo que cada pensamiento tuyo, latido y movimiento, cada miembro tuyo, cualquier hueso tuyo sufriente, son tantas luces que salen de ti, que tocándome a Mí las difundo para bien de todos, y Yo te mando triplicadas tantas otras luces de gracia, y en el Cielo te las daré de gloria. Basta decirte que es tanta la unión, la estrechez que hay, que el Creador es el órgano y la criatura el sonido; el Creador es el sol, la criatura los rayos; el Creador la flor, la criatura el olor; ¿puede estar acaso el uno sin el otro? Ciertamente que no. ¿Crees tú que no tengo cuenta de todo tu trabajo interno y de tus penas? ¿Cómo puedo olvidarlas si salen de Mí mismo, y son una sola cosa Conmigo? Agrego aún que cada vez que se hace memoria de mi Pasión, siendo ésta un tesoro expuesto para bien de todos, es como si el alma pusiera este tesoro en el banco para multiplicarlo y distribuirlo para bien de todos”.
9-15 Octubre 4, 1909
El pensamiento de sí mismo se debe interrumpir para hacer lo que hace Jesús….Entonces me he puesto a seguirlo, pero poco después, llegando a otro punto del camino del calvario, en el cual más que nunca me internaba en las diversas intenciones de Jesús….
11-139 (2) “Hija mía, no acrecientes mis penas con afligirte, son ya demasiadas, Yo no espero esto de ti, es más, quiero que hagas tuyas mis penas, mis oraciones y todo Yo mismo, de modo que pueda encontrar en ti otro Yo mismo, en estos tiempos quiero grandes satisfacciones y sólo quien hace suyo a Mí mismo me las puede dar. Y lo que en Mí encontró el Padre, es decir, gloria, complacencia, amor, satisfacción, completas y perfectas, para bien de todos, Yo lo quiero encontrar en estas almas, como otros tantos Jesús que lo hagan a la par de Mí, y estas intenciones las debes repetir en cada hora de la Pasión que hagas, en cada acción, en todo, y si no encuentro mis satisfacciones, ¡ah, para el mundo será el fin! Los flagelos lloverán a torrentes. ¡Ah hija mía! ¡Ah hija mía!”
12-49 Continuando mi habitual estado, estaba diciendo a mi amado Jesús: “No desdeñes mis oraciones, son tus mismas palabras que repito, las mismas intenciones, quiero las almas como las quieres Tú, y con tu mismo Querer”. Y el bendito Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, cuando te oigo repetir mis palabras, mis oraciones, querer como quiero Yo, como por tantos imanes me siento atraer hacia ti, y conforme te oigo repetir mis palabras, tantas alegrías distintas siente mi corazón, y puedo decir que es una fiesta para Mí, y mientras gozo, me siento debilitado por el amor de tu alma y no tengo la fuerza de castigar a las criaturas; siento en ti las mismas cadenas que Yo ponía al Padre para reconciliar al género humano. ¡Ah! sí, repite lo que hice Yo, repítelo siempre si quieres que tu Jesús en tantas amarguras encuentre una alegría por parte de las criaturas”.
(3) Después ha agregado: “Si quieres estar al seguro repara siempre y repara junto conmigo, fúndete tanto Conmigo de formar un solo eco entre tú y Yo de reparaciones; donde hay reparaciones el alma está como bajo techo, donde está defendida del frío, del granizo y de todo; en cambio donde no hay reparación, es como quien se encuentra en medio de la calle, expuesta a los rayos, al granizo y a todos los males. Los tiempos son tristísimos, y si el cerco de las reparaciones no se ensancha, hay peligro de que los que están al descubierto queden fulminados por los rayos de la Divina Justicia”.
33-33 Febrero 24, 1935
La razón es el ojo del alma, es luz que la hace conocer lo bello de sus obras buenas. Cuáles son los derechos de la Divina Voluntad, cómo en Ella no hay intenciones sino actos. (pues Dios es Acto Único, no acto en potencia…y nuestros actos, serán como en Dios)
…….. Ahora si la criatura hace los actos buenos en mi Voluntad Divina en virtud de la razón que tiene, le damos el mérito de actos divinos; el mérito le viene dado según lo que conoce y según la voluntad humana quiere obrar: Si quiere obrar en la nuestra, ella se eleva tanto que no queda en lo bajo de las acciones humanas, aun buenas, sino que viene en nuestro Querer Divino, y como esponja se sumerge dentro e impregna sus actos de luz, de santidad, de amor, de modo que su acto desaparece en el nuestro y reaparece nuestro acto divino, por eso con justicia debe correr el merito divino, y como en nuestra Voluntad Divina pierde el prestigio humano, se cree que la criatura no haga nada, pero no es verdad, si Ella obra es en virtud del hilo del querer humano que ha recibido en sus manos, que forma el triunfo y sus conquistas sobre el acto de la criatura, y la razón humana que voluntariamente viene a ceder sus derechos recibidos, como homenaje y sujeción a Aquél que la ha recibido, y esto es más que hacer, porque Dios ha recibido la correspondencia de los dones más bellos que dio a la criatura, esto es la razón y la voluntad, con esto nos da todo lo que puede darnos, nos reconoce, se despoja de sí misma, nos ama con amor puro, y es tanto nuestro amor que la vestimos de Nosotros mismos, le damos nuestras obras, de modo que Nosotros y ella podemos decir: ‘Hagamos juntos’. Nos pondremos en las condiciones en que la criatura no podrá hacer nada sin nuestra Voluntad, y es tanta nuestra bondad, que aun cuando la criatura hace el bien humanamente, como en el bien corre siempre la razón, le damos el mérito humano, porque es nuestra costumbre el no dejar sin premio ningún acto bueno de la criatura. Se puede decir que somos todo ojo sobre ella para ver en qué debemos recompensarla”.
(3) Después de esto ha hecho silencio, y yo continuaba pensando en cómo esta Divina Voluntad es toda ojo sobre nosotros, nos ama tanto y no nos deja un instante, y mi dulce Jesús ha vuelto a decir:
(4) “Hija mía, mi Divina Voluntad es todo para la criatura, sin Ella no podría vivir ni siquiera un minuto, todos sus actos, movimientos y pasos, se pueden llamar desembocaduras, partos que le hace mi Querer, y la criatura los recibe, los siente en sí misma y no conoce ni quién los desemboca, ni quién da vida a su vida, y por eso para muchos es como si mi Voluntad no estuviera para ellos, y no le dan los debidos derechos que conviene darle. Por eso es necesario que se conozca cuáles son estos derechos de mi Querer Divino, para hacer que conociéndolos puedan corresponderle y conocer quién es Aquélla que es Vida de su vida, y que ellos no son otra cosa que la vestidura, las estatuas animadas de Ella. Ahora, los derechos son innumerables: Derecho de creación, derecho de conservación, de animación continua, todo lo que ha creado y que sirve al bienestar del hombre, constituye un derecho suyo sobre de él, por eso el sol, el aire, el viento, el agua, la tierra, y todo, han sido creados y dados al hombre por mi Voluntad, así que por cuantas cosas le ha dado, tantos derechos de más tiene sobre el hombre; mi Redención, el perdón después de la culpa, mi Gracia, el buen obrar, son derechos mayores que Ella adquiere sobre él. Se puede decir que está como unida en mi Voluntad, sin embargo no es conocida. ¡Qué dolor el no ser reconocida!
Ahora, para tener el triunfo, la Vida de mi Voluntad en la criatura, es necesario que se conozca qué cosa ha hecho, qué hace por amor de ellas, y cuáles son sus justos derechos, y cuando haya conocido esto, se pondrá en orden con mi Querer, sentirá quién es quien le da la vida, quién se mueve en su movimiento, quién late en su corazón, y mientras recibirá de Ella la Vida que forma su vida, dará a Ella como homenaje, amor y gloria, aquella misma Vida que forma en ella, y mi Voluntad recibirá sus derechos y regresará a su seno de luz todo lo que es suyo, que con tanto amor le había dado, en suma se sentirá renacida de nuevo en sus brazos a aquélla que con tanto amor había creado. ¡Oh! si todos conocieran los derechos de mi Voluntad, su amor ardiente y constante, que es tanto, que mientras le da la vida la pone fuera a la luz del día, más que madre es tanto su celo de amor, que no la deja ni un instante, la inviste dentro y fuera, por encima y por abajo, a derecha e izquierda, y aunque la criatura no la conociera, ni la amara, Ella con heroísmo divino continúa amándola y haciéndose vida y portadora y dadora de los actos de la criatura. ¡Oh! Voluntad mía, sólo Tú sabes amar con amor heroico, fuerte, increíble e infinito a aquélla que creaste, y que ni siquiera te reconoce. ¡Ingratitud humana, cómo eres grande!”
(5) Entonces sentía que tocaba con la mano el gran amor del Fiat Divino, y pensaba entre mí: “¿Cómo se puede vivir en Él, tal vez poniendo siempre la intención de vivir en Él?” Y mi siempre amable Jesús ha agregado:
(6) “Mi buena hija, el vivir en mi Voluntad no son intenciones, las intenciones sirven cuando no se pueden hacer los actos, porque falta quien tiene virtud de dar vida a todo lo que de bien quiere hacer la criatura, y esto está fuera del vivir en mi Querer, y Yo doy el mérito a ellas no como actos, sino como santas intenciones. En cambio en mi Voluntad está la virtud vivificadora, actora y obradora, de modo que todo lo que la criatura quierehacer, encuentra quién forme la vida a sus actos, siente la fuerza vivificadora que vivifica su acto y lo convierte en obra. Por eso en mi Voluntad todas las cosas cambian, todas las cosas poseen la vida, el amor, la plegaria, la adoración, el bien que se quiere hacer, todas las virtudes están llenas de vida, por lo tanto no sujetas a terminar, a cambiarse, porque quien les suministra la vida las tiene consigo para que hagan vida juntos, y Yo les doy el mérito de obras animadas por mi Voluntad.
Qué diferencia entre las intenciones y las obras, la intención simboliza a los pobres, a los enfermos, que no pudiendo quisieran al menos con la buena voluntad ejercitar la caridad, propagar el bien, hacer quién sabe cuántas bellas cosas, pero la pobreza, la enfermedad, se los impiden y los hacen casi prisioneros, sin poder hacer el bien que quieren hacer. En cambio el obrar en mi Divina Voluntad simboliza al rico, que teniendo la riqueza a su disposición, la intención no tiene valor, porque si quiere puede hacer la caridad, puede ir donde quiere, puede hacer el bien a todos, ayudar a todos. Son tales y tantas las riquezas de mi Querer, que la criatura se pierde en Ella, y a manos llenas puede tomar lo que quiere para ayudar a todos, y sin hacer ni estrépito, ni ruido, casi como luz silenciosa lleva la ayuda y se retira”.
35-44 (7) (todo el capitulo…fantástico) “Hija mía bendita, el vivir en mi Voluntad encerrará tales sorpresas y múltiples novedades divinas, de dejar admirados a los mismos ángeles y santos, mucho más que en mi Voluntad no hay palabras, sino hechos, las mismas palabras, los deseos, las intenciones, las convierte en hechos y obras cumplidas. Fuera de mi Voluntad, lo que la criatura quiere se reduce a palabras, deseos e intenciones, pero dentro de Ella, estando en Ella la virtud creante, lo que quiere la criatura adquiere hechos cumplidos, obras llenas de Vida. Mucho más que estando en nuestro Querer, está al día de lo que Nosotros hacemos, siente lo que Nosotros queremos, por eso nos sigue en las obras, quiere lo que queremos, no puede hacer menos, ni ponerse a un lado, para ella nuestro Fiat se vuelve la más grande de sus necesidades, de la cual no puede apartarse, para ella es más que respiro que debe dar y recibir, más que movimiento que siente la extrema necesidad de moverse. En suma, mi Voluntad es todo para ella, vivir sin mi Voluntad le resulta imposible, por eso sé atenta, y tu vuelo sea siempre en nuestro Fiat”.
Vs. 36-39 En cambio, donde no está nuestro Querer estamos obligados a no poder hacer nada, pues no hay materia nuestra que sea adaptable para Nosotros, y si algún bien hay, es bien aparente, corrompido por la propia estima y gloria, por torcidas intenciones, y Nosotros rehuimos el obrar en ella porque pondríamos en peligro nuestras obras más bellas; Nosotros primero nos aseguramos y después obramos. Tú debes saber que por cuantos más actos hace en nuestro Querer, tanto más entra en Dios y más ensanchamos el campito en nuestro seno divino…..
THE PRAYER OF PETITION
Mercy and Justice determine two religious attitudes, two types of prayer Mercy and Justice, these two divine attributes, are always and only Love
of God and respectively represent the Stma. Humanity of Our. Lord and his Divinity, for which they are inseparable, as are the two Natures of the
Incarnate Word . They form like a binomial, like the two faces of the same medal (the Divine Will), and they are the ones that regulate the relationships between God and man:
Divine Mercy defends man, Divine Justice defends God.
The Lord said at the Last Supper: “When the Comforter comes, He will admonish theworld because of sin, Justice and Judgment… ”(Jn 16: 8). Sin is the disorder that breaks the harmony between the Divine Will and the human will; it is an injustice and an aggression, which collides with Divine Justice, and that clash gives rise to Judgment. But Judgment is avoided only by resorting to Divine Mercy.
However, «all justice must be satisfied», as the Lord said to Saint John the Baptist, to allow the passage to mercy. Divine Mercy passes towards the
creature on the repaired bridge of Divine Justice, a bridge destroyed by sin.
The Work of REDEMPTION is the manifestation and glorification of Divine Mercy.
The Work of SANCTIFICATION is the manifestation and glorification of Divine Justice, which «justifies» (that is, makes righteous) man with the Justice or Holiness of God. It is the goal: «Seek first of all the Kingdom of God and his Justice, and everything else will be given to you
in addition.»
The Lord God said to Moses: “I will grant grace to whoever wants to grant grace and I will have mercy on whoever I want to have mercy” (Exodus 33,19). Being Just is for God a «duty» (it could not be unfair), while being Merciful is a «right» of his, which He holds in the highest regard.
The two divine attributes, His Mercy and His Justice, which respectively characterize the work of REDEMPTION and the KINGDOM OF THE DIVINE WILL, thus characterize same the different spiritual attitudes of man in his relationships with God:
The servant – and also the minor son, who still has a servant mentality, who is even «like a slave, even though he owns everything» (Gal 4,1 ) – has to knock at the door of Divine Mercy to obtain; hence the exhortations of Our. Lord that we ask (“Seek and you will find, ask and you will receive, knock and it will be opened to you”, “Everything you ask the Father in my name, he will give it to you”, etc.). Mentality that is evidenced in the
“intentions” for which they are asked, in the requests that are made, etc., since “lex orandi, lex credendi” (that is, the way of praying tells what faith is). It is the «prodigal son» who is on his way, returning to the House of the Father.
On the contrary, the son who already lives in the paternal House, in the Father’s Will, does not need to knock on the door because he is already inside, he does not feel the need to ask for anything because he knows that everything is his. «He is only interested in one thing, the Divine Will and
Love», says Jesus to his little daughter, Luisa Piccarreta. He has nothing of his own, but everything in common with the Father, so he seeks only «the Kingdom of God – for all – and his Justice» or Holiness. He is no longer interested in anything for him (he lives in a perfect abandonment
full of confidence), but he is interested in what God cares so much about, his Kingdom and
his Glory, and what really interests others and can unite more to God.
3
That is, whoever is still outside the House must knock on the door, while
whoever is inside does not need to knock.
That is why, says the Lord, in the earthly Paradise, in his relationships with God,
innocent Adam gave him adoration, praise, thanks and love, but he did not know what
supplication or petition prayer is. It was born after sin, after the break
in union with God, when man felt in need of everything, when above
all he felt a need for Mercy from God:
“… Oh, if creatures could understand the great evil of the human will and
the great good of Mine, they would hate theirs so much that they would give their lives to do Mine!
The human will makes man a slave, makes him need everything; He
continually feels that he lacks strength, light; His existence is always in danger, and what he
obtains is by dint of supplication and with great difficulty. So the real beggar is
the man who lives of his own free will.
On the contrary, those who live off Mine have no need for anything, they have everything at their
disposal. My Will gives him the control of himself and therefore he is the owner of the force,
of the light; but not of a human force and light, but of the Divine. His existence is
always safe, and being the owner, he can take what he wants, he does not need to ask to
have. This is so true that before Adam separated from my Will, prayer 1
did not exist; necessity gives birth to prayer. If he needed nothing, he had nothing
to ask or beg. So he loved, he praised, he adored his Creator; prayer
did not take place in earthly Paradise. Prayer came and had life after sin,
as an extreme need of the human heart. Whoever asks, means that he
needs something, and as he hopes, he asks to obtain. On the contrary,
whoever lives in my Will lives in the opulence of the goods of their Creator, lives as the owner, and if they feel
need or desire, seeing themselves in so many goods, it is to want to give others their happiness
and goods of his great fortune: true image of his Creator, who has given him so much,
without any kind of limits; I would like to imitate him by giving to others what he possesses. »
(Volume 20, 11/16/1926)
In Luisa’s Writings we find many teachings on prayer, whether
as adoration, as blessing, as thanksgiving, as reparation or as an
act of love, whether as intercession and petition. For example:
Jesus asks the Father, so that Luisa perfectly fulfills the Divine Will, like Him
: “Jesus has made me hear that he was asking the Father for me, saying:« Holy Father,
I beg you for this soul, make it fulfill in everything perfectly our Stma.
Will. O adorable Father, make your actions so conformed to
mine that they cannot be distinguished from one another in order to fulfill it.
what I have established ».» (Vol. 2, 18-8-1899).
“… My lovable Jesus has moved within me and made me hear that he was asking for me,
and I only understood that he was imploring for me the power, strength and
providence of the Father, adding:« Don’t you see, oh Father, how greater
need for help, because after so many graces does she want to become a sinner by
leaving our Will? » Who can say how it felt my
heart broke when I heard these words of Jesus? » (Vol. 5, 7-4-1903).
– «Continuing my usual state, I felt that inside me blessed Jesus was
praying saying:« Holy Father, glorify your name, confuse and hide yourself from the
proud and manifest yourself from the humble, because only the humble recognizes you as
its Creator and recognizes itself as your creature. » (Vol. 4, 3-9-1903).
1
– Prayer understood as a prayer of petition or supplication.
4
To ask for the sick is to act as a doctor to Our Lord. (Vol. 2, 03.10.1899).
And if it is asked for others, the reason must be because it belongs to God:
“Being in my usual state, I was asking for certain needs
of my neighbor and blessed Jesus, moving within me, has told me:« Why
Why do you ask for these people? » And I: «Lord, and for what reason have you
loved us ?» And He: «I love you because you are something of my own, and when something is my own, it
feels a duty and a need to love it». And I: «Lord, I’m asking for
These people because they are yours, otherwise I would not have been interested. And He, putting his hand on my forehead, almost squeezing it, added: «Ah, that’s right, because they
are something mine? This is how love of neighbor goes well ». (Vol. 6, 8.11.1903).
Jesus explains why many times men ask and do not obtain, because
only what comes out of God enters into God:
“Everything that comes out of Me enters Me. That is why men complain that they do not
obtain what they ask for so easily, because they are not things that come from Me and,
not being so, they cannot so easily enter Me and then come out to give themselves to
them, because from Me they come out and all that is holy, pure and heavenly enters into Me. Now,
what is so strange if they are refused to listen, if what they ask for is not like that? By
So remember well that everything that comes out of God enters God ”.
Who can say what he understood from these two words? I have no
words to explain myself . Ah, Lord, give me the grace to be able to ask for everything
that is holy and that is your desire and will, so that you can communicate with me
more abundantly. » (Vol. 3, 09.08.1900).
Luisa herself asks incessantly for her dying mother,
continually offering the Lord’s Passion for her , forcing him to bring her about, avoiding Purgatory.
(Vol. 7, 04-13-1907).
Jesus’ prayer is universal and by making himself heard in Luisa’s heart, he teaches her to
do what He does:
“… Can’t you hear the echo of my prayer within you, which embraces everything without anyone
se me escape? Porque todas las cosas y todas las generaciones son para Mí como
un solo punto; y por todos pido, amo, adoro, reparo, y tú, haciendo eco a mi
oración, sientes como si tomaras en la mano todo y a todos y repites lo que hago
Yo.” (Vol. 17°, 26.04.1925)
“Hija mía, ¡cómo me toca el corazón la oración de quien sólo busca mi Querer!
Siento el eco de mi oración, que hacía Yo estando en la tierra. Todas mis peticiones se reducían a un solo punto, que la Voluntad de mi Padre, tanto respecto a
Mí como respecto a todas las criaturas, se cumpliera.” (Vol. 17°, 22.02.1925)
“Estaba yo pensando en lo que he dicho antes, que la Voluntad de Dios es un
don, y por eso, como don que es, se posee como cosa propia. Mientras que el que
hace la Voluntad de Dios tiene que estar a sus órdenes, tiene que preguntar muy
a menudo lo que tiene que hacer y pedir que se la preste como un don, no para
ser dueño, sino para hacer eso que Dios quiere que haga, y al acabar de hacerlo
ha de restituir el don que ha recibido prestado.
En mi mente se formaban tantas imágenes y comparaciones entre quien vive
en el Querer Divino y lo posee como don, y quien cumple la Stma. Voluntad de
Dios, pero no posee plenamente el don, y si lo posee es sólo e ratos y prestado.
Digo alguna de esas comparaciones. Suponía tener yo una moneda de oro que
tuviera el poder de producir todas las monedas que yo quisiera. Oh, cuánto
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podría hacerme rica con ese don. Mientras que otra recibe prestado ese don por
una hora o para efectuar algo que ha de hacer, teniendo que devolverlo enseguida. ¡Qué diferencia entre mi riqueza debida al don que poseo y la de quien lo
recibe prestado!
O bien, si hubiese recibido como regalo una luz que nunca se apaga, de día y
de noche estoy segura, tengo siempre el bien de poder ver. Esta luz, que nadie
puede quitarme, se me vuele como algo mío natural y me da el bien de conocer
el bien para hacerlo y el mal para evitarlo, así que con esa luz que se ma regalado
yo me río de todos: del mundo, del enemigo, de mis pasiones y hasta de mí
misma. Por tanto esta luz es para mí fuente perenne de felicidad; no tiene armas
y me defiende, no tiene voz y me enseña, no tiene manos ni pies y dirige mi
camina y se hace guía segura para llevarme al Cielo. Por el contrario, otro,
cuando siente necesidad, tiene que ir a pedir esa luz, non la tiene a disposición
suya. Acostumbrado a no ver siempre con la luz, no tiene el conocimiento del
bien y del mal, y no tiene suficiente fuerza para hacer el bien y evitar el mal; por
lo cual, no teniendo la luz encendida continuamente, ¿en cuántos engaños,
peligros y estrecheces no se halla? ¡Qué diferencia, entre uno que posee como
cosa propria esa luz y quien tiene que ir a pedirla cuando la necesita!” (Vol. 18°,
25.12.1925)
“Hija mía, la Reina del Cielo en la Redención no hizo ningún milagro, porque
las condiciones en que estaba no le permitían dar la vida a los muertos, la salud a
los enfermos, ya que desde el momento que su voluntad era la del mismo Dios, lo
que quería y hacía su Dios, era lo que quería y hacía ella; no tenía otra voluntad
para pedir a Dios milagros y sanaciones, porque nunca dio vida a su voluntad
humana y para pedir milagros a esta Voluntad Divina habría tenido que servirse
de la suya, cosa que no quiso hacer, pues habría sido descender a nivel humano,
mientras que la Reina Soberana nunca quiso dar ni un paso fuera del orden
divino, y quien está en él debe querer y hacer lo que hace su Creador, a mayor
motivo que con la vida y la luz de esta Divina Voluntad veía que lo mejor, lo más
perfecto, lo más santo incluso para las criaturas, era lo que quería y hacía su
Creador. Por tanto, ¿cómo podía descender de la altura del orden divino? Por eso
sólo hizo el gran milagro que contenía en sí todos los milagros, la Redención,
querida por la misma Voluntad que la animaba, que trajo el bien universal y a
todo aquel que lo quiere. La gran Madre Celestial, mientras en vida no hizo ningún
milagro sensible, ni de curaciones, ni de resucitar a los muertos, hacía y hace
milagros a cada momento, a todas horas y todos los días, porque, apenas las
almas se disponen, se arrepienten, dando Ella misma las disposiciones al
arrepentimiento, biloca a su Jesús, el fruto de sus entrañas, y lo da por entero a
cada uno como confirmación del gran milagro que Dio quiso que hiciera esta
Celestial Criatura. Los milagros que Dios mismo quiere que hagamos sin mezcla
de voluntad humana, son milagros perennes, ya que proceden de la fuente divina
que nunca se agota y basta quererlos para recibirlos.
Ahora tu situación se da la mano con la incomparable Reina del Cielo: teniendo
tú que formar el reino del «FIAT» Supremo no debes querer sino lo que quiere y
hace mi Divina Voluntad, tu voluntad no tiene que tener vida, aunque te parezca
que haces un bien a las criaturas, y como mi Madre no quiso hacer más milagros
que el de dar su Jesús a las criaturas, así tú, el milagro que mi Voluntad Divina
quiere que hagas es el de dar mi Voluntad a las criaturas, que la hagas conocer
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para hacerla reinar. Con ese milagro harás más que todo, pondrás al seguro la
salvación, la santidad, la nobleza de las criaturas y desterrarás incluso los males
corporales de ellas, cuya causa es porque non reina mi Voluntad Divina; no sólo
eso, sino que pondrás a salvo una Voluntad Divina en medio de las criaturas y le
devolverás toda la gloria y el honor que la ingratitud humana le ha negado. Por
eso no he permitido que le hicieras el milagro de curarlo 2
, sino que le has hecho el
gran milagro de hacerle conocer mi Voluntad, y se ha ido de este mundo
poseyendola y ahora goza en el océano de la luz de la Divina Voluntad, lo cual
es más que todo.” (Vol. 22°, 01.06.1927)
“La Reina del Cielo con su poder pide continuamente que venga el Reino de la
Divina Voluntad sobre la tierra, ¿y cuándo le hemos negado nada? Sus peticiones
son vientos impetuosos para Nosotros, a los que no podemos resistir, y la misma
fuerza de nuestra Voluntad que Ella posee es para Nosotros un imperativo, una
órden. Ella tiene todo el derecho a pedirlo, porque lo poseía en la tierra y lo posee
en el Cielo; por eso, como posesora puede dar lo que es suyo, tanto que ese
Reino será llamado el Reino de la Emperadora Celestial.” (Vol. 33°, 14.07.1935)
Por consiguiente, Jesús ha pedido por sus discípulos (Jn 17), como así mismo
nuestra Madre Celestial ha rogado y “ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte”. Oración de intercesión. Y para pedir para nosotros a la Justicia del
Padre que nos conceda “el Reigno de Dios y su Justicia”, Ellos, que “tenían el derecho
a pedirlo”, o sea, a obtenerlo con justicia para nosotros porque les pertenece a Ellos,
por lo tanto el derecho a darlo porque es de su propiedad.
Así, quien vive en la Divina Voluntad siente claramente no tener necesidad de nada,
sino sólo la necesidad de amor de dar. No necesita pedir, sino que hace como hizo la
Madre Celestial en las Bodas de Caná: le hizo presente a su Hijo el problema de los
demás (lo compartó con El de la forma más sencilla), sin decirle lo que tenía que hacer,
y a los demás, a los siervos, les dijo que “hicieran lo que su Hijo les dijera”, condición
indispensable para obtener de Jesús –como la Stma. Virgen le dice a Luisa– “lo
necesario y lo superfluo”.
¡Cuántas cosas quisiera darnos Dios, nuestro Padre Celestial! Y es Voluntad Suya que
en cuanto hijos unidos al Hijo (“en su Nombre”) se las pidamos, desde luego, pero de la
forma como se las pidió Jesús: habiendo identificado nuestra voluntad con la Suya y
dejando que Dios decida totalmente la forma de resolver nuestro problema, de atender a
nuestra petición (“Padre, si es posible…, pero no se haga mi voluntad, sino la Tuya”)
¡Cuántas cosas quisiera darnos Dios, nuestro Padre Divino, pero cuántas de esas
cosas –conforme a sua Voluntad– debemos pedirla conscientes y con verdadero deseo,
que, con una actitud de humildad (lo contrario es la arrogancia en el pedir, el pretender),
se traduce en confianza (“fe”) y perseverancia. Es decir, que cuántas veces y para
tantas cosas nuestra petición debe alcanzar un cierto grado de intensidad, de la forma
indicada, para que “haga contacto” con Suo deseo de darnos.
Basta ya de considerar la oración de petición como una especie de “tirar de la
cuerda” con Dios, de “hacer un pulso” o de luchar con El. No pogamos a Dios en un
platillo de la balanza y nuestra oración en el otro platillo para ver si logramos superar su
“resistencia”. Nuestra oración no puede servir para “convencerlo” de nada, sino para
“convencernos a nosotros” de Su bondad, sabiduría y gracia.
2
– Al Padre Di Francia (San Anibal), que le había pedido que pidiera por él y que alcanzara de Jesús la gracia
de sanarlo de su enfermedad.
7
No es que Dios sea avaro de sus dones, en absoluto, ni duro de corazón como tantas
veces es juzgado por el hombre, sino que El dispone conceder sus gracias y satisfacer
nuestras peticiones en función del crecimiento de nuestra confianza en El, del
crecimiento de nuestra unión con su Voluntad. Por tanto, el conceder muchas cosas
depende –pues así El lo ha establecido– no sólo de El, sino también de nosotros, del
grado de nuestra confianza y de nuestra unión con su Voluntad, hasta identificar la
nuestra con la Suya en un mismo querer.
Por eso la Stma. Virgen dijo una vez, en Medjugorje: “De vosotros depende obtener
las gracias de Dios: hay quien las obtiene tal vez después de un año, quien las
alcanza en un mes, quien las consigue en un día y quien las obtiene en un minuto”.
Pero todo lo dicho se resume en ésto que ha dicho Ntro. Señor, algo fundamental:
“Buscad ante todo el Reino de Dios y su Justicia (o santidad)
y todo lo demás se os dará por añadidura”
P. Pablo Martín
El silencio de los sentidos (Primera parte)
La virtud del silencio abarca los diversos niveles del ser humano.
La virtud del silencio abarca los diversos niveles del ser humano. Reflexionemos, primeramente, sobre el silencio exterior, el silencio de los sentidos.
¿Cómo vivir este silencio que es la puerta para todos los demás?
Hoy todo es brillo, propaganda que excita la imaginación y los sentidos. Actualmente se habla mucho y de todo. El desorden y el derroche externo reclaman y hablan a los sentidos, pero no se piensa, no se reflexiona, no se pesan las cosas, todo pasa.
Pablo VI había advertido que “El silencio es una condición admirable e indispensable del espíritu cuando nos encontramos envueltos en tantos clamores y gritos provenientes de esta ruidosa e hipersensibilizada vida moderna”. (Nazareth, 5 de enero de 1964).
El segundo capítulo del Génesis nos presenta un pasaje que nos puede hacer entender la necesidad del silencio: “Entonces el Señor Dios modeló al hombre de arcilla de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y el hombre se convirtió en un ser vivo”. El hombre está hecho de arcilla, es decir, tiene un cuerpo, y recibe un soplo, que es su espíritu. Así, nuestra arcilla está hecha para llenarla de vida, para llenarla de Dios.
Había una vez…
Nuestro cuerpo es nuestro hogar. En él podemos acoger a Dios o podemos invitar las diversas cosas del mundo.
Cuentan de un rey muy rico que, cosa extraña para un personaje de su categoría, tenía fama de ser indiferente ante las riquezas materiales y, a la vez, ser un hombre de profunda espiritualidad. Movido por la curiosidad un súbdito quiso averiguar el secreto del soberano para no dejarse deslumbrar por el oro, las joyas y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su tiempo.
– Majestad, ¿cuál es su secreto para cultivar su vida espiritual en medio de tanta riqueza?
– Te lo revelaré –respondió el rey–, pero antes tendrás que superar una prueba. Recorrerás mi palacio para que conozcas la magnitud de mi riqueza. Durante el recorrido, llevarás en tu mano una vela encendida. Si durante el trayecto se te apaga, te decapitaré.
El vasallo no tenía más remedio que aceptar la prueba después de su osadía. Recorrió todo el palacio y logró llegar nuevamente ante el rey con la llama encendida. Le preguntó el rey:
– ¿Que te han parecido mis riquezas?
– No vi nada –respondió el osado curioso–, he estado todo el tiempo preocupado de que la llama no se apagara.
– Ese es mi secreto –afirmó satisfecho el rey–. Estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las riquezas de fuera.
En efecto, muchas veces deseamos vivir como buenos cristianos y tener una más rica vida espiritual, pero sin decidirnos a apartar la mirada de las cosas, que nos rodean y deslumbran con su aparente belleza, y de las trivialidades y preocupaciones de la vida, que nos roban la paz y la serenidad interior. Si queremos esa paz y serenidad interior, necesitamos concentrarnos en la llama. Y cuanto más concentrados en la llama, menos nos preocuparemos o distraeremos de las cosas de fuera.
Callarse, abstenerse del ruido, no es el silencio; es únicamente un aspecto externo del silencio. El silencio es un hábito de interiorización, mediante el cual podemos recogernos en nosotros mismos. Se trata, como dueños de nuestro cuerpo, de invitar a nuestro hogar solamente aquellas realidades que nosotros queremos, que nosotros necesitamos.
Qué es el silencio exterior
Silencio exterior, silencio en relación al ambiente que nos rodea, es la capacidad de ser libres frente a las cosas que quieren seducirnos. Estar distraídos es estar separados de nosotros
mismos y dejarse llevar por lo que se ve y se oye. Cuando nos dejamos atraer por lo exterior, perdemos nuestra libertad y nuestra identidad de ser dueños de nuestro cuerpo.
Seremos libres si, poco a poco, nos destacamos de las criaturas. Es éste el primer paso para un silencio fecundo, repleto de vitalidad espiritual. Es preciso anteponer el silencio al ruido, a las noticias, a las preocupaciones del mundo. En este silencio nos distanciamos de la publicidad y nos aproximamos a nuestro fundamento. No tenemos que verlo todo. Lo superficial adquiere su perfil y fisonomía sólo si es capaz de manifestar esas profundidades.
Silencio de la vista
Los ojos son las ventanas del alma. El control de la vista es de una importancia y trascendencia extraordinarias. Cerrar los ojos ayuda en muchas ocasiones a cortar la atención de cosas que, a través de la vista, pueden influenciarnos, es decir, hacernos ruido. No tenemos que verlo todo, no lo necesitamos. Tampoco debemos ser unos ciegos. Dios nos dio la vista para ver.
Necesitamos ver el bien. Hay mucho bien en el mundo. Veámoslo con ojos abiertos y alabemos a Dios. Y evitemos ver el mal. Así el silencio de la vista nos será provechoso.
Silencio del oído
El sentido del oído debe estar regido por la virtud del silencio. La curiosidad nos incita a oír cosas, muchas veces sin ninguna trascendencia. No tenemos qué oírlo todo, no lo
necesitamos. Tampoco podemos ser sordos. Lo inconveniente, lo nocivo, lo destructivo no nos sirve. Debemos desecharlo, dejarlo. Sólo así podremos escuchar en la actividad apostólica todo lo bueno que hay en cada persona y comprender, a la vez, sus errores.
Silencio de la lengua
El apostolado exige el silencio de la lengua. Las almas sólo abren sus problemas a quienes saben callar para escuchar. Los hombres y mujeres de hoy necesitan confiar sus preocupaciones, sus dichas… y es preciso que el apóstol sea digno de confianza. Debe callar no
solamente como cristiano, sino también como persona. El mucho hablar cuadra tan mal al ciudadano sensato, como el hablar de modo jactancioso. Callar y usar la lengua siempre para el bien es el deber de toda persona.
Silencio exterior que propicia el silencio interior
Silenciar las cosas no significa que uno se aleje de ellas o que evada la realidad; al contrario, el silencio nos hace más sensibles a las cosas y personas. San Juan de la Cruz decía que uno debe mantenerse en paz, pero con advertencia amorosa. Y santa Teresa: “se cierran los ojos del cuerpo para que despierten los ojos del alma”.
Los cantineros ordinariamente son personas silenciosas porque saben tratar a los borrachos y de allí el dicho: “a palabras de borracho, oídos de cantinero”. Silenciar algo interiormente no equivale a rechazar lo que vemos o sentimos. Simplemente hay que dejar estar todas las cosas: oyendo todo, pero sin escuchar algo particular; ver todo, pero sin mirar algo en
especial. Los ruidos físicos y psicológicos exteriores a nosotros, no nos afectarían si nuestro interior no vibrara con ellos. Por eso el ruido más nocivo es el que ellos producen en nuestro interior, porque este es ruidoso. Muchos de los ruidos que no dejan dormir no están en la casa del vecino, sino en la propia, en nuestro propio ser. Tanto es así que hay quienes pueden dormir con ruidos hirientes, porque su ser no reacciona sensiblemente a los ruidos; un ejemplo es el sueño apacible y distendido de muchos niños que duermen en medio de grandes ruidos.
Seamos como niños, viviendo el silencio en medio de
los ruidos.
Por: P. Juan Carlos Ortega, L.C.
21 + 28 de julio 2020
15-31 Hija mía, sin embargo hay gran diferencia entre quien reza u obra porque mi Voluntad lo envuelve y por su naturaleza se encuentra en todas partes, y entre quien por su propia voluntad, teniendo en sí conocimiento de lo que hace,
-entra en el ambiente divino de mi Voluntad para obrar y rezar.-
Lecturas 21 de julio
LA ORACIÓN. 1
20-4,4 Hija mía, donde está mi Voluntad todo es santidad, todo es amor, todo es oración. Así que estando en ti su fuente, tus pensamientos, tus miradas, tus palabras, tu latido y aun tus movimientos, todos son amor y oraciones. No es la forma de las palabras lo que forma la oración, no, es mi Voluntad obrante, que dominando todo tu ser forma de tus pensamientos, palabras, miradas, latidos y movimientos, tantas fuentecitas que surgen de la Voluntad Suprema y elevándose hasta el Cielo, en su mudo lenguaje, quién reza, quién ama, quién adora, quién bendice, en suma, Ella le hace hacer lo que es santo, lo que pertenece al Ser Divino. Por eso el alma que posee como vida el Querer Supremo es el verdadero cielo, que aunque fuera mudo narra la gloria de Dios y se presenta como obra de sus manos creadoras.
34-13 (2) “Hija de mi Querer, ¿has visto como la inmensidad de mi Fiat es inalcanzable? Ninguna mente creada, por cuán santa sea puede abrazarla y ver dónde terminan sus confines, todos tienen su lugar en Ella, más bien, cada criatura tiene su pequeño campo en la inmensidad de mi Divina Voluntad, pero ¿quién trabaja este pequeño campo que le ha sido asignado? Quien vive en Ella, porque viviendo en Ella se hace la primera trabajadora, y Ella tomando en su regazo a la criatura la tiene ocupada, fundida en el trabajo que quiere que haga en el pequeño campito que le ha sido dado en mi Voluntad, y como posee su Fuerza creadora, lo que la criatura podría hacer en un siglo, junto con Ella lo hace en una hora, así que en una hora puede adquirir un siglo de amor, de obras, de sacrificios, de conocimientos divinos, de adoraciones profundas, y después del trabajo llama al alma al reposo para felicitarse y reposarse juntos, …..Ahora hija mía, tú debes saber que es mi Voluntad absoluta que la criatura haga mi Voluntad; cómo suspiro verla reinante y obrante en ella, cómo quiero oír decir: ‘La Voluntad de Dios es la mía, lo que quiere Dios quiero yo, lo que hace Dios hago yo’.
-A la Sra Mazari Bari:
Hija mía, con hacer la Divina Voluntad nosotros nos volvemos los verdaderos hijos de la gran Señora, y nos cambiamos en tabernáculos donde Jesús forma su morada, y entonces todo lo que hacemos es sagrado, todo es oración, aun las cosas más indiferentes. Las mismas cosas naturales, necesarias de la vida, con el hacer la Divina Voluntad se transforman en oración, en adoración, en amor hacia nuestro dulce Jesús, porque con hacer su Voluntad todo lo que hacemos es santo, todo es amor, y tal se vuelve nuestro ser.
-A la Sra. Antonieta Savorani:
Vivir en el Querer Divino no es tan difícil como usted y otros creen, ni el dulce Jesús quiere cosas imposibles, ni sabe enseñar cosas difíciles, más bien en lo que enseña es tanto su amor, que no sólo facilita sus enseñanzas, sino que para volver fácil lo que quiere y nos enseña, se pone a nuestra disposición, haciendo junto con nosotros lo que Él quiere y enseña. Todo está hija mía en una fuerte resolución, firme y constante de hacer entrega de nuestra voluntad en las manos de Jesús, para hacer que en todos nuestros actos entre la suya. Así que en todo nuestro ser, en los actos más naturales de la vida, en el alimento, en el sueño, en las penas, en la oración, y aun en los lícitos placeres, el Querer Divino debe tener su puesto regio, su campo de acción, y nuestra voluntad debe ser el terreno donde recibir estos actos divinos, y el escabel donde el Querer Divino debe apoyar estos sus actos; y estos actos unidos juntos forman su Vida. La vida no se forma con un solo acto, sino con muchos actos repetidos e incesantes.
-A Sor Remigia:
Así que este es mi augurio, que hagas crecer al infante divino, que lo vuelvas feliz y que, como juego, le des tu voluntad en sus manitas, a fin de que a las tantas lágrimas que vierte, te encuentre a ti que lo hagas sonreír.
Y además, otro trabajo quiere confiarte el querido pequeño, que a las muchachas que te circundan les hagas conocer que todas poseen a Jesús en sus corazones, y debes enseñarles el modo parta hacerlo crecer. Si haces esto, puedes estar tranquila, porque formarás tantos tabernáculos al pequeño Jesús. Yo no quiero, ni Jesús quiere, que pierdas la paz; busca en cada cosa la Voluntad Divina, y tu ser se volverá plegaria continua en cada cosa. No son las palabras que forman la oración, sino nuestra unión con la Divina Voluntad, y entonces todo es sagrado, santo, en nosotros, y además, la paz es el ojo de nuestros actos, por lo que os indicará cómo amar a Jesús y hacerlo amar.
NUESTRO MODELO:
El te amo divino bilocado en la criatura
Adán, Jesús, María.
33-3(1) Soy siempre la pequeña ignorante del Ser Supremo, y cuando el Querer Divino me sumerge en sus mares, veo que apenas las vocales, si acaso, conozco de su Majestad adorable, es tanta mi pequeñez que apenas algunas gotas sé tomar de tanto que posee el Creador. Entonces girando en las obras del Fiat Divino me he detenido en el Edén, donde se me ha hecho presente la creación del hombre y pensaba para mí: “Cuál pudo ser la primera palabra que Adán dijo cuando fue creado por Dios”. Y mi Sumo Bien Jesús, visitándome con su breve visita, todo bondad, como si Él mismo quisiera decírmelo me ha dicho:
(2) “Hija mía, también Yo siento el deseo de decirte cuál fue la primera palabra pronunciada por los labios de la primera criatura creada por Nosotros. Tú debes saber que apenas Adán sintió la vida, el movimiento, la razón, vio a su Dios ante él, comprendió que Él lo había formado, sentía en sí, en todo su ser todavía frescas las impresiones, el toque de sus manos creadoras, y agradecido, en un ímpetu de amor pronunció su primera palabra: ‘Te amo Dios mío, Padre mío, autor de mi vida’. Pero no fue sólo la palabra, sino que el respiro, el latido, las gotas de su sangre que corrían por sus venas, el movimiento, todo su ser unido, a coro dijeron: ‘Te amo, te amo, te amo’. Así que la primera lección que aprendió de su Creador, la primera palabra que aprendió a decir, el primer pensamiento que tuvo vida en su mente, el primer latido que formó en su corazón, fue: ‘Te amo, te amo’. Se sentía amado y amó. Podría decir que su te amo no terminaba jamás, fue tan prolongado que sólo fue interrumpido cuando tuvo la desgracia de caer en pecado. Por eso nuestra Divinidad se sintió herida al oír sobre los labios del hombre, te amo, te amo, era la misma palabra que Nosotros habíamos creado en el órgano de su voz que nos decía: ‘Te amo’. Era nuestro amor, creado por Nosotros en la criatura que nos decía te amo, ¿cómo no quedar herido, cómo no corresponderlo con un amor más abundante, mas fuerte, digno de nuestra magnificencia? En cuanto lo oímos decir te amo, así Nosotros le repetimos ‘te amo’, pero en nuestro ‘te amo’ hicimos correr en todo su ser la Vida obrante de nuestra Divina Voluntad, así que encerramos en el hombre, como dentro de nuestro templo, nuestra Voluntad, para que encerrada en el círculo humano, mientras permanecía en Nosotros, obrara cosas grandes y fuera Ella el pensamiento, la palabra, el latido, el paso, la obra del hombre; nuestro ‘te amo’ no podía dar cosa más santa, más bella, más potente, que pudiera formar la Vida del Creador en la criatura, que nuestra Voluntad obrante en él, y ¡oh! cómo nos resultaba agradable ver que nuestra Voluntad tenía su puesto de actriz, y el querer humano deslumbrado por su luz gozaba su paraíso, y dándole plena libertad lo hacía hacer lo que quería, dándole el primado en todo, y el puesto de honor que a un Querer tan Santo convenía. Ve entonces cómo el principio de la vida de Adán fue un acto pleno de amor hacia Dios de todo su ser, qué lecciones sublimes, cómo el principio del amor debía correr en todo lo obrado por la criatura. La primera lección que recibió de nuestro Ser Supremo en la correspondencia de su ‘te amo’, fue que mientras la amaba tiernamente respondiéndole ‘te amo’, le daba la primera lección sobre nuestra Divina Voluntad, y mientras lo instruía le comunicaba la Vida de Ella y la ciencia infusa de qué significaba nuestro Fiat Divino, y cada vez que nos decía ‘te amo’, nuestro amor le preparaba otras lecciones más bellas sobre nuestro Querer; él quedaba raptado y Nosotros nos deleitábamos en conversar con él, y hacíamos correr sobre él ríos de amor y de alegrías continuas, así que la vida humana era encerrada por Nosotros en el amor y en nuestra Voluntad. Por eso hija mía, no hay dolor más grande para Nosotros que ver nuestro amor como destrozado en la criatura y nuestra Voluntad obstaculizada, sofocada, sin su Vida obrante y como sometida al humano querer. Por eso sé atenta y en todas las cosas ten por principio el amor y mi Divina Voluntad”.
Un te amo divino:
12-3 Y todo afligido ha quedado en silencio. Y yo: “Vida de mi vida, dime otra palabra”. Y Jesús, como si me infundiera su aliento ha agregado:
(4) “Te amo”.
(5) Pero en aquel “te amo” parecía que todos, y todas las cosas recibieran nueva vida, y yo he repetido: “Jesús, dime otra palabra aún”.
(6) Y Él: “Palabra más bella no podría decirte que un te amo, este mi te amo llena Cielo y tierra, circula en los santos, y reciben nueva gloria; desciende en los corazones de los viadores, y quién recibe gracia de conversión, quién de santificación; penetra en el Purgatorio, y como benéfico rocío cae sobre las almas, y sienten refrigerio; los mismos elementos se sienten investir de nueva vida en el fecundar, en el crecer, así que todos advierten el te amo de tu Jesús. ¿Y sabes cuándo el alma se atrae un te amo mío? Cuando fundiéndose en Mí toma la actitud divina, y perdiéndose en Mí hace todo lo que hago Yo”.
16-11 (5) “Hija mía, quiero que tú, que eres la hija primogénita de mi Suprema Voluntad, conozcas cómo toda la Creación, sobre las alas de mi Querer Eterno lleva mi te amo a las criaturas, y las criaturas, sobre las mismas alas de mi Voluntad, haciéndola ellas, deberían darme la correspondencia de su te amo. Mira el cielo azul, no hay punto en el que no esté sellado un te amo mío hacia la criatura: Cada estrella y su centelleo que le forma corona están tachonadas de mis te amo; el rayo de sol, mientras se alarga hacia la tierra para llevar la luz, cada gota de luz lleva mi te amo, y en cuanto la luz invade la tierra y el hombre
la mira, le camina encima, mi te amo le llega en los ojos, en la boca, en las manos y se extiende bajo los pies. El murmullo del mar murmura te amo, te amo, te amo, y cada gota de agua son teclas, que armonizando entre ellas forman las más bellas armonías de mi infinito te amo; las plantas, las hojas, las flores, los frutos, tienen impreso mi te amo, así que la Creación toda lleva al hombre mis repetidos te amo. Y el hombre mismo, ¿cuántos mis te amo no tiene impresos en todo su ser? Sus pensamientos están sellados por mi te amo; el latido de su corazón que le resuena en el pecho con aquél misterioso sonido, tac, tac, tac, es un te amo mío jamás interrumpido que le dice te amo, te amo; sus palabras son seguidas por mi te amo; sus movimientos, sus pasos y todo lo demás, contienen un te amo mío, sin embargo, en medio de tantas oleadas de mi amor no sabe elevarse para darme su correspondencia a mi amor. ¡Qué ingratitud, y cómo mi amor queda doliente! Por eso hija mía te he elegido como hija de mi Querer, a fin de que como hija fiel defiendas los derechos de tu Padre. Mi amor quiere absolutamente la correspondencia del amor de la criatura, por lo tanto en mi Voluntad encontrarás todos mis te amo, y tú, siguiéndolos, imprimirás tu te amo en el mío, por ti y por todos. ¡Oh! cómo estaré contento al ver el amor de la criatura fundido con el mío, por eso te doy mi Querer en tu poder, a fin de que todo el amor que he dado en la Creación me lo corresponda una criatura, defendiendo así los derechos de mi amor”.
4 PUNTOS:
DISTINTIVO DE ESTA NUEVA FORMA DE ORAR
.- No hay peticiones particulares, sólo pedir el advenimiento del Reino:
11-40 (1) Estando muy afligida por la privación de mi adorable Jesús, estaba rezando y reparando por todos, y en mi extrema amargura he dirigido el pensamiento hacia mí y he dicho: “Piedad de mí, Jesús perdona a esta alma, tu sangre, tus penas ¿no son también mías? ¿Valen acaso menos para mí?” Y mientras esto decía, mi amable Jesús desde dentro de mi interior me ha dicho:
(2) “¡Ah!, hija mía, ¿qué haces pensando en ti? Tú así desciendes y de dueña te reduces a la mísera condición de pedir, pobre hija, con pensar en ti misma te empobreces, pues estando en mi Voluntad tú eres dueña y por ti misma puedes tomar lo que quieras; si hay algo que hacer en mi Voluntad es rezar, reparar por los demás”.
(3) Y yo: “Dulcísimo Jesús, Tú amas tanto que quien está en tu Voluntad no piense en sí mismo, y Tú ¿piensas en ti mismo?” (Que pregunta tan disparatada)
(4) Y Jesús: “No, no pienso en Mí mismo, piensa en sí mismo quien tiene necesidad de alguna cosa, Yo no tengo necesidad de nada, Yo soy la misma santidad, la misma felicidad, la misma inmensidad, altura, profundidad, nada, nada me falta, mi Ser contiene en Sí mismo todos los bienes posibles e imaginables. Si algún pensamiento me pudiera ocupar es el pensamiento del género humano, que habiéndolo sacado de Mí quiero que regrese a Mí, y en tales condiciones pongo a las almas que quieren hacer verdaderamente mi Voluntad, son una sola cosa Conmigo, las vuelvo dueñas de mis bienes, porque en mi Voluntad no hay esclavitud, lo que es mío es de ellas, y lo que quiero Yo lo quieren ellas. Entonces, si uno siente necesidad de alguna cosa, significa que no está en verdad en mi Voluntad, o bien que se da sus escapadas, como estás haciendo tú ahora, ni más ni menos.
¿No te parece extraño que quien ha formado una sola cosa, un solo querer Conmigo, me pida piedad, perdón, mi sangre, mis penas, mientras que la he constituido dueña junto Conmigo? Yo no sé que piedad, que perdón darle, pues le he dado todo, a lo más debería tener piedad, perdonarme a Mí mismo de alguna falla, lo que no puede ser jamás. Por tanto te recomiendo que no salgas de mi Voluntad, y que continúes no pensando en ti misma sino en los demás, como has hecho hasta ahora, de otra manera vendrías a empobrecer y a sentir necesidad de todo”.
33-2, 2 Así que cuando la criatura ha entendido qué significa Voluntad Divina y siente correr en ella su Vida, no siente más necesidad de nada, porque poseyendo mi Querer posee todos los bienes posibles e imaginables, le queda sólo el delirio, las ansias, los suspiros porque quiere que mi Voluntad abrace a todos y se constituya vida de todos, y esto porque ve que mi Voluntad eso quiere, y esto quiere su pequeñez”.
26-12 Por eso la cosa más necesaria es tomar mi Divina Voluntad, y si esto ha hecho, ha hecho todo y ha tomado todo, todo es suyo. Sucede como a una máquina, si se mueve la primera rueda del centro de ella, todas las ruedas secundarias giran, pero si no se mueve la primera rueda, todas quedan detenidas, y no hay potencia o artífice que tenga virtud de mover las ruedas secundarias, pero si se mueve la primera, por sí mismas las otras giran y hacen su oficio. Por eso la atención y el arte deben ser para la primera rueda, todo lo demás viene de por sí. Así es mi Voluntad, quien la posee no tiene necesidad de nada”.
Vs 20-25 (3) La voluntad humana vuelve esclavo al hombre, lo hace tener necesidad de todo, se siente continuamente faltar la fuerza, la luz, su existencia está siempre en peligro, y lo que obtiene es por medio de oraciones y, fatigosamente; así que el hombre que vive de su voluntad es el verdadero mendigo. En cambio quien vive de la mía no tiene necesidad de nada, tiene todo a su disposición, mi Voluntad le da el dominio de sí mismo, por lo tanto es dueño de la fuerza, de la luz, pero no de la fuerza y luz humanas, sino de las divinas, su existencia está siempre al seguro y siendo dueño puede tomar lo que quiera, no tiene necesidad de pedir para tener, tan es verdad, que para Adán, antes de sustraerse de mi Voluntad la petición no existía, la necesidad hace nacer la petición, si de nada tenía necesidad, no tenía ni qué pedir ni qué implorar, así que él amaba, alababa, adoraba a su Creador, la petición no tenía lugar en el Edén terrenal;
la petición vino, tuvo vida después del pecado como necesidad extrema del corazón del hombre; quien pide significa que tiene necesidad y como espera, pide para obtener. En cambio quien vive en mi Voluntad vive en la opulencia de los bienes de su Creador como dueño, y si necesidad y deseo siente, viéndose entre tantos bienes es de querer dar a los demás su felicidad y los bienes de su gran fortuna, verdadera imagen de su Creador que le ha dado tanto, sin ninguna restricción, quisiera imitarlo dando a los demás lo que posee. ¡Oh! cómo es bello el cielo del alma que vive en mi Voluntad, es el cielo sin tempestades, sin nubes, sin lluvia, porque el agua que quita la sed, que fecunda y que le da el crecimiento y la semejanza de Aquél que la ha creado es mi Voluntad, es tanto su celo de que el alma no tome nada si no es de Ella, que hace todos los oficios: Si quiere beber, Ella se hace agua, que mientras la refresca le apaga cualquier sed, para hacer que su única sed sea su Voluntad; si siente hambre se hace alimento, que mientras la sacia le quita el apetito de todos los demás alimentos; si el alma quiere ser bella, se hace pincel dándole pinceladas de tal belleza, que mi misma Voluntad queda raptada por una belleza tan inaudita impresa por Ella misma en la criatura, debe poder decir a todo el Cielo: ‘Mírenla cómo es bella, es la flor, es el perfume, es el tinte de mi Querer que la ha hecho tan bella’. En suma le da su fuerza, su luz, su santidad, todo para poder decir: ‘Es una obra toda de mi Querer, por eso quiero que nada le falte, que me asemeje y me posea’. Mira en ti misma para ver lo que mi Voluntad ha hecho, tus actos investidos por su luz cómo han cambiado la tierra de tu alma, todo es luz que despunta en ti y que se vuelve para herir a Aquélla que la ha investido, por eso la más grande afrenta que me hacen las criaturas es el no hacer mi Voluntad”.
Pedir el Reino:
27-31 . (3) Después de esto seguía rezando para que el bendito Jesús se apresurara en hacer venir el tan suspirado reino de la Divina Voluntad sobre la tierra, y mi amado Jesús, como herido por tal petición, que Él mismo tanto suspira de ver el triunfo del Querer Divino sobre la tierra, me ha dicho:
(4) “Hija mía, las oraciones hechas en mi Querer Divino para obtener el advenimiento de su reino sobre la tierra, tienen un gran imperio sobre Dios. Dios mismo no puede desentenderse ni puede no escucharla favorablemente, porque la criatura rogando en mi Fiat Divino, sentimos la fuerza de nuestro Querer, que con su imperio ruega, con su inmensidad se extiende dondequiera, y abrazando la fuerza universal, la oración se extiende por todas partes, de modo que nos sentimos cercados
Lecturas 28 de julio
.-No hay intenciones propias:
11-37 (3) Otra vez estaba pensando cómo sería mejor ofrecer nuestras acciones, oraciones, etc., si como reparaciones, como adoraciones, etc. Y mi siempre benigno Jesús me ha dicho:
(4) “Hija mía, quien está en mi Voluntad y hace sus cosas porque las quiero Yo, no es necesario que disponga ella sus intenciones; estando en mi Voluntad,
conforme obra, reza, sufre, así Yo mismo las dispongo como más me place, ¿me place la reparación? Las tomo por reparación; ¿me place por amor? Lo tomo como amor. Siendo Yo el dueño hago con ellas lo que quiero;
no así con quien no está en mi Voluntad, disponen ellos y Yo quedo a voluntad de ellos”.
Vs 15-28.. …..así, faltándote el anillo de unión no podrías vivir en mi Querer, perderías el dominio, tus actos pasarían a simples intenciones, y cuando dices: ‘Mi Jesús, en tu Querer te amo, te bendigo, te agradezco por todos, me duelo por cada una de las ofensas, etc.’, no volarían sobre cada uno de los actos humanos para hacerse acto de cada acto humano, amor por cada amor que me deberían dar las criaturas, no seguirías todos mis actos que están en mi Querer, quedarías atrás, a lo más serían pías intenciones que pueden hacer algún bien, pero no actos por todos que puedan dar vida y que contengan la potencia de nuestra Voluntad creadora, sin embargo cuántas veces no me dices: ‘Ya que me has llamado en tu Querer no me dejes atrás, ¡oh! Jesús, haz que junto Contigo siga los actos de la Creación para corresponderte por el amor que pusiste en todas las cosas creadas, aquéllas de la Redención y aquéllas de la Santificación, a fin de que dondequiera que estén tus actos, tu amor, esté la correspondencia del mío.’ ¿Y ahora quieres que te deje atrás?”
(4) Yo he quedado confundida y no he sabido qué responder. El buen Jesús dispone de lo que a Él le agrada, y todo sea para gloria suya.
16-65 (2) Después, según mi costumbre he seguido a mi amado Jesús en su Pasión, compadeciéndolo, reparándolo y haciendo mías sus penas, y Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:
(3) “¡Hija mía, cuánto bien procura al alma el recordarse de Mí y de todo lo que hice, sufrí y dije en mi Vida! Ella, con compadecerme y haciendo suyas mis intenciones y recordando una a una mis penas, mis obras, mis palabras, las llama en sí y las dispone en bello orden en su alma, de manera que viene a tomar los frutos de todo lo que Yo hice, dije y sufrí, y esto produce en el alma una especie de humedad divina, donde el sol de mi gracia se deleita en surgir y en formar, en virtud de esa humedad, el rocío celestial, y este rocío no sólo embellece al alma de modo maravilloso, sino que tiene virtud de mitigar los rayos del sol ardiente de la Divina Justicia, cuando encontrando a las almas quemadas por el fuego de la culpa está por golpearlas, por quemarlas y secarlas de más; este rocío divino templando aquellos rayos, se sirve de ellos para formar el rocío benéfico para no hacer castigar a las criaturas y se constituye en humedad vital para no dejarlas secar. ¡Oh! cómo simboliza a la naturaleza, cuando después de un día de sol ardiente las plantas están por secarse, pero basta una noche húmeda para que
Vol. 1 3º.- En cuanto a las visitas y actos de reparación, tú debes saber que todo lo que hice en el curso de los treinta y tres años, desde que nací hasta que morí, lo continúo en el sacramento del altar, por eso quiero que me visites treinta y tres veces al día, honrando todos mis años y uniéndote Conmigo en el Sacramento, con mis mismas intenciones, esto es, de reparación, de adoración. Esto lo harás en todos los momentos del día: El primer pensamiento de la mañana de inmediato vuele ante el sagrario donde estoy por amor tuyo, y me visites, el último pensamiento de la tarde, mientras duermes por la noche, antes y después de comer, al principio de cada acción tuya, caminando, trabajando”.
2-44 Después ha agregado: “Hija mía, tú eres víctima como lo soy Yo, haz que todas tus obras resplandezcan con mis mismas intenciones, puras y santas, a fin de que encontrando en ti mi misma imagen pueda libremente, derramar el influjo de mis gracias y adornada así, podré ofrecerte como víctima perfumada ante la divina justicia”.
4-90 (3) Hija mía, no puede haber obstáculo mayor que impida la unión entre Yo y las criaturas, y que se oponga a mi Gracia, que la propia voluntad. Tú con ofrecerme tu corazón para mi satisfacción, te has vaciado de ti misma, y vaciándote de ti, Yo me verteré todo en ti, y de tu corazón me vendrá una alabanza que me traerá las mismas notas de las alabanzas de mi corazón, que continuamente da a mi Padre para satisfacer a la gloria que no le dan los hombres”.
(4) Mientras esto decía, veía que mediante mi ofrecimiento salían de todas las partes de mí misma muchos ríos que se derramaban sobre el bendito Jesús, y que después, con ímpetu y más abundantes los derramaba sobre toda la corte celestial, sobre el purgatorio y sobre todas las gentes. ¡Oh bondad de mi Jesús al aceptar un tan mísero ofrecimiento, que lo recompensa con tanta gracia! ¡Oh! prodigio de las santas y piadosas intenciones, si en todas nuestras obras, aun triviales, nos sirviéramos de ellas, ¿qué negocio no haríamos?
¿Cuántas propiedades eternas no adquiriríamos? ¿Cuánta gloria de más no daríamos al Señor?
7-62 (1) Mientras estaba rezando, y según mi costumbre que lo que hago lo hago como si lo estuviera haciendo con Nuestro Señor y con sus mismas intenciones, así estaba recitando el credo, y no poniendo atención decía que intentaba tener la fe de Jesucristo para reparar tantas incredulidades y para impetrar que todos tuviesen el don de la fe. Mientras estaba en esto se ha movido en mi interior y me ha dicho:
(2) “Te equivocas, Yo no tenía ni fe, ni esperanza, ni las podía tener porque Yo era el mismo Dios, Yo era sólo Amor”.
(3) Al oír amor, me agradaba tanto el poder llegar a ser sólo amor, que no poniendo atención he dicho otro disparate, esto es: “Señor mío, también yo quisiera ser como Tú, toda amor y nada más”. Y Él ha agregado:
(4) “Esta es mi idea, por eso te voy hablando frecuentemente de la perfecta resignación, porque viviendo de mi Querer el alma adquiere el amor más heroico, y llega a amarme con mi mismo amor y se vuelve toda amor, y volviéndose toda amor, está continuamente en contacto Conmigo, así que está conmigo, en Mí, y por Mí hace todo lo que quiero, no se mueve, ni desea otra cosa que mi Querer, en el cual está encerrado todo el amor del Eterno, y donde queda ella encerrada; y viviendo de este modo el alma llega casi a perder la fe y la esperanza, porque llegando a vivir del Querer Divino, el alma no se siente más en contacto de la fe y de la esperanza, pues si vive de su Querer, ¿qué cosa debe creer si lo ha encontrado y hace de Él su alimento? ¿Y qué cosa debe esperar si ya lo posee, viviendo no fuera de Dios sino en Dios? Por eso la verdadera y perfecta resignación es el sello de la segura predestinación, y la certeza de la posesión de Dios que el alma adquiere. ¿Has entendido? Piénsalo bien”.
8-18 (1) Continuando mi habitual estado, estaba uniéndome con Nuestro Señor, haciendo uno solo su pensamiento, su latido, su respiro y todos sus movimientos con los míos, y ponía la intención de ir a todas las criaturas para dar a todas todo esto, y como estaba unida a Jesús en el huerto de los olivos, daba también a todos y a cada uno, y aun a las almas purgantes, todas sus gotas de sangre, sus oraciones, sus penas y todo el bien que Él hizo, a fin de que todos los respiros, los movimientos, los latidos de las criaturas quedasen reparados, purificados, divinizados, y la fuente de todo bien, la cual son sus penas, fueran remedio para todos. Mientras esto hacía, el bendito Jesús en mi interior me ha dicho:
(2) “Hija mía, con estas intenciones tuyas me hieres continuamente, y como las haces frecuentemente, una flecha no espera a la otra y siempre quedo herido de nuevo”.
(3) Y yo he dicho: “¿Cómo puede ser posible que quedes herido y te escondes y me haces penar tanto en esperar tu venida? ¿Éstas son las heridas, esto es lo mucho que me quieres?”
(4) Y Él: “Más bien no he dicho nada de todo lo que debería decirte, y el alma misma no puede comprender, mientras es viadora, todo el bien y el amor que corre entre las criaturas y el Creador, porque su obrar, el hablar, el sufrir, está todo en mi Vida, porque sólo haciéndolo así puede disponer para bien de todos. Sólo te digo que cada pensamiento tuyo, latido y movimiento, cada miembro tuyo, cualquier hueso tuyo sufriente, son tantas luces que salen de ti, que tocándome a Mí las difundo para bien de todos, y Yo te mando triplicadas tantas otras luces de gracia, y en el Cielo te las daré de gloria. Basta decirte que es tanta la unión, la estrechez que hay, que el Creador es el órgano y la criatura el sonido; el Creador es el sol, la criatura los rayos; el Creador la flor, la criatura el olor; ¿puede estar acaso el uno sin el otro? Ciertamente que no. ¿Crees tú que no tengo cuenta de todo tu trabajo interno y de tus penas? ¿Cómo puedo olvidarlas si salen de Mí mismo, y son una sola cosa Conmigo? Agrego aún que cada vez que se hace memoria de mi Pasión, siendo ésta un tesoro expuesto para bien de todos, es como si el alma pusiera este tesoro en el banco para multiplicarlo y distribuirlo para bien de todos”.
9-15 Octubre 4, 1909
El pensamiento de sí mismo se debe interrumpir para hacer lo que hace Jesús….Entonces me he puesto a seguirlo, pero poco después, llegando a otro punto del camino del calvario, en el cual más que nunca me internaba en las diversas intenciones de Jesús….
11-139 (2) “Hija mía, no acrecientes mis penas con afligirte, son ya demasiadas, Yo no espero esto de ti, es más, quiero que hagas tuyas mis penas, mis oraciones y todo Yo mismo, de modo que pueda encontrar en ti otro Yo mismo, en estos tiempos quiero grandes satisfacciones y sólo quien hace suyo a Mí mismo me las puede dar. Y lo que en Mí encontró el Padre, es decir, gloria, complacencia, amor, satisfacción, completas y perfectas, para bien de todos, Yo lo quiero encontrar en estas almas, como otros tantos Jesús que lo hagan a la par de Mí, y estas intenciones las debes repetir en cada hora de la Pasión que hagas, en cada acción, en todo, y si no encuentro mis satisfacciones, ¡ah, para el mundo será el fin! Los flagelos lloverán a torrentes. ¡Ah hija mía! ¡Ah hija mía!”
12-49 Continuando mi habitual estado, estaba diciendo a mi amado Jesús: “No desdeñes mis oraciones, son tus mismas palabras que repito, las mismas intenciones, quiero las almas como las quieres Tú, y con tu mismo Querer”. Y el bendito Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, cuando te oigo repetir mis palabras, mis oraciones, querer como quiero Yo, como por tantos imanes me siento atraer hacia ti, y conforme te oigo repetir mis palabras, tantas alegrías distintas siente mi corazón, y puedo decir que es una fiesta para Mí, y mientras gozo, me siento debilitado por el amor de tu alma y no tengo la fuerza de castigar a las criaturas; siento en ti las mismas cadenas que Yo ponía al Padre para reconciliar al género humano. ¡Ah! sí, repite lo que hice Yo, repítelo siempre si quieres que tu Jesús en tantas amarguras encuentre una alegría por parte de las criaturas”.
(3) Después ha agregado: “Si quieres estar al seguro repara siempre y repara junto conmigo, fúndete tanto Conmigo de formar un solo eco entre tú y Yo de reparaciones; donde hay reparaciones el alma está como bajo techo, donde está defendida del frío, del granizo y de todo; en cambio donde no hay reparación, es como quien se encuentra en medio de la calle, expuesta a los rayos, al granizo y a todos los males. Los tiempos son tristísimos, y si el cerco de las reparaciones no se ensancha, hay peligro de que los que están al descubierto queden fulminados por los rayos de la Divina Justicia”.
33-33 Febrero 24, 1935
La razón es el ojo del alma, es luz que la hace conocer lo bello de sus obras buenas. Cuáles son los derechos de la Divina Voluntad, cómo en Ella no hay intenciones sino actos. (pues Dios es Acto Único, no acto en potencia…y nuestros actos, serán como en Dios)
…….. Ahora si la criatura hace los actos buenos en mi Voluntad Divina en virtud de la razón que tiene, le damos el mérito de actos divinos; el mérito le viene dado según lo que conoce y según la voluntad humana quiere obrar: Si quiere obrar en la nuestra, ella se eleva tanto que no queda en lo bajo de las acciones humanas, aun buenas, sino que viene en nuestro Querer Divino, y como esponja se sumerge dentro e impregna sus actos de luz, de santidad, de amor, de modo que su acto desaparece en el nuestro y reaparece nuestro acto divino, por eso con justicia debe correr el merito divino, y como en nuestra Voluntad Divina pierde el prestigio humano, se cree que la criatura no haga nada, pero no es verdad, si Ella obra es en virtud del hilo del querer humano que ha recibido en sus manos, que forma el triunfo y sus conquistas sobre el acto de la criatura, y la razón humana que voluntariamente viene a ceder sus derechos recibidos, como homenaje y sujeción a Aquél que la ha recibido, y esto es más que hacer, porque Dios ha recibido la correspondencia de los dones más bellos que dio a la criatura, esto es la razón y la voluntad, con esto nos da todo lo que puede darnos, nos reconoce, se despoja de sí misma, nos ama con amor puro, y es tanto nuestro amor que la vestimos de Nosotros mismos, le damos nuestras obras, de modo que Nosotros y ella podemos decir: ‘Hagamos juntos’. Nos pondremos en las condiciones en que la criatura no podrá hacer nada sin nuestra Voluntad, y es tanta nuestra bondad, que aun cuando la criatura hace el bien humanamente, como en el bien corre siempre la razón, le damos el mérito humano, porque es nuestra costumbre el no dejar sin premio ningún acto bueno de la criatura. Se puede decir que somos todo ojo sobre ella para ver en qué debemos recompensarla”.
(3) Después de esto ha hecho silencio, y yo continuaba pensando en cómo esta Divina Voluntad es toda ojo sobre nosotros, nos ama tanto y no nos deja un instante, y mi dulce Jesús ha vuelto a decir:
(4) “Hija mía, mi Divina Voluntad es todo para la criatura, sin Ella no podría vivir ni siquiera un minuto, todos sus actos, movimientos y pasos, se pueden llamar desembocaduras, partos que le hace mi Querer, y la criatura los recibe, los siente en sí misma y no conoce ni quién los desemboca, ni quién da vida a su vida, y por eso para muchos es como si mi Voluntad no estuviera para ellos, y no le dan los debidos derechos que conviene darle. Por eso es necesario que se conozca cuáles son estos derechos de mi Querer Divino, para hacer que conociéndolos puedan corresponderle y conocer quién es Aquélla que es Vida de su vida, y que ellos no son otra cosa que la vestidura, las estatuas animadas de Ella. Ahora, los derechos son innumerables: Derecho de creación, derecho de conservación, de animación continua, todo lo que ha creado y que sirve al bienestar del hombre, constituye un derecho suyo sobre de él, por eso el sol, el aire, el viento, el agua, la tierra, y todo, han sido creados y dados al hombre por mi Voluntad, así que por cuantas cosas le ha dado, tantos derechos de más tiene sobre el hombre; mi Redención, el perdón después de la culpa, mi Gracia, el buen obrar, son derechos mayores que Ella adquiere sobre él. Se puede decir que está como unida en mi Voluntad, sin embargo no es conocida. ¡Qué dolor el no ser reconocida!
Ahora, para tener el triunfo, la Vida de mi Voluntad en la criatura, es necesario que se conozca qué cosa ha hecho, qué hace por amor de ellas, y cuáles son sus justos derechos, y cuando haya conocido esto, se pondrá en orden con mi Querer, sentirá quién es quien le da la vida, quién se mueve en su movimiento, quién late en su corazón, y mientras recibirá de Ella la Vida que forma su vida, dará a Ella como homenaje, amor y gloria, aquella misma Vida que forma en ella, y mi Voluntad recibirá sus derechos y regresará a su seno de luz todo lo que es suyo, que con tanto amor le había dado, en suma se sentirá renacida de nuevo en sus brazos a aquélla que con tanto amor había creado. ¡Oh! si todos conocieran los derechos de mi Voluntad, su amor ardiente y constante, que es tanto, que mientras le da la vida la pone fuera a la luz del día, más que madre es tanto su celo de amor, que no la deja ni un instante, la inviste dentro y fuera, por encima y por abajo, a derecha e izquierda, y aunque la criatura no la conociera, ni la amara, Ella con heroísmo divino continúa amándola y haciéndose vida y portadora y dadora de los actos de la criatura. ¡Oh! Voluntad mía, sólo Tú sabes amar con amor heroico, fuerte, increíble e infinito a aquélla que creaste, y que ni siquiera te reconoce. ¡Ingratitud humana, cómo eres grande!”
(5) Entonces sentía que tocaba con la mano el gran amor del Fiat Divino, y pensaba entre mí: “¿Cómo se puede vivir en Él, tal vez poniendo siempre la intención de vivir en Él?” Y mi siempre amable Jesús ha agregado:
(6) “Mi buena hija, el vivir en mi Voluntad no son intenciones, las intenciones sirven cuando no se pueden hacer los actos, porque falta quien tiene virtud de dar vida a todo lo que de bien quiere hacer la criatura, y esto está fuera del vivir en mi Querer, y Yo doy el mérito a ellas no como actos, sino como santas intenciones. En cambio en mi Voluntad está la virtud vivificadora, actora y obradora, de modo que todo lo que la criatura quierehacer, encuentra quién forme la vida a sus actos, siente la fuerza vivificadora que vivifica su acto y lo convierte en obra. Por eso en mi Voluntad todas las cosas cambian, todas las cosas poseen la vida, el amor, la plegaria, la adoración, el bien que se quiere hacer, todas las virtudes están llenas de vida, por lo tanto no sujetas a terminar, a cambiarse, porque quien les suministra la vida las tiene consigo para que hagan vida juntos, y Yo les doy el mérito de obras animadas por mi Voluntad.
Qué diferencia entre las intenciones y las obras, la intención simboliza a los pobres, a los enfermos, que no pudiendo quisieran al menos con la buena voluntad ejercitar la caridad, propagar el bien, hacer quién sabe cuántas bellas cosas, pero la pobreza, la enfermedad, se los impiden y los hacen casi prisioneros, sin poder hacer el bien que quieren hacer. En cambio el obrar en mi Divina Voluntad simboliza al rico, que teniendo la riqueza a su disposición, la intención no tiene valor, porque si quiere puede hacer la caridad, puede ir donde quiere, puede hacer el bien a todos, ayudar a todos. Son tales y tantas las riquezas de mi Querer, que la criatura se pierde en Ella, y a manos llenas puede tomar lo que quiere para ayudar a todos, y sin hacer ni estrépito, ni ruido, casi como luz silenciosa lleva la ayuda y se retira”.
35-44 (7) (todo el capitulo…fantástico) “Hija mía bendita, el vivir en mi Voluntad encerrará tales sorpresas y múltiples novedades divinas, de dejar admirados a los mismos ángeles y santos, mucho más que en mi Voluntad no hay palabras, sino hechos, las mismas palabras, los deseos, las intenciones, las convierte en hechos y obras cumplidas. Fuera de mi Voluntad, lo que la criatura quiere se reduce a palabras, deseos e intenciones, pero dentro de Ella, estando en Ella la virtud creante, lo que quiere la criatura adquiere hechos cumplidos, obras llenas de Vida. Mucho más que estando en nuestro Querer, está al día de lo que Nosotros hacemos, siente lo que Nosotros queremos, por eso nos sigue en las obras, quiere lo que queremos, no puede hacer menos, ni ponerse a un lado, para ella nuestro Fiat se vuelve la más grande de sus necesidades, de la cual no puede apartarse, para ella es más que respiro que debe dar y recibir, más que movimiento que siente la extrema necesidad de moverse. En suma, mi Voluntad es todo para ella, vivir sin mi Voluntad le resulta imposible, por eso sé atenta, y tu vuelo sea siempre en nuestro Fiat”.
Vs. 36-39 En cambio, donde no está nuestro Querer estamos obligados a no poder hacer nada, pues no hay materia nuestra que sea adaptable para Nosotros, y si algún bien hay, es bien aparente, corrompido por la propia estima y gloria, por torcidas intenciones, y Nosotros rehuimos el obrar en ella porque pondríamos en peligro nuestras obras más bellas; Nosotros primero nos aseguramos y después obramos. Tú debes saber que por cuantos más actos hace en nuestro Querer, tanto más entra en Dios y más ensanchamos el campito en nuestro seno divino…..
— En el círculo de su Voluntad —
Su Acto Unico, su Vida, su Querer
La cosa más esencial de un alma es el no salir jamás del círculo de la verdad. 4-17 LdC
15-33…con querer entrar en mi Voluntad, el alma depone la suya y quita la sombra de su querer, y mi Voluntad hace resplandecer su vívida luz, la inviste, la transforma en la misma luz y el alma abismada en mi Querer Eterno, me dice: ‘Gracias, ¡oh! Santo Querer Supremo por tu luz, por todos los bienes que haces con llenar Cielo y tierra de tu Eterno Querer; por todos quiero darte la correspondencia del bien que haces’. Y Yo siento tal honor, gloria y complacencia, que ningún otro la iguala.
Hija mía, cuántos males hace la sombra de la propia voluntad: enfría el alma, produce el ocio, el sueño, el entorpecimiento.
Diversamente es quien vive en la luz de mi Querer”.
Marzo 19, 1924
Hija mía, bendigo tu corazón, tus latidos, tus afectos, tus palabras, tus pensamientos y hasta tu más pequeño movimiento, a fin de que todos, con mi bendición, queden investidos de una virtud divina, de manera que ENTRANDO EN MI QUERER lleven con ellos, en virtud de mi bendición, esta virtud divina y tengan el poder de difundirse en todos, darse a todos, multiplicarme por cada uno para darme el amor, la gloria, como si todos tuvieran mi Vida en ellos .
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